El pasado día 24 de octubre esta bitácora llegó a la entrada 1000ª, con motivo de ello pregunté a los lectores qué preferirian leer o hacer para celebrarlo. Hubo una mayoría que pidió que comenzara a escribir un relato para que sean los lectores del blog los que le den finales alternativos. Asíque en esa noticia 1000ª escribí ese comienzo de relato y di de plazo hasta ayer para que quien lo deseara mandara los posibles finales. Pues bien, he recibido cinco finales alternativos que ahora iré publicando por orden de llegada a mi correo público, aunque necesito que una de las lectoras, a la que ya he avisado, me reenvíe su final en otro formato al que me lo mandó, ya que mi ordenador no reconoce el que usó.
El primer final alternativo para "El Bote Metálico" lo aporta Luis Abad. Este es un antiguo amigo, aparte de lector también antiguo de Noticias de un Espía en el Bar, que ya ha aparecido por aquí comentando algunas entradas pasadas, e incluso dando nombre a un personaje de "Balada Triste de una Dama", relato largo que escribí a tiempo real en este blog en 21 capítulos, que comenzaron a publicarse desde la Noticia 734ª, hasta la 754ª, con una posterior analizando su proceso de creación. El relato se puede leer entre enero y febrero de 2010. El propio Luis Abad en aquellas fechas creó un pequeño relato sacado a partir de los sucesos de "Balada Triste de una Dama", dando lugar a una historia paralela que se cruzaba con la trama central, y que no fue publicado en esta bitácora por no contar con su permiso, aunque nunca se lo pedí, no obstante lo tengo en mi biblioteca particular con cariño. Aquel relato suyo fue lo que se llama en inglés un spin-off, o serie derivada. El estilo de Luis Abad suele tender a las temáticas oscuras y al fatalismo de las pasiones humanas más descarnadas. Amante del cine en general, y en concreto fiel seguidor de las películas de terror y ciencia ficción del Festival de Sitges, deja entrever por esa vía sus tendencias. Además, cuenta en su propia cuenta de facebook con un apartado de notas donde de vez en cuando nos regala a sus amigos personales con interesantes relatos breves a modo de reflexión de estilo un tanto barroco, pero siempre altamente meditado, rompiendo con el pensamiento más común del resto de la sociedad. Sin más os dejo con su final alternativo de "El Bote Metálico", a lo largo de la semana publicaré los otros cuatro.
EL BOTE METÁLICO
El calor de una mañana de agosto hacía que se le pegase la sábana que cubría el colchón de su cama. Se le pegaba irremediablemente a la piel humedecida por el sudor que no terminaba de definirse del todo y que simplemente hacía acto de presencia allí, en su cuerpo, como si quisiera hacer de él un adhesivo de telas incómodas simplemente. Terminó incorporándose sin saber muy bien qué quería hacer. Simplemente estaba allí. La habitación le arropaba con una penumbra que le gritaba que el sol ya estaba entrando por el hueco de la persiana que dejó abierto para que entrara aire por la noche. El día anterior había estado trabajando con el taxi como cada día. Hoy debía levantarse para volverlo a hacer.
El servicio estaba roto. No se planteaba desayunar. Tampoco había cenado. Apenas tenía en el cuerpo alguna cosa que picoteó el día anterior para comer. Se lo recordaba un estómago que había comenzado a hacer algún sonido en protesta cuando se había levantado para ir al servicio roto a orinar. Se vistió con la ropa que menos trabajo le producía ponérsela y no se fue a la calle en busca de su coche sin asear, apenas peinado. Pensaba que ya se había bañado antes de acostarse y eso era suficiente.
Sentarse en el salón le producía intranquilidad. Se fue a la nevera en busca de algo de leche. La cocina estaba tan sucia como el resto de días de las dos últimas semanas. A veces le sorprendía porqué nunca encontraba una cucaracha. Abrió la nevera y la luz automática le iluminó ante sus ojos un bote metálico con la etiqueta quitada que no recordaba haber dejado él allí. Lo cogió para mirarlo, para intuir qué tendría en su interior. Cuando lo volvió a dejar en la fría y gélida balda de la que lo cogió, estaba realmente inquieto. No recordaba haber comprado ese bote. No recordaba haberle quitado la etiqueta. Sobre todo, no recordaba haberlo metido en la nevera. Se olvidó de la leche. Se fue contrariado al salón y volvió a sentarse en su sofá, que tenía uno de sus brazos modestamente dañado en su forro, mostrando por entre una brecha su espumillón, como si de una herida delatora de la dejadez se tratara. Aquel bote metálico era imposible que estuviera en la nevera. Volvió a levantarse a abrir la nevera. Seguía allí, sin etiqueta. Cerró la nevera. Dio una vuelta en círculo a la cocina tratando de comprender, de darle una lógica. Volvió al salón y se asomó por la ventana. Un hombre estaba comprando un periódico en el kiosco del otro lado de la calle.
-¿Ha sido usted? – le gritó, pero el hombre ni siquiera se dio por aludido ante una pregunta que no tenía apariencia de ser dirigida a él en principio.
Volvió a la cocina. Tenía que hacer algo con aquel bote, tomar una decisión. Abrió de nuevo la nevera. Cogió el bote más para manosearlo, buscarle en el tacto un conato de irrealidad que le devolviera a la realidad. Pero el bote era real. Sin etiqueta. Con su misterio. Y lo colocó en la fría gélida balda de abajo, junto al tarro donde había metido los dedos cortados de los últimos niños. Cerró la nevera y volvió al salón.
La habitación empezó a tornarse angosta y esquiva. Todo le daba vueltas.
-¿Quién puede haber dejado eso ahí? Fui yo, tengo que haber sido yo, nadie puedo haber entrado aquí. ¿Pero cuando? ¿Que es eso?
Caminaba nerviosamente de un lado a otro. Entra en la cocina, abre la nevera, cierra la nevera. Vuelve al salón, se sienta en el sofá. Como un resorte se levanta. Vuelta a la cocina, abre la nevera, cierra la nevera. Vuelta al salón. Golpea la pared con las palmas de las manos desnudas, el moho se descascarilla y cae.
-¿Has sido tú, mamá, verdad? -Nadie responde, se oyen unos sollozos de fondo-. ¿Has sido tú, quieres volverme loco eh? -mira desafiante hacia la pared-. Muy bien quieres jugar, juguemos. Y tú cállate.
Entra en la cocina, abre la nevera y atrapa el bote. Abre el cubertero tan fuerte que todo cae al suelo. -¡¡¡JODER!!!- Encuentra el abrelatas. Intenta abrirlo pero está demasiado exaltado. Se corta y empieza sangrar. -¡¡¡JODER!!! ¡¡¡MIERDA!!!- Se ata un paño a la mano, atrapa el bote y va hacia el salón. Patada a la puerta de invitados.
-Me estás jodiendo la vida, loca. Qué más quieres de mí. Estoy hasta los huevos de mantenerte y de tus jueguecitos. Tengo 38 años, ya soy un hombre. Y tú deja de llorar.
En la esquina yo intentaba no mirarle directamente a la cara. Seguía gritando y lanzaba el bote contra las paredes. Le gritaba a una mecedora en la que sólo había una manta.
-Qué dejes de llorar. -Me lanza el bote, casi me da. Estoy muy débil, he perdido mucha sangre por el dedo amputado. Cuánta sangre hay en un niño de 9 años. La cadena me quema el tobillo y la piel levantada empieza a hacer ampollas. Ase la mesita mugrosa y la lanza contra la cama, está todo rojo, intento estar lo más quieto para que no me pegue otra vez con el cinturón. El cadáver de niño a mi lado apesta y casi no me deja respirar. Encuentra el bote, está fuera de sí, lo lanza contra el techo, golpea el techo se abre por en medio derramando tomate por todas partes. Cae y se le clava en la clavícula. Sangra mucho, cae al suelo, respira entrecortadamente, sólo se le oye murmurar insultos a su madre. La pierna aún le tiembla pero su cara esta desencajada. El bote me ha salvado.
Luis Abad Gutiérrez y Daniel L.-Serrano “Canichu”.
Alcalá de Henares, 24 al 25 de octubre de 2011.
(Este relato tiene registro de autor bajo licencia creative commons, al igual que el resto del blog según se lee en la columna de links de la derecha de la página. De este relato no está permitido su reproducción total o parcial sin citar el nombre de los autores, y aún así no estará bajo ningún concepto ni forma permitida la reproducción si es con ánimo de lucro).
1 comentario:
Pues mirando, mirando, sí que se llegó a publicar el minirelato spin-off que Luis Abad escribió a raiz de mi relato Balada Triste de una Dama. se puede ver en comentarios de: http://espiadelbar.blogspot.com/2010/02/noticia-738-desde-el-bar-balada-triste.html#comments
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