2014: Noche de espanto, de Anton Chejov en 1884.
Este es un blog de un escritor cervecero que pretende hablar de él, de Historia, de sus ídolos, de sus paranoias propias, mostrar sus escritos... pero en definitiva son informes de un espia en el bar.
Noticias de un espía en el bar alcanza hoy las dos mil entradas. He tardado más de lo normal en escribirla porque quería hacer algo especial. Hice una consulta por Facebook a los posibles lectores de esta bitácora que entran desde allí y contestaron muy poquitos, de entre esos poquitos eligieron que lo celebrara como se celebró en 2014 cuando alcancé las mil entradas, que fue que los lectores de entonces eligieron que yo escribiese
el comienzo de un relato mio sin acabar y ellos, quien quisiera, me mandaba su
continuación y final para publicarlo a partir de la 1004ª, así nació las
diferentes formas de "El bote metálico", incluida mi versión íntegra
publicada en mi libro El frío que nos acoge mientras los robots caminan entre los humanos y otros relatos (por aquí se leen los relatos de aquella ocasión: Noticia 1004ª, Noticia 1005ª, Noticia 1006ª, Noticia 1007ª y Noticia 1008ª). Así pues, escribí en facebook el siguiente pie para los lectores interesados en participar y di por límite de entrega ayer sábado, que luego amplié a hoy domingo:
"Subieron las escaleras sin precipitación pero dieron una fuerte patada a la puerta. Al abrir de golpe dispararon sus pistolas a todo ángulo posible. Nunca imaginaron que los muertos llevaban caretas con las caras de ellos mismos, policías elegidos al azar por el Gran Elegidor."
Hubo un par de lectores interesados en entregarme algo, pero hoy me han dicho que no ha podido ser, por tanto dejo constancia de que se quiso celebrar como se celebró las mil entradas en 2014, pero no ha podido ser. No desarrollaré yo tampoco ese pie, no crearé un relato. Quede como testimonio. En sí mismo, pese a inacabado, tiene de por sí algo de relato.
Sea como sea, no muchos blogs llegan a las dos mil entradas. La constancia de quien escribe debe estar ahí, pero también lo lectores. A veces escribes sin saber si hay alguien a quien le llegue lo escrito, pero sin duda, de todas formas, he aquí las dos mil entradas. Y esguiré, espero que más fluidamente, porque últimamente, por motivos personales, se ha ralentizdo un poco el ritmo de publicaciones, pero eso va por épocas, ya sabéis. Un saludo a todos y que la cerveza os acompañe. Gracias por leer.
Esta semana las noticias han estado a tope con lo de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia contra el Partido Popular, pero a mí, de todo lo que se ha dicho, lo que me sorprende es que tras once años de investigaciones todavía no se sepa quién es "M. Rajoy", ya que la sentencia, por lo que informaron, no dice haber desvelado este asunto. Yo creo que debe tratarse o de alguien que se oculta muy bien o de alguien amigo de los jueces, quizá de alguien que baila salsa en locales con Covid. ¿Y si "M. Rajoy" era Quino, el autor de Mafalda recientemente fallecido? O peor aún, Van Halen, el guitarrista también fallecido estos días. Es todo tan misterioso.
Pero como siempre, ha sido la pandemia de la Covid la que más ha movilizado los noticiarios, incluso asumiendo que en todo esto lo que hay es una batalla política gigante.En el tema Covid-19 en España las comunidades autónomas que más rastreadores tienen e España de la expansión de la enfermedad son claras en sus conclusiones: los mayores focos de contagio son familia, hostelería y gimnasios (teniendo en cuenta que la gente conteste la verdad sobre donde llevan mal o se quitan la mascarilla o no se omitan respuestas tipo transporte o trabajos), sin embargo, los presidentes autonómicos de esas comunidades solo están dispuestos a cerrar al completo hostelería. Si obviamos que según esa lógica habría que cerrar también los gimnasios, quizá debemos empezar a concienciarnos de que, con esa lógica, deba haber estado de alarma estilo marzo-abril en diciembre-enero, con las navidades, puesto que las familias son el principal, destaco: PRINCIPAL, foco de infección, pero, ¿qué político y autoridad médica está dispuesto a asumir el coste político, social y personal que le pueda suponer dejar de eludir una de las raíces del problema y tomar el papel del Grinch en 2020? Pero, más allá, ahora mismo, en octubre, ¿cuántas de las personas dispuestas a que cierren la hostelería está dispuesta a que, sin que lo hagan por ley, dejar de ver a cualquier familiar todos los meses que hagan falta “hasta que haya vacuna”?
En este sentido me declaro totalmente de acuerdo con Valeriano Orobón cuando en respuesta a la reflexión anterior en Facebook me contestó, desarrollando y completando el diálogo abierto (cito literalmente):
Hay una cosa de fondo también cierta que poco se ha hablado de ella, porque es una realidad incómoda. Los políticos, los periodistas y los sanitarios se han metido dentro de la espiral y la alienación de su propio discurso desde marzo, y desde que están de batalla ideológica y del poder, están aún más metidos. Muchos de sus argumentos han contradicho otros anteriores y ahora pasan a reforzar cualquier cosa que digan y a enredarlo con temas como la monarquía, el pasado republicano, si existe o no una dictadura en España y otros temas, una buena parte de ellos absurdos, como el que acabo de citar, y otros más graves, como la renovación del poder judicial paralizada por el PP y ahora apuntada con el dedo de una reforma de dudosas garantías de las reglas del juego, según algunos jueces, por parte del PSOE-Unidas Podemos, o bien la más que reconocida culpa de corrupción en gente que fue o es del PP y por ende, a título lucrativo, del PP mientras gobernó y antes. Pero, ¿qué es esa cosa de fondo que poco se ha hablado de ella y que chocará tarde o temprano con la espiral de los discursos donde se ha metido cada cual? El mero hecho de la posibilidad ya no solo de que no haya vacuna o que no haya vacuna o tratamiento totalmente efectivo, sino de que eso implique la imposibilidad de que existan cero muertos de Covid-19. Esto quiere decir, que el control y la estabilidad de la enfermedad pase, como pasa con otras enfermedades, por asumir que la existencia de la misma cuesta un número determinado de muertes al año. Esto no quiere decir que se deje de investigar para su solución, pero sí que eso implicaría que hay que rebajar esos argumentos y empezar a pensar en la posibilidad de rebajar restricciones en el sentido de que tal vez llegue un día que hay que asumir que existirá un mínimo de muertos Covid y por ello mismo no se puede parar todo. ¿Es una barbaridad? No. Es una posibilidad, simplemente. ¿O acaso no hemos asumido que hay un mínimo de muertos al año de SIDA (VIH), de cáncer, de leucemia, de gripe, de bronquitis, de disentería, de meningitis, de tuberculosis, de corea de Huntington, de Parkinson, de ébola, de lepra, de hepatitis, de cólera, de hipertensión, de esclerosis, de arteriosclerosis, de diabetes, de obesidad, de tabaquismo, de alcoholismo, de desnutrición, de depresión (por suicidio), etcétera? Lo que hay que averiguar es si realmente estamos dentro de la posibilidad de erradicar la Covid-19, o de hacerla inofensiva en su letalidad, o de si, aceptando que la enfermedad puede tener efectos letales y produce un número de muertos al año, logramos hacerla lo menos letal posible y estabilizamos lo que se pueda su expansión en el mínimo posible, tal como ocurre con otras enfermedades mientras se investiga sus curas y tratamientos.
El problema es que hay un enroque ahora mismo en creer que la solución a la Covid-19 será total, y se lanza esa idea a las sociedades sobre todo desde la política más que desde la ciencia. Eso podría ser un problema a la hora de enfrentarse a la realidad futura o de una gran hipocresía si algún día toca decir la realidad posible que hemos citado, la de que la Covid-19 producirá al año un promedio de contagios y un promedio de muertos que se consideren mínimos aceptables para seguir funcionando las sociedades con normalidad.
Todo se diga: si ahora mismo las autoridades sanitarias creen que estamos a tiempo de ciertas medidas para frenar la pandemia y quitar a la enfermedad del carácter pandémico para reducirla a enfermedad solo, yo lo apoyo, pero mi apoyo no quita ni impide que crea que la otra reflexión comentada se deba dar. Creo que es hasta recomendable, dado que algunos argumentos se están enquistando tanto que crean verdades absolutas que se están mezclando con identificaciones políticas el sostener X o sostener Y. Pongamos por caso un hecho real anecdótico en mi vida la semana pasada. En el trabajo, el viernes 9 de octubre, delante de mí, pero yo callado mientras trabajaba, había tres
funcionarios muy del PP que acababan de escuchar (una de ellos) por radio
la comparecencia del responsable del PP de Madrid anunciando las medidas
que ellos habían acordado, creyeron que era la comparecencia del gobierno
central (PSOE-Unidas Podemos), la cual aún no había sido porque el consejo
de ministros seguía reunido en ese momento, y estuvieron los tres despotricando contra
las medida que habría tomado PSOE-Unidas Podemos (en realidad el PP de
Madrid pero no se habían dado cuenta) y de verdad que era para reirse... Estos son los que yo llamo los forofos de la política que son como
seguidores de fútbol. Ni puta idea de política, pero tienen que opinar e
imponer su voz. De verdad que es para grabar situaciones como esta y reírse... Me pregunté a mí mismo
que pasaría cuando se dieran cuenta que el gobierno aún no había hablado y que contra lo que despotricaban eran las medidas de los que consideraban los suyos, del PP. La respuesta vino a última hora del trabajo, en lugar de ser coherentes y aplicar todo lo que dijeron al PP, o bien de enmendar el error, escabulleron el bulto inculpando de la pandemia en Madrid a los colombianos y al aeropuerto de Barajas, y de los problemas políticos inculpando a la izquierda que está más a la izquierda que el PSOE y a (y esto fue tal cual) a los jóvenes, a los profesores y a las Universidades y sus enseñanzas, argumentos estos últimos que recuerdan a los que se dieron en 1936 y en 1939 para elaborar la Ley de Responsabilidades Políticas y las diversas leyes de depuración que se sucedieron en todos los ámbitos laborales públicos, después extendidos a los privados. Peligroso. Más cuando la semana que viene Vox culminará su escalada ultraderechista con una moción de censura al gobierno que les servirá de altavoz televisivo, periodístico y mundial de sus ideas y acusaciones falsas. Pero más peligroso es que el PP no sepan ver venir los peligros que contra ellos también hay desde la ultraderecha y que, además, una parte de ese PP esté cómoda con que esa ultraderecha venga, les alcance y pareciera que incluso se sumaran.
Entre tanto el Fondo Mundial Internacional (que solo falla por dar pronósticos de crisis más optimistas de los que al final resultan) dice esta vez que España no recuperará empleo hasta 2026. Aún estamos los que estábamos en afectados siendo veinteañeros de la crisis de 2008, que éramos los mismos que veníamos de alcanzar la mayoría de edad legal tras las crisis por las corrupciones de los 1990 y el abuso de los trabajos basura por parte de empresarios y administración. Con la de la Covid somos cuarentones, ya sea por treinta y muchos, cuarentón y cuarenta y pocos, y nos dicen (otra vez) “vuelva usted mañana”, y ahora dicen que ese mañana: en 2026 (vamos, que será en 2030). Los jóvenes perdidos, esa generación perdida, no son los jóvenes de hoy (2020), somos los que ahora somos cuarentones. Creo que de todas las etiquetas que nos han puesto, generación perdida es la más correcta. Pero como por red social me dijo otro amigo, Luis Abad, quizá más bien lo más correcto es llamarnos "generación perdedora".
Saludos y que la cerveza os acompañe.
Hay que reconocer que este año 2020 quien más quien menos ha conocido de la muerte de alguien cercano de manera directa o indirecta, aparte de la gran cantidad de personas famosas o conocidas. No es que otros años no muriera gente, nada más lejos e irreal. Pero con la pandemia de la Covid-19, ya sea por ella misma o porque afectó al tratamiento de otras enfermedades y dolencias o porque afectó a un debido cuidado y atención personales, han muerto bastantes más personas de las que habitualmente mueren. Al menos en España me da la sensación de la frase que afirmaba antes, quien más y quien menos a estas alturas de 2020, mediado octubre, ha sabido o padecido de la muerte de alguien cercano. Yo mismo he vivido este año la muerte de dos tíos carnales. Uno era paterno, el otro era materno. Al margen, también he sabido de la muerte de varias de mis amistades directas, y de familiares de otras amistades directas.
Quepa decir que en Alcalá de Henares quizá deberíamos empezar a mirar este año como un año donde desaparecieron una gran cantidad de personas conocidas. No solo han muerto una cantidad de personas más o menos comunes, sino también un número superior al de otros años en los que han muerto nombres relevantes de la actividad de la ciudad, y el año aún no ha terminado.
Podríamos hablar de dos activistas que hicieron mucho por los derechos sociales o por la ecología, como Juan Guerra, muerto a comienzos de pandemia, o como Raúl González el pasado mes de agosto. También nos dejó Luis de Blas, un veterano poeta que además escribía de manera habitual en la prensa local. El pintor Miguel Ángel Bernal Ballesteros, maestro en la Mutual Complutense, también nos dejó. Otro fue el sacerdote Palero, ligado a la calle Libreros y activo dentro de las actividades católicas de la ciudad, el cual también pintaba. Y hubo también la muerte de un escultor cuyo nombre no recuerdo ahora, pero cuyas esculturas adornan algunos lugares de la ciudad. Murió el entrañable Paul, dueño de uno de los bares de rock más veteranos de la ciudad, La Panadería, y dentro del mundo bares murió también Víctor, camarero de uno de las vinotecas más conocidas de la ciudad, El Tempranillo, de donde murió casi el mismo día otro Víctor, uno de sus clientes habituales ampliamente conocido por quienes salimos por el centro de la ciudad.
El año aún no ha terminado y aunque la pandemia de la Covid-19 la va sorteando bien la ciudad, el Hospital Príncipe de Asturias, como cualquier otro hospital de Madrid en estos momentos, o de España, corre el riesgo de colapsarse en sus urgencias y en las camas de cuidados intensivos al más mínimo brote un poco más intenso de Covid-19 mezclado con otro brote, por ejemplo, de gripe común, o baste con que haya un accidente grave o cualquier otra circunstancia. Cierto es que entre los citados algunos tuvieron muertes fortuitas e inesperadas por todas las circunstancias que las envolvieron, como las de Raúl o el camarero Víctor, pero todo cuenta, y todo está ahí.
Está claro que toda muerte es importante. Si destaco estas es por su relevancia en el tejido social alcalaíno, en la vida complutense, dado que eran personas cuya actividad ha movido y motivado parte de la actividad alcalaína. Que sean o no sean relevados depende de la actividad de las personas que quedamos, pero también de que todas aquellas instituciones, organismos, personas particulares o dueños de negocios nos dejen tener hueco y nos pongan los altavoces que, si bien algunas de estas personas citadas lograron hacer el suyo propio, una vez hecho siempre les pusieron más precisamente porque se consideró importante lo que hacían. Hay que potenciarse, pero hay también que potenciar. Por mucho que uno intente potenciarse y contribuir, si no hay eco, si no hay cuerda vocal, no hay voz y no hay mensaje ni contribución. Si no hay medios, no hay medio.
2020 va ser un año donde prácticamente van a haber muchas cuentas cerradas, pero también debería ser uno en el que para poder seguir adelante debe haber muchas cuentas nuevas abiertas. En este espacio de barrido que hace la vida, que lo hace además cada cierto tiempo si uno se fija en algunos otros tiempos históricos pasados, como por ejemplo lo que supuso 1970 para una gran cantidad de músicos rock, 1936-1945 para una gran parte de la intelectualidad mundial y de gente común también, o el comienzo del siglo XVII, por poner otro ejemplo, para los escritores españoles, en esta especie de barrido que cada cierto tiempo hace el mundo, sigue dando paso a establecer un siglo XXI y para eso, sin borrar las voces idas, han de escucharse las voces que quedan y las que vendrán.
Voces destacadas en un municipio suelen ser contadas. Cuando el municipio es grande, como Alcalá de Henares, hay más que en otros, y cuando la ciudad tiene tanta vida cultural y social, como Alcalá, hay aún más, pero aún con todo, respecto al total de la población del municipio, son pocas, por lo que la desaparición de esas voces crea una desaparición de una parte importante del motor. Creo que en Alcalá tenemos mucha gente capaz de hacer que el motor no pare, que podamos seguir una vida enriquecida de todo lo que una sociedad necesita más allá de lo material. Es innegable que 2020 será un año a recordar en Alcalá de Henares donde se podría señalar un relativo y forzado relevo de voces en el comienzo del siglo XXI. La cuestión es que, sin olvidarles, hay que seguir haciendo.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
Algunos lo dijimos desde el principio y nos acusaron de matar a Manolete, aunque la Covid-19 es una pandemia sanitaria implica también otras cuestiones altamente importantes, de orden económico, social y político, a estas alturas, dado lo prolongado del asunto probablemente también psicológicas, estamos marcando a nuestras generaciones, pero con total seguridad estamos formando a los niños más niños en una mentalidad del miedo y del individualismo o la fobia a lo grupal. A fecha de hoy, 3 de octubre de 2020, se hace muy evidente que no estábamos equivocados y que los paranoicos de las conspiraciones no eran lo mismo ni las mismas personas que los que tratábamos todo esto con reflexiones y análisis más allá de los que en los primeros meses parecía que solo eran los aceptados y los aceptables. Si bien en estos meses muchas de las implicaciones de batalla política de los diferentes discursos los fuimos captando entre líneas y en análisis a veces complejos los más acostumbrados a estas cosas, por la razón que sea, en las últimas semanas solo con lo que ha pasado con la pandemia entre el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid y el gobierno central, se hace evidente que ya ni disimulan que aquí la sanidad está ahí, pero que el campo de guerra que más les está moviendo a muchos políticos y administradores es precisamente el de la política y el del poder para llevar a cabo tus pretensiones.
Hoy hay (redondeando) cuatro millones ochocientas mil personas en la Comunidad de Madrid que estamos en el primer día de unos hipotéticos quince siguientes en los que varios municipios estamos confinados. Los ciudadanos que estamos en esos municipios no podemos entrar ni salir de ellos, pero sí movernos por dentro, con una serie de restricciones, tales como el recorte de horarios comerciales y de bares y restaurantes, recorte del aforo permitido en estos mismos lugares y en otros lugares públicos y abiertos al público, reuniones sociales restringidas a un máximo de seis personas y otras medidas. No es mi intención repetir aquí todo lo que sí y todo lo que no, ni siquiera es mi intención desgranar qué y cómo hemos llegado a este punto tras una batalla política entre una Comunidad de Madrid de la que ha hecho bandera el Partido Popular y un gobierno central del que ha hecho bandera el PSOE y Unidas Podemos. Yo creo que son cuestiones que están muy expuestas y aireadas por muchos medios a estas horas y quien no se ha querido informar correctamente es porque no ha querido hacerlo o porque le basta simplemente la opinión, el tópico, lo difuso o el cálido arropo de leer o escuchar titulares y dejarse llevar por tertulianos mediáticos cuyo principal cometido es disfrazar la viabilidad comercial de sus informativos como si fueran auténticos espacios informativos.
Evidentemente Alcalá de Henares está entre los municipios elegidos para estar atrapado en sí mismo, aunque podemos desplazarnos para ir a Madrid capital, por ejemplo, a trabajar. No deja de ser una broma de humor negro que en una localidad donde los contagios los tenemos controlados, aunque es verdad que teníamos una incidencia acumulada por encima de los quinientos por cada cien mil habitantes y que nuestro hospital amenaza colapso en sus UCI si algo empeorara, pues digo que no deja de ser una broma que en una ciudad donde hasta ahora tenemos controlados esos contagios se nos reconcentre en nosotros mismos pero a la vez se nos deje viajar libremente a Madrid, la ciudad donde la pandemia está totalmente descontrolada y que, para ir a nuestros trabajos, podamos tomar dos, tres, cuatro, transportes públicos abarrotados de personas, sin garantías de distancia mínima interpersonal recomendada y que, para rizar el rizo, nada garantice que tras trabajar, y ya que estoy en Madrid, me dé una vueltecita de tiendas, por ejemplo.
Ayer viernes, aún sin entrar en vigor estas medidas, fui a visitar a tres amistades dueñas de bar para preguntarles por cómo lo iban a afrontar y cómo lo llevaban. En uno de los bares éramos tres personas, en otro se llegaba a nueve, en el tercero éramos cinco, solo en el autobús que me llevó de mi casa a la estación de tren por la mañana para ir a trabajar (también conté a posta la gente con idea de escribir esta entrada fuera cual fuera el resultado aún desconocido de mi visita a los bares por la tarde) éramos veinticinco con un espacio inferior al de esos bares y todos muy, muy juntitos. Del tren ni hablamos a partir de determinada parada entre Alcalá y Madrid.
Pero es que además, en el tema bares hay otra cosa más ayer, como escribió algún amigo en red social y a lo que yo me sumé en mandar un mensaje análogo: más o menos desde las 18:00 horas o las 19:00 horas había gente bebiendo o ya borracha en Madrid Comunidad. Sumemos que, uno que es carne de bar, era la primera vez desde hace mucho tiempo, años, que veía bares específicamente de copas a las 19:00 con gente dentro. ¿Qué se creía quien diseño el plan? Esto es lo que es. Mas hubiera valido reforzar el transporte público y aumentar los medios médicos y el personal de sanidad... como todos los del sector sanitario piden. No es que hubiera ido más gente por la tarde a los bares, no exactamente. Lo de ir y que mucha gente que sale en viernes va a copas no es por la Covid... ¿O es que había Covid en 1995, 1996, 1997, 1998, 1999, 2000 o cualquier otra secuencia de años? Yo no creo que haya sido que la gente saliera como si no hubiera mañana, solo que han trasladado sus horas de salida a horas diurnas que están más a la vista, pues antes era menos visto por el resto de la sociedad pues se producía con nocturnidad. También es verdad que los que queremos que nuestros amigos dueños y dueñas de bar y nuestros amigos y amigas camareros sigan teniendo ingresos y que sus locales, cuando se acabe todo esto, también sigan existiendo cuando tú quieras volver a ellos. Yo no cuestionaría las razones de absolutamente nadie de porqué elige X y no Y en este caso.
Esta semana entrevistaron en la radio a un médico que fue claro cuando le preguntaron si se quejaría porque los políticos no tomaban las decisiones que ellos decían que debían tomar. Dijo explícitamente, y lleva razón, que ellos son médicos y no es su labor decirle al diputado lo que debe hacer, su labor en todo caso es informarle de todo lo que debe para que el diputado tenga todos los datos que de ellos dependen y los una a otros datos que no son médicos y decida lo que crea que es más acertado hacer sopesando todo lo que sabe que ocurre y que podría ocurrir. Pues eso mismo para el sentido común de todos. Porque el sentido común no es unidireccional, como se ha querido hacer creer en falso y como muchos empiezan a creer equivocadamente. El sentido común de cada uno depende de muchos factores, algunos de índole íntima y personal. Así pues, si lo que queremos son criterios comunes lo mejor pasa por la información más clara y limpia posible, y más completa, tanto en lo macro como en lo micro que nos afecte.
Lo malo de todo esto, por otra parte es que en medio de una crisis política y social que viene arrastrando España desde hace unos años en la cual la derecha cuestiona la legitimidad de la izquierda y que incluso se ha atrevido a lanzar la acusación de dictadura y de golpe de Estado encubierto, a la vez que bloquean herramientas y procesos democráticos como el poder judicial o los presupuestos del Estado, entre otros, pues en medio de todo eso, en la batalla Covid de Madrid lo que hemos visto, lo que estamos viendo, es que por parte de ambas partes, se está intentando construir relatos que justifican las ideas y decisiones de unos y otros, que son ideas y decisiones de corte político, y a la vez deslegitiman lo democrático del otro. En otras palabras: nos estamos volviendo no ya en una sociedad predispuesta al enfrentamiento, sino que tenemos unos políticos dispuestos a arrastrarnos al pensamiento único que implica que todo lo que no sea pensar como tú piensas es ser enemigo o falso o peligroso.
Es evidente que en Madrid comunidad no hay un buen gobierno. Los centros de atención primaria de salud en Alcalá de Henares fueron recortados y disminuidos por ese mismo gobierno desde el año pasado 2019, y yo mismo apoyé las protestas contra aquello y participé de ello. Cuando comenzó la pandemia este marzo de 2020, el mismo gobierno del PP con Ciudadanos en Madrid decidió cerrar esos centros para desviar su personal a otros centros sanitarios, cosa que ha sido considerado un error por todos los expertos. Pero más allá, cuando se han reabierto lo han hecho con medios y personal insuficiente. Más allá, desde los recortes del gobierno central del PP en 2012 el Hospital Príncipe de Asturias cerró una de sus plantas médicas y eso ha seguido así. Y lo que cuento en Alcalá de Henares ha ocurrido en toda la Comunidad de Madrid. Del mismo modo que con la pandemia fue el gobierno de Madrid el que decidió recortar servicios de transporte público. Con la pelea y los ahora sí y ahora no mutuo del gobierno madrileño y el central de las dos últimas semanas la situación es rocambolesca y evidentemente de carácter político, no tanto sanitario, aunque el campo de batalla sea el nombre de la defensa de la salud pública. Pero es que de fondo están los presupuestos generales del Estado que aún no se han presentado ni debatido y que siguen siendo los de Rajoy, y que sin los cuales la Unión Europea no suelta el dinero prometido en enero de 2021, dinero necesario para hacer frente a las ayudas sociales por la crisis económica que ha provocado la Covid-19. De fondo está también un líder del PP a nivel nacional, Casado, interesado en desviar la atención del presunto grado gravísimo de la corrupción en su partido y también en salir de todo esto de la Covid con una imagen más allá de la de la ineptitud de toda su contribución estéril desde marzo y la cual la apostó todo al Madrid de Ayuso. Está, evidentemente, que PP, Ciudadanos y Vox no han aceptado que en España pueda gobernar una coalición de izquierdas, y mucho menos si está Unidas Podemos, por lo que su máximo interés es intentar crear una sensación de caos y desgobierno, así como de malestar entre los socios de gobierno, para ver si se rompe el gobierno e ir a unas elecciones que ellos creen (y pienso que lo creen con error) les llevaría al poder. En medio de todo esto y a través de todo esto, están todo tipo de jugadas para bloquear y torpedear y entorpecer todas y cada una de las instituciones que puedan, todo debate, toda propuesta y, visto lo de Madrid, todo acuerdo mínimo. Minan las mentalidades con falsas acusaciones de dictadura o de golpe de Estado, meten al Rey en medio y de paso se marcan un par de patadas contra el pasado histórico de España que no es de su cuerda. Y los partidos de izquierda o los nacionalistas reacción ante la agresión. En la última sesión de control del gobierno solo el PNV fue capaz de hacer una pregunta al gobierno que tenía que ver con el control al gobierno, todos los demás hicieron acusaciones, insultos y mítines.
Y no, no es cierto que votáramos al Rey hace seis años, como dijo el PP. Pero ahí está, ellos lo soltaron en boca de Casado y ya alguien repetirá tu argumento en un bar aunque sea una imbecilidad como un castillo, aunque sea por el mero hecho de lo básico de conocer como funciona un sistema monárquico hereditario. Pero ahí te entretienen y te distraen.
En fin, es sábado, estamos metidos en nuestras ciudades al viejo estilo gueto, aunque salvando mucho las distancias, pues tenemos más libertades que eso. Lo cierto es que cuando lo hacían por distritos sanitarios aquello era otro dislate, ya no tanto porque evidentemente crucificaron a los barrios obreros de Madrid capital, sino poque la gente entiende de barrios de toda la vida y de distritos, y los barrios sanitarios los manejarán los administradores de la sanidad, pero no la ciudadanía, y eso es parte del problema, querer creer que la sociedad que se mueve en un parámetro va a aceptar de la noche a la mañana otro parámetro que, moviéndose en él también, lo desconocen y lo dan por algo artificial e impuesto. Hay que ser pragmáticos y hay que saber cómo funcionan las sociedades y la psicología de masas. España no es un hospital. No se la puede gestionar como si todos fuéramos enfermeros y nuestras calles fueran las salas de un centro de salud. Hay que ser pragmáticos con la realidad que se tiene en las manos, no con la que desearías o la que crees que hay.
Disfrutemos de este sábado otoñal de frío. Al menos hay buena tarde par nuestros gatos. Saludos y que la cerveza os acompañe.