miércoles, enero 30, 2019

NOTICIA 1848ª DESDE EL BAR: ¿POR QUÉ BEETHOVEN? (En nueve sinfonías, a lo sumo diez). -4 de 10-

La Cuarta Sinfonía de Beethoven (Sinfonía nª 4, en si mayor, opus 60) era una sinfonía más bien tranquila. Quien mejor lo explicó en su propio siglo XIX fue otro gran compositor, Schumann. Catalogó y describió a la obra como "doncella griega". La explicación que le daba era que Beethoven creaba una sinfonía tranquila y amable y a continuación un gigante colosal lleno de ímpetu. Para Schumann la Cuarta Sinfonía era una doncella griega delicada y bella entre dos robustos gigantes que la ensombrecían.

La composición de esta Cuarta Sinfonía se produce en 1806. Beethoven comenzó ese año con el fracaso y retirada de su ópera Fidelio, por entonces: Leonore, que se venía sucediendo a las reacciones que aún intentaban comprender y asimilar la Tercera Sinfonía presentada al gran público el año anterior. Para el verano las relaciones con su hermano Caspar Carl están totalmente deterioradas. No pasa buenos momentos personales. El príncipe alemán Licknowsky, que era uno de sus protectores y que le había pagado la Segunda Sinfonía, decidió llevárselo de viaje con él a una de sus propiedades en Grätz. Allí Licknowsky era vecino del conde Franz von Oppersdorff. En una velada que le ofreció Licknowsky a Von Oppersdorff, Beethoven tocó la Segunda Sinfonía. El conde Von Oppersdorff estuvo tan encantado y maravillado de aquella obra que le pagó la mitad de una gran cantidad de dinero para el coste de una nueva sinfonía para su propio uso privado con sus invitados, siempre y cuando se pareciera a la que acababa de oír, o al menos siguiera sus cánones, que, como vimos, eran más cercanos al neoclasicismo a pesar de que introducía algunas innovaciones. Beethoven acabó la Cuarta Sinfonía en octubre de aquel 1806, se la interpretó y le pagó la otra mitad que le faltaba y aún le adelantó dinero para que compusiera una quinta sinfonía, pero de esa ya hablaremos. 

La obra se estrenó en 1807, en el palacio del príncipe Lobkowitz, y en noviembre para el gran público en Hohtheather, siendo tocada junto a los también estrenos de la Obertura Coriolano y el Concierto para piano nº 4, compuestos en los mismos meses, a la vez. De hecho aquel verano le fue muy fecundo, pues compuso varias obras, algunas de las cuáles son algunas de las más exitosas que tuvo. La Cuarta Sinfonía duraba unos treinta y seis minutos aproximados, a lo largo de cuatro movimientos, por lo que abandonaba momentáneamente la ruptura de los tiempos clásicos de la Tercera Sinfonía, para aproximarse a los tiempos y a las tonalidades de la Primera y de la Segunda Sinfonía para agradar al conde. Era una obra muy alegre, con un comienzo un tanto bucólico, y en general bastante tranquila, recreándose en dibujar un ambiente agradable. Dos adagios y dos allegros componen los cuatro movimientos, si bien el primer adagio contenía un allegro en su parte final. Los allegro no eran con brío, mantenían así un cierto equilibrio que no deseaba incurrir en pasiones desbordadas, de ahí que Schumann la considerara una "doncella griega" frágil y delicada, pero lleno de sutilidades y belleza. La pretensión de la obra era más modesta y trataba de imitar la tradición sinfónica del siglo XVIII, en parte por los gustos del conde y en parte por los primeros resultados de la Tercera Sinfonía, aún tan dubitativos entre el público. La Cuarta Sinfonía, quizá por parecerse a algo que era lo común aún, pero que pronto sería anticuado, tuvo una gran acogida sin dudas en la gente. Era, como diríamos hoy, más para el gusto comercial.

Es llamativo que a pesar de ser año doloroso para Beethoven, una vez más se refugió en su ocultación mediante el intento de transmitir felicidad y alegría en su obra. Alguno de sus biógrafos creen que en este momento no aspiraba a la victoria sobre sus asuntos personales, sino a mantener una dialéctica sostenida y equilibrada entre sufrimiento y alegría como explicación y razón de ser de la vida. Entramos aquí en la filosofía de vida personal del autor.

Es la sinfonía más íntima, donde transforma sufrimiento en alegría y lleva su drama personal a los valores de otros seres humanos. En esta obra Beethoven quiso hablar de justicia, amor y fidelidad, cuestiones que sentía traicionadas por su hermano, casado y con hijo ese año con una de las mujeres a las que el autor amó. La escribió rápidamente pues es una de las pocas sinfonías que se han escrito prácticamente de seguido. Pero además, estaba en marcha la composición de la Quinta, y hay quien cree que la Cuarta y la Quinta combinarían entre sí. El asunto del destino ya llama en la Cuarta, y es que la sordera también crecía más y más en Beethoven, lo que no le ayudaba en su ser. Contenía innovaciones y es más compleja de lo que sonoramente pudiera parecer, pero todo esto era más detectable por personas altamente melómanas que para el público común.  

Esta Cuarta Sinfonía la pude obtener hace poco en el mismo mercadillo benéfico de la iglesia de San Francisco de Asís donde compré la Tercera Sinfonía. El disco que la contenía también incluye la Quinta Sinfonía, ambas tocadas por Barenboim con la Berliner Staatskapelle, como la anterior. Igualmente es una grabación de 1999 en el Studio One de GDR Radio Studios, de Berlín. Se editó en 2000.

domingo, enero 27, 2019

NOTICIA 1847ª DESDE EL BAR: ¿POR QUÉ BEETHOVEN? (En nueve sinfonías, a lo sumo diez). -3 de 10-

La Tercera Sinfonía de Beethoven (Sinfonía nª 3, en mi mayor, opus 36, "Heroica") fue la ruptura total con todo lo preestablecido hasta ese momento. Musicalmente nadie se había atrevido a ir tan lejos como llegó Beethoven para acabar con el neoclasicismo. Se puede decir que con esta obra el romanticismo ya es pleno y total también en lo musical, por tanto: aún más maduro para llegar a los corazones y mentes de las personas. Esta sinfonía, de hecho, fue la obra que Beethoven consideró lo mejor que había compuesto nunca, hasta que compusiera la novena. 

El embajador francés en Austria, Bernadette ya le había sugerido a Beethoven en 1798 que compusiera una sinfonía para ensalzar la revolución francesa que igualaba y liberaba a las personas, esa revolución estaba encarnada en esos momentos en la figura de Napoleón Bonaparte, que había traído orden dentro de la revolución y ahora la exportaba al resto de Europa. Beethoven era partidario de las ideas de la revolución francesa y era admirador de Napoleón por ser precisamente quien consideraba él que había acabado con la etapa de caos y miedo. Ahora, en una serie de guerras europeas contra los revolucionarios, el gobierno francés había encontrado como solución a su defensa y supervivencia llevar la revolución misma a todas las demás naciones para que sus pueblos despertaran y se acabaran los privilegios de los nobles y la Iglesia. Debían crearse Estados de Derecho, con sus Constituciones y Códigos Civiles y Penales, tal como había hecho Francia. Beethoven deseaba a la vez su emancipación económica de los nobles y poder vivir de su trabajo de músico sin más, se sentía encadenado a los deseos de los nobles. Veía también en la revolución el final de las pleitesías y de las cadenas que ataban económica y socialmente a las viejas jerarquías por derechos de nacimiento. Estaba, como muchos jóvenes y también muchos intelectuales de su época, atraído totalmente por la idea de crear un nuevo mundo, un nuevo estado social. 

Desde aquel 1798 los franceses habían invadido Austria hasta en dos ocasiones en las guerras mantenidas entre franceses y austriacos cuando la monarquía austriaca trató de invadir Francia en vano. Austria había perdido ante los franceses liderados por Napoleón. En 1802, cuando como dije en las anteriores entregas, Beethoven sufrió en primavera los primeros síntomas de su enfermedad crónica que le dejaría sordo, y en otoño estuvo al borde de la muerte en Heiligenstadt, no sólo había compuesto varias sonatas y la Segunda Sinfonía, dedicada a la alegría de vivir, ya por entonces tuvo la idea de retomar la sugerencia de Bernadette sobre crear una sinfonía dedicada a Napoleón como encarnación misma de la Revolución, de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Fue la enfermedad en sí y su gravedad y el haberla superado en aquel primer gran choque lo que hizo que Beethoven, ya con problemas de sordera que se irían agravando, se encerrará en sí mismo y se entregara al trabajo compositivo y de dirección musical dando como resultado una elevada productividad. A la par, se le irá agriando el carácter, pero ese agriamiento se debió sobre todo a que se sintió cada vez más independiente y libre de hacer la música tal como él la concebía y de comportarse socialmente sin rendir códigos jerárquicos preestablecidos. La vida era frágil y él deseaba no malgastarla ya por más tiempo haciendo o tratando de hacer justo lo que no quería hacer o como no lo quería hacer. Quería su libertad y la libertad musical.

Beethoven era lo que se llamaría un afrancesado, firme creyente de los valores democráticos y sociales de la revolución. Empezó a componer la Tercera Sinfonía de súbito entre los meses de primavera de 1803 y mayo de 1804. No fue una obra premeditada ni largamente trabajada y refinada. Fue casi una obra repentina. Todo le vino a Beethoven por una inspiración lúcida e inmediata. Una característica más del espíritu romántico, creyente en las extrañas fuerzas del alma y las pasiones, de lo inmediato, de la pasión, del arrebato. Algo que en el siglo XX retomarán los psicodélicos para su rock. La obra estaba dedicada originalmente a Napoleón. Beethoven la interpretó en público por primera vez en agosto de aquel 1804, dentro del palacio del príncipe elector alemán Lobkowitz, para un público privado muy limitado, invitados de este príncipe. En un principio la obra no tuvo la repercusión que iba a tener, pero antes de comentarlo hay que explicar que en mayo de aquel 1804 Napoleón se autoproclamó y autocoronó emperador, transformó así la República Francesa en Imperio. Beethoven había recibido la noticia y borró la dedicatoria a Napoleón. Sufrió un gran enfado y un fuerte desengaño con su figura y significado. Creyó que había pisoteado los ideales por los que había muerto tantísima gente y por los que luchaban tantos aún. Había creado una nueva aristocracia, pero aristocracia a fin de cuentas. Por eso, cuando en agosto la interpretase para el príncipe alemán Lobkowitz, la obra estaría dedicada a este y no a Napoleón. En la partitura original se conservó la tachadura del nombre por el propio Beethoven.

La obra fue presentada al gran público el 7 de abril de 1805, en Viena, en el Theater an der Wien. Beethoven dirigió la obra ante una gran audiencia que más que admirados se quedaron conmocionados y perplejos. La obra era, como ya he anotado, totalmente impulsada por los ideales del romanticismo, no del neoclasicismo. No tenía nada que ver con todo lo que se había compuesto antes, ni tampoco con las dos primeras sinfonías de Beethoven. Nada que ver con Haydn, ni con Mozart, ni con Liszt, con nadie. Muy pocos entendieron la obra. Muy pocos se atrevieron a alabarla con entusiasmo en ese momento. Casi nadie advirtió en ese momento que después de aquello ya no sólo Beethoven había cambiado su rumbo, había cambiado el rumbo de la música en general, el resto de músicos sí que comenzarían a componer en el mismo rumbo abierto: la libertad musical. 

La Tercera Sinfonía seguía contando con cuatro movimientos, pero la primera cuestión que alteraba todo lo compuesto anteriormente y que debió dejar al público extrañado es que rompía los tiempos clásicos que se consideraban inalterables, que se creían dentro de una lógica de orden de la belleza casi en relación mística con el mundo, aparte de que se creía que nadie querría o podría escuchar nada que durase más tiempo que la media hora, a lo sumo, que podía durar una sinfonía. Duraba entre cincuenta y cinco y sesenta minutos, el doble de una composición sinfónica hasta entonces. Esto nos podrá recordar a una creencia similar en los años 1960 en la que las discográficas creían que nadie querría escuchar un álbum de música más a allá de la media hora, ni una canción de más de tres minutos. Bob Dylan rompió con esto con canciones y álbumes el doble de largos. Pero volvamos a la obra de Beethoven. La larga duración se debía a un sentimiento profundo de Beethoven de poder desarrollar todo lo que sentía tardase lo que debiera tardar para poder contarlo con la música. Además, como la primera intención era una sinfonía dedicada a la revolución encarnada en Napoleón, Beethoven creía que esta sinfonía debía ser algo grandioso e incomparable, pues la revolución estaba cambiando el mundo y liberando a los pueblos, creando un nuevo orden social de libertad. Debía, pues, estar a la altura. Del mismo modo, la música debía ser liberada para que se pudiera expresar como necesitaba expresarse. La libertad de la música y del músico será algo que también transcenderá en el resto de los músicos.

Los instrumentos empleados seguían siendo los mismos que se habían usado en las sinfonías hasta ese momento, con la novedad de introducir una tercera trompa, lo que también chocó a la gente del momento más entendida. Era algo insólito. Respetó los motivos y tonalidades clásicas, incluso los principios clásicos, pero los llevó al extremo máximo que pudo. Ya desde el comienzo la obra comienza con rotundidad y con ímpetu. Empezaba con un primer movimiento "allegro con brío", que era realmente un comienzo muy largo de casi veinte minutos y realmente tocado con brío, pero con brío de verdad. El segundo movimiento era un "Adagio assai", que era una marcha fúnebre. Esta "Marcha fúnebre"  Es uno de los pasajes musicales más famosos de la Historia. Por excelencia, además, es la marcha fúnebre propia del neogoticismo romántico del siglo XIX, así por ejemplo para ilustrar algiunas de las historias de teror de Edgar Allan Poe. El tercer movimiento volvía a ser, como en la Segunda sinfonía, un  "Scherzo: Allegro vivace", lo que probablemente podría provocar de nuevo a los seguidores de Haydn, Y el cuarto movimiento acababa la obra con un "Allegro molto", al que llamó "Finale". Todo estaba al extremo. Todo era apasionado. Como la revolución. Y a pesar de que se respetaran principios clásicos, al llevarlos al extremo todo cambiaba, eso era lo que la transformaba paradójicamente en una obra completamente innovadora. 

La Tercera Sinfonía se propagó por todas partes. A pesar de que el primer público tuvo muchas reservas porque no sabían qué opinar, impactados ellos mismos entre su intelecto y su pasión, apremiados a tener que pensar por ellos mismos si aquella obra era buena o no, y declarar si les gustaba o no a pesar de que no fuera como el resto de sinfonías, el nombre de Beethoven ahora se expandía por todos los lugares. Todo el mundo hablaba de él y de esta composición. Toda Alemania supo de él, pero también el resto de Europa y América. Le consideraban sinfonista, aunque tenía una gran cantidad de composiciones de otro tipo, como las sonatas, que también estaban sufriendo en sus manos cambios agigantados. Su nombre era mencionado junto al de Haydn, justo el autor por el que tanto le habían criticado con las dos anteriores sinfonías, pero también junto al de Mozart. Los jóvenes románticos le tuvieron aún más como uno de los más destacados de los suyos.

En 1806 se imprimió la partitura para que pudiera ser vendida e interpretada con más facilidad en otros lugares. Beethoven le puso título: "Heroica". Y la intituló. En el frontispicio de la primera página se leía: "Sinfonía Heroica, compuesta para celebrar el recuerdo de un gran hombre". La referencia a Napoleón y el origen de la sinfonía estaba ahí. Pero Napoleón ya no era la encarnación de la revolución. La revolución pervivía a Napoleón. Se resistía al Napoleón emperador. La revolución existía más allá de líder alguno, más allá de Napoleón. Era heroica. Por ello la sinfonía heroica, revolucionaria, se acordaba de un gran hombre, alguien que fue y ya no era, alguien que había ayudado a ser posible la revolución, lo heroico, pero que ya no era tal hombre. 

Yo accedí a la Tercera Sinfonía por primera vez en la infancia, a través de un disco de vinilo que compró mi padre junto a otro de Isaac Albéniz cuando compró para la familia una cadena musical con tocadiscos en los años 1980. No fue el disco más escuchado en casa, pero ahí estaba. En los años 1990, en mi adolescencia, me lo puse alguna vez cuando estuve solo y podía usar el salón familiar, que normalmente era ocupado por películas de vídeo en la televisión. A comienzos de diciembre del año pasado, 2018, la iglesia de San Francisco de Asís en la avenida Reyes Católicos de Alcalá de Henares organizó un mercadillo popular para recaudar dinero para beneficencia. Pasé por allí por ver qué vendían y encontré tres discos compactos con cuatro de las sinfonías de Beethoven. Me los compré. La Tercera Sinfonía la tengo en uno de esos discos. Se trata de un disco de una colección que editó Teldec Classics con conciertos ofrecidos por el director Daniel Barenboim.

La Tercera Sinfonía de Beethoven que yo tengo en disco pertenece a la dirección de la Berliner Staatskapelle por Barenboim en julio de 1999, para la GDR Radio Studios, de Berlín, editado en 2000. Baremboim, que sigue vivo y en activo, nació en Buenos Aires (Argentina), en 1942. Sus padres eran pianistas de ascendencia judía rusa. A los 8 años de edad, en 1950, dio un concierto en Buenos Aires, es otro niño prodigio de la música. Debutó como pianista para el gran público en París con 10 años, en 1952. Con casi doce años, en 1954, le llevaron a Salzburgo para recibir clases de dirección musical de parte de Markevitz. Allí conoció al mítico director musical Furtwängler. A los quince años tocaba todas las sonatas de Beethoven y de Mozart. A los veinticinco años, en 1967, tocó y grabó los cinco conciertos de Beethoven que ofreció Otto Klemperer, muy admirado en esa década. Ese mismo año fue director de su primera gran orquesta, la Orquesta Sinfónica de Londres. Y en poco tiempo grabó con su juventud los veinticinco conciertos de Mozart hasta en dos ocasiones. Le ofrecieron ser el director de casi todas las grandes orquestas sinfónicas del mundo. Viajó y vivió por una infinidad de países, Israel, Francia, Italia, Austria, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos de América... Fue director musical y artístico de la Ópera Estatal, en Berlín (Alemania) y de la Orquesta Sinfónica de Chicago, en Estados Unidos.

Es una figura inquieta, aunque comenzó con la obra completa de Beethoven y de Mozart, se podría haber seguido especializando en ellos, pero también lo ha hecho con Bach, Haydn, Schubert, Chopin, Schumann, Berlioz, Liszt, Verdi, Wagner (del que tocó sus grandes obras en Bayreuth, el lugar por excelencia de este autor alemán del siglo XIX y donde nadie se atrevió antes a tocar su obra allí, por veneración), Bruckner, Brahms, Tchaikovsky, Strauss, Debussy, Ravel, Bartók, Stravinsky, Schönberg, Alban Berg, Albéniz, Falla e incluso del jazzista Duke Ellington, de la música brasileña y clásicos del tango (que suele tocar en Buenos Aires como tangos sinfónicos en Navidad). Desde 1975 también hace ópera. Así pues es un autor prolífico y curioso de la música. Le anima además acercar la clásica a los públicos más populares y entiende la música como un disfrute, por lo que tiende a interpretar de manera alegre y facilitar al menos dado a esta música a que se acerque a ella. 

En 1987 murió su esposa por esclerosis múltiple. Volvió a casarse un año después. Por otro lado, fundó junto al escritor Edward Said la West Eastern Divan, una orquesta compuesta por israelíes y palestinos para fomentar la convivencia y la paz en Israel y Palestina. En 2002 recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por ello. Había solicitado la nacionalidad española en 2001 y ese mismo 2002 también obtenía esta. Tocó en varias orquestas aparte de las suyas, recibió numerosos premios y condecoraciones, pero su labor por acercar a israelíes y palestinos hace que desde 2011 se baraje su nombre como Premio Nobel de la Paz, sin que aún se le haya dado.

jueves, enero 24, 2019

NOTICIA 1846ª DESDE EL BAR: ¿POR QUÉ BEETHOVEN? (En nueve sinfonías, a lo sumo diez). -2 de 10-

La Segunda Sinfonía de Beethoven la conseguí al estar incluida en el mismo álbum donde conseguí la Primera Sinfonía, de la que os hablé la entrega anterior. Por eso he accedido a ella a través de la interpretación que hizo Keilberth dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Bamberg en 1959. Cada director de música tiene su visión personal y emocional de la música, por lo que aunque las partituras son las mismas, su interpretación cambia de director en director, más aún: cambia de versión a versión, pues incluso interpretando una partitura un mismo director en diferentes momentos de su vida, al ser diferentes momentos de su vida, la percepción que tiene al respecto de la composición puede cambiar y verse alterada, para mejor o para peor. A esto hay que sumarle que las orquestas no sólo dependen del director, sino también de sus músicos y de los medios de todos ellos. También el estado anímico del músico y cómo perciba la dirección del director, así como su pericia tocando su instrumento, será algo también decisivo en el resultado final de cada interpretación. No podremos saber nunca cómo interpretaba Beethoven sus composiciones. No hay grabación alguna. Aunque sabemos que causó un gran impacto en todas sus audiencias. Sus partituras, por contra, sí son invariables, son las que le llegan a cada director a lo largo del tiempo. Puede haber estudiosos musicólogos que las limpien o depuren, o que intuyan cómo pudo ser la sensibilidad de Beethoven para interpretarlas, pero hoy por hoy esto es todo lo que tenemos. Aproximaciones quizá, certezas absolutas, como casi todo en la Historia: no.

La Segunda Sinfonía (Sinfonía nº 2, en re mayor, opus 36) está muy ligada aún a la Primera Sinfonía. La diferencia con ella es que esta segunda sinfonía era plenamente alegre, cosa que queda manifiesta desde los primeros compases del primer movimiento, los más reconocibles popularmente hoy día. Esta vez dedicó esta sinfonía al príncipe elector alemán Licknowsky, quizá para lograr su favor y su patrocinio económico, con el cual vivir. La obra fue compuesta en 1802 y estrenada en 1803.

Al igual que la Primera Sinfonía estaba compuesta por cuatro movimientos y seguía en parte los postulados de la música del anciano Haydn. En esta obra hay fragmentos directamente relacionados con su sonata para violín opus 30 y su sonata para piano opus 31, que compuso a la vez en el tiempo. La Segunda Sinfonía duraba unos treinta y cinco minutos, era por tanto ligeramente más larga que la anterior, pero no mucho más, entraba aún dentro de los cánones esperados de lo que debía ser la duración de una sinfonía. Si en la anterior sinfonía el tercer movimiento entraba dentro de lo esperable con un minueto, en esta lo sustituyó por un movimiento más rápido, un scherzo. Lo que era una rareza que fue considerada extravagancia y casi un acto de arrogancia o de insulto para los seguidores de Haydn, que por entonces seguían siendo mayoría. Obviamente seguía sumando soliviantadas opiniones contra él y su obra entre los puristas y las gentes que se las daban de grandes amantes de la música, pero eran incapaces de encontrar música en las experimentaciones de Beethoven. Tuvo muchas críticas negativas. Por contra, subía su popularidad entre las clases populares y los amantes de la música que deseaban contar con la máxima estrella del momento, pues Beethoven seguía acrecentando su fama, si bien aún no estaba en todo su apogeo. Su reconocimiento no menguaba, aumentaba. Otros de sus grandes defensores fueron todas las generaciones de jóvenes que se identificaban con los ideales del romanticismo y de la revolución. Beethoven se estaba transformando en la banda sonora de todos ellos. Al principio se fijaron en él los más intelectuales, pero enseguida se irían sumando multitudes de jóvenes con ideales de cambio pertenecientes a todo estrato social.

Esta vez Beethoven apostaba por el incremento de la alegría y la rapidez, sin concesiones. Esta sinfonía es el canto a la alegría de vivir. Parecía, según su música, que estaba en un buen momento de su vida. Sin embargo, ya se habían manifestado los primeros síntomas graves de la enfermedad que le dejaría sordo y le procuraría en el futuro incluso momentos que le dejarían al borde de la muerte. De momento eran primeros síntomas de sordera, lo que le produjo episodios graves y profundos de depresión. En la primavera de 1802 comenzaron los síntomas y en octubre estuvo al borde de la muerte, escribió un testamento a la vez que compuso la parte más alegre y viva de la obra, el citado tercer movimiento que eliminaba el clásico movimiento más sosegado de Haydn. A lo largo de la vida de Beethoven será una constante que en sus momentos más tranquilos e incluso prósperos en lo personal compusiera sus obras más tristes y las más sosegadas, mientras que en los peores momentos de su vida se le ocurrieran las composiciones de carácter más alegre, las más enérgicas y también las más reconocibles a través del tiempo. En este caso era una obra altamente alegre, nadie sospecharía la gran tristeza y drama interior que vivía el autor en su vida privada.

martes, enero 22, 2019

NOTICIA 1845ª DESDE EL BAR: ¿POR QUÉ BEETHOVEN? (En nueve sinfonías, a lo sumo diez). -1 de 10-

A menudo se suele decir que Beethoven es uno de los músicos más decisivos para cambiar la música. Que no entenderíamos la música de hoy día sin él, incluida la música popular, o en su abreviatura en inglés: pop. Incluso sus actitudes. Se le ha querido comparar anacrónicamente con los músicos de rock y de punk del siglo XX. Él vivió entre 1770 y 1827, es una de las figuras claves del romanticismo y todas las alteraciones que ese movimiento provocó en la cultura. El romanticismo, el movimiento romántico, cuyos primeros grandes precursores fueron los escritores alemanes Schiller y Goethe, recibió no en vano el nombre "sturm und drang", traducido: "tormenta e ímpetu". Coincide su nacimiento con los movimientos revolucionarios y democráticos que levantan a las sociedades contra el orden establecido por unas elites políticas, religiosas y económicas que se habían enriquecido a costa de empobrecer cada vez más las vidas de los no privilegiados. No será raro que Beethoven cite a Schiller. Beethoven será para la música el gran revulsivo que avivará los corazones de todos aquellos que aspiraron a los grandes ideales del siglo XIX: libertad, igualdad y fraternidad, pero también: destrucción del mundo establecido para la construcción de un orden nuevo más justo. 

Desde anarquistas de primer orden como Bakunin o socialistas científicos como Karl Marx en el siglo XIX, a nacionalsocialistas (nazis) como Hitler en el siglo XX, o demócratas como todos los padres de la Unión Europea en los años 1950, citarán y recurrirán en el pulso más vibrante a la obra de Beethoven. Pero también los amantes, cuando recuerden sonatas como la que realizó al piano para Elisa, su amor imposible. Y no sólo ellos, toda la revolución social y pacifista que se vivió a partir de los años 1950 con el nacimiento del rock and roll como base para transmitir ideas básicas de amor, antibelicismo y fraternidad, tienen a Beethoven en su médula. En 1956 Chuck Berry acelerará el rhythm and blues para llevarlo al nivel del siguiente paso, el rock and roll, tendrá entre los éxitos de sus discos de ese año una canción llamada "Roll over Beethoven", una canción agitada y rápida donde expresa su deseo de cambiar el viejo mundo, deja agitar el paso para acabarlo y comenzar uno nuevo, de los jóvenes. Lo dice mediante una metáfora musical que, paradójicamente o quizá inteligentemente, usará de una de las técnicas compositivas en sus tonalidades propia de lo que ya había hecho Beethoven para que dé resultado. Se derriba todo para que todo permanezca. Por entonces la canción tendrá éxito relativo, pero alcanzará cotas inesperadas mundiales en 1963 cuando los Beatles la introduzcan en sus discos sencillos y en uno de sus álbumes. Serán los propios Beatles primero y otros músicos británicos quienes ya de forma intuitiva o de forma estudiada introducirán compases, escalas y tonos de la obra de Beethoven en el rock. 

Escucho a Beethoven desde hace bastantes años, pero a finales del año pasado he logrado completar en mi discoteca particular todas las sinfonías de Beethoven. Curiosamente, aunque he escuchado también otro tipo de obras de él, no tengo nada que no sea del género de sus sinfonías. De hecho en cuanto a música clásica es común encontrar entre mis discos varias sinfonías de varios autores entre réquiems, conciertos de piano y otro tipo de composiciones. Las sinfonías ocupan un lugar abundante en esos discos clásicos que tengo. La Novena Sinfonía de Beethoven es una de las más perfectas. Las sinfonías cuentan historias a través de la música. Son como relatos. Quizá lo más parecido a ellas del siglo XX en adelante sean las bandas sonoras de muchas películas, de hecho en principio muchas de las sinfonías clásicas han sido y siguen siendo la banda sonora de innumerables metrajes. Puede que algún día junto a los nombres de Beethoven, Berlioz, Wagner, Dvořák, Smetana, Prokofiev, Mozart, Tchaikovski o Rimski-Korsakov, aparezcan los de John Williams, Ennio Morricone, Elmer Bernstein, Hans Zimmer, Basil Poledouris, Henry Mancini o John Barry. Por su música, su concepto de la misma, su concepto social de ella y su actitud vital, Beethoven traspasaría la frontera entre un mundo elitista y limitado a un mundo socializante, a una cultura popular, pop. Llevó su obra a todas las capas sociales. Había tenido precedentes en el propio siglo XVIII, cercanos en el tiempo a él, además, pero fue él quien lo hizo de modo sistemático y como convencimiento ideario sobre el Arte y la utilidad social y emocional. A lo largo del siglo XIX otros llevarían más allá ese concepto de la música a la pulsión de las emociones de la cultura popular y sus efectos en los cambios sociales, como Verdi, Chopin, Strauss o el propio Wagner, y eso ya de por sí les enlaza con esos otros nombres de la música tan enraizados con el mundo de la cinematografía, el otro gran monstruo de la expansión de las ideas y las emociones a través de un mundo pop, de un mundo de cultura popular.

Ludwig van Beethoven compuso su primera sinfonía siendo ya un autor reconocido gracias a sus composiciones para piano y sobre todo a sus primeras sonatas. Llevaba componiendo desde 1782. Venía de una familia de granjeros que acabaron siendo músicos. Abuelo y padre ya tocaban, aunque el padre malogró su carrera por el alcoholismo. En todo caso fueron ellos los que insistieron en que Beethoven aprendiera música. Y la aprendió a fondo y con facilidad en un mundo que aún vivía en el neoclasicismo y el rococó.

Había nacido en 1770 y a los siete años ya estaba dando conciertos, en 1778. Era un niño precoz y prodigio. Varios compositores y músicos de su alrededor se interesaron por él y le enseñaron a componer. Hizo muchos primeros intentos hasta que publicó su primera obra íntegra en el citado 1782. Era el nuevo Mozart en Austria y pronto lo sería para toda Europa. Aquella composición le valió que escribieran públicamente sobre él y que un príncipe elector alemán decidiera darle su primer contrato estable como músico en 1783, con 13 años de edad. Tragedias familiares aparte, Beethoven se convirtió rápidamente de alumno a maestro y se hizo célebre por sus citadas obras para piano, tríos de cámara y sus sonatas. Se afincó en Bonn, donde desde 1792 sus composiciones son cada vez más y más conocidas y solicitadas por todo el mundo Occidental. 

Su vida, más o menos apasionante, comprometida con la música, pero también con la política, la sociedad, el amor turbulento, el desamor turbulento, la enfermedad, el arrebato, la ira... la revolución, la destrucción de todo lo establecido para el nacimiento de todo lo nuevo, no es de lo que voy a escribir en esta serie, sino de sus Sinfonías, las cuales, como he dicho, las inició cuando ya era un músico reconocido.

Con su primera sinfonía era reconocido ya, sí, pero no aún todo lo famoso y revolucionario que iba a ser para el mundo de la música y la cultura popular, ya incluso en propia vida suya. 

La Primera Sinfonía (Sinfonía nº 1, en do mayor, opus 21), es, como su nombre técnico indica, la obra musical número veintiuno en el orden cronológico de composiciones acabadas y totalmente reconocidas de su autoría, así firmadas por él mismo. Se sospecha que probablemente comenzó a componer partes del último movimiento, si no ese movimiento completo, en 1795, con la Revolución Francesa en marcha. Sin embargo, sólo se sabe que se puso a trabajar plenamente en ella a lo largo de 1799 a 1800. No se trataba de una obra política aún. Fue el encargo de su protector artístico, el barón Van Swieten, que a la vez había sido amigo y protector de Mozart, el cual había muerto en 1791, dejando un vacío en lo que a innovaciones musicales se habían realizado. 

La obra fue estrenada el 2 de abril de 1800, con cuatro movimientos. Fue el primer concierto que dio en Viena, la capital del Imperio Austrohúngaro. Duraba aproximadamente entre veinticinco y treinta minutos. Aún era una sinfonía apegada al modo de componerse las sinfonías hasta el momento, incluyendo las innovaciones que pudiera introducir Mozart. Obviamente la obra había sido encargada y pagada por un noble, así que sus destinatarios principales aún eran un determinado grupo social, si bien la obra fue pública en teatros. Se decía de ella que era oscura y lúgubre, pero muy fresca y ágil musicalmente. Un comienzo oscuro en sinfonías para un autor era algo extraño. Sin embargo, personalmente no me parece una sinfonía oscura, ni lúgubre. De hecho, su primer, tercer y cuarto movimientos son algo rápidos al ser "allegro molto" ("muy alegres"); el primero además con "brío", y los otros dos "Vivace" (muy "vivos"), mientras que el segundo movimiento era "cantable" ("cantabile con moto"). Así pues, a mí me resulta extraño que se diga que es una obra oscura o lúgubre. Es, eso sí, una obra muy cercana todavía a lo que fue el siglo XVIII, hay en varias de sus características resonancias de Mozart y de Haydn.  Así por ejemplo, era propio de Haydn una introducción suave para ir creciendo en fuerza e intensidad, eso, Beethoven, lo hacía en esta obra, cambiando incluso los tonos, tal como hacía el propio Haydn. La obra iba incrementando su intensidad según avanzaba.

Y sin embargo, en pleno momento de revolución creativa en toda Europa, no sólo política y social, con el movimiento romántico naciendo en los Estados alemanes (no olvidemos que Beethoven estaba en Bonn), innovó haciendo algo que ningún músico había hecho hasta entonces y que resultó escandaloso para su época: si la sinfonía decía que estaba compuesta en la tonalidad "do mayor", Beethoven decidió no empezar la obra en esa tonalidad. En su época muchos músicos e intelectuales se burlaron de él, le menospreciaron, consideraron que no sabía componer ni sabía de música, que todo en su carrera había sido venta de humo, que era escandaloso que su sinfonía siguiera gustando a la gente. Y de hecho sus obras tenían cada vez más público y esta sinfonía fue muy bien acogida entre las clases populares y algunos otros músicos. Pero especialmente por los intelectuales del romanticismo, un grupo de jóvenes que, como Beethoven, consideraban que había que acabar con todo lo viejo preestablecido para crear un mundo nuevo con menos ligaduras y más libertad, en consonancia con las ideas de la revolución francesa que estaba poniendo al mundo en un cambio total de sistema. De todos modos, la parte más personal de Beethoven era el último movimiento. Entre el tercer y el cuarto movimiento están los sonidos más reconocibles de esta sinfonía. Llevó la característica subida de intensidad que hacía Haydn a un extremo casi hasta la deformación y se produce así un ritmo cada vez más extremadamente extenso sin huecos para una cadencia suave, sin parar, o sea, sin lugar para suavizar nada. Beethoven daba así a entender una característica en él que le fue también muy criticada en su inicio, sobre todo teniendo en cuenta que Haydn seguía vivo, moriría en 1809, y en esos momentos era el músico más admirado. Quizá por ello, muchos directores que tuvieron en aquellos años la partitura de Beethoven se negaban a interpretar este final tal como había sido ideado.

La subida de intensidad prolongada sin concesiones la escucharemos en el siglo XX en el álbum "Abbey Road" de los Beatles, en Pink Floyd, en The Verve, Lou Reed o en la música grunge de los años 1990, por poner algunos ejemplos.

Conseguí la Primera Sinfonía hace poco de segunda mano, de un vendedor italiano que me la entregó en vinilo, dirigida por uno de los que fueron violinistas del director Furtwängler. Regalé el disco a una amiga que toca en la Orquesta Ciudad de Alcalá, entre otras, y volví a adquirir la sinfonía, junto a la segunda, en un disco compacto que me vendió no hace mucho otro italiano por Internet. Era un disco editado en 1986 con la grabación de un concierto de la Bamberger Symphoniker dirigida por Joseph Keilberth en 1959, me parece que en Hamburgo. Joseph Keilberth (que moriría en 1968) había dirigido la Orquesta Filarmónica Alemana de Praga desde 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, y después, también durante la guerra, la Staatskapelle de Dresde. Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945 y triunfando electoralmente en Checoslovaquia el Partido Comunista y un gobierno próximo a la URSS, el nuevo presidente checoslovaco, Beneš, comenzó rápidamente un proceso político para expulsar de Checoslovaquia a todos los alemanes que habían venido (y otros previos que ya estaban) con la anexión que había hecho Hitler de este país. Aquellos fueron los Decretos de Beneš, ratificados por una gran mayoría del Parlamento checoslovaco en 1946. Por ello, Keilberth logró reunir en 1949 a todos cuantos músicos alemanes pudo residentes en Checoslovaquia y que habían tenido relación con él principalmente durante la guerra. Con ellos fundó la Orquesta Sinfónica de Bamberg, o sea: la Bamberger Symphoniker con la que yo tengo ahora en disco la Primera Sinfonía de Beethoven en mi colección de discos de música.

martes, enero 15, 2019

NOTICIA 1844ª DESDE EL BAR: LOS LIBROS, COMENTADOS, QUE LEÍ EN 2007-2008 (2 de 2, último; juventud, últimos años de veinteañero)


Como dije, esta vez la entrega de este serial es cortito, sólo dos entregas. Aquí tenéis la segunda entrega.

2008: 29 años.
Son 28 libros, de los cuales 9 son novelas gráficas.

En este año seguí ejerciendo de camarero y de pinchadiscos en algunos bares de Alcalá de Henares. También transporté obras de Arte y las instalé y desinstalé de exposiciones temporales y de las propias casas de los artistas por toda España. Pero en general el desempleo estaba ahí y estos trabajos eran ocasionales, hasta que en los últimos meses del año me contrató el ayuntamiento de Alcalá de Henares por duración determinada no renovable como Técnico en educación y vigilancia medioambiental, trabajo con el que me adentré en 2009 y que fue el que cerró mi década como veinteañero ese año. Entre tanto, seguía escribiendo y haciendo recitales. Estos son los libros que leí:

La instrucción pública en Alcalá de Henares. El periodo entre Repúblicas, 1873-1939 (2005, Urbano Brihuega): Este libro es el que estaba leyendo a caballo entre el final de 2007 y el comienzo de 2008, y hablé de él en ese concepto en la Noticia 387ª. Me lo regaló mi buen amigo Julián Vadillo. Es un libro escrito por uno de los concejales socialdemócratas (PSOE) que tuvo Alcalá de Henares entre 1987 y 1995, Urbano Brihuega, concejal de Educación y Deportes, luego maestro de Primaria de Geografía e Historia en el Instituto de Educación Secundaria Obligatoria Mateo Alemán. Él ya había sido profesor durante los años 1980, hasta 1987, en el colegio público de Educación General Básica (EGB) Puerta de Madrid (hoy inexistente y fusionado en parte al IES Mateo Alemán, pero fue, justo en aquella época, donde yo cursé mi EGB). Yo le regalé a Julián un ejemplar de Ensayo sobre la lucidez, de Saramago el año anterior, y él me consiguió y dio este libro con una dedicatoria suya para mí donde me emplazaba a un objetivo: sacar adelante un pequeño estudio sobre uno de los aspectos de la represión franquista en Alcalá de Henares de los años 1940, la de la depuración de los maestros, que saqué adelante con muchos problemas para su aceptación pero que al fin llegué a publicitar en un congreso de conferencias de Historia en Guadalajara, en una asociación cultural (El Adefesio) y en uno de los Encuentros de Historiadores del Valle del Henares. No obstante, yo ya había colaborado en investigaciones de Julián varias veces y seguía. La lectura de este libro me ayudó en la fase documental de mi investigación en archivos. Debía, sentía que debía, intentar lograr esa recuperación de la Historia alcalaína y hacer justicia a aquellos que sufrieron el totalitarismo de una dictadura, tal como escribí en aquella entrada de 2008, y seguía diciendo: "Y es que en Historia ocurre como el que se dedica a escribir literatura, lo cual también hago (...), no da dinero ni de comer, aunque alguna cerveza me diese algún poema. Se hace porque deseas, porque sabes que debes, hacerlo". El libro es uno de los imprescindibles en una biblioteca de Historia de Alcalá de Henares. En él está la clave de varias de las cuestiones del paso de la ciudad del siglo XIX al XX. Brihuega hizo un trabajo muy documentado que le valió reconocimiento. A mí me fue muy útil.

Nacarino (Historias de la guerra, de las cárceles, de Alcalá... (2007, Urbano Brihuega): Precisamente en una investigación para Vadillo en 2006-2007 sobre la explosión del polvorín de Alcalá en 1947, estuve a punto de conocer al histórico militante del Partido Comunista de España en Alcalá de Henares Nacarino, acusado como uno de los culpables de la explosión, siendo inocente, como el resto de acusados. Julián ya lo conocía y le había entrevistado para su investigación. Yo le pedí conocerle, también deseaba conocer algunas cosas de su versión y voz. Tuvimos que postergar el encuentro un par de veces por motivos de salud de Nacarino, y cuando parecía que ya podría ser, murió. Urbano Brihuega también había entrevistado a Nacarino, del que era amigo, lo había grabado y tomado nota. De todo ello escribió su biografía a modo de falsas memorias, escribo "falsas memorias", pues no fue Nacarino quien las escribió, pero sí son memorias en cuanto a que son las transcripciones y organización en orden que le dio Urbano. Ofreció una conferencia a la que asistí y resultó de ella que el propio Urbano había pagado la edición del libro, el cual regaló para honrar a Nacarino y su memoria, se agotó la edición completa aquel día. Yo tengo mi ejemplar firmado por Urbano y por Garrido, exmilitante de Izquierda Unida y actual militante del PSOE que ocupó cargos en tiempos del gobierno de Zapatero en España, ya que Garrido vino en persona a la ciudad para hablar de Nacarino. El libro tiene algunos pasajes repetitivos y saltos espacio temporales hacia delante y hacia atrás, propio de lo que es el recuerdo y la  memoria, pero más o menos sigue un orden lineal en el tiempo. Aporta numerosos detalles de tiempos de la guerra y de la postguerra en Alcalá, de la represión iniciada en 1939, de su proceso acusado de un crimen que no cometió, de las cárceles políticas por las que pasó, y algunos detalles de la vida de los perdedores de la guerra en esta ciudad el resto de la dictadura, pero hay que tener en cuenta el subjetivismo de toda memoria personal. Da datos valiosos que se han comprobado ciertos, pero también datos que hay que contrastar y matizar.

Mitos y leyendas de los indios americanos (1998, R. R. Ayala): Me lo prestó un amigo que tenía antepasados indios norteamericanos. Y de eso va este libro, de los mitos y las leyendas de las creencias religiosas de los indios norteamericanos, tocando de rebote la protohistoria de los pueblos sioux, comanches, apaches y otras agrupaciones. Por otro lado, yo ya había estudiado la Historia india durante la carrera universitaria. Soy un apasionado de las historias del Western, también es cierto, y este libro venía a unirse a todo eso. Era un libro más bien destinado a lectores con curiosidad sobre los indios y el misticismo, pero de base servía para una aproximación a ellos, en mi caso para un reforzamiento.

Poesías, soledad y meditación en las ruinas (2008, Emilio Valladares): Valladares es uno de los personajes reconocibles de las calles y locales del centro de Alcalá. Un poeta y dibujante que va vendiendo su obra a los transeúntes de la calle y a los clientes de los bares. Yo le conocí atendiendo la barra de La Vaca Flaca, a donde solía ir con frecuencia en busca de posibles compradores y de un poco de descanso y conversación antes de seguir su camino. Esta obrita de pocas páginas tenía su toque näif. No es que destacase de entre mis lecturas, pero me servía para tratar de entenderle mejor en su perspectiva de su creación.

Inteligencia emocional (1996, Daniel Goleman): Yo nunca dejé de leer textos y ensayos de psicología, de reflexión y de filosofía, pero en esta ocasión volvía a leer un libro completo de este talante, no un breve ensayo, artículo u otro tipo de texto. El libro me lo recomendó y prestó Esther Claudio. Rápidamente se había transformado en un imprescindible de la psicología del final del siglo XX y el comienzo del siglo XXI. Aún hoy es muy leído y figura entre la bibliografía de numerosas formaciones académicas más allá de la Psicología, más allá de la Sociología y más allá de la Filosofía o de las Humanidades, así por ejemplo no es raro encontrarlo en la formación de las personas que optan por Ciencias Económicas, Medicina, Farmacia, Derecho, Interpretación, Bellas Artes, Criminalística, Pedagogía, Magisterio, Periodismo, Ciencias Políticas, Historia y otras. Incluso he llegado a saber de amistades y conocidos a los que un terapeuta les ha recomendado su lectura. Los primeros capítulos se me hicieron pesados porque trataban de explicar el funcionamiento de la mente desde sus reacciones bioquímicas, lo que llegó a recordarme algunas de las asignaturas de Pedagogía. Pero el grueso del libro, el resto del libro, es de una lectura más ágil. Llegué a pensar si destacar este libro entre mis lecturas de aquel año. Te da una perspectiva nueva para comprender a la otra persona y también para tratar de mejorar tu vida. Da claves también psicológicas como teorías socioculturales que ayudan a comprender también porqué hay que avanzar en el lenguaje o en actitudes para alcanzar algunos espacios de la igualdad. Pero sobre todo ayuda a comprender al otro y para comprenderte a ti mismo desde tu más profundo inconsciente y su funcionamiento.

Poesía urbana (2002, Luis García Montero):  Esta antología poética de la obra de García Montero abarca de 1980 a 2002. La reseñé como uno de los dos libros que destaqué de mis lecturas de 2008, en la Noticia 569ªPoesía Urbana fue reeditado y revisado en 2008, si no recuerdo mal creo que está ligeramente ampliado. Lo compré de esa nueva edición en Librería Diógenes, quería conocer poetas actuales. Es curioso que coincidió mi primera lectura de este autor con el conocimiento de una noticia sobre su vida, la cual era que abandonaba su trabajo docente en la Universidad de Granada. No es una antología exahustiva, pero es muy larga y quizá en determinado momento se puede hacer cansada, sin embargo tiene una gran fuerza metafórica y de símiles. Usa formas contemporáneas para hablar de temas constantes en las vidas de las personas. Usa imágenes que están en los recuerdos y retinas de cualquier persona que viva en una ciudad, crea un mundo interior que, a la vez, nos es común a todos. Eso me fascinó. Me influyó en algún poema. García Montero me parece uno de los mejores poetas actuales de España. Tiene una fuerza tremenda. Ha ganado numerosos premios que lo confirman. Con el tiempo lo conocí en Alcalá de Henares, cuando vino a hacer una lectura de García Lorca invitado por la Fundación Samaniego. Hablamos brevemente en el pasillo y me firmó este ejemplar. Años más tarde, en 2015, lo vi por segunda vez en la Plaza del Barro. Él se presentaba a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Izquierda Unida y fui al mitin exclusivamente para ver si tenía la oportunidad de volverle a saludar. Lo hice, volvimos a hablar... ¡se acordaba de mí y de lo que habíamos hablado aquel día! Y aún el año pasado, 2018, en la Feria del Libro de Madrid, yo estuve firmando mi libro Balada triste de una dama en la misma caseta y con la misma editorial donde él iba a firmar una nueva antología unos días después. Me la compré también. Hoy día es director del Instituto Cervantes desde el año pasado. 

Magnum Photos. Robert Capa (2008, varios autores, fotografías de Robert Capa): Siempre lo he dicho: soy un apasionado, también, de los fotorreporteros. Robert Capa es uno de los que admiro. De hecho una de las primerísimas entradas de esta bitácora en 2006 está dedicada a su última fotografía en Vietnam, Noticia 24ª. En uno de los transportes del trabajo de transportista de obras de Arte tuve un tiempo muerto de espera en Madrid capital. Había cerca un kiosko de prensa donde vi el primer fascículo de un coleccionable recién salido al mercado sobre fotografías y fotógrafos de la Agencia Magnum. El primero de los fotógrafos era Capa y el fascículo era un breve librito monográfico de su trayectoria. Me lo compré, lo leí, observé largamente las fotos que contenía... Admirado.

Rusia y España (1948, José García Pradas): Fue un regalo de Julián Vadillo, que en ese momento trabajaba en el archivo histórico de la Fundación Anselmo Lorenzo. Tenían varias cajas de este mismo libro, debían expurgar ejemplares, ya habían mandado algunos a otros archivos. Se trata de un librito con la explicación y análisis que le da García Pradas a la relación entre el anarcosindicalismo español con el comunismo soviético de Rusia y el choque de estas dos maneras tan diferentes de entender el socialismo. El autor es el periodista anarquista García Pradas, que seguía escribiendo en el periódico CNT en el exilio. Era un libro original del exilio, no conozco que se haya reeditado, así que no podría haber este título en otra edición posterior a 1948. También editó un libro de poesía que llegué a tener. Era una poesía muy política, muy social, muy áspera. Cumplía la finalidad de la época, aunque probablemente era muy vivida por su autor y lectores en ese momento. Sin duda tiene un alto valor testimonial. Nos faltan estudios literarios sobre las mentalidades del exilio... y nos falta conocer mejor cómo fue la Historia de la España exiliada.

Los entresijos del anarquismo (1892, editado en España en 2008, Flor O'Squarr): Me lo prestó Vadillo para que escribiera una recensión sobre él en la revista científica de estudios libertarios Germinal. Lo hice, y el articulito de recensión se publicó. Este libro se editaba en España en 2008, pero en realidad era un libro de 1892 publicado en Francia. Flor O'Squarr era el pseudónimo de un periodista de habla francesa que quiso analizar el fenómeno del auge del anarquismo violento y terrorista en Francia a finales del siglo XIX, justo cuando la tendencia mayoritaria del anarquismo era justo la contraria: la pacifista y pedagógica. Analiza varios casos de terroristas anarquistas célebres de finales del siglo XIX, e incluso, cosas de la época, se permite explicar cómo se construían las bombas que se usaban. Obviamente el libro esta editado para reforzar la corriente pacifista, no la violenta, pero es evidente que ayuda a conocer con una visión de la época cómo se vivió el auge de los que se desviaron hacia la violencia.

Ravachol y los anarquistas (1964, editado en España en 2003, Jean Maitron): También me lo prestó Vadillo para completar la escritura de la recensión del libro de O'Squarr. Maitron estudió el anarquismo ampliamente desde la óptica de la segunda mitad del siglo XX, que es una óptica afectada tanto por la debacle de la Segunda Guerra Mundial, como por la polarización del mundo en bloques políticos por la Guerra Fría. En este libro Maitron analizó el fenómeno del auge y existencia del terrorismo anarquista en las décadas entre el final del XIX y comienzos del XX. Tiene por epicentro a Ravachol, un anarquista francés que fue el que inició la serie de actos terroristas que serían imitados por otros anarquistas jóvenes que confiaban en las acciones violentas para generar una contrarreacción del Estado que sería respondida teóricamente por una reacción de la sociedad que traería la revolución social. Todos estos anarquistas fueron criticados y censurados por la corriente mayoritaria del anarquismo de todo el mundo: la pacifísta, pero las acciones violentas fueron publicitadas y usadas por todos los contrarios al anarquismo precisamente para demonizar y censurar al anarquismo. Varias de las biografías de los primeros anarquistas demuestran además falta de conocimiento pleno del ideario anarquista, así como que sus actuaciones respondían a frustraciones personales más que a cuestiones ideológicas, cuestiones personales que a veces eran incluso desamores o penurias económicas, familiares y hasta de formación básica. El libro se acompañaba de fotografías de la época y planos. Muy interesante. Me gustó mucho la mezcla de Historia, biografías y reflexión filosófica. Me inspiró para darle sentido a un libro que tenía en marcha y que acabé de escribir tiempo después, una distopía aún no publicada. Tiene algún guiño a los personajes y actos aquí descritos.

¿Qué es la propiedad? (1840, Pierre-Joseph Proudhon): La propiedad es un robo, escribía Proudhon en una de sus frases más conocidas. Me compré este libro en una de las Ferias del Libro Antiguo y de Ocasión que se pone en otoño en la Plaza de los Santos Niños. Una edición actual, claro está. No es el primer libro de filosofía que leía, ni de anarquismo, como queda patente en el resto del serial, al margen de los textos y ensayos que no figuran en el mismo serial. Proudhon propugnaba un anarquismo pacifista donde no se despreciaba a la pequeña propiedad, si bien se rechazaba el trabajo asalariado. Pero no la pequeña propiedad como la entendería un sistema capitalista, sino una sociedad nueva, socialista, socializada, social, donde se imponía por la buena voluntad de las personas y la humanidad la colaboración y lo asamblearia que partía del individualismo y la libertad que este otorgaba. Una sociedad de personas responsables y conscientes de la vida social. Hablaba de muchos temas que hoy día están vigentes en buena parte del anarquismo pacifista. Era la corriente mayoritaria, junto a Koprotkin, Malatesta y otros anarquistas que rechazaban la violencia, a pesar de que Bakunin extenderá una visión en guardia frente al marxismo, al capitalismo y al imperialismo. Yo iba completando mis lecturas, que no sólo eran de anarquismo, como, repito, ha quedado patente en el conjunto del serial que va de momento.

Hombres salmonela en el planeta Porno (2006, Yasutaka Tsutsui): También reseñé esta antología de relatos de ciencia ficción como uno de los dos libros que destaqué de mis lecturas de 2008, en la Noticia 569ª. Le dediqué una entrada propia en la Noticia 520ª. Tsutsui es un conocido y prolífico autor japonés de ciencia ficción que es muy poco conocido en España. La verdad es que me gustó tanto lo contracultural de este libro que lo llegué a volver a comprar dos veces más para regalarlo a dos amistades diferentes. En todas las ocasiones lo compré en Librería Diógenes. Se notó allí que me gustó mucho. Quizá se pierda un poco con la traducción, ya que la escritura japonesa es pictográfica y tiene palabras con connotaciones que se pierden al castellano, cosa que en algunos casos se indica en notas al pie de página. El libro no es pornográfico, sino de ciencia ficción y también de distopías (metaficción es como está clasificado por su propio autor y críticos) con cierto mensaje social. Es una colección de relatos muy inteligente y con un gran sentido del humor. Muy recomendable. Salvando mucho las distancias, sigue las líneas creativas (atemporales) que décadas atrás inició Ray Bradbury con Crónicas Marcianas, sólo que Tsutsui es un autor de nuestros días. Así por ejemplo, Tsutsui mantuvo una demanda con Hollywood por la película El show de Truman, que, aunque su productora lo negaba, parece muy evidentemente sacada de uno de sus relatos, que por cierto se recoge en este libro. Los relatos que contenía ya habían sido publicados en Japón y otros países desde décadas atrás, algunas incluso tenían versiones cinematográficas y de dibujos animados manga, pero en España esta era una de las primeras veces que se editó a Tsutsui. Es una de las compras de libro que más satisfecho me ha dejado en mi vida.  También de este libro hay referencias en la novela distópica que escribí y que no se ha publicado aún.

R.U.R. (1920 escrita como obra de teatro, 1921 estrenada en el escenario, Karel Čapek): Otro de los libros que me impactaron y que estuvieron a punto de ser uno de los dos libros destacados de mis lecturas del 2008. Lo compré en una edición antigua de bolsillo en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Incluía una segunda obra de teatro en el ejemplar, El juego de los insectos. Yo ya había trabajado muy a fondo y publicado sobre la distopía y sobre Zamiatin. Había leído ya muchas distopías. Esta obra de teatro, que fue la obra que creó la palabra robot en el concepto mecanizado que hoy día más usamos, aunque hace referencia a "esclavo", se había publicado antes que lo hiciera en libro Nosotros de Zamiatin, aunque la obra de Zamiatin estaba en su proceso tanto de censura como de publicación por entregas. Karel Čapek salía siempe citado en el inicio de las distopías, aunque su obra era una obra de teatro experimental, se entendía por entonces dentro de la ciencia ficción, lo que la hacía más rara en sí misma y la distanciaba del público habitual del teatro, aunque probablemene la acercaba a los jóvenes y a sus gustos por argumentos similares en el cine. Gozó de relativa fama y respeto por los vanguardistas cuando la abrazaron los futuristas. Como sea, tenía muchas ganas de leerla. La había buscado desde hacía tiempo, pero siempre la encontré descatalogada. Encontrar esta edición de los años 1970 fue ilusionante. Cuando leí la obra me parecía extraña y me pregunté si algún día podría verla representada, aunque probablemente su puesta en escena sea en exceso compleja.

El juego de los insectos (1921 escrita como obra de teatro, 2009 estrenada en el escenario, Karel Čapek y Josef Čapek): Esta es la otra obra de teatro que contenía el ejemplar del libro que compré con R.U.R., esta escrita a medias entre los dos hermanos Čapek. Es menos trasgresora que la anterior, pero es igualmente vanguardista, en este caso un tanto surrealista. Me recuerda en cierto modo a El maleficio de la mariposa que Federico García Lorca estrenó en 1919. Los protagonistas son insectos y reflejan los conflictos sentimentales humanos. Tras R.U.R. se me quedaba corta.

El día que me enamoré de mi BMW (2008, Raúl Quirós Molina): Otro alcalaíno poeta, aunque este se fue a vivir a Londres una temporada larga y luego a Barcelona. Amigo mío, me regaló este, su primer libro. Yo correspondí leyéndolo y escribiendo en esta bitácora sobre el libro. Me parece muy renovador dentro de lo que es la poesía española, no es tan concienzudo como Luís García Montero pero tiene un estilo propio lleno de lenguaje actual destinado a las personas con vivencias propias del sigo XXI dentro de una ciudad. Tiene su simbolismo urbano, capta la contracultura, la sociedad desquiciada de la sociedad actual. Me parece uno de los mejores libros de poesía actuales y por ello mismo uno de los mejores poetas actuales de Alcalá de Henares, aunque creo que en los últimos años se ha dedicado al teatro. En 2016 contacté con Quirós para pedirle poder incluirle en la antología de poetas alcalaínos que realicé con Sofia Winter. Así fue, y uno de los poemas de este libro figura en Veinte poemas asoman... en un invierno. Además el libro lo llegué a comprar varias veces, como el de Tsutsui o el de Saramago citados, lo regalé en un mínimo de dos ocasiones a dos amigas mías, no sé si tres, no recuerdo del todo. Recomendable, ojalá su título y sus poemas no se pierdan. Ojalá el autor continúe. Pudo ser elegido uno de los dos destacados de aquel año 2008, con creces.

Ordenanza reguladora de la tenencia y protección de animales domésticos del excelentísimo ayuntamiento de Alcalá de Henares (1997, vigente aún en 2008, varios autores del ayuntamiento de Alcalá de Henares): No fue la única normativa municipal que me leí, también me leí normativas municipales sobre el Parque de los Cerros, sobre el arbolado de Alcalá de Henares, sobre sus parques, sus residuos y otros, aparte de guías sobre flora y fauna de Alcalá, su río, sus cigüeñas y normativas de protección y sobre el Parque O'Donnell. Era parte de mi formación rápida y avanzada cuando me contrataron de Técnico de educación y vigilancia medioambiental. En la entrevista de trabajo que me hicieron en la Concejalía de Cultura les indiqué que yo había estudiado la Licenciatura de Historia, pero ellos dijeron que lo sabían, que entraba en los perfiles que le solicitaron a la oficina de empleo porque si bien no había estudiado Ciencias Ambientales reunía a través de mi licenciatura otras cuestiones que les interesaba para este trabajo. Con el material de lectura que me dieron ellos y con el material de lectura que yo tenía en casa y que me dejaron las compañeras que sí habían estudiado Ambientales, me puse al día al completo con lo que necesitaba y con lo que me interesaba para mi propia vida y conciencia ecológica. Esta ordenanza sobre los animales domésticos fue reformada en 2018, pero anoté especialmente que leí esta normativa, y no anoté las otras, porque en esta descubrí para mi sorpresa muchas cuestiones desconocidas para mí, y creo que para la gran mayoría de los alcalaínos, que además no se cumplían ni se hacían ni hacen cumplir. Así por ejemplo, según la normativa de 1997, en Alcalá no se podía tener de mascota un reptil, lo que me planteaba en mi interior que mucha gente tiene tortugas y que hay tiendas que las vendían, con lo que estarían quebrantando la norma, por tanto cometiendo una infracción. Ignoro cómo estará ese punto en concreto en la reforma de 2018, pero eran pequeños detalles que me llamaron la atención.

El dedo y La Luna (2004, Alejandro Jodorowsky): Me lo recomendó y prestó una amiga médica que se había ido a La India de voluntaria y había regresado para ocupar por un tiempo una plaza en el hospital de Guadalajara, mi amiga Saray. Se trata de un conjunto de proverbios de corte budista, del zen en concreto, que ofrece el muy experimental cineasta y escritor Jodorowsky. Aquí tenía ahora un libro de corte religioso oriental, pero también de corte filosofía oriental. Invitaba a la reflexión para tomarse la vida más pausada y disfrutar de los pequeños detalles que nos ofrece. Lo leí con gran interés. Yo le regalé Siddhartha, de Hesse... otro libro que me gustó tanto en su día, como dije, que se lo he regalado a lo largo de mi vida a dos o tres amistades y lo he recomendado a otras tantas. Había mantenido correspondencia electrónica con Saray cuando estuvo en La India de médica. El mundo que me contaba parecía fascinante. Vivía con sus historias aquellos lugares a los que nunca he podido visitar.

Historia de España: La Prehistoria. Vol. 1 (2007, Dirige la colección John Lynch; autores de ese volumen: María Cruz Fernández Castro, Ignacio Barandiarán, Bernat Martí Oliver, María Ángeles del Rincón y José Luis Maya): A lo largo de 2007 me compré los veinte volúmenes de la enciclopedia Historia de España que dirigió y coordinó John Lynch y editó el diario El País. Mi padre había comprado una de Salvat en los años 1980 que para mí era y es toda una referencia y un ejemplo de cómo hacer una enciclopedia de Historia y cómo enfocarla. Se había ido quedando desfasada, pero la completaba yo mismo incluyendo en ella algunos recortes de periódicos con innovaciones que me parecía que se debían tener en cuenta. Como estudiante de Historia esto lo potencié más. Es más, durante la carrera y en el primer año tras ella, llegué a comprar con esfuerzo de ahorro una enciclopedia de Historia Universal, por Salvat, pero no era tan buena como la de mi padre, aunque era más actual. Cuando en 2007 El País editó esta nueva Historia de España reconocí en ella que no era una enciclopedia al uso. Lynch había seleccionado libros y autores célebres y actuales de la Historia de España y había logrado que cedieran los derechos para incluirlos dentro de esta enciclopedia, así que los tomos eran en realidad una colección cronológica de libros de Historia con cierta relevancia y actualizados, salvo algunos casos, como este primer volumen dedicado a la Prehistoria, que fue una reunión de autoridades del tema para que escribieran sus respectivos capítulos. Como sea, con esfuerzo y reuniendo poco a poco el dinero compré toda la enciclopedia. Le daba el dinero a mi madre y ella hacía el encargo a la papelera. Tardé en lograrlo, pero el esfuerzo de lograrlo y la satisfacción de tener mi propia enciclopedia de Historia de España ante del desconocimiento de lo que pasaría con la de mi padre, me hacía sentir realizado. Además, eran buenos títulos y buenos autores. La edición, eso sí, estaba mal impreso, algunos tomos sufren que se desprendan las hojas si se abre en un ángulo amplio, y hay pequeños gazapos. Escribí al diario informando de esto cuando me la leí completa un año y pico después, pero la contestación fue decepcionante. En pleno 2019 esta enciclopedia ya está de nuevo desfasada. Muchas cosas han pasado en España y en el mundo. Me planteo últimamente comprarme un manual de Historia de España y otro Universal  editado ahora mismo, pero estoy esperando y aguantando un poco, porque hay algunos asuntos que creo necesario e interesante que se vayan resolviendo para poder tener una mejor visión de conjunto cuando escriban tal libro. Obviamente, como habréis imaginado, no sólo compré la enciclopedia, la leí con total disciplina y dedicación toda entera y por orden. Este fue el primer volumen y venía conmigo a los autobuses, al trabajo, a los parques, a los bares... y estaba en el salón de mi casa bajo la luz de una lámpara en la noche.

Moby Dick (2007, Sam Ita, basado en, y adaptando, la novela de Herman Melville de 1851): No he leído la novela de Melville, sí he visto las adaptaciones cinematográficas y televisivas. Varias amistades que lo han leído o que lo han intentado me invitan a desistir, les parece pesado. Yo no lo he leído no por nada particular, es que no ha surgido. Sam Ita es un ilustrador y un artista plástico que en 2007 le dio por hacer una versión infantil-juvenil en un libro de pop-up, que son estos libros que abres las páginas y se despliegan figuras y escenarios de la obra, escogiendo párrafos que ayudan a resumir la obra en una visión de conjunto muy sintetizada, y tienen solapas móviles y demás. Me regalaron este libro supongo que por descarte, no porque fuera para mí. Lo conservo aún.

Corto Maltés, la juventud (1981 por entregas, como álbum en 1983, Hugo Pratt): Un personaje y un autor con quien iba a tener una historia de amor inmediato, como sabéis. Hasta he realizado investigación y conferencia sobre ellos. Podría haberme tropezado con Corto Maltés y con Hugo Pratt en mi niñez en alguna entrega en las revistas de grapa en las que se editaban los cómics reuniendo diversos personajes. No lo hice, no que yo recuerde, aunque sí me crucé con Blueberry en las revistas de Capitán Trueno. Tras todo lo que había disfrutado el año anterior con los cómic que me había prestado Esther Claudio, en un viaje a Madrid para ver un museo entré a la librería de FNAC, en Callao. Fue directo a la sección de cómic para ver si elegía por mí mismo alguna novela gráfica que me pudiera interesar. Vi varias, pero de repente me encontré con esta. Tenía una introducción de documentación histórica, de reflexión y con Umberto Eco. Para más gracia aparecía Jack London y la historia se desarrollaba en la Guerra Ruso-Japonesa de 1905. Mi primera historia de Corto Maltés apenas contaba con Corto Maltés en sus páginas. Me enamoró. Me enamoró de primeras, aunque era muy breve. Cuando llegué a Alcalá de Henares, pensativo por cuestiones personales y cierta sensación de soledad, no pude evitar ir al sotosótano de un bar que imitaba un castillo medieval en la calle de Santa Úrsula, donde ponían patatas asadas y había una fuente con agua y águilas, y ponerme a leer la introducción histórica. Era un lugar recogido. Repasé las viejas imágenes en las que se basó Pratt. Enamorado total. El camarero, o camarera, no recuerdo qué era, me miró con cara extraña por estar leyendo un cómic, eso sí lo recuerdo. Hoy día sería normal. Algunos tiempos no están tan lejos.

Corto Maltés, la balada del mar salado (1967 a 1970, por entregas, 1975 como álbum, en España como álbum en 2000, Hugo Pratt): Compré este libro en Alcalá Cómic. Lo elegí a drede, era la primera historia que había pintado Hugo Pratt con este personaje. Tenía ganas de leerlo tal como lo habían leído otros primeros lectores, a pesar de que yo ya había leído La juventud. Se editó una edición altamente cara con extras que yo no he podido ver aun. Pero efectivamente, Pratt había pintado las aventuras de Corto con el orden cronológico de su vida descolocado, hoy día se puede colocar, ya que Pratt fue metódico y le dio una vida y aventuras de forma cronológica lineal, pero lo hizo no de manera simultánea, sino saltando de adelante a atrás y al revés a lo largo de las décadas que lo creó. En este cómic además se notaba mucho que empezó editando por entregas en revistas periódicas a lo largo de varios años, por lo que trazo e incluso psicologías van cambiando. Pero la historia era todavía más salvaje que la otra. Un antihéroe en la Primera Guerra Mundial. Aún más enamorado.

Corto Maltés, suite caribeña (1970 a 1971 por entregas, circa 1975-1980 como álbum Bajo el signo de Capricornio, reestructurado en España como Suite caribeña en 2006, Hugo Pratt): Busqué en Internet sobre Pratt y sobre Corto, y busqué la bibliografía de la colección de Corto. En España Norma Editorial había deshecho dos álbumes y los había reestructurado. Todo tenía explicación, habían sacado dos cajas con los libretos sueltos, que era más cara. Además podías elegir si en color o en blanco y negro. Pratt era un maestro del blanco y negro, pero yo empecé en color y los iba completando en color. Me costó cuadrar la identificación del orden nuevo dado por Norma, que no era respetuoso con los álbumes ordenados por Pratt, pero quizá es más coherente cronológicamente con la vida del personaje. Este me lo compré en Librería Diógenes o en Alcalá Cómic, no lo tengo claro ahora mismo. Estas aventuras caribeñas me aportaban un Corto asimilado a Indiana Jones o a Alan Quaterman. Enamorado.

Corto Maltés, las helvéticas (1987 por entregas, 1988 como álbum, Hugo Pratt): Lo compré en Diógenes. Salía Hesse. Era el más surrealista y onírico. Era otro aspecto de Corto, más extraño. Su dibujo además tendía al esquematismo. Me encantaba como en cada historia sabía captar con sus trazos los diferentes rasgos raciales de los personajes. Puedes ver una viñeta de Pratt y saber perfectamente de dónde es cada quién. Ay, qué grande Pratt... Destaqué a Pratt y su saga de Corto Maltés en 2008 como cómic, pero sin comentarlo en análisis o porqué.

Corto Maltés, las célticas (1971 por entregas, 1980 como álbum, Hugo Pratt): Este creo que era de Alcalá Cómic, pero dejaron de traer más cómic de Corto. Así, de golpe. Pregunté varias veces si traerían nuevos, pero la respuesta siempre era la misma: no lo tenían previsto. En este caso Corto estaba en la Europa de la Primera Guerra Mundial, y todo partía de su tráfico de armas en Irlanda. Mitología y romanticismo entre el IRA, el Barón Rojo y hasta Onassis. Este es de los que te crean adicción a estas historietas. Amor en vena.

Corto Maltés, el mar de oro (1970 a 1971 por entregas, circa 1975-1980 como álbum Bajo el signo de Capricornio, reestructurado en España como El mar de oro en 2007, Hugo Pratt): Este es la otra parte de la reestructuración que hizo Norma Editorial de las aventuras caribeñas. Habían llegado a descatalogar parte de las aventuras para que sólo cupiera la posibilidad de comprarla de nuevo catalogadas en estos dos volúmenes reestructurados. Qué nervioso me puso eso... cuando descatalogaron no sabía si volverían a catalogar. Busqué en Iberlibro, pero con el tiempo vi que hicieron estas reestructuraciones. Aún con todo siguió descatalogado una parte de las aventuras caribeñas, pertenecientes a otro álbum antiguo.  El que nos ocupa ahora mismo lo compré en los almacenes de FNAC, de Madrid capital. Corto era anarquista, pirata, soñador, aventurero... y todos aquellos personajes femeninos y también los personajes tipo Rasputín, desertor y criminal. Todo cómic se había vuelto Hugo Pratt para mí. Me enamoré, y ahora hablo de amor de hombre a mujer, de Esmeralda, la prostituta y mujer de acción posible amor imposible de Corto. Su actitud ante la vida, como la de Corto, tienen una potencia increíble. Su tatuaje de la baraja francesa en la cara sería el único que me haría, en el pecho, aunque la verdad es que hoy por hoy no quiero tatuarme.

Corto Maltés, las etiópicas (1972 por entregas, 1982 como álbum, Hugo Pratt): Decía Umberto Eco que estas aventuras africanas eran las que menos le gustaban de Corto y sin embargo eran necesarias. A mí sí me gustan. Tienen justo el punto necesario para enlazar a Corto casi de manera mística con su futuro desconocido e inconcluso y con otros personajes de Pratt, unos coetáneos de Corto, y otros en el tiempo futuro de la Segunda Guerra Mundial, con un Corto desaparecido. se iniciaba esta serie con una viñeta cuyo texto era una sura del Corán. Con este álbum se explicaba además la Primera Guerra Mundial desde el punto de vista árabe y del África negra. Cuando escribí mi libro Relatos de la Gran Guerra incluí un capítulo inspirado en el ambiente de Las etiópicas de Corto Maltés. Y sí, estaba leyéndolos totalmente desordenados tanto cronológicamente desde el punto de vista del personaje, como cronológicamente desde el punto de vista de su creación por Pratt. Los estaba leyendo según los encontraba en tienda y según los podía pagar. Me costaba ganar dinero. Estas novelas gráficas son caras. Gasté mucho en Corto Maltés en este 2008, pero merecía la pena. Son mi tesoro de amor. Lo compré en La Casa del Libro de la Gran Vía de Madrid. Escribí en esta bitácora varias veces sobre Corto Maltés y fui hasta referencia de él en Wikipedia.

Batman. Jeckyl y Hyde (2005 por entregas, 2007 como álbum en España, Paul Jenkins, Jae Lee y Sean Phillips): A falta de que Alcalá Cómic quisiera traer más de Hugo Pratt, vi que ahora se editaba a Batman en buenas ediciones integrales, en tapa dura, haciendo así novela gráfica de lo que se editó por entregas. Yo ya he dicho muchas veces que me gustaba mucho Batman. Compré un montón de cómics de Batman en las revistas de grapa durante mi adolescencia. Montones. Echo de menos mis cómic. A falta de ellos, ya incluso entonces en 2008, estuve como un niño pequeño mirando cómics de Batman en esas ediciones integrales de tapa dura e introducciones, parecían pensados para adultos. Era un salto cualitativo tremendo desde el punto donde yo había dejado a Batman en los años 1990. Además esta novela gráfica era especialmente oscura, tétrica, gótica. Incluso los personajes estaban dibujados de una forma dura y áspera. Era adulto hasta las últimas consecuencias, y violento. Me lo compré. Me dejó impresionado. Me gustaba también este Batman, y mucho. Varios años más tarde, en 2017, en Carnaval, me disfracé de Dos Caras y salí yo sólo por los bares a encontrar a amigos y conocidos y a no atarme esa noche a ninguno concreto en recuerdo de este cómic, Noticia 1686ª.

La muerte de Superman (De 1992 a 1993 por entregas, 2008 como álbum, Jurgens, Kessel, Ordway, Simonson, Stern, Jones, Bogdanove, Grummet, Guice, Jurgens y Bright): Fue el regalo de cumpleaños que me hicieron mis amigos más antiguos. Intuyo que detrás de la idea estuvo Paulino y la lectura de la entrada que le dediqué a Superman ese año, Noticia 433ª. La historia de la muerte de Superman fue bastante épica. La publicaron por entregas entre 1992 y 1993. La gente no se lo podía creer. La cosa es que resucitó en 1993. En 2008 lo editaron en un recopilatorio integral, aunque la verdad es que a esta historia le faltaba su antes y su después, que los editaron en otros dos tomos, pero el explícitamente dedicado a la muerte y resurrección de Superman es este libro, que es muy voluminoso, y cuyos dibujos no son los mejores que pudieron crear para una historia que iba a ser parte de la Historia del cómic. La edición contenía un brazalete fúnebre y un periódico con la noticia de la muerte. Lo guardo todo. Lo cierto es que incluso el guión de la historia no es muy depurado. El superhéroe más poderoso de todos resulta que muere de una pelea callejera. Porque al final todo se resume en eso. No muere por la kriptonita, ni por cuestiones enrevesadas. Simplemente un ser medio máquina alienígena, Juicio Final, cobra vida en relación a las cosas que le sucedieron a Superman durante su destierro y vagar por la galaxia, y sin venir a cuento se pone a destruirlo todo. Acude la Liga de la Justicia, les da de bofetadas a todos y Superman decide tomar la iniciativa de la pelea de toda su banda contra uno. Se pegan en las calles de Metrópolis y aunque Superman logra parar a Juicio Final, este le ha dado tal somanta de golpes que el superhéroe morirá por la paliza recibida. O en otras palabras, el superhéroe más poderoso no era tan sorprendente, sólo tenía que pelearse con alguien "de su tamaño", por así decirlo. Todo el cómic es una pelea que no se explica bien porqué se produce, hasta que llega la segunda parte, aparecen suplantadores de Superman, el vacío de héroe que tiene la ciudad, y luego la resurrección y el regreso a la confianza. En todo caso, aunque de Superman hubiera preferido tener aquella historia de su destierro, que leí de adolescente en las revistas de grapa, este Superman, esta historia, es digna de tener en estantería quizá no tanto por su calidad, sino por su significado en el cómic, pero también por ser regalo de mis amigos. Y sí, me puse el brazalete fúnebre de Superman para salir una noche de fin de semana, pero no hay foto de aquello.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

domingo, enero 13, 2019

NOTICIA 1843ª DESDE EL BAR: LOS LIBROS, COMENTADOS, QUE LEÍ EN 2007-2008 (1 de 2, juventud, últimos años de veinteañero)

Hace tiempo empecé una serie con los libros que he leído a lo largo de mi vida. Cosa que he podido hacer gracias a registrarlos en mis diarios personales desde que lo escribo a partir de 1989 y gracias a los libros de mi casa, que era los que leía anteriormente a esa fecha, más algún recuerdo personal. Comencé con una primera tanda de la serie con todos los libros que leí en mi infancia y preadolescencia, entre 1979 y 1993 (Noticia 1532ª, Noticia 1533ª y Noticia 1534ª), tiempo después abordé la adolescencia, 1994 y 1998 (Noticia 1680ª, Noticia 1681ª, Noticia 1682ª, Noticia 1683ª y Noticia 1684ª), y la última vez que continué la serie llegué a la juventud, años universitarios, entre 1999 y 2006 (Noticia 1789ª, Noticia 1790ª, Noticia 1791ª, Noticia 1792ª, Noticia 1793ª, Noticia 1795ª, Noticia 1796ª y Noticia 1797ª). Sólo he escrito sobre los libros que leía completos, no incluía los que leí capítulos parciales, enciclopedias, revistas, periódicos, algunos cómic de grapa coleccionables, etcétera. Creo que este año voy a añadir una nueva etapa, esta vez muy brevemente: la que finiquita mi veintena de años, entre 2007 y 2008, si bien hubo unos pocos meses en 2009 que aún tenía 29 años. 

Sea como sea sobre los libros que he leído, y no sólo las entradas referentes a estas series, se puede leer comentarios y análisis en la etiqueta: Libros que leí, así como también en mi proyecto Las notas de los cíclopes libreros.

Los años 2007 y 2008 además son los años del primer aviso fuerte de que venía una crisis económica fuerte, en el final del verano de 2007, y el estallido de la crisis mundial (la Gran Crisis comienzan a llamarla algunos autores) en el final del verano de 2008. Yo había dado por acabado mis años universitarios como estudiante en 2006, aunque realizaba y realizo investigaciones de Historia para amistades, colaboraciones y para mí mismo, pisando varios archivos. Había trabajado en el taller de tornos de mi padre, dado clases particulares de Historia y Filosofía, realizado la prestación social sustitutoria (la objeción de conciencia en lugar del servicio militar) asistiendo a disminuidos psíquicos, había repartido propaganda, sido actor de figuración, había sido chico de la limpieza en un gimnasio y profesor en prácticas del CAP en un instituto de secundaria, pero ahora atravesaba una especial etapa de desempleo ampliamente larga. Entre medias yo seguía escribiendo poesía y prosa, y sacando adelante algunas revistas con varios amigos.

2007: 28 años
Son 17 libros (4 de ellos son novelas gráficas, 2 de ellas incluso sagas)

A lo largo de este año trabajé como mozo de un salón de actividades recreativas, con tragaperras y ruletas francesas. Un trabajo en el que sufrí un despido improcedente y, mediante sindicato, fui a conciliación laboral. Gané. También ejercí de camarero y de pinchadiscos en varios bares de Alcalá de Henares, llegando a ejercer de encargado por mucho tiempo en uno de ellos. Estas dos últimas funciones se prolongarían en diversas ocasiones a lo largo de los años siguientes. Además, este fue el año en el que murieron mis dos abuelas. Estos son los libros que leí en 2007:

Cuentos (1982, Ignacio Aldecoa): Comenté que estaba leyéndolo en el comienzo del año 2007 cuando escribí de ello en la Noticia 204ª. Es una colección de cuentos (relatos) que tratan de describir con crítica social o con humor de ironía costumbrista la vida en España en los años de las dos primeras décadas de la posguerra (1940 - 1950). Me lo regaló la papelera de mi barrio a través de mi madre porque no lo lograba vender y lo tenía en la tienda desde hacia cuatro años. A su vez cuando lo acabé yo se lo regalé a Alejandrina,  una mujer de una cincuentena de años, feminista y militante de Izquierda Unida, ya fallecida, con la que tenía una cierta amistad. Se fue a vivir a Galicia unos años después de esto, fue allí donde falleció. El libro era de editorial Cátedra, que lo reeditó más moderno en 2006. Se trataba de una recopilación que había hecho la esposa y viuda de Ignacio Aldecoa, muerto en 1969. Con este libro comprendí la potencia de los cuentos escritos para adultos y que, además, eran más realistas que fantásticos. Recuerdo leyéndolo en mi cama.

Antiguo Testamento (siglos VIII a.C. al I d.C., Varios autores): También comenté que estaba leyéndolo en el comienzo del año 2007 cuando escribí de ello en la Noticia 204ª. Su lectura venía ya comenzada de 2006, como escribí en Noticia 1797ª. Aunque ya he dicho en otras ocasiones que ya había leído estos textos con anterioridad. Ahora lo leía del tirón, todo seguido. Ya expliqué mis razones. Curiosidad, Literatura, Historia, hago mezcla de creencias religiosas aunque no someto mi vida a ellas, etcétera. Pensemos por otro lado que La Biblia en realidad se puede contar como un libro, como dos si se cuenta como Antiguo y Nuevo Testamento, o que en total son setenta y tres libros, de los cuales cuarenta y seis son del Antiguo Testamento y veintisiete del Nuevo Testamento. Fue una lectura que me ocupó una parte del 2006 y otra buena parte de los meses de 2007. Era una edición fácil de manejar de mi madre editada en los años 1980, a mediados. No es que ella lo usara mucho. Lo teníamos en el salón de casa. Era algo usual, común, que todas las familias, o casi todas (practicantes o no), tuvieran una Biblia en casa hasta entrada la década de los 1990. Luego no ya no entiendo que fuese algo tan obvio o evidente o usual. La lectura de este libro contenía algunos pasajes poéticos, otros más doctrinarios. Contenía una visión de tratar de explicar el mundo de los tiempos remotos de la antigüedad por parte de una de sus civilizaciones, pero a la vez repetía y adaptaba mitos de otras religiones previas de esas mismas zonas donde surgió. Sea como sea, algunas partes se hacían arduas de leer. Fue curiosidad pero también fue un ejercicio de disciplina el acabarlo. Por llevar me lo llevé de lectura hasta al Café Continental, lectura que dejó algunas caras extrañadas de algunos conocidos en ese lugar.

Nuevo Testamento (siglos I a II d.C., Varios autores): Para poder acabar La Biblia es evidente que tenía que leer también del tirón el Nuevo Testamento. Cambié de ejemplar. Ahora tenía para mi lectura uno editado en 1978, con los comentarios y explicaciones del Concilio Vaticano II. Era el que mi madre me compró (no sé de dónde lo sacó) para las clases de religión en el colegio (en la Enseñanza General Básica di religión, en el Bachillerato di Ética). También había sido muy consultado por mí, y lo sigue siendo. Ahora, desde que ella murió, el año pasado, me ha dado por comprar una Biblia con los dos Testamentos para poderla tener completa, ya que el Antiguo Testamento no lo tenía en este ejemplar de 1978. Compré una  en la Librería Diógenes el año pasado, en Semana Santa, además, supongo que fue cosa del ambiente. Lo editada Ediciones Populares, pero su traducción me chirriaba un poco y tampoco me convencía mucho sus notas introductorias, era una edición de los años 2000, me parecían unas notas con tono conservador, más que la del Nuevo Testamento de 1978. A través de mi formación como historiador yo ya tenía contacto con las numerosas variantes y cambios de significado por culpa de las traducciones especialmente en los libros de la antigüedad, y especialmente en los libros religiosos, tan delicados y pendientes también del cambio de los tiempos y de la necesidad de adaptar el lenguaje, hasta el punto que a veces no se dice exactamente lo mismo. Se pierde o cambia significado. No me disgustaba del todo, pero no me convencía del todo. Por ello me compré un segundo ejemplar en verano, en la librería Domiduca, de segunda mano de las mismas Ediciones Paulinas que el ejemplar de 1978 que yo tenía, de hecho es de 1979, si no recuerdo mal, el año en el que nací. E aquí la importancia de las traducciones.

Trafalgar (1873, Benito Pérez Galdós): Fue el libro que destaqué de mis lecturas de aquel 2007 cuando escribí de ello en esta bitácora en la Noticia 387ª. También me lo regaló la papelera de mi barrio por medio de mi madre. Esa papelería ya no existe. Este es el primer libro de los cuarenta y seis que componen la saga Episodios Nacionales. Aunque había leído cosas sueltas de Galdós aún no había leído ningún libro suyo. Me pareció un narrador excepcional. Es indudable que la prosa de Galdós le convierte en el mejor narrador del siglo XIX español en novela. Trafalgar muestra muy perfectamente nuestro espíritu español de improvisadores y de sociedad llena de “Quijotes” alejados de la cruda realidad en la que vivimos. Alguno de los pasajes de este libro me inspiró uno de los pasajes de mi novela Balada triste de una dama. De hecho, Galdós ha inspirado a numerosos escritores posteriores a él, como Pérez-Reverte, por ejemplo. Trabajando ocasionalmente como ayuda en la librería Domiduca este año pasado he podido comprobar además que hay mucha gente interesadísima aún en sus títulos y en tenerlo, además, en buenas ediciones y encuadernaciones.

El Guía (1975, Frederyck Forsyth): Este era un pequeño librito de espionaje y aviación. Lo compré de segunda mano y lo regalé a un amigo que le gustaban estos temas. No es el libro por excelencia de Forsyth, pero es una novelita que cumple con su pretensión. Una lectura rápida.

Habilidades de gestión para la secretaria eficaz. Organización, planificación, habilidades y protocolo (2002, María Claudia Londoño): No sé porqué sigo guardando este libro en mi casa. En mi búsqueda de empleo hice varios cursos para desempleados tanto de parte del ayuntamiento como por parte de la Cámara de Comercio. Cursé para peón de servicios de mantenimiento, jardinería y albañilería, cursé contabilidad y también este otro de secretariado de dirección. Me dieron el libro en el curso. Era el único hombre que eligió este curso y el anterior. Tanto mis compañeras como mis enseñantes dijeron que era un pionero entre los hombres. Este de secretariado me interesó, era una materia bien curiosa aunque como se puede leer en el título, incluso las personas especializadas en este tema veían en la profesión de secretariado una profesión femenina, aunque a lo largo de la Historia han existido secretarios varones igualmente. Lo de la secretaria femenina aparece más bien con las empresas privadas a partir del siglo XIX y sobre todo del XX. Quizá este es otro escollo del sexismo a terminar, no ya sólo que se vea  a la mujer como secretaria dentro del mundo laboral, si no que se vea al hombre mal si desea ser secretario. Y digo bien, llegué a realizar algunas entrevistas de trabajo cuando acabé el curso. Nunca me cogieron en ningún trabajo de secretariado y las preguntas y los comentarios de los que entrevistaban siempre eran los mismos, unos más delicados y otros más desagradables, no les cuadraba que un hombre fuera secretario y, en algún caso, parecía insinuarse dudas sobre que yo fuese heterosexual, lo que aparte de una barbaridad es parte del machismo de esta sociedad, que sí, que también afecta a los hombres.

Constitución de la República Española (1931, Varios autores): La conocía a fondo a través de la Licenciatura de Historia y de mi campo de investigaciones y gustos, pues nunca dejé la Historia. Pero ahora me la compré en la Librería Diógenes. Me la leí del tirón para completar mejor los conocimientos de los años 1930 y para poder comparar mejor con la Constitución de 1978. Posteriormente la he consultado varias veces y la he usado y citado en algunas investigaciones de Historia y ensayos. Yo ya había leído Constituciones anteriormente, como ya dije en su día. Esta era muy breve y sencilla, e incluso para preparar las oposiciones a archivero entre 2016 y 2017 me ha sido útil, pues hay cuestiones que nos vienen de este texto con el rebote de 1978. Además, no hay nada como leer los textos que muchos dicen citar por conocer, y luego, al leer, descubres con una sonrisilla que a menudo las personas no han leído eras cosas que citan diciendo que conocen.

Sensibilización medioambiental (2006, Varios autores): Era un librito editado por el ayuntamiento de Alcalá de Henares, un pequeño manual sobre el medioambiente y sus problemas ecológicos. Trataba de instruir para realizar pequeños aportes a nivel ciudadano e intentar corregir los problemas ecológicos que nosotros mismos contribuimos a que existan. A mí estos temas me interesan. Además, cabía la posibilidad de conseguir un trabajo sobre medio ambiente, ya que me mandaron un aviso de la oficina de empleo, pero yo acababa de obtener un contrato con el salón de juego citado anteriormente. Yo ni me imaginaba que pudiera lograr un empleo medioambiental, pues estaba licenciado en Historia, pero saber mejor cómo poder aportar mi grano de arena para ayudar al medioambiente sí me interesaba. Leí el librito.

Diario de Guerra (1940-1942) (2006, George Orwell): Me lo compré en Librerías Bertrand, que es la actual Casa del Libro en Alcalá Magna. Luego he sabido que se han editado otros diarios de George Orwell, pero esos no los he tenido en mi mano. Yo ya había leído varios libros de Orwell, como indiqué en seriales anteriores. Con este libro me acerqué más al pensamiento íntimo de Orwell. Tenía sus aciertos y sus evidentes deshaciertos, como creer que Gandhi era un agente nazi de Hitler para desestabilizar Reino Unido en plena Segunda Guerra Mundial. Quizá desarrolló una cierta paranoia aguda desde su pase por la Guerra Civil Española. Sí que es cierto que en estos diarios también tiene reflexiones muy acertadas. Pinta además un Londres bombardeado en el que él ejercía dentro de los cuerpos que daban la alarma de bombardeo a la población. Un libro necesario como testimonio de la guerra en Londres y como testimonio del pensamiento de Orwell y su compromiso social al servicio de la sociedad y de la libertad, siempre alerta ante todos los peligros autoritarios, vinieran de donde vinieran.

Sabotaje olímpico (1993, Manuel Vázquez Montalbán): La citada Alejandrina me regaló un grupo de libros de su casa de la Calle Mayor y entre ellos había varios de Manuel Vázquez Montalbán. Novelas negras del agente Pepe Carvalho, que a modo anecdótico anoto que este año 2019 volverá a la vida con su autor ya muerto, pues superando permisos y derechos de autor y edición resucitará al detective Carlos Zanón. Aún tengo pendiente de lectura varios de estos libros que me dio Alejandrina. Esta fue la primera novela que leí de Vázquez Montalbán. Casi parecía un libro específico de recetas de cocina de Pepe Carvalho, cuando acabé lo introduje en un buzón  de correos de alguien de mi barrio a quien no conocía. Me pareció un regalo sorpresa ideal. Me dio por ahí. Como sea,  trataba de un presunto sabotaje en las Olimpiadas de Barcelona de 1992. Tenía un claro sentido del humor sarcástico que criticaba todo el panorama de corrupción y despilfarro de esa etapa del gobierno de Felipe González (PSOE). Quizá no fue mi mejor acercamiento a este personaje y a este autor, pero me creó curiosidad para coger otro de los volúmenes.

Los pájaros de Bangkok (1983, Manuel Vázquez Montalbán): Mucho mejor acercamiento al autor y al personaje que con el anterior libro... y aún tengo pendientes los otros que me regaló de esta serie. Me pareció un prosista muy dinámico. El detective estaba construido perfectamente a la española. Te podías identificar con él sin ningún problema. Tú podías ser él. No me extraña el éxito de estas novelas. Además tenía evidente calidad literaria. ¿Quién me iba a decir a mí que años después iba a trabajar en dos años consecutivos los fondos de archivo de la Agencia Literaria de Carmen Balcells y por tanto iba a manejar correspondencia, documentos y las obras manuscritas originales de Vázquez Montalbán? De alguna manera me siento cercano a este autor. Me siento agradecido a Alejandrina por este regalo.

Alcalá de Henares 1939: depuración y represión al funcionariado municipal (2006, Julián Vadillo): Fue un regalo de mi colega y amigo, Vadillo. Se trata en realidad de sus separatas de las Actas del X Encuentro de Historiadores del Valle del Henares. Son unas pocas páginas, pero con sustancia. En 2006, cuando las editó, aún no había mucho editado en Alcalá de Henares sobre los efectos de la represión franquista en la ciudad. Ahora hay algo más, pero no demasiado. Me sirvió para mi investigación sobre la depuración de los maestros de Alcalá de Henares. Los historiadores tenemos pendiente aún escribir la Historia actual de la ciudad.

Y ¿Madrid? ¿Qué hace Madrid? movimiento revolucionario y acción colectiva (1933-1936) (2004, Sandra Souto Kustrin): Fue una recomendación de Julián Vadillo. Lo compré en la Librería Diógenes. Es una tesis doctoral perfecta y altamente profesional. Contiene un gran trabajo detrás de sí. Trata de la Huelga Revolucionaria de octubre de 1934 en la provincia de Madrid, un asunto poco conocido y que, en conversación de bar más o menos reciente, un señor me llegó a negar que hubiera ocurrido. Ocurrió, ya lo creo que ocurrió. Sandra Kustrin rastreó los archivos del Estado y los de los partidos y sindicatos, así como hemerotecas, y realizó rastreos de memoria oral. Reconstruye con precisión los antes, el durante y los después de aquella huelga y hasta el estallido de la guerra civil. Aquí también se puede encontrar rastros de la Historia de Alcalá de Henares. Ayuda muy bien a comprender los puntos de vista y los porqués y cómos de todos los grupos sociales que participaron, de su evolución, de sus posturas, de sus causas y de sus consecuencias. Un libro al que he regresado varias veces y que también ha servido para algunas de mis propias investigaciones. Es un imprescindible de la Historia actual y, si fuera más difundido, probablemente ayudaría a comprender mejor varias de las cuestiones políticas de nuestros días, aunque parezca mentira. Hay cosas que están ahí. La reacción de las derechas tras su victoria electoral de 1933, la reagrupación de las izquierdas, la represión de 1934... Aquí hay muchas más respuestas precisas de las que hoy día ofrecen muchos nombres mediáticos que pretenden hacer creer que los sucesos de 1934 fueron cosa de independentistas catalanes y comunistas asturianos... cuando, empezando por ahí, la huelga de 1934 no la preparó siquiera el Partido Comunista. Muy interesante libro, aunque con un lenguaje muy estrictamente profesionalizado.

Orquidea Negra (1988, Neil Gaiman): Me lo prestó mi buena amiga Esther Claudio, con quien participaría de su primer congreso de conferencias sobre novelas gráficas y cómic, que se celebró en Alcalá de Henares. Fue ella quien me volvió a atraer al mundo del cómic desde una perspectiva más actual y más adulta, desde aquellas lecturas mías ya comentadas, que habían quedado un poco atrás. Ya me había dejado otros cómic anteriormente, como se dijo, pero esta vez este cómic me presentaba a un Batman muy distinto. Ni siquiera sabía que el cómic era de Batman. Era una mujer que sufría un experimento que la estaba transformando mental y físicamente. Parecía un cómic experimental. Para mí era muy innovador. Las viñetas eran como acuarelas y no se disponían sobre la página de la forma tradicional a la que yo estaba acostumbrado. De pronto todo empezó a entrar en otra dimensión cuando descubrí según avanzaba la historia que aquella era una nueva historia sobre el comienzo del personaje de Hiedra Venenosa, aquella malvada era víctima. Y Batman aparecía fugaz y oscuro, no como personaje principal, ni siquiera tenía un papel protagonista. La protagonista era ella. Ella como víctima, pero ella también como ese personaje que será en el futuro enemiga de Batman, un Batman que aquí se muestra más amenazador que garantía del bien. Toda una vuelta de tuerca fascinante, y que, además, dota a la mujer de un protagonismo no tan potente en ese mundo de Gotham como hasta ese momento.

Sandman (1988-1996, Neil Gaiman, Steven T. Seagle): En realidad Esther Claudio me dejó este cómic como primer cómic de Neil Gaiman para que yo lo leyera como tal. Era en realidad el comienzo de Sandman, me falta leer el resto. Además me lo prestó en inglés para que lo practicara y lo aprendiera mejor. Fue impactante. Un dibujo oscuro y un tanto gótico. Diálogos para adultos, no tanto para público juvenil. Evoluciona de un planteamiento de terror a la fantasía. Morfeo se siente desafiante al resto de seres fantásticos que prueban la imaginación de los humanos en sus sueños. En su mundo introspectivo tiene una serie de problemas que refleja. Pasa una mala racha y eso hace evolucionar al cómic. Muy buen cómic. Una de las palabras en inglés que aprendí y más se me ha pegado de este cómic es "path".

Es un pájaro... (2006, Steven T. Seagle y Teddy Kristiansen): Otro de los cómic que me dejó Esther Claudio fue esta novela gráfica quizá ahora mismo no muy recordada por el gran público. A ella le interesaba personalmente mucho esta historia. El personaje de Superman ha servido a lo largo del tiempo para crear innumerables metáforas y símiles, críticas y bromas en obras que no son exactamente de él. Este es el caso en el que un  dibujante recibe un contrato para dibujar a Superman. Es la gran oportunidad de su vida, pero a la vez se ve afectado por la corea de Huntington, una enfermedad neurodegenerativa y hereditararia. En este contexto se desarrolla una historia reflexiva acerca de la fragilidad humana y a la vez de su fortaleza. Superman aparece y se reflexiona sobre él como personaje y como reflejo acertado, desacertado, manipulador o no de la sociedad. El cómic es un cómic que a veces se disipa en lo onírico, en el escapismo del pensamiento del personaje protagonista. Predominan los tonos claros y los básicos. En cierto modo, a través de esta historia se explicaba a los lectores la existencia de una enfermedad poco conocida. El cómic pasaba a una fase más allá y más claramente como producto para el adulto, un adulto necesitado de cuentos y narraciones visuales para afrontar realidades que no conoce o no ha querido conocer.

Predicador (1995-2000, Garth Ennis y Steve Dillon): Fue el cómic que destaqué de mis lecturas de aquel 2007 cuando escribí de ello en esta bitácora en la Noticia 387ª. Es un cómic que compone una novela gráfica elaborada a lo largo de una saga. Todos los libros que componen Predicador se pueden encontrar en la colección Vértigo, de Norma Editorial, desde el inicio de la historia hasta su final. Aunque yo he sido un gran consumidor de cómic en mi juventud, por razones económicas familiares (y su ausencia en las bibliotecas públicas), hube de abandonarlos a mediados de los 1990’. Me perdí gran parte de su renovación e incluso de la invasión manga. Desde más o menos 2003 ó 2004 estaba reencontrándome con el mundo del cómic llevándome muy gratas sorpresas con la evolución que hubo, y en 2007 fue sin duda el del gran reencuentro con el cómic, en novelas gráficas. Quizá dos de mis mejores proveedores de títulos fueron el Chico Gris y Danaclaudio, Esther Claudio. Fue ella también quien me dio a leer Predicador, que es la obra de uno de los mejores guionistas que renovaron el panorama del noveno arte occidental en los años 1990, Ennis, padre también de Hellbrazer, y del que no hay que perderse la historia paralela a Predicador que escribió sobre El Santo de los Asesinos. La historia narra cómo un predicador estadounidense de la América profunda, el cual tiene un pasado de delincuencia y fanatismo familiar, es poseído por el hijo de un ángel y una diabla. Adquiere así unos poderes que son iguales a los de Dios si pudiera descubrir el modo de subir al Cielo. Los ángeles custodios se enteran de lo sucedido y piensan que hay que eliminarle por el peligro que supone, mientras, Dios ha abandonado su trono para ocultarse en La Tierra, donde el predicador no pueda encontrarle. A todo esto una organización secreta de humanos intenta preparar el Apocalipsis y busca al predicador para usar sus poderes a favor de sus intenciones. El predicador no puede controlar sus poderes a menudo provocando numerosas muertes. Esto le cabrea e inicia un viaje para pedirle explicaciones a Dios y vengarse de las injusticias del mundo. En esto está cuando sus poderes le hacen reencontrarse con su antigua novia, el fanatismo de su familia, las peleas de bar, la delincuencia y hasta con un vampiro que es uno de los mejores personajes de la historia, a excepción clara del Santo de los Asesinos, que es “el ángel de la Muerte” enviado por los ángeles para eliminar al predicador. Un viejo pistolero inmortal que es imparable… y sí, en el cómic también sale John Wayne. Así explicado esta novela gráfica parece una tontería, pero su guión, aunque a veces peca de muchas ideas rechazables o criticables por parecer (y digo parecer, no que sean) xenófobas, machistas o patriotista desde el sur norteamericano, es un guión muy potente y que engancha por sus innovaciones y giros. Le hicieron recientemente serie de televisión. Me lo leí entero, tanto esta historia como sus historias paralelas. Compré los integrales que le faltaban a Esther y se los regalé, yo me compré las historias de El Santo de los Asesinos. Es uno de los mejores cómic que he leído, su guión es el mayor de sus soportes y de sus bazas. Un imprescindible para el cómic actual y para la contracultura. Además, critica a la América profunda, pero también a la América santurrona. De verdad que merece la pena, y puede hacérsele múltiples lecturas.