jueves, septiembre 07, 2006

NOTICIA 144ª DESDE EL BAR: LAYLA


“Ahora que me toca vivir la juventud,/ beberé vino porque me complace beberlo;/ no me lo echéis en cara; aunque es amargo, es bueno;/ tiene que ser amargo, porque amarga es la vida”.

Poeta Omar.

Esas son las palabras que este poeta árabe escribió cuando él hizo su particular versión de la historia de Layla, justo en el pasaje que le dedica a un viejo antes de beber una copa que le dará juventud, sabiduría y el amor de una joven. Sinceramente, la historia de Layla, entre lo real y el mito, es una historia que yo creía de origen musulmán, pero rebuscando me he encontrado que sus orígenes pueden estar en historias árabes (de Arabia, no necesariamente desde que es mayoritariamente musulmana, o sea a partir del siglo VII), o bien incluso en historias persas.

La historia de Layla siempre es una historia que me ha fascinado desde que la conozco (hace ya muchos años). Incluso en mi casa tengo un tapiz colgado en una pared donde se representa El rapto de Layla. Bueno ese tapiz casi parece una gran alfombra... Fue un regalo de bodas a mis padres, allá por 1975, de un amigo que había viajado por Marruecos. Contaré por encima la versión que yo conozco. Layla es una de las descendientes de Mahoma. Es una chica muy joven que está casada con un hombre bastante mayor y que la ama, correspondido por ella. Sin embargo, uno de los amigos de ese hombre, mucho más joven, también la ama. En ese momento se produce el chispazo entre Layla y el amigo de su esposo. Producido este triángulo amoroso, el amigo amante decide raptarla por la noche, cosa que ella consiente porque lo desea. El esposo se queda sólo y tras una historia de tira y afloja al final los dos amigos siguen siendo amigos, mientras Layla puede quedarse junto al hombre joven y no junto al hombre que fue su esposo. Si el mito tiene raíces árabes o persas entonces esta historia no tendrá connotaciones musulmanas y podría variar. De hecho es posible que existan diferentes versiones, como es el caso de la historia de Tristán e Isolda, el barbero de Sevilla o Romeo y Julieta. Y sí, para los más despiertos en Historia reciente, el islote sin valor por el que hace pocos años se peleó España y Marruecos es llamado Layla (Perejil para los españoles).

Sin duda la versión moderna más conocida de Layla es la canción de amor que escribió Eric Clapton en 1970, de título igual a ese mismo nombre. Se incluye por primera vez en el álbum Layla and Other Assorted Love Songs, de 1970. Este álbum es un álbum de blues y de rock entristecido y ralentizado y a veces acelerado. La canción Layla dura siete minutos y dos segundos, conteniendo dos partes: una de rock muy electrificante y otra instrumental muy dulzón. El grupo Derek and the Dominoes fue el grupo que tuvo Clapton ese año de 1970 y tan sólo grabaron este álbum y un concierto. El grupo no prosperó más allá. Aparte de Clapton estaban Bobby Whitlock, Jim Gordon, Carl Radle y Duane Allman.

Era la etapa más cocainómana del "mano lenta" Eric Clapton, donde incluso surgieron rumores de que vendía sus guitarras para poder pagarse la droga. El álbum es consecuencia de todo aquello, puesto que es hijo de la mayor desesperación y crisis amorosa de la vida de este músico. Todo el álbum está dedicado a una auténtica Layla: Pattie Boyd. Ella era la esposa de su mejor amigo: George Harrison, guitarrista de The Beatles. La amistad de Harrison y de Clapton había logrado incluso que Clapton tocara en secreto algunas de las guitarras del álbum blanco de The Beatles, como por ejemplo la de While My Guitar Gently Weeps. O incluso que tocaran juntos en conciertos una vez que The Beatles se disolvieron en el mismo año de 1970, el más famoso el concierto por Bangladesh de 1971. Sin embargo Clapton guardaba un secreto a su amigo, se había enamorado de su esposa, Pattie Boyd. Y Pattie Boyd, con el roce de los años y el trato habitual se fue enamorando en secreto de él. Tanto es así que clapton decidió distanciarse e irse, alejarse de su amigo y de ella. Así comenzó una etapa en la que sólo se dedicaba a tomar heroína y tocar blues cada vez más tristes y lentos o bien temas de rock muy acelerados. En ese contexto compuso este álbum, en el cual era un lamento y un cortejo a la vez.

Definitivamente cierto día Pattie Boyd aprovechó uno de los retiros espirituales de su esposo Harrison y haciendo las maletas se fue al lado de Clapton. Ella y él comenzaron a vivir como pareja. Harrison en principio estuvo irritado y molesto durante una época con su amigo. Harrison se introdujo más en el hinduísmo y se aisló del mundo y sus discos fueron perdiendo algo de calidad, aún más, en su proceso autodestructivo llegó a pedirle a la esposa de su amigo Ringo Starr que se acostara con él en medio de una fiesta privada (dato que dio Peter Brown en una biografia de los que fueron sus jefes, The Beatles). Mientras, Clapton hizo composiciones más melosas, aunque de esta época es su acertada versión de I Shoot the Sheriff, tema de Bob Marley.

Pasa el tiempo y definitivamente Harrison y Clapton se reunen para hablar abiertamente de todo lo ocurrido durante horas y sin dejar nada en el tintero. Pasado lo cual vuelven a ser los amigos inseparables que eran. Sin problemas ni rencores. Harrison, tal vez influido por las religiones orientales, perdona y ama incluso a quien le hizo daño. Clapton reconoce lo que hizo y Pattie igualmente. Todos reconocen que no tienen porqué odiarse o distanciarse. de esto modo todos vuelven a estar a buenas tal como ocurre en el mito de Layla. Sin embargo, es cierto que el apasionado y desbocado amor que tantos años duró en secreto entre Clapton y Boyd, apenas duró dos años y medio una vez que se fueron a vivir juntos.

La canción Layla, en su primera versión recogida en este álbum, es magistral. Está entre mis canciones favoritas, y probablemente la pondría como parte de la banda sonora de mi vida. La siento muy relacionada conmigo mismo. Yo también he tenido y tengo mi Layla, pero no os voy a decir si yo soy Harrison o Clapton. Espero por otra parte que esta historia con una femina como parte de las protagonistas le sirva a Mimismidad como palabra cumplida de haber escrito una historia con mujer de protagonista. Un saludo a todos... y os recomiendo que hoy escuchéis esta canción, cojais una cerveza y penséis que os la estáis tomando conmigo en el Soul Bar de Alcalá de Henares ( o cualquier otro que os dé ambiente y conozcais).

15 comentarios:

mimismidad dijo...

Gracias, Canichu. La historia es preciosa. No la conocía, ¿sabes dónde puedo conseguirla? Imagino que no será fácil, probaré en Iberlibro. ¿Y la canción?

Liliana Sáez dijo...

Yo conocía la historia de Clapton, Harrison y su Layla... pero no conocía las raíces del nombre, ni del mito, que es hermoso porque parece ser que se puede seguir manteniendo una fuerte amistad si se dominan los celos y se ve la realidad por encima.
Leer tu post me ha dejado en un raro estado de melancolía.

Canichu, el espía del bar dijo...

MIMISMIDAD: hombre, después de haberle dedicado un post entero a la canción y su primera edición no me digas que todavía no sabes dónde encontrarla... cualquier tienda de dsicos te vale, pero si la quieres gratis prueba en el emule o en webs de clapton con mp3. La historia rebúscala en google. De todos modos creo que viene una de sus versiones en una colección de historias de Arabia. Noches de Arabia, o tal vez las Mil y una noches. No sabría decirte. Pero es una historia breve, de todos modos.

LILIANA: "si se dominan los celos", dices, creo que las otras dos partes, la chica y el amigo que se la lleva también tienen que poner de su parte, tal vez más, pues han de reconocer cosas que no les gustaria reconocer en viva voz. Es una bonita historia, eso sí. Amor, traición, amistad, pasiones encontradas, desbocamientos, paz y más amor. Un saludo y una cerveza.

mimismidad dijo...

Tengo un libro de poesía árabe, tal vez venga ahí. La canción, perdóname, pero no vi el post.

Liliana Sáez dijo...

Jajajaja, me traicionó el subconsciente... sí, eso, los tres tienen que poner de su parte.
Un saludote.

pcbcarp dijo...

Pues yo creo que la historia debe ser aún más antigua, porque también vale para Arturo-Ginebra-Lancelot /Marc-Isolda-Tristán. Claro, que, a lo mejor es que en la realidad pasan cosas así a cada rato. Je.

Harry Reddish dijo...

Me tomo esa cerveza a tu salud y disfruto de tu recomendación musical. Bonita historia

Salud (de nuevo)

Canichu, el espía del bar dijo...

Hombre, pcbcarp, esas historias pertenecen a otra tradición y cultura y no creo que tengan nada que ver con la de Layla. Pero los triángulos amorosos y otras historias de amor son temas recurrentes del género humano a lo largo de su existencia. No es de extrañar que se repìtan innumerables veces. La cuestión es cuando tienen muchos puntos en común con otras historias anteriores, a mi juicio. El origen persa de Layla es posible, sobre todo porque el origen persa dataría de la edad antigua. Pero incluso el otro día me comentaban que quizá pudiera tener algo que ver con Lilith, el personaje hebreo, y pudiera ser, puesto que los primeros hebreos eran de esa zona. No sé cual es el origen primero, tal vez un filólogo nos pudiera ayudar, pero sólo pretendía exponer la historia, no indagarla. Un saludo.

Lúzbel Guerrero dijo...

Tiene Ud. razón en la reflexión de sus dudas acerca de que un final tan "de nuestros días", pueda tener raiz musulmana. Omar Khayyam fue persa, y su conocimiento del Corán le vino a través de Hassan ben Sabbah, fundador de la secta de los hasisiyyun (asesinos). El pobre hombre mayor debe haber sufrido mucho, pero la sabiduría que dan los años le hizo obrar de modo de no perderlo todo. Gracias, me resulta muy ilustrativo visitarle.

mimismidad dijo...

Gracias por el dato del nombre, Luzbe, ahora podré localizar más fácilmente alguna versión de la historia.

Canichu, el espía del bar dijo...

LUZBEL GUERRERO: a mí sí que me ha resultado ilustrativo leer tu comentario, caray, qué gran cultura. ¿Filológo quizá? No hace falta que respondas si no quieres, me ha impresionado gratamente. Por otra parte, yo no conocía tanto. Gracias por enriquecernos un poco más. Un saludo.

Anónimo dijo...

Canichu, he de decirte que me ha encantado este post :). La relación entre la cultura arábe y la historia más contemporánea del triángulo: Clapton-Boyd-Harrison, me ha cautivado, además de añadir las referencias a canciones que son una delicia escuchar como tú dices acompañado/a de una buena cerveza.

Yo ahora estoy leyendo "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera, que también trata estos temas de pasiones, debilidades y triángulos amorosos. Y algo me ha recordado a lo que aquí he leído. La verdad es que yo siempre tuve vértigo a acercarme a ese tipo de situaciones, pero resultó ser un vértigo que me atraía en vez de disuadirme.

Un beso. Cuídate

Canichu, el espía del bar dijo...

VAHO: me alegra que te haya gustado. El libro de Kundera lo tengo pendiente, me lo recomendó una amiga hace tiempo. Y en cuanto a lo que dices de acercarte de estas relaciones... bueno, suele ocurrir que no seas tú quien elija acercarse o no a ellas. A veces llegan sin más. Un saludo y un abrazo.

lulan dijo...

Yo suscribo lo del vino, porque la canción no la he oído.
salud y paz.

AsDePiqas dijo...

Layyyyyyyyyylaaaaaaaaa


La versión de Clapton, of corze