jueves, marzo 31, 2022

NOTICIA 2125ª DESDE EL BAR: TAMBIÉN EN LO ECOLÓGICO

Ayer se habló en las noticias españolas sobre el desprendimiento de mil doscientos kilómetros cuadrados de hielo de la Antártida en febrero, de una plataforma limítrofe con el mar. Es la mayor superficie de hielo desprendida, aún con todo que hace unos tres años ya hubo otra gran superficie que fue una gran llamada de atención mundial sobre los peligros del cambio climático. En esta ocasión la noticia ha pasado sin pena ni gloria, absorbida por la guerra de Ucrania, el precio de los carburantes y la electricidad, y el cambio de postura de España frente al Sahara Occidental. Sin embargo, es quizá la noticia más importante de todas las noticias. No solo se trataba de la superficie más grande jamás desprendida de la Antártida. Cuando uno leía la noticia en prensa escrita, leía que era la primera vez que se alcanzaban los cuarenta grados de temperatura en el mes de marzo en la zona de la Antártida donde se produjo el hecho. Más allá, también es innovador que este desprendimiento deja por primera vez a una plataforma de hielo continental desprovista del hielo de una plataforma limítrofe con el mar, lo que puede acelerar en mucho el deshielo y la subida del mar en cincuenta y siete metros, así como aumentar el calentamiento e impedir que podamos frenar el mismo para dejarlo en 1'5º, lo que, según informó la NASA, no solo sería sobrepasar un punto de no retorno, sino que sería algo todavía más grave. Sobran las palabras. Más aún, según la n noticia, el deshielo se estaba produciendo en la cara opuesta del continente antártico, siendo esta vez en una cara donde por lo general no se producía fuera de los habituales icebergs periódicos de la primavera o el verano. Hay que insistir: el principal problema del planeta es el cambio climático y habría de ser esa la principal preocupación a solucionar por parte de toda la humanidad. 

La guerra en Ucrania no solo no ayuda a centrarse en tomar medidas mundiales y acuerdos contra el cambio climático, sino que ayuda a agravarlo e, insisto, no solo por desatenderlo debidamente. 

La mayor catástrofe ecológica por una guerra que se ha registrado, al margen de los destrozos de las guerras mundiales y el lanzamiento de las bombas nucleares de 1945, se registró en la Primera Guerra de Irak entre 1990 y 1991. Irak optó como defensa por quemar sus pozos petrolíferos, que fueron incapaces de apagar en cerca de un año. Se contaminaron 3.200 kilómetros de crudo petrolero y se liberó el 2% de dióxido de carbono emanado en todo el planeta ese año, mientras el 5% de Kuwait quedó alquitranado (Noticia 1921ª). Una estrategia parecida siguió el ISIS en su guerra en Siria en la década de 2010, más o menos entre 2014 y 2019 en su etapa más de guerra convencional, también los kurdos quemando neumáticos en barricadas gigantes. En 2001 el atentado del 11 de septiembre provocó una liberación de contaminantes al aire que durante años han provocado numerosas enfermedades letales. En la Guerra de Bosnia-Herzegovina de 1991-1996 el lanzamientos de bombas de grafito contaminaron todas las aguas, incluyendo las del Mar Adriático durante tantos años que aún hoy día se registran secuelas (Noticia 1922ª).

En un reportaje recién publicado para el mes de abril del diario mensual en papel El Salto, escrito por Yago Álvarez y llamado: "Madera de conflicto y la guerra que no deja ver el bosque", leemos con bastantes datos como entre la Federación Rusa, Bielorrusia y Ucrania se aportaba una gran parte de la madera que consumía la Unión Europea en muebles, papel, serrín, corcho, combustible y otros productos. Sus grandes bosques naturales suponen más del 20% de los grandes bosques del mundo, compitiendo solo con la selva Amazonas. La Unión Europea, que es la región política que más se ha comprometido y más está haciendo en la lucha contra el cambio climático, tenía un compromiso político entre todos los miembros desde 2013 según el cual los árboles y maderas que se usen deben ser usados de una manera ecológicamente responsable, no solo se trata de la famosa reforestación que practica la empresa de muebles Ikea, se trata de una adhesión de la UE con el Programa de Reconocimiento de Certificación Forestal (PEFC) que lleva funcionando veinte años. Este programa otorga certificados a aquellos productos que se han fabricado a partir de árboles. Garantiza que no haya una deforestación indiscriminada, que se repueblan bosques, que no se cortan árboles en determinados lugares ni tampoco los de determinada edad, que no se usan productos químicos agresivos por ejemplo en la producción de papel, etcétera. Un certificado de esto por ejemplo en los libros supone un pago de 50 euros, debería ser gratis y se debería sancionar económicamente a quien no se hace cargo responsablemente de garantizar que se cumple con el PEFC y su certificado. Como sea, la medida está destinada a la preservación de bosques y la UE lo enfoca a poder frenar el cambio climático y la elevación de temperaturas, así como los bosques ayudan a las lluvias. En noviembre de 2021 la UE aprobó no contribuir a la destrucción de bosques, ni siquiera para aumentar las zonas agrícolas para soja, café, pastos para ganado, aceite de palma, cacao y otros cultivos. No solo se pondría sanciones a las empresas que se salten esto, sino que apenas unas semanas antes de estallar la guerra se planteaba dejar de comprar mayoritariamente madera a Bielorrusia y Rusia, ya que solo una mínima parte de sus bosques tienen certificado de la PEFC. Evidentemente esto cambiaría si estos dos países se pusieran a actuar de una manera ecológica y sostenible, pero dadas las circunstancias a nadie se le escapa que una medida ecológica como esta tenía una consecuencia económica grave para estas economías que se podía entender como sanción o como agresión que sumar a las medidas económicas posteriores que no se derivan de esta, sino de la invasión a Ucrania. Todo es más complejo, puesto que a Ucrania no se le había molestado con la madera mediante la presión en buena parte del Partido Popular Europeo. Ahora la madera de esos bosques no está siendo cortada por razones bélicas evidentes, aunque es posible que los bosques estén sufriendo los efectos destructivos de las batallas militares. Hay por tanto en todo esto un componente ecológico y económico más allá de los combustibles del gas y del petróleo. En este sentido, la Unión Europea, sin guerra, también debería exigirle a Ucrania la misma responsabilidad frente a la PEFC.

La guerra respecto al gas ruso evidentemente tiene su componente ecológico, como respecto al petróleo. Ninguno de estos productos tendrán la misma repercusión medioambiental si se transporta desde tuberías, las que existen desde Rusia a Europa, que si se ha de transportar desde barcos, que implican una contaminación en su transporte, unos riesgos en el mismo, y en el caso del gas, que tendría que ser transportado en líquido para luego regasificarlo, implica una mayor contaminación atmosférica al tener que sufrir un trabajo de fábrica con sus contaminantes al aire. Parecía lógica la idea de minimizar dentro de lo malo apostando a que España usara sus conexiones de gas con Argelia para suministrar al centro de Europa si fuera necesario, mediante gasificadora igualmente, pero cuyo transporte se produciría mediante gaseoducto y no mediante barcos fletados desde Estados Unidos a lo largo del Atlántico Norte hacia Europa. El cambio de postura de España en el Sahara Occidental acerca al gobierno español a Marruecos y su postura en una vergonzosa postura de abandono o de traición a los saharauis. Puede que Estados Unidos haya intervenido de manera secreta en el presidente de gobierno, Pedro Sánchez, quizá poniendo sobre la mesa también que Marruecos es aliado preferente de los americanos y la OTAN y que este sería una barrera de contención en caso de un conflicto parecido al de Ucrania pero desde el sur de África hacia Europa, o sea: hacia la península Ibérica. Esto solo es una especulación particular y puede estar equivocada, porque tampoco se le escapa a nadie que Argelia está peleada con Marruecos a costa del Sahara Occidental, hasta el punto que cortó su gaseoducto con ellos, que es uno de los que llegan a España, con el cambio de postura de España ahora Argelia está molesta con los españoles, aunque de momento no nos ha cortado el gas, ante toda esta situación Estados Unidos ha hecho su jugada en Europa la semana pasada y ha logrado colocar su gas licuado traído a Europa en barcos. Algo que, como decía el diario El País, aumentará los contaminantes que recalientan el planeta y, al no ahondar la Unión Europea en energía de fuentes ecológicas y renovables como el sol o el viento, solo contribuye a perpetuar un modelo contaminante que la propia UE quería ir finiquitando y que por la Guerra de Ucrania ha terminado reforzando. No es lo mismo avanzar en energía verde en tiempos de paz que con necesidades urgentes de tener gas y petróleo, o de seguir en el uso del carbón, para evitar una subida perpetua de precios a causa de una guerra y la amenaza de un corte de suministro por parte de Rusia sin que se haya podido desarrollar una alternativa pragmática a tiempo.

También es cierto que hay algo de geoestrategia en todo esto. La reconstrucción de Europa con tiempos de paz después de amplios periodos de guerra entre países, y no solo en Europa, en todo el mundo, siempre se ha producido mediante diálogo que normalmente se ha dado con relaciones comerciales. La propuesta de Estados Unidos a sus socios de la OTAN y la UE en Europa es cortar todos los lazos comerciales energéticos con Rusia, y sospecho que si por ellos fueran: todos los lazos comerciales en general. Se habla de socios no fiables y es un lenguaje que están reproduciendo los líderes de la UE. Olvidan todos los obstáculos y objeciones que superaron franceses y alemanes tras 1945 y que se hizo a través de creaciones económicas como el Euratom, la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, luego Comunidad Económica Europea, luego Unión Europea, el Benelux, etcétera. Es evidentemente que actualmente estamos en una situación de guerra en Ucrania donde se han lanzado advertencias y amenazas de Rusia a la Unión Europea y de la OTAN a Rusia, así como se ha iniciado una serie de sanciones económicas que se pueden entender como guerra económica, pero si se ha de mirar al futuro, a la paz, no se debería cortar todos los lazos y puentes que podrían lograr el diálogo. Sin nada que nos interese de manera común, difícilmente se pueden desarrollar algunas de las cuestiones que pueden ayudar a solucionar en lugar de enquistar. Porque, por otra parte, si se corta todo lazo con Rusia no solo para este momento sino también para todo momento futuro, entonces, ¿cómo defender la idea de que el problema es Putin, sus seguidores y toda una forma de pensar que ha logrado crear con ayuda de los medios de comunicación, en lugar de Rusia en sí? Las medidas de todo corte de relación posible ahora y en el futuro trascienden a Putin, alcanza a Rusia en su existencia. No, Europa debería ser más reflexiva, aunque ahora mismo sea un momento concreto de conflicto muy grave. Estados Unidos, siendo un aliado, también juega sus cartas geoestratégicas en un siglo XXI que hasta ahora apuntaba al auge de China y de la Unión Europea en lo económico. Pero es verdad que va un mes de guerra, como todas las guerras, todo evoluciona, no es lo mismo la postura entre los países europeos en 1939 que la que hubo tras 1945.

Otro problema ecológico del gas que ofrece Estados Unidos a la UE es la manera de extraerlo. Usa de una técnica que muchos países europeos rechazan y algunos incluso prohíben, siendo los más proclives a esa técnica aquellos miembros de la UE que más problemas suelen provocar en los últimos años dentro de su seno desde el Este. Se trata del fracking, que en español recibe el nombre de fracturación hidráulica. Con ese método también se extrae petróleo. Se trata de inyectar a presión grandes cantidades de agua en el subsuelo rocoso donde hay una bolsa de gas, en este caso de gas. Esto provoca una tensión que termina rompiendo el suelo rocoso y liberando la bolsa de gas, que termina siendo extraída. El problema es que este sistema provoca numerosos pequeños movimientos sísmicos donde se practica que, en caso de estar cerca de una falla, puede provocar terremotos. Otro problema es que degrada el suelo y a veces provoca derrumbamientos y deslizamientos de tierras y lodos o alteración de cursos fluviales si los hay cerca, deterioros en inmuebles y carreteras, hundimientos de tierra, pérdida de flora y fauna, etcétera, aparte del uso del agua que ya no queda útil. Los defensores minimizan todos estos efectos, pero se hace evidente que allí donde se ha practicado las poblaciones cercanas han sufrido problemas en su vida diaria, y no se descarta las averías en infraestructuras subterráneas, como puedan ser las canalizaciones y tuberías. Uno de los principales partidos políticos europeos contrarios a esta técnica, el Partido Verde Alemán, parece haber suavizado en exceso su combatividad ante esta técnica ante la oferta de gas de Estados Unidos en estos tiempos de guerra. 

El periodista Pablo Elordoy, en "El shock de la guerra en Europa", también en El Salto, apuntaba que el Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático advertía que la guerra en lugar de ir cortando cables con los combustibles fósiles había reforzado la dependencia de ellos, por causa de la escalada de precios y la necesidad de energía en un contexto en el que aún no se ha potenciado en Europa su relevo por otro tipo de fuentes. En consecuencia, decían, en los próximos veinte años va a ser muy difícil aquello de no traspasar los 1'5º de los que se hablaba para frenar el cambio climático. 

Toda decisión que se tome ahora no va durar solo el tiempo que dure la guerra, irá mucho más lejos en el tiempo, pues va a ser difícil no solo recuperar las confianzas perdidas, o las infraestructuras, sino también deshacer los acuerdos que hoy se acuerden y se sellen con cláusulas muy punitivas si se rompen.

Sin embargo, los medios de comunicación generalistas, desde las televisiones más vistas a las cadenas de radio y la prensa más consultados por la gente, al único asunto que más atención le han prestado en sentido ecológico en la guerra de Ucrania se trata en realidad de un asunto tan espectacular como grave, si bien precisamente lo espectacular y lo alarmista es quizá lo que a sus líneas editoriales más les interesaba dar relieve en busca de audiencia y, quizá también, dentro de la construcción de un relato donde, también desde Occidente, se mide al milímetro lo que se dice y lo que no se dice. Hablo sin duda de los combates y toma habidos en los restos de la central nuclear de Chernóbil, así como de los combates cercanos a centrales nucleares en activo. Evidentemente un misil mal disparado podría provocar una catástrofe nuclear altamente contaminante de consecuencias muy graves que afectarían a toda Europa y a la atmósfera del planeta. Sin embargo, a pesar de lo indeseable que también los escenarios de guerra se jueguen en estos lugares, a juzgar por todos los acontecimientos, no parece ni que por parte rusa ni por la ucraniana hubiera intención alguna de disparar en las zonas más sensibles a una catástrofe, aunque sí hubo enfrentamientos en zonas administrativas. Con coerción o sin coerción, asunto no aclarado, lo cierto es que rusos y ucranianos, tras combatir entre sí, terminaron colaborando en la gestión de Chernóbil, a pesar de que algún medio sí ha publicado que la actividad radioactiva en la zona está menos controlada de lo que normalmente lo está, no obstante: es la guerra. Y es un problema. Es un problema incluso esta fuente de energía desde este punto de vista. Si compramos el argumento de los más proclives a creer en la seguridad de esta energía, a pesar de que ignoren el efecto de sus residuos, siempre existirá en todos los lugares del mundo el riesgo de guerras o de terremotos como los de Japón que pongan en peligro las instalaciones y aumenten el riesgo de un desastre nuclear. Eso también es un problema ecológico.

Entre tanto El País Semanal se dedica a publicar reportajes como el que suscribió Erika Fatland el pasado domingo, "Ucrania: el drama de ser vecino de Rusia", donde se llega a tocar el asunto de Chernóbil en la guerra. Sin embargo, en reportaje contiene errores de percepción o falta de conocimientos por parte de la periodista cuando afirma cuestiones como que Rusia es el único país europeo que desea extender un territorio colonial por Europa, no se refiere a una expansión territorial (eso lo han hecho todos los países), sino una expansión colonial. Escrito en esos términos evidentemente se descarta la expansión de Alemania entre los siglos XIX y XX a costa de sus vecinos franceses, austriacos, checos, polacos, etcétera, del mismo modo que descarta la expansión de Francia sobre el territorio español que fue la actual Cataluña Francesa, e incluso sobre Cataluña entera durante las guerras habidas entre España y Francia en la primera mitad del siglo XVII. Queda evidente, insisto, que todos los países europeos se han intentado expandir en algún momento de su Historia sobre otros países europeos, hasta los Estados Vaticanos lo hicieron hace siglos en Italia. En términos de colonia dentro de Europa, se le olvida a Fatland, o quizá desconoce, que Reino Unido sí lo ha hecho respecto a España tanto es islas de Baleares y Canarias como en el mismo Peñón de Gibraltar (única que conserva) desde el siglo XVIII, al que la ONU hoy día describe como colonia. Sí que dice Fatland que varios países intentaron colonizar Ucrania a lo largo de la Historia, y por citar cita incluso la fundación de Odesa por parte de un hombre que era medio español medio italiano. Evidentemente Odesa no era un puerto colonial, aunque se fundó para el comercio con el Mediterráneo, pero ni mucho menos ha tenido España ni ningún reino previo a España dominio alguno sobre ningún territorio en Ucrania. Como en todo, hay que tener mucho cuidado al leer, y más, parece ser, estos días cuando se lee respecto a Ucrania.

Me parece interesante hablar de los aspectos ecológicos de esta guerra, porque el siglo XXI, aunque estos días parezca que la gente se olvida, va a ser y es vital en el futuro principalmente por los retos ecológicos que plantea. Esta guerra viene en el peor de los momentos también en lo ecológico.

jueves, marzo 24, 2022

NOTICIA 2124ª DESDE EL BAR: UN MES

Entre 1991 y 1996 se produjo la desintegración de Yugoslavia dentro del contexto del final de la URSS y del fin de la Guerra Fría, con una grave crisis en Rusia que llevó al secuestro de Gorbachov y la salida de tanques por Moscú, que no dudaron en disparar. Yugoslavia, país comunista por entonces, no pertenecía al Pacto de Varsovia, por lo que era un país no alineado. Los países no alineados eran aquellos que durante la Guerra Fría optaron por un espacio neutral entre la OTAN y el Pacto de Varsovia, aunque según cada cual tenían sus simpatías. Eran países como esta Yugoslavia, Finlandia, Suecia, Suiza, La India, Cuba y otros. La guerra de la desintegración de Yugoslavia llevó primero a una guerra muy breve en Eslovenia, que rechazó a las fuerzas de origen serbio y croatas hacia Croacia, lo que llevó tras la independencia por hecho consumado de Eslovenia a una guerra en Croacia, allí los croatas expulsaron a los serbios hacia el sur, proclamando su independencia. Aquella guerra duró algo más, pero donde se enquistó la guerra fue en Bosnia-Herzegovina, se juntaron no solo un deseo independentista respecto a lo que ya se llamaba Antigua Yugoslavia, sino también una guerra étnica y una guerra también de tintes religiosos. Una guerra muy compleja alargada de 1992 a 1996 en la que la nueva Federación Rusa trató de recobrar pulso amenazando con intervenir en protección de los pueblos eslavos, esto es lo serbios, si la OTAN intervenía. La OTAN intervino ya prácticamente al final, en 1995-1996, aunque durante toda la guerra hubo acciones humanitarias de los cascos azules de las tropas de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Rusia no intervino, tenía sus propios problemas e intereses. La guerra de Bosnia-Herzegovina, no exenta de limpieza étnica y crímenes contra la humanidad, se dio por acabada en 1996 tras una serie de acuerdos de paz; su recuperación y sus cicatrices aún continúan. Más allá, la Antigua Yugoslavia se transformó formalmente en Serbia y esta misma prolongó los conflictos bélicos con intervención internacional prácticamente hasta el año 2000 con las independencias de Macedonia y de Kosovo (independencia esta última que España no reconoce) y con problemas con la población albano-kosovar, lo que provocó tensiones con Albania. Todos estos conflictos, especialmente los de Bosnia-Herzegovina  fueron seguidos por mí, pese a mi juventud de entonces, en los periódicos y los telediarios y después a través de mis profesores de Historia y de Filosofía. Unido esto, no lo olvidemos, a la Primera Guerra de Irak de 1990-1991, la de Kuwait, y el conocimiento de otra serie de guerras del mundo actual. Recordemos que esa fue mi especialización en mi carrera universitaria, la Historia del mundo actual y su análisis para poder entenderlo y saber por dónde y cómo podría funcionar en sus consecuencias. La cosa es que sería en 1995 ó 1996 que un muy joven yo llevó manuscrito por mí mismo la letra de la canción "Masters of war" de Bob Dylan al ayuntamiento de Alcalá de Henares y lo dejó enganchado en el pomo de la puerta principal. Un acto simbólico y juvenil sin mucho más peso.

Recordaba yo hoy estas cosas cuando se cumple un mes exacto del inicio de la guerra en Ucrania. Malamente se dice que esta es la única guerra en Europa desde aquella de Bosnia-Herzegovina, o si se prefiere desde Kosovo en 1999. Rusia, mal que guste desde hace tiempo a algunas personas, es parte de Europa, y Rusia tuvo conflictos en uno de los bordes extremos del Oriente del continente europeo, Chechenia, Armenia, Georgia, Azerbayán, en el Cáucaso, guerras de las que hoy día sabemos, por ejemplo, que parte de los participantes del terrorismo del extremismo islámico de 2001 salieron precisamente de las cosas ocurridos en Chechenia. La primera guerra en Chechenia fue de 1994 a 1996, y la segunda guerra en Chechenia duró de 1999 a 2000 de manera oficial, aunque las operaciones militares no se dieron por acabadas hasta el año 2009. Aquella guerra fue una de las causas principales que encumbró la carrera política en las urnas de Putin para hacerse con el gobierno y sobrepasar a Boris Yeltsin. En ese sentido, desde 1999 en adelante Putin fue dejando atrás su pasado comunista personal hasta el punto de cargar todos los problemas de la Federación Rusa a la cuenta de los bolcheviques, de Lenin y de la política de Gorbachov de apertura política que permitió la independencia de sus Repúblicas que, no lo olvidemos, no eran territorios anexionados por la URSS, sino por el Imperio Ruso desde los tiempos de la zarina Catalina la Grande en el siglo XVIII. Putin apela a un ultranacionalismo que aspira a recuperar ese territorio imperial antiguo perdido, según él, por el bolchevismo soviético, pero a la vez lo combina con las políticas antiguas de la Guerra Fría en la que se enfrentaban bloques, el de la OTAN frente al Pacto de Varsovia. Ahora bien, lo que se está jugando en el tablero internacional actual es la relación de fuerzas en el mundo, puesto que los rusos aspiran a recuperar su fuerza e influencia política y económica mundial, la cual ha sido cada vez más socavada por el ascenso de China y de la Unión Europea en lo económico. 

Como resumen del anterior párrafo me remito a algo que yo mismo ya había escrito el 11 de noviembre de 2013, en la Noticia 1267ª con motivo del 43º certamen de Alcine, del que soy jurado del público habitual: "(...) De hecho este año, en ese sentido, ha sido muy llamativo el cortometraje Rakastan sinua kyyneliin, de J. Kokko, que ha mostrado de modo crítico, documental y con sentido de humor sutil, cómo son las juventudes rusas del partido político que sigue al presidente Putin, y puedo asegurar que si esas son las juventudes del partido más votado, aunque me hicieron sonreir algunas escenas, dejan un poso de inquietud sobre un hipotético futuro que le espera a Europa".

Hoy, ya lo he dicho, se cumple un mes desde el inicio de la Guerra de Ucrania. Se han dicho y se ha escrito muchas cosas muy discutibles, inexactas bastantes, erróneas muchas, propagandísticas o faltas de realidad otras, partidistas prácticamente todas, desinformadas y llena de tópicos la mayoría de las cosas que la gente común habla en su vida diaria sin ton ni son y cuestionando a las personas que con notable mayor conocimiento les dice lo contrario a su conocimiento tópico (y no hablo concretamente de casos que me hayan ocurrido a mí, aunque también, sino a otros casos que sin intervenir yo, yo he sido testigo de ellos), en fin, casi todos los analistas mediáticos fallaron en casi todas las cosas que analizaron, pero resulta que esos casi todos han sido periodistas que trabajan para grandes informativos que tienen una línea editorial muy determinada e interesada en una política mediática a la hora de vender noticias. Algunos periodistas y medios han sido más certeros. Los que más aciertan son los menos escuchados, que suelen ser sociólogos, historiadores, economistas, políticos ya fuera de la política activa y, de los más interesantes, militares en la reserva que estos días son invitados a analizar en los medios de comunicación y lo hacen al margen de las políticas de las grandes cadenas informativas que buscan desde los espacios informativos hacer la mayor audiencia que es, a la postre, lo que aumenta sus beneficios vía inversores de publicidad en ese medio. 
 
El pasado 26 de febrero, a dos días de comenzado el conflicto, yo destacaba la intervención en un programa nocturno de televisión española (TVE) del exministro de Asuntos Exteriores español Margallo, del PP, y un militar retirado del JEMAD, fue en "Pido la paz y la palabra", Noticia 2119ª. Hoy remitiría como uno de los análisis más interesantes el que hizo el exministro francés de Asuntos Exteriores, Villepin, que ejerció en los tiempos del 11 de septiembre de 2001 y cuyo discurso de 2003 sobre la guerra en Irak y Afganistán fue magistral. Lo publicó ayer El País. Me resulta interesante su análisis de cómo comprende la configuración del mundo desde aquel 2001 y de cómo los conflictos que escapan de las normas de la ONU es lo que están formando los tiempos del siglo XXI y el futuro económico y político del mundo. Entiende él que lo que está en lucha en estos momentos es la lucha entre un mundo del diálogo y los pactos y otro de la política autocrática y el uso de la fuerza para consumar hechos, y que en este sentido no solo esta guerra es la guerra de Occidente y Rusia, sino que hay más países que podrían saltar al mismo terreno de juego. No es la guerra de una sola persona, Putin, contra el mundo, sino todo un conjunto de ideas establecidas en una sociedad que comprende el mundo como el imperio de la fuerza y no del diálogo y desmontar eso va más allá del belicismo. Entiende, además, que el modelo de Putin actual podría saltar de manera inesperada del sur hacia el norte, en referencia implícita a África, donde, cierto es, en países como Malí y otros lugares del Sahara hay grandes grupos armados que llevan años actuando a su aire y contenidos por tropas internacionales como se puede. Cita Villepin a Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII: "Ya en el siglo XIII Santo Tomás de Aquino decía que se podía cambiar al tirano de Siracusa, pero que el riesgo era que lo que viniese después fuese peor. Porque no es solo Putin. Hay un sistema, un pensamiento, un software, una cultura. Aquí radica todo el problema". Quizá le falta añadir a Villepin que el recurso a la fuerza al margen del diálogo comenzó en aquel 2003, al margen de las normas internacionales, se decidió por parte de USA, Reino Unido y España con el inicio de la Segunda Guerra de Irak, a lo que siguieron actuaciones similares no solo por parte de Rusia en otras zonas del mundo, también por parte de Israel, de Marruecos y de otras naciones.
 
Mucho se ha apelado a la resistencia de los ucranianos en este mes. Realmente es altamente loable, pero quizá se infravalora que es posible que Rusia no esté demostrando esa debilidad que en este lado del mundo todo el mundo desea remarcar. Algunos de los militares retirados de alta graduación españoles ya han señalado en debates de TVE que eso puede ser real o ilusorio. Se hace difícil creer que Rusia con todo lo que es su ejército y lo que se ha visto de su actuación en la guerra de Siria contra el ISIS se estanque como lo hace. Puede haber razones de estrategia. Se olvida a menudo que la guerra es la extensión de la política por otros medios, como ya se apuntaba en la Primera Guerra Mundial de 1914-1918, como cita directa a la reflexión que ya había hecho el militar prusiano Carl Von Clausewitz en la primera mitad del siglo XIX como consecuencia de su análisis de las Guerras Napoleónicas de las que participó y los posteriores conflictos europeos. 

Borrell, exministro español por el PSOE en las décadas de 1980, 1990 y 2010, actual Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad desde 2019, ha declarado hoy en la mañana de TVE que los ucranianos han reinventado la guerra combinando la infantería ligera con armamento pesado moderno para enfrentarse a los carros de combate de manera directa, y después ha recordado la reinvención de la guerra por España con la guerra de guerrillas durante la Guerra contra Napoleón en España (1808-1814) y también por parte de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) con la guerra relámpago donde grupos aerotransportados detrás de las líneas enemigas destruyen infraestructuras para luego lanzar a numerosas tropas mecanizadas en un avance rápido y altamente destructivo. Hay desde luego más reinvenciones de la guerra que las que Borrell ha citado, pero quedémonos con esta referencia de Borrell hablando de una reinvención de la guerra por parte de los ucranianos. Se le olvida a Borrell la combinación del ejército regular con un alto porcentaje de tropas milicianas, cosa que ya ocurrió durante la guerra civil española (1936-1939), en la cual también hubo milicianos que se enfrentaron a los tanques sin nada más que sus cuerpos, quizá la novedad de ahora está en ese armamento pesado en manos de esa tropa ucraniana en un cuerpo contra máquina. Armamento pesado moderno que ha facilitado Estados Unidos, la Unión Europea y otros países. Recordemos además que tras 1945 es la primera vez, por ejemplo, que Alemania manda material bélico ofensivo al extranjero y que por primera vez Alemania va a reforzar su ejército y su inversión militar. Ha pasado casi por alto, pero en las próximas décadas puede ser algo vital y de un peso de momento de consecuencias no valoradas incluso dentro de la Unión Europea. Cada vez que estas cosas han ocurrido en Alemania desde su unificación con Bismarck desde la década de 1860, Europa ha visto consecuencias al largo plazo que esperemos que al menos en esta zona de Europa ya no vuelvan a darse. Pensemos que parte de los conflictos de la Europa central con la oriental han venido precisamente por los recelos bélicos, infundados o fundados, entre Alemania y Rusia en sus aspiraciones a ser una gran Alemania y una gran Rusia desde la década de 1870 hasta la actualidad, hasta la actualidad a juzgar por lo que se ve en Ucrania y su repercusión de guerra económica en Europa.
 
Puede que esa reinvención de las tropas ucranianas que cita Borrell sea un factor, aparte de que no es lo mismo combatir como defensor que combatir como invasor. Suelen tener más moral y más motivos para la lucha los pueblos invadidos. Fue uno de los ilustrados franceses quien defendió precisamente durante las guerras europeas de la Revolución Francesa que una de las formas de defenderse de las tropas francesas y luego de Napoleón no era el ejército convencional, si no los ejércitos nacionales, donde todas las personas de una nación han de sentirse en la necesidad de luchar por su nación. Si no recuerdo mal esto lo dijo en torno a Prusia y a Polonia, pero después se tomó ejemplo de lo ocurrido en España y también en Rusia, donde Napoleón tuvo que luchar con todo el pueblo, no solo con el ejército. En el caso de Ucrania es más delicado y complejo, porque mal que pese al nacionalismo ucraniano o a lecturas de algunos comentaristas actuales, Ucrania está en uno de los dos focos fundacionales de Rusia, por lo que rusos y ucranianos están sumamente unidos en lengua, cultura, Historia, tradiciones y también familiarmente... hay numerosas familias con miembros rusos y ucranianos a la vez, y también del resto de Repúblicas que un día fueron el Imperio Ruso y la URSS después. Aunque es una guerra internacional, también se puede interpretar como una especie nueva de guerra civil, no obstante, en el Donbás ya era una guerra literalmente civil desde 2014. El efecto psicológico de esa "guerra civil" (internacional hoy día) entre rusos y ucranianos será diferente en unos y otros, pues también es una guerra de agresor y agredidos, y por ello es una guerra entre hermanos donde uno no podrá comprender o aceptar las razones del otro. Hoy o ayer, no lo tengo claro, un general ruso dejaba traslucir en unas declaraciones el posible efecto psicológico en la tropa rasa rusa al ver el resultado de sus propias acciones en ciudades hermanas como Járkov, Mariúpol, Kiev y otras. Pero del lado ucraniano se puede estar formando un resentimiento contra los hermanos rusos muy difícil de superar y dejar atrás en el futuro. La guerra, sea cual sea su resultado, tendrá que contar en el futuro con la posible no superación de un resentimiento los unos contra los otros, por las muertes, por la destrucción desmesurada, por el intento de imposición de normas, etcétera. Algo así va a necesitar en el futuro del ejemplo de deseo de perdón y dejar atrás que hubo en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, donde el ejemplo más loable fueron los innumerables acuerdos y tratados que hubo posteriormente entre franceses y alemanes.

Nos han dicho que las tropas rusas tampoco avanzan por el barro de la primavera ucraniana, barro que ya jugó un papel contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Barro que obliga a los rusos a usar los viarios sin sacar a ese barro sus carros, lo que provoca lentitud y columnas como si fueran avances militares propios del siglo XIX. Los servicios secretos estadounidenses y británicos en periódicos de sus países nos hablan también de pequeños sabotajes de la tropa rasa rusa descontenta, y también de bielorrusos, así como hablan del desabastecimiento de alimentos y combustible, un desabastecimiento difícil de creer teniendo en cuenta las capacidades de Rusia y Bielorrusia. Estos días vemos como usan la artillería en diversas ciudades y tratan de sitiarlas y nos dicen que es por la imposibilidad de tomar esas ciudades. Normalmente la artillería se usa para debilitar todo lo posible al atacado hasta el momento exacto de entrar, o bien para minar fuerzas y moral hasta su rendición. No es lo mismo una derrota por acto bélico que por rendición... la guerra es, volvemos a ello, la extensión de la política por otros medios. Quizá por ello están cavando trincheras en torno a Kiev. Interesa a Rusia una rendición del gobierno de Kiev, interesa de modo político, porque la desmotivación de los ucranianos sería un factor tremendo. Recordemos que la caída bélica de Bilbao o de Barcelona en la guerra civil española no tuvo tanto efecto desmotivador como cuando Madrid sufrió el golpe del general Casado contra el presidente Negrín en 1939, con la idea de resistir, purgar a los que se creyó culpables de los errores de la República y negociar una paz con Franco que, tampoco lo olvidemos, no fue posible y por ello hubo una fortísima represión de las tropas franquistas contra los republicanos al entrar en Madrid, cuya resistencia tras aquel golpe de Casado y sus intentos de negociar la rendición duraron dos meses. Los españoles republicanos a esas alturas ya estaban desmoralizados y trataban de huir a Alicante, donde poder salir de España. Una rendición del gobierno ucraniano significaría también un mapa político internacional respecto a Rusia diferente al que ahora mismo se plantea, porque tampoco es lo mismo un gobierno que cae derrotado por invasión, que uno que cae porque ante una invasión como esta recapitula y se rinde por iniciativa propia. Entre medias, evidentemente, tal como se planteaba Casado en Madrid en 1939, está el resistir hasta el final como Numancia contra Roma, o bien por contra el frenar las muertes ante una derrota que se dibuja evidente y cuestión de tiempo. El dilema no es pequeño y es mucho más complejo porque en juego hay lo que Villepin decía: dos formas diferentes de entender el mundo en el siglo XXI.
 
Vladimir Putin ha afirmado en el mes de conflicto que la fase primera ha terminado cumpliendo objetivos, por lo que pasará a una segunda fase. Esa segunda fase se centrará, o eso ha dicho, en hacerse estables las tropas rusas en el Donbás, o a mejor decir en el este y el sur ucranianos, que a la postre es un secreto a voces que es el territorio al que aspira Rusia por ser aquel parte del territorio original ucraniano que sería uno de los focos de la Rusia histórica y por ser el que le daría salida al mar y conexión con Crimea, otro territorio que en el siglo XIX protagonizó una guerra europea a favor de Rusia. ¿Qué quiere decir esto? Pues quizá que lo sospechoso del nulo avance de las tropas rusas hacia Kiev no sea tanto por la resistencia ucraniana o por falta de suministros en las tropas rusas, a pesar de que algo de ello haya habido, sino porque la estrategia rusa hubiera sido provocar la división de las actividades de las tropas regulares ucranianas en dos zonas del país, sin contar Putin con el levantamiento en milicias de la gente común. La idea no sería entonces la división, sino también el debilitamiento del adversario, sin contar tampoco con la llegada de material bélico por parte de Europa y América. En todo caso, esto podría explicar también el poco protagonismo de los aviones rusos. De igual manera, que por el sur no haya sido sitiada Kiev podría ser tanto por una loable resistencia ucraniana como por una estrategia de Rusia para no estrangular la capital con el fin de que las tropas ucranianas se vean obligadas a mantener ese corredor y con ello distraer fuerzas del Donbás. Pero también pudiera ser todo lo contrario, que realmente se haya debido a falta de suministros rusos a sus tropas, sabotajes y una loable resistencia ucraniana, o quizá a una combinación tanto de una posibilidad como de otra.
 
También es cierto que los que dan la guerra perdida por Ucrania como cuestión de tiempo puede que se equivoquen. La guerra se puede enquistar y durar años, o no, también puede ser cosa de semanas o meses. El gobierno de Zelenski, o Zelenski mismo, puede caer, sin embargo son dos formas de entender el mundo lo que se lucha en Ucrania. La guerra puede pasar a ser una guerra de guerrillas y de repente Ucrania transformarse en la Nicaragua de los años 1920 que terminó derrotando la intervención de Estados Unidos, o puede ser la España o la Rusia de 1808 que derrotó a Francia, o puede ser el Vietnam de la década de 1960-1970 que derrotó a Estados Unidos, o el Afganistán de la década de 1980 que derrotó a la URSS o el Afganistán de los 2000-2010 que terminó en 2021 lamentablemente con los talibanes de vuelta en el gobierno. Con esto quiero decir que no todo está escrito, aunque todas esas guerras, si uno lo piensa, han sido guerras muy largas, la mayoría de ellas de más de una década de duración. Sangrías auténticas indeseables y tristes. Podría ocurrir lo que dicen los analistas de la televisión, podría simplemente ser derrotada Ucrania en cuestión de tiempo y si fuera por rendición de Zelenscki probablemente las posibles guerrillas posteriores no serían apoyadas como lo fueron las de Vietnam, por desmotivación, o quizá precisamente por un efecto contrario, por orgullo patrio, sí lo sean. Sea como sea, Ucrania se ha transformado para Rusia en un problema de larga duración, supongo que Putin y sus políticos ya tienen esto en cuenta. Deberían comenzar a actuar sin tanta guerra y con más diálogo en previsión de esto mismo. Ejemplos no les faltan en la Historia. Incluyo otro de esos ejemplos, la Guerra de Independencia de Cuba comenzó en 1895 y acabó en 1898, pero se derivó de la Guerra de los Diez Años de 1868-1878 y otras guerras intermedias por la independencia, todas ellas libradas con guerrillas mambises contra un ejército regular español que se enfrentaba igualmente a una población cubana cada vez más del lado de los independentistas por todos aquellos destrozos que provocaba la guerra en la población civil, especialmente desde los desmanes del general Weyler y sus campos de concentración.

Sea como sea, también es cierto que las tropas ucranianas han logrado notables logros como es una defensa prolongada, que no se tomen ciudades, embolsar a una parte de las tropas rusas, bajas entre generales rusos o, como hoy mismo, 24 de marzo, el hundimiento del principal barco ruso de avituallamiento en el Mar Negro y la inutilización por parte rusa de ese puerto.
 
Esta guerra de Ucrania que hoy cumple un mes ata el futuro personal de Zelenscki y el de Putin. Creo que ambos saben que el final de esta guerra compromete totalmente lo que les vaya a pasar a ellos como personas. Eso puede ayudar a enquistar más en el tiempo la agresión y la resistencia. Un periodista español hablaba de la fobia personal de Putin de acabar como Gadafi en Libia, o como Ceaucescu en Rumania. No sé si eso es cierto. Sí que pienso que el corte de servicio en Internet de las redes sociales principales en Rusia se nos ha vendido en Occidente como una medida que han tomado las empresas como restricción a Rusia, sin embargo, pienso si la realidad no será que los grandes gobiernos lo han solicitado para impedir que en Occidente veamos en esas redes mensajes y apoyos de ciudadanos rusos a Putin. De hecho se nos muestra manifestaciones en Moscú y otros lugares contra la guerra, se nos habla de la represión policial, se nos muestra a la periodista rusa que denunció las mentiras en el telediario ruso con un cartel y otras cuestiones parecidas, pero es evidente que también hemos visto deportistas rusos apoyando la invasión y hemos leídos de familias rusas que no creen a sus familiares ucranianos. Una importante escritora rusa contraria a la guerra habló hace unas semanas en La Sexta sobre sus dudas de que las manifestaciones contra la guerra en Rusia sean realmente mayoritarias si, a pesar de ser de miles de personas, se atiende a la población total que vive en Moscú, o en otras palabras, hablaba de qué ella misma se preguntaba qué porcentaje real en Rusia es contraria a la guerra.
 
Zelenscki por su parte ha atado la resistencia ucraniana a su propia persona y su permanencia como uno más en Kiev. Si eso no se mantuviera tendría repercusión entre los ucranianos, pero si lo mantiene y los rusos le apresan evidentemente tiene consecuencias personales para él. Zelenscki ha jugado la misma carta que jugó Negrín en la guerra civil española, la de entender que la única manera de ganar la guerra es internacionalizar la guerra, llevarla a un nivel de guerra mundial. A Negrín evidentemente esa baza no le funcionó y además le cobró muy serias facturas contra su persona después de la guerra y durante décadas después de su muerte. Zelenski parece tener de momento mejor publicidad, todo sea que Zelenski es actor de profesión y sabe manejar a la perfección tanto el dramatismo como la construcción de un relato y la puesta de escena, sabe conmover. Elige bien sus puestas en escena, su vestuario, sus monólogos incluso cuando parecen diálogos y toda la escenografía. Si habla a Estados Unidos menciona Pearl Harbor y el 11 de Septiembre, si habla a Israel recuerda el holocausto judío de la Segunda Guerra Mundial, si habla a Italia menciona a Europa como objetivo, si habla a Alemania reitera el telón de acero y el muro de Berlín, a los franceses les llena de grandeza al recordarles que está en sus manos detener y acabar con un gobierno contrario a la democracia, y no me cabe duda que si un día hablara al Parlamento español recordará la resistencia de Madrid en la guerra civil española y el "no pasarán" de los milicianos y republicanos de entonces que, hoy día, repiten algunos ucranianos que saben español a los periodistas españoles en Kiev. Por mucho que se pueda simpatizar con los ucranianos y rechazar las injusticias que les están pasando, lo cierto es que la baza de la internacionalización tendría trágicas consecuencias mundiales que dejaría la Segunda Guerra Mundial en poca cosa y el futuro en nada. También es cierto que hoy día sabemos que la guerra civil española fue la antesala de la Segunda Guerra Mundial. Si la guerra española acababa el 1 de abril de 1939, la Segunda Guerra Mundial estallaba en agosto de ese año. La cuestión es, una vez más, ¿podemos asegurar realmente qué quiere o a qué aspira Putin? 
 
Incluso la petición de Zelenscki de una zona de exclusión aérea rusa sobre los cielos de Ucrania implicaría que Rusia seguiría mandando aviones de guerra a Ucrania y la comunidad internacional debería derribarlos, eso directamente sería la guerra mundial. Una guerra mundial donde de momento China tiene acuerdos con Rusia que está respetando, aunque se sienta incómoda con la guerra de Ucrania, pero, si todo se desbocara, ¿quién dice que China no apostara entonces por tomarse su revancha con Taiwán, pieza internacional que movería a la guerra a Asia y Oceanía? De momento la mejor baza occidental con China es precisamente que se siente incómoda con la acción de su aliado ruso, porque China se siente cómoda haciendo sus negocios económicos por todo el mundo. Sin embargo, ¿qué significaba aquello que los servicios secretos norteamericanos dijeron sobre que China recomendó a Rusia no hacer nada hasta después de los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebraban en China misma? Personalmente creo, o tal vez debería decir espero, que China se mantenga del lado de parar la guerra ya sea por sus negocios o porque comprenda que Rusia se está metiendo en un callejón internacional.
 
El asunto ya de la posible internacionalización de la guerra tiene sus otras vertientes. El uso de las bombas termobáricas y de las ultrasónicas son también una novedad del siglo XXI, ya probada la primera en la Guerra de Siria, no hace mucho. La posibilidad del uso de armas químicas o la amenaza nuclear están en la mesa. Por un lado el uso de lo primero pueda ser por dos cosas: evitar más bajas de las que ya hay entre las tropas rusas, incluidos tres generales reconocidos por el gobierno ruso, y mandar un mensaje a los aliados de la OTAN sobre el poder militar ruso real. La amenaza de las otras armas es un mensaje a la OTAN. Surge además la pregunta de si se usaran armas químicas o biológicas, prohibidas internacionalmente, si estas por un golpe de aire u otra cuestión llegaran a pasar fronteras y tocaran suelo de la OTAN, ¿cómo lo interpretaría la OTAN? Ahí está el peligro. Y la Unión Europea no es ajena, sobre todo cuando ya se ha amenazado a Suecia y Finlandia si se unieran a la OTAN. No obstante, se va a formar una fuerza militar común de la Unión Europea de cinco mil soldados, más las tropas habituales de cada país miembro. Al igual que pasó con la unificación de Alemania y de Italia en las décadas de 1860 y 1870, es la guerra frente al enemigo o peligro común lo que unifica el proceso de unificación de los diferentes Estados ya unidos por diversos pactos, alianzas y asociaciones panestatales. Quizá Rusia ha logrado algo que precisamente no deseaba que ocurriera y que con lo de Ucrania quizá pensó que ocurriría lo contrario, ha logrado una respuesta que ha unido más que separado a los países miembros de la Unión Europea.
 
No solo la guerra iniciada por Rusia ha unido un poco a la Unión Europea, tocada de lo contrario desde la salida de Reino Unido y el ascenso de la ultraderecha en los miembros del Este. La filtración de Estados Unidos de las intenciones de Rusia en Ucrania durante más de un mes, lo que se llama disuasión por desvelamiento de secretos, ha sido dirigida expresamente a la Unión Europea más que como advertencia a la Federación Rusa. De hecho, una vez iniciada la invasión en Ucrania el 24 de febrero, Estados Unidos se apartó prácticamente de las principales decisiones, mientras negociaba con el norte de África sobre suministros de gas, cuestión que quizá está detrás del giro del gobierno español en Sahara Occidental con Marruecos. Estados Unidos aspira a sustituir a Rusia como suministrador de gas y petróleo en Europa. Al apartarse de las principales decisiones sancionadoras lo que hizo es que la Unión Europea tuviera que tomar un protagonismo que probablemente no tenía en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y los momentos iniciales de la Guerra Fría y alguno concreto de la Guerra de Bosnia-Herzegovina. Un protagonismo que quizá muchos miembros de la Unión deseaban delegar en la tradición de que Estados Unidos amparaba desde 1947. La decisión de aumentar la inversión en armamento y defensa y de crear un ejército europeo y una política común de defensa viene derivado de todo esto. Desde 1989 Estados Unidos, con la caída del Muro de Berlín, insistía a Europa en que se hiciera cargo de sus propios asuntos de defensa, más aún con el final de la URSS en 1991. Quedó demostrado con aquella cruenta guerra de Bosnia-Herzegovina. Ha quedado retratado Donald Trump como el presidente norteamericano que amenazaba a los socios europeos con abandonarles a su suerte si no invertían más dinero en asuntos militares relacionados con la OTAN, pero no ha habido ni un solo presidente norteamericano desde 1989 que no haya expresado lo mismo ya sea más contundente o más leve. Biden ha jugado la carta de desvelar los planes de Rusia en Ucrania a la Unión Europea y después hacerse a un lado, sospecho que para que la Unión Europea haga precisamente esta serie de medidas relacionadas con armamento y tropas que ahora se hacen. Hoy, 24 de marzo, Biden llega a Europa para intervenir en la reunión ya programada y ordinaria de la OTAN así como en el Parlamento de la Unión Europea. Puede que Estados Unidos también tenga programado cuándo retomará las riendas de cómo enfocar el conflicto desde una posición de líder, pues tampoco se le escapa a nadie que tampoco le resulta agradable a Estados Unidos que la Unión Europea llegue a la conclusión de que tampoco tenemos porqué seguir en todo a Estados Unidos, o sea: independizarnos del todo de "papá USA".

Una de las mayores innovaciones de la Guerra de Ucrania para la Historia la ha protagonizado la Unión Europea. Se trata de la guerra económica, donde a una guerra bélica planteada como guerra de frentes convencional, incluso imitando los estancamientos de las dos guerras mundiales del siglo XX, se le responde con sanciones económicas al más puro estilo aislamiento que se le ha hecho a Cuba desde 1962 o a Venezuela en el siglo XXI. La capacidad de resistencia rusa puede ser mucho, pero la guerra económica mundial está planteada, una guerra sin frentes de combate pero que puede ocasionar la revuelta del pueblo contra sus líderes, como en Berlín en 1918, lo que pudiera provocar el derrocamiento, la paz y la recapitulación del agresor invocando el mea culpa, aquel "perdón, me he equivocado, no volverá a ocurrir". Las guerras económicas son impredecibles. No se sabe cómo resultarán, pero es una innovación que se haya cambiado balas por cortes financieros y cierre de empresas y negocios con la idea de evitar precisamente que haya un conflicto bélico convencional y tal vez mundial. Medios pacíficos pero no exentos de crudeza y penurias para evitar crudeza y penurias por medio de la violencia. En este caso la economía como extensión de la política, un experimento innovador del siglo XXI al elevarlo hasta la raíz del conflicto humano entre países. Ya veremos si nos lleva a la paz. Ojalá haya paz, sin más, acabando todo tipo de conflicto y de penurias por parte de todos.

Hay demasiado lenguaje bélico estos días y demasiada persona sin grandes conocimientos que se están alimentando estos días de ese lenguaje. Se han recuperado muchos términos y conceptos de la Guerra Fría, incluido la necesidad de un teléfono rojo en línea directa con Moscú, idea resucitada por Macron en Francia. Curioso me resulta que aún no se haya resucitado el de coexistencia pacífica que se comenzó a usar en la década de 1970, tras aquel otro de distesión iniciado tras la crisis de los misiles de Cuba de 1962. Necesitamos la paz. Son tiempos y momentos difíciles, pero siempre la opción debería ser la paz. Lo que está claro es que esta guerra, junto a otras ya habidas, está reconfigurando y dando personalidad propia al siglo XXI, un siglo donde, insisto en línea con otras reflexiones de esta bitácora, la principal lucha debería ser contra el cambio climático y los problemas ecológicos.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

lunes, marzo 21, 2022

NOTICIA 2123ª DESDE EL BAR: DÍA DE LA POESÍA EN TIEMPOS DE GUERRA

Furibundo

Fortísimo abrazo fuerte
formo en mis brazos
a los cuales lanzo
al mundo a probar suerte.
Abrazo con sumo gusto
las espinas del cactus,
las del rosal enredado,
las del sueño difuso.
Es un disgusto el rechazo
de la savia fresca,
del pétalo de seda,
del sueño más diáfano.
Un tren puede ocultar a otro
en la estación curva,
sus ruedas pueden ser enredaderas
de tu cuerpo caído al andén.
Cuidado con que se te caiga una pertenencia
al hueco del raíl.
Todo abrazo fuerte nunca busca la ausencia.

(Por Daniel L.-Serrano, "Canichu")


(...)
Nacimos arena de playa,
con el tiempo, la lluvia
nos embarra.
(...)

(Por Daniel L.-Serrano, "Canichu")


Con el primer día de la Primavera se produce el Día de la Poesía, como bien saben quienes siguen esta bitácora. Tras la jornada de "12 horas de poesía contra la guerra" en Madrid el pasado 5 de marzo, y el "Poesía por la paz" que yo mismo organicé convocando más poetas en Alcalá de Henares el pasado 13 de marzo, me llega hoy la información de que determinado partido político de la ciudad, a través de su asociación y en colaboración con otras asociaciones sociales más o menos afines, por iniciativa de su concejal tras saber de mi acto poético, aunque no pudo asistir, como él mismo me ha informado por teléfono hace un rato, están organizando otro acto poético de manera más organizada en plan: las asociaciones se juntan y hacen manifiesto en la Plaza de la Capilla del Oidor. Ya lo tenían más o menos organizado y estaban llamando a algunos poetas de la ciudad, dos de los cuales le dijeron que yo ya había estado haciendo estos actos y organizado uno de ellos. Como el organizador ya lo sabía, puesto que su iniciativa partió del acto que yo organicé semanas atrás, les dijo que me llamaría y me llamó hoy por si quería asistir el próximo fin de semana. Será el sábado 26 de marzo a las 18:00 horas y también habrá música y otro tipo de actos. No sé si podré asistir. 

En todo caso el acto se llama "No a todas las guerras" y constará de una concentración convocada por Asociación Agua de Mayo, Bienvenidos Refugiadxs Alcalá de Henares, Centro Social 13 Rosas, Ecologistas en Acción, El Mensaje de Silo, Hermandad Obrera de Acción Católica, Federación Comarcal de Asociaciones de Vecinos de Alcalá de Henares, Izquierda Unida, Partido Comunista de España y Podemos. Será bajo el lema "desarme progresivo mundial" y luego habrá conciertos musicales y recital de poesía de aquellos que quieran participar.

Así que este año tenemos un Día de la Poesía que viene rodeado de muchos actos poéticos contra la guerra, y recordemos que fue idea de Mamen Solanas pasada a La Ferroviaria en Madrid la que aquí nos ha influido. La palabra libre, el poeta hablando, tal como ella inició. Cada poeta es su manifiesto por la paz. Poesía por la paz, mi aliteración, llamaba en el mismo cartel del evento que organicé a estar abiertos a todo aquel que quiera participar, en juego de otra aliteración que cerraba el escrito de aquel cartel. 
 
Yo hoy os comparto un poema que escribí estos días, aunque no concretamente por los tiempos bélicos, y el fragmento de otro que es mucho más largo y que discurriendo por varios sitios sí toca los peligros del belicismo en otra de sus partes, no tanto en los versos que os selecciono.
 
Que extraño es esto de aquel Día de la Poesía en pleno 2020 en el que de repente por el confinamiento a causa de la pandemia por la Covid-19 todo el mundo, poeta y no, comenzó a compartir poemas, cosa que nos agradó a los que ya lo veníamos haciendo, pero qué estraño que este 2022 vivamos algo similar ahora contra la guerra y sus peligros de internacionalizarla.  

Hágase la palabra y cese la violencia. Saludos y que la cerveza os acompañe.

(Estos poemas tiene registro de autor bajo licencia creative commons, al igual que el resto del blog según se lee en la columna de links de la derecha de la página. Así mismo está amparado por la ley de la propiedad intelectual. De estos poemas no está permitida su reproducción total o parcial sin citar el nombre del autor, y aún así no estará bajo ningún concepto ni forma permitida la reproducción si es con ánimo de lucro).

lunes, marzo 14, 2022

NOTICIA 2122ª DESDE EL BAR: FRÍO EN LAS PUERTAS DE LA PRIMAVERA

En el pleno invierno parecía primavera y a las puertas de la primavera parece pleno invierno. La huelga de autobuses en Alcalá de Henares sigue su curso este lunes lluvioso. En las horas de la madrugada, aún con un cielo nocturno a punto de recibir la claridad, ha estado lloviendo. En el archivo en el que ahora trabajo estoy en una sala sin ventanas y con suelos de cemento. Una perfecta nevera que amplifica el frío que se cuela por una puerta que debe estar abierta a una escalera por posible salida de emergencia. Queda una semana de trabajo, ya solo cuatro días. Luego de nuevo, una vez más, el desempleo. Es lo que tienen los contratos menores, mantienen los contratos temporales que en teoría la reforma laboral eliminaba. 

Entretanto el mundo tiene una guerra en Ucrania de la cual no paran de derivarse advertencias y amenazas de manera internacional entre unas y otras partes del mundo como en tiempos de la Guerra Fría. 

A la gente en general, de cualquier lugar del mundo, lo que le interesa es vivir, sus asuntos cotidianos, ganar con qué vivir, sus relaciones personales afectivas y poca cosa más. Espera de sus políticos que les dé soluciones y no problemas.

Vivimos tiempos extraños y ahora mismo hace frío como si fuera pleno invierno y la guerra ha encarecido más el suministro de la electricidad y el gas. Han subido los precios de los alimentos y varias cosas más. Yo el viernes vuelvo al desempleo y la televisión habla de una guerra que ojalá acabe.

sábado, marzo 12, 2022

NOTICIA 2121ª DESDE EL BAR: POESÍA POR LA PAZ




La semana pasada participé de la convocatoria de la CSOA La Ferroviaria, de Madrid, 12 horas de poesía contra la guerra, donde hubo unos cien poetas a lo largo del día. La idea original había sido como supe después, ya que me lo ofreció ella y me la encontré allí, de Mamen Solanas, y la habían llevado a cabo en su organización una serie de poetas, entre los que estaba el alcalaíno Matías Escalera. Allí también estuvo Fernando Pastor y se esperaba la venida de Óscar Ayala y César Sobrón, también de Alcalá de Henares. Lo anuncié en la anterior entrada, junto a un relato contra la guerra de la poetisa rusa Sofia Winter, muy relacionada con Alcalá, que me pidió que publicara, Noticia 2120ª.

Al salir de ese acto hablaba yo con Mamen Solanas y me contaba la necesidad de traer y llevar la palabra, la poesía, a las ciudades contra la guerra. Podía ser algo simbólico o no, pero nos era necesario. Por ello mismo, a iniciativa propia, recojo su guante y he organizado un recital de Poesía Por la Paz en el Backstage, mañana domingo 13 de marzo, a las 13:30 horas, donde participará Yulia, Chus López, Fernando Pastor, César Sobrón, Samuel Santos, espero que les dé tiempo a llegar a Sofía Winter y a Zia Mei, que están a la vez a esa hora en un cuentacuentos en Notting Hill, en Alcalá, participaré yo y espero que cualquiera que lo desee. Estáis invitados a ir y oír o participar. Entre tanto os dejo con poemas que me han  hecho llegar Fernando Pastor, César Sobrón y Sofia Winter.

Saludos y que la cerveza os acompañe.


POESÍA CONTRA LA GUERRA:

SILENCIO en KIEV

Hay un silencio que cuelga en las esquinas y en los campos
telaraña calígine de negrura completa
de llanto sordo e insondable dolor que se repite
desgarrándolo todo, descomponiéndolo
que torna en insufrible, en inhumano, todo lo que acontece
con una muerte sondándole la vida.

Hay un silencio torticero, una falacia de equilibrios imposibles
plagada de ilusorios Pancayas naíf,
que cuelga en la palabra-adormidera de una inmutable
continua ofuscación de pensamiento trasnochado
superado por la realidad que circunda, agria y obscena
para una progresía pusilánime

con el confort en su posicionar idílico.

Hay un silencio que baña de realidad las utopías
con cadáveres armígeros y cadáveres sin culpa
maquinarias de muerte y seres indefensos.

No caben confusiones en esos escenarios
los silencios son sólo alegato de colaboracionistas.

(F. Pastor-Mata)



Lloró la primavera

                                        todas las guerras del mundo…

Lloró la primavera sobre la seda de tu nombre
Rotos los días, rotas las noches
tus huellas aún arden bajo escombros
Qué nos arrojaron, hermana, esos hombres.
Hombres sin historia, hombres sin madres
No saben, pobres, a qué huelen las madrugadas
No saben que la vida por debajo de las piedras arde
Qué mi boca es tuya bajo esa mordaza.
Lloró el verano acurrucado en tus manos,
Desgarrada la garganta, desgarrados los dedos.
Nos rompieron en pedazos, nos separaron hermana
Matorrales invadieron nuestras almas.
Grito y no me oyen, miran sin verme
Hombres sin futuro, hombres sin tierra
Nada nos han dejado porque nada tienen
Aceptemos, hermana, nuestro destierro.
Lloró el otoño escupiendo sangre
Sobre la rabia carmesí del escaramujo
Algo se rompe por dentro. Quiero que se calme
Este dolor, hermana. Quítame el embrujo.
Ámame si puedes, ámame en cualquier caso
Qué ardan ciudades, que se replieguen armas
Qué se atraganten con su odio esos hombres
Qué no saben de besos con sabor a albahaca.
Lloró el invierno besando tumbas
Herencia de este mundo son nuestros huesos
No olvides mi nombre, no me olvides, hermana
Porque el olvido es lo que más pesa.
Nos veremos, hermana, por el otro lado
De este mundo deforme de espejos rotos
Nos veremos sin falta, seré tu aliado
Seré el cementerio de todos tus nombres.

(Sofía Winter)

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Ante el vuelo del águila calva,
el oso asustado se pone nervioso,
se lía a zarpazos con el alce indefenso.
Ríos de sangre.
Carnes abiertas.
Tumbas rellenas.

El águila calva vuela feliz
en los cielos de Europa.

Lágrimas llueven
en la antesala del edén jubiloso.

(César Sobrón)

La fragilidad de la paz
queda patente
ante la ambición imprudente
de arrogantes dirigentes.
Rota la paz, todo vale,
ríos de sangre inocente,
gritos desgarrados en la noche,
refugios de impotencia,
injusticia sangrante,
sueños rotos, muertes.
… pero sólo la paz
genera patrias vivas,
edenes abiertos,
solidaridad generosa,
amor activo.
Paz.
Paz en las miradas.
Paz en las manos.
Paz en los actos.

(César Sobrón)

viernes, marzo 04, 2022

NOTICIA 2120ª DESDE EL BAR: RÉQUIEM POR UNA NANA, de Sofía Winter

La poetisa de origen ruso, pero afincada en España y con mucha relación con Alcalá de Henares, donde ha recitado numerosas veces, Sofía Winter, o Sophie Winter, SW, me ha hecho llegar un relato que ha escrito con motivo de la actual guerra de Rusia en Ucrania, con su total rechazo y su calor a las víctimas. Me pide que os lo comparta a través de mi bitácora, Noticias de un espía en el bar, y lo hago a continuación. Réquiem por una nana, de Sofía Winter.  
 
A la vez, el lunes la poetisa alcarreña Mamen Solanas, que también ha recitado en Alcalá de Henares y que actualmente se encuentra trabajando en Vitoria, me ha hecho llegar la convocatoria a en principio setenta poetas por parte de la CSOA La Ferroviaria (Plaza Luca de Tena, nº 7, Madrid)  para realizar un recital de doce horas de poesía contra la guerra. Será mañana sábado 5 de marzo. He aceptado participar y he ofrecido mis diez minutos con otra persona a quien no conozco para que haya más voces. Se me ha asignado las 15:20 de mañana. Os comparto el horario de poetas solo de esas primeras horas de la tarde donde yo intervendré, ya que son doce horas programadas y un desbordamiento de más de cien poetas dispuestos a recitar. Por cierto que en mi franja de primeras horas de la tarde creo que hay otros dos poetas muy relacionados con Alcalá de Henares, Óscar Ayala y Fernando Pastor. Os dejo el horario y a continuación el relato de Sofía Winter.

15 h.: Juan Antonio Pagan y Montserrat Fernández Mateos.
15:10 h.: Sofía Nowendsztern  y Armando Siles
15:20 h.: Daniel López-Serrano Páez "Canichu" y Mariana Feride
15:30 h.: Yolanda Arias Fernández y Jonathan Tito
15:40 h.: Carmen García
15:50 h.: Fernando Pastor y Max Çapiro
16 h.: Luz Pichel
16:10 h.: Óscar Cavadas y Mariví González Luna
16:20 h.: Rubén Romero Sánchez y Andrea Aguirre
16:30 h.: Oscar Ayala y Cristina Martín Herrero & Speranza Traba
16:40 h.: Nuria Álvarez Aguí
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RÉQUIEM POR Una nana

 

A todos los caídos en la guerra ruso-ucraniana del año 2022, se dedica con dolor y lamento…

 

Y entonces lívida, con la espalda encorvada, como si en sus hombros llevara toda la historia de su tierra, ella se acercó a la puerta carcomida por el tiempo y el dolor. El candado se resistía y la llave, exhausta e inflexible, como ella misma, perezosamente se agarraba en los recodos ocultos de la cerradura.

Hace treinta años por la misma puerta Antón cruzó el umbral de esta casa con ella en brazos. Olía a pan recién hecho y a sol. Sí, Ana sabía que los días soleados tenían un aroma especial que penetraba en cada poro y dejaba copos de luz en las comisuras de los labios. Las dos bocas ardían como hogueras de San Juan y los dedos se entrelazaban cual ramas intrépidas de zarzas. Esa misma noche los dos sabían que llamarían David a su hijo, porque deseado era y amado sería.

La casa se cambiaba y se reconstruía sin prisa a base de cuentos y nata con fresas. Las risas del niño que correteaba por los largos pasillos y escaleras, servían de vigas y de muros de carga. Entre los tres sembraban la tierra, el cereal crecía y se rizaba alrededor del campo como las trenzas rubias de la madre.

–Eres mi faro, mujer –repetía Antón de vez en cuando y David la miraba con devoción y asombro.

 Hablaban dos idiomas como todos en esa tierra. Las nanas sonaban ligeras y pasaban de ventana en ventana, de cuna en cuna escritas en cirílico cantadas en el idioma del amor:

Сладко спи, ребенок мой,
Глазки поскорей закрой
Баю-баю, птенчик спать!
БУдет мать тебя качать,
Папа сон оберегать.

 Y la mamá le acunaba y el papá guardaba su sueño. Y así podría haber durado eternamente, si no fuera porque un día volviendo a casa, una bala rauda y ciega perforó el pecho de Antón. Volaron sus sueños blancos como palomas blancas que él dejó en su palomar.

 –Volad –dijo Ana– volad tras mi amado. Llevadle sobre vuestras alas.

En el pueblo se decía que eran los radicales, movidos por los intereses de una política ajena, los que actuaban en nombre del pueblo.  Pero las noticias sin rodeos culpaban a los ciudadanos en su nacionalismo, extremismo y crueldad.

 Le enterraron en silencio una tarde lluviosa y gris. El pueblo estaba completamente empapado por el mar, las lluvias y el llanto. La gente entraba y salía vestida de negro, negra por dentro. Apretaban las manos de Ana. Se encogía el corazón de David. Las voces susurraban enredándose en el aire, haciéndose ininteligibles. ¡Qué podían significar las palabras en este mundo como un túnel sin salida! Por la noche Ana encendió una vela y la puso en la ventana:

–Para que tu padre siempre sepa hacia dónde ir, cariño –le dijo a su hijo.

El calor de la cera invadió cada rincón de la casa, penetró en las costuras de la ropa de cada día, se deslizó bajo las sábanas, impregnó el pan, serpenteó por las paredes hasta el techo donde se acurrucó en un rincón, jugando con las sombras de esa primavera rota.

                 Ana siguió viviendo lento, arrastrando los días y quehaceres. Por las mañanas sembraba abrazos para David, tejía recuerdos y por las noches cosechaba lágrimas.

 –Cada uno tiene su camino, hijo –decía– no puedes cambiarlo, no puedes recorrer uno que no es tuyo. Hay que seguirlo. Hay que seguir.

 Y siguió. Y siguieron.

 Y siguieron los días y las noches. Y los meses se vestían de años. Los veranos se arropaban con las mantas coloridas de los otoños, los inviernos se ahogaban en el impetuoso amor de los cerezos, y de nuevo se volvía todo pálido y trémulo bajo las mantas níveas de los inviernos.

  David cumplió dieciocho y de nuevo a la puerta llamó la primavera.

 –Has escogido una profesión muy bella, David –le repetía su madre. Fotografiar es como intentar parar el tiempo. ¡Hay tantos momentos que merecen ser eternizados y otros, al revés, borrados de la memoria! ¡Hay tanta belleza alrededor que se cambia al instante y si no la consigues captar, nunca volverá a ser igual ante tus ojos!

Un día, cuando David cazaba momentos para la revista fotográfica de la Universidad, intentado conseguir ese único instante en el que la vida se transforma cambiando su textura y su luz, jugando con las formas y tonalidades, muriendo en sí misma y resurgiendo de sus propias entrañas, se topó con un fila de tanques, que avanzaban rotundos y gélidos, justo delante. De repente la realidad se hizo en blanco y negro sobre la cual se derramaba el rojo de la sangre humana.

 Los días posteriores David fotografiaba para periódicos extranjeros desde las trincheras. “Buscad la belleza entre las ruinas” –repetía su profesor de la facultad. “Ahora tengo que buscar la vida entre tanta muerte”– pensaba. Sin embargo había tanta vida entre esas barricadas, tanta belleza temblante en los fosos, tanta luz en plena oscuridad, que finalmente David dejó la cámara y cogió el arma. “No tengo tiempo físico para intentar capturarla, debo luchar porque perdure”, escribió a su madre justo antes de que otra bala perdida le alcanzara.

 Y de nuevo llovía el día del entierro. Marzo ardía en forma de misiles y granadas por toda la geografía del país, en cada geografía humana. Los invasores avanzaban bajo la premisa de protección, pero Ana no era capaz de entender la idea de la muerte como salvación. Antes no lo entendía. Ahora la deseaba aunque la vela seguía incansable iluminando la noche eterna desde el alféizar de su ventana. Se acurrucó bajo la cama en el suelo de madera fría, privada de las huellas de la vida. Cerró los ojos. Sonrió casi imperceptiblemente, recordó como hace treinta años Antón entró en esta casa llevándola en brazos. Sintió el calor de su aliento, sus manos suaves, su boca repleta de amapolas. Recordó como lloraba David en la cuna, las nanas sedosas y ligeras que revoloteaban por la habitación; sus primeros pasos inseguros pero insistentes; sus rizos rubios que hacían cosquillas al abrazar. Ana sonreía sin abrir los ojos. Al contrario, los apretaba más y más como si allí muy dentro tras los muros de sus párpados y pestañas, en el fondo del pozo de los recuerdos, hubiera un rincón recóndito donde quedarse para siempre, por los siglos de los siglos.

 Entonces llamaron a la puerta. Parecía un eco lejano y sordo que provenía irreal de alguna parte. Ana seguía apretando los ojos. David ya aprendía a leer en voz alta. Dos idiomas se deslizaban de línea en línea, de libro en libro.

 Volvieron a llamar. Parecía más leve la fuerza de la aldaba, más irreal el sonido del cruel mundo. David le enseñaba las flores y se reía sonoro como alondra en el azul intenso de la mañana.

 Los golpes no cesaban pero sonaban cada vez más desesperados, más afilados. David se acercaba para enseñarle una fotografía suya. Tenía talento. Sabía encontrar los marcos naturales, juegos de luces y sombras, sabía encuadrar, destacar lo importante. Ana cogió la foto y se sacudió de golpe – en ella autorretratado aparecía el cadáver de su hijo.

 Escupió de repente sus sueños devastados, hechos añicos y se arrastró para salir de debajo de la cama. Algo rasgaba la puerta por fuera. Se levantó tambaleando, agarrándose de las paredes y lívida con la espalda encorvada como si en sus hombros llevara toda la historia de su tierra, se acercó a la puerta carcomida por el tiempo y el dolor. El candado se resistía y la llave, exhausta e inflexible, como ella misma, perezosamente se agarraba en los recodos ocultos de la cerradura. Nada quedaba allí fuera que pudiera mantenerla viva, nada quedaba allí fuera que pudiera matarla.

 En fin, cuando los dedos desobedientes encontraron la manera de abrir la puerta y una mañana nublada con olor a humo y a sangre podrida irrumpió en su casa. Ana vio a sus pies el cuerpo de un soldado. No tendría más de veinte años, era enjuto y desmadejado metido en el andrajoso uniforme del enemigo. Jadeaba con dolor y de las tripas reventadas chorreaban los ríos de la vida no vivida.

 Se arrodilló Ana, inclinó su cabeza hacia la cabeza del soldado sin nombre, cogió su cabeza entre sus manos delicadas en las que no quedaba fuerza alguna y cantó al oído del moribundo:

Duerme dulce, mi niño
Cierra los ojos, cariño.
Bayu-Bayu, duerme pajarito,
Tu mamá te acunará,
Tu sueño papá guardará

 


Por Sofía Winter
3-03-2022