El próximo lunes 22, a las 00:00 horas, o en otras palabras: en la noche del domingo 21 al lunes 22, se habrá terminado este histórico estado de alarma. Varias medidas adoptadas seguirán vía decreto ley, como ha anunciado el gobierno, otras dependerán de las decisiones de los gobiernos autonómicos, y otras teróricamente desaparecerán. Pareciera que en pleno momento del final del sistema de fases para ir "desescalando" la escalada de medidas contra la pandemia de la Covid-19 todo cambiará para que nada cambie en esa proyectada vuelta paulatina a la normalidad. "Nueva normalidad" que decía el gobierno en un contrasentido monumental, "normalidad provisional" que dijo no hace mucho el propio gobierno intentando suavizar el término anterior con vista a una normalidad como la anterior a la Covid-19, negada a la vez con la idea de mantenerlo todo tal cual hasta que haya una vacuna o un tratamiento que, dicho sea de paso, ni se sabe cuándo estarán, ni si estarán, ni si de estar serán de total eficacia, todo lo cual afectaría al argumento planteado de intento de suavizar.
No me apetece hoy hacer un análisis sesudo de todo lo acaecido.
Simplemente me apetecía compartir una fotografía que hice la semana pasada, tras salir del trabajo y dar un paseo, vi la ventana de una residencia de ancianos privada, perteneciente a una orden religiosa de monjas, donde desde una de las ventanas alguien colgó una pancarta donde se leía "No nos hagan invisibles". Estaba detrás del Senado, cerca de la Plaza de España. Al margen de todo lo que implica su contexto social e histórico en esta pandemia, incluso al margen de lo que implican todas las lecturas que la imagen misma puede dar con esas ventanas donde no pareciera que viviera nadie capaz de quedar invisible a la sociedad, es una frase que puede extrapolarse a múltiples realidades actuales y venideras, en este contexto, derivadas de él o dentro de la propia individualidad y la vida particular de cada uno.
Mucha gente se apuntó al carro tópico buenista de afirmar que nos haríamos mejores. Me parece más real esta frase de petición y no de afirmación, "No nos hagan invisibles".
Mucha gente se apuntó al carro tópico buenista de afirmar que nos haríamos mejores. Me parece más real esta frase de petición y no de afirmación, "No nos hagan invisibles".
Hoy día hay muchos invisibles y mucha gente que crean invisibles no con pócimas, si no con una mirada al interior de sus párpados. ¿Cuántos vecinos han preguntado estas últimas semanas al vecino de toda la vida justo lo que de toda la vida ya sabían sin preguntar?
Saludos y que la cerveza os acompañe.
1 comentario:
Pues después de dar la tabarra el PP con que si el PSOE-UP odian a los madrileños, que si nos tienen manía, etcétera, por lo de avanzar en las fases más lentamente, ahora que el domingo se acabaron las fases para todos al acabar el estado de alarma, al menos que alguna comunidad que no completara el sistema de fases se quiera acoger a terminarla por decisión propia, pues ahora va Ayuso y Aguado y dicen que... ¡van a crear un sistema de minifases para la Comunidad de Madrid una vez que ya no esté el estado de alarma! vaya solo se me ocurre qué o bien:
1.-Que los técnicos sanitarios del gobierno central llevaban razón en cuanto a la lentitud en Madrid con el sistema de fases para superar la pandemia en la Comunidad Autónoma.
2.-Que el PP odie y tenga manía a los madrileños.
3.-Que nos toman por gilipollas a los que se les puede lanzar un mensaje y el contrario y pese a lo evidente de ello haber multitud de gente que, efectivamente, les den la razón sí o sí o si no también porque esa gente conciben la política y la actualidad como hinchas de equipos de fútbol, o en términos menos amables: usan del resabio social español del seguidismo o asentimiento ciego al líder de otras épocas.
Bueno, ¿cuál será de las tres posibilidades? Buenos días, cibernautas.
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