Ayer tuve el placer de conocer en persona a quien considero uno de los mejores poetas vivos de España actualmente. Me refiero al granadino Luis García Montero, que se gana la vida como Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, el cual también escribe columnas en el diario EL PAÍS y en PÚBLICO. A sus 53 años ha escrito varios libros de poesía, ensayo y narrativa, y acumula ya varios premios y reconocimientos de todo tipo. Pero yo le conocí de casualidad en 2007 cuando me acerqué a la librería Diógenes de Alcalá de Henares y echando una mirada a su sección de poesía me llamó la atención un colorido libro recopilatorio llamado
"Poesía Urbana", de la editorial Renacimiento, escrito por él. Fue ese libro el que llevé ayer al atardecer para que me lo firmara, y lo hizo. Es un hombre muy agradable, transmite paz. Y su poesía da un giro metafórico a la temática de la poesía española a la que llegó como desconocido en los 1970' y con un primer libro publicado en 1980. A mí al menos me impresionó en la primera lectura que hice de él. Además cuenta con colaboraciones con otros poetas, y no diuda en considerar poeta al cantautor Joaquín Sabina, cuya calidad de sus versos, al menos de los últimos años, yo pongo en duda pese a que haya quien al leer esto se escandalice por ser seguidor incondicional de Sabina.
La conferencia fue ofrecida dentro del ciclo de conferencias que la
Fundación Rodolfo Benito Samaniego se ha propuesto hacer. Esta fundación se creó en 2004 a costa de la muerte de una de las víctimas de los atentados de Atocha del 11 de marzo. Ellos plantean fomentar la convivencia y tolerancia en la sociedad actual. Por eso, con García Montero, han tenido ya siete conferenciantes en estos siete años. Como quiera que este último mes García Montero junto con otros escritores y el cantautor citado, Sabina, así como con Izqierda Unida y el Partido Comunista de España, ha coincidido en estar ofreciendo una serie de encuentros y conferencias para revitalizar la poesía como arma para combatir interiormente cada individuo el malestar de la crisis económica comenzada en 2007-2008.
En la sala de conferencias de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Alcalá de Henares, bajo el lema escrito en la pared
"Al futuro con el pasado", García Montero, de habla reflexiva, acento granadino y una curiosas gafas pendientes de una cuerda a su cuello, que se quitaban y se ponían separando los cristales por el puente de la nariz fuertemente imantado, comenzaba su intervención comentándono que él se aproximó por primera vez a la poesía de niño, cuando su padre le leía en voz alta un libro llamado
"Las Mil Mejores Poesías de la Lengua Castellana". Para él siempre fue su favorita
"La canción del pirata", de Espronceda. Nos recordaba como sus estudios escolares los hizo en un colegio religioso de padres escolapios, y evocaba cuando le sacaban a hablar en voz alta sobre Campomanes. Él, que ya hemos dicho que de niño estaba ya centrándose en la poesía, lo único que sabía decir de Campomanes era recitar sus poemas, en concreto uno sobre el tren expresso. Sin embargo, su profesor le interrumía y le pedía que se limitase a decir la fecha y el lugar de nacimiento de Campomanes. Fue en esas clases donde comprendió que la Literatura era algo más que eso. Que la poesía quería transmitir otras cosas muy diferentes.
La lectura es la libertad de la persona, nos dice, y es una parte del pacto social para que la sociedad funcione bien. Hoy día se ha deteriorado la idea de comunidad en la sociedad y en consecuencia en la lectura y en lo que se escribe. Leer libros nos aburre hoy día (habla en general) y dejamos de pertenecer al libro, a la historia que nos cuenta, y en consecuencia dejamos de pertenecer a la sociedad. Se borra la idea de sociedad y comienza en nuestras épocas de lo audiovisual y de lo inmediato, incluso de las lecturas breves de un par de lineas que no interiorice en nada, un sentimiento de "sálvese quien pueda" como si fuéramos enemigos. En este sentido, cien años atrás, el escritor francés Baudelaire ya dijo en
"Las Flores del Mal" que la multitud es ahora un conjunto de soledades.
La poesía se conciencia de la sociedad como conjunto de soledades. El también poeta y cineasta Pasolini llegó a verlo como que las ciudades se habían transformado en un conjunto de plazas que sirven ya sólo para acumular conjuntos de hombres y mujeres. Si se borra u homologa las conciencias individuales se obtiene una acumulación de gente, pero no un espacio público social.
En este sentido, otro poeta granadino, Federico García Lorca, lo había descrito perfectamente en
"Poeta en New York" justo en 1929, el año que comenzó la crisis económica más grande antes de la de 2007-2008, y también el poeta chileno Pablo Neruda en
"Reunión bajo las nuevas banderas". Lorca en concreto, en el poema
"Grito hacia Roma", intenta reconocer la multitud en la ciudad, y la ataca cuando ve que es mala por deshumanizar y desocializar a las personas en medio de aquella crisis y de un mundo en torno al dinero. Defiende el amor como instrumento para una ilusión colectiva. Tanto Lorca como Neruda intentan de este modo crear una reunión de ciudadanos en una experiencia colectiva, socializarles de nuevo.
García Montero quiere, como ellos, recuperar el significado social de la lectura como ejercicio ético. Nos cita el caso narrativo de una mujer que es la amante de un poeta en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial. Antes de hacer el amor ella le pide a él siempre que le escriba y lea un poema, cosa que él siempre hace. Terminada la guerra, esta mujer es acusada de NAZI y de haber contribuido a unas matanzas, por lo que es condenada a la cárcel. Él no comprende como alguien tan sensible ante la poesía y los sentimientos de esta ha podido esconder en ella tal mosntruo, decide visitarla a la cárcel. Allí descubre que ella no sabía leer ni escribir y firmaba todos los papeles que le daban, que es lo que la inculpa de los crímenes que la condenaron. Él la visita todos los días con un poema nuevo para leérselo. Otro ejemplo que nos da es el de un periodista alemán, de origen musulmán, Ali, que se hizo pasar por turco inmigrante para descubrir el abuso que sobre él había por no saber (en teoría) leer alemán. Y un tercer ejemplo que dio fue el de un soldado estadounidense veterano de la guerra de Afganistán actual, que no sabía leer bien, pero que se horrorizaba ante el destino militar que le tocó: interrogar sospechosos mediante tortura. El ruido de una vértebra al romperse en un preso se le quedó grabado, por lo que solicitó el traslado de destino, con no mucha mejor suerte. Fue enviado a Irak también como torturador. Decidió denunciarlo en libro, se degradó y se hizo alcohólico. Estos tres ejemplos los usó García Montero para hablar de la literatura de cualquier clase como motor que nos lleva al conocimiento de nosotros mismos y como motor a la vez de conocernos poniéndonos en el lugar del otro.Lorca exploró también este parámetro en otro poema de
"Poeta en New York", en
"La Aurora", que previamente se iba a llamar
"Obrero en Paro".
El escritor se pone en el lugar del que fue, del que escribe, y quiere que el lector también lo haga mediante su poesía o su prosa. Otro escritor, Fernández de los Ríos, habla de tres etapas de la cultura escrita y el pensamiento de la Humanidad:
1.- La sociedad intentando igualarse a Dios, aspirando a la vida según sus mandamientos, a ser iguales en la vida ultraterrenal.
2.- La sociedad influida por el Humanismo comenzado en el siglo XV que habla de que todos somos iguales en la vida terrenal.
3.- La llegada en el siglo XIX de las ideas socialistas, que tratan de decir qeu sólo somos iguales cuando se expanda la educación y el alfabetismo y todos contemos con una solidaridad, una fraternidad y una igualdad social.
De los Ríos usó de metáforas religiosas y humanistas para invertir sus significados y "mancharlas" ante la crisis económica que es también crisis de la sociedad. Situación agravada en 1929. Mediante las ideas socialistas se cree que el mercado cambia la autoridad del ser humano para dirigirse hacia el futuro. Que es el mercado el que toma las riendas para dirigirse al futuro, ninguneando a las personas. La nueva literatura del siglo XIX y del XX señaló culpables, y e concreto New York sirvió para varios autores, no sólo para Lorca, como metáfora de culpabilidad de la desocialización y deshumanización de las personas.
La Literatura, lo escrito, dice García Montero, es necesaria para formar ciudadanos que afirmen el pacto colectivo de la sociedad esperanzada. Los recortes económicos son iguales a los recortes de valores en la sociedad y en las personas. El obrero en paro está en crisis personal y eso se generaliza en la sociedad. La degradación del tiempo de trabajo va unida a la degradación del tiempo de ocio, y las personas dejan de lado en nuestros días las lecturas por otras aficiones que requieran de una reflexión mínima, y que a menudo no les anima a compartir sus pensamientos y experiencias con otras personas. Los desocializa. Ya Federico García Lorca en aquella crisis de 1929 nos recordó que todo desarrollo técnico debía realizarse a la par que se uniera a un desarrollo moral y ético del uso y de las intenciones de esos nuevos desarrollos técnicos y tecnologicos.
Con esto, con esta llamada de atención de Luis García Montero a armarnos de autoafirmación personal y colectiva ayudados por la lectura, para mejorar a nivel personal en medio de la degradación de la crisis y para mejorar la sociedad que nos ha llevado a la crisis, cerró la conferencia, no sin antes hacer un turno de preguntas donde yo, particularmente, tuve el placer de preguntarle y ser contestado acerca del mundo de las publicaciones y las editoriales. Me descubrió que, como yo, él también comenzó recitando en bares de amigos antes de ser publicado, entre otras muchas cosas que me dijo.
Un placer personal conocerle y oirle. Que la cerveza os acompañe.