sábado, noviembre 25, 2017

NOTICIA 1753ª DESDE EL BAR: MUY PRONTO SERÁ MUY TARDE

"Muy pronto será demasiado tarde", esa es la frase que han suscrito hasta catorce mil científicos de diversas áreas el pasado 8 de noviembre en un artículo común que han publicado en la revista Science. Todos ellos han comprobado durante años como han empeorado los indicadores de los efectos del cambio climático por culpa de la acción del ser humano. Ya hubo un primer toque de atención por parte de miles de científicos hace unos diez años atrás. Por entonces se tomaron una serie de medidas internacionales en París que estaban llamadas al fracaso por falta de aplicación y de auténtica voluntad por parte de gobiernos y empresarios. El Acuerdo de París se realizó en 2015, pero USA y China se desvincularon. El pasado 14 de junio, en la Noticia 1711ª, ya hablé de todo esto y de cómo contaminaba España, así de qué podíamos hacer para ayudar a frenar este problema como ciudadanos simples. Aún con todo, el 17 de julio, en la Noticia 1723ª, os escribía que España había alcanzado un récord histórico de altas temperaturas al tocar los 47'5º en Montoro (Córdoba), y os hacía un repaso jurídico histórico contra los que provocaban incendios forestales. Lamentablemente en este mes de noviembre toca escribir lo que es evidente a todos: el otoño, ya cerca del invierno, tiene temperaturas similares a la primavera, No hay lluvias, siendo uno de los años más secos en décadas, y se han disparado los índices de contaminación y enfermedades derivadas en toda España, especialmente en las grandes urbes. 

Lo insólito del "Muy pronto será demasiado tarde" de los catorce mil científicos es que es la primera vez que hay tantos científicos de todas las partes del mundo y de todas las áreas de acuerdo en lanzar ese mensaje. En su artículo coinciden en que las medidas que propusieron hace diez años no se han puesto en marcha, no se han tomado en serio o se han hecho cosas insignificantes. Este 2017 es el segundo año consecutivo que se han rebasado las tasas de emisiones topes recomendables de CO2 a la atmósfera para todo un año, por lo que estamos emitiendo dióxido de carbono por encima de su plausible asimilación y eliminación por el planeta. Señalan en especial a la industria china en la mayor parte de las toneladas emitidas a todo el planeta, pero también a las grandes naciones de la cultura occidental. Recomiendan remodelar cuanto antes las fuentes de energía por fuentes de energía renovables y ecológicas, remodelar la industria, cambiar los hábitos de consumo. Es la primera vez que son tan drásticos: "Muy pronto será demasiado tarde". Estamos alcanzando a pasos agigantados, dicen ellos literalmente, el punto de no retorno. Se podría adelantar varias décadas en llegar a él como nada cambie. Debe dejar de primar los intereses económicos.

Queda en la memoria el desprendimiento este mismo año de un enorme fragmento de la Antártida, tan o más grande que algunas naciones del mundo. 

En España vivimos estos días esas extrañas temperaturas y esa falta de agua. Los ríos, pantanos y embalses se vacían. El de Beleña, que alimenta de agua a la ciudad de Alcalá de Henares y buena parte de los municipios de Guadalajara, está a punto de llegar a su final de reservas. Según publica Puerta de Madrid esta semana, el agua que queda allí está cerca de llegar al nivel de lodos inapropiados para su uso y para la pervivencia del pantano mismo. Sin embargo, no se han visto bandos ni campañas municipales instando al ahorro del agua. Esta situación es generalizada por toda España, y de fondo aquel proyecto en uno de los municipios de la zona, Alovera, para crear la mayor playa artificial de Europa, con todos los miles de litros de agua que necesitaría a mayor gloria del dinero de los empresarios y la sonrisa de los políticos.

Madrid y Guadalajara han sido incluidas esta semana en las ciudades en alertas por acumulación de su polución, alertas por los problemas en la salud que provocan. Las hospitalizaciones por motivos relacionados se han disparado. En consecuencia están en estas todo el Corredor del Henares. La boina amarilla de la contaminación ya se extiende de la capital a Alcalá de Henares sin problemas. Yo mismo lo veo todos los días al ir y venir en tren al trabajo. Esa boina la componen millones de partículas en suspensión en el aire que son origen de problemas cancerígenos, pulmonares, oculares, de garganta, alérgicos, etcétera. Se trata de partículas de dióxido y monóxido de carbono, de plomo, de sulfatos, de azufre, amoniacos y de otras sustancias en tamaño de micra que se cuelan por la nariz, boca y otros orificios, dentro de nuestros cuerpos. Algunas se quedan acumuladas ahí dentro hasta el día que provoquen el mal que tengan que provocar. 

El pasado 16 de noviembre compartí en mi Twitter una imagen de la mañana y otra de la tarde de la estación de tren de Vallecas. Escribí el hashtag #muyprontoseramuytarde, confundiendo la frase exacta en una de sus palabras, razón por la cual sólo aparece mi Twitt en ese hashtag, al menos de momento, pero el mensaje es el mismo. No se altera. Se puede ver en la foto de la tarde, que os comparto aquí también, ese color amarillo que no es del atardecer, pues el sol sale por la mañana por ese lado y por la tarde se oculta por el otro contrario, es el amarillo de la contaminación.

Francia está planteándose cambiar todo su parque automovilístico a automóviles eléctricos para el año 2030, pero más allá de que eso sea o no algo realizable, se deben tomar medidas cuanto antes, como dicen los científicos. Disminuir el consumo de todo en general, abrazar las energías renovables, facilitarlas y no entorpecerlas con impuestos como en España, renovar la industria y plantearse otro modelo, favorecer el transporte público o el uso de la bicicleta o el caminar, y en fin una gran cantidad de gestos incluso individuales que pueden ser muy favorecedores en común, como os decía en la Noticia 1711ª. Quepa decir también la necesidad de tener más zonas verdes, ir eliminando el uso del asfalto o el adoquinado donde no es estrictamente necesario, plantar más y más árboles, perseguir a quienes fomenten incendios, aumentar las zonas verdes protegidas y respetar las zonas vírgenes, y, ¿por qué no? usar menos aparatos eléctricos y menos la electricidad. ¿Qué sentido tiene que tiendas de barrios cerradas mantengan su luz encendida, o carteles luminosos o pantallas con anuncios? Las tarifas más baratas para los empresarios deberían empezar a sancionar económicamente a los que derrochan energía innecesariamente, regresar tal vez a otros modelos de tiendas anteriores que no necesitaban de tanto uso eléctrico para funcionar, y quien dice tiendas dice carteles en general, anuncios y otras cuestiones. Además, España ha sido señalada por la Unión Europea como el único país de la Unión que sanciona económicamente al ciudadano que menos electricidad consume. Las facturas de la electricidad de los que menos consume tienen un coste proporcional de un 12% más que la factura de aquellos que más electricidad usan. Debiera ser al revés. Se debe premiar al que más ahorra y sancionar al que menos en algo que, como se ve, sus efectos ecológicos nos alcanzan a todos. 

"Muy pronto será demasiado tarde", recordadlo y sed consecuentes si queréis ayudar a evitarlo. Saludos y que la cerveza os acompañe.

lunes, noviembre 20, 2017

NOTICIA 1752ª DESDE EL BAR: ADIÓS, ALCINE 47

Alcine 47 ha cerrado sus puertas ayer, domingo 19. Por aquí se puede consultar su palmarés. Por las mismas razones que expuse en la Noticia 1749ª, no pude asistir de una manera normal en mi vida. Mi tío tiene sus horarios, por sus medicinas y por las costumbres adquiridas, y eso es lo que primé, y necesita atenciones, no siempre ocurre algo, pero a veces ocurren cosas. Bueno, como sea, me ciño a lo dicho en la Noticia 1749ª, citada, donde además ya analicé uno de los bloques de cortometrajes europeos, el único al que pude ir y juzgar este año. Con los largometrajes pasó, por lo ya dicho entonces, lo esperable, sólo pude ir a uno, al cual ya tenía pensado ir desde el comienzo del festival, como ya dije, ya que entraba dentro de lo esperable de poder confiar en dejar solo al tío un par de horas, como la película duró una hora, aún pude ir a ver las exposiciones gratuitas de la Universidad de Alcalá en Caracciolos que os comenté en la Noticia 1751ª. El largometraje, de Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores, era Converso (David Arratibel, 2017).  

Converso es un documental que tiene la peculiaridad de estar dirigido por un director que a la vez aparecer en el metraje como documentalista y a la vez como persona implicada en la historia que se cuenta, que no es otra que la conversión a la fe católica de su familia, empezando por el cuñado y a través de él continuando por su hermana mayor, su madre y su hermana menor. No queda claro si él se convierte o no, a pesar de que el título es un adjetivo o un sustantivo en primera persona masculino del singular, y en ese género y número de manera clara sólo aparece una persona, el cuñado, pero por otro lado el documental es muy personal e íntimo de una familia y, hacia el final de la cinta: de las cuestiones interiores que le produce al director las conversiones de sus hermanas y madre. En cierto modo la familia exorciza sus traumas internos, deja entrever un gran conflicto familiar en torno al sentimiento religioso, ya que previamente todos parecen o bien ateos o bien agnósticos, hasta el punto que padre y madre habían sido del Partido Comunistas de España en la clandestinidad durante la dictadura de Franco. Recuerda, en ese sentido, la idea del documental de Jaime Chavarri El desencanto (1976), que buscaba esta misma confrontación y alivio entre los familiares de la familia Panero, cuyo padre, poeta falangista, tuvo un gran influjo en todos ellos.  La cosa es que Converso es un documental con una iluminación excelente, natural, con fuertes contrastes de clarosocuros en algunas ocasiones que nos llevan a rincones íntimos, buscando ese aire espiritual que se buscaba en algunos cuadros barrocos, con un "pero": en el documental, pese a su seriedad, se desliza de vez en cuando alguna escena con toque de sarcasmo para aquel que quiera entender lo que ve y lo que oye. Personalmente yo llevaba un rato pensando que era extraño que una familia con un determinado rumbo ideológico cambiara a la conversión religiosa de una manera tan radical y tan extrema, pensaba que en realidad se podría estar tratando de un caso de un trauma familiar no resuelto que, ocasionalmente, habría podido afrontar sus males a través de una fe descubierta a causa del cuñado nuevo en el núcleo de esta gente. Efectivamente, hacia el final del metraje se nos hace saber la existencia de una separación y de una muerte del padre que traumatiza a los hijos y que hace vivir un ambiente de silencios. No se nos explica nada más y se vuelve a centrar en el tema de la fe como don de Dios, por lo que quizá el metraje pierde ahí una oportunidad de ahondar realmente en todo. No es mal documental, pero es un tema tan íntimo que no sé si todo el público podría entenderlo, al margen de las creencias o no creencias de cada espectador. Es fácil de ver y entender, pero es díficil para algunas personas tratar de comprender lo que narra. Supongo que esto le pasó. Pero si no ha ganado en Alcine, no descarto que en los Goya pudiera ser nominado a mejor documental, y tal vez ganar ahí.

No puedo comentar más películas de Alcine 47, lo siento y vuelvo a pedir perdón al lector este año. Había causas mayores en mi vida, como ya expliqué. Pude ver algunos de los carteles de la exposición Hijas de Alice Guy. Reimaginando una Historia del Cine, que en la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica mostraba una colección de quince carteles apócrifos de algunas destacadas ilustradoras españolas con la temática de crear carteles de películas famosas de haber sido el personaje protagonista una mujer. Sin embargo, no pude ver esta exposición en persona, la he visto a través de una colección de postales que me trajeron y regalaron en mi casa. También pude estar en la fiesta de clausura de Alcine el viernes 17, en el Green Irish Pub, por invitación directa de noche, y disfrutar después del concierto de los Bluestropic y una gran cantidad de amistades y conocidos que llevaba mucho tiempo sin ver, algunos desde la muerte de mi madre, eso fue lo mejor, esos reencuentros. Fue una buena oportunidad y estoy agradecido a quien me dio la invitación, así como a quien de la organización le dio el visto bueno. A ritmo de la harmónica de David Escarpa y esa voz maravillosa de soul-blues-rock de Ana May, la cantante, estuvimos bastante bien en el calor de las amisades. El sábado 18, adentrada la noche, recibí el ofrecimiento de acudir al Maratón de Cine Fantástico y de Terror, gratuito, pero consumiendo al menos una bebida, yo bebí algunas cervezas, también en el Green Irish Pub y conducido por Pedro Toro y Jalex Frutos. Recuperaban con ello esta muestra que ellos mismos organizaban junto a BJ diez años atrás, aunque ahora la recuperaban como parte del festival Alcine, y no fuera de sus fechas. Me gustó ver a la sala del Green reconvertida (a su modo) de nuevo en el cine que fue. Lo mejor para mi gusto fueron los cortometrajes de  terror que se combinaban con humor negro, como por ejemplo R.I.P. (el mejor de la noche con creces, para mi gusto) o Dios aprieta pero no ahoga, aunque también hubo espacio para un cortometraje de un alcalaíno, Karim, llamado Run, runner, run, que se presentó por primera vez en Hollywood. Karim, a quien conozco a través de una fiesta en el Complutum y una amiga común, estaba en la sala, habló de su obra y se le notaba muy contento de presentarlo en su ciudad y dentro de Alcine. El plato fuerte, no obstante, fue La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), como homenaje a su director, que murió este mes de agosto pasado. Esta película de terror marcó un antes y un después en las películas de terror. De niño vi un fragmento muy pequeño y me horrorizó tanto que me daba pesadillas. Nunca la vi por ello. Así que la vi por primera vez en pantalla grande, en la oscuridad relativa de un cine-bar y en inglés subtitulado. Puede que sea porque en pleno 2017 hemos visto escenas mucho más espeluznantes desde lo rodado en 1974, o por lo que sea, que aunque la película me produjo en algún momento cierto rechazo, logré no salir de la sala. La película, lo reconozco, es buena, y reconozco cuestiones estéticas revolucionarias a la hora de narrar una historia en el cine de la época en la que fue rodada. Sigue dando una angustia y un mal ambiente, sigue en ello intacta, quizá porque aún hay crímenes espeluznantes y locos en la vida real que se asemejan a esta ficción, no obstante, al día siguiente de la proyección moría Charles Manson en la cárcel, anciano. 

Y gracias a María Gómez, pude asistir al concierto sinfónico de clausura del domingo 19, con temas de películas, ofrecido por la Orquesta Ciudad de Alcalá, dirigida por Vicente Ariño, otro clásico al que no falto y que este año pude haber faltado. Me regaló la entrada. Este año el concierto fue extraordinariamente largo, pues normalmente dura sesenta minutos y en esta ocasión alcanzó una hora y media, más o menos. La culpa fue del segundo tema, una suite de la banda sonora de Lo que el viento se llevó, que abarcó un poco más de cuarenta minutos a cuarenta y cinco minutos, según miramos el reloj en su principio y en su final un amigo acompañante y yo mismo. El tema estaba excelentemente interpretado y evocaba todas y cada una de las partes del largometraje de 1939. El problema es que mucha de la gente presente no está acostumbrada a conciertos sinfónicos, por lo que los comentarios generales que escuché al final de la función remitían todos a que les había resultado excesiva esa duración del segundo tema, llegando a decir que podría haber sido el concierto entero o que se habían ido a Marte y vuelto de allí hasta dos veces, comentario que no es mío, era de otro espectador. A pesar de la duración de ese tema, la verdad es que estaba muy bien interpretado y que contenía toda la evocación emocional que contiene la película. No era un mal tema. Era un buen tema. Su leit motiv, además me hace comentar que el resto de canciones del concierto recurrieron mucho a repetir los suyos propios varias veces. Todas eran suites, me parece, y todas giraban en torno a películas bélicas: El valle salvaje, Lo que el viento se llevó, Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, La lista de Schindler y Casablanca. Para mi gusto la mejor de las interpretaciones fue la de Lawrence de Arabia, llena de potencia y energía épica. Me hubiera gustado que hubiera sido reinterpretada en el bis, pero este año tampoco hubo bis, y este año no hubo unas palabras del director al público, aunque tuvo que salir hasta tres veces a escenario con los aplausos. 

Yo diría que el concierto puso énfasis en lo evocador en el recurso a los leit motiv, pero también en la búsqueda de los matices exóticos en cada uno de los temas, unos matices que llenaban la música de unos "colores emocionales" idealizados de corte árabe, irlandés, ruso, francés y demás, según el tema. A pesar de que la temática iba sobre cine de guerra, centrándose en la Guerra de Secesión Norteamericana, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, creo que Ariño y sus músicos buscaron en realidad remover y evocar un cierto romanticismo melancólico con esos sonidos recurrentes como estribillos de aires de otros lugares lejanos a este. El concierto fue muy bien interpretado. A mí me gustó bastante, sólo había que imbuirse en él y abandonar el reloj, el problema fue para quien no fue capaz de abandonarse en el tiempo. Hay cosas que no necesitan premura.

Por lo demás, sé que en la gala de entrega de premios un cortometrajista catalán joven introdujo el tema político independentista en la ceremonia, a pesar de que en Alcine no es normal ni habitual el tema político en la entrega, aunque alguna vez se ha colado el tema social. El alcalde, Javier Rodríguez (PSOE), le contestó en su turno de subir al escenario desde un punto de vista contrario al independentismo pero, sin entrar en polémica, reconduciendo la gala a su talante cultural cinematográfico. Al no ser testigo directo de este suceso, no puedo comentar ni analizar este asunto. Lo sé por referencias de un par de amistades que estuvieron. 

Sin más, saludos y que la cerveza os acompañe.

sábado, noviembre 18, 2017

NOTICIA 1751ª DESDE EL BAR: DE VERDÚN A CESPEDOSA

La Extensión Universitaria de la Universidad de Alcalá de Henares ha preparado un mes de noviembre con dos exposiciones en Alcalá de Henares muy interesantes para mi gusto. La primera casi se me escapa entre unas cosas y otras de mi vida. Se inauguró el pasado día 10, dentro de las VIII Jornadas Sobre la Vida y Obra de Manuel Azaña, que en esta ocasión se centró en su faceta volcada con la cultura francesa. Como cada año hubo conferencias y otros actos, esta vez entre los días 9 a 13. Uno de esos actos es la inauguración de esta exposición citada y la cual aún se puede ver en el claustro del antiguo colegio universitario de Caracciolos, hoy Facultad de Filología adscrita a la de Filosofía y Letras sita en el Colegio de Málaga. En concreto no está en la Sala de Exposiciones San José de Caracciolos, de la calle Trinidad, número 5, lo que fue en otros siglos la iglesia del edificio, si no en ese claustro citado dentro del edificio contiguo, donde se imparten las clases, en torno a la escalera principal entre los dos patios, la que da acceso a las aulas y despachos de profesores. La exposición se llama Manuel Azaña en Reims y Verdún. Impresiones de un viaje a Francia (1916). Como es evidente, las fotografías muestran las imágenes que se encontró Azaña a los 36 años cuando viajó a visitar el estado y frente de guerra de Francia en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Ha pasado de ese viaje ciento un años.

La cosa es que en 2014 comenzaron las conmemoraciones diversas que atañen a los cien años que cumple la Primera Guerra Mundial, hecho por el cual publiqué un artículo sobre ese acontecimiento y la Literatura que surgió de él en el periódico Diagonal, y que me dio pie a publicar el año pasado, 2016, mi libro de ficción Relatos de la Gran Guerra. Esta exposición fotográfica del viaje de Azaña a Reims y Verdún se podría encuadrar también en esos recordatorios del centenario de la guerra que cambió el rumbo de la Historia en el siglo XX. En 1916, cuando se realizaron estas fotos, la batalla de Verdún y la del Somme darían pie a una nueva etapa bélica dedicada al desgaste del enemigo mediante una gran ofensiva y contraofensiva permanentes donde se vivieron gran número de atrocidades, matanzas y destrucciones de todo tipo. El estancamiento bélico en Verdún hizo que se planeara el escenario del Somme para distraer tropas y avanzar, pero ambos frentes sólo fueron atolladeros de muerte que conmocionaron el mundo y lo traumatizaron para el resto de su existencia. Azaña llegó al lugar con otras personas invitado como periodista e incipiente político que era. Las fotografias nos muestras las ciudades de retaguardia, los efectos de las bombas, la población con máscaras antigás por causa de las novedosas armas químicas cuyas nubes se transportaban con el aire hacia las poblaciones civiles, siendo estas daños colaterales traducidos en muertes por la toxicidad o en cegueras, o también nos muestran unas trincheras que no parecen en un primer momento de primera linea de frente, por la tranquilidad que respiran sus militares.

Las fotografías que se nos muestran gozan de una buena calidad de copia, así como una enriquecedora labor informativa en los textos de las cartelas, que introducen la visión que dejó por escrito Manuel Azaña de todo cuanto allí vio y comprendió como la locura y destrucción del mundo civilizado. Es probablemente de estos hitos de barbarie que él afianzara uno de sus puntos de vista sobre la necesidad del diálogo y la democracia como medio para solucionar los problemas sociales y políticos. La Segunda República, de la que será ministro, jefe de gobierno y jefe de Estado, será el primer gobierno cuya Constitución, escrita en 1931, introdujera en sus artículos la política y objetivos de la Sociedad de Naciones como medio pacífico de solucionar los problemas entre naciones.

Y si gusta la fotografía y se desea seguir viendo más exposición porque la anterior se haya quedado corta, precisamente en la Sala de Exposiciones de San José de Caracciolos, al lado, hay una exposición fotográfica mucho más extensa. Se trata de la obra antológica de Juan Manuel Castro Prieto, que fuera uno de los primeros alumnos de la Facultad de Económicas de la Universidad de Alcalá, tal como recoge su entrevista para UAH.esNoticia. Se puede ver parte de su obra de manera digital en su página oficial, aunque no es el mismo efecto visual ni emocional que ver las fotografías en la vida real montadas en la exposición. Castro Prieto es Premio Nacional de Fotografía 2015 y expone por primera vez una colección tan completa de su obra en Alcalá de Henares. Cespedosa de Tormes, pueblo de Salamanca, está unido a la biografía del fotógrafo, por lo que buena parte de la obra gira en torno a ese pueblo y la visión que tiene de él y de sus habitantes este fotógrafo. Aparece también gente de su propia familia. Una visión que abarca desde los años 1970 hasta el actual 2017. Es por ello que esta exposición se llama Cespedosa.

Algunas de las fotografías tienen unas iluminaciones y unas texturas que parecieran cuadros pintados de manera hiperrealista, pero son imágenes sacadas de la realidad con una cámara. Aunque podemos rastrear la evolución, que por otra parte parece parada, del pueblo y sus habitantes en estas décadas, lo bonito de estas imágenes es su sentido poético, metafórico y simbólico, algunas con cierto sentido de humor o de ironía. Con elegancia se nos muestra tanto las escenas comunes y tópicas de los pueblos y los sucesos de sus habitantes, como también los hechos puntuales y excepcionales, como el joven con una oveja en brazos que con naricera puesta y lentillas para los ojos un tanto especiales, parece un zombi. Pero realmente llaman la atención otras imágenes como pudiera la de la mujer joven y bella iluminada por la luz natural en el sobrado, mujer y lugar donde se haya son un contraste llamativo, o esos ancianos que rigen una tienda donde se encuentran sentados sin ningún cliente que atender y un cartel un tanto irónico sobre sus cabezas. La luz natural prima, ya sea solar o de la iluminación artificial de una habitación. No hay focos, ni flashes. En algunos momentos existen claroscuros muy interesantes, en otros, claridades muy modernas conectadas con una vida pasada. Realmente es una exposición muy recomendable. No os la deberíais perder.

Ambas exposiciones son gratuitas. Saludos y que la cerveza os acompañe.

jueves, noviembre 16, 2017

NOTICIA 1750ª DESDE EL BAR: DIÓGENES DE TREINTA AÑOS


Los libros son un camino. Un camino lleno de caminos. La Historia de la Humanidad comienza con la escritura, por ende con la lectura y también con los soportes de escritura. No siempre se ha leído ni ha tenido la lectura y sus soportes el mismo modo de hacerse ni de entenderse. La lectura moderna, la actual, a mejor decir, está sufriendo una revolución ahora mismo con las nuevas tecnologías, pero no sólo por sus soportes o sus capacidades de almacenamiento o de interactuación con otras herramientas para el intelecto, sino también porque se adquiere una mutación en los hábitos y en las formas de lectura, y por tanto en la forma de entender lo leído, de interiorizarlo y de pensar. Sin embargo, la lectura en soporte de papel, en libros, sigue siendo algo muy vivo y muy activo. Su existencia en su modalidad actual tiene varios momentos claves. Uno de ellos es en torno al siglo III o el IV, no está claro, en el que los libros en rollo ven el nacimiento de los libros en códice. Otro momento fue la invención del papel por parte musulmana a mediados de la Edad Media. En torno al siglo XIII el surgimiento de Universidades encuentra nuevos usos a los márgenes y pies de las páginas, y para el siglo XV el italiano Petrarca decide poner orden en los tipos de letras manuscritas inventando la humanística o itálica, que facilitaba la lectura. El alemán Gutenberg inventó en ese mismo siglo la imprenta y se abaratan y facilitan las fabricaciones de libros y tal revolución no verá otra hasta el siglo XVIII, en la que los alemanes inventarán los libros de bolsillo y los libros de tapas blandas un siglo después, altamente propagadas esas ediciones por los anglosajones, en especial por la editorial Penguin Books desde 1935.

Junto a la revolución libraria van unidas las revoluciones diversas que le atañen, técnicas, escriturarias, de lectura, culturales... pero también de ventas. El Renacimiento y la imprenta multiplicaron las imprentas, ediciones y los negocios de venta de libros universitarios, la Ilustración del siglo XVIII multiplicó las librerías con libros de ocio y los libros pedagógicos y reflexivos, el siglo XIX llenó las ciudades de librerías de todo tipo y para todas las clases sociales y en el siglo XX esto es un hecho abundante dado el avance de la alfabetización, especialmente en el mundo Occidentalizado desde pasada la Segunda Guerra Mundial tras 1945. El modelo de ventas de libros ha cambiado, obviamente, no sólo desde un punto de vista editorial, también desde el comercial. Es una gozada entrar en las librerías de toda la vida, y se puede distinguir entre las librerías de toda la vida que buscan libros que se editan actualmente, y libros que venden libros que son antigüedades y de segunda mano, otras que venden libros universitarios o formativos, otras que se combinan con ventas de papelería (aunando esas ventas a su origen como negocio siglos atrás), pero también están las ventas de libros por catálogo, por clubes de lectura, las de las grandes editoriales, las de las pequeñas, las de las grandes superficies comerciales y gasolineras, hoy día incluso de los libros vendidos a través de Internet, que es la tradicional venta a domicilio pero en negocios nuevos, y la venta de libros como productos que transcienden el objeto de lectura por el objeto de consumismo por su temática fácil y no por su calidad en sí (cuántos libros cuyo reclamo es que su portada es la portada de una producción de cine o televisión).

De entre todas estas librerías han habido bastantes en la Historia de Alcalá de Henares. Pero hoy quiero hablar de una de la que me siento cerca, que es la Librería Diógenes, a la que voy desde niño, y donde incluso he presentado mis dos primeros libros y donde allí se pueden comprar hoy día, Relatos de la Gran Guerra y Balada triste de una dama. Una librería con la que he tenido y tengo una trayectoria de colaboración también en otros aspectos. Que me gusta por su actividad de apoyo cultural a los nuevos autores y a la cultura escrita de esta ciudad. Podría intentar hacer un ejercicio de memoria de cómo ha evolucionado el lugar, pero no escribo esto con esa intención. Juan Miguel Salvador ya se explicó bastante bien en la entrevista que le hizo el pasado 8 de noviembre La Luna de Alcalá (se puede leer por aquí), y es que acaban de cumplir treinta años como librería al servicio de la gente y de Alcalá de Henares. 

La Librería Diógenes abrió sus puertas en 1987, en otra ubicación diferente a la actual, y con mesa camilla, ahora, en 2017, son dos locales en la calle Ramón y Cajal, tras pasar también por la calle Mayor. Escribo esto para felicitarles y ofrecerles desde este espacio mi reconocimiento pleno. Gracias por su labor.

Los libros hacen un camino y las librerías nos adentran en ellos. Dice Juan Miguel Salvador que el libro que más han vendido en su historia de existencia es El niño del pijama de rayas, publicado en 2006 y escrito por John Boyne. Yo nunca me lo he leído, ni lo tengo, sinceramente: tampoco me llama la atención. Pero son muchos los libros que he comprado y ojeado en esta librería. Buena parte de mi librería personal está construida con compras a estos libreros y algún otro de la ciudad, pero por cuestión de longevidad en el tiempo, casi todos son de este lugar. Bien sabíamos en los años 1990, por ejemplo, que para comprar un libro para regalar había que ir a Diógenes. Y en los años 2000 que los libros de la Universidad y los libros de encargo tenían allí su punto de referencia. No sabría decir qué libro de esta librería sería el más significativo para poderlo reseñar en este articulito, aunque me acuerdo de momentos concretos de compras para personas queridas. Hace poco compré un ejemplar del nuevo cómic de Astérix para una amiga, y es que el espíritu joven está en mí en los libros, que me abren puertas innumerables. Allí compré para mí muchos libros de Historia para mis estudios, pero también muchos de poesía y de novela. 

Muchas felicidades y muchas gracias, Diógenes. Por más tiempo encontrándonos juntos.

domingo, noviembre 12, 2017

NOTICIA 1749ª DESDE EL BAR: ALCINE 47, SIN ANÁLISIS

Perdón, lectores, por la tardanza en la renovación de esta bitácora. Por un lado he estado trabajando por las mañanas, teniendo que acostarme muy temprano, pues me levanto a las 6:20 horas. Por la tarde me entretuvieron asuntos como la comida, la compra para la casa, a veces planchar, la atención y cena de mi tío materno y el escaneado de todas las fotografías familiares. Digitalizar todas las fotografías que conservaban los seres queridos cuando se mueren es lo más sensato, justo y lo que se debe hacer según mi punto de vista para conservar esos recuerdos si hay varios sucesores, como es el caso. Y eso, se esté o no se esté en la fotografía, y sean las personas que aparezcan personas directas o no a tu propia existencia. Todo es historia familiar y todo es un acercamiento humano y un respeto a los que dejaron esas fotos. Escaneé el año pasado lo que he llamado el archivo fotográfico de los abuelos maternos, y ahora el de mis padres. Este de mis padres me ha llevado de cuatro a cinco semanas de escaneos, y ahora me toca un poquito más para su descripción y fechación en lo que sea posible. Un baúl entero de fotos, que ahora podremos tener al completo ambos hermanos en digital, decidamos repartir o hacer lo que decidamos con las fotos de papel. La conservación de los recuerdos y de la memoria no puede ser exclusiva de una sola persona, o parcelada, es derecho y es deber de todos los sucesores. Hubo muchos recuerdos con esas fotos, y muchas sensaciones revividas, pero también una nueva lectura emocional, o una relectura, de mis padres y otros familiares sobre las que ya de por sí existían. Recomendable que lo hagáis, y no esperéis a que se mueran, vivos os pueden completar muchos datos y muchas claves, aunque algunas imágenes hablan diez mil palabras por cada palabra que se quiera decir de ellas.

Entretanto, el pasado miércoles 8 comenzaron las proyecciones del festival de cine de Alcalá de Henares, Alcine, en su edición 47ª. El festival comenzó de manera plena y oficial el viernes 10. Toda aquella persona que me conoce y toda aquella persona que lee esta bitácora sabe que voy a Alcine desde los años 1990 y que en concreto desde el año 2000 soy ininterrumpidamente jurado del público. En los últimos años hago análisis y comentarios del festival que, por otra parte, son muy leídos y solicitados en esta misma bitácora. Sólo hubo un año que no pude ejercer de jurado del público y que prácticamente no fui a ninguna proyección, creo que sólo fui a una película, o poco más, se trató de 2003, pues ese año moría mi padre en ese mismo mes. A comienzos de noviembre de 2003 tuvo una crisis hospitalaria que apuntaba a su muerte inminente, coincidiendo con la mayor parte de los días del festival, pero la muerte no se produjo hasta el día 24 de ese mes. Tan sólo el año pasado, 2016, ocurrió algo similar, cuando mi madre tuvo una de sus crisis de salud (y también mi tío materno que vive con nosotros desde septiembre de ese año) y evitó que fuera a algunas proyecciones, pero pude ir a bastantes, pues se recuperó (se recuperaron). Por lo demás, siempre he asistido fielmente, y trato de ir a todo lo que me comprometo a juzgar. Sin embargo, este año no ha podido ser. Pido disculpas, pido perdón, a los lectores más fieles que me habían comentado ya de antemano que estaban esperando leer mis comentarios. Lo siento, la razón, no obstante, ha sido totalmente ajena a mí.

Mi madre murió el 10 de mayo de este año. En principio ha pasado tiempo suficiente para que eso no interfiriera en mi presencia en Alcine, pero no ha sido así. De manera indirecta no ha sido así. El trabajo de dos meses no me lo ha impedido. El problema ha venido a costa del cuidado de mi tío materno, un hombre mayor dependiente, como alguna vez ya he comentado cuando he tenido que anular mi presencia en una gran y numerosa cantidad de actos en los que normalmente participo y otros en los que había sido invitado o se me esperaba. Demasiados actos cancelados por mi parte. He perdido una gran cantidad de vida social, casi toda, eso por no hablar de las grandes dificultades para encontrar trabajo, como ya dije, dificultades que se ampliaron a partir de aquel 10 de mayo, pero que ya estaban presentes desde octubre de 2016, cuando mi tío estaba ya plenamente instalado en casa desde septiembre. Creo además que eso enrareció la vida en casa y ayudó a empeorar la tensión arterial de mi madre, que es en buena parte lo que desembocó en su fallecimiento dentro de un complejo cuadro de problemas médicos. Como sea, mi trabajo actual de dos meses hace que no vaya a poder acudir a la cita que desde el año 2000 siempre ha sido la más constante y favorita: la de Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores. Estas proyecciones son de lunes a jueves y cuatro de ellas están programadas a las 22:00 horas, por lo que su finalización y mi regreso a casa me obligarían a irme a la cama cerca de la 1:00 de la noche, y debo levantarme a las 6:20 para ir a Vallecas, por lo que este penoso y malísimo horario evita que pueda ir a esas proyecciones. Hay una de sus proyecciones a las 19:45 horas, pero eso también me daría problemas, ahora explicaré porqué, antes he de comentar que existe otra de esas proyecciones a las 17:30 horas, el miércoles, y sólo esa proyección podría contar conmigo, tal vez, si no surge ningún problema y si pudiera confiar en dejar sólo a mi tío un par de horas. La de la sesión de las 19:45 del jueves que decia tiene el mismo problema que las de Pantalla Cero de las que me han dado también carnet de juez; el tío, que no se vale por sí sólo, necesita siempre de alguien que le haga la cena y que le dé la cena, y a veces (las menos) que le ayude en alguna cosa mínima a irse a la cama. Él cena a las 21:00, pero la cena hay que cocinarla antes, y la duración de los metrajes evitaría que todo eso pudiera hacerse. Mi hermano no está en casa, por sus propias labores, aunque alguna vez, rara, ha estado temprano en casa. Sólo si supiera con seguridad que el jueves va a estar él en casa, podría ir, pero este caso nunca se da. No puedo saberlo, por tanto: no puedo ir, porque hay que atender al tío.

¿Y qué ha pasado con las proyecciones de este fin de semana?, diréis. Es cierto que existía una proyección de Pantalla Abierta el viernes 10, La mano invisible, de David Macián. Es cierto que yo había quedado para ir a verla. Es cierto que estaba muy jodido por saber que esta sección se me escapaba este año por causas que no tienen que ver con mi vida propia, pero que me alegró mucho saber que podría ver al menos esta película... sin embargo, no pude ir a verla porque tuve que estar al cuidado del tio, igualmente para los cortometrajes europeos de ese día. En fin, pensaba que podría ir a ver los cortometrajes europeos del sábado 11. Me contentaba con eso. Pero llegada la hora del primer bloque me vi pillado de tiempo tratando de dejar hecha la cena de mi familia, y para el segundo bloque mi hermano tuvo que salir y me volvi a quedar al cargo de mi tio. Creía perdido el tercer bloque, pero afortunadamente pude ir (a la carrera) a verlo al Corral de Comedias. De él os puedo hablar y ahora os hablaré. Es el único bloque que he juzgado, ya que el que quedaba de europeos de este domingo 12 se ha visto con el serio problema de... la depresión, pese a estar yo hoy en la calle. Depresión porque me siento fuera de mi vida desde hace mucho tiempo. Depresión porque necesito de mi tiempo para poder dedicarme a mí, en estos días tiene que ver con mi vida y dedicaciones, pero en otros días, la mayoría, lo necesito para poder buscar y tener trabajo. Necesito de mi vida, de mi espacio, de mi tiempo y de mi todo. Me siento como enjaulado, mermado en mi vida social. Depresión porque me noto y siento más de las paredes de la casa, de mi tio, o de lo que sea, de todo, menos de mí mismo. Quien me conoce sabe de mi gran actividad en todas partes, y de mi mucha vida social... y quien me conoce sabe que estoy muy mermado... y también anímicamente en esto. Quien me conoce bien, digo, no quien me conoce sin haber profundizado jamás en mí. Sinceramente, anímicamente estoy mal. Necesito recuperar mi vida. Y en esta depresión, opté por abandonar las puertas hoy del Corral de Comedias, abandonando el bloque de europeos, y venir a mi casa con una amiga para ver la película París, je t'aime, de varios autores, que es una colección de cortometrajes en torno a París rodados en 2006. A falta de pan, tortas. A fin de cuentas, pensaba en mi desánimo, me he perdido más de la mitad de los cortometrajes a juzgar, y eso profundizaba mi desaliento.

Tampoco pude ir a las charlas sobre cine a las que fui invitado a participar, ni a un cuentacuentos de cine donde una amiga que vive en Madrid esperaba mi presencia, tal como me escribió al teléfono. Ni siquiera sé si podré ir al concierto sinfónico de clausura de este próximo domingo 19, por estos motivos imprevistos y por motivos económicos (me deben el primer sueldo), por lo que no puedo comprar la entrada. Triste vida esta. 

Por motivos de salud de mi tio, por motivos de sus cuidados, por motivos de descanso familiar, por motivos de la trayectoria de la familia, por motivos de muchas cosas, por motivos económicos propios, por muchos motivos, yo estaba y estoy convencido totalmente de que el tío debería estar en una residencia, donde estaría además mejor tratado. Visitarle, atenderle dentro de las posibilidades, pero él atendido en una residencia. Bueno para él, principalmente. Ahora, que me he ido mermando anímicamente desde el 10 de mayo por perder mi vida social, mi actividad de entradas y salidas de casa, mis actividades creativas, mis actos, etcétera, que incluso no pude ir a la comida de un amigo que vino de Francia a ver al resto de amigos este verano, toco con los sucesos de este fin de semana un fuerte pico doloroso de pérdida de mi propio ser... y eso me convence aún más totalmente de la necesidad de la residencia también desde esta otra óptica. Desde 2000 no he faltado a esta cita, y supongo que lo tenía interiorizado como algo muy propio, y me ha dolido perder muchos actos desde octubre de 2016 y sobre todo desde mayo de 2017, muchas oportunidades de todo tipo, recitales de poesía, reuniones con personas muy queridas, muchas cosas que solía hacer, pero esto de Alcine 47, no sé porqué, quizá sea por la suma de todo lo perdido, me ha dolido muy profundamente y me ha ahondado un estado depresivo y una desesperanza en mi necesidad de recuperarme a mí mismo y verme sin embargo aquí enmadejado, al servicio de mi "deservicio".

En fin, aunque han sido pocos, os hablo de los cortos que vi este año:

The transfer (Michael Grudsky, Alemania, 2017). Pertenecía al segundo bloque del sábado, pero hubo un problema técnico con los subtítulos y el director, que estaba en la sala, pidió que lo volvieran a proyectar y a votar en el siguiente bloque, que es al único al que fui. Se trata de la historia de tres militares israelíes que tienen la misión de trasladar a un preso palestino que va a quedar libre en dos semanas. Su coche se avería en el desierto, por lo que se ven obligados a entenderse entre ellos. No me resultó un cortometraje especialmente llamativo en su temática, de conciencia social y política con llamada al diálogo y al entendimiento. Lo mejor: la interpretación del oficial de los militares. El tratamiento de la historia es muy convencional, la fotografía es buena porque el paisaje desértico vale lo suyo, lo que facilita el trabajo. No es memorable, pero quizá es un mensaje necesario en Oriente Próximo, más que en esta zona de Europa, donde ya estamos concienciados de lo que se nos quiere concienciar. No contiene sorpresas de ningún tipo.

Prima Noapte (Andrei Tanase, Rumania, 2016). Un padre recibe a su hijo adolescente que cumple años. Como regalo le tiene preparada una sorpresa un tanto fuerte: una prostituta de su edad. El hijo no ha tenido nunca sexo. El cortometraje no denuncia la prostitución, no se trata de eso, sino que habla sobre esa crítica social del padre que quiere "hacer un hombre" a su hijo proporcionándole su primer acto sexual aunque sea pagado. El ambiente de pobreza material y cultural queda bien reflejado en el cortometraje, donde además se nos da la sorpresa de libre interpretación acerca de los posibles problemas y carencias emocionales de un joven que probablemente tiene un serio problema psicológico en la formación como persona adulta. Queda evidente las miserias de este personaje que es víctima de lo que se espera de él y de su intento de ser verdugo, cuando en realidad le invade la mediocridad de su ser pusilánime. En definitiva es el cortometraje de las carencias y lo que se espera de uno por encima de las posibilidades de uno mismo. La ambientación y la interpretación del acto de prostitución no alcanzada es lo más destacable. 

Urban cowboys (Pawel Ziemilski, Polonia, 2016). Tengo mi duda de si se trata de un falso documental o de un documental, o de un falso documental dentro de un documental de una realidad social en un pueblo de Polonia de escasos habitantes fuertemente empobrecidos y analfabetizados. Se trata de otro corto que habla de las carencias emocionales y los efectos de estas en la persona. Un niño ha vivido en primera persona la muerte de su madre. Muy claramente le ha quedado un trauma y una negación de lo sucedido que se refleja en la evasión de enfrentarse a ese hecho. Libera su dolor mediante la captura e intento de doma y mantenimiento de un caballo salvaje, tal como hacen el resto de jóvenes del pueblo, que, como ellos confiesan, de otro modo, sin la adoración a sus caballos, caerían en la droga o el alcohol. El problema es que el cariño hacia su caballo no tiene la correspondencia o el reflejo que él desea. Un caballo no es una madre, por lo que tiene conductas agresivas y violentas mezcladas con arrepentimientos y actos de amor al caballo. Un tratado psicológico y una muestra de la Polonia profunda. Lo mejor del cortometraje: su banda sonora. Trepidante. Yo la pondría en algún bar de rock para bailar. Rebusqué en los créditos que música era, pero... ¡no venía referenciada! Eso es imperdonable. Premiaría esa música, la verdad.

In Kropsdam is iedereen gelukkig (Joren Molter, Países Bajos, 2016). Para mí es el ganador de estos muy poquitos que he visto este año. Además creo que es un mensaje que en España se podría extrapolar a la situación actual entre nacionalistas catalanes y nacionalistas españoles. Se trata de un pequeño pueblo de Holanda, olvidado de las grandes ciudades, a los que llega una empresa de molinos de viento para la producción eléctrica. Los vecinos son claramente contrarios a su instalación y se presentan unidos contra ellos, marcando el hecho diferenciador de ellos como gente del pueblo de Kropsdam. Uno de sus vecinos, goloso, parece darle igual su instalación o no, pero acepta un pedazo de tarta que ofrece la empresa en una reunión informativa. Los vecinos del pueblo ven en él a un traidor y comienza un acoso y derribo contra su persona muy asfixiante. Él llega a posicionarse en contra de los molinos, pero ya ha sido marcado como enemigo de los intereses de Kropsdam. Los actos contra él van subiendo de nivel y en violencia. Hay algún toque de humor, pero el mensaje político y social de la convivencia rota, y una vez más de las carencias (en este caso, morales) y de lo que se espera de uno por encima de sus posibilidades, es algo muy inteligentemente expuesto en este metraje. Su escena final, abierto, puede recordar al teatro o al cine mudo, pero la mirada directa al espectador cuestiona al espectador mismo. La cosa no va de molinos de viento, viene a hacer pensar, si no de ti y de ti y de ti también sobre qué estás haciendo tú en estos tiempos en los que la intolerancia asciende posiciones políticas y sociales en Europa.

Moms on fire (Joanna Rytel, Suecia, 2016). Es el que menos me gustó. Un stop motion que nos relata los cuatro últimos días de embarazo de dos madres con muchas apetencias sexuales, su descubrimiento del lesbianismo, su falta de sentimiento maternal y todo un conjunto de diálogos que hacen proselitismo de todos los argumentos posibles en contra de la maternidad, presentando esta, de paso, como un mal que soportan las mujeres de parte de los hombres. En fin, no me gustó aunque se presentaba como una comedia y había gente que se reía. No me gusta esta corriente actual donde parece que feminismo y femeneidad sean incompatibles con maternidad, cuando debería ser todo lo contrario. De todas maneras, es otro cortometraje sobre las carencias emocionales de las mujeres embarazadas, que se sienten incomprendidas sexualmente por sus parejas varones y que además toman a estos por personas que las someten mediante el ejercimiento de la maternidad. Como stop motion tampoco me gustó. No hay nada que me llamara la atención, pero además los muñecos, salvo el gato egipcio, me producían un rechazo estético, me resultaban desagradables a la vista.

Pues esto es todo por hoy, a ver si os renuevo la bitácora con la regularidad de siempre, cada poco tiempo. Lo intentaré. Y a ver si puedo ir a algo más de Alcine, si pudiera ser y hubiera margen para el comentario, os lo comparto. Saludos y que la cerveza os acompañe.