domingo, mayo 31, 2020

NOTICIA 1971ª DESDE EL BAR: CHIRPA, ACKBAR, C3-PO, R2-D2, SOLDADO DE ASALTO MOTORIZADO

Wicket era un ewok enano, no es que fuera un jovencito o un adolescente cuando le vimos por primera vez encontrándose de golpe con la princesa Leia en El retorno del Jedi (1983, Richard Masquand), pero sí es cierto que pudimos ver sus aventuras de preadolescente y adolescente a lo largo de dos series de dibujos animados que dedicaron a los ewoks entre 1985 y 1986, y digo dos, porque si bien la segunda puede entenderse como la segunda temporada, lo cierto es que tenía el título y la cabecera cambiados e incluso los argumentos mostraban a unos protagonistas que ya intentaban encajar más en el mundo de los adultos ewok. Donde terminaba lo que contaban los dibujos animados empezaban dos historias narradas en dos películas, La aventura de los ewok, también llamada Caravana de coraje (1984, John Corty) y La batalla del planeta de los ewok, también llamado La batalla por Endor (1985, Jim Wheat y Ken Wheat). En teoría estas dos películas ya contienen a Wicket adulto, pero es demasiado bajito para ser incluido entre los guerreros, por lo que el jefe Chirpa le hizo expedicionario. A lo largo de esas películas y completando con cómics y libros, se sabrá que esas historias ocurren justo entre que ocurren los sucesos que llevan a congelar a Han Solo y descubrir las relaciones familiares de los Skywalker y previo a la llegada del Imperio a la luna de Endor. Será Wicket el primero en detectar a los soldados imperiales, pero también a los rebeldes. Con sus observaciones advertirá a su tribu de que hay diferencias de comportamiento entre los extraños seres llegados del cielo. Mientras, el mayor mando militar en ocupar Endor para construir un blindaje para la Estrella de la Muerte, detectará la presencia de estos seres, pero los menospreciará y decidirá ignorarlos por considerarlos inofensivos al vivir aún en la Edad de Piedra. Se cometerán abusos y uno de los robots del Imperio, en el despertar de su conciencia, empatizará con los ewok y se pondrá de su lado. El resto es más conocido, Wicket encontrará a Leia y después ya sabemos la historia, la cual, por otra parte, está viendo cubiertas lagunas del relato innecesarias de cubrir, por otro lado con un toque feminista en pequeños relatos de dibujos animados que se vienen emitiendo desde 2018 y llamados Galaxia de aventuras. Más allá, de nuevo cómics y libros muestran a un Wicket admirado y aceptado no solo como guerrero, sino que le dan permiso para fundar su propia tribu, subordinada y hermanada a la de Chirpa. Le veremos como jefe ewok muchos años después, brevemente, eso sí, en El ascenso de Skywalker (2019, J.J. Abrams).

Lo cierto es que George Lucas declaró en la década de 1980 que su intención real al introducir a los ewok era reflejar la idea de que al final de todas estas guerras, el Imperio cae por una civilización muy poco desarrollada, muy inferior tecnológicamente y con unos valores y conocimientos muy distanciados de toda esa otra civilización que era el imperio galáctico. Se inspiraban decía, en el vietcong de la guerra de Vietnam, que derrotó a Estados Unidos de 1973 después de una larga guerra. Aunque justo en aquel momento de lo que se le acusó fue de introducir personajes parecidos a los osos de peluche para explotar más y más a un público infantil. Seamos serios, las series de dibujos animados posteriores contenían elementos que nada tenían que ver con el mundo Star Wars, como eran hadas, diosas del bosque, brujas, gigantes y todo el elenco posible de las fantasías propias de la Edad Media anglosajona. De hecho las historias de aquellas serie de 1985 y 1986 hubieran cuadrado con cualquiera de las otras series de dibujos animados de éxito en la época, como Dragones y mazmorras o Los osos Gummy. Y los relatos posteriormente guionizados tampoco mejoraron la cosa, desde una ewok entrenada como padawan jedi a unos ewok que combatían a bordo de una nave espacial. Incluso si vamos a las películas de 1984 y 1985 nos encontramos con unos ewok que ya han tenido todo tipo de contacto con extraterrestres y rayos láser, lo que crea una seria contradicción con lo que se contaba tras el encuentro con Leia. Eso sí, al menos hay que reconocerles que introdujeron al público infantil de los años 1980 referencias a la igualdad de género, a mitología grecorromana, a la mitología artúrica, a películas de éxito en aquellos años (como los Goonies o Kárate Kid), pero quizá se hubieran merecido un tratamiento más ajustado a lo que en inicio se contó, que eran una civilización prehistórica que de repente se encontró con todos aquellos seres y objetos raros para ellos. Acepto incluso la idea de esa precuela no rodada nunca (y que sería interesante) del militar del Imperio que decidió minusvalorarlos cuando llegaron a Endor. Fuera de eso, en los dibujos se llega a ver incluso un refinamiento e inventos propios de épocas del Renacimiento. Para lo niños que éramos nos valía todo, pero visto con los ojos de ahora, ciertamente los adultos de entonces llevaban razón, infantilizaron demasiado, pero se equivocan en otorgarle eso a El retorno del jedi, la idea era buena, lo malo es de lo que quisieron rodear a la idea con todas las historias relacionadas que crearon alrededor de estos personajes. No son historias necesarias, y probablemente tampoco recomendables de ver, para completar ese universos Star Wars, se merecen una revisión y quizá un nuevo enfoque más digno que haga de los ewok lo que en origen eran: prehistóricos, recontar la historia del jefe Chirpa y de Wicket y de los demás de una manera más seria y adulta tal como se supone que eran y acordes a todo en desarrollo de los efectos del choque de civilizaciones y el forzoso fenómeno de leyendas, mitos y religiones que pudiera provocar en ellos, y reconocer, igualmente que el hacha de piedra no puede ser más poderosa que el arma láser, aunque las estrategias y los conocimientos antiguos olvidados en las civilizaciones más avanzadas pueden ser mayores armas que las más avanzadas, que no es lo mismo la guerra para el que invade que para el que defiende, las posibilidades de enfoque son muchas. No sé, estos personajes han sido simplemente mal enfocados por los guionistas de su época en cuanto quisieron sacarlos de su largometraje original, y quizá se merecen una dignidad más adulta y salvaje, y menos amable y anacrónica para todos los públicos. A fin de cuentas, varias de las mejores historias de Star Wars se están creando ahora mismo fuera de la historia central, con planteamientos más ricos que lo que permite la historia central, véase Rogue One, o El Mandaloriano. Nos permiten explorar otros aspectos de los hechos y enraizar con cuestiones del hoy presente y atemporales en realidad dentro de las conexiones entre la épica y la vida diaria del mundo real en el que se desarrolló la historia de los héroes épicos, porque no todos los personajes son héroes épicos, pero hay épica a su modo en cada personaje.



Las biografias ficticias me han atraído, a la vista está en mi más que seguida e investigada afición por Corto Maltés, por ejemplo. Desde muy niño esas biografías ficticias me atrajeron, fue la de los personajes de Star Wars las primeras en atraerme... y terminé siendo historiador. En España solemos olvidar o no ahondar en la importancia de las biografías a la hora de entender la Historia mejor, los británicos, sin embargo, dotan a los datos biográficos una importancia trascendental, y creo que llevan razón, muchas veces los datos biográficos explican los acontecimientos históricos más inexplicables desde una visión de conjunto. A veces la visión individual ayuda a comprender lo que ocurrió en el conjunto. Es así como por ejemplo llegamos a otros de los personajes que desde el principio fueron dotados de historia propia desde los dibujos animados, los robots C3-PO y R2-D2, en la serie Droids, de 1985 y una única temporada, esta historia decidieron cerrarla con una película animada: El gran Heep (1986, Clive A. Smith) y aún contaron con otra más, La aventura jawa (2012, Brad Murphy). Esta serie de dibujos me gustaba más que la de los ewoks, eso lo recuerdo bien. Era más adulta, para preadolescentes, no solo para niños. La podían ver adultos, porque los relatos se ajustaban bien a la trilogía inicial de Star Wars. De hecho introdujo y presentó personajes, clanes mafiosos y escenarios que fueron tan bien aceptados que fueron retomados en el resto de las películas que hicieron en la enealogía central. Estos dos androides son los únicos que salen en las nueve pelícuals de esa historia central. han aparecido en todos estos sitios, más en otros metrajes de dibujos animados, libros y cómic. La serie de dibujos de los años 1980 se situaba en algún momento posterior a que Anakin Skywalker se transformara en Darth Vader, exactamente en algún momento en que ambos droides ya no estaban al servicio de la familia Organa, por razones que desconocemos, yo al menos las desconozco, y antes de que vuelvan a servir a esta familia y logren fugarse de un ataque que acabará con el apresamiento de Leia por parte del Imperio. Pasaban de amo en amo con aventuras diversas. Pero centrémonos en el brazo rojo que vimos a C3-PO en El despertar de la Fuerza  (2015, J. J. Abrams). Para los que no hemos leído empedernidamente los cómic y visto las otras series de dibujos animados creadas a lo largo de las décadas de 2000 y 2010, no sabíamos a costa de qué venía aquello... que jamás se explicó en las películas. Hace poco hice una compra de muñecos y uno de ellos era este C3-PO, así que decidí investigar sobre ello. Resulta que hay toda una historia filosófica detrás de ese brazo y que cuenta con un guiño justo al final de toda la saga. Viene de los cómic. Esta película empalma con lo que los cómic cuentan. Se hace extraño tener que estar totalmente pendiente a todo tipo de formatos culturales del entretenimiento para poder ver cine, pero es así como están diseñando esta saga. No me extraña que numerosos cabos queden sueltos... cuando en realidad están atados, bien o mal, solo que te obligan a ponerte al día y gastar grandes cantidades de tiempo y dinero en ver no sólo cine, sino también libros, cómic, dibujos animados, series de televisión y de ordenador, videojuegos, etcétera. Tras la derrota del Imperio, y mientras se formaba la Nueva Orden para dar un nuevo golpe de Estado, los leales a las ideas del Imperio decidieron vengarse de los héroes de la guerra acabada y la restauración de la República. Landon Carlrissian sufre todo un drama familiar, las historia de Leia y Solo es más conocida, pero por ejemplo Ackbar fue secuestrado. En una misión para rescatarle mandaron a un grupo de androides de señuelo a un determinado planeta. En ese grupo está C3-PO. Resumiendo, el grupo es atacado y destruido, salvo dos androides, C3-PO y uno reprogramado que fue del Imperio en el pasado. En un alarde de despertar de la conciencia de los robots, algo que flota en toda la saga en el ambiente, el compañero de C3-PO se marca una crisis existencial profunda y da pie a diálogos de fuerte carga filosófica sobre el sentido de la existencia a lo largo del cómic. En una escena final se queja de la reprogramación cuando cambian de dueño, porque les tratan como máquinas, pero en realidad es como matarles, puesto que les borran todos sus recuerdos y experiencias y no vuelven a ser los mismos. En estas reflexiones un nuevo ataque mutila a C3-PO y su compañero corre a través de lluvia ácida a activar una nave de escape. Logra activarla, pero muere en el intento, C3-PO recogió su brazo, el cual había perdido su pintura negra y mostraba su pintura original: roja. Se lo pone. Y esto nos lleva al momento crucial de C3-PO en la última entrega de la saga central.

Y supongo que esto es todo lo que por hoy quería contaros. La importancia de las biografías para entender la Historia de los hechos reales, hasta la importancia de las biografías ficticias. Que la cerveza os acompañe.

jueves, mayo 28, 2020

NOTICIA 1970ª DESDE EL BAR: MUERE UNO DE LOS PINTORES ALCALAÍNOS ACTUALES, BERNAL BALLESTEROS

Hemos de lamentar en la cultura alcalaína el fallecimiento del pintor Miguel Ángel Bernal Ballesteros el pasado 21 de mayo, en medio del confinamiento por el estado de alarma. Tuvo Covid-19, pero no fue la causa de la muerte exactamente, le complicó otra enfermedad que ya tenía, cáncer. En medio de los problemas obvios por saturación que ha tenido el sistema sanitario estos meses por la pandemia de la Covid-19, su salud se complicó y nos dejó, aunque nos ha legado una maravillosa vida de generosidad y Arte, tanto con su obra como formando a innumerables generaciones de nuevos pintores y de pintores aficionados, a los que además les dio la oportunidad de exponer sus primeras obras. 

Miguel Ángel Bernal Ballesteros, de gran valía humana, era muy conocido en Alcalá como profesor de pintura en la Mutual Complutense. Precisamente la Mutual ha publicado la noticia de su fallecimiento, especificando que murió con 68 años de edad. Comenta su papel como profesor de dibujo y pintura en esa institución, así como que con ellos llegó a realizar nueve exposiciones, de las cuales cinco fueron individuales y cuatro fueron colectivas. Así mismo fue el creador del actual logotipo que usa la Mutual desde su centenario en 2009. La noticia se lee en: "Fallece Miguel Ángel Bernal Ballesteros, profesor de dibujo y pintura de la Mutual".

El pintor y profesor nació en Madrid en 1952. De joven entró en la Academia Artaquio para luego entrar en los estudios universitarios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, lo que le permitió trabajar en el estudio del pintor José Puente. Completó su formación artística más allá de la pintura, adentrándose en el grabado, la serigrafía, la ilustración, el cartelismo y la fotografía, pasando a trabajar al taller del pintor José Luis Azparren, para el cual trabajó también dando clases de dibujo en su academia. Tras esto, pasó los siguientes treinta y cuatro años de su vida siendo profesor en institututos de enseñanza pública de bachillerato y de educación secundaria. Uno de esos institutos fue el Ignacio Ellacuría, de Alcalá de Henares, donde creó y dirigió la revista Pigmalión, que recibió en 1995 el Premio Nacional de Publicaciones Escolares del Ministerio de Educación y Cultura. Publicó en la editorial SM hasta dos manuales de enseñanza del dibujo y la pintura. En este aspecto, fue requerido por varias editoriales y revistas para crear portadas y logotipos, y para colaborar en algunos de sus textos. También le encargaron diversos carteles de varias índoles. Le dejaron dedicar un monográfico sobre el Quijote en la revista del instituto de enseñanza secundaria Complutense, de Alcalá de Henares. En su inquietud creativa volvió a formarse en la aerografía y en las técnicas informáticas de dibujo. Así, durante muchos años, también se ofreció a dar conferencias y cursos de dibujo y pintura en la Mutual Complutense, donde era una de sus caras más conocidas. Allí, como se ha dicho, formó a personas de diversa edad y llegó a organizar nueve exposiciones, aparte de crearles su logo actual con motivo del cien aniversario.

Realizó 22 exposiciones individuales propias de él entre 1973 y 2013, participó a la vez de 39 exposiciones colectivas de 1974 a 2014, y fue quince veces seleccionado o premiado en diferentes certámenes de pintura entre 1976 y 2013. Entre esos premios figura un primer premio nacional dedicado a la pintura taurina en 2010. Todos los detalles de todo esto, más varios cuadros y pinturas que él decidió exponer públicamente por Internet, se pueden ver en la que era su página oficial

Me informaron por teléfono del fallecimiento de Bernal Ballesteros hace unos días, antes de que se anunciara por Internet. Yo le conocí en persona, aunque nos tratamos muy poco, de exposición en exposición de las que él hacía y yo acudía de espectador. Tengo, eso sí, varias personas amigas que fueron sus alumnas. Valoraba mucho la libertad de las personas para interpretar los cuadros, por lo que nunca decía nada de su visión, aunque te dejaba ver apuntes pequeños que te abrían la mente a más visiones aún, incluso siendo él el autor y teniendo otra visión de su propio cuadro. Le recuerdo como buena persona y lo que sé por él por sus alumnas y por las cosas que le ocurrieron en los últimos años en torno a sus clases, creo que tenía altos valores humanos y una fuerte creencia en lo que hacía como pintor y en lo que hacía como persona que formaba a otras personas. 

Yo hablé por primera vez de una de las exposiciones que montó en la Mutual en la Noticia 1093ª, en junio de 2012, aquella fue "Figuraciones, la realidad ampliada". Pero sería en la segunda vez que escribí de una exposición de la Mutual Complutense cuando hablé plenamente de él a través de una exposición de dibujos suyos que me pareció fascinante, se llamaba "Grafitos", en marzo de 2013, dedicada a los siete pecados capitales, en la Noticia 1195ª. Ahí podéis ver más cuadros suyos. La siguiente ocasión tuvo lugar en mayo de ese 2013, se trataba entonces de los cuadros iniciales de sus alumnas y alumnos de ese momento en la Mutual, Noticia 1208ª. Y finalmente la última vez que escribí sobre una exposición que organizó él fue en mayo de 2015, con otra exposición de sus alumnos, Noticia 1483ª

Ved sus cuadros, también en su página Facebook compartió varios. No sé si el ayuntamiento, los institutos de secundaria de Alcalá o la Mutual Complutense le dedicarán algún homenaje o exposición, aunque sería bonito que fuera así para potenciar la vida de esta persona que dio bastante de si tanto a las personas como a la ciudad en cuanto a pintura. Que la tierra le sea leve.

domingo, mayo 24, 2020

NOTICIA 1969ª DESDE EL BAR: LA MECANIZACIÓN QUE VINO DE UN VIRUS

"Lo que preocupa es que en esta crisis los ejecutivos de empresas se puedan acomodar en su deseo de ir hacia una máxima automatización. Antes de la crisis, las compañías ya apostaban muchas veces por ella a pesar de que las máquinas no son necesariamente mejores que el ser humano. Pero reciben un trato fiscal más favorable, no se organizan ni hacen huelgas. Esto ha llevado a mucha sustitución de empleados por máquinas (...). Temo que, con la posibilidad de que las personas enfermen -especialmente si las apelotanas en malas condiciones- los directivos y accionistas apostarán por la mecanización de un modo negativo para los trabajadores".

(Esther Duflo, en la entrevista "El crecimiento no implica bienestar", publicada en Ideas el 24 de mayo de 2020 con motivo de la pandemia por Covid-19).

En las dos últimas semanas aparecen en telediarios, programas de humor y reportajes, imágenes de un brazo robótico que ejerce de camarero en algunos bares como solución al distanciamiento social, en otras ocasiones se informa de la eliminación de las cajeras y cajeros de supermercado para poner máquinas en su lugar en nombre de la salud pública, hubo quien emitió la mecanización completa de un almacén, prescindiendo de los mozos de almacén... Hoy la Premio Nobel de Economía Esther Duflo declara a Ideas (suplemento de El País) que teme que en nombre de la Covid-19 todo se automatice y se olvide el valor humano del trabajo (por aquí la entrevista). Pero lo horrible es que todas estas noticias en tele y prensa y bromas se dan con una argumentación positiva sobre sus beneficios en nombre de la salud, sin crítica y sin decir a la gente su significado y alcance... y peor aún: percibo que un gran número de personas están de acuerdo, sin pensar siquiera lo que va a suponer no solo para la vida de los demás, sino para la propia vida.

No nos engañemos, en esta crisis habrá empresarios, grandes, medianos y pequeños, que su mayor solidaridad será con sus beneficios alegando "lo caro" que le sale un trabajador. En todo caso, ya en 1981 un sociólogo y economista francés Pierre George, ya pronosticó este futuro en su libro "Sociedades en mutación", que analice en Noticias de un espía en el bar en tres entregas allá por 2008, os las pongo aquí para el interesado: Noticia 499ª, Noticia 500ª y Noticia 501ª. Volví sobre el tema en 2016 cuando los datos indicaban que para 2030 la robotización e informatización del trabajo en el siglo XXI iba a eliminar millones de puestos de trabajo. Esto lo escribí en la Noticia 1623ª. Por cierto, esta es la segundo Premio Nobel de Economía que este 2020 durante la pandemia de la Covid-19 alerta contra los problemas que un pensamiento capitalista deshumanizado podría estar comenzando y acelerando, lo que va a crear graves problemas sociales mundiales si no se identifica y se ataja rápido. El primero en alertar fue Joseph Stiglitz en marzo pasado. Lo comenté en la Noticia 1952ª.
 
Vivimos en tiempos donde además se ha fomentado y asentado una cultura en torno al culto por lo tecnológico como algo que facilita la vida, que socialmente eleva al más patán a digno ciudadano al día de las cosas con tan solo tener la última máquina o aplicación de Internet en su teléfono que le permita socializar con otras personas "bueno, bonito y barato", el viejo lema de los vendedores africanos en las playas españoles de los años 1980. ¿Quién no conoce, por ejemplo, a quien en los últimos años se ha comprado el televisor más grande habido y por haber en el mercado, el teléfono capaz de ser un ordenador digno de un ejecutivo de la Bolsa de New York, o quien considera que si no estás en una base de datos de una empresa internacional para conocer a alguien con intenciones amorosas o sexuales eres poco menos que alguien fuera de las posibilidades del amor y la carne? Vamos, lo que antes se traducía también en los años 1970 a 1990 como el que tenía una casa en la playa, una parcela en el campo y el coche más grande y caro que se pudiera comprar, aunque pagarlo te supusiera penurias varias, quien dice coche, dice en los años 1990-2000 la necesidad creada de viajar al extranjero a toda costa, aunque fuese unas horas de fin de semana en vuelos de bajo coste, porque si no lo hacías eras una persona sin mundo. Importa lo tecnológico e importa el consumo, sin más, que consumas, que gastes dinero en objetos o productos o paquetes de hipotéticas y más imaginadas que reales experiencias de la vida. No importa el mensaje, ni el significado. Lo tecnológico también como símbolo demostrativo del individuo que vive en la modernidad, aunque luego interiormente no sepa ni media palabra de sí mismo como persona. Lo tecnológico como símbolo de progreso social, aunque este se asocia a progreso material, no necesariamente a progreso personal interior y humano. Lo tecnológico como paradigma de innumerables apelaciones individuales para no desencajar en un prototipo social que en realidad ha sido inventado por todos aquellos que desde las empresas trabajan para que compres sus productos, lo que implica que adoptes y asumas como libre pensamiento tuyo un modelo y estilo de vida que en realidad te aliena y no te deja ser tú. Ya nos avisó Aldous Huxley en la década de 1930 con su libro Un mundo feliz. Y nos avisaron numerosos otros escritores, filósofos y políticos. Y artistas, también artistas. Pensemos por ejemplo en Hannah Arendt, cuando escribió La crisis de la cultura en 1961 y que en España se editó en 1993, lo resumió muy bien Dexedrina en 2010 en su bitácora escogiendo un párrafo del libro. Los valores humanos de un producto cultural transformados en un producto de mercado al llevarlo a la masa haciendo sentir a la vez a los individuos como alguien único al recibir el producto cultural masificado, desvinculado de su condición de producto único, incluso aquellos productos culturales hechos para pensar, como los libros, al ser metidos dentro de un conjunto de interpretaciones que se propagan mediáticamente como las únicas posibles y más acertadas, haciendo de la reflexión mediatizada la única reflexión posible y haciéndote creer que, además, es tu propia reflexión. Adorno o Nietzsche ya hablaron de ellos en el siglo XIX, a finales, cuando hablaron de la verdad no como algo real, sino como resultado de la aceptación de opiniones y verosimilitudes generalizadas. Claro que Arendt también escribió ocho reflexiones políticas actuales en Entre el pasado y el futuro que nos pueden servir para, uniendo unas cosas con otras, entender que todo esto está unido en el paso de lo anterior con lo por venir. 

Buenos días, cibernautas.

lunes, mayo 18, 2020

NOTICIA 1968ª DESDE EL BAR: LI WENLIANG NOS AVISÓ DE LA ENFERMEDAD Y DE LA POLÍTICA QUE SE AVECINABA

Habrá dos significativas bajas en la cultura de Alcalá de Henares cuando regresemos del confinamiento por estado de alarma, aunque se deben a jubilaciones. No sé, aunque imagino, que el largo cierre de ya dos meses por confinamiento les habrá amargado un poco este asunto. Una de las bajas es el cierre del mítico bar en los conciertos de fin de semana Kingston Club, de la calle Santiago, especialmente de jazz (se une así a otra pérdida en ese estilo, el Moho Jazz Club, en 2019), aunque acogió otros estilos musicales. La otra baja es la muy popular Librería Cervantes, más conocida como Librería de Javier, aunque el dueño ha anunciado que el cierre definitivo será en otoño. Lo cierto es que de momento el cierre le va con un buen broche, pues el nuevo libro que ha escrito Javier, titulado El efecto Tyndall, está siendo un éxito de ventas y de difusión en todo tipo de medios gracias a la recomendación que hizo en una entrevista de televisión una enfermera del Hospital Universitario Príncipe de Asturias para lectura de los enfermos de la Covid-19.  

En mis paseos permitidos, que suelo hacer por las mañanas por ser las horas en las que mejor se pasea sin problemas de conflicto para poder respetar las normas del confinamiento contra la expansión de la Covid-19, he visto por la zona Oeste de la ciudad, donde está el conjunto de barriadas que acoge mi kilómetro de radio para pasear, varios negocios pequeños de barrio que llevan muchos años en el barrio y que han colgado el cartel de "se alquila" durante este largo cierre. Eran negocios que no es que tuvieran mucha gente, pero tampoco es que estuvieran vacíos. Uno los veía con clientela. Tendrían negocio para ir viviendo con normalidad, siempre y cuando les entraran los ingresos que en estos dos meses no habrán podido ingresar. Hablamos de algún negocio de ropa, un taller que vendía repuestos de maquinaria de aires acondicionados, creo que era, y, el más llamativo para mí, una pollería que nunca le faltaba un cliente en espera. Supongo que en otros lugares de la ciudad, del país en general, esta situación se estará reproduciendo y que muchos de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) irremediablemente pasarán a ser Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) o directamente pasarán a ser despidos por causa mayor, si no existe la empresa, no hay posibilidad de mantener los empleos que generara. De hecho, los últimos datos de desempleo que se dieron hablaban que la mayor parte del paro generado se había creado precisamente por vía de las pequeñas empresas, que no pueden mantener la situación porque la gran mayoría vive al día... Igual que innumerables trabajadores por cuenta ajena y que han agotado sus recursos al no haber tenido ingresos para ahorrar. Yo mismo llevo más de un año con ingresos que no me dan para ahorrar, todo lo contrario, pero yo no estoy en ERTE ni en ERE, estoy simplemente en suspenso, en espera del reintegro en mi jornada normal de trabajo, ni siquiera es teletrabajo.

El teletrabajo tiene sus riesgos, jornadas de trabajo no respetadas por empleadores y por compañeros de trabajo, incluso por los propios trabajadores que no miden sus tiempos, electricidad propia gastada y pagada de tu propio consumo personal o familiar contratado, recursos varios igualmente salidos de tu bolsillo para beneficio de la empresa (ordenadores, pendrives, folios, bolígrafos, calefacciones y aires acondicionados, tintas de impresora, Internet, fotocopias, máquinas de coser, telas, hilos, cocinas, gas, etcétera), imposibilidad de mantener determinadas normas de seguridad laboral de oficinas en tu propia casa, y otras cuestiones. Hasta cierto punto el "Home System" (Sistema de trabajo en el hogar) del comienzo del sistema del capitalismo en el siglo XVIII, con un paso previo en el XVII, regresa de nuevo en el siglo XXI, del mismo modo que el ultracapitalismo y el liberalismo salvaje del siglo XIX fue regresando paulatinamente desde el final de la Guerra Fría en 1991. El mismo sistema que se ha revelado como un problema serio para el medio ambiente y la supervivencia, así como algo que no funciona bien ni con justicia y que colapsa sociedades a través de la pandemia mundial de la Covid.19.

De todo esto, parece que el mundo apunta a que prepara cada vez  más contra toda vida un cataclismo ecológico antes de que acabe el siglo XXI. Estas noticias salen con cuentagotas en los últimos meses, eclipsadas por la Covid-19, pero no por eso dejan de ocurrir cosas en el medio ambiente, producto de la actividad humana acumulada durante décadas. Todos los países le hemos dado un respiro al mundo al parar en gran parte en nuestro quehacer diario, pero ese respiro es un parche muy pequeño, por muy grande que nos parezca en estos días. Hay que parar el consumo de todo tipo de cosas, hay que reducirlo, recurrir a la reutilización y al reciclaje. Hay que producir menos, usar menos el transporte, generar energías más limpias y eficientes, etcétera. Todo eso parece haber tenido un primer ensayo con esta pandemia mundial, se ha podido tomar nota de algunas cuestiones colaterales que conlleva ese cambio, y por tanto diseñar nuevos modelos alternativos al capitalismo, algunos han tomado nota en el sentido de transformar al capitalismo dentro de sí mismo en otra fase. Como sea, no hay quien falta que en sus reflexiones y análisis con mucho bagage intelectual atrás, considera que llegará un momento que lo ocurrido estos meses son una pequeña antesala de un esfuerzo mayor en el mismo sentido de parón que se nos pedirá a todos los humanos en este siglo para parar el cambio climático. Puede que eso conlleve un cambio social, político y económico gigantes y que superan mentalidades de organización humana herederas de las mentalidades de los Estados-nación del siglo XIX y el capitalismo del siglo XVIII. 

En un sentido ecologista y a pequeña escala, en Alcalá de Henares el grupo ecologista Ecologistas en Acción ha elaborado un pormenorizado estudio y análisis muy interesante llamado La calidad del aire en Alcalá de Henares durante la pandemia por el Covid-19, que contiene un repaso sobre el deterioro del aire complutense por contaminación y las normativas al respecto, al que sumarle su Mapa ambiental de Alcalá de Henares. No olvidemos que dentro del aviso que los científicos lanzaron en 2017 con el lema "Muy pronto será demasiado tarde", entre las catástrofes medioambientales que pronosticaron que causaría el deterioro ecológico estaba el aumento de enfermedades nuevas y de enfermedades graves que antes no habían afectado a los seres humanos y que poco a poco lo irán haciendo. También hay a nivel internacional quien relaciona el salto de un animal a un humano del SARS-Cov-2 (coronavirus que origina la Covid-19) como parte inicial de los efectos del cambio climático en cuanto a pandemias se refiere.

A todo esto hay que sumarle el asunto político. En lo referente a España, según la encuesta de El Diario, la crisis de la Covid-19 ha hecho aumentar en intención de voto a la derecha política, a PP y a Vox, y ahora mismo están a mismo nivel que la izquierda gobernante, el PSOE y UP juntos. El Diario es un periódico orientado a la izquierda, con lo que no es sospechoso de alentar a la derecha. Tenemos un gobierno altamente flexible (sus cambios para adaptarse a peticiones han sido muchos), que ha hecho las mejores medidas posibles para trabajadores y autónomos en lo económico, y las que se han rebelado como más eficaces en toda Europa en lo sanitario para frenar rápido la pandemia respecto a comparativas con otros países (otra cosa es que en España proporcionalmente a toda la población ha sido altamente letal), pero la apisonadora mediática y la gente más cerrada en sus ideas ha hecho que haya gente que se crea el actual discurso falso de PP-Vox de que esto es una dictadura y que el gobierno busca la muerte y la ruina de los españoles (no explican nunca la razón de tan deleznable afirmación). Los historiadores y los sociólogos atendemos a todo tipo de parámetros al analizar, la gente que no es historiadora ni socioóloga nos suele tachar de todo y desprestigiar, queriendo imponer su visión, en este sentido ya veremos si llegará el día que los historiadores podramos explicar otras etapas de la Historia con la referencia a la hipotética futura frase de "yo aplaudía porque pasaban por aquí y tocaba aplaudir" o "yo le daba a la cacerola porque pasaban por aquí, no me metía en nada, no me interesaba la política". Sea como sea, parece que se ha querido alimentar mentalidades que en nombre de la democracia atentarían contra valores de juego limpio democrático. Me pregunto cómo dará la vuelta a la tortilla al menos el PP cuando todo el confinamiento acabe y con él el estado de alarma, por tanto, no tenga con qué esgrimir y sustentar materialmente sus acusaciones de dictadura social-comunista (según expresión de Vox que el PP gusta de abrazar y repetir como un loro).

Leía en El País Semanal de esta semana el reportaje Regreso a Wuhan, donde todo empezó, escrito por Macarena Vidal Liy, con fotografías de Gilles Sabrié. Un reportaje muy interesante donde se repasa toda la Historia reciente del centro del inicio de la Covid-19 desde su detección en diciembre de 2019 en la ciudad y región china de Wuhan hasta el momento actual de mediado mayo de 2020. Invito a leerlo porque en su lectura no sólo aprenderemos algunas primeras nociones de la Historia reciente, llena de lagunas, por otra parte, primero porque está ocurriendo ahora mismo y segundo por la censura y la propaganda china, extensible, tengo la impresión, a cualquier país del mundo, siendo en cada sitio más profunda la censura o la propaganda dependiendo del lugar, del mismo modo que dependiendo del lugar tendrá unas características diferentes, pues la manipulación informativa no es exclusiva de los gobiernos y las administraciones, menos hoy día. Pongo aquí dos de las frases a tener en cuenta que se leen en voz de algunos ciudadanos chinos que hablan en el reportaje, voces que nos harán comprender que hay cosas que están ocurriendo que no están muy lejanas de lo que ocurre en todas las sociedades ahora mismo.

Mister Zhou, activista de la oposición al gobierno comunista chino, después de pasar una oleada de protestas de ciudadanos chinos contra algunas de las medidas tomadas por su gobierno, pero altamente silenciadas en los medios de comunicación, declara llegados al punto de haber sido levantado el confinamiento en Wuhan y permitirse pasear, trabajar, ir a tiendas y a restaurantes: "La gente lo que quiere es que le resuelvan su aquí y ahora. Mientras estuvieron encerrados se quejaban. Ahora que ya pueden salir, ya les da igual. Es como si no hubiera pasado nada". ¿Os suena? En España desde que dejaron pasear la gente fue dejando de aplaudir a las 20:00 horas. Prácticamente la totalidad de la gente que lo hacía paró. Solo muy poquitos continuaron, esos eran los sinceros. Lo de los aplausos y otras cuestiones, no tenía tanto que ver con los sanitarios, había en ese hecho muchos mundos aparte que no se ha querido reconocer ni decir, al menos abiertamente. Contiene en sí desde análisis psicológicos de grupo e individuales, hasta cuestiones políticas de todas las escalas y tipos, y demás. Si alguien creyó que lo de los aplausos iba en todos los casos (personas) exclusivamente de algo que tenía que ver con dar ánimos a los médicos, cayó en una falsa propaganda de psicología de masas. Y si no, ¿de qué el exhibicionismo de habilidades de cara a ponerlas en red a ver si alguien las repone en telediarios? ¿De qué los himnos de España con letras franquistas? ¿De qué señalar en los portales a quien aplaude y a quien no? ¿De qué "yo pongo esta canción porque la prefiero a esta otra, o a este artista porque al otro ni lo quiero ver"? ¿De qué que los vecinos hicieran vida social a las 20:00, cuando de balcón a balcón se podrían hablar en cualquier otro momento? ¿De qué tantos de qué que se han dado? En poco surgieron las caceroladas a las 21:00 por parte del estímulo de la extrema derecha de Vox, a la que terminó sumándose una nutrida parte de simpatizantes del PP para protestar contra el gobierno por la gestión de la Covid-19. Han habido, hay, hasta manifestaciones en el barrio de Salamanca de Madrid, donde vive el 1% de la población más rica de España y cuyo más del 70% de población es votante del PP, y por tanto apoyaron los recortes en Sanidad que nos han situado en la gravedad de los sucesos de esta pandemia en nuestro país, un tercio de los muertos son de la Comunidad de Madrid, de ellos, un 80% aproximado se han dado en las residencias de ancianos que el PP en el gobierno autonómico abandonó en manos de grandes empresarios desde hace más de una década y media, de alguno de ellos salió su nombre en relación a tramas de corrupción juzgadas donde también aparecía el PP de Madrid o miembros en su día de este partido. Precisamente el no paso de Madrid a la Fase 1 de la desescalada de medidas se debe precisamente a la falta de control y gestión de las residencias de ancianos y a la falta de pruebas PCR para detectar la enfermedad a tiempo, cosa imposible porque la propia Comunidad decidió cerrar los ambulatorios de barrio al comienzo del estado de alarma. En los años 1980 el "Cojo Manteca" golpeaba las farolas con su muleta, en el 2020 un anónimo aún sin reconocer golpea una señal de tráfico con su palo de golf... ¡Ah, amigos! ¡Cómo han cambiado las manifestaciones en España! El tiempo vuela y nos pilla sin descapotable. Pero, ¿qué es lo que piden esos manifestantes, algunos de ellos sin ocultar para nada en declaraciones a telediarios su simpatía a la dictadura de Franco? Poder reabrir sus negocios. Acusan al gobierno de dictadura, pero en realidad lo que quieren es hacer sus negocios con normalidad, el resto que no sea su dinero no les interesa, pero es cierto que gente que no está a su nivel económico, más humilde, ha vuelto a observar con buenos ojos una opción conservadora y de ultraderecha, quizá cansados de dos meses de confinamiento y muy permeables a unas declaraciones y una propaganda política sobre las supuestas maldades del gobierno de izquierdas.

La otra frase viene de uno de los personajes históricos recientes que de momento es bastante desconocido, aunque en China su nombre suena mucho aunque en silencio. Se trata de un joven médico oftalmólogo llamado Li Wenliang. Trabajaba en el Hospital Central de Wuhan. La jefa de cuidados intesivos de ese hospital, Ai Fen, le pasó el informe médico que le pasó Zhang Dingyu, director del Hospital Jinyintang, dedicado a enfermedades infecciosas. Una nueva enfermedad contagiosa se expandía rápidamente de manera parecida a la anterior pandemia de coronavirus, que también afectó a Extremo Oriente, el SARS. El informe era pasado a finales de diciembre de 2019. El joven oftalmólogo Li Wenliang mandó un mensaje de texto a varios colegas suyos del hospital sobre que le parecía que había un nuevo tipo de coronavirus circulando por el hospital, que luego pasó a lo que sería el equivalente a Twitter en China. Tres días después una colega suya, la neumóloga Zhang Jixian, alertó a las autoridades de que confirmaba la sospecha de Li Wenliang, por lo que informó a las autoridades de la existencia del mensaje de Li Wenliang a varios de sus compañeros de trabajo. El 30 de diciembre el Hospital Jinyintang debía tomar medidas ante una enfermedad muy contagiosa, pero el 1 de enero ocho médicos eran amonestados por comparar la enfermedad con el SARS, el 3 de enero Li Wenliang fue llevado a la comisaria acusado de hacer correr rumores sobre una nueva enfermedad, lo que era un delito contra la seguridad del Estado, acusado de difundir mentiras para desestabilizar el gobierno. Se le amenazó de ir a juicio si no guardaba silencio. En los días siguientes no se registró en su hospital ni un solo caso del nuevo coronavirus. El 13 de enero se dio el primer caso fuera de China, en Tailandia. El día 17 de enero volvieron a registrar nuevos casos en Wuhan, ingresaron varios casos a la vez. El día 17 de enero el número de casos aumentó de manera escandalosa, sobrepasando las capacidades hospitalarias. El día 20 de enero el presidente de China, Xi Jinping, aparecía por televisión reconociendo la existencia de la Covid-19 y señalando su foco de infección inicial en un mercado de Wuhan. A partir de ahí la historia es más conocida, pese a sus sombras y silencios. Un par de semanas antes, en otro reportaje del mismo periódico, un anónimo ciudadano chino declaraba que en su opinión la cifra más cercana a la realidad en China debía ser el resultado de la multiplicación por 10.000 de la cifra oficial. El periódico económico Cinco Días, el 3 de abril, publicaba una noticia de la desaparición de veinte millones de clientes chinos de telefonía, en realidad, en cifra sólida en cuanto a posibilidades conspiranoicas plausibles, de 860.000 clientes en enero. Dando un salto en el reportaje de esta semana, Li Wenliang moriría de Covid-19 un mes después de haber mandado aquel mensaje. Entre tanto su nombre se había conocido por los rumores entre varios habitantes de Wuhan que no confiaban en las informaciones oficiales, pasó a la prensa internacional. Pero él permanecía callado... y enfermo. Sin embargo, una de sus últimas declaraciones fue: "una sociedad que hable con una sola voz no es una sociedad sana".

La científica y médica Shi Zhengli, directora del laboratorio del Hospital Central de Wuhan, tras superar allí la pandemia, declara el 25 de mayo a medios internacionales que la Covid-19 sólo es la punta de lanza de otras enfermedades graves que pueden saltar al ser humano como efecto del cambio climático. Apela a la colaboración entre todos los humanos.

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En todo caso, llegados a este punto, repasemos la Historia reciente en España, de todos modos, un poco más distanciado de la Covid-19 aunque la Covid-19 entra de lleno en nuestros libros de Historia:
 1.- En el verano de 2018 la XII legislatura cambió la formación de su gobierno y presidencia del PP de Rajoy al PSOE de Pedro Sánchez. Aunque durante la nueva presidencia y gobierno se hicieron algunas cosas la mayor parte de los meses fueron periodo vacacional o gobierno en funciones al fracasar los presupuestos del Estado y convocar elecciones anticipadas, que llevaron a la XIII legislatura en 2019.

2.- La XIII legislatura de 2019 fue una legislatura fracasada, fue un gobierno en funciones del PSOE incapaz de formar gobierno y por tanto anticipando elecciones de nuevo. Recordemos que precisamente la XII legislatura anterior comenzó con Rajoy que venía de otra legislatura fracasada por idénticas razones, la XI, por lo que es un problema arrastrado desde 2016.
 
3.- La actual XIV legislatura se formó en diciembre de 2019, pero no nombró presidente y gobierno de coalición PSOE-UP hasta enero de 2020, pero a mediados de marzo se tuvo que decretar un estado de alarma que en mayo aún perdura y todas las medidas son de excepción.

¿Hay alguien más aparte de mí que le gustaría ver ya un gobierno que pueda hacer sus cosas acertadas o desacertadas con un funcionamiento normal, independientemente ya del partido? Yo preferentemente deseo que de izquierdas, pero independientemente de las preferencias de cada uno, de verdad, ¿no va siendo hora desde 2016 a lo que va de 2020 que España se gane un poco de reposo para poder mejorar vidas comunes?

Recordemos que la que (para mi análisis) fue la nefasta X legislatura que gestionó la represión al 15M, los recortes sociales y la reforma laboral, comenzó en diciembre de 2011, tras unas elecciones anticipadas del PSOE de Zapatero, que en el nuevo gobierno del PP de Rajoy se hizo lo que se hizo recién citado, para bien o para mal, y que se debía haber acabado en 2015, pero Rajoy estiró sus márgenes y luego ante la imposibilidad de formar gobierno nuevo tardó en venir la XI legislatura fracasada citada antes hasta 2016, por lo que el gobierno más normal reciente que hemos tenido surge de la anomalía de otras elecciones anticipadas, las de 2011, y duró en su tiempo la anomalía de cuatro años y medio, rumbo a cinco casi.
 
De verdad, necesitamos normalidad política en cuanto se pueda, o seguirán nuestras vidas estancadas... Coñe, que seguimos con los presupuestos del Estado de Montoro, que fue ministro con Rajoy, o sea con los presupuestos del periodo 2017-2018 hemos tirado y seguimos tirando desde 2017 hasta 2020 y lo que queda, porque ya se dice que lo mismo por la Covid-19, por excepción, se prolongarían más aún, hasta 2021. Así no se puede seguir... y aún tenemos pendiente resolver el asunto catalán, que ha sido otra de las anclas paralizantes del avance de los gobiernos de España en sus labores corrientes.

Necesitamos normalidad y eso pasa por superar absolutamente todos los aspectos nocivos derivados de la pandemia de la Covid-19 y aprovechar lo mejor de los aspectos que han traído algo positivo, que los hay.

viernes, mayo 15, 2020

NOTICIA 1967ª DESDE EL BAR: PRIMAVERA AUTORIZADA





Una paloma libre sobre un coche aparcado debajo de mi ventana mirándome mirarla atrapado en mi casa, una farola de un colegio medio vencida por la vegetación, un banco solitario casi absorbido por la Naturaleza, el amanecer sesgado en una de las plazas interiores del conocido popularmente como "Lianchi" (Polígono Puerta de Madrid), los restos de Complutum tras una valla y al fondo el Cerro del Viso, donde comenzó todo con las cuevas prehistóricas e Iplacea... Imágenes de primavera en el Oeste de Alcalá de Henares en mis paseos autorizados durante el confinamiento por el estado de alarma ante la pandemia de la Covid-19 activado el 14 de marzo de 2020. Una selección muy breve de tomas que hice del 2 al 15 de mayo. Dejo fuera otras interesantes, como la de una telaraña gigante ocupando la parte superior de un tobogán infantil en el parque de la calle Demetrio Dúcar o el primer día que volvió a abrir la panadería de mi calle, por ejemplo, o algunas imágenes que vi y no llegué a fotografíar, como la tienda de lencería que decidió poner en su escaparate pijamas de felpa y bragas de cuello alto o la cola de gente que ocupaba el ancho de un bloque y medio de edificios para entrar en un estanco de tabaco, al igual que pasó el día que se anunció que al día siguiente se activaría el estado de alarma. Quedan fuera también fotos del periodo previo, como el arco iris sobre la ciudad. Como siempre en esta bitácora, las fotos se amplían si se pulsa sobre ellas. Saludos y que la cerveza os acompañe.

Hoy, 15 de mayo, estamos en el 62º día del estado de alarma a nivel estatal, 63º de confinamiento declarado en la Comunidad de Madrid (recordaré que algunas personas dicen que a nivel estatal estamos en el día 63 hoy porque la publicación de su activación se produjo en la noche del 14 de marzo, pero precisamente por activarse en la noche, en las últimas horas del día, yo no lo cuento).

lunes, mayo 11, 2020

NOTICIA 1966ª DESDE EL BAR: MI CINE DURANTE EL CONFINAMIENTO (3)

El confinamiento por el estado de alarma ante la pandemia de Covid-19 continúa su curso y ya he juntado más de diez películas completas que he visto durante el mismo desde la última vez que di cuenta de ello el pasado 19 de abril. La verdad que es que he llegado a ver trozos de otras, que ya vi empezadas o que no terminé de ver. Han puesto muchas películas que ya vi bastantes veces anteriormente y también películas que no me han interesado absolutamente nada. En todo caso, quepa entregaros ahora la tercera parte de las películas que vi durante el confinamiento. Recordad que la primera parte está en la Noticia 1958ª y la segunda parte en la Noticia 1959ª, ahí las podéis leer. Y como el estado de alarma perdura, evidentemente habrá una cuarta parte cuando reúna otro paquete de películas vistas al completo durante este periodo, hasta que acabe el dicho estado de alarma. Me he dedicado a otras cosas más abundantemente, aunque la semana pasada al fin empezó una de mis series más recomendables de la televisión española, el Ministerio del Tiempo.

Estos días se ha leído en prensa a críticos de cine buscando películas que ellos creen perfectas alegorías de lo que pasa en nuestros días, así pues, se ha vuelto a leer, por enésima y repetitivamente todo tipo de referencias a El hoyo (2019, Galder Gaztelu-Urrutia), de la cual ya os hablé en la primera entrega porque yo la vi poco antes de que empezara este confinamiento y que personalmente me parece desacertado tanto que la gente la tome como referencia como que la califique de distopía de manera automática  sin preocuparse en ir a la reflexión de qué es una distopía. Pero ya os analicé bajo mi punto de vista esa película. Lo cierto es que otros han intentado acercar el ascua a la sardina de la historia de Drácula (1931, Tod Browning), que por pura casualidad fue otra de las películas que vi en este estado de alarma, y ya os hablé de ella en la segunda parte de estas entregas. La vi semanas antes de que la prensa diera cuenta de ella intentado asimilarla a la actual pandemia. La crítica en realidad era un ejercicio de autosuficiencia de su autor donde quedaba demostrado que si tú te lo planteas puedes hacer pasar por metáfora que entra como un guante de bien cualquier cosa que tenga un mínimo insignificante que pueda establecer un nexo de unión con lo que tú deseas hablar. En este caso la enfermedad expandida en secreto por un solo individuo que se mueve de uno a otro individuo y que los que quieren sanar al infectado no encuentran mejor remedio que encerrarle, aunque esto en realidad no evite que entre Drácula/Covid-19. En fin... a esta gente la pagan por publicar estas visiones en prensa estatal, mientras que en realidad no pasaría de tener el mismo valor y calidad de criterio que cualquier persona común que escribe en Internet o habla con sus amigos. Es un criterio respetable, desde luego que sí, pero a veces uno en prensa estatal, ya que la paga, espera algo que aporte más que los pensamientos más simples sin análisis realmente metidos en harina. Llegados a este nivel de análisis habrá quien diga que todo es Covid-19... y no sería raro, pues incluso en un telediario llegaron a explicar el cuadro de El Guernica de Picasso en comparativa con la pandemia actual... pajolero, impertinente.

Quizá el más acertado de los críticos buscando películas que se ajusten a una relectura metafórica de la pandemia de la Covid-19 fue Carlos Boyero, en El País. En la semana conmemorativa de uno de los aniversarios de Alfred Hitchcock le dedicó una página completa de periódico al cineasta alabando sus cualidades cinematográficas y arremetiendo contra El Hoyo cuando, según él, supo que era una de las películas más vistas mundialmente durante la pandemia. Él aportaba el título de Los pájaros (1963, Alfred Hitchcock). Unos pájaros que sin explicación un día deciden atacar a los seres humanos hasta matarlos. Los ataques pueden llegar en cualquier lugar y momento. Nadie se encuentra a salvo, no hay remedio ni explicación, solo el hecho de los ataques de los pájaros. Como solución solo queda encerrarse en las casas y no tener contacto con el exterior, aunque los pájaros harán todo lo posible por entrar en las casas a por los humanos y los humanos tomarán todas las medidas posibles dentro de las casas para que eso no ocurra. Solo al final de la película, también sin razón aparente, los pájaros dejan salir a los humanos de nuevo a las calles. Ellos no se han ido, están ahí, por todos los sitios, rodeando a los humanos, como una amenaza latente, es una nueva realidad que lo cambia todo en el comportamiento humano. 

Como sea, sin distraernos mucho más, y sin entrar en el juego que nos daría comentar lo oportuno o lo inoportuno de la propuesta de Carlos Boyero, procedamos a la tercera entrega de las películas que vi desde la última vez que os las compartí.

Dos cabalgan juntos (1961, John Ford): En las semanas siguientes a la última vez que os escribí sobre el cine que estoy viendo estos días, Telemadrid seguía siendo la mejor oferta para poner la televisión si no se quería ver debates estériles e informativos repetitivos de la Covid-19, y si tampoco se quería ver la quincuagésima repetición de unas determinadas series de televisión. En su habitual película del Oeste de todas las tardes pusieron esta, que he visto innumerables veces, también es cierto, y que incluso tengo en DVD. Me la sé bien. Como ya comenté en las entregas anteriores, John Ford hizo varias películas contrarias al racismo, siempre desde su género cinematográfico estrella, el Oeste. En esta ocasión Richard Widmark y James Steward deben colaborar desde los puestos de un hombre de honor del ejército y un comisario corrupto para encontrar y traer de vuelta a prisioneros blancos que los indios raptaron años atrás. Para ellos el ejército organiza un campamento en el que se recogen todo tipo de datos sobre los desaparecidos y se contrata con dinero al personaje interpretado por Steward, conocedor de las costumbres indias, para que use parte de ese dinero en el pago del rescate. Steward es un personaje lleno de prejuicios raciales, aunque valora en realidad que blancos e indios tienen sus propias costumbres y territorios y no se deben alterar ni mezclar. Widmark, por el contrario, cree en las personas al margen de razas, pero sujetos a códigos de honor, normas y leyes, las mismas que se salta Steward, pues considera al ser humano como ser por naturaleza corruptible en todos los sentidos, de hecho, a quien realmente desprecia Steward es a las personas de doble moral y falsas apariencias y convicciones éticas. Cuando se encuentran a los desaparecidos estos se han adaptado totalmente a la vida india, por lo que el problema llega cuando son llevados de regreso al mundo blanco y son los propios blancos que los querían de vuelta quienes ahora los rechazan por ser culturalmente como indios. Así pues, John Ford vuelve a cuestionar la cuestión racial como algo determinante en la persona y pone su foco en lo cultural, las necesidades, las creencias y las morales diferentes. La película puede recibir lecturas propias de la Guerra Fría y poner en las razas críticas a las mentalidades capitalistas y a las comunistas, aunque está muy bien orientada como crítica al racismo en un contexto de cine de acción del Oeste. Como todo en John Ford, nada de lo que entra en el cuadro de una escena o en el diálogo del guión está al azar, todo cobra sentido y ayuda a ir creciendo al metraje hacia su mensaje final. Recomendable, aunque con el ritmo propio del género en los años 1960 y las caracterizaciones y asunciones de personajes propios de la época también. La película está bien, pero, como la he visto muchas veces, la vi como entretenimiento de la tarde que ya me sé.

Caza mayor (2014, Jalmari Helander): Este fue una de las películas de estreno que nos propuso Antena 3, por cierto que estos días me animé al fin a leer la traducción de blockbuster, que nunca supe muy bien qué era, y significa taquillazo o éxito de taquilla, por lo que ahora podría decir que muchas de las películas que mis amistades han llamado de blockbuster en realidad no lo fueron, no lo eran, ni por asomo, por muy espectaculares que sean en pantalla. Como sea, esta película finlandesa que emitieron por la noche me pareció rara en sí misma. Tenía los elementos propios del cine espectáculo de Hollywood, incluido un actor superestrella como es Morgan Freeman, mezclados con elementos de cine independiente europeo más propios de ser proyectados en festivales de cine europeo. Rara en sí misma se hace atractiva por ello mismo. Ni llega a convencer como taquillazo de Hollywood, ni llega a convencer como cine europeo, ni llega a alcanzar ser cine independiente ni mucho menos intelectual. Incluye niño finlandés de protagonista, aspirante a ganarse la admiración de su padre, que no cree en él, como cazador con arco de caza mayor soltado en soledad en la preadolescencia a la montaña e hielos nórdicos. Este niño, algo cerrado de mente y desconocedor de que vive en el silo XXI a juzgar por el guión torpe que le otorgaron a su personaje, se topa con el presidente de Estados Unidos, el cual ha caído en las montañas heladas de Finlandia tras sufrir un accidente aéreo a bordo del Air Force One. Descubrirán sobre la marcha que en realidad se trató de un atentado terrorista que tiene por objetivo... cazar al hombre más poderoso del planeta. Así tal cual, ni terrorismo religioso ni político ni económico, simplemente terrorismo por deporte de caza, de caza humana en este caso, pero de caza. Va más allá, porque al final descubrimos un complot dentro del propio gobierno estadounidense para dar un golpe de Estado sin que parezca que se ha dado un golpe de Estado, por lo que de fondo se quiere criticar el juego sucio y la guerra oculta de la alta política, pero en el fondo esto va de crecimientos personales, tanto del niño como del presidente. Desde la persona más insignificante a la más poderosa, todos quedamos igualados ante algo común: la vida y abrirse paso en ella. Con tan bizarro planteamiento y tan bizarra forma de exponerlo, en algún momento incluso gracioso a pesar de la seriedad con la que se plantea todo, uno no puede menos que quedarse a ver la película si le gusta el culto a lo raro y deforme que se toma en seriedad a sí mismo. En todo caso, el argumento en sí mismo es todo un subgénero en las películas de acción, nos podría recordar películas más afortunadas como El desafío (1997, Lee Tamahori) o Máximo Riesgo (1993, Renny Harlin).

Los cañones de San Sebastián (1968, Henri Verneull): No es la mejor película del Oeste que ha transmitido Telemadrid estos días. De hecho la vi mientras iba haciendo otras cosas. Lo mejor que tiene es la banda sonora de Ennio Morricone y un Anthony Quinn que, como en otras películas del Oeste, pareciera que hiciera siempre del mismo personaje. Esta producción francesa está basada en una novela de William Barby. Narra la historia de un rebelde del Imperio Español en Nueva España (México), presumiblemente en la zona de lo que será Texas o California, que es herido y se refugia en una iglesia en la que su sacerdote le da cobijo. El protagonista termina disfrazado de sacerdote y es trasladado a un pueblo llamado San José, el cual es asaltado de manera común por bandidos y comanches, sin que los habitantes se atrevan a hacerles cara. Se suelen refugiar en sus casas y escondites y darles todo lo que quieren. Quinn, como falso sacerdote y como rebelde, se indigna con la situación y poco a poco trata de movilizar y organizar al pueblo para que se defienda, ya que el ejército español no puede proporcionar tropas para la defensa de un pueblo pequeño e insignificante en la frontera. Este relato nos recordará otra película del Oeste mucho más afortunada, Infierno de cobardes (1973, Clint Eastwood), que a la vez nos recordará la historia de Los siete magníficos (1960, John Sturges), la cual viene de la película japonesa Los siete samuráis (1954, Akira Kurosawa). El argumento en su base ha estado en innumerables películas del Oeste desde los años 1950, recordemos también como dos ejemplos Solo ante el peligro (1952, Fred Zinnemann), o Wyatt Earp (1994, Lawrence Kasdan), pero también en películas de época, como la ambientada en la Guerra de los Treinta Años, El último valle (1970, James Clavell). Así pues, la película probablemente se hizo para lucir al actor latino de éxito en Hollywood en aquella década, pues el Sistema de Estrellas del negocio cinematográfico en Hollywood (Star System) implica desde los años 1910 que haya determinados personajes arquetípicos que siempre deben aparecer en la oferta de películas, el latino, el galán, la mujer fatal, el héroe fracasado pero gracioso, etcétera. Dentro de ese esquema, al ser una producción francesa, tiene posibilidades de que el género quiso explorar las posibilidades del Western con visión europea, dado el éxito de los directores italianos como Sergio Leone, sin embargo la película probablemente no pasó de ser un relativo éxito de lo que se llamó cine de barrio.

La reina Victoria y Abdul (2017, Stephen Frears): Uno de los éxitos más recientes de crítica y público y también bastante galardonada, especialmente la actriz que interpreta a la reina Victoria, de Reino Unido. No la vi en el cine y tampoco me llamó la atención en su día como para buscarla, tampoco tuve tiempo en mi vida personal aquel 2017, pero ahora que Televisión Española 1 la ponía por primera vez en televisión pública me animé a verla, porque lo cierto es que como historiador tenía curiosidad por ver cómo retrataron a la reina Victoria. Obviamente se trata de una película histórica de carácter biográfica, género conocido como biopic (biographical picture, o película biográfica). En 1887 uno de los súbditos de la reina Victoria en La India, Abdul Karim, es reclamado junto a otro indio para la entrega de un objeto simbólico de su protectorado en La India. La reina ya está muy anciana, pero de todos es sabido que la longevidad de esta persona hizo que llegara a pisar los primeros años del siglo XX. La cuestión es que con los muchos años que tiene ya en 1887, se encuentra aburrida y de vuelta de todos los protocolos que hacen que se sienta presa y controlada en la Corte. En todo caso, conocer a Abdul hace que ella le tome afecto y le transforma en su secretario personal, para escándalo de otros miembros de la familia real, de los políticos británicos e incluso objeto de rumores entre la ciudadanía. Abdul la hace rejuvenecer y sentirse viva y con ganas de aprender cosas nuevas, en concreto sobre La India, haciendo que rompa con tópicos, como por ejemplo que Abdul no es hindú, si no musulmán. La influencia de este personaje hace recordar el amorío que tuvo la reina años atrás con otro sirviente, lo que hace temer a la política y moral del momento, así como pone en alerta a los personajes más racistas del momento, pero también beneficia en torno al conocimiento en Europa del arte y cultura de La India, su comida, y otras cuestiones. Queda reflejado así el lado más humano de la reina Victoria, que entre otras cosas pasó a la historia por su estricto código moral y ético que, en su vida privada, ella misma se saltó, como tantos otros victorianos que querían dar ejemplo sin darlo, de ahí las dos expresiones de "moral victoriana", como rectitud férrea y conservadora, y "doble moral victoriana", como valores férreos conservadores de cara al exterior pero en secreto y privado todo lo contrario. La película tiene un grupo de actores que captaron todos muy bien la esencia de cada uno de sus personajes, todos famosos en la Historia. El guión supo explicar bien detallada la historia en todos sus detalles y enmarcarlo dentro de una historia humana personal y afectiva no muy común al retratar a Victoria. Además recoge bien el ambiente protocolario, imperial y político. Tiene una ambientación perfecta en escenarios, vestuario, peinados y contextos. La fotografía recoge con toques preciosos y coloridos, o bien opacos cuando hace falta, todos los detalles que ayudan a narrar el choque de novedades con las cotidianas cosas del relato biográfico previo de Victoria. Pequeños detalles de comportamiento y pequeñas escenas aparentemente intrascendentes dibujan en realidad una profundidad psicológica dentro de la reina Victoria pocas veces, o ninguna, tocada en el cine. Además el guión sabe escoger los momentos adecuados para no perder detalles importantes de todo lo ocurrido hasta la fecha de la muerte de la monarca, a la vez que no nos aburre, ya que nos hace interesarnos por los personajes al humanizarlos bajándolos de los pedestales del respeto institucional o histórico y acercándolos a emociones humanas comunes de necesidad de afecto, de vejez y de rejuvenecimiento casi como enamoramiento que despierta pasiones ya aparentemente dormidas para siempre. Película recomendable, y quizá también recomendable doblemente en la enseñanza secundaria en algún instituto tanto para enseñar lo que son actitudes racistas o también la importancia de la riqueza cultural, como para comprender un poco mejor en la Historia la época y moral victoriana a través de alguna de las escenas, aunque sin separarla demasiado de Gandhi (1982, Richard Attenborough).

Sicario: el día del soldado (2018, Stefano Sollima): A la semana siguiente de la tremenda película comentada antes, Televisión Española 1 decidió poner esta película, todo lo contrario de la anterior, aunque alguna virtud tiene, pese a que esa virtud no sea, a mi juicio, algo que la salve. Es una película de acción con planteamiento de taquillazo de Hollywood, pero con toques de cine independiente un poco europeo, como la anterior de la que hemos hablado más arriba, solo que esta vez es una coproducción estadounidense-italiana. Es una película que tras ver el comienzo iba a quitarla, me quedé un poco más por ver si algo cambiaba y, en fin, sin parar de darle una oportunidad al final la vi entera y me quedé con sensación de haber perdido el tiempo. Lo que no se le puede negar es que da lo que promete el título: es una película donde constantemente hay escenas de acción, tensión, mucha gente permanentemente enfadada, violencia verbal, todo el mundo muy duro y muy resabiado, todos con traumas profundos irresolubles que les llevan por el camino del mamporro como solución a todos los males, pero este relato, de fondo, suelta algún detallito de crítica social y política que para un público aficionado a lo fácil y a la acción sin reflexión puede introducirles sin que ellos lo sepan un principio de cuestionamiento de las cosas del mundo que, precisamente, ellos resolverían a mamporros. Lo cierto es que era la secuela de Sicario (2015, Denis Villeneuve), y tal como termina parece que promete (o amenaza) una tercera parte. Yo solo he visto esta segunda parte y me vale y basta. Básicamente es un capítulo más de la guerra sucia de Estado contra los declarados enemigos del Estado, en este caso contra narcotraficantes mexicanos que operan al sur de Estados Unidos metiendo droga en Estados Unidos. Llaman a un grupo paramilitar que hace trabajos secretos y sin respeto a la legalidad internacional ni a los derechos humanos allá donde el gobierno lo necesita, nada más alejado de los valores democráticos, de los derechos humanos y de la libertad, pero que es una idea que en tiempos de crisis como la actual parece que cuaja en una parte de la sociedad occidental, de eso se vale la película. De eso se vale para montar una historia de acción pero también para lanzarles un mensaje a los forofos de estas ideas sobre lo contraproducente y lo contradictorio de este tipo de prácticas y héroes, pero esto no lo dicen directamente, lo hacen con toda la sutileza (y sangre y huesos rotos y cráneos explotados) que pueden. El plan es provocar una guerra de bandas mafiosas narcotraficantes del norte de México para que se maten entre ellas y, en ello, poder intervenir Estados Unidos más fácilmente para acabar con ellas ya por las vías legales y no encubiertas. En medio está la población civil como víctimas colaterales, la pobreza que hace que la gente busque peligrosas ayudas, la inmigración ilegal, las redes ocultas de tráfico de personas y drogas, etcétera. Y por supuesto, los protagonistas no sólo como verdugos, si no también como víctimas del propio sistema de combate, del propio sistema que los utiliza y de su propia violencia y modo de entender la vida. Una frase de la película llega a insinuar este tipo de prácticas en Oriente Próximo y Medio por parte norteamericana para lograr sus intereses políticos y económicos, pero no exploran más ese campo de juego, simplemente lo sugieren y lo llevan a la práctica con el narcotráfico mexicano, sugiriendo así al espectador que existen guerras provocadas por su propio gobierno y vendidas con protagonistas diferentes a los que en realidad lo fueron, siendo además una guerra algo crudo que puede llevarte a ti mismo por medio. El ritmo de montaje impone mucha cámara en movimiento casi como si se tratara algunas escenas a modo de reportaje de documental informativo en zona de guerra, quizá como recurso de verisimilitud y para meter al espectador aún más dentro de la zona de disparos. No dudo que este tipo de cine tendrá sus seguidores. Yo mismo veo cine de acción, entre otro cine, pero este tipo de acción, de presentar la acción, me recuerda otras películas con los mismos recursos estilísticos desde la década de 2000 y muchas veces me parece que terminan perdiendo el guión en favor del espectáculo, es verdad que aquí tratan de no alejarse mucho del planteamiento original, pero terminas perdiéndote en ¿quién, por qué, cómo, dónde, disparó? Ahora bien, deja bien asentada en la cabeza la existencia de la guerra sucia y de la corrupción de Estado, y no tengo muy claro hasta qué punto tiene un toque pelín xenófobo o bien pelín etnocéntrico en la idea del manido eslogan del siglo XIX de "América para los americanos".

La habitación (2015, Lenny Abrahamson): El fin de semana en el que acababa el confinamiento estricto y comenzaron los permisos para pasear con los niños, Televisión Española 1 puso en la noche del domingo este largometraje coproducción de Irlanda, Reino Unido y Canadá que venía muy a cuento como mensaje a lanzar a los telespectadores, tal como han venido haciendo en general todas las televisiones a través de la mayoría de películas que han seleccionado en sus parrillas todas estas semanas. El argumento comienza con la incertidumbre de si estamos ante una película de ciencia ficción, distopía u otra cosa, al presentarnos a una madre y a un niño encerrados en una habitación, aislados del mundo exterior. Todo su mundo se ha reducido a eso y a objetos que parece que llevan allí mucho tiempo. Aislados incluso de la vida, según aparenta la sensación del niño cuando ve un ratón de verdad en el cuarto. Pero es una idea que refuerza el lenguaje del niño y la madre, cuando hablan de personas de mentira (las de la televisión) y cosas de verdad (las de la habitación). Hay una tercera persona real que interactúa con ellos, un hombre que cada noche entra en el cuarto y trae cosas a la madre mientras el niño debería estar dormido dentro de un armario. A través de este elemento sabremos que se trata de un rapto que sufrió la mujer de niña, la cual fue encerrada en una caseta de jardín, donde la viola y usa sexualmente el hombre, un vecino de ella. Ha formado una familia al quedarse embarazada y criar al niño ella sola en la caseta. Depende del hombre y se ve obligada a seguirle obedientemente en todo lo que desea para que él les proporcione comida, electricidad o ropa. El hombre ha perdido su empleo y se ha vuelto más violento. A partir de ahí la madre se propone un plan de escape usando a su hijo. Hasta aquí la película ya tendría montado un argumento válido por sí mismo de película de suspense (en inglés: thriller). De hecho el director supo imprimirle a esta primera mitad de la película un carácter donde se juega con lo real y lo real, con lo engañoso, y con un uso de las luces y sombras naturales que terminan forzando así la idea central del argumento mediante el montaje y la fotografía, pero la cuestión es que la película no es una mera historia de suspense. De hecho el raptador pierde relevancia a mitad de metraje. Madre e hijo logran escapar y en realidad descubrimos que lo que se nos propone es un largometraje introspectivo sobre la psicología y las fobias de unas personas que durante años, y en el caso del niño toda su vida, su realidad se ha visto confinada a un espacio reducido y ahora afrontan su reinserción paulatina y traumática a la sociedad, a la libertad de movimientos y al mundo exterior. Ellos mismos, sus mentes, son víctimas y a la vez culpables de sus problemas, de sus limitaciones personales y a la vez de su superación y liberación. Inteligentemente el director pone la cámara en cada momento de la película de manera que nos sitúa en el lugar de la confusión y de la paranoia, ayudado del guión, que ayuda a crearnos ese no saber dónde o en quién depositar la confianza de un mundo cambiado al salir de nuevo a él después de mucho tiempo de reclusión. Un poco toma para sí el relato que usó Platón de la caverna para explicar la relatividad de lo que consideramos realidad respecto a la verdad. Película interesante que me resultó un acierto haberla visto, aunque fuese de larga duración. Cito una de sus escenas en la cual la madre reflexiona sobre todas esas personas que ahora mostraban su preocupación por ellos una vez libres, pero que cuando desapareció no la buscaron: "¿Sabes qué les pasó? ¿No? Pues nada, siguieron viviendo su vida y no les pasó nada". Duro cuestionamiento sobre la integridad y sinceridad de la psicología de masas. 

El héroe de Berlín (2016, Stephen Hopkins): Antena 3 apostó su película de estreno de la primera semana que se podía pasear con los niños (quien tuviera hijos, hermanos, sobrinos o nietos con los que vivan) a este biopic del atleta mítico Jesse Owens. Este corredor estadounidense de raza negra ha sido uno de los corredores más rápidos de la Historia. Varias de sus marcas más veloces no fueron superadas hasta décadas después de haber sido batidas. Pero sin duda es recordado por haberse dado a conocer internacionalmente en las Olimpiadas de 1936, celebradas en Berlín. Él ya era conocido en Estados Unidos, no obstante se había clasificado para correr las Olimpiadas. Aquellas Olimpiadas fueron organizadas por el gobierno nazi de Hitler con la idea de usarlas de lanzadera y potenciadoras de sus ideas de supremacía racial, pues consideraba a la raza germana como raza aria, pura y superior al resto. Las Olimpiadas de Berlín de 1936 vivieron el primer boicot a unos juegos olímpicos. Sociedades de judíos y de negros se negaban a participar de los juegos, e incluso la izquierda política se organizó para contraprogramar las Olimpiadas con unas Olimpiadas Obreras en Barcelona, pero estas no se llegaron a celebrar porque estalló la guerra civil en España. Como sea, Jesse Owens corrió en Berlín y venció en todas las pruebas muy por encima de las marcas de los corredores alemanes y de los corredores blancos, lo que dejaba en entredicho y falsedad los postulados racistas del nazismo, para vergüenza y malestar de Adolf Hitler. La película recoge justo los años previos a esas Olimpiadas, en los cuales Jesse Owens es descubierto como atleta por otro atleta que corrió en las Olimpiadas de París en 1924, Larry Snyder, y llega hasta un poco después de las Olimpiadas de Berlín, siendo obviamente las pruebas olímpicas el plato central y principal de toda la acción. Yo tenía ganas de ver esta película, aunque no fui al cine en su día y después le perdí la pista, este era el momento, sin embargo, como película me defraudó. Me pareció excesivamente larga, aunque a la vez se comía muchos detalles o no ahondaba en lo realmente interesante, contenía personajes mal dibujados y un guión tan formal y tan plano que no invitaba a nada, ni interés, ni emoción, ni nada. Indiferencia a pesar de tener muchos elementos que pudieron hacer una narración interesante. Aún con todo el largometraje está muy bien valorado, por una parte porque es el primer homenaje explícito en el cine a Jesse Owens, aunque viene de manos de los canadienses, no es una producción estadounidense, por otra parte se ha destacado su fotografía y su luz. Usa un filtro que hace que toda la película contenga una luz y un color similar al de los documentales coloreados de cintas en blanco y negro rodadas en los años 1930, pero con un brillo muy del siglo XXI. Además, la narración se dispone con modernas infografías de carteles informativos sobre el lugar y el momento que muestra que recuerda los documentales históricos que hace la BBC con actores, esos son los dos trucos principales del director para ganar verosimilitud, dos trucos técnicos que apelan a tecnología aplicada a documentales de Historia. Por lo demás, las interpretaciones son planas, solo destacaría como llamativa, pero no como bien hecha, la de Jason Sudeikis como Larry Snyder, que parece que está intentando interpretar a Kevin Costner y no a su personaje asignado. La interpretación de Barnaby Metschurat como Goebbels no es creíble, teniendo en cuenta que el  Ministro de Propaganda nazi tenía don de gentes y en esta película es todo lo contrario. Quizá el personaje mejor logrado es el de la cineasta judía Leni Riefensthal, por Carice Von Houten. De todos modos, queda bien reflejado la grandiosidad de la arquitectura nazi, los medios propagandísticos audiovisuales, la corrupción política y ética y otras cuestiones, incluido el racismo norteamericano en Estados Unidos a pesar de contar con Jesse Owens como héroe contra el nazismo. Anoto que la llegada de Jesse Owens a Berlín contiene alguna escena que parece salida de Harry Potter y el cáliz de fuego (2005, Mike Newell), tal estropicio de guión me hizo sonreír.

Buffalo '66 (1998, Vincent Gallo): La tengo en DVD por un regalo que me hizo mi amigo Julián Vadillo en una de sus mudanzas de casa, aún no la había visto. Se trata de una película de cine independiente muy en el estilo de este tipo de cine en los años 1990, con seria autocrítica como sociedad occidental de consumo, y con una violencia social que muestra lo más bajo y menos glorioso de esa sociedad. Si hasta los años 1980 los protagonistas, aunque fueran personajes fracasados, tenían algo de excepcionales y de triunfadores, algo que les hacía únicos, en los años 1990 el cine independiente comenzó a sacar personajes de antihéroes, fracasados que no tenían porqué triunfar, o gente cuyas aspiraciones en la vida no era lo que culturalmente se había potenciado en todos los productos mediáticos. Quizá todo esto es influjo de la contracultura del grunge y el cine de gente como Tarantino y los Coen, explorando en los inframundos que sustentan la sociedad. En este caso se trata de un hombre joven que ha salido de la cárcel por un crimen que confesó haber cometido pero que en realidad no cometió, sino que lo reconoció al llegar a un trato con un mafioso local con el que había contraído una deuda de dinero al fallarle una apuesta deportiva a favor de los Buffalo. El tiempo que ha pasado en la cárcel ha tratado de ocultarlo a sus padres con mentiras, pero al salir debe regresar a la casa paterna, para ello necesita una pareja, pues les contó que tenía una novia. Pasa el apuro raptando a una mujer joven en un aula de danza. Ella vive obsesionada con querer ser una actriz, así que la violenta posición en la que está poco a poco la interioriza hasta caer en una especie de síndrome de Estocolmo mezclado con amor de verdad hacia su raptador. Con este argumento se va descubriendo una Norteamérica obrera fracasada socialmente enferma y fracasada que encuentra su refugio en el deporte, las apuestas ilegales, la prostitución, el desempleo, el descarte social, la falsa fama en salas de karaoke, la falsa apariencia, la despersonalización, etcétera, y en medio una violencia en todos los habitantes que tratan de gastar sus frustraciones ejerciendo su violencia, verbal, física o psicológica, contra el que cree más débil o inferior, sin que haya nada que haga pensar que no sean personas iguales en todos los aspectos. El montaje excepcional nos muestra saltos en el tiempo a modo recuerdos en formatos de fotografías a modo de videos ampliados. La textura y la iluminación casi nos lleva a un contexto como de los años 1970, aunque evidentemente son los años 1990. Prácticamente habla de una sociedad muy diferente a la sociedad de casas con jardín y familias modélicas que mostraban el cine y la televisión norteamericanos hasta ese momento por lo general. Película interesante con recursos en el montaje  de carácter experimental para narrar. Está bien. Un relato contracultural, podría firmar alguno de los escritores contraculturales que se revalorizaron en esa década, como Bukowski.

Superman returns: el regreso (2006, Brian Singer): La puso La Sexta en una de las tardes de este fin de semana recién acabado. Fue la quinta entrega de la saga de Superman que empezó Richard Donner en 1978 con Christopher Reeve de actor. Dado que Reeve estaba inválido y ya con cierta edad, el nuevo actor fue Brandon Routh, físicamente parecido a Reeve de joven. Routh era de hecho un incondicional del personaje Superman, por lo que ser llamado para este papel fue un sueño realizado. Sin embargo, su interpretación fue infravalorada en su día y la película pasó al fracaso. No volvió a ser llamado para el papel y durante varios años su carrera sufrió un varapalo duro. Solo recientemente comienza a mejorar. Sería absorbida en 2013 por la nueva versión de Superman dirigida por Zack Snyder. El problema de la película es que la gente en 2006 seguía recordando a Reeve como el único actor posible, a pesar de que en televisión se aceptaba con mucho éxito a otros actores como Superman de joven, como Superboy. Otro problema es que este personaje había sido rebasado por otros superhéroes más oscuros o más complejos en el cine, como Batman, la Patrulla X o Spiderman. Pero quizá su principal problema, tal como yo lo veo, es que el guión olvidó que el Superman que gustaba en el cine combinaba la acción y los superpoderes con el sentido del humor y cierto carisma, con una personalidad con empatía. En esta quinta parte el director lo apostó todo a la trascendencia, a la seriedad, a lo grave, a lo grandioso sin mirar los pequeños detalles, estaba totalmente alejado del Superman de cine que recordábamos desde la década de 1980. Ahora bien, ese Superman enfadado y sin sentido del humor sí triunfó en el metraje de 2013 y siguientes. Así pues, hay quien dijo que el problema era que esta quinta parte de 2006 guardaba paralelismos con la película de 1978 y con varios pasajes de las otras tres entregas anteriores. No faltó, eso sí, Marlon Brando como padre de Superman gracias a los efectos especiales y de montaje. No recuerdo porqué razón no vi esta película en el cine en 2006, ni tampoco llegué a verla en televisión posteriormente, aunque sí fui al cine a la versión de 2013, y quedé un tanto escaldado, aunque comprendí su lógica al unirla a las que vinieron después. Ahora que ha pasado el tiempo, fuera de los prejuicios de la masa de gente de su año de estreno, la he visto por primera vez y he de decir que a pesar de no corresponder bien con el personaje de Reeve, la historia encaja bien con la saga y con los cómic. De hecho Superman regresa de un viaje por la galaxia en la que ha buscado su mundo, lo que en los años 1990 ocurría de verdad en una saga en la que el Superhéroe decidió desterrarse de La Tierra y errar galácticamente en busca de sus orígenes. No se ha hecho película aún con ese destierro, pero esta quinta parte comenzaba a partir de su regreso del mismo. A pesar de sus muchos detractores, personalmente creo que es mejor que Superman IV: en busca de la paz (1987, Sidney J. Furie), que era la anterior. Pero es verdad que su falta de sentido del humor y lo trascendente que quiere hacerla el director hace que la película no dé de sí todo lo que realmente pudo haber dado. Tenía elementos de guión suficientes para haber recuperado al personaje en 2006 y no en 2013. Fueron malogrados. La narración no se queda solo en el regreso de Superman, después de haber dejado a su suerte a los humanos. También regresa Lex Luthor con ganas de hacer un negocio energético con los restos abandonados de la fortaleza de Superman, a costa de crear un grave cataclismo ecológico. Además, Superman se reencuentra con Lois Lane, cuya actriz, Kate Bosworth, fue reseñada como lo mejor de la película en su día (aunque personalmente creo que era mucho mejor con creces Margot Kidder). Recordemos que aunque en esta película no aparece, siguiendo la saga de cómics, tras regresar de su destierro Superman se casaría con ella, y tras ello vendría la muerte y la resurrección del superhéroe. El metraje contiene así un mensaje ecologista que denuncia los abusos de los grandes negocios que por hacer dinero no tiene problema en cometer todo tipo de abuso sobre los recursos. El mensaje es positivo, pero quizá ha envejecido un poco mal ahora que sabemos algunas de las consecuencias reales y dramáticas de varias de las cosas que ocurren en el cataclismo ecológico que aquí se plantea y que en esta película aparece de manera espectacular pero inocentemente muy inocua. Kevin Spacey funciona bien como Lex Luthor. En voz de este personaje aparece por primera vez en una película de Superman el cuestionamiento del superhéroe al actuar al margen de la ley, pero en nombre de la justicia. La película me entretuvo pero me dejó una sensación de oportunidad perdida por una dirección equivocada, a la vez que oportunidad incomprendida como intento de mantener la saga.

Creed. La leyenda de Rocky (2015, Ryan Coogler): La pusieron ayer domingo en Cuatro, por la tarde. En esta ocasión esta es la séptima película de una saga que ha dado para ocho películas hasta la fecha, la saga de Rocky (1976, John G. Avildsen), protagonizada por Silvester Stallone y con guiones suyos. Son buenas películas, especialmente las dos primeras, aunque la tercera parte probablemente es ya algo sensacionalista y la cuarta es pura máquina de hacer caja en taquilla y propaganda norteamericana en el final de la Guerra Fría, poco más. Las he visto muchas veces. El personaje era uno de los personajes míticos de todo niño de los años 1980. Muy evidentemente la primera parte solo la he visto en vídeo o televisión, porque yo no había nacido en 1976, y la segunda parte, de 1979, es justo del año que nací. No guardo recuerdo de que mis padres me llevaran al cine a ver la tercera y cuarta parte, aunque sí de verlas por primera vez en video VHS, en mi casa. Sí vi por primera vez en cine la quinta parte, que me pareció una reinvención de ascenso y caída del héroe deportivo muy digna, aquella fue en 1990. La siguiente abandona la numeración romana para llamarse directamente con el nombre y el apellido del protagonista, Rocky Balboa, dirigida por el propio Stallone en 2006. Tenía bastante curiosidad por ver esta película, pero no pude ir al cine a verla, iba mal de dinero ese año, la verdad. Y cuando vi algo de ella por primera vez la vi en contra de mi voluntad, pues se puso fragmentariamente, dando saltos de un lado a otro, sin consultarme si la había visto ya, y mostrándome el final de buenas a primeras, en 2017. En fin, con la película totalmente destripada, al menos la disfruté al completo y del tirón tiempo después, en 2018, que la puso Telemadrid. Hasta ese momento Rocky se había transformado en una saga que narraba en realidad el ascenso, evolución y caída de un deportista de élite internacional desde que es joven y en sus mejores momentos hasta su declive siendo ya alguien mayor apartado de las competiciones. Cada largometraje toca aspectos interesantes diferentes y hay que reconocer que la reinvención de la saga a partir de 1990 es muy notable, tanto que al final adquiere una coherencia de falso biopic muy estudiada, con una profundización psicológica de un héroe americano que vive el sueño de hacerse a sí mismo y después cae, pero asciende hasta encontrarse en sintonía y en paz. Tanto el relato como el personaje evolucionan, hasta el punto que se muestra el boxeo como deporte y no como medio para desenfrenar peleas y enemistades personales. Pero la cosa es que la película que vi en esta ocasión es la de Creed, la leyenda de Rocky. En esta séptima entrega Rocky pasa el relevo al hijo ilegítimo de su antagonista y posterior amigo y entrenador Apolo Creed, que es Adonis Creed. Este personaje será el que lleve ahora el peso de la saga, mientras que Rocky pasa a ser su entrenador, y por tanto un actor secundario, curioso giro en la Historia del cine. De hecho en la octava entrega Adonis Creed se enfrentará al pupilo pugilístico de Iván Drago, el boxeador soviético que mató a su padre y que fue antagonista de Rocky en la cuarta entrega, pero esa octava parte aún no la he visto. Vi por primera vez esta séptima parte, que a la vez es la primera de Creed. Es notablemente una buena película, si bien es cierto que la construcción de los personajes ya está hecha a lo largo de toda una filmografía elaborada desde 1976. Toda la exploración psicológica ya está construida, como en una serie de televisión, toda su historia está ya hecha. Si quitáramos esa baza probablemente la película quedaría desdibujada y no se comprendería buena parte de las reacciones y las confianzas inmediatas de los personajes, todo funciona a la primera porque conocemos una evolución vital desde años, desde décadas atrás, pero si la película no contara con todo lo que traía detrás, nadie entendería determinadas confianzas, ni determinadas escenas, ni determinadas reacciones. La película ya tiene dibujado personajes, historia y escenarios, solo debe preocuparse de construir unos nuevos para Adonis Creed, que en parte ya los tiene hechos a través de su pasado familiar, y para su novia. Incluso su antagonista está sin dibujar, no importa su antagonista, solo debe aparecer muy enfadado para darle emoción al combate final, pero no importa nada ni de él, ni de su entrenador. La película entra más bien en los problemas personales de Adonis Creed, en su ascenso de la nada a algo y en cómo envejece Rocky como dueño de un restaurante italiano, admirado pero incapaz de aportar mucho deportivamente, aunque ahora vuelva a ser entrenador. Sigue el mismo esquema de guión que la primera entrega, pero le añade el paso del tiempo, la vanidad de todo frente a la fragilidad de la vida y la necesidad de pasar un legado para que los jóvenes lo continúen están en esta película como tema  principal, que por otra parte ya estaba implícito entre el primer entrenador de Rocky y Rocky. Ahora a todo ello se suma el choque entre un siglo XX que queda atrás y un siglo XXI y sus nuevas formas sociales, deportivas y tecnológicas que avanzan y son herederas de ese siglo XX que se va. Un guión inteligente, bien medido en sus tiempos, que sigue ahondando en los personajes, dejando al boxeo como algo importante para darle emoción pero en segundo plano en realidad. Buenas interpretaciones. La saga está en buenas manos. Es una película recomendable. Tengo curiosidad por su continuación. Es un buen taquillazo con algún toque intimista de parte de la esencia de la saga misma.

Handia (2017, Jon Garaño y Aitor Arregi): La pusieron anoche en Televisión Española 1. Esta película española fue rodada en vasco y fue ganadora de galardones en 2018. No me llamó la atención para verla en cine, pero ahora que la ponían en televisión me planteé verla por curiosidad. Es otro biopic, aunque esta vez de un personaje marginal de la Historia. Arranca en el País Vasco de 1836, por entonces: Vascongadas. La Primera Guerra Carlista está en marcha y el ejército carlista pasa por un pueblo pequeño en el que hacen una leva forzosa. En esa leva se llevan al hijo mayor de un campesino, que nunca digerirá bien que su padre le eligiera a él en lugar de su hermano menor para que vaya a combatir. Tras varios años de guerra los carlistas son derrotados en 1840 y este hijo ha quedado inútil de un brazo, por lo que no podrá ayudar a su padre en sus tierras, aunque tampoco quiere regresar a esa vida y menos con la espina clavada que tiene de la elección de su padre. Al regresar descubre que su hermano menor ha sufrido una enfermedad rara que hace que no pueda evitar crecer sin parar, sufre gigantismo. Él desea emigrar América, pero la economía familiar está arruinada y se ve obligado a colaborar de algún modo. La llegada de un feriante les tienta para hacer dinero mostrando al hermano menor como un coloso por toda España. Así comienza el relato de la vida real de una persona tratada como objeto de espectáculo con la finalidad de ganar dinero. En lo que se llamaba ferias y espectáculos de monstruos y portentos esta persona se hizo famosa, aunque él era ocultado e impedido de hacer vida normal para poder crear interés en las personas dispuestas a pagar por verle. Mientras esta tragedia ocurre en la tormentosa vida del hermano menor, el hermano mayor no repara en ganar dinero y lujos a costa del drama del menor. Los tratos con los padres pasan altibajos, pero siempre con cierto resentimiento y con las vistas puestas en los dineros, pues incluso un tercer hijo es mandado a América, a pesar de que quien quería ir era el primer hijo. El gigante es mostrado a la reina Isabel II, que es retratada como una niña malcriada y con apetitos sexuales, nada diferente a cómo ha sido retratada otras veces en el cine y como parece ser que así era en la vida real, y es paseado también ante los ojos de médicos que se burlan de la escasa cultura y pobreza de los hermanos. De este modo viajan a Inglaterra para participar con otros gigantes de un acto mágico que quiere pasar por ciencia en los restos prehistóricos de Stonehenge. Allí el gigante, que ha reclamado cierta independencia, conoce a una gigante con la que tiene un idilio limitado por su tiempo breve de estancia. En uno de los viajes son asaltados, pierden su dinero y la familia queda de nuevo en la ruina, es salvada por un duro sacrificio económico del hermano mayor. La historia evoluciona así a una historia donde esta familia lo pierde todo a la vez que es mofada. El largometraje cuenta la historia de los recelos familiares, los dramas y analfabetismos de la España profunda del siglo XIX, las duras formas del espectáculo en el siglo XIX, etcétera. A decir verdad, de manera más breve y mucho más efectiva transmite un mismo mensaje con un drama total una de las historias de La balada de Buster Scruggs (2018, de Joel y Ethan Coen). La película cuenta con muchos medios, para ser española, el gigantismo es creíble, la introspección en los diferentes conflictos psicológicos construye personajes complejos, muy complejos, pero la verdad es que, aunque entiendo que la película es muy efectiva para mucha gente, después de habe visto antes la de los Coen, a mí en este metraje me faltó algo, creo que le falta algo, hay algo que no termina de estar bien rematado, pero no sabría decir el qué, quizá un punto de apoyo fuerte que haga que nos mantenga la atención. Quizá la película se preocupó mucho de la estética, que es impecable, con caracterizaciones buenas y fotografías afortunadas. Los aciertos son aciertos, pero falta algo que le dé un sentido dramático todavía más sólido del que por sí tiene. No está mal, no obstante, pero es una película reposada.

Y sin más, hasta la próxima entrega, cuando reúna más películas vistas durante lo que queda de estado de alarma. Saludos y que la cerveza os acompañe.