Soy gato en La Gatera. Buen bar, buen rock en Alcalá de Henares. Ya he hablado varias veces de él en esta bitácora. Ayer volví al desempleo. Pero además la caída de un frasco de colonia me rompió el lavabo y el seguro me dijo que ya no se fabrican esos lavabos y que no me lo repara, que en todo caso me abona el dinero de uno nuevo... pero que el mueble que lo contiene, también antiguo, no me valdrá con uno nuevo, pero el mueble no está roto y eso no me paga; y que las baldosas de la pared están ya muy viejas y parecen sueltas, que se caerá alguna cuando se instale el nuevo, pero eso no es culpa del seguro y no lo cubre tampoco. Así que no estoy muy contento con mi seguro del hogar, porque los tres últimos avisos que le he dado este año y pico no me ha cubierto nada alegando que la casa está vieja. ¿Entonces para qué les pago? Como sea, el dinero de la liquidación del contrato me temo que se va a ir con urgencia a pagar a un instalador para que me ponga un lavabo y un mueble... Y en fin, de perdidos al río, una vez más el dinero de final de contrato se va y estoy de nuevo al borde, al límite. Maravilloso... La otra vez se fue con la enfermedad y muerte de mi gata. Está siendo un desastre de año para mí en todos los ámbitos de mi vida. Así que llegados a esto, ayer me bajé al bar de debajo de mi casa cuando bajó el sol... pero excepcionalmente, por asuntos del bar, cerraban ya y me fui al otro bar de mi calle, para ver a algún vecino amigo con el que al menos compartir esto. Vi a un par. Hablamos, le conté que podrá haber una mejora en septiembre, tal vez. Pero en aquel bar también pasó algo. Así que me dije a mí mismo: mira, necesito tener un poco de mí para mí. Y me fui a donde me han hecho sentir bien de siempre. Donde me he movido desde adolescente. Donde siempre hay caras amigas, algunas antiguas. Los bares de rock. Primero el Winchester, luego La Gatera. No pisé más anoche, podría haber ido a otros a saludar a viejos amigos y amigas de cada lugar. Pero esos dos ya estaban bien. Y lo cierto es que en La Gatera, en ambos, pero hoy quiero citar La Gatera, el dueño siempre me ha tratado muy bien y nos entendemos muy bien. Y eso os digo, que el rock y las buenas conversaciones me resucitaron un poco, aunque hoy esté en el paro y haciendo cuentas con lo del lavabo mientras pienso a quien contrato. Y las cuentas es que no me dan las cuentas, y entremedias se me cuelan otros aspectos de mi vida. Francamente, no estoy bien, la racha es demasiado larga y además hay soledad. Pero hoy me puse el álbum doble "Quadrophenia" de los Who y me acordé del efecto que me hizo verla en cine en un festival de cine y rock que hubo en la Universidad hace muchos años, en mi juventud, y por una vez volví a sentirme parecido cuando sonaron determinadas canciones que no cito nombre porque no quiero que alguien especule lo que por mi cabeza está pasando, pero me siento un poco como el protagonista y quizá yo deba coger la parca también. Y recordé el buen rollo y las palabras de afecto de la camarera del Winchester y el buen momento con algunos clientes allí, y luego el sentirme como si no pasara nada en mi vida con el buen rock de La Gatera, y el sentirme bien con la buena conversación del dueño del bar y eso merece la pena. Por un momento yo soy el protagonista de "Quadrophenia" subido a la moto... pero su moto fue atropellada y también soy el protagonista. Soy el protagonista en todo su viaje interior. Y por un instante recordé que en septiembre hay promesas de trabajo, y luego, porque esto es así, vuelve a mi cabeza todo y no puedo estar quieto, como en las noches que no duermo o malduermo. No estoy bien. Vi mi ficha en la página oficial del catálogo de la red de bibliotecas de España del Ministerio de Cultura, el CCBAE. Fue por casualidad, navegando por Internet, y así descubrí hoy que España, con ese hecho, me reconoce oficialmente como autor de libros español. Tienen mi biografía, que la han extraído de un par de solapas de dos de mis libros, tal como ellos comentan como origen de los datos de la biografía que han confeccionado. Eso es agradable. Pero en mi cabeza está todo como en una olla, or me.
Gato en gatera.
UNA SEMANA ATRÁS: Cúmulo de desilusiones. Tarde-noche ahí, primero la terraza, luego a la
cama así, me despiertan los cierres de los negocios de mi calle, la
cabeza ya no puede parar de pensar en horas en la cama. Casi no duermo.
Despierto en lo mismo, me voy a trabajar antes de hora. Llego a Madrid
una hora antes. Paseo por el entorno de RTVE antes de entrar al trabajo.
La cabeza sigue a todo trapo en el mismo tema. Empezó en tarde-noche.
¿Cuánto va, 12 horas? Así comienzan sin forma aún en mi cabeza a veces
algunos de mis poemas o relatos más destacados, otras veces los más
oscuros, otras veces no hay nada, sólo esperar a que la maquinaria
repose...a veces acaba en la noche del alcohol no alegre y más oscuro,
como lo definió un amigo hace años. Los periodos de tiempo para llegar a
estas se van acortando. El trabajo de hoy es casi mecánico en el
sótano, la mente seguirá, pero al menos no interferirá en lo mecánico y
automático. Quizá hoy he de ser un robot, como escribí en un poema hace
años. Las desilusiones se van acumulando.
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