(La imagen no es mía, es de Nacho Viñau Ena, al cual cito correctamente como indica lo que se debe hacer y la ley) El cine Capitol de la Gran Vía de Madrid ha visto pasar por sus puertas a múltiples actores, actrices, directores, productores, proyectistas, artistas varios, políticos y gente de a pie varia desde los años 1930'. Es un cine que se construyó dentro del edificio Carrión con la función de ser cine, de la mano de los arquitectos Luis Martínez-Feduchi Ruiz y Vicente Eced y Eced. Pero la historia del edificio Carrión, el cual tiene otras funciones más (gran cafetería, hotel, tiendas, etcétera) miradlo mejor allí donde encontraréis la información más precisa en la red de Internet en estos momentos sobre el asunto,
la wikipedia. El edificio fue construído en 1930-1931. Eso sí lo sabía yo. Como sabía que el cine Capitol es cine desde que se ideo en lo planos. Se construyó en la llamada Edad Dorada del cine, cuando hacían sus películas
los Hermanos Marx,
Luís Buñuel,
Orson Welles,
Fritz Lang,
Humphrey Bogart,
Ryta Hayworth,
James Cagney,
Frank Capra,
James Steward... Pronto estayó la guerra civil, apenas cinco años de su apertura, en 1936. Yo tenía un periódico original de agosto de 1939 (la guerra acabó en abril de ese año) que anunciaba en el Capitol "Una Noche en la Ópera", de los Hermanos Marx. La película era de 1935, pero supongo que los cines no tuvieron mucha oportunidad de renovar sus cintas durante la contienda española, y tampoco durante al contienda mundial posterior (1939 - 1945). El periódico lo doné al Archivo Municipal de Alcalá de Henares, aunque quizá debí darlo a la Biblioteca Nacional. desde entonces me imaginaba el Capitol allí, perpetuo entre los cines. El rey de los cines de Madrid. Incluso las grandes presentaciones de películas españolas se hacían allí. Mi padre, que de joven vivió en Madrid capital, me hablaba de ese cine y de que allí iba él mucho, a ver toda clase de cine, sobre todo del Oeste... Me hablaba de muchas películas de
John Wayne en los años 1960'... y luego en los 1970' de ir a ver otras películas de novio con mi madre. Aunque yo soy de Alcalá de Henares, nunca se abandonó la cita con los grandes cines. Mi padre nos llevó al Capitol de niños a mi hermano y a mí, en los 1980'. No me acuerdo cuál fue la primera película que vimos allí. Pero sí me acuerdo de un par de títulos y de una calle repleta de cines, unos más modernos que otros, algunos con los mismos orígenes que el Capitol, como el Avenida... el cual, lamentablemente ha cerrado. No cerró por la crisis, sino por el empuje de los cine que cuentan con múltiples salas de proyección. La moda empezó a finales de los 1980'. El negocio del cine quería expandrise, hacer más caja... y a alguien se le ocurrió crear salas de cine con varias películas en cartelera, por lo que se creaban cines multisalas. Al principio se creaban en centros comerciales nuevos, a menudo en las afueras o en barrios nuevos. En la propia Alcalá de Henares estas salas se comieron a los dos únicos cines, propiamente dichos, que quedaban en esos años, el Cine Paz y el Cine Benidorm.
Las salas de los multicines en principio eran con pantallas impresionantemente más pequeñas y de sonido deficitario, donde muchas veces el sonido de unas se comía el de la sala de al lado. Incluso algunas salas eran tan pequeñas que no había butacas centrales, si no que en el centro había un pasillo de entrada. Pero permitían elegir entre varias películas cuando llegabas y eran más baratos. La gente se acostumbró a eso. La Gran Vía tenía muchos cines en esa misma calle. Pudo permitirse resistir y con los precios altos... pues no obstante eran cines propiamente dichos, inmensos, con buen sonido que te envolvía, pantallas gigantes, cortinas pesadas, palcos inmesos, a veces dos pisos de palcos, columnas corintias dándote la bienvenida en su hall de entrada, escaleras de marmol balaustradas, art decó de los años 1930 creando la arquitectura, un patio de butadas semicircular y en pendiente ligera, como el anfiteatro romano pero sin tanta pendiente, para que todos vieran... Palacios para el Séptimo Arte. Para las personas de a pie. Sin embargo, las multisalas iban ganando adeptos y varios de esos cines optaron por reconvertir sus salas en multisalas. Sólo el desaparecido Avenida y el mítico (y esperemos que perpetuo) Capitol perduraron como cines a secas unos años más.
Las multisalas, que en principio por sus condiciones se llamaban minisalas, mejoraron su sonido, su aislamiento, las pantallas crecieron tanto como las de los cines de la Edad Dorada, se crearon edificios que anunciaban tener ya no cinco películas en cartel, sino doce, veinte... Algunos imitaron en multisala, sin llegar nunca a igualarlo, a los cines de la mayor parte del siglo XX. Los precios aumentaron... pero la gente ahora los elegía por poder elegir allí entre varias películas a la vez, sin preocuparse de mirar la cartelera antes de salir de casa para ir a tal o cual calle. Las multisalas, en centros comerciales o sin ellos, crearon aparcamientos para vehículos enormes, cosa que siempre jugó en contra de los cines dentro del centro de las ciudades. Estas multisalas se comieron a las minisalas. En Alcalá de Henares (que en los 1970' había comenzado con unos cinco cines, dos de ellos de verano), se había visto como las minisalas se los comieron, El Val, La Dehesa y Cisneros fueron esas minisalas. Pero La Dehesa apostó por esas pantallas mayores, ese mejor sonido... y se comió a El Val. Los Cisneros, con tres salas pequeñas sobrevivió hasta el año pasado, 2008, gracias a apostar por el cine independiente, el cine club, el festival de cine de Alcalá (Alcine), sesiones subtitulado una vez a la semana... lo cultural. Y no cerró por irle mal, sino por otros asuntos. Conozco a los que trabajaban allí, me sé buena parte de lo ocurrido para el cierre. No se los comió la crisis del cine.
¿Y en Madrid, qué pasó con los grandes cines propiamente dichos? Tanto el Avenida como el Capitol hubieron de rendirse y hacer reforma. El Avenida apostó por crear tres salas, creo recordar. El Capitol apostó por tener dos salas. Eso implicaba ceder espacio de la sala principal, la cual sigue siendo colosal. El Capitol se ideó para 2.000 espectadores en 1931, aún hoy aparenta poder albergarlos en su sala principal a pesar de tener una segunda pantalla. Las Multisalas, sin embargo, siguen atrayendo a la gente, y la llamada crisis del cine de finales de los 1990' a los actuales 2000', por precios, por creatividad general, por competir con Internet y la piratería, por las costumbres sociales que tienden a los centros comerciales por varias razones, etcétera, no han ayudado a los cines de siempre. Mientras las multisalas siguen aspirando a ser como los cines de la Edad Dorada pero cada vez con más salas gigantes, se comen a las salas de este tipo que ya había... La Dehesa se reconvirtió en un edificio mayor con más salas en los Cines La Dehesa-Cuadernillos... a los que se llega incluso desde un apeadero de tren en la llamada zona Alcalá-Universidad. Pero algo juega en su contra... que siguen estando a las afueras y eso implica un transporte que encarece unas entradas de por sí encarecidas en exceso (7'50 euros). Por ello mucha gente recoge la apuesta de cine independiente del cine club del Teatro Salón Cervantes (TSC), el cual comenzó la semana pasada en su temporada 2009-2010. Su entrada es por 3 euros, en el centro de la ciudad y con títulos que nunca proyectarían en esas grandes salas, necesitadas de grandes producciones hollywoodienses para atraer al gran público. Sin embargo, las salas que apuestan por el cine independiente, como el TSC o anteriormente el Cisneros, son más pequeñas y más modestas en sus pretensiones, y en su modestia no es que sobrevivan, es que viven bien, y sin empujones.
Y volvemos a Madrid, a los cines de siempre. Muchos cerraron y en su lugar pusieron franquicias de cafeterías norteamericanas, tiendas de ropa multinacionales y otros negocios. El Avenida cerró y no se sabe qué se hará con él. El Capitol resiste, y no sé si alguno más, pero ya son pocos los cines de siempre que siguen allí... y debieran ser protegidos, sí, digo bien, como parte del patrimonio cultural e histórico. Del mismo modo que se protegen los castillos y los palacios, los cines que se crearon para ser cines desde el principio, y desde los orígenes del cine mismo, son parte del patrimonio cultural propio, de nuestra Historia. Porque la Historia no son sólo batallas perdidas o ganadas, son esto, lo que fuímos y vamos creando y viviendo entre todos. Allí se habrá creado más mentalidades que en mil mítines. Patrimonio Histórico debería darle protección. Obviamente cambiarían algunas cosas, como las tarifas o la forma de dirección de la sala... pero merece la pena. Es patrimonio de todos, aunque sea un negocio privado aún hoy día. Es parte de nuestra cultura. Y en caso de los que viven en Madrid capital y de los que nos hemos acercado hasta allí, parte de nuestras vidas y de la de nuestros padres y abuelos, tal vez de nuestros bisabuelos también.
Ayer estuve en el Capitol en el palco de la zona reservada a las personas importante (zona VIP), junto con gente de La Vaca Flaca, incluido el dueño, invitados por Ugo Sanz al estreno de su cortometraje. Los recuerdos de infancia y todo esto que os cuento hoy me afloraron ayer.
El cortometraje de Ugo Sanz "Ya no voy a Hablar Más", se proyectó dentro de la X Edición de Cortogenia, donde se estrenan cortometrajes y se vota por jurado popular entre los que asisten a verlo. Se proyectó junto a "Recuerdos de Wifly", de Albert Oliver, "Mañana", de Alegría Collantes y Estíbaliz Burgaleta, y "Pulsiones", de José Manuel Carrasco. Fuera de concurso se proyectó un cortometraje de 2000 llamado "Father and Daugther", de Michael Dudok de Wit. Todos los cortometrajes merecían la pena. "Recuerdos de Wifly" y "Ya no voy a hablar más" son los más transcendentales y profundos sobre cuestiones puramente de nuestro interior humano y su transformación o sus problemas. "Mañana" y "Pulsiones" son de humor, pero tratan igualmente el conflicto humano interior por determinadas cosas de la vida. De "Father and Daugther" sólo digo que son unos dibujos animados al estilo cómic europeo que merece mucho la pena ser visto.
Yo entre tanto hoy me quedo con un recuerdo del Capitol... cuando hace muchos años, siendo aún una sola sala y no dos, fui a ver "Forrest Gump", de Robert Zemeckis. La pantalla, combada y enorme entre las columnas decó y el cortinaje granate, el sonido envolvente... y aquella escena de los helicópteros volando sobre la base de campaña de los soldados norteamericanos en Vietnam mientras suena la Creedence Clearwater Revival... era apasionante. Nunca he vuelto a vivir algo así en un cine. Que la cerveza os acompañe.