martes, junio 30, 2020

NOTICIA 1977ª DESDE EL BAR: MI CINE DURANTE EL CONFINAMIENTO (y 4, final)

Pues terminado el estado de alarma el pasado 20 de junio, quedaba por terminar el comentario y análisis de las pelícilas que vi durante el mismo. La última entrega la realicé el 11 de mayo, por lo que toca hablar de las películas que vi completas desde el 12 de mayo al 20 de junio. Fueron menos que en otros periodos anteriores del estado de alarma, por una parte porque las películas que pusieron en televisión  no me terminaron de gustar o de atraer, por otra pusieron muchas que ya vi, por lo que no volví a verlas, por otra porque el 1 de junio comencé a volver al trabajo y por otra porque realicé varias cosas que no se habían podido hacer, como la visita al Museo del Romanticismo, la visita a la familia del tío paterno que se murió, o la visita y ayuda de mudanza a algunas amistades que en todo ese tiempo aún no había podido ver. 

Para las personas que quieran repasar las otras entregas la primera parte está en Noticia 1958ª, la segunda parte en  Noticia 1959ª y la tercera parte en Noticia 1966ª. Y una vez que está dicho esto, procedamos a poner esas películas que nos quedaban en esta serie sobre el cine que vi durante el estado de alarma.

El perfume (2006, Tom Tykwer): Nunca me hubiera interesado más que lo justito por esta película. No estaba en mis planes verla ni cuando la estrenaron ni después. Tampoco tengo especial interés en la novela de la que partió de Patrick Süskind, la cual fue un éxito de ventas en su momento y la cual he vendido varias veces cuando he ayudado a algún amigo librero. Sin embargo, un papelero del barrio me regaló el DVD en 2018, editado de forma barata por un periódico años antes y que no había tenido salida comercial, nadie lo compraba. Así que tengo el largometraje entre la filmoteca de mi casa en DVD original. Ahí lo tenía sin hacerle caso hasta este momento. La verdad es que vista la película... ahí se podía haber quedado. Pensaba que sería una historia al estilo del relato sobre el asesino en serie británico Sweeney Todd, del cual se han escrito libros y se han hecho películas y hasta musicales, relato por otra parte que yo conocí por la película que le dedicó David Moore en 2006 para la BBC, de la que creo que su antecendente de 1997 es interesante y de la que la más reciente de Tim Burton en 2007 es cuando menos peculiar, por decirlo así. La cosa es que no iba descaminado. La base de esta otra historia de El perfume es la misma que esa otra historia basada en un hecho real, solo que donde Sweneey Todd practicaba la repostería con carne humana, el protagonista ficticio de esta otra historia practica la perfumería con la descomposición de los cadáveres de mujeres como ingrediente secreto a sus perfumes. No creo que sea coincidencia que en pleno auge de la novela de Süskind se hiciera la película de la misma en 2006 y a la vez se retomara cinematográficamente la citada vida de Sweeney Todd por otra. Son dos historais diferentes, pero con claras coincidencias. El metraje de El perfume es una película alemana, pero podría pasar por su ritmo, por su poética visual, por su guión centrado en la poética y en los mundos interiores del protagonista, incluso por las reflexiones de la voz en off del narrador, por una película francesa. La historia trascurre en el París del siglo XVIII, probablemente por ello su realizador le quiso dar un espíritu totalmente francés, en ese sentido está lograda. El problema es que se le ha querido dar una forma de realismo mágico que quizá en la literatura es pura delicia, pero en cine, tal como se ha planteado, es un producto extraño, entre el video musical, la metafísica, el experimento, la lentitud introspectiva y el conjunto de elementos que ralentizan y aminoran cualquier atisbo de interés que pueda generar lo que se nos cuenta, sin descontar todos esos momentos que parece que va a pasar algo y no pasa nada ni aquellos otros que nos despistan y nos hacen preguntarnos primero: ¿que estoy viendo?, y luego: ¿por qué estoy viendo esto? Comentando este hecho días después con otra persona que vio la película y leyó el libro, su conclusión y sensaciones eran las mismas, no puede ser casualidad. No es que produzca rechazo lo experimental, es que la película está a medio camino de todos los caminos y no está en ningún camino. Se pierde en todos los vericuetos. No sabemos si es una propuesta estétitca, si es un thriller, si es una película poética, si es filosófica, si es un homenaje a las vanguardias fotográficas del final del siglo XX... aunque la película tuvo relativa repercusión, quizá por el tirón de la novela, aunque tiene algunos momentos estéticos interesantes, en general es una película altamente prescindible. Al menos esa es la sensación que me ha dejado tras la primera vez que la he visto en mi vida.

Los Croods, una aventura prehistórica (2013, Kirk De Micco y Chris Sanders): La emitió la televisión digital, a través de Disney Channel una noche, pero luego la repitieron un par de veces en días posteriores en otras cadenas adscritas al grupo que emite ese canal. No la había visto aún. Sé que tuvo bastante tirón entre padres y niños en su momento, tanto que se planteó una segunda parte para 2017, la cual fue postpuesta dado que Universal Pictures compró DreamWorks. la película hubiera podido salir entre 2019 y lo que va de 2020, pero definitivamente esa segunda parte se ha previsto para diciembre de este 2020. Como sea, para mi gusto no es de las mejores películas de dibujos animados de estas compañías cinematrográficas con ese estilo que se hayan podido crear en los últimos años. Son mucho mejores y con un humor más fresco y más imaginativo, con creces, títulos como Vaiana (2016, John Musker, Ron Clements, Don Hall y Chris Williams), Zootrópolis (2016, Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush) o Del revés (2015, Pete Docter y Ronaldo del Carmen), por citar tres de entre otros buenos títulos de esta clase. Pero es innegable que Los Croods tuvieron su tirón cuando se estrenó. Cumple con todos los mínimos argumentales de las películas de dibujos animados de estas factorías, película que pretende potenciar los valores familiares clásicos y de liderazgo, hoy día con toques feministas puestos de relevancia, cuyo principal planteamiento es el conflicto de valores que supone que una de las hijas alcance la pubertad y cuestione el orden establecido, cuestionamiento que provoca un grave problema que solo se resolverá cuando la hija entre de nuevo en el redil de aceptar el orden establecido, aunque ahora lo haga desde el respeto jerárquico emanado desde sus padres a ella. O en otras palabras, un conjunto de valores conservadores con claros matices de cultura norteamericana desde el mismo comienzo del metraje en el que hay una especie de juego de rugby para conseguir comida. Todo esto bajo un contexto en el que los padres han convencido a toda la familia de que deben estar encerrados sin salir de casa, porque salir de casa puede provocar la muerte. Ahí hay algo de platonismo, sí, pero en nuestros días, tal como ha pasado desde el comienzo del estado de alarma, hay programadores televisivos lanzando mensajes a interpretar por los televidentes, porque, además, es evidente que el padre en la película está tan equivocado como acertado. Los chistes son bastante formales, envueltos además en un problema ecológico como es la partición del desaparecido continenete de Pangea. Un mundo viejo se derrumba para crearse uno nuevo. Con todo, dentro de lo formal, la película mejora según avanza, aunque nunca más allá de hacer alguna sonrisa y poco más. Es una película para mi gusto correcta en todo, formal, sin demasiados atrevimientos, lo justito para cumplir el cupo de contentar una tarde a una familia con niños pequeños. Poco más.

Esperando al rey (2016, Tom Tykwer): Parece mentira que en tan poco tiempo viera dos películas de Tom Tykwer, y más con el mal sabor de boca que me había dejado El perfume. La puso La Sexta una noche de fin de semana y lo cierto es que no sabía que el director era él. No esperaba nada del metraje, pero el protagonista era Tom Hanks y tuve curiosidad, porque no sabía que había rodado este largometraje, así que la terminé viendo entera. Tiene algo que te invita a seguir la trama sin abandonarlo. Parece que diez años después de El perfume Tykwer hizo los deberes para hacer cine que no dejara más decepciones que disfrutes. Sigue teniendo un punto fotográfico estético claro, sobre todo potenciado por el desierto y sus posibilidades metafóricas a la hora de afrontar la historia del protagonista a modo de la historia del hombre de negocios actual frente al mundo que no es el suyo. Un gran hombre de negocios tiene que cerrar un negocio importante de comunicaciones con un país de Oriente Medio, presumiblemente Arabia Saudí. Es mandado por la empresa a ver al rey para ultimarlo todo junto a su equipo, pero el rey nunca aparece. Él está instalando en una caseta de obras en el desierto esperando que el rey aparezca, y a la vez está instalado en un hotel para dormir, en teoría no tiene permiso para salir de los lugares que el gobierno le ha marcado. Los retrasos harán que tarde meses en ver al rey, con todos los problemas que provoca económicamente para su empresa. Mientras, descubre de refilón algunas de las realidades más duras de la sociedad del país al saltarse las zonas que le fueron designadas gracias a su chófer particular. Descubre realidades como son las restricciones a las mujeres, el nacionalismo religioso que, por otra parte, toca insinuadamente los problemas sociales y terroristas de las monarquías absolutas hoy día, la corrupción de la administración, las implicaciones europeas que viven allí con los ojos cerrados a los padecimientos de la sociedad más pobre árabe de la que viven, o los escarceos amorosos a la vez que se descubre el amor. Y de paso, ¿por qué no? el problema existencial ante una dolencia desconocida en medio de un lugar lejano a tu casa real. Toca así muchos palos sin llegar a tocar ninguno en concreto. Si de algo va esta película es de lo insignificante del destino de un solo individuo por sí solo, pues es un conjunto de destinos y circunstancias los que determinan de verdad la vida del individuo de una forma entre aleatoria y consecuencia de un efecto mariposa de cada acto que hacemos como sociedad. La cosa es que Tykwer ha hecho mejor los deberes que hace diez años atrás y logra encajar muy bien un mensaje de lo que sería cine independiente dentro de lo que en realidad sería cine de superproducción. No está mal la película, pero hay que estar habituado al cine europeo independiente, aunque la película sea más hollywoodiense que europea, pese a ser alemana. Dentro del cine que pusieron, esta se podría salvar.

Garbo, el espía (el hombre que salvó el mundo) (2009, Edmon Roch): Este es un documental que me compré en DVD edición especial hace tiempo, pero no lo había visto hasta ahora. Vi el documental en sí y el conjunto de entrevistas y material inédito de investigación del extra. Igual que me pasó con otros documentales de esta serie, en concreto citemos Eight Days a Week: the touring years (2016, Ron Howard), del que hablé en la primera entrega, merece más la pena la información del extra que la del documental en sí. Todo el material de entrevistas que se quedó fuera del documental aporta más datos al historiador que el documental en sí, el cual está más preocupado en crear un producto estético con discurso y banda sonora prácticamente aspirando a ser una película compatible a una historia de ficción, aunque sea un documental de Historia real. De hecho el ritmo del documental implica el uso de imágenes de películas de cine negro que muy evidentemente delatan el deseo del director de crear algo artístico más que documental. Quizá creyó que la Historia es aburrida y por ello creyó necesario contar la Historia como si fuera algo de cultura pop muy apto. esta historia se conoce públicamente desde los años 1980, cuando se desclasificaron varios documentos de los archivos secretos de Reino Unido de la época de la Segunda Guerra Mundial. Joan Pujol un republicano español que durante la guerra civil se cambió de bando al franquista, terminó ofreciendo su ayuda como espía varias veces fallidas a los ingleses cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Al ser rechazado ofreció esta ayuda a los alemanes, que lo aceptaron. Se inventó toda una red inexistente de informadores e informaciones, hasta el punto que los alemanes le creían, momento en el cual los ingleses terminaron reclutándole después de que un alto mando norteamericano hablara de sus potencialiades como un agente doble para engañar a los alemanes. De este modo de vez en cuando pasaban información verificable para colar por otro lado informaciones falsas que favorecieran los planes de los aliados, lo que vino bien tanto para la Campaña del Norte de África como para engañar a los alemanes en cuanto a dónde sería el desembarco de Normandía... incluso estando produciéndose el desembarco. Por todo ello, Joan Pujol, apodado Garbo, pasó a ser condecorado por los dos bandos combatientes, es la única persona en lograrlo. Pasada la guerra fingió su propia muerte en África con ayuda del servicio secreto británico, abandonando a su familia y creando una nueva y otra vida en Hispanoamérica. Fue descubierto por un investigador del propio servicio secreto británico en los años 1980, y fue homenajeado por la propia Reina de Inglaterra en 1984, visitando las playas del desembarco junto a veteranos de guerra. España ya había recuperado su historia entonces en una entrevista que realizó entonces la televisión catalana, pero volvió a caer en la amnesia general colectiva hasta el estreno y los premios de este documental de cine en 2009. Interesa de entre los extra algunos documentales de los servicios secretos norteamericanos de la guerra, ya desclasificados, y que nos hacen ver que la técnica para grabar varias pistas de sonido a la vez ya estaba desarrollada en secreto en los años 1940, aunque no fuera hasta la década de 1960, con los Beatles, que esto se conociera y se pudiera popularizar. Pero también es interesante una extrapolación interpretativa de lo que se nos cuenta sobre la tarea de un doble agente, pues nos puede hacer pensar que actualmente, y gracias a Internet, puede que algún gobierno esté usando como dobles agentes a numerosas personas de todo el mundo sin que ellos mismos lo sepan, al hacer verosímiles algunas noticias que no son verdaderas, y que con su verosimilitud aceptada como verdad ayudan a alterar acontecimientos y conciencias, así como a cambiar el rumbo completo de las sociedades.

Drácula: la leyenda jamás contada (2014, Gary Shore): ¿Quién iba a decir también que en este estado de alarma en el que me dio por ver la película de Dracula de 1931, de la que ya os hablé en las entregas anteriores, ahora iba a ver otra más de Drácula? En este caso la vi porque la pusieron una noche en Neox y no había nada mejor que ver. Me generó curiosidad, pero está claro que no tiene nada que ver con todo lo anterior producido sobre este vampiro. Es una suerte de película que, como la de El perfume, aspira a aunar el lenguaje de video musical, en este caso un tanto gótico, con un lenguaje de película de acción, pasando por el tipo de vampiros que parecen superhéroes al estilo de algunas series de televisión y otras películas producidas para adolescentes, solo que esta vez no parece que el metraje fuera dirigido a los adolescentes, lo peor de todo esto: que Gary Shore se lo tomó como algo serio. Drácula, para empezar, pasa a ser revisado desde la óptica rumana de ser un héroe nacional que salvó Europa al detener a los turcos en su invasión de los reinos cristianos, pero como Drácula fuera de Rumanía es recordado por su crueldad o por los mitos de que se transformó en vampiro, esa visión romántica de héroe termina cayendo en los excesos de un héroe que es antihéroe, lo que le transforma en ese vampiro, y por el camino crea un grupo de vampiros en el siglo XV-XVI que parece que quieren tocar todas las historias de Drácula que se han rodado, o bien todas las de vampiros. Cual más o cual menos, las más importantes están todas presentes en este metraje si se sabe ver. Desde el Nosferatu de Mornau en 1922 al Drácula de Bram Stocker (1992, Coppola), desde el que rodó Browning en 1931 a Entrevista con el vampiro (1994, Neil Jordan) o hasta Blade (1998, Stephen Norrington). Es un Drácula para atraer jóvenes más acostumbrados a vampiros buenos con alma rebelde en historias incongruentes. En el camino de todo y encauzado en nada, como película de acción puede tener un pase siempre que se acepte la astracanada, pero en serio, no hagáis como el director, no os toméis en serio una película cuyo guión tal vez era más disoluto de lo que Shore creía que lo era. Tengo la impresión de que él quería rodar de acción y superhéroes y la productora le entregó una historia de vampiros. En todo caso, no deja de ser curioso un Drácula del siglo XVI con ligeros toques de la visión rumana sobre su figura.

La bruma (2018, Daniel Roby): Una película de sobremesa en fin de semana que aspiraba a poner de fondo mientras me amodorraba, pero lo sorprendente es que logró que la siguiera con interés. Es una película francesa que emitió canal Cuatro. Un movimiento sísmico reproducido por toda Europa provoca el escape de un gas denso desconocido que sumerge la ciudad de París, matando al instante a las personas que lo respiran. Solo logran sobrevivir las personas que alcanzan las alturas de los edificios más altos o bien viven en las zonas más elevadas de la ciudad, aparte de una serie de niños que viven dentro de burbujas de cristal por padecer una extraña enfermedad respiratoria. La electricidad es cortada, acceder a los alimentos es difícil y tener otro tipo de suministros es un problema. En este ambiente se dispara la solidaridad tanto como la insolidaridad entre los ciudadanos sobrevivientes de la nueva normalidad de este acontecimiento letal a modo de pandemia. Unos padres de una de las niñas burbuja quieren ayudar a su hija, aislada en su burbuja en medio de la bruma, antes de que se le agoten sus reservas energéticas. Para ello ayudan a la vez a un matrimonio anciano que les acoge en su casa. La película combina la acción con la metafísica e incluso con el intimismo introspectivo y sentimental propio del cine francés. Una mezcla curiosa. Las conexiones e intenciones del programador de televisión vuelven a ser evidentes, pero hay que reconocer que aún siendo una película de sobremesa tiene un nivel más alto que otras películas de sobremesa, y se nota una mayor preocupación por la calidad de la producción que el resto de este tipo de metrajes. Puede cuadrar perfectamente como película de cineclub de cine europeo aún entrando en la ciencia ficción de gran espectáculo, porque lo suyo no es tanto el espectáculo como el planteamiento de lo que lo inesperado más trágico puede provocar como ruptura en nuestras vidas, así como lo relativo de que la vida sea de un modo o no de otro o incluso una invitación a valorar lo que quiera que sea que en la vida nos ha tocado vivir. No es la gran película, pero no es una película mala. La película está bien y para lo que es se la puede tener buena consideración.

Jojo Rabbit (2019, Taika Waititi): Nada más regresar la reapertura de los cines, aquel viernes, abrieron menos de los que se cuentan con una mano. Yo salí del trabajo y, aprovechando que en Madrid capital hay sesiones matinales, me fui a los Cines Renoir de la Plaza de España, donde se reabría con las películas con las que habían cerrado el 14 de marzo, en su versión original subtitulada. La verdad es que me entrevistaron antes de entrar y esquivé tres grupos de periodistas a la salida. La pregunta principal era qué me había parecido ir al cine, supongo que lo mismo que a esas personas ir a comprar el pan o salir a dar una vuelta. Como sea, a esa hora solo había una película posible para ver y era esta comedia que entre finales de 2019 y comienzos del 2020 andaba por la polémica entre personas que les gustaba mucho y se reían y personas que la criticaban por vanalizar el nazismo y la extrema derecha. A ver, hay que reconocer que se viven épocas en las que las personas de piel más fina se han transformado en censures puros y duros en pro de construir lo que ellos consideran un mundo mejor, tal como todos los censores de todas las épocas creían estar haciendo. No a la censura. Sea como sea, el nazismo, el fascismo, la extrema derecha, ya ha sido objeto de humor en muchas ocasiones. Precisamente estaba Adolf Hitler vivo y matando gente cuando se creó la comedia Ser o no ser (1942, Ernst Lubitsch), o cuando arrasó en taquilla El gran dictador (1940, Charles Chaplin). Muy recientemente es muy meritorio el falso documental con total sentido del humor, y nada más y nada menos que de la mano de un revisionismo alemán que de paso critican el ascenso de la extrema derecha hoy día, Ha vuelto (2015, David Wnendt). No le veo particular problema a que se haga una comedia con el nazismo, riéndose de él, si hasta los dibujos animados vienen haciéndolo desde los años 1940. Ni siquiera con el asunto del exterminio judio, pues no se promueve, sino que se condena, solo que usando el humor, tal como los directores con origen judío citados ya hicieron incluso cuando aquella tragedia estaba ocurriendo a tiempo presente, Lubitsch y Chaplin. Jojo Rabbit usa de la condena al nazismo y al exterminio judío, por cierto reutilizando hasta cierto punto la historia de Anna Frank. El problema es que es una crítica aunque evidente no especialmente destacada, no especialmente comprometida, cuando incluso alguna de las partes del largometraje más que de los nazis parece que hablara de los comunistas. De hecho, igual hubiera sido ambientarla con los nazis que con el gobierno comunista de la República Democrática Alemana. Más aún, en pequeños detalles de la película pareciera que Waititi está en realidad dispuesto a exculpar a los nazis, pobres chicos confundidos, pero está totalmente interesado en presentar a los comunistas como auténticos asesinos culpables de todo, son los únicos que en la película aparecen practicando la violencia explícita de manera seria, no humorística, e incluso una ejecución de  nazis que el guión presenta claramente como injusta, eso a pesar de que es evidente de que aparecen ahorcados por los nazis en las calles, solo que nunca aparecen los nazis ahorcándolos ni practicando con seriedad ningún acto de violencia, ni nada concreto se muestra en el guión como una injuticia clara, aunque coincide en una condena general y social al nazismo, que parece más una convención que una convicción por parte del director del largometraje. Aún con todo, la película señala los absurdos del nazismo desde un punto de vista de la historia de un niño que se hace nazi más que por creer en aquello entendiendo totalmente lo que se le adoctrinó, por querer encajar socialmente con el resto de niños amigos suyos. Es la historia de un niño que quiere encajar entre sus amigos, ante la ausencia de su padre. En medio tiene a una madre de la resistencia alemana que oculta a una niña judía en su propia casa. Por todo ello ha desarrollado imaginariamente a un amigo peculiar, Adolf Hitler, que se le aparece como se le aparecía un conejo gigante y parlante al alcohólico de El invisible Harvey (1950, Henry Koster). La película ha sido dotada de un colorido en tonos pastel y estética de Arte Pop anacrónico, tan anacrónico que incluso se hacen guiños evidentes a videos musicales de los Beatles de los años 1960. El principal problema que tiene la película para mí es que su humor es en realidad un conjunto de chistes evidentemente de programa de televisión nocturno, lo que se conoce como Talk Show o Night Show. Encajan bien dentro de discursos de presentador que está obligado a tener cierta irreverencia como personaje golfo que cada noche debe crear un poco de polémica para hacer reir. Da la sensación que la película busca eso, revolver en asuntos polémicos para hacer reir, pero en realidad le da igual todo aquello de lo que se ríe, es solo el negocio de hacer humor. Ese es su problema. Si aceptas que ese conjunto de chistes estén hilados en un argumento de película, pues la película te funcionará, más o menos, si no terminas de digerirlo, pues se te quedará ciertamente coja. Es, en general, una película creada como excusa por su director para ver si funcionan o si comercializa una serie de chistes sobre el nazismo que se le ocurrieron, no hay especial compromiso político o social como otros metrajes de humor. A mí no me hizo carcajear, ni reir, alguna cosa me hizo sonreir, algunas partes, con ojos críticos me parecen que sobraban, pero si se ve sin ojos críticos te puede valer. Puede ser para pasar un rato, siempre que no se espere de ella lo que se supone que Waititi decía que se podía esperar.

Despertando a Zodiac (2017, Jonathan Wright): Zodiac fue uno de los asesinos en serie más famosos del siglo XX en Estados Unidos de América. Mató entre los años 1960 y 1970 mandando cartas a la policía y siguiendo el zodiaco. Nunca se supo quién era o quién sigue siendo. Ha despertado todo tipo de hipótesis, de seguidores y de cazadores de recompensas, y no es la primera película que le dedican, de hecho David Fincher ya dirigió Zodiac en 2007. En este otro caso, Despertanto a Zodiac, el canadiense Wright traslada la historia a nuestras épocas actuales y crea la teoría de que Zodiac actualmente es un anciano integrado con normalidad en la sociedad y que oculta sus cosas en un trastero alquilado. El problema viene cuando por un impago ese trastero es comprado por una pareja joven que se adentra así en una serie de pistas mediante las cuales creen que pueden conseguir la gran recompensa que se ofrece por la identidad de Zodiac, lo que no esperan es que el asesino no está muy lejos y que ellos mismos se transforman en el objetivo de sus próximas víctimas, de ahí que la película se dedique a su despertar. Fue emitida por TVE 1 en una noche. Película de suspense que tontea con el género de terror sin llegar a crear terror. Tiene un ritmo más propio de las películas de los años 1990 de este género que las tan espectaculares que se hacen en los 2010. Se alimenta de la cultura audiovisual televisiva que el director supone al espectador medio de este largometraje, pues tiene numerosos puntos de unión y lenguaje a los programas de realidad (reality show) destinados a mostrar cosas como las sorpresas de los trasteros que sortean por impago, los crímenes no resueltos, los detectives aficionados, etcétera. De paso entra en el sueño americano tratando de prosperar haciendo lo que te gusta y con poco esfuerzo. Como sea, es una película ligera, no es la más significativa de su género, pero está ahí, no es lo peor que de este tipo de cine se ha hecho, aunque se pudiera mejorar. Pensemos por ejemplo que si Zodiac ha de ser un anciano, en toda la película salen tres ancianos y dos de ellos mueren, por lo que deja poco para la imaginación.

Miles ahead (2015, Don Cheadle): La mejor película de esta última etapa del estado de alarma fue la última, emitida por La 2 por la noche. Se trata de un biopic sobre la vida del músico de jazz Miles Davis. A mí este músico me gusta bastante, especialmente su álbum Milestones (1958); quepa decir que dentro del jazz innovó el estilo varias veces y cuenta con varios álbumes clave, y que en determinado momento de finales de los años 1960 y principios de los 1970 influyó totalmente en la música rock y pop del momento y aún volvió a hacerlo en los años 1980, siendo para los años 1990 una referencia de toda la música popular del siglo XX. Ahora bien, tenía una personalidad difícil de tratar, con mal humor, diversos prejuicios, alcoholemia, drogadicción de drogas duras, diversos problemas graves de convivencia en su vida personal, y un problema físico que le dejó cojo por accidente y que empeoró aún más su carácter. En 1975 todo confluyó en sus horas más bajas para que no se le ocurriera nada de calidad, según él, y decidió retirarse de la música, siendo ya un clásico venerado y en lo más alto de su producción. De repente dejó de producir. Además esaba de fondo diversos traumas no superados, como la ruptura con la mujer que más amó... y con la que tuvo peleas violentas por los efectos paranoides de varias drogas y medicamentos que tomaba. Es curioso que 1975 es el punto de inflexión productiva para muchos de los grandes autores, Lennon también paró en ese año y ya no volvería hasta 1980, año que le mataron, o bien The Who, Led Zeppelin, Bob Dylan o Deep Purple comenzaron ya a crear álbumes que se consideraron menores respecto a lo anterior y así siguieron hasta su final o bien hasta un resurgir años más tarde. En el caso de Miles Davis su regreso no se produciría hasta 1981. Entre medias recibiría, para su disgusto, diversas ofertas para regresar de algún modo o para mantener la venta de sus discos. Una de esas ofertas parecía que se iba a materializar en 1979, cuando se rumoreaba que había participado de la grabación para uso privado de un encuentro privado con otros músicos del jazz actual de aquel momento. La reunión y la grabación eran reales, pero Miles Davis guardaba la grabación como secreto de Estado y se negaba a mostrarla ni a volver. En ese momento llegó a su vida un periodista que decía trabajar para la revista Rolling Stones, y que en realidad usaba todo tipo de trucos y engaños para lograr un reportaje exclusivo que relanzara su carrera y la del propio Davis, aunque Davis era contrario a él. La película se centra en ese momento, más o menos entre 1979 ó 1980. La relación entre Davis y el citado periodista fue fuerte pero a la vez convulsa, había amor-odio por la difícil personalidad de Davis. Por otra parte, chanchullos de la discográfica, la acción de un mafioso de poca monta y la intervención de un nuevo músico de jazz imbuido en la droga, provocó el intento de robo de la grabación, lo que les metió a todos en una extraña historia con persecución y tiroteo incluidos. Todo ese momento es la historia central del metraje, lo que hace que tenga algo de road movie, de película de acción e incluso de género de extraña pareja de policías de diferente modo de ser y algo de comedia. Todo este relato fue algo tan emocionalmente fuerte que ambos personajes se ayudaron mutuamente hasta el punto de que en 1981 lograron ese regreso musical, con gran éxito, y relanzar la carrera periodística del periodista. Entre medias se introducen recuerdos de Davis desde sus inicios a sus mejores momentos, con una excelente fotografía y vestuario que recupera a la perfección los ambientes reales en los que vivió Davis y que conocemos a través de las sesiones de fotografías innumerables de cada momento de su vida y producciones. Además, cada recuerdo lleva consigo de banda sonora lo que en esos momentos componía. Se explica su vida escogiendo momentos clave, algunos aspectos se explican de manera sutil, incluso los polémicos como sus relaciones con mujeres de raza blanca, siendo él negro, cosa que en su juventud era algo mal visto por un sistema racista instalado en la sociedad norteamericana, cosa que le llevó injustamente al calabozo de una comisaria incluso siendo ya famoso. La caracterización del actor es perfecta. El regreso de Davis en 1981 supuso además un cambio radical del jazz, al fusionarlo con otros géneros de una manera como nadie se había atrevido. El autor comprendía la música como arte y no tanto como éxitos que comercializar, de ahí buena parte de su historia y de su temperamento. Uno de los biopic que más me han gustado de los últimos que he visto. Lo recomiendo incondicionalmente, incluso si lo que te interesa es una película de poli bueno y poli malo. Muy buena película.

miércoles, junio 24, 2020

NOTICIA 1976ª DESDE EL BAR: MI CONFINAMIENTO EN FOTOS




Ciento una fotografías. Una por cada día del estado de alarma iniciado formalmente el 14 de marzo de 2020. En realidad, reuní fotos e hice fotos desde el 13 de marzo, día que anunció el gobierno que habría la activación del estado de alarma al día siguiente, y aunque el estado de alarma acabó el 20 de junio, hay una fotografía del domingo 21, primer día sin estado de alarma, y otra del lunes 22 de junio, primer día laboral sin estado de alarma. Como siempre, si se pulsa en las imágenes, se amplían.

Salvo dos fotografías que por su alto valor informativo y significativo se las cogí prestadas a dos amistades muy queridas, todas las realicé yo. Recojo aquí cómo ha sido mi confinamiento. Está desde el comienzo de la primavera al aniversario de la muerte de mi madre, desde la muerte de uno de mis tíos paternos al momento que autorizaron salir para pasear una vez al día, una hora a un kilómetro máximo de tu casa, desde la Semana Santa al aniversario de la proclamación de la Segunda República, desde el 1º de Mayo, Día del Trabajador, al día que me llamaron para regresar a trabajar con horario reducido en el Archivo General Militar de Madrid, desde el día que reabrió el primer cine en Madrid al primer bar que se atrevió a regresar sin gente, desde las colas de la carencia que protagonizó la gente, en este caso para comprar tabaco para el confinamiento, a las comidas y desayunos en soledad, desde mi gata acompañándome estos días al día de su cumpleaños y al día de mi cumpleaños, desde la situación compleja de mi casa a la reorganización de estanterías, desde las lecturas a las películas, desde la amistad materializada en correspondencia a la escritura de una nueva novela, desde las mascarillas para poder salir a la calle a comprar o viajar por las leyes anti-pandemia a los gorriones que me han tomado confianza y ahora alimento, desde la tarta que me hizo una mujer que fue amiga de mi madre por mi cumpleaños hasta el regreso de la lotería que, por otra parte, sacó justo los números consecutivos siguientes a los que yo decidí jugar (fue como si me tocara sin tocarme nada, nuca estuve tan cerca), desde el lazo negro del ayuntamiento de Alcalá en la Puerta de Madrid por los muertos de la Covid-19 de nuestra actualidad a mi trabajo,  desde el comercio cerrado a las calles vacías, desde los militares llevándose camas de un hotel para los hospitales al amigo auxiliar de enfermería que desde el primer día estuvo en primera línea del cuidado de los pacientes graves, y así, en ellas, en las fotos, numerosas historias directas, indirectas, claras, otras más ocultas, unas más comunes a todos, otras más crípticas y propias de mi vida particular. 

Me consta que el pasado 15 de mayo ya os compartí una especie de primera entrega con fotografías que hice de primavera desde que se había podido salir a pasear hasta esa fecha, cada foto era de un día diferente (Noticia 1967ª). Me consta, además, que os debo una entrada para cerrar el serial sobre el cine que vi este confinamiento, que corresponde a la última quincena del mismo. A la próxima entrega. Saludos y que la cerveza os acompañe.

sábado, junio 20, 2020

NOTICIA 1975ª DESDE EL BAR: ¿QUIÉN SE HA LLEVADO EL MES DE ABRIL?



En el anochecer del sábado 14 de marzo comenzaba el estado de alarma preanunciado dos días antes y anunciado su día formal de puesta en funcionamiento el viernes 13, un día antes. No hubo estado de alarma completo ese día 14, solo fueron las últimas horas, por lo que lo más correcto es comenzar a contar los días a partir del día 15, que ya habría transcurrido un día completo, siguiendo esa lógica habrían pasado hoy noventa y ocho días de estado de alarma a nivel estatal. Ahora bien, hay quien cuenta el mismísimo día 14 como día completo en estado de alarma, aunque no fue así... No fue así a nivel estatal, porque sí fue sí hubo comunidades autónomas y algunas localidades y regiones que sí entramos en confinamiento oficial aquel mismo sábado desde el principio de él mismo a las 00:00 horas de la noche del viernes 13 al 14, fue el caso de la Comunidad de Madrid. Eso nos pone en que han pasado noventa y nueve días. Claro que hay gente que cuenta como parte de todo esto el viernes 13 completo, cuando se anunció oficialmente que sería el sábado cuando entraríamos en el estado de alarma, eso lo pone hoy en cien días, pero dado este tecnicismo que realmente no cumple con lo estricto del estado de alarma, ¿por qué no contar entonces el preanuncio de que se iba a tomar la decisión en algún momento, el cual fue el jueves 12 de marzo, lo que nos pone en ciento un días? Pongamos la referencia del día propio, el sábado 14, lo que nos pone en los citados noventa y nueve días oficiales de estado de alarma y confinamiento. Lo que sí estaremos de acuerdo todos es que el anuncio oficial y la ley ha fijado sin orden de duda que hoy es el último día del estado de alarma tan histórico que hemos vivido, y tan excepcional. Esta noche del sábado 20 de junio al domingo 21, a las 00:00 horas, en cuanto empiece formalmente el domingo, se acaba el estado de alarma prorrogado por el gobierno y el Parlamento de manera dura y bronca varias veces a lo largo de estos tres meses y diez días transcurridos. Mañana, el día cien, es el primer día en el que volvemos a un gobierno con poderes normales, aunque algunas de las medidas de este estado de alarma se prolongarán mediante un decreto ley del gobierno central y las normativas y leyes específicas que desarrollen cada comunidad autónoma para su territorio.

Este estado de alarma se ha llevado por delante el final del invierno, lo que era fácil al empezar en 14 de marzo, pero lo que nadie se esperaba es que también nos ha eliminado de golpe la primavera de 2020, al menos en cuanto a nuestra vivencia humana, pues está claro que la Naturaleza la ha aprovechado y mucho. Empezó el 21 de marzo, como fecha convencional en el calendario, y a nadie se le escapa que justo entre hoy y mañana termina esta estación del año y comienza el verano. Termina el estado de alarma justo cuando comienza el verano. ¿Quién me ha robado el mes de abril?, que preguntaba Joaquín Sabina en una canción que quizá cobre un sentido que tópicamente se le una a hipotéticas y futuras producciones de televisión y cine cuando hagan realizaciones de cine o series ambientadas en la pandemia de la Covid-19 de este 2020. 

Ha sido una primavera cuando menos excepcional. Excepcional en España y excepcional en el mundo. Aunque las circunstancias han sido biológicas, las decisiones han sido políticas y sociales. Nunca antes la humanidad entera había alcanzado un consenso pacífico ante un problema común, aunque este consenso haya tenido sus lógicas variantes en diversos puntos del planeta. Crea un antecedente más o menos sano de cara a afrontar otros graves problemas que están en marcha, como el cambio climático. Pero para ello hay que tener reflexión y análisis sobre todo lo ocurrido estos meses, si bien en el conjunto del mundo es ahora cuando se están entrando en las fases más graves de la pandemia, al alcanzar cotas de propagación y mortandad altamente elevadas en el continente americano y a la espera de ver qué ocurrirá en África, todo ello mientras existe la amenaza real de un repunte grave que ya ha amagado con seriedad en China. 

Quizá una de las vías a analizar es que parte de todo este problema pasa por revisar y tal vez modificar severamente o finiquitar el sistema capitalista, tanto por ser origen de la pandemia al esquilmar la Naturaleza y provocar el cambio climático que ha favorecido el salto del virus al ser humano, como por demostrar su carácter altamente egoísta e injusto, así como desfavorecer a todos aquellos que han quedado internacionalmente descolgados del mercado productivo en favor de los tejemanejes de grandes empresarios y gobiernos que juegan en el mundo como partidas de ajedrez sutiles de las que en general el común de los humanos no nos enteramos hasta que nos estalla en la cara su resultado maquiavélico.

Si en algún momento había que repensar y replantear el socialismo es ahora que también lo requiere el capitalismo. A fin de cuentas los sistemas socioeconómicos no siempre fueron los mismos, ni los valores de la humanidad asociados a cada uno. El feudalismo tenía los suyos; las ciudades-Estado griegas también; el imperialismo respondía a sus propias pautas más o menos similares pero con sus peculiaridades ya sea en Egipto, la antigua Roma, la España del Renacimiento o la Gran Bretaña del siglo XIX; en el siglo XVII los franceses desarrollaron el mercantilismo tras colapsar poco a poco el sistema feudal y la organización social por estados sociales, el mercantilismo fue un sistema socioeconómico al que se acogió toda Europa hasta que surgió el capitalismo, fue un paso previo que derribaba social y económicamente todo, mientras, a la par, se vivía un brote de peste negra y una guerra de treinta años que algunos historiadores analizan como antecedente no exacto a lo que sería una guerra mundial tal como la entenderíamos hoy día. 

Hemos tenido una primavera confinados, pero ahora comienza el verano. Ya se podrá hacer cosas como ir de Alcalá de Henares a Azuqueca de Henares sin motivos exclusivamente laborales, cambiando así de la provincia de Madrid a la de Guadalajara, cosa que durante todo el estado de alarma ha sido ilegal. Saludos y que la cerveza os acompañe.

miércoles, junio 17, 2020

NOTICIA 1974ª DESDE EL BAR: NO NOS HAGAN INVISIBLES


El próximo lunes 22, a las 00:00 horas, o en otras palabras: en la noche del domingo 21 al lunes 22, se habrá terminado este histórico estado de alarma. Varias medidas adoptadas seguirán vía decreto ley, como ha anunciado el gobierno, otras dependerán de las decisiones de los gobiernos autonómicos, y otras teróricamente desaparecerán. Pareciera que en pleno momento del final del sistema de fases para ir "desescalando" la escalada de medidas contra la pandemia de la Covid-19 todo cambiará para que nada cambie en esa proyectada vuelta paulatina a la normalidad. "Nueva normalidad" que decía el gobierno en un contrasentido monumental, "normalidad provisional" que dijo no hace mucho el propio gobierno intentando suavizar el término anterior con vista a una normalidad como la anterior a la Covid-19, negada a la vez con la idea de mantenerlo todo tal cual hasta que haya una vacuna o un tratamiento que, dicho sea de paso, ni se sabe cuándo estarán, ni si estarán, ni si de estar serán de total eficacia, todo lo cual afectaría al argumento planteado de intento de suavizar.

No me apetece hoy hacer un análisis sesudo de todo lo acaecido. 

Simplemente me apetecía compartir una fotografía que hice la semana pasada, tras salir del trabajo y dar un paseo, vi la ventana de una residencia de ancianos privada, perteneciente a una orden religiosa de monjas, donde desde una de las ventanas alguien colgó una pancarta donde se leía "No nos hagan invisibles". Estaba detrás del Senado, cerca de la Plaza de España. Al margen de todo lo que implica su contexto social e histórico en esta pandemia, incluso al margen de lo que implican todas las lecturas que la imagen misma puede dar con esas ventanas donde no pareciera que viviera nadie capaz de quedar invisible a la sociedad, es una frase que puede extrapolarse a múltiples realidades actuales y venideras, en este contexto, derivadas de él o dentro de la propia individualidad y la vida particular de cada uno.

Mucha gente se apuntó al carro tópico buenista de afirmar que nos haríamos mejores. Me parece más real esta frase de petición y no de afirmación, "No nos hagan invisibles".

Hoy día hay muchos invisibles y mucha gente que crean invisibles no con pócimas, si no con una mirada al interior de sus párpados. ¿Cuántos vecinos han preguntado estas últimas semanas al vecino de toda la vida justo lo que de toda la vida ya sabían sin preguntar?

Saludos y que la cerveza os acompañe.

miércoles, junio 10, 2020

NOTICIA 1973ª DESDE EL BAR: PASEANDO POR EL SIGLO XIX

Un bebé descansa en su cuna pétreo y blanco, marmóreo en su dormitorio para siempre, retrato en piedra del hijo muerto que hicieron sus padres en el siglo XIX y que se guarda en el Museo del Romanticismo de Madrid, junto a las pistolas de pistón del general Palafox, varios cuadros de Valeriano Bécquer (el hermano de Gustavo Adolfo), la cinta negra que vistió Zorrilla en el entierro de Larra, innumerables pianos y cuando menos numerosos cuadernillos con tapas de nácar para las tarjetas de baile de las damas de la época. Con la cara tapada con una mascarilla de farmacia más como salvoconducto para ir andando por ahí por obligación de la ley que por sanidad real, he estado a solas en este museo de la calle San Mateo de Madrid. Fui al acabar mi breve jornada de trabajo, reducida a cuatro horas desde que regresé la semana pasada. Los museos abrían de nuevo en la Comunidad de Madrid poco a poco y para ser más atractivos, dado que no se puede hacer nada salvo deambular, sin guía de papel, sin postal, sin nada, estos días son gratuitos y con foro muy limitado. Había dos museos que aún no había visto de los que se me ocurrieron que podría ir hoy después de mi jornada, uno de ellos era este. Toda la vida lo he conocido como Museo Romántico de Madrid, pero al buscar su dirección he visto que en realidad se llama Museo del Romanticismo. Pregunté por la calle a un par de personas con ese nombre, pero no solo no sabían de qué les hablaba, sino que mi miraban que parecía que les había hecho una proposición amorosa, así que corregía y decía: "Museo Romántico", y ahí sí, todos de acuerdo, sabían de qué les hablaba. 

Deambule por las salas yo solo. No había nadie más. Todo el pequeño museo para mí solo. Alguna voz de las vigilantes de sala hablando en habitaciones contiguas, pero poco más. Lo cierto es que como muestra del romanticismo del siglo XIX está mejor el Museo de la Fundación Lázaro Galdiano en Madrid, o la Casa Lis en Salamanca, pero es cierto que tiene una colección de cuadros muy destacados de varios autores, no sólo de Bécquer, también de los Madrazo o de Esquivel o de Esteve o del indiscutible y siempre genial Villamil, entre otros. Aunque lo mejor sin duda son su mobiliario y su ajuar. Objetos muertos que te permiten andar dentro de un bodegón burgués del siglo XIX. Alguna que otra cosa no me importaría tenerla por casa, me encantan los pequeños muebles con compartimentos privados y decoraciones que tienen cierta mística. impagable a quien se le ocurriera en su día tallar en mármol a un Napoleón para un reloj de salón. El pequeño carruaje negro para niños, el sillón reclinable con sedas aún vivas, los interminables retratos de Isabel II y los cuadros famosos de Fernando VII o de las burlas al suicidio romántico. 

Anduve solo por las salas pensando en qué pasado vieron aquellos objetos, colocados unos junto a otros para buscar una coherencia estética para cada sala, en realidad amontonados como muestra de lo suntuario de aquel siglo. La sala de billar rodeada de cuadros con infinidad de mujeres de la familia, como si jugar al billar, cosa masculina en el siglo XIX, fuera cosa de hacerlo rodeado de las miradas al óleo de tu esposa, de tus hijas, de tus hermanas y de todas las mujeres cercanas a ti en la sangre que se te pudieran ocurrir. Chimenea tras chimenea decorada y ese dormitorio isabelino con cortina tan pesada para la noche, imaginé, mente sexuada, cómo fuera una noche de amor en aquella estancia, y una noche cálida en invierno con tremenda cortina alrededor. 

Todo el museo para mí, que no lo había visto nunca, y los nácares y los camafeos. Paseé.

Momentos antes, horas antes, había estado en mi trabajo con los expedientes de los mutilados de guerra en la Cuba de 1895-1898. Al salir, allá por Moncloa, una tienda de ropa militar me sorprendió abierta a pie de calle teniendo en su escaparate una foto del actor Luis Tosar vestido con traje militar de 1898 para el rodaje de Los últimos de Filipinas. Su rúbrica estaba en la foto, enorme foto en tamaño. Todo parecía dispuesto para un paseo en una determinada melancolía que me depara este estado de irrealidad que nos da las normas sociales por ley del distanciamiento y la mascarilla. Una melancolía sobre la incertidumbre laboral propia, con un proyecto ya prácticamente completado.

La Posada del Diablo ha puesto el cartel de "se alquila" durante este estado de alarma, del mismo modo que anunció su cierre el Kingston Pub, o, por jubilación para el otoño la Librería de Javier. No es lo único que veo en cierre en esta Alcalá de Henares. Paseo y por el barrio veo una pollería de siempre con el mismo cartel, una tienda de repuestos de maquinaria, como ya dije anteriormente, y ahora, más aún una tienda de camas del barrio, varias tiendas de alimentación del Mercado de Santa Teresa, algún que otro comercio de los bajos de los edificios de estos barrios. Son los pequeños negocios los que quiebran y con ellos se llevan montones de puestos de trabajo y de vida normal y cotidiana. Y nos vamos sumergiendo en esa mal llamada "nueva normalidad" que persigue el gobierno y la oposición, ahora llamada "normalidad de transición", apuntando el mantenimiento de medidas que estrangulan vidas en nombre de la salud, sin que todo lo que se afirma realmente sea útil o como si no pudiera tener alternativas para bien de todo y todos. 

El niño dormía en su cuna, hecho de mármol, perpetuamente. Me pregunto cómo sería la psicología de aquellos padres que al morírseles el bebé decidieron tenerle de ese modo eternamente suspendido en el tiempo dentro de su casa.

domingo, junio 07, 2020

NOTICIA 1972ª DESDE EL BAR: GENERACIÓN PERDIDA

Generación del Baby Boom, Generación de la Democracia, Generación Post-Moderna, Generación X, Generación Grunge, Generación Y, Generación de las Torres Gemelas, Generación de la Crisis, Generación Perdida, Generación Ni-Ni, Generación del 15M, Generación de la Gran Recesión, Generación de la Covid-19, Generación Perdida. Llueve. Os escribo por la tarde de una semana después de la última vez que os escribí, demasiado tiempo, y llueve. El cielo amenaza tormenta, los telediarios dijeron desde dos días antes que hoy habría grandes tormentas desde la mañana. Hemos estado atentos a eso y hemos preparado todo para que la tormenta nos pille a resguardo. No hemos preparado nada concreto para hoy, simplemente verlo desde casa. Hablo en plural, pero no es mayestático, por la mañana salí a pasear y visité a un par de amistades dueños de tiendas que me comentaban lo de la tormenta y habían preparado su negocio para tener abierto pero a conciencia de que no había negocio, simplemente para que se viera que estaban abiertos a hacer negocio, pero a resguardo en "su casa", la tienda abierta para nadie concreto. Paseé por la mañana porque no hubo tormenta ni lluvia, no hubo nubes negras ni vientos raudos que las vaticinasen. Cielos claros y gente paseando. Así continuó el mediodía y buena parte de la tarde. Ahora se acerca el anochecer y no hay tormenta, simplemente ha comenzado a llover, pero no hay tormenta, y sin embargo, no hemos hecho nada, simplemente hemos esperado a la nada. Llueve, porque la normalidad requiere lluvia de vez en cuando, pero no hay tormenta más allá de nuestros techos.

Generación del Baby Boom, Generación de la Democracia, Generación Post-Moderna, Generación X, Generación Grunge, Generación Y, Generación de las Torres Gemelas, Generación de la Crisis, Generación Perdida, Generación Ni-Ni, Generación del 15M, Generación de la Gran Recesión, Generación de la Covid-19, Generación Perdida. Todas estas nominaciones nos han dado y desde ella nos han tratado de analizar y definir a la gente de mi generación. Denominaciones dadas en diferentes épocas y contextos desde la sociología, el periodismo, la economía o hasta la política. En las postrimerías del Baby Boom, que tanto nos ha afectado y nos afectará a nuestra generación desempleada y abocada a los mil colapsos hasta nuestra extinción; reconocidos "De la Democracia" desde nuestro nacimiento porque ya nacimos con la Transición y por ello posteriormente denodados como una generación que no sabe lo que es el esfuerzo y pareciera que según algunos análisis fueramos unos nadies que no se merecen nada porque todo nos lo hicieron según ellos; post-modernos, como etiqueta heredera de otros tantos post-modernos de los años 1970, alimentados de niños con la cultura que se vivió en los años 1980 españoles, de vueltas de todo, sin miramientos a lo que antes era sacrosanto y peligroso tocarlo, y por ello considerados de todo tipo de etiquetas desde idiotas a ineptos, métase aquí ya todo un vericueto de subdivisiones que pretenden fragmentarnos según la reforma educativa que nos haya tocado cursar a cada cual; Generación X, la Grunge y hasta la Y, como denominadores confundidos y mezclados entre sí que en realidad vienen a decir lo mismo de nosotros, ya adolescentes y entrando en edad adulta, de nuevo denostados y con definiciones que venían a demostrar que los adultos ni se molestaban en acercarse al mundo visto por nosotros, sólo desde sus parámetros, que eran atalayas de su prepotencia (la misma que nos iba fabricando un presente y un futuro de mierda sin posibilidades de prosperar, pero según ellos lo mejor de lo mejor que se nos podía dar, y nosotros lo sabíamos); quisieron definirnos al comenzar el siglo XXI como gente de nuestro tiempo con la etapa de violencia y restricciones abierta con la destrucción de las Torres Gemelas de New York, y si bien algo había, nada había más allá de los deseos de los analistas; Generación de la Crisis, sí, esa recoge y ensalza con orgullo que fuimos y somos la Generación X, la Grunge, y lo hace con orgullo porque la crisis de 2008 vino a demostrar que en los años 1990 nosotros llevábamos razón: se nos estaba construyendo una vida de mierda sin que nosotros pudiéramos hacer mucho, por mil protestas que hiciéramos (todas negadas por los medios y los adultos, que nos tomaban también por la Generación del Botellón); pronto comenzaron a irse de España muchos de nosotros en busca de una vida mejor, otros tantos se vieron atrapados entre el desempleo y la poca validez de tener estudios, por lo que volvieron a denominarnos para denotarnos como la Generación Ni-Ni (ni estudia, ni trabaja), pero no como víctimas, sino como si fuéramos vagos irredentos, culpables de nosotros mismos, era por entonces cuando en 2010 comenzó a sonar en prensa que lo mejor era llamarnos Generación Perdida; habíamos estado participando de montones de acciones solidarias, de protestas, de ideas nuevas ignoradas durante años, de vez en cuando aireadas como cuando fuimos a limpiar el petróleo derramado en las playas sin que nadie nos mandara hacerlo y sin que nadie hiciera nada efectivo más que palabrear, pero solo nos reconocieron algún mérito cuando en 2011 elevamos la protesta en el 15 de mayo, Generación del 15M, dijeron, y pronto vinieron a decir que eso en realidad era intergeneracional, y era cierto, pero la génesis no lo había sido... y sin embargo a los de mi generación, del 15M nos tocó ser llamados los Perro-Flauta, los guarros, los rojos, los radicales, y a la mierda que el origen del 15M estuviera en nosotros, ¿a quién le importaba?, en un par de años se montaba un partido político, se autoadjudicaba ser el 15M auténtico y en un poco tiempo más a estar en ayuntamientos, provincias, comunidades, Europa... y a tener diputados y ministros y punto en boca, que el resto lo que éramos era Perro-Flautas; Cuando la crisis de 2008 fue al fin bautizada no hace mucho como Gran Recesión, pasamos a ser la Generación de la Gran Recesión porque la Generación de la Crisis pasó a llamarse así, probablemente junto a los rasgos de lo llamado Generación X, Grunge y 15M sea lo que más nos defina; y estalló la pandemia este 2020 y pasamos a ser la generación de la Covid-19 otra vez como en 2001, porque se nos ata a un hecho coyuntural en el devenir de la Historia en nuestro tiempo de existencia, quizá por ello lo que más se ajusta a la realidad es que se volviera a repetir de nuevo, desde 2010, que nos llamaran: Generación Perdida. Lo somos. Somos una generación perdida. Somos la Generación Perdida de España, que ha venido con retraso respecto a la Generación Perdida estadounidense de la década de 1950-1960. Dos términos se han repetido a lo largo de nuestra vida para definirnos y ambos confluyen: Generación de la Crisis o Gran Recesión y Generación Perdida. No es casualidad, no es coincidencia, es un hecho.

Estas semanas se lee y se oye bastante de la recuperación de este término para definirnos. Generación Perdida. Cuando éramos jóvenes por ser jóvenes y cuando somos adultos cuarentones, por eso mismo. No nos engañemos, a nosotros no nos dijeron "No" en todo porque hubiera una crisis económica en 2008, ya nos lo decían antes cuando si no tenías experiencia laboral no te contrataban, y nadie tan joven entonces la tenía, ya nos cerraban puertas antes del 2008, en los años 1990, cuando a finales muchos cumplíamos ya los 18 años, ya entonces nos cerraban puertas en todos los ámbitos, pero la vida la veíamos con otros ojos, con los de los 18 años, con los de la veintena de años. Lo del 2008 fue un batacazo, y más desde 2010, pero no fue ni ha sido ni es justo que hubiera y siga habiendo la valoración de que aquellos que emigraron a otros países eran los mejores (y por ello muchos dicen que hay que recuperarlos) y los que nos quedamos aquí poco menos que no valíamos para nada (por lo que no había que contratarnos). Ahora en 2020 el "No" ya estaba garantizado en todo con y sin Covid-19, pero con la nueva situación económica y social que plantea la pandemia todo está bien dispuesto en la mesa para que esos "Noes" tengan carácter exculpatorio de todos los que los van a pronunciar. Nosotros como siempre estaremos en la cuerda de los que han de ser rifados para viajar en la sentina. No es cierto que los que tenemos estudios superiores lo tengamos mejor que los que no los tuvieron, será cierto en todo caso que en algunos sectores de los estudios superiores el trabajo no faltó y en otros muchos casos: sí. Total, con el estado de alarma a muchos con trabajos que implican esos estudios nos han dicho que no somos esenciales ni necesarios. Lo dije por aquellos años y lo repetí en los sucesivos, ni estamos ni estaremos, nada tenemos y nada tendremos, no se nos espera en la tierra de promisión, solo en el páramo entre los huesos blancos de la última mula de carga que cayó de sed. A fin de cuentas el Baby Boom, la primera definición que se nos dio por una razón biológica y malthusiana, es una razón de peso aplastante. Somos una plaga de langostas anunciada y en recorrido vital desde hace cuarenta a cincuenta años y aún así nadie ha sido previsor con nuestra llegada a los diferentes estadios de la vida y de la economía. Somos la humanidad perdedora de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?.

Llueve y esta vez no hemos salido porque se nos dijo que habría tormenta, pero lo nuestro es salir, salir y mojarnos, porque quien nada tiene, al menos en la lluvia gana el agua. Que no nos digan lo que hemos de hacer en la tormenta, nuestra carne estará sobre nuestros huesos aún cuando la tormenta siga y su carne esté a recaudo bajo maderas secas.

Largo y complejo, y necesariamente reflexivo, sería hablar de todo esto en detalle, pero no me propongo eso. El lunes pasado regresé al trabajo en el archivo. Expedientes de una guerra de hace ciento veinte años atrás con su respectiva plaga mal afrontada y sus miles de muertos y su crisis económica, social y sistémica. En breve se acabará el contrato. Llueve. Es 2020.

Somos la Generación Perdida.