Este es un blog de un escritor cervecero que pretende hablar de él, de Historia, de sus ídolos, de sus paranoias propias, mostrar sus escritos... pero en definitiva son informes de un espia en el bar.
jueves, agosto 22, 2024
NOTICIA 2338ª DESDE EL BAR: NOVELA ACABADA, AHORA A PREPARARLA
viernes, agosto 16, 2024
NOTICIA 2337ª DESDE EL BAR: EL PROCESO CREATIVO / CAOS EN MI VIDA
Que no, que no he abandonado el blog, sé que esta vez la espera ha sido muy larga. Lo que ocurre es que la novela que llevaba atascada más de medio año se acaba de desatascar hace unos días y no paro de escribirla en bares, mi casa, otra casa donde cuido un gato de una amistad hasta que vuelva de vacaciones. Voy de seguido. Y esta vez se va ha terminar. Luego tengo que pasarla a ordenador, mejorar algo, tal vez añadir o cambiar detalles. Releerla y ver qué tal. Lo último es buscar cómo publicar. Claro que entretanto he escrito algunos poemas, la mayoría muy malos, algunos con partes respetables, unos pocos buenos, pero es que también llevaba meses atascado. Serán las cosas que me han ido pasando en los últimos meses y un estado que oscila entre el estar bien y el estar deprimido. Por las noches, no todas las noches, en una red social he puesto algunos de los poemas y los he borrado al rato, lo hago adrede, como algo efímero. también he puesto algún poema antiguo. Y luego está mi obra de teatro, que he vuelto a buscar que alguien la interprete, se la he mandado a una compañía de teatro de una cárcel de mujeres, pero fue hace meses y no contestaron, así que la doy por rechazada, también se la volví a ofrecer a un teatro de Alcalá, pero nada. Y eso que renunciaba a los beneficios, sólo quería verla en las tablas. Pero es que no tienen grupo ni compañía de teatro propio. Ya veré que haré con esa obra. La cosa es que estoy en la novela, y estoy ilusionado con ella. También tengo ilusión con otra cosa, hacía años sin esa ilusión, pero a la vez desilusión por esa misma cosa, porque las cosas no pueden ser. Ay, que no, que no os tengo abandonados... Además he tenido que arreglar mi lavabo a las bravas (comprando e instalando otro), y estoy muy en mi barrio, por dinero y por lo que no es dinero. Sí, que a veces oscilo en mis estados de ánimo. De esto ya hablé en otras entradas, como la de La Gatera y las dos que la siguieron, o sea, las tres más recientes, y con esta cuatro. Supongo que son muchos años seguidos de no muy buena suerte en general, pero aquí estoy.
Escribir en la casa de la amistad a la que cuido a su gato me resulta una suerte como de retiro, con silencio y viendo las vistas que dan al Cerro del Viso. Me recuerda a mis días en Lisboa y en Cádiz, en aquellas habitaciones privilegiadas donde también escribí. Ayuda, necesito, disponer de mi tiempo con total libertad. De otro modo, si alguien me cita en algún lugar para hacer algo o lo que sea, mi mente se distrae con la hora, y eso a veces hasta me invita a no escribir. No siempre, pero ocurre y durante el reciente atasco ha ocurrido varias veces.
Pero escribir en los bares es algo que he hecho siempre, en mi casa también claro, hasta las tantas de la noche o desde el amanecer de un día hasta otro. La mente piensa y piensa. El asunto de los bares es que estás escribiendo y los que te conocen saludan y te dejan tranquilo, saben que estás concentrado y escribes. Pero también hay quienes quieren hablar y preguntar a toda costa, o leer por encima de ti lo que escribes, lo que no sólo es incómodo, también es algo que no me gusta y me distrae, rompe la concentración. Pero cuando uno escribe prosa, al menos yo, tengo primero un tiempo absorto hilando ideas y construyendo mundos y situaciones, formando diálogos entre personajes, tratando de entender sus razones para darles forma. Luego vienen cuestiones de recuerdos personales, o situaciones del momento, y pueden ser incluidos. Escribir es escribir y una frase sale de un modo si tienes el ambiente que lo crea, pero si alguien distrae ese ambiente lo puede alterar para bien o para mal, a veces lo más frecuente es que lo destruya para siempre, pero es lo que tiene escribir en bares. Sólo escribo en bares que me dan confianza para escribir, especialmente quienes atienden, que me conocen y me dejan hacer sabiendo que lo de bromear o hablar vendrá más tarde. Y así es, pero ahora vienen la otra parte. Cuando has escrito durante mucho rato prosa, cuando tu mente dice, este capítulo ya está. Hay que parar un poco para que se asiente antes de seguir con el otro. Y ese asentarse se resume en que aunque ya puedes atender a otras cosas tu mente sigue trabajando y de repente te dice: espera esto no puede ser, por esto, y hay que cambiarlo o tomar una nota de comprobación, o bien te indica enlaces para la continuación de lo que le ocurrirá al personaje, que antes no tenías, y eso te vuelve a dejar absorto... y siempre hay alguien que cree que te pasa algo o que te duermes o que vete a saber, y empieza a hablarte y le atiendes, pero tu mente está en tu historia y en lo que te cuenta y a veces alguien cree que no le prestas atención y puede darte un toque de protesta y... en fin, a veces pueden romper para siempre los nuevos hilos que se van formando, y eso puede ser bueno o malo, a menudo es malo, porque puede tardar un nuevo hilo, a veces es bueno, porque el hilo era malo y te das cuenta sólo cuando el motor de la cabeza se ha enfriado de todo el calentón de pensamientos.
Reposar entre escritos sirve para que tu mente trabaje y mejore lo creado dándose cuenta de lo que falla, y sirve para dar continuación con sentido lógico de lo que quieres. Esto es como todo, cuando aparcas un coche el motor sigue caliente, no pasa a frío nada más apagarlo.
Estoy en proceso. Incluso yo mismo, no sólo la novela. No siento que me esté yendo bien. Pero tengo una ilusión-desilusión y creo que en parte el cúmulo de todo ha desatascado la novela. De hecho he colado guiños a algunas cosas de estos días.
Y sí, vuelvo a homenajear a amistades usando sus nombres, pero los personajes no son ellos, para nada, sólo tienen su nombre en homenaje y les doy un personaje que no tienen que ver ni con su personalidad, ni con su vida. Les doy otro ser. Están algunos amigos y amigas antiguos de nuevo, dando más relevancia a los que en otras no la tuvieron tanta, y menos a los que sí. También están amistades nuevas y conocidos. Y en fin, espero publicar la novela este mismo año. A ver si es posible.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
jueves, agosto 08, 2024
NOTICIA 2336ª DESDE EL BAR: YO, TÚ, ÉL, ELLA, NOSOTROS, VOSOTROS, ELLOS, ELLO
Los actos de una persona afectan a los de las otras personas y a la inversa. No somos entes aislados, a pesar que las consecuencias últimas de la existencia son únicas e individuales, imposibles de transferir a otra persona, aún cuando el conocimiento propio, poco o mucho de él, nunca completo, pueda ser transmitido, aunque el receptor lo asuma readaptado a su conocimiento y percepción. La existencia y la inexistencia individual son únicas, pero no somos seres aislados, nuestra existencia e inexistencia influye, afecta y atañe a otras existencias individuales. Somos paradójicamente individuales y sociales a la vez. Muy someramente es lo que desarrolló Sartre en la evolución de sus ideas del existencialismo.
Todos afectamos a la vida de los otros con nuestras decisiones de hacer o no hacer, con un orden jerárquico de círculos concéntricos como ondas de agua al lanzar una piedra al río. Evidentemente uno afectará más a quienes están más cercanos que a quien no conoces o conoces con menos trato. Más aún, existe la posibilidad de no existir aún existiendo. Si tu vida no trasciende mucho, pongamos en un pequeño pueblo de Francia, existes en tu entorno, pero no en distancias largas. Claro está, en el siglo XXI, a través de las redes sociales hoy la trascendencia individual del más humilde puede llegar a ser mundial aún sin que él mismo haya hablado.
Querer creer que tus decisiones personales sólo te afectan a ti es un error, concluía Sartre. Somos radicalmente individuales en nuestra existencia, pero nuestra existencia aislada, socialmente no lo es y afecta a otras existencias, especialmente a las más cercanas.
Tus actos y palabras pueden alterar los del otro y al revés, incluso si sois desconocidos. Los rumbos individuales no son exclusivamente individuales en su totalidad, incluso en la vida de un asceta. El solipsismo tiene sus matices.
Habréis de pensar quizá cuando en algún momento de vuestra vida teníais una forma de vivirla alterada ante acontecimientos externos no elegidos por vosotros. La vida política, económica y social, evidentemente también la afectiva y emocional, se mueve así. Incluso el propio pensamiento puede variar en sus reflexiones.
Nos alteramos los unos a los otros, para bien unas veces, para mal otras, porque la vida es un aprendizaje y una formación a base de lo bueno y de lo que creemos malo, y puede ser malo, o puede que simplemente lo percibimos malo en un momento aunque todo juega su papel en el ser, y tal vez las cosas sólo son lo que son. Su valoración por uno mismo es otra cosa, es algo subjetivo. El bien y el mal, lo bueno y lo malo, son objeto de otras reflexiones.
lunes, agosto 05, 2024
NOTICIA 2335ª DESDE EL BAR: CAMINOS VARIABLES
Cuando te presentas a un concurso literario o de otra índole a los primeros a los que ya has ganado es a aquellos que pudiendo, no se presentaron. Cuando te presentas a una oposición pasa lo mismo, pero más aún, si en una oposición se apuntan al final dos mil personas pero a la hora de la verdad se presentan mil doscientas, ya hay ochocientas a los que has pasado. Así ocurrió también por ejemplo en cierto modo en estas Olimpiadas este fin de semana cuando Carolina Marín se rompió la rodilla jugando por entrar a obtener medalla en badmington, o cuando el mismo día, en las carreras clasificatorias de los cuatrocientos metros lisos masculinos, uno de los atletas favoritos y que salió corriendo en buena posición sufrió un problema en la pierna que le hizo caer en la primera curva, viendo perderse en un sólo momento todo lo trabajado y ganado en años. Esa es la vida. No es que eso no sea parte del deporte, es que el deporte también es eso y es un reflejo de que la vida es eso. Lo resumió el cantante John Lennon en aquella frase: "la vida es aquello que pasa mientras te empeñas en hacer otros planes".
Carolina Marín, aún sabiendo ya que la rodilla estaba rota, se empeñó en salir andando de la pista rechazando la silla de ruedas o la camilla. Los informativos y su entorno afirman que ha sido injusto terminar así, sin haber sido derrotada compitiendo, sino por una caída... pero es que la caída era una de las posibilidades de la competición, de ella o de la contraria, la caída era una de las posibilidades de la vida. Inesperada, puede, pero no por no esperarla no ocurrirá. Ocurrió.
En las Olimpiadas de Barcelona 1992, en la carrera de las semifinales de los cuatrocientos metros lisos, Derek Redmond, otro de los favoritos de aquel año, sufrió en plena carrera la rotura del tendón de la corva de una de sus piernas. Él declaró más tarde haber oído como un estallido, como si hubiera estallado un músculo, y después un tremendo dolor. Aún así se levantó y trató de llegar a la meta andando, mal andando. El resto de atletas se alejaron rápidamente y ya habían atravesado la meta cuando él seguía intentándolo. Todo el mundo le decía que se retirara y saliera de la pista, pero él seguía caminando, lo que despertó la ovación del público. En ese momento un señor saltó a la pista corriendo y trató de convencerle de que lo dejara ya, pero Derek se negaba y justo en ese momento el señor decidió ayudarle a llegar a la meta andando apoyado en él. Aunque eso ya implicaba su descalificación, los organizadores les dejaron terminar ante un público aplaudiendo. El señor que le ayudó, se supo después, era su padre. Derek no volvió a competir en nada, pero regaló una de las imágenes más hermosas y épicas de las Olimpiadas.
La vida es aquello que va ocurriendo y siempre ocurren hechos ineludibles e inesperados que cambian el ritmo de los acontecimientos. Yo he vivido varios ya. Los antiguos griegos consideraban de esto que era producto de los caprichos y los juegos de los dioses con los humanos manejados como fichas en un tablero.
Siempre puedes ser Derek Redmond, pero recuerda que la caída de Marín es parte de las posibilidades del juego.
Saludos y que la cerveza os acompañe.