martes, julio 29, 2008

NOTICIA 499ª DESDE EL BAR: SOCIEDADES EN MUTACIÓN (1) El Tercer Mundo

Bueno, esta noche tengo que ir a Barcelona para un trabajo de un día allí para la empresa de transporte de arte. Volveré el Jueves. Cómo hace mucho tiempo que no dejo informes de Historia. Os dejo tres capítulos seguidos de un comentario sobre el libro Sociedades en Mutación escrito por Pierre George en 1981. Mi comentario lo escribí en 2002. Asíque si lo expongo aquí es por si a alguien le interesa y lo comentamos desde un punto de vista de 2008, donde ahora tenemos visiones más amplias. Hmmm, y si no da igual, es que quería ponerlo poque hacía muchos meses que no ponía algo así. Que la cerveza os acompañe.

SOBRE EL LIBRO “SOCIEDADES EN MUTACIÓN”, DE PIERRE GEORGE (1981). Un punto de vista de Marzo de 2002. (1)

Pierre George presenta en su libro a la sociedad de su tiempo, la del último cuarto del siglo XX, en los tres mundos en que fue dividida tras la Segunda Guerra Mundial, además de sumarle su visión del mundo islámico. Aunque su tiempo corresponde casi más al final del tercer cuarto del siglo XX, ya que los sucesos políticos, sociales y económicos que se dieron a lo largo de las décadas de 1980 y 1990 (así como los sucesos de los tres primeros años de esta nueva década del 2000) iban a cambiar sustancialmente esa sociedad de la que habla.

A través de su libro se pueden seguir sucesos que comenzaban a darse en el mundo en aquellos momentos y que hoy en día han evolucionado considerablemente, pero también hay datos que han quedado obsoletos quizá por la confianza de Pierre George en que no habría cambios sustanciales en esos tres mundos establecidos. Acierta casi del todo cuando calcula 7.000 millones de habitantes en el planeta Tierra para el año 2000, de los que 6.000, según él, pertenecerían a los países no desarrollados. El número de habitantes en el año 2000 se calculó en alrededor de 6.200. Lo que no deja de ser un alto crecimiento de la población teniendo en cuenta los 4.500 que se cifraban en 1990. Este aumento de la población obviamente se traduce en cambios de todo tipo ya que supone una redistribución de todo y un foco de posibles tensiones. Prueba de ello es la generalización de fuertes hambrunas desde la década de 1980 (aunque ya en la de 1970 se habían protagonizado varias en África y el Indostán), o la falta total de agua en algunas regiones subsaharianas desde la década de 1990. Estas penurias han llevado a éxodos masivos y enfrentamientos civiles en diversos países y regiones, como la guerra civil de Etiopía o las guerras de Angola. Estas se han visto encrudecidas por conflictos étnicos causados por los motivos que apunta el autor de sociedades tribales no del todo adaptadas a las formas occidentales que dejó la descolonización (y el consiguiente conflicto por el mantenimiento del poder por un grupo u otro). Este sería el caso de los exterminios de 1994 en Ruanda y Burundi entre hutus y tutsis. La globalización de mercados, de la que hablaré más tarde, agita más la zona al introducir el cultivo de productos impropios de África, y formas de cultivo interesada en producciones industriales. Por ejemplo sería el caso de amplios cafetales en centroáfrica. África, volviendo al caso del aumento de la población, habría protagonizado uno de los mayores aumentos, lo que podría haber contribuido a todos estos sucesos, pero también habría que añadir el dato positivo (dentro de lo malo) de que en estas décadas se logró disminuir esa tasa del crecimiento de la población. Con lo que su superpoblación hubiera podido ser, de otro modo, mayor del que actualmente es, aunque sigue en aumento.

Siguiendo en el tercer mundo, América latina también continúa parecida a la descripción de Pierre George. Sus recursos son controlados por entidades extranjeras, algunas de las cuales son protegidas por los propios gobiernos a las que pertenecen. Pero sí que se han producido cambios. Los gobiernos autoritarios, que Pierre George decía que aparecían en este territorio como necesidad de control ante diversas crisis que surgían cada cierto tiempo, dejaron paso a gobiernos de carácter más democrático sobre los años 1990, coincidiendo con el fin de la guerra fría (si acaso no fue esta uno de los motivos por el que surgieron muchos de ellos, pues son conocidos los gobiernos títeres de EEUU, sus apoyos a dictadores como Pinochet, y los apoyos soviéticos o cubanos a diversas guerrillas). Alguno de los países aún se permite incluso priorizar sus supuestos intereses nacionales aún enfrentándose a intereses de superpotencias como EEUU (caso de Venezuela). Durante los años 1980 América latina había puesto en marcha las ideas capitalistas más radicales, haciendo de sí un campo de experimentación económica para las grandes empresas multinacionales y gobiernos del primer mundo. Tal es el caso que México y Argentina protagonizaron sendas crisis en esos mismos años. Actualmente Argentina, el primer país con aplicaciones de globalización al cien por cien en su economía, se enfrenta a una fuerte bancarrota, endeudamiento y crisis general que afecta a toda la sociedad. Demostrando que el sindicalismo, que había derivado en un control estatal de reivindicaciones, pasaba ahora a un segundo plano al tomar la gente conciencia de su ruina y sus causas. La unión del pueblo en las protestas llevó entre 2001 y 2002 a una nueva mentalidad de reivindicación social que llegó a destituir a varios presidentes en pocos días.

El ámbito rural que Pierre George le otorgaba a Latinoamérica sigue siendo una constante, sobre todo ligada a las poblaciones desfavorecidas no blancas o criollas. Prueba de ello son las reivindicaciones sociales de derechos y tierras para los indios de Chiapas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en México. O la Colombia sometida al narcotráfico. O la Bolivia que sigue figurando como uno de los países más pobres del planeta. Sin embargo, es en Latinoamérica y en Asia donde han crecido más las ciudades (llegando a tener las ciudades más grandes, pobladas, o incluso contaminadas, del mundo). México, Brasil o Calcuta son buenos ejemplos de ello. Pero su crecimiento se ha debido a un chabolismo y un hacinamiento insalubre de gente emigrada del campo que creyó en lo urbano como ámbito para su mejora, aunque en realidad su situación empeorara. Lo infrahumano, la pobreza extrema, las epidemias, la violencia, el juego, la prostitución o el tráfico de órganos o drogas, tiene en esos lugares un alto caldo de cultivo. Este es lo que se ha empezado a llamar el cuarto mundo (junto a los países del tercer mundo más en la cola del subdesarrollo). También es ahí donde las grandes multinacionales encuentran a menudo mano de obra tan barata que el sueldo no cubre a veces las necesidades básicas de una familia, o las cubre lo justo para subsistir. Pero es también en estas macrociudades donde aparecen los rascacielos más altos o importantes centros de negocios (como Hong Kong, devuelta a China hace pocos años). Estas ciudades cuentan además con una población muy joven, pese a que su esperanza de vida es menor que la de un occidental.

Los países del tercer mundo que cuentan con alguna riqueza no explotada por multinacionales extranjeras, como pudiera ser el caso del petróleo en algunos países árabes, o de los avances físicos y de telecomunicaciones de la Unión India, la concentran en pocas manos. Desde el fin de la guerra fría muchos países musulmanes se vieron sin el apoyo soviético que garantizaba sus cultos islámicos a cambio de ciertas alianzas. Ello hizo posible la cada vez más abundante presencia de Norteamérica, ya fuese económica o militarmente, en esos lugares. Clave de ello fue la presencia en Arabia Saudí, o el apoyo más decidido al estado judío de Israel en su exterminio del pueblo palestino, ante el desagrado de la comunidad islámica internacional. Esas razones llevaron a un aumento del integrismo musulmán que los propios EEUU había alentado en Afganistán durante los años de 1980 en la guerra contra la URSS. Otro hecho, la llegada del ayatolá Jomeini al poder de Irán y la guerra desembocada contra Irak desde 1980 a 1988, fue otro caldo de cultivo para el integrismo. El integrismo se ha transformado desde los sucesos de Nueva York del 11 de Septiembre de 2001 en uno de los principales problemas internacionales de la sociedad occidental. La sociedad islámica más pobre ve con recelo a los occidentales, a los cuales considera portadores del ateísmo y de todos los males de su pueblo. El fundamentalismo y el integrismo islámico se basan en esto tras el choque de culturas que supuso el dominio de la sociedad occidental sobre la suya propia. Occidente consideró arcaico y poco civilizado las creencias religiosas islámicas durante el periodo de colonialismo. Por ello intentó acercarles a formas occidentales de vida sin reconsiderar los posibles problemas que pudieran surgir del menosprecio cultural. La globalización económica comenzada tras el fin de la guerra fría lleva implícita aún la globalización cultural, lo que implica el regreso a un intento de colocarse por encima de cualquier cultura no occidental. Esto, como ya hemos dicho, fomenta el integrismo y el fundamentalismo en los sectores más pobres del Islam, alentados por importantes multimillonarios como Osama Ben Laden.

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