Este es un blog de un escritor cervecero que pretende hablar de él, de Historia, de sus ídolos, de sus paranoias propias, mostrar sus escritos... pero en definitiva son informes de un espia en el bar.
domingo, noviembre 30, 2008
NOTICIA 558ª DESDE EL BAR: ZEN
miércoles, noviembre 26, 2008
NOTICIA 557ª DESDE EL BAR: FLORES PARA UN CADÁVER
lunes, noviembre 24, 2008
NOTICIA 556ª DESDE EL BAR: EL INFORME SIGMUND FREUD Y LA GUERRA (y 3)
La respuesta que da Freud en 1915 acerca de la inexorabilidad de la guerra, expuesta en la parte 2, contrasta con la respuesta a Einstein en 1932. Afirmaría entonces que es posible acabar con las guerras, aunque en principio a él mismo le parece utópico. El problema de la guerra es planteado desde la relación entre derecho y poder, establecida por la formulación de la pregunta hecha por Einstein. Freud se apresura a aclarar que en realidad es entre fuerza y poder, pues la fuerza es lo mismo que derecho, aunque parezca antagónico. Este es el razonamiento que sigue:
Desde el comienzo de la humanidad los problemas eran dirimidos desde el recurso a la fuerza. El ser humano más fuerte era el que se imponía. Con el tiempo la fuerza bruta sería sustituida por las armas, siendo los que tuvieran las mejores y más perfeccionadas armas los que pudieran ejercer una mayor fuerza para imponerse al resto de los grupos humanos, estableciendo sus propias reglas y sometiendo a los más débiles a él. La muerte del débil en la lucha supone la eliminación de obstáculos a las pretensiones del fuerte, siendo, además, un ejemplo de temor al resto de los sometidos para que sigan siendo tales. Los de mayor fuerza y mayor poder intelectual se imponen al resto (aunque fuerza e intelectualidad no estén desarrolladas en el mismo grado). Los débiles verían que su único escape es unirse entre sí para crear juntos un grupo que sería más fuerte que su opresor (la unión hace la fuerza). Logrado esto, los grupos pequeños débiles necesitan mantener ese status quo para evitar volver a ser sometidos. Para ello necesitan unas reglas de colaboración, pues cada grupo tiene sus valores. De este modo surge el derecho, el cual es en realidad la traducción de la cooperación de fuerzas de varios grupos, por conveniencia ante la posible amenaza de un enemigo común fuerte.
Para que la comunidad funcione se necesita que todos los miembros mantengan unas mismas fuerza, pero esto es difícil o imposible de conseguir. Siempre habrá algún grupo que tenga un mínimo de mayor fuerza o poderío dentro del grupo, de preeminencia por alguna causa cualquiera. Y dentro de los propios grupos en sí habrá otras divisiones en grupos que serán más fuertes o débiles (familias, dentro de las familias, clases sociales, clases económicas, etcétera). Eso creará tensiones que de vez en cuando generará conflictos, que llevarán a otras uniones. Todo está en relación a tensiones acumuladas y relaciones de fuerza entre los que ejercen el poder. Sólo los fines comunes de los grupos logran el cese de los enfrentamientos y las convivencias, por medio de lo que se ha llamado generalmente el derecho. De este modo distingue entre dos clases de guerras. Habría unas totalmente destructivas, que no aportarían nada (la expansión de los mogoles), y otras que acaban con la violencia entre comunidades imponiendo un derecho que trae la paz (la expansión del Imperio Romano).
Así que la única manera de liberar al mundo de las guerras y las tensiones sería crear una institución supraestatal a la que, además se le concediese todo el poder necesario para acabar con los conflictos donde fuera necesario. Tal institución habría sido la SDN de su época, aunque le fallaría no tener poderío (fuerza) para acabar con los conflictos (como ya se demostraba en 1932 y más aún desde 1936). Freud aún no sabe de la futura creación de la ONU, que gozará de ambas facultades, pero que será un fracaso al ser la segunda facultad manejada al antojo de EEUU y de la URSS, y tras 1991, y sobre todo del 2001, al antojo de EEUU, siendo un Estado fuerte el que maneja el poderío de una institución que habría logrado tener poder supraestatal y poder para actuar en conflictos. Freud sí que sopesa el papel de esa institución y llega a las conclusiones de que, además de lo dicho, se necesita que se creen unos lazos de unidad afectiva y cultural entre las naciones. Algo que las haga sentirse unidas por algo común. Aunque esto ya se practicó en otras ocasiones sin éxito, como en la Liga Helénica de la Antigüedad. Llega a comentar, eso sí, de una supuesta unión de mentalidad mundial dentro de los preceptos bolcheviques. Pero no lo ve viable.
En cuanto a que el individuo mate, Freud vuelve a la idea de pulsiones de creación y conservación (eróticos) y los de destrucción (agresivos). No existirían pulsiones buenas ni malas, incluso se mezclarían las pulsiones dichas, siendo necesarias pulsiones agresivas para conservar la propia vida en algunos casos. Un individuo actúa tanto por pulsiones eróticas como por pulsiones agresivas, a veces actúa por ambas a la vez. Las motivaciones de un individuo para participar de la guerra pueden ser varias y de diferente tendencia, puede prevalecer, también, de una u otra tendencia, es algo complejo de lo que no se puede generalizar. En la guerra priman las pulsiones agresivas, que niegan las eróticas (se niega la vida ajena para conservar la vida propia), es pues la primacía de lo agresivo para obtener un beneficio. Freud considera que estas tendencias agresivas en la guerra ocurren en todos los pueblos de la Tierra, pues es algo propio del ser humano.
Dentro del ser humano lo único que debería actuar contra la guerra sería todo aquello que une a los seres humanos, lo común. Lo común debería estar por encima de las diferencias (de cualquier índole), pues así se evitaría la guerra (es lo que llama Eros, pues sería algo que nos permitiría proseguir con las pulsiones conservadoras). Lo que uniría a los seres humanos en lo común sería el amor (entendido ampliamente a todos los seres y todas las cosas) y la identificación del yo con el otro.
Es un hecho, por otra parte, que las sociedades están compuestas por dirigentes y dirigidos. Además, eso es una reclamación de las propias sociedades para existir y funcionar. Aunque los dirigente, los gobiernos, con frecuencia cometen abusos de poder e injusticias, lo ideal sería que todas los individuos se guiasen por su propio raciocinio, usando de él, haciendo innecesario tener que ser dirigidos. La guerra parece algo natural en la existencia de los hombres. Al igual que los hombres quieren vivir, las naciones desean hacerlo. Eso arrastra a múltiples conflictos bélicos que cada vez se han hecho más destructivos y dramáticos, temiéndose que el próximo conflicto de dimensiones mundiales pueda ser el que acabe con toda la humanidad. Sólo los auténticos pacifistas son los que tratarían de evitar estas guerras. Estos no son los que hablan de pacifismo por convención cultural, sino porque han hecho del pacifismo una pulsión dentro de sí mismos. Es, pues, algo de carácter cultural aprendido. La auténtica convicción de la paz comienza dentro de cada individuo. No hay ninguna cultura o raza en contra de poder ser educado en la paz y la tolerancia. Para Freud, en 1932, la extensión de la cultura y la educación a lo largo del mundo es un avance para lograr el final de las guerras, pues se aborrecerá la violencia y se abrazarán los impulsos eróticos, en lugar de los agresivos. La guerra niega la cultura y las afinidades, para combatirla no se necesitaría más arma que la extensión de lo negado. Pese a todo, Freud se disculpa ante Einstein añadiendo que la consecución de este fin puede parecer utópica.
domingo, noviembre 23, 2008
NOTICIA 555ª DESDE EL BAR: EL INFORME SIGMUND FREUD Y LA GUERRA (2)
Ahora bien, Freud se plantea cómo se ha podido llegar a matar un ser humano a otro. La muerte para el ser humano es algo tabú, quizá porque se es consciente de su significado. La muerte es evitada de las conversaciones, normalmente atribuida al otro, y nunca asumida la propia, y, cuando es admitida, es achacada a algo (enfermedad, accidente, asesinato, etc.) y nunca aceptada como algo intrínseco a la vida (paradójicamente). Aceptado el hecho en sí, aunque no en voz alta, el ser humano, cuando establece ciertos lazos afectivos evitaría toda aquella actividad peligrosa que pudiera llevarle a una posible muerte propia. Llenaría así su vida de coerciones, y por tanto de ciertas tensiones internas (ciertos traumas). Sólo en la ficción y el arte se aceptaría la muerte tal cual, pues dentro de ese marco sería inofensiva. La guerra, sin embargo, es una sacudida que hace que la muerte sea innegable, por su proximidad y su evidencia en la vida cotidiana del momento. Pero la muerte del otro, del enemigo, nos es, por pulsiones primigenias, indiferente, en algún caso hasta algo placentero. El enemigo muerto no puede atentar contra la propia vida, por lo que el instinto de supervivencia (de no morir, de no dejar de existir) está a salvo. Sobrevivir en la guerra como guerrero significa matar. Pero en nuestras épocas la muerte en las guerras también es de los no combatientes, por lo que nos inmunizamos ante la muerte del desconocido, que no apremia a nuestros sentimientos más profundos (al ser la muerte algo habitual), y también sentimos un alivio ante la muerte de un enemigo al saber que este no podrá atentar contra tu vida. No obstante, la muerte de un ser querido (familiar, amistad, pareja sentimental, ser que está contigo cotidianamente por alguna otra razón) sí apremia a nuestros sentimientos. Por eso, en épocas antiguas se inventó la pervivencia de la vida a través de los espíritus, y más tarde esta pervivencia sería incluso mejor que la vida terrenal, a través de las religiones. Es una negación de la muerte del ser querido. Por extensión, esta concesión de vida al ser querido muerto, se extendió al enemigo y al desconocido. Por esta vía se han alcanzado una serie de conductas éticas y morales hacia los muertos en diversos conflictos de la humanidad.
Aún con todo, la guerra es un fenómeno que se da, por lo que Freud considera que es la respuesta a nuestras pulsiones más internas. A veces estas son animadas por las ideas de heroísmo (como salvación de la vida de los seres amados o semejantes) o por el propio miedo a la propia muerte, aunque parezca contradictorio lanzarse a un combate a muerte por salvarse uno de la muerte. Además es extraño que un individuo conciba su muerte, siempre, hasta en tiempos de paz, es más fácil concebir la muerte ajena, aunque sea la del ser querido, y expresarse entorno a ella, intentando rehusar el hablar o pensar en la propia muerte. Pero la muerte es algo connatural a la vida, por lo que concluye que la guerra también es algo que es propio de los humanos, en tanto en cuanto esta es consecuencia de las distintas civilizaciones, con distintos valores, que se niegan a ser absorbidas por otras civilizaciones (a desaparecer, a morir). Es una lucha por la vida en ambos casos… pese a que, repito la frase, la muerte sea connatural a la vida (“si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte”).
sábado, noviembre 22, 2008
NOTICIA 554ª DESDE EL BAR: EL INFORME SIGMUND FREUD Y LA GUERRA (1)
En el primer texto Freud expone que los pueblos son beligerantes desde su inicio, pero con el tiempo la belleza de la Naturaleza, el arte, la filosofía, etc., hizo de estos más proclives a la paz. Sin embargo, siempre existiría entre los pueblos ciertas ideas de ser más perfectos o de llevar razón por encima del otro pueblo, lo que provocaba guerras. Pero estas guerras era entre guerreros, respetándose a los no combatientes, tales como mujeres, niños, ancianos, heridos y médicos. Así como respetando a los muertos. En los tiempos más recientes, los propios, esto se habría transformado y ni siquiera unos acuerdos internacionales evitan las guerras ni que estas se realicen sin contemplación alguna contra cualquier ser humano, o afectando obras artísticas o a la propia Naturaleza. La violencia, esto es también la injusticia (que también puede ser injusticia por engaños), es reservada únicamente a los Estados, y estos usan de esa injusticia como creen conveniente para mantener a la sociedad. Por lo que, llegada una guerra, los individuos han visto su moralidad afectada por la manera de funcionar de sus Estados y la violencia se generaliza, dando lugar a dos clases de violencia: la de la baja moralidad de los Estados (que se hacen llamar a sí mismos guardianes de lo moral) y la de la brutalidad de los individuos (supuestamente altamente civilizados).
El ser humano es visto desde dos puntos de vista: como bueno por naturaleza, o como inclinado al mal, pero educado en su cultura hacia el bien. Sin embargo, Freud dice que el ser humano al ser educado por la cultura que le rodea no se inclina ni al bien ni al mal. Se inclina por unas pulsiones (traducido como instintos) las cuales pueden ser buenas o malas, según las necesidades de la comunidad humana donde viva. Las pulsiones egoístas y crueles que se dan en el aprendizaje del individuo son tachadas, en general de malas. Por ello, estas pulsiones se tratan de inhibir, pero no se puede evitar que aparezcan junto a su pulsión considerada contraria (altruista y piadosa, en este caso), por lo que sobre un mismo objeto, o una misma persona, un individuo puede tener una ambivalencia de sentimientos. Cuando el individuo es adulto, el control sobre sus pulsiones le forman su carácter de modo que se le clasificará de bueno o malo, aunque en realidad se pueda ser lo uno y lo otro, dependiendo de las situaciones.
Las pulsiones consideradas malas se transforman en buenas por medio de acciones internas y externas al individuo. De modo interno, el egoísmo se transforma en pulsión buena cuando interviene el erotismo, entendido este como atracción a lo bello, como amor. Estos sentimientos hacen que el individuo quiera entrar en sociedad, relacionarse con los otros y con el mundo, por lo que, para ello, renuncia a una parte de sus impulsos, con lo cual ya no actúa egoístamente, al menos no del todo. Así hay una disposición hacia la cultura. Los actos que cometemos tienen pues una motivación, que es la de integrarse en la cultura, en las interrelaciones. De modo externo el cambio se produce por coerción al recibir el individuo motivaciones de recompensa o de castigo. Se corre el riesgo de que el individuo no acabe actuando bien porque logre desear obrar así, sino porque teme el castigo o desea el premio, lo que sería una extensión de las pulsiones egoístas.
jueves, noviembre 20, 2008
NOTICIA 553ª DESDE EL BAR: TUPI
martes, noviembre 18, 2008
NOTICIA 552ª DESDE EL BAR: ADIÓS A UN TRABAJO, HOLA A MI NUEVO TRABAJO
domingo, noviembre 16, 2008
NOTICIA 551ª DESDE EL BAR: FIN DE ALCINE 38º
PARTE I: Una de Vaqueros.
3.- El Bueno, el Feo y el Malo, de Ennio Morricone.
4.- Marcha de los Turcos, de Lully
PARTE II: Una de piratas.
5.- Piratas del Caribe, de Badelt.
6.- Claro de Luna, de Debussy.
PARTE III: Musicales.
7.- Chicago, de Fred Ebb (fue un medley de varios temas de la película, y en instrumental, aquí sólo puedo colgar un vídeo de la película por medio de Youtube, con la canción que era la base del medley, all that jazz).
8.-Danza del Sable, de Katchaturian.
sábado, noviembre 15, 2008
NOTICIA 550ª DESDE EL BAR: EL MEME DE PIRIA
2) GULA: No me gusta comer ni mucho ni poco. Pero si hay que comer mucho se come, en las fiestas que se hacen reuniendo amigos para comer o cenar soy como los hamster, si veo comida, como. Pero normalmente ni mucho ni poco.
viernes, noviembre 14, 2008
NOTICIA 549ª DESDE EL BAR: MITCH MITCHELL (9-julio-1947 / 12-noviembre-2008)
miércoles, noviembre 12, 2008
NOTICIA 548ª DESDE EL BAR: RAÚL QUIRÓS: "EL DÍA QUE ME ENAMORÉ DE MI BMW"
Oda a la hamburguesa
Porque yo te cocino
no sé si tú eres hamburguesa.
Te preparo y te cocino todo el año,
cual promesa de pan, tomate
y carne, desde las ocho hasta la una,
para niños y padres
cuya desgracia paga puntualmente
la mía de fin de semana.
Hay quien te encuentra bella.
Simbólica.
Artífice económica.
Pero tú sólo eres una hamburguesa.
Yo te preparo:
comida basura eres para un mundo basura.
Por eso te escupo en la entraña.
Para que el mundo
tenga un pedacito
de sí mismo que llevarse a la boca.
lunes, noviembre 10, 2008
NOTICIA 547ª DESDE EL BAR: LOS CORTOMETRAJES EUROPEOS DE ALCINE
jueves, noviembre 06, 2008
NOTICIA 546ª DESDE EL BAR: EMPIEZA ALCINE 38ª
martes, noviembre 04, 2008
NOTICIA 545ª DESDE EL BAR: CARTELES DE GUERRA
Hace casi una semana transporté cerca de diez cajas de carteles originales de la Guerra Civil Española a la sala de exposiciones de Caja Granada en Granada. Asíque, ¿por qué no presentarle al Alto Mando del Servicio de Espionaje de Bares esos carteles y otros de las guerras mundiales? Aparte de Historia, en ellos hay arte, diseño, evolución publicitaria... No hay que olvidar que en la Historia de la publicidad y el arte en carteles, los de estas épocas, y sobre todo los de la guerra civil española (bueno, también los de la República) están considerados como los mejores estilísticamente y aportando innovaciones para sus épocas (muchos artistas importantes los creaban, como Brossa, además muchos de estos cartelistas acabaron haciendo carteles para los diferentes bandos de la II Guerra Mundial). Hay muchos cuadros que son carteles que sirvieron para algo (cine, publicidad, política, tauromaquia, teatro...), varias exposiciones que abarcan del siglo XIX a la actualidad los avalan como una modalidad de cuadros artísticos. Y por supuesto, en este caso, se rastrean Historia e ideologías. Que la cerveza os acompañe... y sí, respecto a los cuadros de la guerra civil que se ven aquí, también estaban en esas cajas que llevé a Granada... esos y bastantes otros más.