martes, julio 28, 2020

NOTICIA 1982ª DESDE EL BAR: TIQUÉ ME HA SONREÍDO

Calíope (elocuencia y poesía lógica), Erato (poesía amorosa y erótica), Clío (Historia), Polimnia (retórica), Talía (comedia y poesía bucólica), Urania (poesía didáctica y astronomía),  Euterpe (Música), Terpsícore (danza y poesía coral, madre de las sirenas) y Melpómene (poesía sacra), las musas de la antigua religión grecorromana. Estas inspiradoras de todos los que crean nos fueron enseñadas desde el colegio y a través de libros, poemas, cómics, dibujos animados y películas, pero ha sido una viñeta reenviada de perfil a perfil de redes sociales (MeMe) las que me ha otorgado estos días un recordatorio rápido y fácil de cada una, aunque estén a medio camino entre extraterrestres caricaturizado y diosas más hindúes que seres femeninos divinizados. Es una imagen muy lejana a todas aquellas bellezas ideales que suelen asociarse a ellas desde los siglos más remotos. La verdad es que la gente que se dedica a hacer MeMes de este tipo son toda una ayuda y una contribución pedagógica. En este caso firmó alguien (jurídico o físico) con un logo donde se lee: "El Librero". Las Musas griegas, o grecorromanas, siempre han sido bienvenidas, si bien su mayor renacimiento tal vez sea en el siglo XIX.
 
Alguien hizo otro MeMe que nos resumía el significado de un síndrome psicológico, el Síndrome de Procusto, que toma su nombre de otro personaje mitológico de la Antigua Grecia, y para ello nos mostraba una escena sacada de una cerámica griega. Es el síndrome de aquellos que se creen inferiores en su talento a otras personas, por las que practican el menosprecio, la crítica negativa constante, el acoso y derribo, la manipulación, el victimismo, la criminalización del otro o su culpabilización, con el objetivo de eliminarle, ya sea porque el otro al final caiga en frenarse, en miedo al acosador, en Síndrome de Estocolmo, en creerse inferior a quien le acosa o bien el acosador, que es quien tiene el Síndrome de Procusto, logra aislar al acosado de su entorno o lanzar de él una imagen falsa de falta de valía, cuando en realidad el acosado tiene una gran valía o bien sabe hacer aquello que el acosador cree de sí mismo no saber hacer tan bien como el acosado o directamente es realmente mediocre haciéndolo. No avanzan, ni dejan avanzar. Todo lo valoran en negativo, especialmente todo lo de los demás, puede que sobre lo suyo propio lo sobrevaloren o bien crean que es víctima de un complot perpetrado por los demás, o por quien sufre su propio acoso o por un fato impreciso y mistérico que pesa sobre su destino, o bien otorga favoritismos o influencias que se confabulan contra él.

La opresión. Como oprimido siempre tienes la esperanza de poder liberarte en algún momento e incluso de obrar para ello si encuentras el impulso, como opresor jamás serás libre si eres consciente de estar oprimiendo y necesitar de oprimir para mantener lo que creas que necesitas mantener. Eres esclavo de ti y aquel que es opresor dentro de un sistema, es además oprimido por ese sistema, pues si en algún momento se desvía de lo que se espera de él, el sistema le aplicará todo el peso necesario como cualquier oprimido. Por lo que el opresor nunca es libre, mientras que el oprimido puede llegar a serlo.

El próximo 6 de agosto termino mi actual contrato de trabajo, pero la Fortuna, Tiqué, otra diosa grecorromana, ha querido que antiguos jefes míos se acordaran de mí sin que me hubiera dado tiempo a volver a mandar currículums, y ya tengo garantizado otro contrato el 12 de agosto, con una empresa para la que trabajé en el pasado, al menos por unos pocos meses más. Así que mientras cierro en el Archivo General Militar de Madrid, me preparo para el regreso al Archivo Regional de Madrid. Vuelvo a cuestiones de las Musas y sus enseñanzas.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

jueves, julio 23, 2020

NOTICIA 1981ª DESDE EL BAR: SIN NOTICIAS OLÍMPICAS

Hace años que no sigo ningún deporte de manera concienzuda. Me entero de lo que va pasando por los informativos, los periódicos, las redes sociales o algunas conversaciones. De tarde en tarde veo algún deporte que me interese, o algún encuentro deportivo que el azar pone delante mía, pero no se puede decir que sea un seguidor de los deportes. Sé más o menos qué ocurre, pero no sé todos los detalles de lo que ocurre en tal o cual competición. Me recuerdan, eso sí, las amistades antiguas. Sin embargo, hay unos encuentros deportivos que sí veo fielmente y los sigo, y conozco muy a fondo todas sus entrañas, me refiero de las Olimpiadas. No es la primera vez que lo comento por esta bitácora, les he dedicado hasta monotemáticos. Esas competiciones sí que las veo a fondo. Son las únicas competiciones deportivas que me mantienen atento y a la expectativa.

Este año hubieran habido Olimpiadas en Tokio (Japón), hubieran empezado mañana, 24 de julio de 2020, pero la pandemia mundial de la Covid-19 creó uno de sus hitos históricos que también se dieron en las Olimpiadas de la Antigüedad, y que, por cierto, cuando comenzaron las anomalías, estas fueron preludio de la decadencia paulatina de la civilización grecorromana. Las Olimpiadas de Tokio 2020 retrasaron su inicio al 23 de julio de 2021, al año que viene. Hay que esperar.

Quiere la cosa que en ese caso es bueno recordar esta semana aquellas otras Olimpiadas que se celebraron en España, las de Barcelona 1992, que empezaron en 25 de julio. Tenía yo 13 años de edad. aquella noche de viernes estuve sentado en el salón familiar con la familia viendo uno de los espectáculos más prometidos y emocionantes de aquellos días. Vimos a un Rebollo meter una flecha ardiendo en un peletero, era algo extraordinario, aunque después supimos que la flecha no entró en el peletero, y que simplemente lo encendió al pasar su llama por el sistema de gas del peletero. Hoy le entrevistaron en la radio y confesaba que ya no le da rabia que le recuerden solo por eso, pues ese hombre, que estaba en los juegos paralímpicos, ganó muchas medallas y títulos para España en aquel 1992, dejando además muy alto el conocimiento de los atletas paralímpicos, pero nadie le recordaba por eso.

Madrid ejercía de Capital Europea de la Cultura. Sevilla estaba imbuida con La Exposición Universal 1992. Por todos los cambios arquitectónicos que implicaron Barcelona y Sevilla, se celebró un encuentro internacional de los arquitectos más importantes del mundo. ETA había sido descabezado unos meses antes y con eso se evitó que hubiera atentados en esos días concretos. El GAL no hizo acto de presencia, aunque ya había quien apuntaba con el dedo a miembros del gobierno del PSOE y a miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. El GRAPO también estaba desaparecido. El hermano de Alfonso Guerra, vicepresidente del gobierno, Juan Guerra, había comenzado a salir en prensa desde unos años antes como la punta del iceberg de la corrupción que luego se destaparía cuando todo lo de Barcelona y Sevilla acabara y que, precisamente esos eventos, provocaron. Entre tanto, se presentaban organizadamente en los eventos españoles todos los nuevos Estados nacidos del final de la Unión Soviética y de su bloque. Además, la cruenta guerra de la desintegración de Yugoslavia, especialmente Bosnia-Herzegovina, era la primera guerra europea desde el final de la Segunda Guerra Mundial y la breve Guerra Civil en Grecia, pero se logró que en las Olimpiadas de Barcelona lograran competir deportivamente, dejando al margen la violencia... a pesar de que se estaban matando al otro lado del Mar Mediterráneo. Fueron consideradas las Olimpiadas más exitosas de número de participantes y organización hasta la fecha aquella de 1992.

No olvidemos que previamente España había despertado muchas reticencias para su ingreso en la Comunidad Económica Europea (luego Unión Europea) y en la OTAN en 1985, pero una vez ingresados se avanzó tanto en la imagen internacional que en 1990-1991 se participó de la I Guerra de Irak, y en 1991 Israel y Palestina eligieron como país fiable para ambos a España para celebrar la Conferencia de Paz de Madrid, aunque luego lo rentabilizó Estados Unidos de América. 

La cosa es que los historiadores solemos hablar de que la Transición se puede subdividir en varios procesos, pues no todas las transiciones democráticas en España fueron a la vez. Si bien la Cultura y la sociedad comenzaron su proceso incluso dentro de los últimos años del franquismo, en el tardofranquismo, seguidos luego de la Iglesia y de la economía, el subsiguiente proceso político es el más conocido y se le suele poner colofón en 1981, tras el 23 de febrero, pero la Transición en cuanto a las relaciones internacionales españolas fue muy largo. Había muchas desconfianzas. Lo trabajado por el exilio debía conciliarse con lo que trabajaba el gobierno en Madrid. Acabado el franquismo no todos los países confiaban en las posibilidades de España. 1985 fue un año importante, pero fue el año 1992 el año simbólico donde se puede dar por cerrado el proceso de transición política en lo internacional. Fue un ambiente de euforia y optimismo en España que pronto, en ese mismo año, y especialmente desde 1993, se hundiría ante la gran crisis económica y los enormes casos de corrupción emanados desde el mismísimo gobierno, llevándose por delante a montones de ministros que dimitían o eran cesados. Pero justo en 1992 la gran mayoría no veía o no quería ver las nubes negras, y con los triunfos en todos los ámbitos Olímpicos y culturales, con Freddy Mercury cantando por Barcelona antes de morir, y un Bill Clinton que usaría música española para su campaña política, era un año de optimismo, de confianza en nosotros mismos.

En aquel 1992 la prensa más vendida, El País y ABC, daban los domingos suplementos infantiles y juveniles que decidieron eliminar con la crisis de 2008, sobre 2010, y existía otro periódico, El Sol, que hacía lo mismo el tiempo que duró de 1990 a 1992. Los cómic de Olé, con el Grupo Z, vendían aún historias muy frescas de Mortadelo y Filemón. Héroes del Silencio triunfaban en España y en Alemania, y si no te fijabas en ellos tenías a los Celtas Cortos. Para 1994 Trueba ganaría un Oscar en Hollywood y aún nos creeríamos un poco más nuestro orgullo, aunque para esa fecha ya estaba la corrupción, el paro, la crisis... y en medio de ello: gente enriqueciéndose vendiendo casas y chalets, como síntoma de salud económica para unos cuantos en medio de la ruina de otros, nadie sospechaba que aquello derivaría en la Gran Recesión de 2008, pero es que aquella burbuja inmobiliaria comenzaría a hincharse de manera grave a partir de 1996. 

No son pocos los libros de Historia actual que marcan 1992 como un año clave para explicar el final del siglo XX y el comienzo del siglo XXI español. Es muy acertado.

Pero a la vez se puede rastrear en la Literatura que se generó en esas fechas esa doble raíz en la que en medio de un relativo bienestar se intuye unos cimientos de lodo para la clase trabajadora. Se intuye la trampa y el engaño económico a la vez que se alaba el momento de euforia. Son dos obras de humor, Sabotaje olímpico, de Vázquez-Montalbán, publicado en 1992, pero generalizadas sus ventas en 1993, y Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza, publicado en 1991. Entre esos dos libros se puede explicar a la perfección lo que significó 1992 y cómo era la sociedad española de la primera mitad de los años 1990, venida de tiempos peores y prometiéndose para sí tiempos mejores, pero sobre un suelo resbaladizo y endeble, como se demostró desde 1993 y a pesar de la bonanza aparente y falsa venida desde 1996 con el gobierno del PP de Aznar, de una fragilidad se fue a otra. Pero hay algo evidente, 1992 era el fin de la Transición en la última de sus fases, la internacional. ¿Acaso no son Gurb y su oficial al mando dos extranjeros cautivados por la forma de vida española? ¿Acaso el detective Carvalho no contagia la gastronomía española y se mueve entre unos y otros personajes extranjeros tratando de ser como los españoles? De acuerdo que estos dos libros probablemente dentro de unos años necesitarán notas a pie de página y explicaciones. Pero los que hemos vivido esas épocas los entendemos a la primera aún. Son dos buenos reflejos de lo que 1992 fue, con todo el humor de reírnos de nosotros mismos. Sin problema.

Sea como sea, ahora mismo estamos sin noticias de las Olimpiadas, y eso es lo único que podemos decir. Y como eso es lo único que podemos decir, no digamos más.

lunes, julio 20, 2020

NOTICIA 1980ª DESDE EL BAR: CONTRARREVOLUCIÓN EN LA REVOLUCIÓN FRANCESA

TEXTO 107: Instrucciones del Directorio al representante en Vendée. 18 de Septiembre de 1796
(a. IV, 2º día complementario)

    "Vuestra carta del 16 Fructidor (2 de septiembre), ciudadano, ha provocado la total atención del Directorio. Percibe al igual que vos, de entre los habitantes del departamento en el que ejercéis vuestras funciones, un tipo de hombre bastante numeroso, al que los sentimientos de paz y de unión serán durante mucho tiempo, si no extraños, por lo menos penosos en la práctica. La mínima vejación puede reabrir las heridas mal cerradas. En otros, puede reavivar los esfuerzos de una rabia moribunda. La tolerancia hacia los viejos errores y el olvido de los daños recíprocos pueden provocar el acercamiento de los espíritus sólo a largo plazo, y vuestra máxima ocupación, ciudadano, debe de estar dirigida hacia ese saludable fin. Sin duda es una tarea penosa, pero el fin es útil, dulce y glorioso. Evitad que cualquier arbitrariedad dé motivo para el descontento. Evitad, ante todo, que los sacerdotes sean molestados en el ejercicio de su culto, en la medida en que respeten las leyes, y si en alguna circunstancia hubiera que reprender a alguno, hacedlo de tal manera que su culpa sea tan palmaria para todos, que nadie se sienta tentado a abrazar sus perjuicios o apoyar su fanatismo. En una palabra, no pierda de vista que vuestra función es facilitar la regeneración de estas desgraciadas regiones, y que no debe descuidar nada que pueda contribuir a la tranquilidad y a la observancia de las leyes constitucionales.
    El Directorio tomará en consideración las observaciones que le habéis transmitido en cuanto a la reorganización de la policía y el pago de las contribuciones atrasadas.
Carnot, P. Barras, Reubell."


    El presente texto es una carta con instrucciones del gobierno revolucionario del Directorio francés al representante de él mismo en la región de la Vendée. Está fechado el 18 de Septiembre de 1796, que según el calendario revolucionario correspondía con el año IV del triunfo revolucionario con la proclamación de la República, 2º día complementario. Es posible que se escribiera desde París, por ser la capital donde se ejercía el gobierno de Francia y ser los autores precisamente miembros que componían el Directorio. Se trata de Carnot, P. Barras y Reubell. Carnot era un militar y político que había sido diputado revolucionario en la Asamblea Constituyente de 1791, de la que tuvo cierta actividad importante en las decisiones militares. Participó en el gobierno de la Convención Nacional, llegando a votar la ejecución de Luís XVI. Desde entonces destacó organizando el ejército y diversas ofensivas militares. El Consejo de los Ancianos le eligió de modo que pasó a formar parte del nuevo gobierno del Directorio, siendo el presidente del mismo en 1796, año de estas instrucciones, a la par que enviaba a Napoleón a Italia. En 1797 fue destituido y más tarde tuvo que huir acusado de reaccionario. No pudo regresar a Francia hasta el gobierno de Napoleón en 1799. P. Barras había pertenecido a la antigua nobleza. Era un militar disipado que participó de la toma de la Bastilla y el Palacio de las Tullerías. Durante la Convención Nacional también fue diputado. Votó la ejecución del Rey sin posibilidad de apelación a la condena. Dirigió la represión contra la insurrección monárquica que se dio en Marsella y Tolón. Robespierre quiso condenarle al conocer su pasado, por lo que Barras organizó el golpe de Estado de Termidor, que acabaría con la etapa del Terror de la Convención. Ordenó el fin de las ejecuciones políticas y suavidad de trato con los hijos de Luís XVI. Tras la revolución de Pradial contra el gobierno fusiló a todos los insurrectos, ayudado por Napoleón. Fue nombrado miembro del Directorio, siendo él su figura más importante y quien realmente lo dirigía. Se rodeó de lujo y personalidades y apoyó la carrera de Napoleón, el cual le alejaría de París años más tarde. En cuanto a Reubell era el tercer miembro del Directorio en aquel tiempo. Sin embargo, solía dejar hacer a los otros dos miembros.

    La carta se hace cargo de una carta anterior del representante en la Vendée, de la que se deduce que en la región persistían actitudes contrarrevolucionarias (v.g.: "percibe, al igual que vos, de entre los habitantes del departamento en el que ejercéis vuestras funciones, un tipo de hombre bastante numeroso, al que los sentimientos de paz y de unión serán durante mucho tiempo, si no extraños, por lo menos, penosos en la práctica"). Por ello le dan instrucciones, u órdenes, de tolerar algunas actitudes contrarrevolucionarias, con el fin de que poco a poco desaparezcan al ver como sus ideas se desenvuelven en la libertad y la paz y no en el acoso violento. Incide la orden en respetar al clero y no provocarle, así como no perseguirles por sus actos y sermones propios de su condición. Creen que la actitud contrarrevolucionaria es por parte de poca gente, débil y pronta a desaparecer. Aunque aceptan que se aplique un castigo ejemplar al que muy abiertamente llame a la contrarrevolución. Por lo que se está recomendando la tolerancia siempre que los actos contrarrevolucionarios no sean explícitos. La idea sería la de permitir sus opiniones e ideas siempre que estas no sean llamamientos explícitos a reavivar la contrarrevolución o que puedan simplemente reavivarla sin ser llamamientos. En cierto modo se busca un respeto mutuo entre gobierno y vendeanos, pese a que el respeto de los vendeanos se tuviese que basar en el miedo al castigo o en la aceptación de sus libertades restringidas. Se habla de hacer respetar la constitución y se consiente en reorganizar la policía y las contribuciones atrasadas, por lo que es de creer que esto lo ejercían los propios vendeanos y se les había denegado por un tiempo, el del triunfo de la revolución sobre su insurrección.

    La región de la Vendée, de praderas y colinas, era eminentemente campesina. Ocupa buena parte de la fachada atlántica de Francia. Había sido pasiva durante el inicio de la revolución hasta que la institución monárquica fue afectada de modo muy directo al asaltarse el Palacio Real en 1792 y proclamarse la República. Los habitantes de la región eran mayoritariamente monárquicos, por lo que se situaron en la contrarrevolución. Además, aunque no todas las zonas de la región, eran mayoritariamente defensores del catolicismo a ultranza. Eso también les distanciaba de una República de carácter más ateo, agnóstico, laica y, según casos, pagana. Ya de por sí, existía malestar con el clero del nuevo gobierno. Estos eclesiásticos lo habían jurado, mientras que los que no lo habían hecho habían huido o se habían ocultado, siendo considerados héroes o mártires por los vendeanos. Los juramentados eran considerados como apóstatas, ya que los fundamentos de la Monarquía tienen raíces religiosas. La destitución del Rey, su guillotinamiento y una leva forzosa que se intentó hacer para combatir a las naciones vecinas que iban a invadir Francia, provocaron el levantamiento en armas de la Vendée. La guerra contrarrevolucionaria se inició en 1793. No tenían plan ni jefe, aunque a veces había cabecillas destacados provenientes del clero o la nobleza.

    Inicialmente tuvieron éxitos militares que coincidieron con los iniciales fracasos de la República Francesa en sus fronteras. Pero la revolución encarnada en la Convención Nacional reorganizó sus ejércitos, en parte gracias a  los autores del presente texto, como ya hemos dicho. Esa reorganización llevó a diversos triunfos militares contra los adversarios del gobierno. En concreto, contra la Vendée fueron definitivas las victorias del 17 de Octubre de 1793 en Cholet, del 12 de Diciembre en Le Mans y del 23 de Diciembre en Savenay. A partir de ahí se inició una dura retirada de los vendeanos hacia la Vendée trazando una guerra de guerrillas, mientras los revolucionarios arrasaban la región por orden de la Convención Nacional.

    Los cabecillas vendeanos supervivientes en 1795 eran Stofflet y Charette, que capitularon en Varades con el general revolucionario Hochet. Capitulación que buscaron ambos bandos, pues no parecía posible ni conveniente para la convivencia en la nación una victoria total. El 17 de Febrero y el 27 de Junio se depusieron las armas. La República admitió la libertad de culto católico (prohibido en la etapa jacobina de la Convención), suprimió la obligatoriedad del servicio militar (que fue una de las razones del levantamiento) y restituyó los bienes incautados. Los vendeanos aceptaban el gobierno republicano.

    Mientras, otros realistas desembarcaron en Quiberon para imponer la persona de Luís XVIII como nuevo Rey de Francia. Fueron derrotados en un mes, con graves represiones.

    Aún con todo, perduraron las guerrillas contrarrevolucionarias y las conspiraciones, por lo que el 24 de Febrero de 1796 fue fusilado Stofflet, y el 29 de Marzo, Charette. La carta con las instrucciones está firmada el 18 de Septiembre, por lo que parece ser que los contrarrevolucionarios, sin cabecillas sobresalientes, continuarían expresando sus ideas, las cuales irían aminorando debido al callejón sin salida en el que se hallaban. Aún existirían guerrillas o actos aislados de vendeanos. Eso sería lo que buscaría reprimir el Directorio, poniendo interés en los inductores (posibles cabecillas importantes en el futuro). Por ello habla del clero y el respeto a él, castigando sólo a los más evidentes por su fanatismo contrarrevolucionario. Se trataría de abrir la mano, pero dentro de un orden constitucional que necesitaba del miedo al castigo para mantenerse en algunos sectores de la Vendée. Aunque en general se confía en el efecto integrador que, poco a poco, harían las libertades que se les dio en la capitulación de 1795.

    Por otra parte, los monárquicos que optaron por las vías políticas, que ahora con el Directorio podían usar, sabían que era delicada su permanencia en los órganos de gobierno. El mismo Directorio intentaba que no tuvieran demasiada influencia ni representación. Los monárquicos sabían que necesitaban de la inactividad popular monárquica si querían lograr algo por vía política y no ser otra vez reprimidos, o iniciar otras guerras. Por ello estos no alentaron a la Vendée en esta ocasión, la cual parecía realmente apagarse. Aunque tampoco hay que olvidar que el gobierno francés evolucionó hacia un personalismo casi dictatorial en la persona de Napoleón, personalismo al que se opuso Barras, que acabó en 1804 en la autocoronación del propio Napoleón como Emperador de Francia, con concordato, incluso, con la Santa Sede.



Bibliografía:

-    Furet, F., Denis, R., La Revolución Francesa, ed. Rialp, Madrid, 1965 (edición española: 1988).
-    Paredes, J. (coordinador), Historia Universal Contemporánea. I: De las revoluciones liberales a la Primera Guerra Mundial, ed. Ariel, Barcelona, 1999.
-    VV.AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, Vol. VII, ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1980.
-    VV.AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, Vol. XI, ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1980.
-    VV.AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana, Vol. LXVII, ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1980.


[Este texto lo escribí en 1 de marzo de 2005 como parte de los textos propuestos para su análisis por el profesor Roncal en los cursos presenciales predoctorales de la Universidad de Alcalá de Henares.]

jueves, julio 09, 2020

NOTICIA 1979ª DESDE EL BAR: ¡QUE TE VAYAS DE CUADROS!

No es la primera vez que hablo de Arte, como bien saben los que por aquí me leen, ni tampoco es la primera vez que interrelaciono con los lectores a través de las redes sociales. Este verano nos dicen que dado que tenemos grandes pérdidas laborales y económicas por la pandemia de la Covid-19 se haga turismo por España, para autoayudarnos. Lo cierto es que antes de todo esto esa misma gente, empresarios y administraciones hablaban de que ellos lo que querían era atraer al "turismo de calidad", que era lo mismo que decir que querían atraer preferentemente a los extranjeros que se gastaran mucho dinero como si no hubiera mañana. Ay, que endeble es lo que algunos creen ser "calidad", o mejor dicho, lo tienen claro: calidad es para ellos el cliente que paga más, y en estos momentos entre extranjeros que pueden no venir y no gastar nada, y españoles que podrían ir de aquí para allá y gastar algo, tienen claro dónde está la "calidad". Como sea, independientemente, en el verano de 2017 se me ocurrió preguntar por redes cual era la canción del verano de la que querían mis lectores que hablara, y eligieron, como buenos tiempos modernos entre el humor y el deseo real de ver qué se puede escarbar, el "Despacito", de Luis Fonsi y Daddy Yankee (Noticia 1729ª). Pues este año, aprovechando el río Pisuerga, se me ha ocurrido preguntar por cuál cuadro de un museo español le gustaría a los lectores que me tienen añadido por redes sociales que comentase qué me sugiere, no hacer un ensayo artístico, si no qué me sugiere. Hablaría de aquel cuadro que se repitiera más entre los que me escribieran, o bien, si no se repitieran, el que más me sugestionase hoy de los que me nombraran.

Todas estas sugerencias me escribieron:

1.- El Guernica (1937), de Pablo Picasso (Museo Reina Sofía, Madrid).
2.- El jardín de las delicias (1490-1505), de El Bosco (Museo del Prado, Madrid).
3.- La Gloria (1551-1554), de Tiziano (Museo del Prado, Madrid).
4.- La rendición de Breda, o Las lanzas (1634-1635), de Velázquez (Museo del Prado).
5.- Pájaro en el espacio, o Oiseau dans l'espace (1976), de Joan Miró (Museo Reina Sofia, Madrid).
6.- El coloso (1818-1825), de Goya, pero desde 2008 se investiga si pudiera ser de un seguidor suyo, Asensio Juliá (Museo del Prado, Madrid).
7.- Gaspar Melchor de Jovellanos (1798), de Goya (Museo del Prado, Madrid).
8.- Hombre en el Café (1912), de Juan Gris (Fundación Museo Juan Gris, pero parece ser que pasó por el Reina Sofía, por el Museo de Arte de Filadelfía y por la Fundación Juan March).
9.- Saturno, o Saturno devorando a sus hijos (1820-1823), de Goya (Museo del Prado, Madrid).
10.- Mono comiendo mandarinas [Esta imagen no existe como cuadro de museo español, es una serie de fotos y videos populares en Internet donde se muestra monos comiendo mandarinas, lo comentó un amigo para hacer la broma, pero tuvo varios seguidores para que lo comentara, sin llegar al máximo de votos. Se podría haber comentado desde un punto de vista de cómo son los tiempos modernos]. 
11.- Ecce Homo, de Borja (alrededor de 1930, destrozado en una falsa restauración de 2012), Elías García Martínez (Santuario de la Misericordia, Borja, Zaragoza).
12.- Retrato ecuestre de Carmen Martínez-Bordiú (1972), de Dalí (Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueras).
13.- Figura en una ventana, o Figura en una finestra, o Muchacha en la ventana (1925), de Dalí (Museo Reina Sofía, Madrid).
14.- Eugenia Martínez Vallejo, vestida, o La monstrua vestida (1680), de Juan Carreño de Miranda (Museo del Prado, Madrid).
15.- Eugenia Martínez Vallejo, desnuda, o La monstrua desnuda (1680), de Juan Carreño de Miranda (Museo del Prado, Madrid).
16.- El descendimiento de la cruz (siglo XVI), anónimo copiado por Roger van der Weyden (Museo del Prado, Madrid). [No me anotaron el autor, por lo que se lo he otorgado a este anónimo, que por otra parte es uno de los más conocidos.]
17.- La Anunciación (1425-1426, o bien 1430-1432), de Fra Angelico (Museo del Prado, Madrid).
18.- La Virgen y las ánimas del Purgatorio (1517), de Pedro Machuca (Museo del Prado, Madrid).

Como veis hay predominancia por los dos museos más conocidos de Madrid capital, y, ¿cómo no?, mucho sentido del humor donde casi parece que el boicot es el leit motiv del chiste. La cosa es que este tipo de cosas estaban muy al día en la Blogosfera cuando comencé con esta misma bitácora en el final de 2005. Alguien proponía algo participativo y la gente lo seguía o no según le interesase, ahora la cosa ha cambiado algo, es otro modo diferente de entender todo esto. Se propone algo participativo y hay quien participa y quien lo hace con cierta idea humorística de imposibilitar que se produzca en serio la propuesta. Bueno, es parte de todo esto y de la evolución de cómo se entiende el modo de compartir en Internet. La verdad es que me parece divertido, porque en el fondo dentro de la broma hay también un deseo de participar. Son los nuevos tiempos donde no hay pedestales ni donde no los había de entrada. Por supuesto, no se trata de ser modelos, de ser críticos profesionales, cocineros de alta cocina o lo que toque en lo que quiera que sea que cada uno escriba, es otra cosa, y eso se entendía en 2005, la cosa ha cambiado y se ha generalizado la creencia o el tópico de creer que quienes escribimos nos creemos ser, y no es esa la realidad, ha cambiado la percepción de los lectores respecto a los leídos, ha cambiado el modo como se perciben las cosas en Internet. Esto es una reflexión que daría entrada a pensamientos más largos y más complejos que en nada nos lleva a lo que quería escribir y compartir. Sería interesante, eso sí, que algún día se pudiese analizar todo esto, a fin de cuentas es parte de la evolución del siglo XXI en su Historia y en su sociedad, una parte que se ha dado cambiante de modo sutil y que quizá ahora mismo es casi imperceptible, pero particularmente sí creo que se han dado algunos cambios en cómo se percibe creadores y usuarios y usos en Internet. Me divierte las bromas que me han gastado, no obstante: yo también se las gasto a ellos cuando puedo. Es parte de la gracia de todo esto, del mundo Internet, de la Blogosfera. Jugadores y juego están ahí, no hay problema, porque además es un juego tan cambiante como cambiantes son los jugadores... y hay relevos generacionales, tanto como interacción entre generaciones muy diferentes entre sí.

Como veis, se coló hasta las fotos y videos de los monos comiendo mandarinas y naranjas. Tuvo bastantes seguidores para que comentara sobre ello e incluso un ofrecimiento de pintarme uno para que fuera una pintura o un dibujo. También hubo mucha presión humorística para que hablara sobre la opción seis, el de Pájaro en el espacio, de Joan Miró. Lo más interesante fue el replanteamiento de la alteración de las normas de elección establecidas para hacerlas más acordes a un espíritu de red social, algo digno de analizar en sí mismo en relación a nuestras épocas y medios respecto a lo que previamente hacíamos y cómo entendíamos que debíamos hacer. Pudo haber sido electo, pero no lo fue al final. Lo cierto es que la primera vez que vi cuadros de Miró delante de mí, de lienzos me refiero, no de fotos, fue de adolescente. Un fin de semana yendo a visitar a mis abuelos a Madrid, aproveché para quedarme allí, había quedado con unos amigos y mi padre me dejó con su coche delante del Museo Reina Sofía. Era la primera vez que entraba. Tal vez era 1996 ó 1997. He de confesar que me quedé alucinado con Miró en aquel momento, pero nunca jamás he vuelto a sentir lo que sentí en aquel día, nunca más he logrado ni medio entusiasmarme con Miró. De hecho me deja a menudo en indiferencia, pero si en aquella ocasión ocurrió, ¿quién dice que algún día no me vuelva a ocurrir a pesar de que durante años nunca se repitió ni medio cuarto de sensación de sentirme atraído por los brillantes blancos de Miró salpicados de sobrenaturales colores rojos, azules o negros, brevemente trazados a modo casi de alógenos contra los ojos del alma? 

No hace mucho, durante el confinamiento, uno de los libros que leí entero por primera vez fue Las puertas de la percepción, de Aldous Huxley, aunque ha pasado como un tratado icónico de la droga alucinógena del LSD, lo cierto es que el libro en sí mismo es todo un tratado de Arte, o a mejor decir de cómo percibir el Arte con ojos nuevos, ojos más allá de los ojos físicos, ojos profundamente conectados con el intelecto, y más allá del intelecto, con ojos que nos descubren todo aquello que encerramos en formas concretas que conocemos a través de la visión dentro de otras formas que son suyas y que pertenecen al mundo de las ideas que es mucho más complejo y no tan evidente como son las formas. Hablaba Huxley de la silla amarilla de Van Gogh y de cómo la percibía antes y después de percibirla de forma diferente, siendo que la silla estaba encerrada en una forma de silla, pero era una forma mucho más superior, siendo sus formas y colores mucho más importantes que la silla en sí. Tal vez todo ello es el golpe que tuve al ver a Miró en lienzos reales por primera vez, aunque evidentemente yo no tenía lisérgico alguno en el cuerpo. Pueda que aquella tarde mi padre al dejarme junto a mi madre en Madrid, mientras ellos regresaban a Alcalá, me dijera él que esperara a mis amigos viendo el Museo, y no como orden, sino como sugerencia de entretenimiento, y que aquello mi mente lo recibiera como un consejo de Arte que nunca antes le recuerdo haberme dado a mi padre. Pueda que aquella tarde mi mente reordenara en Miró percepciones más allá de Miró y que Miró encerró de manera que solo algunos alcanzan en algún tipo de momento. Por supuesto, el cuadro Pájaro en el espacio estaba allí. Apenas una línea con punto, tal vez una golondrina, de las que siempre se van para volver. No fue, no recuerdo que fuera el que más excitara mi mente en aquella tarde, pero el conjunto de Miró, sí. 

Sea como sea, no fue ese cuadro el más mencionado. Lo fue el de Saturno, de Goya. Un cuadro que en realidad es un fresco arrancado de las paredes de la casa del pintor, de la llamada Quinta del Sordo; un cuadro que tuve que trabajar largo y tendido cuando en lo que se conocía como tesina o como trabajos presenciales del predoctorado, me dediqué a Goya. Se puede leer el resultado en esta misma bitácora si se busca "Goya y las clases trabajadoras" (Noticia 362ª, Noticia 363ª, Noticia 364ª y Noticia 365ª). Sin embargo, uno de sus electores retiró su voto a cinco minutos de cerrar el tiempo de elegir, por lo que creó una "polémica" al alcanzar un empate junto a El Guernica, de Picasso, cuadro, por otro lado, que por razones evidentes, vi por primera vez delante de mí el mismo día que vi lo de Miró. 

Los dos cuadros guardan una relación salidos de la cámara de los horrores de los que tuvieron constancia desde una distancia entre cómoda e incómoda de que ellos serían respetados a pesar de lo comprometido y polémico de sus implicaciones y simpatías políticas respecto a los ganadores y los perdedores. La verdad es que Goya y Picasso se interrelacionan en zig-zag en diversos aspectos, pero la idea de todo esto no es crear análisis ni explicaciones, sino la impresión que me produce en este día de calor concreto del 9 de julio de 2020, ni siquiera ayer, o mañana. Hoy, con los pocos coches sonando sus ruedas recalentadas por el asfalto de la calle en plenas horas de sol de la tarde, colándose por mi ventana, en mi salón en penumbra. Hoy, con todas sus circunstancias y ni siquiera dentro de tres horas más tarde, ni de cuando propuse esto esta mañana. Pero también es cierto que comentar dos cuadros a la vez es más complejo que centrarme solo en uno. Desgasta bastante las entradas más sesudas, más con un calor tan pleno y del Sahara llegado a este centro penínsular, a esta ciudad donde se han cortado tantos árboles y se ha sustituido tanto suelo de tierra por baldosas de piedra que hacen efecto sartén y añaden calor al calor, mientras a la vez el motor del ordenador añade más calor a mi salón.

No es mi intención prolongarme comentando todos los cuadros ni dos cuadros empatados, más cuando ya teníamos un solo cuadro ganador, supone también tiempo... y calor, mucho calor. Pero es cierto que sí deseo hacerlo, porque para eso lo he puesto en juego. Quiero además con ello animar a que la gente tenga en mente esa opción de los museos en España, aunque hay más museos en Madrid capital y, sí, también, muchísimos más repartidos por gran cantidad de municipios de toda nuestra geografía. No sólo pinacotecas, también hay museos de otras cuestiones. Interesante el egiptológico que hay en Barcelona, el de Historia que hay en Sevilla, el Etnológico de Valencia, el de la ciudad en Santiago de Compostela, el Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, el de Bellas Artes de Bilbao y su homólogo de Cádiz, la Casa Lis de Salamanca, el Palacio del Infantado en Guadalajara, la antigua sinagoga de Toledo y tantos otros.

Sea que El Guernica me impresionó por su tamaño la primera vez que lo vi. Casi parecía que te invitaba a estar dentro de la escena, pero sea también que nunca supe ver en este cuadro toda esa tragedia y dolor que tanta gente dice ver en él. Sea que mi visión del cuadro se aproxima a la de Miguel Hernández, que se peleó con Picasso porque al verlo creyó que Picasso deshumanizaba la guerra y a las personas. Yo no llego a eso, pero no veo en el cubismo, o al menos en este reconocido grito contra la guerra hecho en cubista, en este concreto, todo ese drama. Sea que supe que Picasso pudo no haberse inspirado tanto en los periódicos, como se dijo por muchas décadas, sino que se le ocurrió tras ver la película Adiós a las armas en el cine, y ciertamente tengo la película en DVD y es verdad que todas las partes y detalles del cuadro están en los fotogramas del metraje, sin faltar ni uno. Sea quizá que mi condición de historiador y de archivero me ha hecho conocer la guerra, aquella guerra concreta, con testimonios directos y aún hoy día sin resolver en sus dimensiones más humanas, y que este cuadro no termina de cuadrarme con la propia mentalidad de sus contemporáneos españoles que, por ejemplo en Guernica, recibieron el bombazo tras bombazo, mientras Picasso, atormentado y comprometido, ofrecía sus servicios de ayuda desde París. Es legítimo, pero por fuerza eran visiones diferentes aún estando de acuerdo en lo más básico, porque incluso dentro de eso, ¿acaso la pelea entre Hernández y Picasso no iba de eso mismo? Pero, ¿quién soy yo para tratar de opinar como si fuera un ciudadano de 1937, cuando entre ellos mismos hubo quienes hicieron del cuadro un emblema o un lloro, o un odio profundo al otro, y a la vez quienes creyeron que ese cuadro quitaba humanidad a lo que humanamente signficaba toda aquella tragedia? 

He visto El Guernica numerosas veces desde aquella tarde de 1996 ó 1997, nunca he llegado a alcanzar con él esa empatía que han alcanzado mucho otros, todo sea que a mí esas cosas, por ejemplo, sí me las han hecho alcanzar cosas mucho más invisibles, como una hoja mecanografiada del interrogatorio de un expediente de depuración a un maestro común y corriente en 1940. Pero sí veo en el cuadro sus significados y su relevancia, y sabría interpretarlo y comentar interpretaciones de otros, o su proceso creativo y su contexto, pero de aquel día que lo vi por primera vez, en concreto de Picasso, no llegué a entender los porqués de Picasso, ningún porqué de Picasso para ningún cuadro. No veía lo que él veía, y en consecuencia no veía con mis ojos lo que pudiera alcanzar a ver incluso al margen de los ojos de Picasso. Tardé tiempo en entender a Picasso y, aún hoy día, hay obras menos conocidas de él que me mueven por dentro más que El Guernica. Pero si mañana me dijesen: "hay que defender el Guernica", entonces yo seré junto a todos el Guernica, y seremos, es evidente, todas esas partes rotas que aparecen en el cuadro y que juntas son todas algo.

De Saturno, visto por Goya, sin embargo, me remito siempre más al de Rubens. El trabajo metafórico está más que hecho por los propios griegos. El tiempo debora a sus hijos. Siempre me pareció Rubens más acertado, pero Goya es Goya y le he tenido que conocer tanto que es como si hablara del cuadro de un amigo que jamás conocí. Han variado mucho mis percepciones sobre esta pintura a lo largo del tiempo. La primera vez que lo vi fue de niño, con una excursión escolar, luego, a lo largo de los años, he tenido que pisar tantas veces el Museo del Prado, y tantas veces por culpa o por implicacion de Goya, que este cuadro lo tengo en mi vida tan presente, como tantos otros de Goya o en general de ese museo, que si un día entrara y lo viera colocado en mi salón, no me sorprendería, lo aceptaría de manera cotidiana. No es quizá el cuadro que yo eligiera más decididamente de Goya, ni siquiera entre las Pinturas Negras. ¡Las Pinturas Negras son tan tramposas! Eran frescos y fueron arrancados de manera chapucera de las paredes, de tal modo que no se sabe bien si alguna de las cuestiones que les han alabado como innovaciones de Goya adelantadas a su tiempo sean, en realidad, deformaciones de la composición realizadas por los operarios del siglo XIX a la hora de proceder al sacar los frescos de la pared para ponerlos en cuadro. 

Sin embargo, todas las Pinturas Negras me resultan realmente sugerentes en cuanto a lo que para Goya supuso. Mente perturbada singular. De bellos frescos campestres del propio autor en su propia vivienda habitual a estos otros frescos que taparon los otros, todos con oscuridad, con muerte, con incógnitas y hasta brujería. Inquietante no sólo ellas mismas, sino la decisión de Goya de rodearse de ellas para vivir, distribuyéndolas por toda la casa. Visitantes del pintor de aquella época narraron lo impactante que era entrar en la casa, porque además Goya les daba la oscuridad oportuna a cada estancia, lo que generaba estimulaciones mentales imagino que impactantes, especialmente de noche. Ese efecto no se ha recuperado. Nunca se han exhibido en la misma disposición ni con esas luces ni en habitaciones pequeñas otra vez. Pero me desvío. El cuadro de Saturno, en concreto, ese acto de canibalismo paterno, esa deformación de locura en el dios... y conociendo las particularidades de la vida de Goya en esos tiempos, me crea claras conexiones morbosas y empáticas con el pintor. Comprendo su descenso a no se sabe qué abismos y me crea en la mente todo tipo de simpatías por los misterios irresolutos de esos tiempos de su vida. Puede que no sea el cuadro que yo más destacaría de él, repito, ni entre esta serie, pero está hecho para lanzar un mensaje claro al visitante de todas las épocas: el tiempo acabará devorándote, pero cuidado, porque el tiempo es algo más complejo y puede que no sea exactamente eso que marca el reloj.