domingo, febrero 27, 2011

NOTICIA 904ª DESDE EL BAR: 1º CONGRESO INTERNACIONAL DE CONFERENCIAS SOBRE CÓMICS Y NOVELAS GRÁFICAS 2011, en Alcalá de Henares

Esther Claudio Moreno, una antigua amiga que mantengo desde los comienzos de mis tiempos universitarios, lleva tiempo preparando su tesis doctoral en torno al mundo del cómic y sus formas de lenguaje, así como su carácter cultural en la sociedad. Aunque todo lector de cómic, el Noveno Arte, somos ante todo amantes de las historias de cómic en sí. Esther ha realizado muchos comunicados en congresos de conferencias realizados en otros países donde ese Noveno Arte ha sido valorado hasta la fecha en mayor medida que en España. Estamos hablando fundamentalmente de Reino Unido, donde ha conocido en persona a varios de los grandes creadores del cómic europeo actual. Desde mediados del año pasado se propuso de manera firme celebrar un congreso de conferencias en Madrid, ya que hasta la fecha en España sólo Barcelona se ha tomado en serio la vanguardia de este arte entre la literatura y lo gráfico. Su coordinador doctoral, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid capital, vio en ello una gran idea y le propuso que lo dirigiera y organizara ella misma a su gusto, él la avalaría. Fue así como aunque ella realiza su doctorado en la Universidad Complutense, contactaron con la Universidad de Alcalá de Henares para ofrecerle realizar este proyecto en común siendo la propia ciudad de Alcalá de Henares la sede. No obstante Esther Claudio realizó estudios de Humanidades y de Filología Inglesa en la ciudad complutense. El acuerdo definitivo tardó en llegar, pero al fin, en enero de este año 2011 se alcanzó.

De forma bilingüe español / inglés el próximo mes de noviembre la ciudad, gracias única y exclusivamente a las Universidades Complutense y Alcalaína, y sobre todo a Esther, verá como tendrá lugar la "First International Conference on Comics and Graphics Novels 2011. Sites of Visual and Textual Innovation. Alcalá de Henares, Madrid. November 10th-12th 2011" / "Primer Congreso de Conferencias Internacional de Cómics y Novelas Gráficas 2011. Sitios de innovación visual y textual. Alcalá de Henares, Madrid. Del 10 al 12 de Noviembre de 2011". Las personas interesadas en realizar comunicados podrán presentar sus propuestas hasta el 31 de mayo. Yo posiblemente participaré con alguno. Todas las preguntas, así como la normativa para participar, la cuota de inscripción y otras cuestiones podrán leerse en la web que el Instituto de Estudios Norteamericanos Benjamin Franklin de la Universidad de Alcalá de Henares ha abierto hace tres días. Podéis acceder a él a través del color violeta del nombre que os he escrito. Allí encontraréis también un correo electrónico para realizar consultas. La web necesita aún algunas reformas como su versión en español, los formularios para enviar las comunicaciones, los pagos y demás. En breve, supongo, se irá introduciendo todo lo necesario. La convocatoria más formal está en esta otra puerta violeta. Estad atentos a la web aquellos que estéis interesados, pues repito que en algún momento estará completa con todo lo necesario. Así como supongo que tras el 31 de mayo se introducirán otras cuestiones como el calendario y programa de conferencias y actos. Así por el momento se puede afirmar que vendrán varios creadores de cómic consagrados tanto españoles como no españoles (posiblemente del mundo norteamericano habrá alguien, aunque uno desea que aparezca alguien del cómic europeo). Sé de un nombre seguro (jugoso dentro del cómic nacional actual) que ha confirmado su asistencia pero, por cuestiones de cortesía, no lo anunciaré en este blog hasta que la organización del congreso no lo crea oportuno y lo hagan ellos antes. Saludos y que la cerveza os acompañe.

jueves, febrero 24, 2011

NOTICIA 903ª DESDE EL BAR: LA PATAGONIA REBELDE (y 3)

Pues eso, que llevo con este tres días que decía que me encontraba ojeando unos papeles que recopiló Hugo Pratt sobre la vida de Corto Maltés cuando tuve en mis manos los referentes a aquel viaje que el marino hizo a Argentina en 1923. Y decía que en eso me encontraba cuando empezó una película en la televisión cercana a ese tema, y empecé a hablar de Corto y de la película en su contexto.

Hugo Pratt nos contó la historia de Corto Maltés en Argentina en su libro "Tango... y todo a media luz", que publicó en 1985. Ya en ese momento Hugo Pratt nos reveló que no era la primera vez que Corto Maltés estaba en Argentina. Lo hizo al mismo tiempo que nos mostraba ese perfil anarquista y aventurero del personaje que, por otra parte, nos dejaba intuir que tuvo problemas con las fuerzas policiales argentinas antes de 1923. Sin embargo, teniendo en cuenta que Hugo Pratt nos hizo un profundo seguimiento del personaje desde 1914, a pesar de que nos mostró su paso por la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, ese paso por Argentina hubo de ser o bien en su etapa de ser uno de los últimos piratas y contrabandistas románticos del siglo XX entre 1905 y 1914, o, algo que considero imposible, anterior a 1904. Imposible porque Corto Maltés había nacido en La Valeta (Malta) en 1887, lo que hace que en 1904, tuviera 17 años... pero es que su biografo oficial, Hugo Pratt (como hemos estado diciendo), nos hizo saber que en la guerra de los boxer en China hizo estallar un cañón con 13 años, esto es en 1900. De haber estado en Argentina antes de 1923 debió ser entre 1905 y 1914 para poder tener problemas con la policía, de otro modo sería prematuramente precoz... aunque visto lo visto no es descartable del todo.

Sea como sea, conociendo el carácter libertario del personaje, y conociendo los sucesos ya expuestos que venían dándose en Argentina desde finales del siglo XIX y sobre todo desde comiezos del siglo XX, cuando Corto Maltés regresó en 1923 no sólo había personas que no le habían olvidado como para querer ajustarle cuentas, si no que él mismo tampoco había olvidado que en Argentina había una lucha soterrada entre una clase social cada vez más desfavorecida por el sistema y otra que controlaba los negocios, las fuerzas de seguridad gubernamentales y el propio gobierno e instituciones gubernamentales. Tal como la película "La Patagonia Rebelde" también nos muestra para el año 1921.
En el ambiente revolucionario nacido del Grito de Alcorta de 1912 (que comenté en la anterior parte de esta trilogía) era los braceros del campo los que tenían la peor parte, vivían en el campo con condiciones infrahumanas. Por eso cuando se proclamó una huelga general para toda Argentina en 1919 ellos la secundaron sin fisuras al completo. Se veían animados, por otra parte, por la victoria de los comunistas bolcheviques en Rusia en 1917, hecho que por otra parte creó un gran miedo entre las clases acomodadas argentinas, lo que, en expiral, llevó a la represión más violenta de los huelguistas... que respondieron en consecuencia. A partir de ese momento el anarquismo pedagógico y sindicalista predominante en Argentina vio como algunos que lo malinterpretaron en un sentido de violencia se hicieron un hueco llamativo para la prensa, como se ve también en la película mencionada, y como los comunistas (el Bloque Rojo entre otros) también se abrieron paso. El terror de las clases acomodadas de Argentina por la posibilidad de perder sus privilegios de clase se hizo tan grande que, con simpatía y ayuda de la policía (fundamentalmente) y del ejército crearon una gan represión violenta, siempre respondida con las armas. La corrupción por otra parte era moneda de cambio habitual. El ambiente argentino estaba sumamente enrarecido, no es de extrañar dónde estaban las simpatías de Corto Maltés y tantos otros. Las mafias campaban por sus anchos muchas veces impunes, amparadas por ambientes de tango y nocturnidad, o bien a plena luz, se dejaban ver a menudo con políticos y empresarios que, más tarde, les harían un hueco para un golpe de Estado conservador de extrema derecha unas décadas más tarde.
En 1904 se había creado una ley de residencia para los inmigrantes y los errantes del interior del país. En 1910 se procedió a una ley de defensa social que fue interpretada de tal modo que tras el Grito de Alcorta de 1912 provocó la justificación de las represiones brutales e injustificadasa contra los huelguistas del periodo 1919 a 1921. En vista de que los principales cabecillas sindicales anarquistas en Argentina eran españoles e italianos, ser extranjero pasó a ser equivalente a ser un subversivo. La situación no pudo menos que provocar una matanza brutal en la capital Buenos Aires en 1919. La Federación Agraria Argentina (FAA) hacía tiempo que había sufrido un cambio, ya no tenía en su seno a los anarquistas, y se transformó en un arma valiosa para los grandes latifundistas para extender la represión más criminal de forma efectiva contra los nombres conocidos de los obreros más reivindicativos. Anarquistas y comunistas fueron asesinados, torturados, despedidos o encarcelados sin contemplaciones al margen de lo que los políticos desde el gobierno hubieran deseado como desenlace de los conflictos. Los braceros fueron las principales víctimas de la brutalidad. Los dirigentes sindicales eran llevados al campo tras ser apresados y allí se les disparaba y mataba como fuese. En esos años de 1919 a 1921, los años que narra "La Patagonia Rebelde" y previos a la llegada de regreso a Argentina de Corto Maltés en 1923, él conflicto laboral, social y violento estaba tanto en lo rural como en lo urbano. Los latifundistas y grandes empresarios industriales fundaron Ligas Patrióticas, usadas para organizarse de cara a una represión más eficaz. Los obreros, hambrientos y malviviendo por debajo de condiciones humanas respetables, recurrieron a ocupar tierras para cultivarlas y tener con qué comer... los grandes propietarios respondieron fusilándoles con ayuda de la policía. A veces se dieron fusilamientos masivos por medio del uso del ejército con órdenes del presidente de la República Irigoyen, como el de 1921 de La Patagonia. Fueron sólo aquel año 1.500 fusilados huelguistas. En 1922 se rebajó la tensión, quizá por la gran matanza de 1919 y la gran matanza de 1921, demasiados cabecillas y no cabecillas habían muerto, el movimiento huelguista estaba decabezado, literalmente. Sólo en un panorama como ese, donde obviamente la patronal tenía ventaja y todas las ventajas legítimas e ilegítimas para negociar, sin grandes hombres al frente de los huelguistas (pues los habían matado o encarcelado), comenzaron las conversaciones para alcanzar pactos laborales estables. Los obreros no quisieron desperdiciar la oportunidad y realizaron sus peticiones de un modo tan institucional que comenzó a cobrar fuerza un nuevo partido político en el panorama de los gobiernos argentinos, el Partido Radical. Era algo que los empresarios y latifundistas no esperaban. Ese era el panorama en el que Corto Maltés vengó a su amiga muerta en las calles de Buenos Aires.

Sin embargo hay mas. La corrupción policial y política que se intuye en lo que Hugo Pratt nos narra que le pasó a Corto esos días en la capital Bonarense era la base del futuro golpe de Estado citado, o bien de la radicalización de la sociedad no hacia el anarquismo, ni hacia el fascismo, si no hacia un populismo que rayaría con el fascismo, aunque, eso sí, siempre dentro del sistema democrático republicano argentino. El Crack bursátil de la crisis económica de 1929 hizo que el Estado no beneficiase ya a los grandes latifundistas que habían cercado los campos en detrimento de los arrendatarios pequeños (lo que había provocado las huelgas anarquistas). Eso fue un revés para los grandes empresarios. Comenzaron a beneficiar a los empresarios industriales urbanos cuyas inversiones estaban orientadas a estimular el comercio de exportación con el mercado internacional. Las luchas sociales se rebajaron de ese modo. Siguieron existiendo, pero en menor número, la mayor parte de braceros y pequeños arrendatarios comenzaban a verse beneficiados por el gobierno de un modo serio y comprometido por primera vez, ya que él estaba preocupado más en el orden industrial y las urbes. El gobierno garantizó en gran medida el final del caciquismo argentino en los campos al velar por la claridad del sufragio sin trampas y comenzar a dar respuesta positiva a los más desfavorecidos. Esto hizo que muchas reclamaciones sindicales comenzaran a confiar de nuevo en la vía de la reclamación institucional tal como hicieron en la primera década de 1900. Esto no evitó que hubiera aún algún enfrentamiento episódico en los años del golpe de Estado entre 1930 y 1943. Fueron años de dictaduras militares (hasta 1945) en la llamada Década Infame. No se involucraron en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), hasta que en sus últimos momentos, con la guerra casi solucionada, declararon la guerra a Alemania.

La crisis de 1929 había acelerado la industrialización y la expansión urbana, sin que ello evitara del todo las profundas agitaciones sociales y una fuerte emigración del campo interior a las urbes litorales. Fueron esas las claves para la entrada del populismo político. Las clases dominantes respondieron institucionalmente al populismo creando una ideología personalista que se ha conocido como Peronismo, obviamente liderado por Perón, quien alcanzó el poder por primera vez en 1946. Era un movimiento agitador y disciplinador que llamaba a la exaltación nacional, el Estado como valor, el lider único benerable (copiado esto a las ideas de líder único de los fascismos europeos), y multitud de ideas demagógicas sobre el orden social que funcionaba porque, algo innegable, había calmado en mucho (y satisfecho) bastantes de las protestas obreras, sin embargo no hay que olvidar que Perón no dudó en ayudar a regímenes fascistas europeos como el del general Franco en España. Quizá por eso el general Perón no sólo despertaba inquietudes entre algunos sectores obreros aún, los más democráticos puros y los izquierdistas, si no también en las antiguas oligarquías. Perón respondía ante todo esto con medidas como crear el derecho y obligación de recibir la paga extraordinaria de vacaciones y los aguinaldos de Navidad, reformó de nuevo la ley de arrendamientos de tierra, dio respuestas posítivas a las reclamaciones obreras del campo y de la ciudad y, en fin, entre aciertos y desaciertos se podría decir que muchas de sus medidas eran oportunistamente populares (gozaban de la simpatía de la mayoría sin pensar sus consecuencias posteriores) a pesar de que bastantes otras medidas eran necesarias para el bien social (y obrero o popular) común de Argentina.

Todo esto no evitó que siguieran existiendo las anacrónicas "tiendas de raya" del siglo XIX en sectores sociales industriales (tiendas del patrón donde los obreros podían comprar productos de primera necesidad, pero sólo ahí, no en ningún otro sitio ya que no les pagaban con dinero si no con vales, lo que era una forma de semi-exclavitud) y subsistían las represiones contra los obreros entre los latifundistas más alejados de la capital (con permiso implícito del no hacer de las autoridades). Sin embargo, estos hechos no eran publicitados, y aunque la sociedad más o menos sabía de ellos, las medidas más populares de Perón hicieron que en general no hubiera descontentos grandes... Digamos que en general se cerraba los ojos, se dejaba hacer.

En los 1960 hubo otro golpe militar después de varios gobiernos. Esta vez se favoreció a los grandes empresarios del azúcar, creando el descontento entre el resto de azucareros. Entre 1974 y 1975, los años de la creación y proyección de "La Patagonia Rebelde", la situación nuevamente degradada de los trabajadores provocó la aparición de grupos guerrilleros de izquerdas animados por el triunfo de la revolución comunista cubana en 1959, no obstante Ernesto "Che" Guevara era argentino. Fueron aniquilados por el ejército. En el nordeste reaparecieron las Ligas Agrarias. Ahora tenían intenciones muy diversas, pero precisamente por su diversidad ideológica aglutinaron a numerosos trabajadores por todo el país para reivindicar sus derechos. Había en ellas ligas católicas, comunistas, anarquistas, socialdemócratas, agrarias estrictas... Se enfrentaron de modo directo y político contra las industrias monopolistas y las multinacionales. Era la primera experiencia argentina de organización independiente del campesinado pobre y medio dentro del campo más institucional de la República. Fueron reprimidos estatalmente.

Juan Domingo Perón había gobernado de 1946 a 1955 sin modificar la tenencia de la tierra, que seguía en manos de los latifundistas y los grandes empresarios. Por entonces había gobernado gracias a un golpe de Estado que luego secundó con elecciones cuando se vio fuerte como para no ser discutido en las urnas. Pero cuando regresó de forma democrática al gobierno de Argentina en 1973 de nuevo, intentó una reforma agraria. Aunque ya era tarde. Su reforma aparte de tímida era anacrónica. Argentina era ya un país más industrial que agrario. Ni las Ligas Agrarias obreras ni la FAA creían conveniente enfrentarse por algo que ya les era un problema menor. No provocó con ello ningún movimiento campesino importante que le secundara de modo popular, como pretendia. Él moriría en 1974, año de la película de estos artículos, y tomaría las riendas del país su esposa, Eva Perón. Trató de ser continuísta con su marido, pero al final se vio enfrentada a un nuevo y brutal golpe de Estado militar en 1976 que trató de exterminar, literalmente, a todas las personas de izquierdas, no conservadoras a ultranza o simplemente democráticas de Argentina. La democracia se restableció en 1983. Argentina se recuperó rápidamente y llegó a ser bastante próspera hasta que en 1997 comenzó a vivir fuertes crisis económicas que episódicamente arruinan al país cada una determinada cantidad de pocos años. Sin embargo en 2010 comenzó a juzgar a sus dictadores más sanguinarios y a condenarlos, triunfando así los valores democráticos.

miércoles, febrero 23, 2011

NOTICIA 902ª DESDE EL BAR: LA PATAGONIA REBELDE (2)

Decía que me encontraba ojeando unos papeles que recopiló Hugo Pratt sobre la vida de Corto Maltés cuando tuve en mis manos los referentes a aquel viaje que el marino hizo a Argentina en 1923. Y decía que en eso me encontraba cuando empezó una película en la televisión cercana a ese tema. La amiga a la que había ido a buscar Corto Maltés era Louise Brookszowic, una polaca que había conocido unos años antes en una de sus aventuras en Europa durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, secuestrada y extorsionada por una mafia polaca de trata de blancas para la que hubo de trabajar, había muerto asesinada. Corto Maltés supo que tuvo una hija, y fue a esta a la que quiso compensar mientras trató de vengar a su madre. En ese año 1923 Corto Maltés había llegado a un próspero Buenos Aires industrializado y moderno, lleno de inmigrantes de todas las zonas de Europa imaginables, muchos de los cuales o bien militaban en movimientos sociales de izquierdas o bien en el mundo del hampa. No obstante este marino de mentalidad de romántico anarquismo individualista se encontró en el Buenos Aires de los tangos a Butch Cassidy, el criminal estadounidense que junto con Sundance Kid puso en jaque a las autoridades estadounidenses, las argentinas, chilenas y las bolivianas. La película que le dedicó George Roy Hill en 1969, "Dos Hombres y un Destino", nos ha grabado en la memoria sus andanzas... distorsionándolas. Apenas hace mención acerca de que Cassidy y Kid tenían en su mentalidad un alto componente socialista revolucionario, en un sentido en cierto modo anarquista pero sin llegar a serlo, que hizo que durante su estancia en Argentina compraran unas tierras donde a sus empleados les otorgaron unas condiciones de igualdad y de progreso personal que hizo de ellos unos personajes tan queridos en su región que nadie hizo nada que pudiera comprometerles ante las autoridades. Pese a que se les llegó a dar por muertos tras un combate brutal, lo cierto es que hay testimonios y algunas evidencias de que al menos uno de ellos sobrevivió y pasó sus últimos años como latifundista en tierras argentinas o chilenas. El encuentro de Corto Maltés con este hombre, el cual era un viejo amigo, no es casual. Corto, que obviamente es otro espíritu libre como Cassidy, debió tener en aquellos días otro encuentro con otro anarquista, en este caso con un anarcosindicalista español. En la introducción de "La Juventud" se nos dice de Corto Maltés que tras la guerra civil española en 1939 había regresado a España para ayudar a unos viejos amigos anarquistas, de cuando el estuvo en la propia guerra, a huir de la represión fascista de Franco por medio de una red clandestina que usaba el Peñón de Gibraltar para sacar a compañeros de batallas pasadas. Esa red estaba organizada, o tenía que ver, con García Oliver, del que se dice que lo había conocido en Argentina. De haberlo conocido en tal lugar, es obvio que fue en este viaje, ya que García Oliver, junto a los también anarcosindicalistas españoles Durruti y Ascaso, se había exiliado a ese país justo ese mismo año de 1923 por culpa de la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Obviamente se encontraba, como Corto, en Buenos Aires.

También en la película "La Patagonia Rebelde" todo esto cobra importancia. Los sucesos que narra ocurrieron en 1921, con la presidencia de Irigoyen, pero el ambiente en el que se desarrolló era algo no sólo constante en aquella Argentina de tangos, cantinas, cafés y billares, si no algo que se iría potenciando como todo un latente estado revolucionario que se aguijoneó aún más con la llegada de numerosos españoles anarquistas en el más que citado año 1923. Un estado revolucionario que iría chocando contra una cada vez más sociedad conservadora de las clases burguesas, hasta llegar al punto en el que se produjo el gobierno de Perón. No obstante hay que pensar que sólo en 1921, el año de los sucesos de La Patagonia, se llegó a fusilar a unos 1.500 trabajadores que se habían declarado en huelga, sin que el Estado fuera una dictadura aún, sino una democracia.

Había existido en Argentina una llegada masiva de inmigrantes hasta 1914, la Primera Guerra Mundial comenzada ese año hizo que la llegada de inmigrantes (que seguía al alza) disminuyera, ya que muchas personas o combatían en sus países o se veían ya imposibilitados de viajar. El final de la guerra en 1918 no significó una recuperación del ritmo de llegada de inmigrantes a los índices de 1914, ya que ahora mucha gente se quedaba en Europa donde abundaba el trabajo para su reconstrucción. Sin embargo Argentina seguía recibiendo gente, sobre todo desde 1922 empezaron a llegar italianos exiliados que huían de la dictadura fascista de Mussolini, y en 1923 de españoles que huían de la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Italianos y españoles tenían pues cosas en común: eran principalmente inmigración exiliada por motivos políticos (eran de izquierdas, ya fueran anarquistas, socialdemócratas o comunistas), y una gran mayoría solía corresponder con gente de extracción proletaria y urbana que al llegar a Argentina cambiaron el ritmo de vida de las grandes ciudades como Buenos Aires. El ritmo de crecimiento de la llegada de inmigración a Argentina se paró a finales de 1929 a causa de la gran crisis económica mundial surgida por el Crack de la Bolsa de New York. Pero en el caso de la llegada de españoles también porque en los primeros días de enero de 1930 cayó la dictadura de Miguel Primo de Rivera y ahora regresaban a España los exiliados, que en 1931 contribuyeron a la proclamación de la II República. Sin embargo los italianos exiliados aún no podían regresar a Italia, pues continuaba el gobierno de Mussolini.

La inmigración, la que llegó entre 1900 y 1929, se veía atraída por el incremento de los salarios que se estaba produciendo en Argentina a causa de la falta de mano de obra. El aumento de la producción agraria, como vimos en la primera entrega, había hecho crecer y modernizarse a la industria del país, esta necesitaba de más y más mano de obra, sobre todo cualificada en lo industrial, y esta fue buscada por medio de salarios altos entre los europeos. los inmigrantes se concentraron en zonas de producción capitalizada e industrializada recientemente en torno a Buenos Aires y las regiones de la costa. Esto fue así principalmente hasta que en 1895 la obtención de grandes extensiones de tierra en el interior atrajo a un gran número de inmigrantes, cosa que atrajo a un porcentaje llamativo de gente a pesar de que la gran mayoría continuó residiendo en zonas costeras industriales y de comercio marítimo. Era preferible vivir en las grandes ciudades, ya que el trabajo rural era en realidad temporal y el trabajo urbano era más estable. El excedente agrarios estimulaba la industria, el comercio y el transporte, y estos se concentraban en torno a las ciudades costeras. Por ello, entre 1914 y 1918, los años de la Primera Guerra Mundial, la gran mayoría de la población argentina era urbana e industrial. En muy pocos años habían cambiado sus hábitos, lo que conllevaba a una aparente desaparición de la clase media en favor de clases altas cada vez más altas y clases trabajadoras cada vez más concentrada y depauperada. El mundo del hampa aumentó. Además, la inmigración trajo consigo costumbres culturales que enriquecieron el panorama de las ciudades del mismo modo que trajeron hábitos como el gusto por la nocturnidad y su mundo como medio de escape a la vida diaria (cafés, clubes, billares, alcohol, tangos, en algún caso prostitución...).

La rápida apropiación de tierras inhabitadas en La Pampa y La Patagonia provocó la aparición masiva de la aparcería y el peonaje, así como una amplia gama de asalariados por bajos sueldos y condiciones de vida duras que iban atravesando el país mientras construían el ferrocarril. En 1937 el 59 % de la población era asalariada en el campo, en 1960 lo era un 83 %. Eso implica una depauperización y un retroceso en las condiciones de vida rurales del interior de Argentina, no olvidemos que el trabajo, además, era temporal. Era parte de un rápido avance del capitalismo en el mundo agrario argentino. Los arrendatarios desaparecían mientras a la vez aumentaban los nombrados asalariados, gente sin tierra que alquilaba su fuerza de trabajo en las tierras. pero incluso los campesinos disminuyeron con la mecanización de muchos de los trabajos campestres. Los campesinos "golondrina", así llamados por su temporalidad, se vieron perjudicados en favor de los contratistas de máquinas que daban más productividad.

Todo este proceso favoreció las reivindicaciones laborales desde comienzos del siglo XX. En un principio nacieron precisamente en el mundo rural. Los trabajadores, por todo lo dicho también, eran mayoritariamente anarquistas, ya lo fueran de la tendencia colectivista o comunista, se habían organizado en sindicatos. Imitaban en esto a los anarcosindicalistas europeos como los franceses, los españoles y los de otras regiones. Organizados de modo asociativo sólo algunos elementos que no terminaron de entender el anarquismo se abrazaron a él usando de actos violentos. Estos actos violentos llevaban a las autoridades a duras represiones que sólo provocaban que los anarcosindicalistas que no habían usado la violencia la usaran para defenderse de los ataques del ejército y la policía. Por no hablar de los infiltrados por la patronal argentina entre los huelguistas para realizar actos violentos que dieran la excusa para la represión de los comités obreros. Con la revolución soviética de 1917 y la entrada en juego del comunismo bolchevique hubo aún más personas que no supieron interpretar correctamente las reivindicaciones obreras, creyendo erróneamente que se pedía que los obreros fueran los patronos y los patronos los obreros, cuando en realidad se aspiraba a que ya no hubiera patronos ni obreros que fueran dominados por patronos, si no que todos colaboraran por igual en la sociedad.

En 1902 se produjo el Primer Congreso de Obreros Rurales de mano mayoritariamente anarquista. Trataron los asuntos referentes acerca de la necesaria regularización del trabajo en cuanto a las horas de las jornadas laborales, los sueldos, y otras cuestiones. En 1904, tras varias huelgas, se logró en la región de Tucumán el reconocimiento de la existencia de unos sueldos mínimos, ello les había costado unas muy duras represiones violentas en los huelguistas del resto del país. Pero el primer gran enfrentamiento entre autoridades y proletarios del campo y de las industrias se produjo en 1912, en el llamado Grito de Alcorta, donde unos de sus principales protagonistas eran de origen italiano. Se produjo obviamente en Alcorta, en La Pampa, y básicamente fue el estallido del enfado de los pequeños arrendatarios de tierras contra los grandes propietarios que cada vez les ponían más situaciones límite para subsistir. Había hambre, mucha hambre. Se quemaron cosechas de los latifundios y hubo enfrentamientos violentos. Sólo nueve años después, en 1921, y con motivo de los enfrentamientos huelguísticos que cuenta "La Patagonia Rebelde", se logró que la ley, y no el ejército, comenzara a preocuparse por poner paz en el lugar. Lo hizo precisamente protegiendo a los pequeños arrendatarios de los abusos de los grandes latifundistas, lo que daba la razón en las protestas a quienes las habían iniciado. Ello no gustó a una clase latifundista que quería del lugar todos los beneficios posibles a costa de arruinar a los pequeños propietarios y a los asalariados, por lo que hubo una serie de acontecimientos con mayores actos de violencia muy graves, los cuales se explican en la película citada, con 1.500 fusilados huelguistas anarcosindicalistas. Entre 1912 y 1921 se había logrado fundar, aún con todo, la Federación Agraria Argentina (FAA) donde sus principales cabecillas eran anarquistas españoles e italianos, pequeños arrendatarios argentinos y todo aquel que vivía gravemente afectado de los malos precios que recibían por sus cosechas y los altos precios de los productos en favor siempre de los grandes propietarios.

"Estos hombres de campo ya no luchan para si, sino por sus hogares y por sus hijos, para que tengan la seguridad de un futuro de la que ellos carecen. Estar a su lado en esta hora deberia ser la posicion de todo argentino". (Dr. Francisco Netri, 1912, Grito de Alcorta).

martes, febrero 22, 2011

NOTICIA 901ª DESDE EL BAR: LA PATAGONIA REBELDE (1)



Me encontraba ojeando unos papeles que recopiló Hugo Pratt sobre la vida de Corto Maltés cuando tuve en mis manos los referentes a aquel viaje que el marino hizo a Argentina en 1923. Lo primero que hice fue fijarme en la fotografía de aquella preciosa mujer llamada Esmeralda, con la baraja francesa tatuada en su mejilla. Quizá por ello me detuve y entretuve en leer más detenidamente aquellos sucesos. Corto Maltés había viajado hasta aquel lugar después de haber pasado dos años de peligros en pleno escenario bélico entre rusos comunistas y rusos zaristas, con turcos y chinos revolucionarios de fondo. La Argentina a la que él viajó era una Argentina próspera, crecida en su economía gracias a su próspero mercado bien orientado desde la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Aunque no viajó allí precisamente por turismo, si no en busca de una antigua amiga suya que, emigrada a aquel país, había caído en las manos de una red de prostitución polaca. Es precisamente entre argentinos, polacos, españoles, italianos y hasta estadounidenses forajidos en sus tierras (se encontró con Butch Cassidy y Sundance Kid), donde vivió una arriesgada aventura de venganzas en un ambiente republicano argentino entre la riqueza y la exasperante pobreza de la revolución.


Andaba yo mirando todo esto con la televisión encendida cuando precisamente de ella empezó a sonar unas cuantas voces argentinas que no me podían venir de mejor manera para miscavilar. se trataba de las voces de unos jóvenes actores llamados Héctor Alterio, Luis Brandoni, Federico Luppi, Pepe Soriano, y, en fin, un nutrido grupo de cineastas argentinos que tantas veces hemos disfrutado en numerosas películas. Se trataba de una película rodada en 1974 por Héctor Olivera sobre la novela "La Patagonia Rebelde", de Osvaldo Bayer. Dos años más tarde de esta producción varios generales dieron un golpe de Estado seguido de una dura represión política contra todas las personas de izquierdas que vivían en Argentina. Todos los cineastas implicados en este film hubieron de exiliarse (los que pudieron), o sufrir la cárcel. Esta historia, por otra parte, fue censurada, mientras en otros lugares de Argentina algunos ciudadanos sufrían torturas, robos de hijos y asesinatos indiscriminados que incluían el lanzamiento de algunas personas desde aviones a las profundidades del océano Atlántico Sur. ¿De qué trataba aquella película? Pues precisamente de aquella Argentina que conoció Corto Maltés en su viaje de 1923. Basada en los hechos reales e históricos de la Patagonia en los 1920', mostraba en sí misma una fracasada revolución anarcosindicalista en medio de un ambiente en el que se habían enriquecido una parte de la población a costa del empobrecimiento cada vez mayor de la clase trabajadora. La llegada masiva de emigrantes europeos por culpa de la I Guerra Mundial y la pobreza que generó (italianos, checoslovacos, polacos, austriacos, alemanes, rusos...) alteró el panorama político social que desde el general Mitre y el general Rosas se había impuesto en aquel país desde finales del siglo XIX. Sobre todo cuando fue masiva la llegada de emigrantes españoles a costa de la dictadura y represión del general Miguel Primo de Rivera a partir de 1923. Muchos de los llegados eran anarquistas, lo que influyó decisivamente en la mentalidad y concienciación trabajadora argentina. No obstante, pese a los acentos argentinos de los actores, varios de ellos representan a cabecillas sindicales europeos, el más destacado, Soto, un español.


El campesinado argentino era marginal, pero muy importante para el desarrollo industrial del país. Las zonas de mayor ruralización se encontraban en La Pampa, La Patagonia y en Mendoza. La clase más abundante y dominadora era la burguesía agraria, por encima de la burguesía industrial , la urbana o la comercial. Aunque buena parte de la población fueran campesinos por cuenta ajena. El poder de la burguesía agraria era tan grande que impidieron todo tipo de reformas sobre la propiedad rural o el reparto de tierras, o incluso sobre las rentas, sus precios y sus normas para aplicarlas. Obviamente en su propio beneficio. La llegada del capitalismo al campo argentino propició la aparición de los campesinos ricos que se equipararon a la antigua burguesía rural. Fueron estos los que introdujeron una forma de contratación de mano de obra para sus campos que hace que surja con ellos los llamados proletarios del campo. Gente que trabajaba en los campos con condiciones similares a hacerlo en una fábrica. La gran masa campesina se comenzó a transformar en una clase trabajadora precapitalista, mientras sus capataces se enriquecían de modo capitalista. Los trabajadores vieron como eran explotados laboralmente sin posibilidad de ahorrar ni de acumular riqueza alguna que les permitiese prosperar o mínimamente vivir sin problemas. Una buena parte de ellos trabajaba a menudo sin estar asalariados, esto es: por comida y vivienda. Sin embargo, también existe gente que se instaló en tierras de nadie donde cultivaron tierras de modo autosuficiente y de donde lograban obtener unos pocos productos que vender como excedente, pero que por contra no tenían capacidad de competir con los cada vez más grandes propietarios agrarios, que los absorbía haciendo de ellos meros asalariados tras arruinarles y quitarles sus tierras.


Lo que se daba en las primeras décadas del siglo XX en Argentina no era otra cosa que latifundios con rasgos propios de la servidumbre casi feudal. Mientras se iban creando grandes propiedades intocables administradas con un sentido caciquil, iban apareciendo otras medianas con emprendedores capitalistas que miraban las ventas de carne o de grano en las Bolsas Bursátiles de New York y Londres. Todo esto estaba sazonado en las grandes poblaciones como Buenos Aires por un crecimiento comercial e industrial cada vez más grande que hará de Argentina en esos años uno de los países más prósperos del mundo, hasta el punto de atraer hacia sí a buena parte de la población emigrante europea. Si Estados Unidos de América atraía en esas fechas al mundo anglosajón y germano principalmente, Argentina atraía en gran medida al mundo mediterráneo y eslavo. Eso fue un revulsivo de llegada de ideas y mezcla de culturas que darían como resultado el ambiente de una Patagonia rebelde a la altura de 1921.

Todo este crecimiento se vio favorecido también porque La Patagonia, que es uno de los territorios más grandes de Argentina, y en concreto La Pampa, no estaba ocupada por población argentina occidentalizada hasta la década de 1880'. Digo occidentalizada ya que allí vivían los indios patagones. En 1810, año de la independencia argentina respecto a España, prácticamente, de manos del general San Martín, la población criolla en La Pampa apenas ocupaba el 10 % del suelo. Era una población campesina y nómada, vivían de la caza de subsistencia y de la recolección que encontraban por los campos (no cultivaban la tierra aún). Se trataba de los gauchos, quienes a veces convivían con las tribus indias que encontraban o que incluso en algún caso las sometían a pagarles un tributo, gracias al uso del miedo de los indios ante las armas de fuego más potentes frente a sus arcos y flechas de piedra. Entre 1878 y 1884, curiosamente un periodo muy cercano al de las Guerras Indias de Estados Unidos de América, el gobierno argentino impuso la Conquista del Gran Desierto, que no fue otra cosa que el exterminio de los indios patagones mediante matanzas o sometimientos al pago de tributos tras quitarles el uso de las tierras donde vivían. Ahora bien, eran tan extensas las tierras que los argentinos tenían ahora grandes extensiones sin poblar, y otras grandes extensiones de las que cobraban tributos. Así pues, para poblarlas Argentina recurrió al llamamiento de europeos. A sabiendas de que en Europa existían grandes masas de trabajadores depauperados, les atrajo al país ofreciéndoles la posesión de extensiones de tierra enormes, y la oportunidad de tener sueldos altos. De este modo en el últmo cuarto del siglo XIX se fue formando la gran burguesía terrateniente.


Los indios patagones ofrecieron aún una gran resistencia, pero su exterminio fue irreversible, se retiraron de La Pampa a La Patagonia, tierras no tan fértiles ni de fácil supervivencia. El gaucho libre fue desapareciendo entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, el que sobrevivió fue acusado con leyes de bandidaje y de robo de ganado cimarrón (ganado huído de la manada), que era en realidad el ganado que cazaba para alimentarse. Se empezaron a delimitar las tierras con títulos de propiedad y a veces físicamente. Los argentinos empezaron a copiar a los europeos en sus prácticas capitalistas, los europeos llegados perpetuaron el mismo esquema que intentaban copiar los argentinos, ya que venían de él. Se seleccionaron los cultivos y los ganados, se introdujo maquinaria moderna que dio mayores excedentes... De este modo Argentina evolucionó rápidamente hacia unas formas europeas y norteamericanas de producción y organización. Se iban creando grandes desigualdades mientras unos se enriquecían y otros muchos se empobrecían. Se estaba creando la confrontación entre un mundo que había vivido garantías de tener la oportunidad de la libertad y prosperidad para todos y otro naciente surgido del capitalismo que pretendía regularizar quién debía y quién no debía gozar de esas oportunidades.

Los sucesivos jefes de gobierno argentinos del siglo XIX al XX realizaron de manera consciente, avalada por los documentos conservados, el exterminio indio en favor de la expansión del capitalismo. Hicieron ocupar tierras, trajeron inmigrantes, y organizaron toda la infraestructura necesaria para el desarrollo capitalista al estilo europeo en su suelo. Pronto tendrían tantos excedentes que la producción cárnica y agrícola empezó a abastecer los propios mercados y los internacionales. Alimentaron las fábricas y con ello Argentina comenzó a despertar de una manera industrial y financiera, haciendo que en 1900 fuese precisamente los sectores de la industria y de las finanzas las que cobrarían la mayor importancia mundial en su producción. Esto atrajo a más emigrantes europeos, que ahora se amontonaban en torno a las grandes ciudades, sobre todo como dije, en Buenos Aires. Pero muchos de ellos no pasaran de ser el mismo proletario que lo fue en su país de origen. Se privatizó el campo y sus medios productivos, se potenció la existencia de trabajadores libres asalariados, se eliminaron los aranceles entre las regiones argentinas y se apeló a la Unidad Nacional, con esa unidad vino la contable de cara a las previsiones del mercado, el gobierno comenzó a crear leyes para limitar el poder cacique que habían acumulado determinados burgueses agrarios en las provincias, esto provoco unos conflictos que reforzó la ideología del Estado-Nación que en menos de 15 años desde ese año 1900 iba a llevar a las naciones del mundo a la Primera Guerra Mundial. Por último, el Estado comenzó a comercializar los títulos de propiedad de la tierra y el suelo, fomentando la especulación y las subidas de precio que contrajo.

Las relaciones serviles, esclavas y tributarias subsistieron como coacción extraeconómica, aunque tendían a desaparecer. Los medios de transporte modernos (ferrocarriles, automóviles, barcos transatlánticos, aviones) permitieron una mejor llegada a los mercados de los productos que producían. Pero precisamente es todo este proceso lo que iba a provocar en breve muy fuertes tensiones sociales entre una población que se iba enriqueciendo y privilegiando y otra que trabajaba para esa población a cambio de empobrecerse sin nada que ganar por el camino. La neutralidad en la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1918, unida a la prosperidad del país, atrajo a numerosa población europea, fundamentalmente italiana, centroeuropea de la izquierda de la I Internacional, y española (la mayor llegada de españoles será en 1923 con la dictadura de Miguel Primo de Rivera, como dije, pero ya en estas fechas había españoles). Mientras los aliados de la Triple Entente (Reino Unido, Francia, Rusia y el resto de aliados de este bando) compraban alimentos y materias primas a Argentina, entre otros países neutrales, Argentina iba llenando sus arcas. Crecía económica y poblacionalmente, pero también crecía en cosas más sutiles como cuestiones culturales, ideológicas y demás. Argentina se introdujo en la I Guerra Mundial en los últimos días de guerra, lo que le permitió incluso tener cierto prestigio y parte de las reparaciones de guerra exigidas a Alemania y Austria. Argentina tenía ante sí unos muy felices años 1920', unos años que al igual que en Estados Unidos todo parecía prosperidad y bienestar, mientras de fondo existía un incipiente conflicto social, un problema de mafias lideradas en buena parte por emigrantes que veían en ellas una forma rápida de enriquecerse, y un problema del capitalismo en sí mismo que les haría caer de cabeza cuando se produjese la crisis económica de 1929, la más fuerte de la Historia del capitalismo hasta que estalló la de 2008.

Esa era la Argentina de aquellas voces de la muy fiel y recomendable película "La Patagonia Rebelde" que iba viendo mientras ojeaba los papeles de un Corto Maltés que en 1923 buscaba a una amiga caída en la desgracia de una banda de proxenetas polacos en Buenos Aires.

domingo, febrero 20, 2011

NOTICIA 900ª DESDE EL BAR: ESPAÑA Y JAPÓN EN EL ATENEO DE MADRID

Ayer fue una madrugada de sábado bajo la lluvia. El autobús cuya espera se hace eterna, el tren viajando bajo el frío y las gotas de agua cayendo en sus cristales, y Madrid capital. Llegar al Ateneo de Madrid fue un ejercicio de voluntad premiable. Pero uno llega allí al fin y sube sus escaleras franqueadas por dos semidioses griegos de bronce, alcanza el recibidor con sus signos masones y sus estanterías con libros republicanos a la venta, para acabar entrando en el ascensor que comunica con la sala de conferencias nueva donde, como dije, se celebraba un seminario sobre las relaciones de Japón y Asia. Alli empiezo a desabrochar mi enfriada y empapada guerrera mientras busco una silla libre para ver el comienzo del acto. Lo que encuentro son varias caras conocidas de excompañeros de carrera universitaria y de catedráticos que me dieron clase, hay ateneístas y japoneses, más algunos veinteañeros que, tras su uso de la palabra en las dos mesas redondas que hubo, confirman con su aspecto que se encuentran allí por su admiración devota por Japón y lo que la cultura popular ha traído de ella a España en las dos últimas décadas.


La inauguración a cargo del director del área de Historia del Ateneo, Alejandro Díez Torres (profesor en la Universidad de Alcalá de Henares, UAH). Fue breve, prácticamente dirigida a presentar la temática central del seminario, el proyecto de investigación de las relaciones Asia-España que dirige él mismo en la Universidad de Alcalá con varios de los ponentes de esa mañana, y el ofrecimiento del Ateneo como lugar donde tener este tipo de encuentros. En seguida comenzaron las dos primeras conferencias. Curiosamente trataban el mismo asunto: el encuentro de España y Japón en el siglo XVI, y sus relaciones diplomáticas y culturales. El caso es que sus dos ponentes habían estudiado el tema con la salvedad de que uno lo hizo desde los arhivos españoles y otro lo hizo desde los japoneses, sin que previamente el uno conociera de la existencia del trabajo del otro. Así que fue muy completa esta perspectiva de uno de los primeros encuentros entre Japón y Europa, entre dos imperios, el pujante japonés en la Asia del siglo XVI y el por entonces dominador del mundo, el Imperio Español.


"España y Japón en los siglos XVI y XVII" fue el nombre de la conferencia de Osami Takizawa (historiador japonés e investigador en la UAH). En ella nos habló de una perspectiva japonesa en la cual llegan unos españoles por mar, desde Filipinas, justo en el momento donde se está viviendo un cambio de régimen que dará como resultado de luchas entre señores fuedales (shogunes) el nuevo y próspero gobierno de la dinastía Tokugawa. En medio de esas luchas varios shogunes se pasaron al cristianismo que fomentaban principalmente sacerdotes jesuítas, lo que provocaba un conflicto político y social importante para la unificación japonesa, ya que varios enemigos de los Tokugawa buscaron el apoyo español por medio de su conversión religiosa. Aunque los emperadores españoles Felipe II y Felipe III plantearon la relación con el Imperio Japonés entre iguales, y por tanto dentro de la diplomacia y las relaciones culturales, los Tokugawa decretaron a comienzos del siglo XVII la expulsión de los jesuítas y por ende de los españoles. En 1609 la tregua española con el por entonces reino rebelde de Holanda dentro del Imperio Español sólo se daba en el suelo y mares europeos, un vacío legal en el redactado del tratado de paz no hablaba de Asía. Por ello en 1609 aparecen en las costas japonesas los primeros holandeses, de religión cristiana protestante y no católica como la española. Tras una matanza de veinticuatro cristianos españoles los japoneses contactan con estos holandeses, los cuales les agradan más ya que no hacen proselitismo de religión y sólo están interesados en tener relaciones comerciales. A partir de la tregua de 1610 entre España y Holanda para los territorios de Asia, los españoles, por decretos de los japoneses, están expulsados del Imperio Japonés, mientras que holandeses e ingleses tenían vía libre para comerciar con ellos. Aún así, Japón expulsaría a todos los europeos, igual que hizo el Imperio Chino, para blindarse hasta que los estadounidenses abrieron sus puertos a fuerza de los cañones de barcos de guerra en el siglo XIX.


Como decía esta visión se contrastó con "Los españoles en Filipinas y en Japón en el Siglo de Oro" de Emilio Sola (catedrático de la UAH), visión que cuenta con un libro publicado y reeditado desde los 1970'. En ella se nos expuso como los españoles toman un primer contacto con el Imperio Japonés por medio de la Compañía de Jesús y los viajes del vasco Francisco Javier. Posteriormente, la llegada y asentamiento de los españoles en Filipinas de la mano de Legazpi a partir de los 1570'. Puesto que el Imperio Japonés tenía también comercio y colonos en Filipinas, los españoles se plantearon una relación de tú a tú con ellos, sobre todo para defenderse unitariamente de los piratas chinos o incluso de un hipotético ataque del Imperio Chino, aunque los enemigos que deseaban ahuyentar de aquella zona los españoles son los portugueses, antes de que Portugal fuera parte del Imperio Español en 1580, y los holandeses y los ingleses a partir del siglo XVII, sobre todo a partir de 1609. Sola remarcó sobre todo que se trataba de relaciones principalmente culturales, aspecto este que los propios reyes españoles remarcaron en sus cartas escritas a los gobernadores españoles de aquella zona y a los embajadores que mandó a Japón. Tanto es así que la superioridad tecnológica militar española no fue compartida con los japoneses. Los arcabuces eran marcados por los monarcas específicamente para que en ningún caso de los tratos comerciales fueran intercambiados con los japoneses. Sólo a comienzos del siglo XVII se vendió algún fusil a los japoneses para ayudar a la facción de los Tokugawa en sus batallas para unificar y avasallar a los shogun bajo su gobierno. Japón estuvo interesado en obtener de los españoles plata de Filipinas, animales europeos, telas europeas, comidas europeas y las clases altas ambicionaban tener gran cantidad de pinturas al óleo, ya que esa técnica de pintura no la conocían y les impresionó sobre manera su calidad para representar personas (no obstante es la época del Renacimiento y el Barroco europeos y España tenía grandes colecciones de grandes artistas, ya que Felipe II tenía la colección de pinturas de todas clases como una de sus aficiones, no obstante él también obtuvo grabados japoneses para su colección). Es llamativo también que uno de los embajadores españoles de la época se viera tan atraído por el Imperio japonés que llegó a aprender japonés y a vivir temporadas en Japón, lo que facilitaba sus visitas al emperador. El asunto de la evangelización por medio de los jesuitas se exportó a Japón, como se ha dicho, pero en un sentido cultural, sin imposición bélica. Tal evangelización tuvo éxito en lo que se ha calculado que serían unos 150.000 japoneses, cifras confirmadas por el homólogo japonés en las conferencias. Se hizo a través de jesuítas ya que estos usaban de un fuerte sentido de la jerarquía y un criterio de militarización de su organización, se evitó explicitamente que desembarcasen franciscanos en Japón porque su forma de entender el cristianismo era contraria a las formas sociales japonesas y podía "provocar serios problemas para la seguridad de los españoles". La matanza y expulsión de los españoles del Japón sigue en esta exposición las mismas pautas que la anterior exposición.


El asunto de la evangelización fue tratado también en la tercera conferencia, "Iglesia y evangelización: la primera sociedad colonial americana", esta vez por Manuel Casado Arboniés (profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y miembro de A.C.I.S.A.L, antiguo profesor de la UAH). Nos alejamos con esta conferencia y la siguiente del ámbito de Asia para dar cabida a otros aspectos de los Archivos de la Frontera, en los cuáles yo mismo he dado una aportación en el pasado. No obstante, como apuntó el profesor Casado, incluso en la América española aparece Asia, ya que el galeón de Manila conectaba las zonas americanas del Imperio Español con las asiáticas del mismo (hacía la ruta Manila-Acapulco con gran cantidad de productos culturales, alimenticios y demás, aparte del tráfico de personas de uno y otro lado), así como se habla de la presencia de filipinos y de mexicanos en ambos extremos del trasiego de viajeros del Imperio, así como la llegada de unos primeros coolies, en términos ingleses, esto es: chinos en América. Sea como sea, su conferencia se centró sobre todo en la problemática de la evangelización y la colonización española en unos primeros territorios caribeños en torno a los años de la segunda regencia del cardenal Cisneros en España, 1516-1517. El proyecto inicial de evangelización de Cisneros en América, pasada la primera etapa de los Reyes Católicos Isabel y Fernando (1492-1516), fue poner orden en el experimento de las encomiendas llevadas a cabo por la orden de los dominicos. Las encomiendas era un sistema mediante el cual a un Señor español que participara de la conquista se le asignaba una parcela de terreno y unos indios para que lo cultivaran (el oro de las primeras islas descubiertas se agotó rápido) a cambio de que los educara y evangelizara. El sistema provocó graves abusos de poder y un terrible maltrato hacia los indios. Cuando pocas décadas después estos son definitivamente considerados legalmente como súbditos de España, igual que el resto de españoles, no podrán ser esclavizados, por lo que el sistema de encomienda es eliminado en buena parte, a pesar de que donde subsistió con términos más humanos registra casos donde se respetó a los indios, y casos donde siguieron existiendo abusos crueles.


"Los Jesuitas en la Evangelización en América", conferencia presentada por Paulina Numhauser (historiadora israelí asentada en la UAH), completaba esta visión a través de la acción de los jesuítas en sus asentamientos entre Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina. Su comunicación en realidad estaba en torno al siglo XVIII, siglo en el cual la Compañía de Jesús pasaba serios problemas en todos los Estados católicos de Europa, ya que su juramento era de fidelidad al Papa y no a su rey correspondiente (en este caso los Borbones de España). Así pues, sin que la conferenciante ahondara en ello, se trataba del espinoso asunto de los jesuítas españoles en torno a 1766, año del Motín de Esquilache durante el reinado de Carlos III, primer conato de insurrección del pueblo contra un Rey absoluto, asunto que muchos historiadores internacionales consideran un preludio de la Revolución Norteamericana de 1775-1783 y de la Francesa en 1789-1799. Los jesuitas fueron expulsados del Imperio Español a causa de aquel motín. Aquello tuvo una repercusión importante en la geopolítica imperial en América, ya que ellos habían sido los principales evangelizadores de las tribus guaraníes, y decir evangelizador en este caso es sinónimo de alfabetizador y educador en otras cuestiones, como pueda ser la canalización del agua, la agricultura y otras nociones básicas. El asunto fue tratado de una manera amena en la película La Misión, de Roland Joffé (1986).


Hubo un regreso a la temática España-Japón, ahora en Filipinas, de la mano de otro catedrático de la Universidad Complutense cuya conferencia no estaba anunciada. No recuerdo su nombre. Trató él acerca de la presencia española en Filipinas en cuanto a que allí se encontraba una nutrida colonia de chinos, japoneses y coreanos a los que los españoles daban un mismo nombre genérico (segrelles, creo recordar) y a menudo no sabían diferenciar. Esta colonia fue metida dentro de unas barriadas específicas para ser controlada. Se tenía miedo de que pudieran utilizar contactos con Japón para que este imperio les invadiera. Estamos tratando ahora el siglo XVII y el XVIII en el marco de unas relaciones hispano japonesas donde la diplomacia había acabado en la expulsión de los españoles del suelo y puertos japoneses. Las barriadas eran controladas por soldados españoles, como recogen los documentos del Archivo de Indias en Sevilla, con la doble intención de controlarles, como se ha dicho, y de protegerles de posibles ataques de españoles y filipinos. El racismo contra ellos estallaba con fuerza esporádicamente y se necesitaba de precaución. Tanto es así que se les llegó a acusar en cierta ocasión de envenenar a los españoles de Filipinas vendiéndoles pan amasado con fragmentos de vidrio en su interior. Esta población minoritaria era, en estimaciones de este catedrático, un 90 % china y el 10 % restante entre japonesa y coreana. Aún así, también en la barriada estallaban ocasionales rebeliones protagonizadas a menudo por los chinos, por lo que los españoles a veces recurrían a armar a los japoneses del lugar para mantener el orden en el interior de los asentamientos de este tipo en Filipinas, lo que hace pensar que los españoles tenían mayor confianza en los japoneses. Nos recordaba el conferenciante igualmente que el término España no existía para denominar al Imperio, y no lo hizo hasta la aparición de las constituciones a partir del siglo XIX. Ciertamente nuestra denominación era Reino Hispánico, término que englobaba toda "España" entendida esta como todo su territorio imperial. Así, las gentes del Reino de Aragón, las del de Castilla, el de Navarra o las de Sicilia, Países Bajos, Virreinatos diversos de América o estas de Filipinas se consideraban todas a sí mismas españolas en cuanto a pertenecientes al Reino Hispánico, cuya legislación se adaptaba a los diferentes reinos que lo componían.


Con mucha atención seguí la siguiente conferencia, "La ocupación japonesa en Indonesia" a cargo de Alejandro Remeseiro (historiador de la UAH, coautor del libro "La Explosión del Polvorín de Alcalá de Henares en 1947" y locutor del programa de radio Paramaribo). Esta vez nos trasladamos a la Segunda Guerra Mundial, y dentro de ella entre los años 1942 y 1945, que son los años en los que el ejército imperial japonés invadió y ocupó Indonesia, país asiático donde el joven conferenciante vivió durante un año (este amigo mío tiene dos años menos que yo, creo). Tras hacer un breve relato de la expansión japonesa desde los años 1904, y sobre todo desde los 1930', por los territorios vecinos (Corea, Manchuria, China...), se habla de la entrada de Japón con el emperador Hiro Hito entrando de lleno en la guerra mundial siendo su principal enemigo, aparte de China, el Imperio Británico hasta que en 1941 empezó a serlo Estados Unidos de América. No habló tanto de batallas ni de frentes, y sí más acerca de la actuación japonesa en Indonesia, usando este referente en lo que yo entiendo era una muestra del trato de superioridad que Japón sentía sobre el resto de pueblos asiáticos, tal como los alemanes hacían en Europa creyendo ser la raza superior. De este modo se comentó la figura de Sukarno y su idea de la unidad en la diversidad, así como de sus enfrentamientos con Japón hasta que se alía con ellos en interés de lo mejor para Indonesia. Se nos descubrió un país que aíun no era mayoritariamente musulmán, que vivía de la agricultura algo arcaizada y que no estaba tan superpoblado como ahora. En este ámbito, su incipiente industria fue desmantelada por Japón para trasladarla a otros lugares más internos del Imperio (algunos dentro del propio Japón), así como el desmantelamiento metalúrgico de las infraestructuras indonesias para poder fundir el metal y llevarlo a Birmania, donde estaban construyendo un ferrocarril para la invasión a la India contra el Imperio Británico. También de eso hay película. La actuación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial fue brutal, llevando a matanzas de chinos (otra película más a tener en cuenta), de españoles en Flipinas, o como en este caso: de holandeses en Indonesia. Quizá por eso en una de las dos mesas redondas que se produjeron a lo largo del seminario alguno de los asistentes no pudo evitar preguntar por este hecho... una actuación muy acorde con unas pintadas que alguien había realizado durante la mañana en la puerta del Ateneo, ya que a la hora del descanso para un café pudimos ver como alguien escribió en la fachada del viejo edificio: "Japón roba niños. Stop". Contestaron a las preguntas los propios japoneses asistentes poniendo en relación los sucesos de la Segunda Guerra Mundial con un incipiente sentido de pueblo elegido desde el ascenso al poder de los emperadores Tokugawa en el siglo XVII, los cuales se hicieron considerar dioses en La Tierra. No obstante el emperador Meiji que gobernó durante la II Guerra Mundial, Hiro Hito, también era considerado un Dios entre los hombres. Todo aquello cambió y acabó tras las dos bombas nucleares que sufrieron en 1945, siendo ahora un pueblo más confiado en los medios pacíficos y lo intercultural


El medio dia ya estaba ahí cuando empezó "Los artistas españoles con el arte japonés", de María Pilar Cabañas Moreno (profesora de Arte en la Universidad Complutense de Madrid). Se centró en el arte de los grabados japoneses y de sus pinturas con tinta china. Ellos influyeron a artistas europeos de finales del siglo XIX y principios del XX. Los artistas españoles se vieron eclipsados y atraídos también por esta moda romántica de lo exótico. Actualmente el arte oriental japonés está muy presente en muchas de las creaciones más recientes de las nuevas generaciones de artistas españoles.


"Los proyectos de Casa Asia con respecto a Japón" fue la conferencia de Teresa Gutiérrez del Álamo (miembro de Casa Asia en Madrid). Practicamente se trató de una comunicación sobre la actividad de Casa Asia para promocionar las diversas culturas asiáticas en España, en este caso la de Japón en colaboración con el Ateneo de Madrid. Expuso una inagotable lista de conferencias, cursos, exposiciones, talleres, actividades...


Algo parecido ocurrió con la última conferencia, "Enseñanza de la lengua japonesa en España" dada por Hiroyuki Ueno (miembro de The Japan Foundation en España). En ella habló de cómo la Fundación Japón llegó a España en 1972 con la idea inicial de enseñar el japonés en España. En ese momento sólo contaban con una escuela, un profesor y treinta alumnos. Coincidiendo con la muerte del general Franco, lo que puede ser anecdótico, aumentó el número (Franco nunca interrumpió relaciones con Japón, incluso recibió delegaciones japonesas durante la Segunda Guerra Mundial a pesar de que habían producido una matanza de españoles en Filipinas, no obstante estos eran familiares de gente que se quedó allí tras 1898 y en su mayoría republicanos). Durante la mitad de los 1970' y a lo largo de los 1980' tuvieron un promedio de unso 240 alumnos de japonés, cifra que se disparó a mediados de los 1990', ahora tienen un promedio de 1.000 a 2.000 alumnos interesados en aprender el lenguaje y otras cuestiones culturales. De este modo también promocionan el intercambio intelectual y los estudios sobre asuntos japoneses, para lo que cuentan con biblioteca y ayuda a los interesados, y suelen fomentar el arte y la cultura japonesa en España por medio de obras de teatro, conciertos, películas, conferencias, debates, cultura popular (incluye papiroflexia, jardinería y floristería, cómics y dibujos animados y otros) y la traducción y publicación de libros.


Sin más por hoy, que la cerveza os acompañe.

viernes, febrero 18, 2011

NOTICIA 899ª DESDE EL BAR: ESTA SEMANA JAPÓN Y ESPAÑA (después de la Casa del Pueblo)

Pues este viernes de febrero estamos en un punto de inflexión y descanso en las jornadas de conferencias por el 100º aniversario de la Casa del Pueblo de Alcalá de Henares. De descanso porque estas semana no hay ningún acto preparado, ya que la ruta por los sitios históricos del socialismo alcalaíno fue desdoblada al sábado anterior (con pluralidad de lugares históricos en sus vertientes no sólo socialdemócratas, sino también en las republicanas, anarquistas y comunistas), y al propio sábado de la próxima semana (más centrada, creo, en los lugares más cercanos al Partido Socialista Obrero Español -PSOE-). Personalmente fui a la primera visita, que por otra parte ya había realizado desde el punto de vista de los lugares de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), realizada por el historiador Julián Vadillo hace unos dos años, que es el mismo que guía estas. Y es de inflexión porque los dos primeros viernes de conferencias de Historia del socialismo en complutense han sido impartidas por historiadores que no tienen nada que ver con la socialdemocracia, y por tanto han introducido, como debe ser, a las otras tendencias de izquierdas en la ciudad, y un archivero. Los siguientes dos viernes de conferencias cuentan con ponentes que son políticos madrileños del PSOE. Así que me planteo si no parar ahí mi asistencia, ya que voy por mera cuestión de Historia, no por escuchar lo que probablemente se podría transformar en una especie de acto de precampaña electoral de cara a mayo. Hablarán de Historia, sí, pero sus ponentes... podrían haber elegido a gente más de Historia y menos de partido.

Sea como sea, un buen resumen de lo hasta ahora expuesto lo escribe Mauricio en Fraternidad Universal. Allí se puede leer Lafargué representando a la ciudad en la I Internacional, o la alcalainidad de Saborit. Otras cuestiones que se han tocado es el delicado asunto de la legalidad de la que gozó la Unión General de Trabajadores (UGT) durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930), así como otro delicado asunto: el de que mientras a los afiliados del PSOE se les exigía y exige ser de UGT, a los de UGT no se les exige ser del PSOE, lo que explica que en un principio muchos de sus militantes se pasaran individualmente o en bloque al anarcosindicalismo (CNT) cuando nació, o a grupo meramente republicanos pero no socialdemócratas. Pero quizá el punto álgido de las conferencias hasta el momento es el anacrónico y extraño debate en su primer viernes de una polémica añeja que duró décadas en el PSOE, ¿prietismo o largocaballerismo? o lo que es lo mismo: socialdemocracia intelectual y obrera o sólo obrera. Pronto derivó, ante mi asombro y diversión ante los esperpéntico, a un debate enfadado entre besteiristas y largocaballeristas... o lo que es lo mismo, el mismo debate anterior con el añadido de: ¿qué vale más los que se quedaron en España o los que se exiliaron? Como dijo el director del archivo de la Fundación Pablo Iglesias, es un debate que no va a ningún sitio. Cada uno hizo en su momento lo que pudo y que creyó que debía. No se es más o menos por haberse quedado en España o haberse ido durante la dictadura de Franco. Siendo de izquierdas cada uno sufrió lo suyo de un modo u otro. La represión fue para todos.

Pero como esta semana no puede quedar vacía, lo cierto es que en Madrid capital tenemos a lo largo de toda la mañana de mañana sábado un seminario de ocho conferencias y dos mesas redondas sobre las relaciones entre España y Japón desde el siglo XVI. Será en el Ateneo de Madrid (calle Prado, nº 21) a partir de las 10:00 h. y hasta las 14:10 h. Toda la programación entrando por el color violeta. Lo organiza el propio Ateneo de Madrid de la mano de Alejandro Díez Torres, director de su área de Historia y profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Alcalá de Henares (fue profesor mío). También organizan Casa Asia, Japan Foundation, ACISAL, CEDS y la UAH. Interviene un historiador joven con quien ya trabajé yo mismo en el libro sobre la explosión del polvorín de Alcalá de Henares en 1947, Alejandro Remeseiro, quien ha vivido un año en Singapur (o Indonesia, no lo tengo claro). También interviene otro historiador, este más viejo, y del cual se ha hablado varias veces en este blog, Emilio Sola, catedrático de la UAH sobre Edad Moderna. Está especializado en los tiempos de Cervantes y fue el primer historiador en desentrañar la Historia de las relaciones diplomáticas entre España y Japón en el siglo XVI (fue su tesis doctoral en los años 1970'), así como las relaciones de espías españoles en el Imperio Turco en torno a la batalla de Lepanto. El seminario, gratuíto, puede estar muy bien, yo probablemente asistiré. Un saludo y que la cerveza os acompañe.

martes, febrero 15, 2011

NOTICIA 898ª DESDE EL BAR: RECUERDOS MENINGÍTICOS

He pasado unos días de fiebres. Aún estoy resentido en mi salud, aunque no con fiebres ya. Hay quien dice que es una gripe, y quien dice de otro tipo de afecciones. Yo no tengo la respuesta exacta, no he ido al médico, no lo he visto tan grave, aunque lo normal es que no suela ir al médico... ya pasé mucho tiempo en el médico en mi infancia. La cuestión es que en estos días me he acordado de uno de aquellos libros que mi padre compraba cuando yo era niño, uno de aquellos a los que solía acudir con afán de obtener respuestas, algún tipo de conocimiento que mis propios padres no podían darme. Entre aquellos libros mi padre completó una enciclopedia de medicina que incluía de regalo un tomo que era un cómic recopilatorio de 260 páginas. No era un cómic al uso. Se trataba de una tirada de cómic que un médico de Dinamarca, Lasse Hessel, publicaba semanalmente en un periódico de Dinamarca con tanto éxito que fue reeditado en otros países de Europa. Hessel era un médico con afán de explicar los problemas sanitarios más corrientes para que los comprendiera todo tipo de persona, fuese del nivel intelectual que fuese la persona. En este sentido educador y divulgador creó este cómic con historias autoconcluyentes de una sóla página a lo largo de varios números de periódicos en 1975. Todas las historietas fueron reeditadas en forma de libro en 1985, fecha en la que llegaron a España de mano de la editorial barcelonesa Salvat. El tomo se llamaba "S.O.S. Doctor al habla", y se había castellanizado el nombre de los personajes, siendo así que el médico protagonista principal fue llamado aquí el doctor Serrano. En cierto modo me hacía gracia que tuviera medio primer apellido mío. Fue allí, en esas páginas, donde conocí la existencia de problemas médicos que aún no podía siquiera imaginar, y donde encontré la respuesta de cómo se generan determinadas enfermedades. No obstante 1985 fue el año en el que murió mi abuelo materno, Félix, y el año donde yo acabé hospitalizado entre cuarenta y sesenta días en el Hospital del Niño Jesús de Madrid capital, por meningitis B. Yo tenía seis años, aunque por una fecha a bolígrafo en una fotografía de la época creo que aún no los había cumplido. La enfermedad era devastadora. Mataba o dejaba enajenadas las mentes. No había buenas perspectivas. Pero según me contaron mis padres me aplicaron una medicina experimental en aquellas épocas con permiso de ellos, producida por la Medicina Cubana, y sané... aunque como era todo tan nuevo no sabían si de mayor, de anciano, no sería más susceptible de tener la mente perturbada. Sea como haya de ser, curiosamente mi cerebro ha guardado muchos recuerdos de aquellas épocas, incluso percepciones, sabores y olores. Podría incluso citar de memoria determinados momentos, personas y situaciones que viví. Un niño entre los cinco y seis años meningítico que sin embargo ha guardado gran cantidad de recuerdos más o menos precisos de esos días. Ahora, cuando alcanzo altas cuotas de fiebre, que suele ser rara vez pero que se ha dado el caso este domingo pasado, me suelen venir esos recuerdos a mi cabeza. Cuando curé de la meningitis B hube de regresar periódicamente a revisiones médicas al Hospital del Niño Jesús durante uno o dos años. Mi madre me llevaba, me hacían todo tipo de pruebas y luego, en recompensa, me compraba un pequeño juguete de los que escasamente valen nada en monedas, pero sirven como alegre recompensa en las ilusiones infantiles. Del mismo modo cogíamos otro para mi hermano. Lo cierto es que aquel cómic que se me hacía raro que fuera un libro con aquellos seis años míos, cuando los "cómic" aún los conocía como "tebeos" y con un formato de revistilla de papel de baja calidad, lo consultaba, lo leía (nunca del tirón), y encontraba muchas cosas sobre la salud que no conocía y que iba conociendo. Claro que en el cómic el doctor Serrano siempre curaba a sus pacientes o sabía como hacerlo, en 1985 yo curé, mi abuelo murió.

El domingo tuve 38'2º máximos de fiebre.

sábado, febrero 12, 2011

NOTICIA 897ª DESDE EL BAR: "MAURO BAJATIERRA, ANARQUISTA Y PERIODISTA DE ACCIÓN", POR JULIÁN VADILLO (otro libro donde aparezco)

En febrero de 2007 ya comenté como estaba yendo a investigar al Archivo General de la Administración para una investigación mayor del historiador (y amigo personal) Julián Vadillo. Se trataba de una investigación sobre un periodista anarquista de la primera mitad del siglo XX que había sido usado como "cabeza de turco" (acusado culpable siendo inocente para cumplir otras finalidades de los acusadores) en el proceso judicial criminal por el asesinato del presidente de gobierno Eduardo Dato en 1921. Comentaba, por cuestiones deontológicas, sólo meras situaciones diarias y pasajeras en la vida del investigador. Aunque el trabajo de Vadillo iba a ser una introducción histórica a la reedición de varios textos de ese periodista, que no era otro que Mauro Bajatierra, el resultado final es diferente. Por el camino (cuatro años) han pasado varias cosas, incluida el grato conocimiento de la descendiente de Bajatierra. Julián hubo de adaptarse a las circunstancias , ya que no se podía reeditar esos textos, y terminó haciendo un gran y excelente trabajo investigador sobre la biografía de Mauro Bajatierra. La editorial La Malatesta le apoyó en todo momento y al fin en este febrero de 2011 ha publicado lo que creo que es el primer libro biográfico de Bajatierra (pido perdón por lo reiterativo que soy con el subrayado del asunto). La presentación del mismo será en la tienda y local de La Malatesta el próximo día 25 de febrero, viernes. Allí será uno de los lugares donde podrá comprarse, aunque también se puede comprar pidiéndolo por Internet, como podéis ver si entráis por la puerta violeta. En todo caso la presentación en el local editorial, que tendrá unas palabras del autor, puede ser interesante. Físicamente La Malatesta se encuentra en Madrid capital, calle Jesús y María, número 24.

El libro se llama "Mauro Bajatierra, anarquista y periodista de acción". En él, en su primera página, su autor, Julián Vadillo (lo reitero hasta la saciedad), me nombra en agradecimiento a mi ayuda de aquel 2007. Así que este es el sexto libro donde aparezco (que es la séptima publicación), los otros cinco libros los comenté en la Noticia 863ª. Julián me mandó en aquellas fechas buscar datos sobre él en su forzado exilio por Francia, Bélgica y Alemania durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera entre 1923 y 1930. La tarea no era imposible pero sí ardua, compleja, dificultosa, laboriosa y duradera, sobre todo si iba, como fui yo, dando palos al agua sin saber hacia dónde debía apuntar mi labor de entre todas las series y subseries de los fondos del Archivo General de la Administración. Pero di, como conté en 2007, con el expediente judicial del proceso por el asesinato del presidente de gobierno Eduardo Dato en 1921. Un expediente gigante, ocupaba el legajo dos cajas enteras, completas y rebosantes de papeles, fotografías y folios, manuscritos y mecanogafiados, que a veces tenían el grosor normal y otras el del papel de fumar propio de las hojas de calco. Como conocía la relación falsa que se le hizo a Bajatierra con aquel asunto, me dediqué a investigar más a fondo esa cuestión, tras consultarlo con Julián. La fotografía de la contraportada del libro, la de la ficha policial de Mauro, es una fotográfía cuyo original tuve en mis manos, aunque creo que Julián no ha sacado la copia del Archivo General de la Administración si no del Arch. Prefect. Police (París), de la ficha policial de 1921 que le abrió la Dirección General de Seguridad (Madrid). Tuve otros originales de fotografías famosas, como las del coche agujereado de Dato que sale en casi todos los libros de Historia con ilustraciones. Trabajar con Julián Vadillo siempre es algo agradable, fructífero y un medio por el cual aprender mucho. Yo creo que aún queda en la recámara alguna que otra ayuda que se produjo en torno a 2007 - 2008, de la cual no puedo hablar aquí ya que su publicación me parece que tendrá que ver con su tésis doctoral cuando la acabe. ¿Colaboraciones futuras? Pues yo espero que sí, que las haya, de hecho tengo la impresión de que probablemente las habrá.

Sin más, un saludo y que la cerveza os acompañe. Haceos con el libro, son unas 150 páginas por 7 euros que seguro os hará conocer más de la Historia propia, de esa Historia de la que normalmente no nos hablan, sin mencionar aparte lo apasionante de la vida de este periodista llamado Mauro Bajatierra.

jueves, febrero 10, 2011

NOTICIA 896ª DESDE EL BAR: EL INFORME ALVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA (y 2)

Todas las vivencias de Cabeza de Vaca narradas en la Noticia anterior se encuadran en las llamadas "primeras conquistas de América", aunque algunos autores las encuadran en los "viajes menores de descubrimiento". Pánfilo Narváez había iniciado el intento de explorar y conquistar las tierras entre Florida y Nueva España en 1527, tras conquistarse México en 1522, conquista que reportó innumerables riquezas. Fueron los mitos de sierras con oro lo que allí llevó a Narváez a embarcarse hacia tierras más al norte del Imperio Azteca recién conquistado. De ahí la importancia de la mención de Cabeza de Vaca de la inexistencia de montañas en su relato cuando regresó a España. Narváez recorrió la costa de Florida, pero fue desviado por las corrientes. Se situó entre el río Alabama y el río Mississippi. En la que llamaron isla de Mal Hado se dispersó fatalmente la flota y se produjo el naufragio. El desastre entre el naufragio y el ataque de ciertos de indios que aún no habían conocido a europeo alguno contra los supervivientes que llegaron a la costa provocó la situación de soledad y abandono de los cuatro náufragos (Alvar Núñez, Dorantes, Castillo y el esclavo negro Estebanico). Estos a su regreso diez años después animarían con sus relatos a conquistar el territorio entre el río Las Palmas y la Florida. Se le encargó tal conquista a Hernando de Soto, gobernador de Cuba, como ya conté en la Noticia 431ª. De Soto lo intentó en 1539, dos años después de que los náufragos habieran regresado a Nueva España (México) en 1537. Tras varias luchas llegó al Mississippi en dos años y lo cruzó, pero murió, como se dijo en la Noticia citada. Fue el descubridor y conquistador Moscoso quien completó la expedición años más tarde al lograr salir al Golfo de México en 1543.

De "Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragios y Relación de la Jornada que hizo a la Florida" escogí un texto que tiene por idea general narrar cómo llegaron los cuatro españoles supervivientes a mejorar desde una mala situación de vida entre los indios, siendo considerados sanadores (chamanes). Alvar Núñez Cabeza de Vaca, el autor, explicaría cómo él y los otros tres supervivientes que se salvaron del naufragio de la flota de Narváez vivían al servicio de diferentes tribus sioux, así como estos mismos indios llegaron a separarles por una disputa. A la vez habla de cómo planean juntarse de nuevo e irse por los malos tratos que recibieron de los indios, los cuales les tenían como gente inferior, a modo similar de esclavos (al considerarles una propiedad). Lograron reunirse al año siguiente y, aunque no se fugan, siguieron juntos en una tribu.

Posteriormente el autor, en el texto seleccionado del libro, indicaría como los indios sioux eran nómadas y como buscaban tunas (higos chumbos) para comer y cómo les sacaban agua que beber en tiempo de verano. Los indios sioux aún no son llamados así, ya que ese nombre indio despectivo fue usado bastante generalmente por los franceses cuando llegaron a la gran meseta norteamericana en el siglo XVIII, entre 150 y 200 años después de la presencia de Alvar. El descubridor-náufrago describe el paisaje entre lugar deshabitado y tierra fértil si se cultivara, en palabra suyas. Habla del nomadismo de las tribus con las que están y de la ausencia de montañas, así como de ríos estables (estos llevarían agua según la estaciones), de ahí la necesidad de recoger las tunas.

Finalmente, en el texto que he seleccionado repito, hablaría de cómo conocen a nuevas tribus y de cómo los indios les piden que sanen a sus enfermos. Lo que les reportó ser considerados mejor por las tribus, que iban a verles para que curasen a sus enfermos y santiguasen a sus hijos. Cuenta que les proveían entonces bien de alimentos.

Los datos que aporta Alvar Núñez Cabeza de Vaca no son de índole ficticia. No sólo son verídicos, sino que además fueron comprobados en testimonios de la gente que más tarde llegaría al lugar. No da precisiones ni descripciones geográficas, pero da una gran cantidad de información sobre diversas tribus y sus costumbres que se fueron encontrando (a mejor decir, que les encontraron), a las cuales distinguían por sus lenguas. Estos serían nómadas y por tanto no aprovechaban la fertilidad de la tierra, pues no practicaban la agricultura. No habla de que cazasen, pero sí de que fuesen recolectores de tunas, lo que es una economía depredadora y silvopastoril de recursos. La religiosidad de estos se daría en torno al Sol (“decían que verdaderamente nosotros éramos hijos del Sol”, llegó a escribir) y a los chamanes o hechiceros de la tribu (sanadores), ya que los indios les pidieron que les sanasen y esta sanación se diese por satisfecha con santiguaciones y rezos (nada médico, todo se confía a la magia de Dios). Ellos, los náufragos, serían intermediarios de los Dioses para sanar (chamanes). Estas características serían las de los indios de las praderas, como obviamente estas tribus lo eran. Unas tribus menos evolucionadas (prácticamente una mezcla cultural de costumbres paleolíticas y neolíticas, salvando las distancias interculturales anacrónicas de las diferentes zonas del planeta) que los indios de más al sur como los indios pueblo, los aztecas, mayas e incas, por citar a los más conocidos (más próximos a civilizaciones protohistóricas).

La curación milagrosa de los indios no sería tal, aunque estos dijeran sentirse mejor. En este texto da la impresión de que se afirman esos milagros. Cabeza de Vaca afirma de Dios: “siempre tuve esperanza en su misericordia que me había de sacar de aquella captividad”. Pero en realidad no afirma que se diesen milagros, ya que en la crónica, en una parte fuera del texto a tratar, dice de la primera vez que les obligaron a sanar: “la manera con que nosotros curamos era santiguándoles y soplándoles, y rezar un Pater Noster y un Ave María, y rogar lo mejor que podíamos a Dios Nuestro Señor que les diese salud, e inspirase en ellos que nos hicieran algún buen tratamiento. Quiso Dios Nuestro Señor y su misericordia que todos aquellos por quien suplicamos, luego que los santiguamos decían a los otros que estaban sanos y buenos”. Por lo que no dice que hiciesen curaciones milagrosas, si no que tuvieron la suerte de que los indios se sintiesen mejor de salud tras su actuación.

Es por todo esto que el relato, nada exagerado, es verosímil y verídico. No introduce fantasías, ni mitos, ni habla de ciudades de oro (aunque sí menciona unas míticas siete ciudades llens de riquezas, por relatos indios que le contaron). Se ajusta mucho a la realidad de las formas de vida indias que años más tarde se comprobó que efectivamente eran así. Durante los diez años de convivencia con los indios Alvar Núñez Cabeza de Vaca desarrolló un gran respeto y conocimiento por las tribus indias, siendo su libro un gran compendio de sociología india norteamericana antes de la llegada masiva de europeos. El resto del libro da buena fe de ello. Quizá por eso cuando llegó a Nueva España en 1537, y a España en 1540, se consideró su trayectoria con los indios para hacerle gobernador de Río de la Plata, la zona del Imperio donde se daban la más dura convivencia y también los más duros combates con las tribus autóctonas (salvando los indios caribes canívales de Venezuela y las Guayanas, y diversas tribus del interior de la selva Amazonas). Se esperaba de él un papel de pacificador e integrador del lugar más alejado del Imperio Español en América. Las épocas de las tropelías en La Española de 1492 a 1500, las de la guerra contra el Imperio Azteca de 1520 a 1522, o las de la guerra de conquista del Imperio Inca de 1532 a 1533 (con su subsiguiente prolongación de la guerra en forma de incas resistentes que se retiraron a las montañas y la selva hasta 1572, así como las guerras civiles que se dieron entre los españoles que se asentaron en el Perú), habían pasado tras un intenso debate popular, religioso, político, judicial y social en España, el cual se resolvió, gracias a una inteligente defensa de Bartolomé de las Casas, a favor de los indios americanos como seres humanos y reconocidos españoles de derecho con leyes especiales para protegerles precisamente de los abusos de las guerras de conquista; cosa que no se dio en ningún otro país europeo que llegó a América, África, Asia u Oceanía.