He pasado unos días de fiebres. Aún estoy resentido en mi salud, aunque no con fiebres ya. Hay quien dice que es una gripe, y quien dice de otro tipo de afecciones. Yo no tengo la respuesta exacta, no he ido al médico, no lo he visto tan grave, aunque lo normal es que no suela ir al médico... ya pasé mucho tiempo en el médico en mi infancia. La cuestión es que en estos días me he acordado de uno de aquellos libros que mi padre compraba cuando yo era niño, uno de aquellos a los que solía acudir con afán de obtener respuestas, algún tipo de conocimiento que mis propios padres no podían darme. Entre aquellos libros mi padre completó una enciclopedia de medicina que incluía de regalo un tomo que era un cómic recopilatorio de 260 páginas. No era un cómic al uso. Se trataba de una tirada de cómic que un médico de Dinamarca, Lasse Hessel, publicaba semanalmente en un periódico de Dinamarca con tanto éxito que fue reeditado en otros países de Europa. Hessel era un médico con afán de explicar los problemas sanitarios más corrientes para que los comprendiera todo tipo de persona, fuese del nivel intelectual que fuese la persona. En este sentido educador y divulgador creó este cómic con historias autoconcluyentes de una sóla página a lo largo de varios números de periódicos en 1975. Todas las historietas fueron reeditadas en forma de libro en 1985, fecha en la que llegaron a España de mano de la editorial barcelonesa Salvat. El tomo se llamaba "S.O.S. Doctor al habla", y se había castellanizado el nombre de los personajes, siendo así que el médico protagonista principal fue llamado aquí el doctor Serrano. En cierto modo me hacía gracia que tuviera medio primer apellido mío. Fue allí, en esas páginas, donde conocí la existencia de problemas médicos que aún no podía siquiera imaginar, y donde encontré la respuesta de cómo se generan determinadas enfermedades. No obstante 1985 fue el año en el que murió mi abuelo materno, Félix, y el año donde yo acabé hospitalizado entre cuarenta y sesenta días en el Hospital del Niño Jesús de Madrid capital, por meningitis B. Yo tenía seis años, aunque por una fecha a bolígrafo en una fotografía de la época creo que aún no los había cumplido. La enfermedad era devastadora. Mataba o dejaba enajenadas las mentes. No había buenas perspectivas. Pero según me contaron mis padres me aplicaron una medicina experimental en aquellas épocas con permiso de ellos, producida por la Medicina Cubana, y sané... aunque como era todo tan nuevo no sabían si de mayor, de anciano, no sería más susceptible de tener la mente perturbada. Sea como haya de ser, curiosamente mi cerebro ha guardado muchos recuerdos de aquellas épocas, incluso percepciones, sabores y olores. Podría incluso citar de memoria determinados momentos, personas y situaciones que viví. Un niño entre los cinco y seis años meningítico que sin embargo ha guardado gran cantidad de recuerdos más o menos precisos de esos días. Ahora, cuando alcanzo altas cuotas de fiebre, que suele ser rara vez pero que se ha dado el caso este domingo pasado, me suelen venir esos recuerdos a mi cabeza. Cuando curé de la meningitis B hube de regresar periódicamente a revisiones médicas al Hospital del Niño Jesús durante uno o dos años. Mi madre me llevaba, me hacían todo tipo de pruebas y luego, en recompensa, me compraba un pequeño juguete de los que escasamente valen nada en monedas, pero sirven como alegre recompensa en las ilusiones infantiles. Del mismo modo cogíamos otro para mi hermano. Lo cierto es que aquel cómic que se me hacía raro que fuera un libro con aquellos seis años míos, cuando los "cómic" aún los conocía como "tebeos" y con un formato de revistilla de papel de baja calidad, lo consultaba, lo leía (nunca del tirón), y encontraba muchas cosas sobre la salud que no conocía y que iba conociendo. Claro que en el cómic el doctor Serrano siempre curaba a sus pacientes o sabía como hacerlo, en 1985 yo curé, mi abuelo murió.
El domingo tuve 38'2º máximos de fiebre.
El domingo tuve 38'2º máximos de fiebre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario