miércoles, mayo 30, 2018

NOTICIA 1794ª DESDE EL BAR: EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2018


Hago un pequeño alto en el serial que os estaba compartiendo sobre los libros que leí en mis años universitarios para poder anunciaros que este viernes 1 de junio, de 11:00 h. a 14:00 h., firmaré ejemplares de mi novela Balada triste de una dama, en la Feria del Libro de Madrid, en el Parque del Retiro, en la caseta 335, de la editorial Verbum.

Yo ya había firmado en la Feria del Libro de Madrid en 2016, con la editorial Atlantis y mi libro de relatos de ficción Relatos de la Gran Guerra, aún a la venta y con mucha aceptación. Este año hice el intento de estar presente en la Feria del Libro de Alcalá de Henares, pero no ha podido ser, sin embargo sí podré estar en la Feria del Libro de Madrid. Así que, repito mi presencia en este importante encuentro literario. Insisto: este viernes estaré allí. Mi libro se puede comprar allí o en cualquier librería que se pida, o en cualquier plataforma de venta por Internet. 

Para el cartel vuelvo a usar de fotógrafa a Sofia Winter, aunque en esta ocasión esta fotografía no pertenece a una sesión de fotos, si no a una fotografía que me hizo en febrero. 

El pasado viernes por la tarde tuve el placer de poder presentar la segunda edición de En el comienzo del caos, el primer libro de Samuel Santos, junto al autor en el Starway Rock Bar. Era la primera vez que pude participar de un acto en más de un año. Por ello amplié su reseña en Las notas de los cíclopes libreros, que sigue siendo una herramienta útil que os propongo para conocer a los autores y libros que son o tienen que ver algo con Alcalá de Henares.

De momento, es una bonita primavera para ir al Parque del Retiro.

martes, mayo 29, 2018

NOTICIA 1793ª DESDE EL BAR: LOS LIBROS, COMENTADOS, QUE LEÍ EN 1999-2006 (5 de 8, juventud, años universitarios)

En 2003 realicé la segunda mitad del cuarto curso de Historia, en el segundo ciclo de la licenciatura, y en la segunda mitad del año comencé el quinto curso. Leí muchos libros recientes. Fue el año de la muerte de mi padre en noviembre. Aunque leí artículos, capítulos extensos, numerosos textos largos de filósofos y pensadores, la lectura de libros completos disminuyó respecto a los años anteriores. Pero sí que fue el año de los innumerables textos filosóficos de una gran cantidad de pensadores contemporáneos y de otras épocas, gracias a profesores como Arsenio o como Ginzo, quien, siendo un hombre mayor, me dijo que no podía prorrogarme la fecha de entrega de un trabajo de filosofía por la muerte de mi padre, pues, en su consideración, trabajar era lo mejor para superar. Entregué su trabajo puntual, y otro de Edad Media a otro profesor, Santiago Aguadé. Tenían buena intención. Había aprecio profesor a alumno y al revés. En todo caso, antes de la muerte de mi padre me ocurría que tenía algunos libros enormes que leer y, además, me apetecía ese año dedicarme más a la lectura de libros literarios.

Año 2003: 24 años de edad.
Leí 20 libros completos.

Historia de España, siglo XX (1998, reimprimido y ampliado en 2000, coordina Javier Paredes a varios autores): Era el segundo volumen de la Historia contemporánea que dirigió Javier Paredes y que ya comenté en la Noticia 1791ª, cuando leí la primera parte, dedicada al siglo XIX. Algunos capítulos, los finales, no se pudieron tratar a tiempo durante el tiempo de la asignatura. La mayor parte de los compañeros decidieron abandonarlos una vez realizado el examen. Yo terminé de leer el libro en verano. El partidismo era más evidente en este volumen al no contar todos los datos posibles y ensalzar los primeros años de gobierno de Aznar, mientras se ponia de relevancia todo lo negativo del gobierno Felipe González o incluso de la República, y casi se pasaba de puntillas por lo positivo. En todo caso, el libro sigue siendo bastante útil para su consulta, siempre que se complete y contraste con otros libros. Tiene anexos muy prácticos. Aún se sigue reeditando, cada vez más ampliado, bien es cierto que esto hay que tenerlo en cuenta siempre sabiendo lo que escribí la anterior vez en el primer tomo.

Historia Universal contemporánea, siglo XX (1999, coordina Javier Paredes a varios autores): También comenté su primera parte cuando la leí en la Noticia 1791ª. Me ciño a aquello y al comentario anterior. En este caso el partidismo era más leve, aunque también existía en lo referente a las revoluciones socialistas y a la Guerra Fría. Como sea, es un libro interesante por cuanto tocaba todos los rincones del planeta y hablaba de casi todos los países existentes. Los cuatro libros los compré en la Librería Diógenes. Caros, y a pesar de todo lo dicho, no era una mala inversión. Me siguen siendo útiles.

Los propios dioses (1972, Isaac Asimov): Tampoco era la primera vez que leía a Asimov. En esta ocasión me lo prestó uno de los dibujantes que teníamos en La Botella Vacía, Ramón Sánchez Melchiore. A él también le gustaban las historias de ciencia ficción y acababa de hacerme un par de dibujos para un relato de ciencia ficción que habíamos publicado. No conocía esta historia interdimensional, la leía en mi casa totalmente intrigado. Quizá no sea la obra más conocida de Asimov, pero tiene su atractivo.

Ciberiada (1965, Stanislaw Lem): Primer libro que leía de Lem, otro gran clásico de la ciencia ficción. Lo saqué de la biblioteca de Filología. Era una colección de relatos. Uno de los más interesantes es el de una gran computadora que recaba la información de toda la galaxia. Tiempo después identifiqué que la serie de películas Star Trek hacía un claro homenaje a este relato en una de sus entregas. La ciencia ficción de Lem me resultaba muy nueva para mí, aunque ya fuera vieja. Contiene en sí mismo un claro sesgo de filosofía que sabe combinar bien en un relato contando una historia, y con humor. Además me era nuevo leer ciencia ficción de un polaco del Bloque de Varsovia, controlado por la URSS. Aunque disentía con lo que era la dictadura, él era socialista, y eso también se deja sentir en su obra.

Tristán e Isolda (en torno a 1210, Eilhart von Oberg; Gottfried von Strassburg): Lo saqué de la biblioteca de Filología. Es el relato escrito más antiguo de la historia épica y romántica de Tristán e Isolda, que venía de una tradición oral del centro de Europa. No sabía exactamente en qué consistía esta historia, así que me fui enterando con la lectura, tumbado en el sofá del despacho de mi padre varios días. Me parecía bastante más dinámico que varios de los relatos medievales castellanos. Una sensación parecida a cuando leí a Shakeaspeare. La tradición cultural de esas otras regiones de Europa tiene su peso. La cosa es que me estaba intrigando y mucho en qué pararía todo aquello, sin embargo, de esta versión de Von Strassberg no se conserva el final. Fue un tanto decepcionante aquello, pero comprendí que no podía ser de otro modo. Habría que bucear en la ópera de Wagner, por ejemplo.

Las aventuras de Miguel Littin, clandestino en Chile (1986, Gabriel García Márquez): Yo ya había leído a García Márquez en dos ocasiones en cuanto a libro, como dije en los seriales anteriores, y en más en cuanto a artículos y reflexiones. Este era un librito chiquito que tomé de la biblioteca de Filología y que fue publicado en un diario español de los años 1980. Muchos años después de leer este libro, traté su original y sus diferentes primeras ediciones en mi trabajo de archivero con el Archivo Carmen Balcells, en el Archivo General de la Administración. Se trata de la historia real novelada de Miguel Littin, un director de cine chileno que tuvo que huir de Chile cuando en 1973 ocurrió el golpe de Estado de Pinochet. Littin regresó de manera clandestina a Chile años después con una cámara oculta para rodar un documental que denunciara la realidad social de la dictadura chilena. Me gustó, aunque no tanto como Cien años de soledad y Crónica de una muerte anunciada. Aprendí además algo de la dictadura chilena. 

Ariel (1900, José Enrique Rodó): Es el libro más importante de este autor uruguayo. Nos lo mandó leer la profesora de Historia de Hispanoamérica en el siglo XX, Carmen Pumares. Se supone que es un ensayo, pero en realidad es un libro con un fuerte simbolismo modernista y poético. Algo complejo de leer, pero figurativamente preciosista. Delicado.

Historia política de los campesinos latinoamericanos 4: Brasil, Chile, Argentina, Uruguay (1985, Pablo González Casanova): Era una publicación de un fondo económico y social. Trataba de la Historia de estos países en el siglo XX. Lo saqué de la biblioteca de Filosofía y Letras. Todos los trabajos que escribí con este libro los publiqué en su día en esta bitácora, varios relacionados con Corto Maltés. Este es uno de esos libros que ayudaron en mi conocimiento de Latinoamérica hasta el punto que había gente que creía que yo había estado allí. Se completaba su lectura con otras lecturas. Sobre todo de prensa, pero también de otros libros en fragmentos. Estos países, además, comparten unas dictaduras de militares de extrema derecha que se dieron la mano con la de Franco en España. Cuando se escribió este libro algunas seguían o estaban terminando.

Documentos inéditos sobre Walter Raleigh, del conde de Gondomar (cartas diplomáticas entre 1617 y 1618, Conde de Gondomar): En realidad no habría un libro exactamente llamado así. Lo compilé yo y lo guardé en mi casa en copias a partir de todas las cartas y fragmentos de cartas que tuve rastrear en una larga enciclopedia de varios tomos que publicaron varias casas nobiliarias españolas en los primeros años del franquismo. El profesor Emilio Sola nos mandó investigar algún asunto de la documentación europea del siglo XVI o del XVII. Yo me tropecé con esos libros en la biblioteca de Historia y leyéndolos por encima encontré las innumerables cartas del Conde de Gondomar como embajador español en Londres a comienzos del siglo XVII. Entre esas cartas había numerosos asuntos interesantes que requerían de una red de espionaje. Pero me llamó la atención todos los movimientos diplomáticos del conde para acabar con el corsario Walter Raleigh, quien había sido puesto en libertad por Jacobo I. De este modo indagué en otros libros sobre los personajes y sobre esos territorios de la Guayana y el Caribe en lo que ocurrió todo. Como resultado publiqué un artículo en Archivo de la Frontera, con reconocimiento de la UNESCO, que luego también traje a esta bitácora años después. Buen acercamiento al mundo de piratas desde documentos reales, ya no sólo desde la novela. Y buena aproximación para lo que sería años después mi novela Balada triste de una dama. Fue algo apasionante ahondar en estos libros, pasar horas de búsqueda, días, encontrar... El trabajo, en voz de Sola, hubiera valido una tesina de investigación, pero era un trabajo de cuarto o quinto de carrera, creo que de cuarto, lejos del periodo de tesina. Este trabajo hizo que varios profesores me quisieran para Historia Moderna cuando se acercara el tiempo del doctorado, pero yo iba por Contemporánea y Actual. Las fotocopias de todas aquellas cartas casi ocupan el espacio de un libro individual, por ello las guardo en casa casi como tal y lo cuento como libro.

Breve Historia de Estados Unidos (2002, Philip Jenkins): Lo compré creo que en la librería que había al lado del actual bar La Oveja Negra, que por entonces era un bar que también existía pero con otra regencia. Una Historia de Estados Unidos contada por un historiador estadounidense. Interesante, porque pone su punto de vista en algunas cuestiones que no leo o no encuentro o no termino de ver que capten del todo los historiadores europeos que hablan de esta Historia norteamericana. Así por ejemplo, una de las tesis que defiende el autor, es el peso que ha tenido tanto la libertad individual como la pertenencia o creencia en todo tipo de religiones y supersticiones. Narra la Historia estadounidense poniendo la clave precisamente en el empuje de las creencias religiosas en determinados grupos, así como también en el conflicto racial y el gasto desmesurado en las guerras. Es un libro fácil de leer y útil, a completar con visiones de historiadores europeos para poder hacer un entendimiento total de ese país. Yo he ido completando sus listas y datos, como por ejemplo el de sus presidentes, en los años sucesivos a su lectura. Además, me gusta su lectura.

Maus (por partes en la década de 1980, empezando en 1980, completado en 1991, desde entonces es publicado de manera integral, Art Spiegelman): Aún no destacaba cómics o novelas gráficas cuando empecé a destacar los libros que leí en esta bitácora, pero hubiera destacado esta. Claro. Yo ya leía cómics, como ya dije, pero hacía un tiempo que había disminuido su lectura. Fue mi buena amiga Esther Claudio quien me reintrodujo por la puerta grande. Tan grande que años después participaría del Primer Congreso Internacional de Conferencias sobre Novela Gráfica y Cómics, organizado por ella y la Universidad, y del que hablé mucho por acá. Esta novela gráfica, que nació como revista underground o como cómic por entregas en una revista, no lo tengo claro, fue muy analizado en aquel congreso. Mi primer conocimiento de esta historia fue cuando Esther me habló de él como buena forma para acercarnos a la Historia de Auschwitz desde la autobiografía, el cómic, la experimentación, el nuevo lenguaje del Noveno Arte... Es el primer, y creo que único, cómic en ganar un Premio Pulitzer. Me dejó su ejemplar, que me dejó maravillado, tanto que años después me lo compré en la Casa del Libro de Madrid, la de la Gran Vía, compra con todos los honores a lo grande. A lo largo de esta bitácora ya he hablado varias veces de este cómic. Abrió mi mente a nuevas posibilidades y nuevos intereses. Los mensajes escritos y en imágenes usando metáforas combinadas y claras realidades usando incluso antiguos recursos de la Edad Media, como es la antropomorfización de los animales a modo fábula. Psicología, autobiografía, memoria, Historia, poesía, novela... y más, mucho más. Otra de las obras que me estimularon significativamente, y ese año no sería la única. Además era intrahistoria familiar de la relación entre el autor y su padre y el intento de constatar la historia familiar y entenderla como parte del ser propio y del resto de individuos familiares, y yo estaba a pocos meses de reproducir eso mismo al margen de este libro.

La estación sin nombre (2003, Emilio Sola): La segunda publicación que leía de Sola, si descontamos la redacción de sus apuntes para sus asignaturas, sus artículos en Archivo de la Frontera o lecturas por encima de algunos de sus otros libros y poemas. En este caso Emilio Sola sacó este libro de poesía y ensayo mientras éramos sus alumnos de una de las asignaturas de Historia Moderna, creo que de España. Se lo publicó la Universidad de Alcalá y nos regaló algunas de las pruebas de galeradas. Lo guardo con cariño como un tesoro. Es una persona admirable en su forma de tomarse la vida.

Historia  oculta del PCE (2000, Joan Estruch): Estudiando los movimientos obreros en España, el profesor Feliciano Montero nos mandó una serie de libros de los que poder elegir para leer y trabajarlos. No se podía repetir título entre sus alumnos. Yo elegí este libro que trataba sobre el Partido Comunista de España, pues me llamó la atención su enfoque propuesto en su título. Lo compré de encargo en la Librería Diógenes. Me parece tan interesante lo que escribe que tiene subrayados míos y numerosos recortes con la evolución posterior a la publicación del PCE, de Izquierda Unida y hasta de Podemos. Yo no suelo subrayar los libros, aunque en los casos más notables los anoto o les adjunto información. El libro arranca por encima en el nacimiento de los partidos y sindicatos socialistas y anarquistas en el siglo XIX, y comienza ya de manera seria en el comienzo del siglo XX con cómo nació la corriente comunista en España. Es autocrítico con este movimiento y repasa la Historia del Partido Comunista de España desde su origen hasta el año 2000 que se publicó el libro, sin ocultar ninguno de los asuntos más controvertidos, oscuros y conflictivos. Ayuda a conocer esta parte de la Historia de España con sus claros y con sus sombras. Contrastado con más fuentes, me parece bastante imprescindible. Ayuda a entender también el desmontaje de tópicos contrarios al PCE o a Izquierda Unida, no sólo desmonta los de signo inverso, también estos otros contrarios a ellos, insisto. Con este libro, y si se ha seguido la evolución de la izquierda en España, se entiende bien la evolución con la que hemos llegado al punto de la actualidad de nuestros días.

Las esencias patrias (2003, Fernando Wulf): Yo ya había leído un libro específico reflexionando sobre el fenómeno del nacionalismo, como ya indiqué, aparte de numerosos otros textos y autores. En este caso teníamos una asignatura dedicada a las tendencias historiográficas y se nos pidió leer y trabajar este libro recién salido al mercado. Lo compré, era algo caro, pero no me arrepiento de su compra. Lectura necesaria para entender  el mundo actual y sobre todo para comprender cómo el nacionalismo, el patriotismo y otras sensaciones en ese sentido apelan a la psicología básica, pero son fundamentalmente construcciones por clases dominantes o intelectuales interesadas en mantener un determinado orden de cosas. En este sentido, el libro habla de la identidad española tratada desde los textos de la Edad Antigua (asociándolo a Hispania) hasta los textos actuales, tocando igualmente los sentimientos nacionales en territorio penínsular que no se corresponden con el sentimiento de español. Muestra textos, analiza los razonamientos más fundamentales, desgrana las principales tesis a lo largo de los siglos y su transformación o distorsión cuando ha convenido, su uso, su contexto, su aceptación, su implantación... Llama la atención la idea de ser los hijos de Tubal, como llama la atención los usos del lenguaje o el ensalzamiento de lo que más convenga cuando convenga. El libro es un libro de Historia y de pensamiento. No ataca sentimiento alguno, sino que analiza para comprender. Está en el lector reflexionar o no. El lector es libre de pensar lo que quiera, pero se desgrana de dónde viene determinados mitos y símbolos. Conocer nunca está de más, y la evolución de algunos argumentos a lo largo de los siglos es algo sumamente interesante y sorprendente, porque hay orígenes tan insospechados, como probablemente indeseados para algunos patriotas que renegarían del origen de sus ideas más básicas actuales de su sentir patriótico si nadie les advirtiera de contra qué tejado tiran piedras. Muchos pensadores y filósofos, políticos y humanistas, salen citados y analizados en estas páginas, junto también a pensamientos aparentemente populares.

Crimen y castigo (publicado por entregas en 1866, posteriormente como novela, Fiódor Dostoievski): Tras leer a Tolstoi, como ya indiqué, ahora venía el turno de leer alguna de las grandes novelas rusas. Tenía gran curiosidad. Podía haber elegido Guerra y paz, pero elegí Crimen y castigo en una decisión muy igualada. Dostoievski me llamó la atención biográficamente, y también me llamó la atención el proceso de escritura de este libro. El argumento me era casi desconocido, aunque no del todo. Tal como indiqué en la Noticia 204ª este fue uno de los dos libros que destaqué de mis lecturas de 2003, y con creces. Como expliqué entonces el libro me interesó tanto que me obsesionó su lectura. Leía el libro casi sin parar, en el despacho de mi padre o en el salón. Era un ejemplar prestado de la biblioteca, por lo que su lectura requirió de que lo sacara en dos ocasiones, que eran dos periodos de quince días. Coincidía su lectura con lecturas de las purgas soviéticas y nazis, con las paranoias del bloque soviético, las policías secretas y demás, lecturas tanto de textos que reproducían documentos y memorias, como de largos fragmentos de libros sobre ello. A este panorama se le sumó que poco tiempo más tarde me salió una muela del juicio que me provocó una fiebre de 42º, proceso que coincidía con una de las descripciones del libro. En 24 de diciembre estábamos a un mes de la muerte de mi padre. Yo mismo era Raskolnikov. Pasé la Navidad de aquel modo. Era un mundo paranoide. Dostoievski era un genio describiendo psicologías y ambientes opresivos. Este libro es una obra maestra, cumbre de la literatura rusa y de la mundial. En mí este libro ocupa un lugar importante. Transmisor de estados emocionales impagable.
 
Los intelectuales en la Edad Media (1985, Jacques Le Goff): Este es uno de los dos libros que nos hizo leer completos el catedrático medievalista Santiago Aguadé. Mi padre ya estaba diagnosticado de cáncer y la enfermedad iba rápida. Saqué el libro de la biblioteca de Filosofía y Letras. Era un libro pesado de leer. Un tanto aburrido. Pero lo cierto es que me fue bien con esta asignatura. Se hablaba de todos aquellos pensadores y universitarios que surgieron en la Edad Media, que no fueron pocos, no sólo existieron San Agustín o Santo Tomás de Aquino. Estaban Roger Bacon, Averroes, Guillermo de Ockham, Boecio, Juan Escoto Erígena, Avicena, Alcuino de York, Ramón Llull y otros muchos. El pensamiento medieval en esos momentos, que leía a la vez que leía a filósofos y pensadores contemporáneos y actuales para el profesor Ginzo, me venía bien en esos momentos, a pesar de ser este libro una lectura de mucha pausa y reflexión, de cierta pesadez. La Edad Media era más rica culturalmente de lo que en tópico se cree.

Medioevo y Renacimiento (1954, Eugenio Garin): Fue el segundo libro que nos hizo leer completo Santiago Aguadé. Lo saqué también de la biblioteca de Filosofía y Letras. Fue el libro que leía en los últimos días de vida de mi padre, mientras a la vez escribía poemas a pie de cama o trataba de recopilar toda la Historia oral familiar que él pudiera recordar, cosa que en agradecimiento hizo que me dijera que conservara yo sus documentos personales antiguos, especialmente los laborales, pues tenía un gran apego a su trayectoria laboral. Como sea, en este libro se hablaba del renacimiento carolingio del siglo VIII (precedido por la cultura de abadía de los irlandeses), del renacimiento universitario del siglo XIII y del renacimiento del final de la Edad Media y comienzo de la Edad Moderna de los siglos XV y XVI.  La Edad Media era realmente más rica de lo que se podría pensar. Al menos entre sus élites intelectuales. Como sea, el libro, que también era muy serio y pesado, con extensas citas en latín, fue leído por mí atendiendo a estas ideas medievales que se debatían entre las ideas del mundo para la muerte confrontándolo con una nueva visión en la época sobre el mundo para la vida. Me acuerdo de una cita que le dije a mi tía Sagrario en la cafetería del hospital una de las veces, donde un determinado pensador, teólogo, de la época reflexionó que la religión era objeto primero de una fantasía humana en la que no terminaba de creer en su juventud, según avanzaba su vida se transformaba en una creencia probable, y cuando se veía claramente amenazada su vida se transformaba en una fe de una realidad innegable. Esto lo escribió un teólogo, por lo que no era un alegato ateo, sino que era parte de un razonamiento más complejo. Este tipo de ideas, sin embargo, estaban presentes, y me servían de reflexión.

20 Poemas de amor y una canción desesperada (1924, Pablo Neruda): Fue el segundo libro que destaqué de las lecturas del 2003 cuando escribí sobre ello en la Noticia 204ª. Fue un giro en el tipo de poesía que yo leía en esos momentos. Lo consideré uno de los libros que hay que leer antes de morir. Uno de los más bellos y perfectos de los compuestos. No esperaba que me impactara tanto. Lo leí unas semanas más tarde de la muerte de mi padre el 24 de noviembre. Igual que pasara con Bukowski, influyó en el cambio de rumbo de mi poesía, aunque ligeramente. En un jardín de flores muertas, el libro de poesía que escribí por la muerte de mi padre se escribió muy rápido, a pie de su cama de agonía y unos días después. Este poemario lo mesuró, aunque se leyó un poco después. Claro que en esos momentos también estaba presente Jorge Manrique. Y todo esto sin que Neruda escribiera algo fúnebre. Era la voz, el tono. Lo directo, lo suave y duro.

Los versos del capitán (1952, Pablo Neruda): Este libro venía en el mismo ejemplar que compré de una colección de libros que el anterior, la cual vendían con el diario El País. Así, aquel volumen mostraba un Neruda joven y otro mucho más adulto. Quizá en esos momentos para mí era una buena lectura de poesía comparando la evolución de la persona a lo largo de su vida. No me la había propuesto así, pero surgió así. Además me apetecía leer algo así, más suave que los libros de Historia, los análisis, las muertes violentas... El poeta chileno estaba bien en ese momento. Llegó por sí sólo.

Los mitos de la guerra civil (2003, Pío Moa): Este libro se acababa de publicar en ese año y estaba de moda. Pío Moa, junto a otros historiadores que hasta hacía pocos años nadie atendía, estaban siendo encumbrados por los medios de comunicación públicos y por los afines al Partido Popular. El gobierno de José María Aznar (PP) llevaba gobernando desde 1996. En 2000 comenzó su segunda legislatura y cambió su tono conservador a un tono ultraconservador dado que habían obtenido mayoría absoluta. En este contexto políticos, intelectuales y periodistas de derechas se vieron animados a potenciar a estos historiadores citados que antes nadie atendía. ¿Razón? Eran revisionistas de la guerra civil y de la dictadura de Franco, negaban sus crímenes y avalaban la necesidad de esa guerra y de esa dictadura ante lo que ellos consideraron terror de la izquierda, golpe de Estado de la izquierda, y trasladaban el inicio de la guerra de 1936 a 1934. En realidad esto ya había ocurrido en los años 1940, cuando los historiadores de Falange hicieron esa misma tergiversación de la realidad histórica. Por ello se les llamó a estos nuevos historiadores neofranquistas. Resucitaban la versión más ultra del franquismo sobre la Historia reciente. El problema era su tendenciosidad, pero también que ocultaban datos, decían medias verdades, negaban evidencias, tergiversaban hechos... Varios de los políticos con cargos en el gobierno salían de vez en cuando a loar a estos autores y a atacar a los auténticos profesionales de la Historia invirtiendo la lógica de quién  estaba tergiversando. Ningún historiador serio, incluso los conservadores, ninguno aplaudio ni avaló a estos nuevos. Pero estos nuevos, que llevaban años escribiendo, estaban siendo encumbrados y les ponían altavoz. Así que desde el 2000 su "verdad" era la única "verdad" para muchos simpatizantes del PP y de otras tendencias de derechas. Y eran muy virulentos con quienes deseaban aportar los datos que ellos escaqueaban y que explicaban al completo aquello que ellos no explicaban más que en favor de sus ideas y opiniones. Uno de los más célebres en esos años era Pío Moa, un antiguo miembro de la banda terrorista FRAP que se cambió a las ideas de derechas con el tiempo y que se metió a historiador como aficionado. Mi tío Jesús leyó este libro y creyó necesario que me lo leyera yo tras los funerales de mi padre. Lo leí, aunque mi tío no creía que lo hubiera hecho por la rapidez con que lo leí, dado que era muy grueso. El libro estaba lleno de imprecisiones, falta de explicaciones, falta de visiones contrarias, falta de los datos contrarios a la visión de la derecha, falta de fuentes que contradecían sus tesis, daba por bueno fechas y datos propios de la historiografía creada por Falange y propaganda del régimen, sin atender a los hechos, y tenía mucha opinión y era muy tendencioso. En un año en el que yo había hecho una muy seria incursión en fuentes directas de la censura, de las policías secretas, etcétera, este libro me hizo pensar en las peligrosas sendas que habían abierto determinadas personas al dar voz de nuevo a versiones que eran propias de los años del franquismo en los que se imitó y se seguía al nazismo, los años 1940. De haber una brecha en ruptura social entre izquierda y derecha en España, probablemente hubo una forja con esto desde los años 2000, y con los sucesos de 2004 y el tipo de oposición política por la que optó Rajoy hasta el 2008 hubo una irresponsabilidad total en lo que en las mentes estaba naciendo por alimentación de nuevo enfrentamiento virulento derecha-izquierda. No es casualidad algunos de los estados ideológicos en los que encontramos a la sociedad española en este 2018, a izquierda, a derecha y a nacionalista.

domingo, mayo 27, 2018

NOTICIA 1792ª DESDE EL BAR: LOS LIBROS, COMENTADOS, QUE LEÍ EN 1999-2006 (4 de 8, juventud, años universitarios)

En los primeros años 2000 para comprar libros en Alcalá de Henares podías recurrir a estas opciones:

1.- Ir a las papelerías de barrio que hacían las veces de librería, encargando los títulos que deseabas, como ahora, o bien comprando los títulos mejor vendidos, que solían tenerlos.

2.- Ir a las grandes superficies comerciales de la ciudad, especialmente Alcampo-La Dehesa, Carrefour y El Corte Inglés, que no solían tener más que los títulos más vendidos que contasen con fuertes campañas de promoción respaldándoles

3.-Irte a Madrid u otra ciudad, encareciendo el libro con el viaje, por lo que aprovechabas el viaje para otra cosa. En mi caso y en el de mucha gente que conozco, esta opción se ceñía sobre todo a los comercios de la Gran Vía y calles cercanas a esta, sea Casa del Libro, FNAC, Marcial Pons, las que había en calle Huertas o varias tiendas pequeñas especializadas en cómic. Como mucho alguno iba a Cuesta de Mollano o incluso al Rastro.

4.- Aunque parezca extraño en pleno 2018 que ocurre lo contrario, buscarlo y comprarlo por Internet era minoritario y no existía en las plataformas de venta "on line" plataformas fuertes como las que han generado Iberlibro, Casa del Libro, Amazon, Agapea y otros.

5.- Recurrir a la Feria del Libro Nuevo en primavera o a la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión en otoño. Lo habitual era las propias de la ciudad y, para los más concienzudos la de Madrid (tanto la de toda la vida trasladada hoy día al Parque del Retiro, como la de Recoletos), y si eras más concienzudo aún, Guadalajara.

6.- Ir a las librerías especializadas de la ciudad. Todavía no existía la librería de Casa del Libro de Alcalá Magna, que empezó siendo sólo Bertrand Libros. Tampoco existía todavía Domiduca, en Plaza de san Felipe Neri, pues esta librería de antigüedades y segunda mano nacería en 2006. Por supuesto no existían las nuevas librerías nacidas en 2017 en Alcalá, Notting Hill, en Plaza de los Santos Niños, y re-Read, en calle de la Victoria. Todas ellas existentes aún. No existían dos pequeñas tiendas de cómic que duraron algo de tiempo entre la posterioridad a 2006 y algún momento de los siguientes años, una era una tienda de cómic especializado en el europea y español, en calle Ramón y Cajal, y otra era una tienda de cómic especializada en cómic japonés, en calle Nebrija. Tampoco estaba el bar libreria El Laboratorio que duró de 2016 a 2017. Así pues, en los años 2000 correspondientes a mis años universitarios había cinco librerías especializadas. Sí: cinco. De esas cinco, tres venían de los años 1980-1990 iniciales, estas son las más populares y prestigiosas en nuestros días, pues perduran. Son Librería Diógenes (con todas sus ampliaciones y planteamientos diversos, así como sus traslados de calles, hoy ambas sedes suyas en calle Ramón y Cajal); Librería Cervantes o Librería de Javier (en la misma calle Ramón y Cajal y organizando encuentros desde hace muchos años); y Alcalá Cómic (antes en avenida de Guadalajara y ahora en Plaza de España). Las otras dos, hoy día desaparecidas, se ubicaban: una en calle Santiago, especializada en libros de Historia y novelas, obras de teatro o poesía un tanto difíciles de encontrar en las otras librerías, como por ejemplo obras de autores grecorromanos de antes de Cristo, o Historia de Iberoamérica y de Norteamérica; y la otra en Calle de las Escuelas, al lado del actual bar La Oveja Negra, especializada en publicaciones locales, todos los manuales y libros que pudieran interesar a los alumnos de las facultades de las carreras de Letras, que se ubican en el centro de la ciudad, y libros un tanto más extraños por el motivo de que eran rarezas para encontrarlos en esta ciudad, no así en lugares como Madrid o Barcelona, por ser autores realmente especiales cuyos lectores eran unos cuantos iniciados en sus textos. Pongamos por caso de ejemplo una colección de facsimiles de cronistas del siglo XVI, o los libros de nigromancia de Aleister Crowley, del que por cierto algo leí por medio de Rubén Muñoz y Led Zeppelin.

Año 2002: 23 años de edad.
Leí 40 libros completos.

Información de la provincia de Oviedo. Comisión de Reformas Sociales: Información oral y escrita (1883-1903, varios autores de la Comisión de Reformas Sociales): Con la restauración borbónica en España estaba sobre la mesa la cuestión obrera. Con la Revolución Gloriosa de 1868 y la Primera República de 1873-1874 los obreros y trabajadores españoles en general habían visto introducirse en España diversas ideas políticas y sociales más allá del republicanismo para mejorar sus condiciones de vida. El avance de las ideas socialistas y anarquistas era algo que afrontar desde el gobierno, tal como lo vio Cánovas del Castillo. Por ello inició una Comisión de Reformas Sociales en 1883 que funcionó hasta 1903, año en el que fue sustituida por el Instituto de Reformas Sociales, que será el precedente de los organismos que se irán instaurando para crear la previsión social y, según pasen las décadas, lo que hoy podríamos entender como el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, combinado con determinadas funciones del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. La labor de la Comisión fue indagar de manera fehaciente cuáles eran los problemas y las condiciones de vida de todos los trabajadores de España. A lo largo de veinte años se dedicaron a recabar informes de todos los lugares posibles. Mandaban encuestadores y encuestas para entrevistar a trabajadores y empleadores sobre sus sueldos, su nivel adquisitivo, su alimentación, su salud, su desempleo, sus enfermedades, sus condiciones de trabajo, sus contratos, su vivienda, su alfabetismo, etcétera. Tal obra era la base para poder iniciar las reformas sociales que deseaban hacer para mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Los socialdemócratas y los anarquistas rechazaron esta labor por diferentes cuestiones que les hacía pensar que estas labores eran insuficientes o engañosas. Como sea, estos trabajos se publicaron en una extensa colección de tomos y precisamente de ella nos tuvimos que servir en Historia Social del Trabajo, a petición del profesor Feliciano Montero, para poder escribí un trabajo de análisis sobre cómo era la España de comienzos del siglo XX, sin tópicos, usando esta fuente de información directa. Nos repartimos las provincias y yo pude escoger entre varias del norte. Escogí Oviedo. Información de primera mano que nos ponía a hablar de tú a tú con personas anónimas de cien años atrás. Rompe los tópicos y te muestra la realidad social de verdad.

La Comisión de Reformas Sociales, 1883-1903: política social y conflicto de intereses en la España de la Restauración (1989, María Dolores de la Calle Velasco): Una obra de investigación que ayudaba a comprender mejor la problemática de las labores de la comisión y el porqué salvo las corrientes monárquicas y republicanas burguesas, los diferentes movimientos obreros vieron en estas labores un problema y no soluciones.


Sociedades en mutación (1980, Pierre George): Lo leí para hacer un estudio y análisis de la Historia social del trabajo apuntando hacia nuestras épocas. El trabajo lo publiqué en esta bitácora en tres entregas (Noticia 499ª, Noticia 500ª y Noticia 501ª). Se analizaba en el libro la estructura y los problemas del primer mundo (occidente en el bloque capitalista), el segundo mundo (el mundo occidental en el bloque socialista) y el tercer mundo. Llegaba a plantear ya en 1980 la existencia de un cuarto mundo, el de los pobres extremos que viven en el primer mundo. Algunos planteamientos eran novedosos cuando se escribió y aunque cayó en el olvido, muchas de las ideas que lanza como posibilidades vuelven a resucitarse ahora en otros autores actuales como temores de situaciones que pueden darse en un futuro cercano, como es el caso de un aumento del paro enorme a causa del avance de las máquinas y ordenadores en el mundo laboral. George analizaba todo minuciosamente y componía una reflexión del porqué se había llegado a una determinada situación en 1980 y cómo iba a evolucionar hacia el siglo XXI. Demostró ser un buen historiador y un buen analista. No estaba desacertado, salvo en el fin de la Guerra Fría. Un libro de los que te ayudan a saber reflexionar los acontecimientos que aparentemente ocurren porque sí, y realmente ocurren porque hay factores que hacen que ocurran. Casi nada ocurre al azar en determinadas cuestiones sociales. Las decisiones pasadas y presentes son las forman el futuro. Estos eran libros de la biblioteca universitaria.

Noche de Epifanía o Lo que queráis (1602), Julio César (1599), Hamlet, príncipe de Dinamarca (1609), Troilo y Cresida (1609), Otelo, el moro de Venecia (1604), Medida por medida (1603-1604), La tragedia de Macbeth (1606), El rey Lear (1605-1606), Timón de Atenas (1607), Pericles, príncipe de Tiro (1609), Antonio y Cleopatra (1606), Coriolano (1605-1608), Cimbelino (1610), El cuento de Invierno (1610-1611) y La Tempestad (1611 - Todas estas obras de teatro son de William Shakeaspeare): Yo ya había leído Hamlet como dije en la primera entrega de este serial Noticia 1789ª. Fue uno de los libros que más me gustaron de las lecturas de aquel año. Cuando empezó el verano fui a la biblioteca universitaria de Filología para nutrirme de libros que leer en agosto. Encontré las obras completas de William Shakeaspeare en dos tomos. Tomé prestado el segundo todo, pensando que ya leería el primer tomo, pero por unas razones y otras, fui postergando esa lectura del primer tomo y nunca la hice. Así que me he leído la mitad de las obras completas de Shakeaspeare, tal como ocurría de igual modo con Plauto. La cosa es que Shakeaspeare me gustó mucho. Conozco buena parte de su obra gracias al cine y la televisión, llegué al autor antes por esta vía cinematográfica que por la literaria, pero leerlo es otra cosa bien distinta. Sorprende en él cómo construye obras de teatro tan salvajes y tan atractivas hoy día. Contrastan con lo que se hacía en España. Son dos mundos completamente diferentes, y quizá eso explica la diferencia cultural anglosajona y la hispana, es algo que en las producciones actuales se sigue viviendo. El mundo anglosajón se siente más libre de poder tocar todo tipo de temas. El español se cohibe de tocar determinados hilos y determinadas tramas. Me recuerdo leyendo estas obras de teatro una detrás de otra tumbado en el sofá del despacho de mi padre. Los títulos más conocidos me parecieron genialidades, recuerdo que me impactó alguna cosa de Julio César, pero también que me apasionó e intrigó la historia de Macbeth. Leía y pensaba en versiones cinematográficas. Estas historias me parecían ejemplares. La tempestad me hace pensar cuál hubiera sido el camino de Shakeaspeare de haber vivido más, pues me parece que contiene un pequeño giro a la hora de crear el argumento que podría ser interesante si lo hubiera desarrollado en más obras. Con el tiempo fui a ver alguna de ellas representadas en teatro, pero hasta la fecha la casualidad sólo ha permitido que vea en escena montajes experimentales y alternativos.

La metamorfosis (1915, Kafka): Otro de los libros que saqué de la biblioteca de Filología para leer en el verano. Se transformó en uno de los dos libros que destaqué de entre mis lecturas de 2002 (Noticia 204ª). Tenía la broma por entonces de que había leído Las metamorfosis de Ovidio antes que las de Kafka, broma que tenía sentido en determinados ámbitos con mis amigos, no fuera de ellos. Es, como dije en su día, uno de los libros más inteligentes que he leído. Mezcla la ficción con una argumentación que lleva a la reflexión. Refleja a un Kafka torturado y débil, como dije. La obra de Kafka de hecho tiene por motivo principal un suceso que le ocurre al protagonista encerrándole en un problema del que no sabe o no puede salir. En este caso, como es sabido, se transforma en un insecto. Es interesante leer algunos estudios donde explican el contexto del argot de la época, y como quizá el insecto es metafórico. Kafka, de familia judía, escribe este libro en la etapa final de la Primera Guerra Mundial. Percibe en ello un ambiente opresivo que busca culpables del fracaso social, de la derrota, y una domesticación. También aparece la alienación de la persona en el mundo actual que se construyó en el siglo XX a base de la burocratización y el uso de la persona como una herramienta más del trabajo, pero no tanto como una persona, la despersonalización en el trato social y administrativo, etcétera. Libro que nos lleva a múltiples lecturas y relecturas que nos aportan interpretaciones diferentes desde ángulos diferentes. Recomendable hacer la lectura personal para poder comprenderlo.

La edificación de la muralla china (1919), Un artista del hambre (1922), Un artista del trapecio (1922), Una cruza (1922), El buitre (1922), El escudo de la ciudad (1920-1924), Prometeo (1920-1924, publicado en 1931) y Una confusión cotidiana (1920-1924 - Todos estos relatos-libritos son de Kafka): También de la biblioteca de Filología. Se trata de una serie de relatos más bien breves, pero estaban en libretos. Lo curioso de esto es que con los años conocería a una serie de amigos que fundó un grupo de música llamado El Artista del Hambre, con los cuáles hice un concierto en el Festival de Cuentacuentos de Guadalajara donde yo hacía de voz de Kafka narrando uno de estos relatos entre canción y canción. No llegó a ser una ópera rock, pero sí un concierto temático. Quedó muy bien. Kafka era muy fino contando historias. Usa la metáfora y el mensaje de manera llamativa.

Ficciones (1944, Jorge Luis Borges): Este fue el segundo libro que destaqué de entre los libros que leí en 2002 cuando escribí de ello en la Noticia 204ª. Lo saqué igualmente de la biblioteca de Filología. Como dije entonces uno de los relatos que más me ha impresionado de este recopilatorio de relatos es el de un hombre que va a ser fusilado y de repente le es concedido vivir la eternidad. Nunca me había adentrado en los mundos de Borges, pero esta lectura me dejó muy satisfecho. Reflexioné mucho sobre sus cuentos y sobre qué decía el autor con ellos.

Diario del rock (1997, José Martín Matos): Yo estaba interesado en el rock y la música en general, en su historia propia, sus avances, sus aportaciones y su influencia en la sociedad. Quería hacer una investigación profunda sobre las revolución social de la segunda mitad del siglo XX en la que fue fundamental la cultura popular como transmisora de ideas y cómo transportaron estas. La idea era poder avanzar en esto para poder escribir una tesis doctoral con esto. En 2002, al terminar el tercer curso e la carrera de Historia, se terminaba el primer ciclo de la licenciatura, y al comenzar el cuarto curso se comenzaba el segundo ciclo, donde según que asignaturas escogieras podías encauzarte más o menos por un lado u otro de la Historia, similar a la especialización antigua. Yo me encaucé por la Historia Contemporánea y Actual, pero los diversos profesores que tuve, sobre todo el que me tuteló en el tercer ciclo, llevaron mi idea inicial al estudio de los nacionalismos, las distopías y el movimiento obrero, ya que, parece ser, no les interesaba tanto la perspectiva de la música y el siglo XX que yo deseaba. Mientras en la Universidad de Alcalá ocurría esto, en otras universidades españolas se publicaban ideas similares a la mía con el cómic, el rock, el cine... y salían en la prensa muy meritoriamente. Hoy día hay hasta cátedras de estos asuntos. La Universidad de Alcalá, sus profesores, no supieron ver por dónde iban las nuevas perspectivas de investigación de las nuevas generaciones, supongo. Como sea, yo seguí por mi cuenta investigando y leyendo, y ampliando campos de cultura popular, en lo que a mí me interesaba. Yo ya llevaba muchas lecturas sobre Historia del rock, y muchos documentales vistos. Este libro lo había comprado en la extinta tienda Tipo de la Calle Mayor. Había retrasado su lectura hasta este momento, que creía que era un buen momento para contener una visión cronológica general más asentada en la cabeza de cara a lo que me proponía. Un buen trabajo de documentalista el de José Martín.

Macroconciertos (1996, Vicente Escudero): Comprado en el mismo lugar que en el anterior y leído por las mismas razones. Era un libro muy fino de ediciones La Máscara, más preocupado por fotos curiosas que por el texto. Pero contenía información interesante de la organización de los grandes conciertos de los años 1950 a 1970, incluso alguno de los años 1990. Tenía por detrás sus implicaciones sociales y organizativas, y eso era jugoso.

Jimi Hendrix Sessions (1995, John McDermott): Lo compré por catálogo, me parece. Este es un libro de los importantes para conocer la obra de Hendrix y los entresijos que la rodearon. McDermott era músico, pero también era alguien que había trabajado con Hendrix. Su libro es un libro biográfico de Hendrix, de su música y del mundo que le rodeó, está escrito de primera mano, con conocimientos propios del autor, pero también con una labor de investigación allá donde no llegaba su conocimiento. el libro se compartimentaba a lo largo de las diferentes sesiones de grabación y método de trabajo de Hendrix. Me aportó mucho y me confirmó mis sensaciones sobre el espíritu de la época.

Manual de Historia social del trabajo (1994, Mikel Aizpuru y Antonio Rivera): Otro libro que leí para Historia Social del Trabajo, recomendado por Feliciano Montero. No me defraudó en absoluto. Lo saqué de la biblioteca de Historia de la Universidad, me pareció tan bueno que intenté comprarlo para mi biblioteca personal, pero a la altura de aquel 2002 ya estaba agotado y descatalogado, a la espera de una nueva edición que nunca llegaba. Recuerdo que lo tenía recién leído cuando asistí a una conferencia conjunta que dieron Santiago Carrillo y Nicolás Redondo sobre la Transición. De hecho la parte que más me interesó, siendo todo el libro en sí de gran valor informativo, fue la dedicada a la dictadura de Franco y la Transición. Los movimientos sindicales, las leyes, las huelgas, las manifestaciones, lo clandestino y lo no clandestino, todo el siglo XX estaba bien desgranado en esta obra.

Comentarios a la guerra civil (años 40 ó 50 antes de Cristo, Julio César): Aparte de político y militar César dejó una obra escrita a modo de memorias que son valiosos aportes para la Historia y su estudio. Leí este libro para unos trabajos de Historia. Es curioso leer a César hablando en tercera persona de César, lo que hace que sea un poco comentario de Astérix esto que he escrito. Lo interesante de este libro para mí son los pormenores de sus campañas. Hechos y anécdotas reales dentro del contexto histórico general que ya conocemos. Ayuda a entender mejor a los personajes archiconocidos de este periodo de la Historia. Aunque la lectura tuvo que ser en muchas partes diagonal por falta de tiempo para cumplir con las fechas del trabajo propuesto. En este libro sale Complutum.

Vidas paralelas: Sertorio-Eumeno (siglo I ó II después de Cristo, Plutarco): Lo leí para el mismo trabajo que el anterior. Ambos sacados de la biblioteca. Debía trabajar la conquista de Hispania por parte de Roma, y en concreto centrarme en Sertorio. Otro libro interesante por lo que aporta. Además, tiene valoraciones sobre la vida muy actuales.

Los sometidos de la conquista de Argentina, Bolivia y Paraguay (1985, Ricardo Rodríguez Molas): Este libro está muy valorado hoy día en el mercado de coleccionistas. Hay pocas obras en España sobre la Historia de América, sobre todo de Iberoamérica. Este libro pertenecía a una colección que sacó una institución hispanoamericana sobre asuntos de actualidad de esa región del mundo. De hecho consulté varios de esos libros y leí varias partes extensas de ellos. En 2002 estaban desfasados y había que completar su información por otras vías. Los encontrabas en la biblioteca de Historia. Estas lecturas hicieron que a partir de este año y en sucesivos varias personas reconocían en mí un conocimiento extenso de Hispanoamérica actual. Algunos creyeron que yo había estado allí, pero nunca he estado allí. Hubo quien me ofreció intentar trabajar en alguna embajada, cosa que era un tanto locura de catedrático. Lo más que se intentó fue una beca de colaboración con La Habana, pero lo cierto es que nunca se me concedió ninguna beca, de ningún tipo durante mi carrera universitaria (tuve dos con mucha posterioridad cuando me formé como archivero). Buena parte de los gastos de los estudios tuve que pagarlos a mis padres, en concreto a mi madre, en cuanto tuve trabajo que me lo permitiera, una de las razones por las cuales partí en mis inicios laborales de la enajenación salarial: lo que ganaba ya estaba gastado... en mis estudios de años atrás desde el inicio universitario. Imposibilidad de acumular ahorros. No había ahorros. Y eso siguió así el resto de mi vida compartida con mi madre. Todo dinero que se me prestó fue devuelto, hasta el gasto más mínimo lo anotaba y se lo daba en cuanto podía. Conozco los números rojos, pero también el pago de todas mis deudas, tarde el tiempo que tarde. Si venían amigos a comer a casa, nosotros hacíamos el pago o bien yo le pagaba a mi madre la comida gastada. Toda invitación que he hecho yo, todo gasto mío (facturas de todo tipo), tengo el placer de decir que lo he pagado yo, incluso cuando me adelantaron el dinero a modo de préstamo. Y que incluso he asumido gastos que eran propios de mi madre cuando he tenido buenos sueldos sin pedirle que me devolviera el dinero. Y eso también me hace sentir bien. He tenido las cuentas claras con ella y he sido además generoso con ella cuando he podido, y ella lo sabía.

Historia de Argentina 1515-1976 (primera edición 1954, edición ampliada 1976, Ernesto Palacios): Comentario más o menos análogo al anterior, pero centrado en este caso en Argentina. Yo escribía sobre el proceso de la conquista de Argentina. Trabajo que quizá algún día os comparta. Una visión desde el otro lado del océano.

Cautivas y misioneros. Mitos blancos de la conquista (1987, Cristina Iglesia y Julio Schvartznan): Otro libro leído buscando la Historia de Hispanoamérica. Como se puede ver en sus fechas de publicación original, no sólo eran libros raros de encontrar, sino también desfasados, antiguos. El panorama no ha cambiado mucho hoy día, lamentablemente. España e Hispanoamérica tienen mucho en común, pero parece que insistimos en no conocernos.

La Argentina (1602, Ruy Díaz de Guzmán): Una crónica del siglo XVII propia del lugar. La conquista de Argentina fue de las más duras de la conquista de América, y en este caso para obtener poco menos que tierras aún no se sabía bien si era rentable mantenerlas. No obstante la consolidación en el territorio tardó unos cien años. El nombre de Río de la Plata resultó ser algo engañoso. Sin embargo, el lugar terminó siendo de interés estratégico para contener y controlar a los portugueses, a la piratería y la ruta al Océano Pacífico por el sur. Se transformó en uno de los principales puertos comerciales del mundo, pero antes de eso, en pleno 1602, Argentina era un lugar paradisiaco, donde se podía cultivar de manera similar que en Europa, pero lleno de indios indómitos, hambrunas y enfermedades de todo tipo. Fue una de las conquistas más duras y menos gloriosas. Como sea, aquí se habla de su consolización colonial.

Hambre y desnudeces en la conquista del Rio de la Plata (1963, Ernesto J. Fitte): Leído por razones análogas que los anteriores. Lo lamentable de estos casos es que los libros más modernos de los que se tenía disposición, eran antiguos. En este caso, este libro tenía cuarenta años. No lo hace menos valioso, pero si se suma el año de publicación al de otros libros, refleja un déficit de interés o de conocimiento en España. Hablando con gente de Hispanoamérica, me di cuenta que allí pasaba exactamente lo mismo respecto a España. Hay un problema que habría que solventar, pero que quizá refleja precisamente la incomprensión que en general refleja mutuamente amplias partes de la sociedad de ambos lugares.

Un episodio de la España Republicana: la Guerra de Sertorio (1991, Félix García Morá): Seguía leyendo sobre la guerra civil que sufrió la República Romana cuando el general Sertorio quiso crear un reino aparte en Hispania. Aparece Complutum en esta investigación, que en aquellos momentos era de lo más avanzado que había sobre este tema.

jueves, mayo 24, 2018

NOTICIA 1791ª DESDE EL BAR: LOS LIBROS, COMENTADOS, QUE LEÍ EN 1999-2006 (3 de 8, juventud, años universitarios)

En el año 2001 hubo muchísima prensa y muchísimos textos de filosofía, de psicología, de análisis, de pensamiento que tuve y que quise leer. Yo hacía la segunda mitad del segundo curso de Historia y comenzaba a mitad de año el tercer ciclo de Historia. Pero, tras haber aprendido inglés de manera básica y deficitaria en la Enseñanza General Básica, habiendo seguido en esa línea en el Bachillerato y en el COU, aunque empezando a leer yo por mi cuenta pequeños textos largos tipo canciones en inglés y los libretos con artículos y memorias que venían con los álbumes de música, siguiendo en ese rumbo en los primeros años universitarios, y habiendo multiplicado con mucho mi interés autodidacta por aprender el inglés, hice en este curso un intento de volver a su aprendizaje formal apuntándome a una de las asignaturas opcionales de este idioma. El caso fue catastrófico a causa del método del profesor, que desincentivó a la gran mayoría de los alumnos de ese curso, que al año siguiente no quisimos cursar la segunda parte. En todo caso me dio una serie de herramientas a modo de manuales que, como autodidacta en esto, me han sido muy útiles con posterioridad. Sea como sea, la lectura de los pequeños libretos en inglés de los discos de música, como los de The Who o los de Deep Purple, y de textos de artículos universitarios comenzó a ser habitual, y mucho. Si bien el oído comencé a entrenarlo años después de la universidad, ya que el método del profesor citado fue muy frustrante para casi todos sus alumnos. Muy antipedagógico. Sólo la tozudez logró superarlo. Aún así, en la primavera de 2002, viajé a Londres de vacaciones con cuatro amistades, justo con el euro recién estrenado, aunque no en Reino Unido, y justo unos meses después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, con todo el miedo y los controles exagerados que había en los aeropuertos. De aquel viaje vendría otra práctica que hoy día es casi diaria en mí, leer prensa de habla inglesa.

Año 2001: 22 años de edad.
Leí 33 libros completos.

Historia de la Guerra Civil Española, volumen 2 (1961, revisada y reeditada ampliada en 1977, Hugh Thomas): Me lo leí en verano, igual que el volumen uno en el año anterior. Me remito a lo que dije entonces, en la Noticia 1790ª. Lo cierto es que con todo lo que se avecinaba a apenas uno o dos meses vistos, con los atentados de Nueva York y luego la Guerra de Afganistán, y para 2003 la Segunda Guerra de Irak, y demás, ayudaba a analizar dinámicas de la actualidad, aparte de ir cuadrando mejor la Historia de España y la Historia social. Recuerdo que cuando iba a ver a mis abuelos paternos a Madrid, a menudo ya por mi propia cuenta, sin mis padres, cosa que ya fue lo normal tras la muerte de mi padre, hablaba con ellos de estos temas porque me preguntaban por mis estudios, yo contestaba y ellos me contaban por voluntad propia sus experiencias. Luego me animaba y les preguntaba. A la abuela le gustaba como hablaba, pero no le gustaba hablar de la guerra, y hablaba de antes o de después. El abuelo sí hablaba de la guerra. Con los años creo que a mí me contaron cosas que a otros familiares no les habían contado a juzgar por conversaciones tenidas en el funeral de mi padre en 2003. Con este libro tuve, por aquellas conversaciones, especial interés por determinadas batallas donde hubo participación familiar, como la del Ebro, o la retirada hacia Cataluña. Con el tiempo algunas de las cosas de la Historia familiar, tanto paterna como materna, aunque he tenido más opciones de material con la familiar, las he ido comprobando y ampliando con documentos de archivo. Otras, lamentablemente, de momento sólo gozan de la fuente oral, aunque enmendada en parte gracias al contraste de diferentes recuerdos, hasta donde he podido. Hasta donde el tiempo me ha dejado. Así por ejemplo, la última incursión en la memoria oral fue con mi madre apenas dos o tres meses antes de su muerte, o quizá mi memoria falle y fuese un mes antes. Pongamos por horquilla tres meses antes de su muerte, y con una herramienta como es las fotografías antiguas para estimular recuerdos.

Bob Dylan, canciones, volúmenes 1 y 2 (1984 el volumen 1, 1985 el volumen 2, Bob Dylan): Eran de la editorial Espiral, como los tres volúmenes de las letras de los Beatles que leí en 1997 (Noticia 1683ª). También estaban prologados. Mis ejemplares eran cuartas ediciones publicadas en los años 1990. Los compré en Diógenes en momentos diferentes. Eran ediciones bilingües en castellano e inglés muy populares en esos años, sin un Internet tan propagado y tan a disposición con facilidad por diferentes medios. Si mi autodidactismo en inglés iniciado en bachillerato se enriquecía con un inglés británico aparentemente muy claro y limpio en The Beatles, ahora me atrevía a intentar aprender con el inglés de Bob Dylan, que es un inglés estadounidense, exactamente con acento y jerga de New York, complejo en sí mismo y gangoso en su escucha, a lo que hay que sumarle la voz nasal de Dylan. Con esta guía algo le captada leyendo y oyendo, pero lo que más aprendía era vocabulario... y aprendí argot y contracciones del habla popular que asimilé al habla normal. Eso no ayudaba a entenderme mucho con algunos amigos que sí sabían inglés cuando tonteando decía algo en inglés. De todos modos, hablar inglés fluidamente es algo que tengo pendiente de adquirir. Como sea, Bob Dylan ha sido admirado por mí desde el bachillerato, cuando lo conocí a través del álbum Desire. Yo ya le admiraba como cantautor, como músico y... como poeta contracultural. Sí, así es, pese a los debates que he tenido a costa de esto muchas veces, más, mucho más, desde que le dieron el Premio Nobel de Literatura en 2017. Algunas personas que no me conocen tanto como creían, pensaban que me apuntaba al carro de la polémica cuando defendí su premio como cantante cuyas canciones caen en la poesía, pero no era así, llevo considerándole cantautor y poeta desde que le oí por primera vez siendo bachiller. Admirado por mí, seguido, escuchado y visto en dos conciertos en directo, y sí, en algunos textos claramente influenciado por él. Ahora trato de coleccionar poco a poco sus álbumes, que cuando incluyen explicaciones me las leo en inglés, para saber de Dylan y para aprender inglés. Estos dos volúmenes cerraban su obra en la mitad de 1975. Ahora, con el Nobel en la mano, han editado sus obras completas, las quiero, pero he de confesar que estoy esperando un poco más... porque las quiero totalmente completas y este hombre no para de producir. Me admiró su obra y a la vez trataba de comprender y entender el inglés, aunque la principal causa de la lectura fuera la curiosidad por saber qué cantaba, qué decía, y no me defraudó.

Writte to be read (1996, William R. Smalzer): Lo compré en Diógenes. Este fue el libro de texto para aprender inglés avanzado que nos mandó trabajar y leer en la Universidad el profesor más desacertado en su método pedagógico que he encontrado nunca. Básicamente consistía en que todos debíamos hablar en inglés en clase al mismo nivel que el inglés de la persona que más inglés supiera en clase. La mayoría veníamos de un inglés que, si bien algunos habíamos tratado de perfeccionar deficitariamente por cuenta propia, era el inglés de una enseñanza general básica que no tuvo un buen método ni programa para esta lengua en su desarrollo. Además era tardío el aprendizaje de los idiomas. Sin embargo, en aquel aula universitaria se daba el caso de que la persona que más inglés sabía era una chica que es una de mis mejores amigas desde entonces, ella había vivido ya en varios países dado que su padre era piloto de avión. Su inglés era casi bilingüe. Así que se daba el caso de un aula de personas casi incultas en el habla inglesa que debían hablar inglés como si fueran bilingües. El resultado fue desastroso, como ya he dicho. Como sea, este libro lo mal que leímos entre avances personales y ayudas en el aula. Muchos llegaron a odiarlo. El profesor decía que yo tenía buen acento cuando le daba toda mi atención a ponerlo, creo que era porque lo había cogido de mis lecturas de letras de canciones intentando coger el acento de The Beatles (con Dylan era complejo), pero en general me faltaba mucho para entender el inglés como lo entiendo ahora. Este libro, muchos años después, volví a trabajarlo y a leerlo por cuenta propia, y me fue muy útil poniendo yo mi ritmo gracias a un curso sobre The Beatles y The Rolling Stones que dio gratis una universidad de Estados Unidos a través de Internet. Tengo hasta certificado con honor provechoso de aquello. 

El antiguo Egipto (1997, Antonio Pérez Largacha): Largacha era un buen profesor de egiptología. Asesoró varias excavaciones en Egipto. Sin embargo no le renovaron el contrato en la Universidad, se rumoreaba que porque la decana de entonces no coincidía en ideas con él, ella acabó siendo concejala del Partido Popular. Como sea, hasta tuvimos una sentada en los pasillos de los despachos de los profesores para reivindicar que no se le echara de la Universidad, pero no hubo caso. El camino de Largacha lo siguieron varios profesores más, curiosamente todos de ideas análogas. Fin de contrato, no renovación, ahí tiene usted la calle. Las clases de Largacha estaban llenas de gente. Quizá hubo una burbuja con egiptología, y muchos la cogíamos por interés aunque sin una coherencia lógica con nuestros intereses en el camino de especialización al escoger asignaturas, ahora bien, como historiadores bien está conocer de todos. A veces hay interrelaciones muy enriquecedoras. Largacha me enseñó sobre Egipto y también sobre civilizaciones antiguas de Próximo Oriente. Este librito era un librito pequeño y estrecho que se vendía fácilmente en Diógenes. Contenía ilustraciones muy útiles y estaba compartimentado en materias tipo Arte, Religión, Administración, Realeza, etcétera, más que en cronología y reinados. No le importaba tanto explicar los entresijos políticos y sociales, le importaba más explicar una civilización de miles de años y que pudiéramos entenderla. A ella y a sus símbolos y creencias. 

Egipto en la época de las pirámides (1998, Antonio Pérez Largacha): La lectura del anterior libro se completaba con la de este libro de bolsillo, que también compré en Diógenes o quizá en la de la calle de las Escuelas. En este caso también explicaba el Antiguo Egipto por materias, pero esta vez tenía un sentido cronológico. Diversas ilustraciones apoyaban el texto. Además, toca los asuntos de las principales dinastías. Ambos libros se complementan. Fue una gozada esta asignatura porque se aprendía egiptología, pero se aprendía algo mejor y transversal en Historia: el análisis y la interpretación como fundamento para enfrentarse a los datos históricos, sean estos adquiridos del modo como sean. El método científico en las Ciencias Humanas. La reflexión. Tus ideas no son ideas equivocadas si no coinciden con las ideas mayoritarias siempre y cuando las fundamentes de manera sólida y puedas defenderlas. Si no se pueden rebatir, no están más equivocadas que el resto de ideas que no se hayan podido rebatir. Pero a la vez hay que tener la humildad de si tu tesis no tiene peso, volver a formular otra tesis o, si te convence, aceptar la que se te propone, pero siempre, como historiador y con método de historiador, analizar y aportar.

El Príncipe (1532, Nicolás Maquiavelo): Esta lectura la combinaba con la lectura de amplias partes de textos donde defendió los valores de las democracias y las repúblicas de su época. Sobre este libro volvería varias veces en diversas asignaturas de filosofía, pensamiento y de Historia sin más, incluso de psicología de masas. Uno de los libros espejos de príncipes más analizados desde su primera publicación. Hoy día es enseñado hasta en las carreras universitarias dedicadas a la economía. Un libro de fácil lectura, fácil comprensión y que, según lo lees, identificas claramente situaciones que en algún momento has vivido o sabes diferenciar de entre las diversas realidades que nos rodean, salvando las distancias de las cosas más o menos morbosas que cuenta. Me gustó mucho este libro. No lo esperaba así, como lo leí. Esperaba algo más sesudo y pesado. El libro no es ligero, pero sí es ameno. Mantiene el interés y hace pensar. Se le puede leer desde varias perspectivas, pero siempre hay que recordar que Maquiavelo, pese al tópico que le ha caído encima a costa de este libro, era creyente y defensor de lo democrático. La clave de la escritura de este libro está en su biografía y las circunstancias que lo rodearon. Sus análisis de las conductas humanas no son desacertados en la gran mayoría de los casos. Otra cosa son las simpatías y antipatías que nos despiertan unos y otros métodos de los que habla. Ayuda a entender el mundo en cualquiera de sus épocas en lineas generales.

Anfitrión (188 ó 187 antes de Cristo, publicado en época actual por primera vez en 1916, Plauto): Yo había leído a Plauto por primera en 1995, y la mitad de sus obras de teatro conservadas en 1997, Noticia 1683ª. Ahora volví a leer por segunda vez Anfitrión, ya que había que analizarlo para las clases de mitología y cultura clásica. Yo ya conocía esta comedia, pero estuvo bien volverme a acercarme a ella. Junto a esta obra completa se leyeron fragmentos de numerosas otras obras teatrales, de odas y prosa de mitologías griegas y romanas.

Teogonía (siglo VIII o VII antes de Cristo, Hesiodo): Lo saqué de la biblioteca de la facultad. Es un libro duro de leer. Te da las claves más antiguas del origen de los dioses grecorromanos. Tal como se ha podido ver en las otras dos series anteriores y en lo que va de esta serie de mis lecturas, yo no le hago ascos a la mitología, la he leído directamente de sus textos originales. Así que aunque este libro había que trabajarlo y se hizo pesado leerlo, yo ya conocía varias de sus historias. Era necesario de leer en mi formación. Útil en Historia, en Literatura y en Arte, pero también en una especie de comprensión de la formación de la cultura o de las ideas, de comprensión del mundo de otra época no tan alejada en lo básico de la actual.

Hipólito (428 antes de Cristo, Eurípides): Es un drama griego que cumple con toda la tragedia que un drama griego promete. Hipólito es hijo de Teseo, pero hay una venganza de dioses de por medio y eso hace que exista incesto, destierros, muertes... Las clases de mitología nos abría el mundo a tramas clásicas de dos mil y dos mil quinientos años que eran más atrevidas y audaces que algunas de las tramas que se escriben hoy día. Esa libertad al crear era admirable. Si los rusos me admiraron por su construcción de los personajes, los griegos por su capacidad de crear tramas enrevesadas y que no aflojan en emoción y tensión. Saque este libro de la biblioteca. Detrás de todas estas lecturas clásicas estaba Marival, una profesora muy joven que era, además, prima de un amigo mío, Rubén Muñoz.

Las Metamorfosis (8 después de Cristo, Ovidio): Me lo prestó El Chico Gris. Debía leérmelo entero. Era el segundo libro completo que leía de Ovidio, pues ya dije que leí y comenté en su día que leí La Eneida (Noticia 1683ª) antes de entrar en la Universidad, en 1997 también. Era el escritor romano por excelencia para la propaganda política de César Augusto, lanzando mensajes a la sociedad de su época por medio de historias épicas y de epopeyas. Las trastocaba y reinterpretaba ligeramente para introducir a conveniencia de Roma, y en concreto de los Césares, de la familia Julia, una serie de relaciones dinásticas que emparentaban a estos gobernantes con familias de semidioses y dioses, justificando así el poder cada vez más absoluto que habían adquirido finiquitando la República e instaurando el Imperio administrativamente. En este caso Ovidio volvió a contar la historia mitológica de numerosos dioses, diosas, semidioses, héroes o humanas que sufrieron transformaciones. Reinterpreta y cambia ligeramente las historias religiosas (mitológicas) griegas y las pasa a un tamiz romano donde al final la familia Julia será relevante. Ovidio repasa las diversas metamorfosis divinas, y con ellas los cambios del mundo, hasta la llegada de Julio César y tras él de César Augusto. Se aprende de mitología romana, indirectamente de la griega, se aprende literatura, se aprende para interpretar arte y otras cuestiones, y sirve de ejemplo de la utilización política de las creencias populares y de las obras literarias. Aunque se hacía un poco cansado el libro por las repeticiones incesantes de metamorfosis sin parar, reconozco que me gustó.  Requiere una lectura lenta, distanciada, para no saturarse actualmente con tanta historia similar seguida, los ritmos de la antigüedad no son los mismos que los de la actualidad.

Revoluciones y rebeliones en la Europa Moderna (1970, J.H. Elliott, Smit, Stone, Raeff y Mousnier): Fue uno de los libros que me compré junto a libros de la España Imperial el año anterior en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Era una edición de una colección de 1997 en tapa dura. Colaboraron en 1970 cinco historiadoes afamados de diferentes países para crear esta colección de artículos que abarcan del siglo XVI al XVIII en lo que es un clásico de obligada lectura para entender las diferencias entre lo que es una revuelta, una rebelión y una revolución. Tratan de diferentes procesos de esta índole dados en el periodo de tiempo citado en diferentes lugares de Occidente como son Francia, Rusia, Inglaterra, Estados Unidos de América, creo recordar que se menciona España, etcétera. Tiene una metodología clásica muy profesional que hace hincapié además en el análisis y la reflexión de los sucesos, los pone a contraste y los expone al lector a su propia reflexión. Los explican bien. Es un libro muy serio. Un libro además importante de entre los libros de Historia escritos en el siglo XX. Gracias a él, además, conocí otros puntos de vista y realidades de fenómenos que ya conocía, pero también me enseñó cosas que no sabía de otras geografías, como por ejemplo de la Rusia del siglo XVIII. Lo tengo en mi biblioteca personal con cierto respeto. Es cosa seria. Me pregunto qué ha cambiado en el mundo para que este tipo de colaboraciones tan alucinantes por su mezcla ya no se den tan fácilmente. Colaboraciones que ocurrían también en la música, el cine, la literatura... Supongo que en el fondo eran hijos de la revolución de mayo de 1968, y esta, sobre todo con el fin de la Guerra Fría, ha ido decayendo a favor del ultraliberalismo económico (también llamado capitalismo salvaje) más despiadado con las formas de pensar en grupo, de colaborar sin necesidad de otro valor crematístico. Supongo que este libro creado en 1970 trata el tema que trata desde diferentes ópticas porque estaba muy cerca precisamente de 1968.

Poder, honor y élites en el siglo XVII (1979, José Antonio Maravall): Otro clásico de la historiografía, en este caso de la española. Lo saqué de la biblioteca de la Universidad, en una edición de 1989, creo. Con este libro, para el que hay que ir a él muy concienciados y motivados, sacas en claro la mentalidad y el funcionamiento de la sociedad estamental y de clases que era España en la Edad Moderna. La cuestión del antisemitismo, la corrupción del poder, el clasismo, cómo todo eso estaba hasta el tuétano en todas las administraciones y en todas las relaciones sociales y de poder, el poder de la Iglesia y el de los nobles, lo caduco de la Universidad española a costa del Concilio de Trento y las normas inquisitoriales, el peso exagerado de un honor entendido a lo medieval que impedía progresar en ideas a la sociedad, cómo eso lo ha arrastrado la sociedad española en los siglos posteriores y otras muchas cuestiones muy interesantes que este importante y anciano historiador supo comprender y dar a entender en sus obras más maduras como esta. Ahora bien, hay que saber y poder llegar hasta el final de la lectura. Yo lo hice, leyendo en los pasillos más solitarios de la facultad por la tarde, entre otros sitios.

1984 (escrita entre 1947 y 1948, publicada en 1949, George Orwell): No fue la segunda distopía que leí en mi vida, como analicé en el anterior serial a este de los libros que leí en mi vida. Aunque sí es un libro que Orwell escribió a partir y tomando mucho del Nosotros de Zamiatin, como he dado a conocer muchas veces en esta bitácora y otros lugares. Pero llegué a Orwell antes que a Zamiatin, del que por entonces ni sabía de su existencia. Como casi todo el mundo al que le hablaron de 1984, creía que 1984 era una idea original de Orwell. Tiene aportaciones innovadoras, pero la base argumental no es suya. Con todo, como yo eso no lo sabía, a mí me fascinó este libro, que primero lo tomé de una biblioteca, o me lo prestaron, aunque creo que lo tomé de una biblioteca, y años después lo compré y lo volví a leer. Fue uno de los dos libros que destaqué en 2007 (Noticia 204ª) de entre los libros que leí en 2001. Fue mi primera lectura de Orwell. Esta novela tenía un mundo futuro tan cercano... tan de ahora... Era una opresión nueva donde el Estado deja al ciudadano que se oprima a sí mismo con unas mínimas aportaciones por parte de las autoridades, y estaba la rebeldía, el atreverse a romper lo establecido, porque puede que lo establecido no sea lo correcto. Un buen libro, pese a que la idea fuera de Zamiatin. Orwell hizo una novela muy suya, muy propia, enriquecida con su propia experiencia en plenos años 1940. Es una referencia para mucha gente hoy día, más con el desarrollo de la nuevas tecnologías, que en 2001 no eran tanto como ahora, pero eran mucho más que en 1996, por ejemplo, cinco años antes. El futuro estaba por venir, pero, ¿cómo? Porque ahí estaba el 11 de septiembre de 2001 y las nuevas medidas de seguridad que patrocinaban los Estados del mundo, con el control como lema y la guerra como constante. 1984 fue muy citado por los que veían algo que no debía ser traído como valor: menos libertad a cambio de más seguridad.

El pasado en imágenes, el desafío del cine en nuestra idea de Historia (1995, Robert A. Rosenstone): Pues sí, en Historia también hay asignaturas específicas para la Historia cultural, y en eso entra el Cine, donde cursé hasta un curso especial intensivo por las tardes, casi noches. Recuerdo el buen tiempo que pasamos viendo y analizando todo tipo de películas desde sus aportaciones técnicas y narrativas, hasta la Historia de la industria cinematográfica y del arte cinematográfico, hasta sus repercusiones en las masas y sociedades, su influencia en ellas, sus usos intencionados de la Historia, etcétera. Vimos muchas y analizamos muchas. Yo tuve que escribir un trabajo extenso sobre Espartaco, de Stanley Kubrik. Suave precedente para mis artículos actuales para El Tornillo de Klaus. Junto a este libro hubo otras tantas innumerables lecturas sobre estos temas. Y visionados interminables de películas de todo tipo con un proyector y una pantalla de cine en el Colegio de Málaga. He hecho vídeo forums posteriormente a lo largo de los años tratando de transportar a los que participaron algunas ideas mínimas donde todo el mundo aporte algo. El libro hablaba también de la visión y la propaganda que lanza el cine usando la Historia, como Ovidio.

Vidas paralelas: Craso (siglo I ó II después de Cristo, Plutarco): Una biografía de Craso escrita por un historiador cronista cercano en el tiempo a él, aunque posterior a él. Lo leí para poder realizar un trabajo de análisis de la película Espartaco, de Kubrik, pero aparte, nunca está  mal leer a los clásicos. Se aprende mucho de ellos y se sorprende mucho de cómo escribían. Su libertad, a veces relativa, para contar detalles. Craso como enemigo de Julio César.

Nada más bello que odiar (1998, Iván Escobar): Otro escritor ganador del Premio Ciudad de Alcalá en novela. Y otro libro que me regaló Laura Vega y que guardo con cariño dedicado. Esta novela me gustó más que la anterior que me regaló, ya citada.

Las órdenes militares castellanas en la Edad Moderna (2001, Ignacio Ruiz): Un libro muy breve, a modo de manual rápido para entender tanto el funcionamiento orgánico y administrativo de las órdenes militares en los siglos XVI y XVII en Castilla, como el funcionamiento del fisco en el Reino Hispánico. Ahora bien, aunque era tan breve que no llegaba a las cien páginas, y si llegaba, ahí se quedaba, todos los que lo hemos leído recordamos que nos costó leerlo como si tuviera ochocientas páginas. No es la prosa más ágil de todas las prosas que se puedan leer. Si lo lees y logras prestar atención, yo lo hice, te terminarás quedando en la cabeza muchos de los temas más duros en cuanto a su funcionamiento en la Edad Moderna española. Duros en cuanto a temas económicos del Estado y de títulos y funciones entre la nobleza y el clero seglar. Ignacio Ruiz lo acababa de escribir, era nuestro profesor, nos dijo que era obligado leerlo porque habría una pregunta de él en el examen, llegado el día... no hizo ninguna pregunta sobre su libro. Lo conservo y como libro de consulta... tal vez.

Hacerse nadie: sometimiento, sexo y silencio en la España del siglo XVI  (1984, Ángel Rodríguez Sánchez): Sacado de la biblioteca universitaria para seguir entendiendo la Historia de España, porque la Historia no es sólo la del poder, es la de todos. La Historia es de todos. En el siglo XVI el obispo sobre el que caía la jurisdicción de Coria hace confesar a todos sus habitantes sus pecados y sus faltas en un proceso brutal, no exento de amenaza, presión, lo que hoy sería abuso de poder y en aquella época no, represión, etcétera. El libro nos habla de una España existente en el siglo XVI que en silencio vivía de manera muy diferente a esa otra España que nos han lanzado desde lo oficial con una imagen de religiosidad, honra suma, altos valores, etcétera. Los abusos de autoridad sacan a la luz tanto la represión y el control sobre la población hasta en su intimidad, como la España silenciada que no porque no hayan podido dejar rastro propio directo, sino indirecto, no existía. Existió. Era la España a la que el Concilio de Trento, y de ahí el poder, temía, por lo que impuso un control y una represión combinándose con la Iglesia que todavía se rastrea sus efectos en muchos de los rincones de las mentalidades españolas del siglo XXI, especialmente en las personas menos formadas que reciben por formación una cultura popular propiamente española por medio de tópicos, costumbres, dichos, formas de hacerse las cosas, etcétera. Aunque cada vez menos, es de apreciar esta España en el siglo XX por ejemplo en los documentales que rodó Luis Buñuel.

El régimen de Santander en la Gran Colombia (1966, David Bushell): Historia de Iberoamérica en el siglo XIX. Había leído numerosos artículos y numerosos extensos capítulos de la Historia americana, tanto precolonial, como colonial, como postcolonial, pero este era el primer libro de la América independiente que me leía entero. Muy útil combinado con lecturas del resto de países que se formaron en la independencia. Ayuda a entender la América de hoy, aunque tienen capítulos que me parecen salidos del realismo mágico, por mucho que sean realidad pura. Curiosos los americanos. No es fácil encontrar libros de esta historiografía en España. Lo que es una pena. Del mismo modo que es una pena que los libros que escriben ellos hoy día siguen en buena parte las ideas historiográficas de la existencia de una mala madre patria como justificación de ideas nacionalistas que luego confrontaron entre sí. Hace falta una colaboración de historiadores capaces de superar argumentos nacionales y buscar una realidad más ajustada a los sucesos de aquellas épocas, comprendiendo lo que estaba ocurriendo a ambos lados del océano y porqué. Tenemos una Historia más compartida que confrontada. Quizá por ello la incomprensión mutua es mayor, porque no se quiere aceptar ser de un mismo origen histórico siendo nuestro desenvolvimiento posterior en la Historia diferente.

Simón Bolívar, el Libertador (1989, Demetrio Ramos Pérez): Con este libro podríamos explicar muchos de los movimientos de los partidos políticos actuales en tierras movedizas. La biografía de este hombre se cruza con las del resto de libertadores iberoamericanos y no todos tenían las mismas motivaciones para su objetivo central. Es necesario conocer la Historia de América para entenderla y para entendernos. Con estos dos libros estaba yo cursando por opción propia la Historia de Hispanoamérica en el siglo XIX.

Estado y nación en Europa (1997, Hagen Schulze): Este libro lo tomé de la biblioteca. Tenía que leerlo para una asignatura que trataba de enseñarnos que los conceptos hay que reflexionarlos para tener un concepto claro y propio de ellos. Así se puede analizar mejor los temas a tratar y poder formar mejor las teorías historiográficas o comprenderlas mejor. Para finales del siglo XVIII en adelante el asunto del Estado y de la nación son temas fundamentales. Tras leerlo lamenté no haberlo comprado, al mismo tiempo que pensé si realmente lo quería tener en mi estantería. El libro es muy bueno. Puro pensamiento y análisis acerca de la formación de los Estados y de las naciones, que no son la misma cosa. Explica muy bien desde la Antigüedad a la actualidad cómo se forman los conceptos de país, nación y Estado, de cómo han quedado reflejados en los documentos, así sobre cómo se ve que los han interiorizado las sociedades con sus hechos y formas de reflejarlos en obras culturales y de otra índole. La visión sobre uno mismo y sobre otros. Cómo el estado nación es un concepto fruto de un ilustrado aleccionando a prusianos y polacos para que se defendieran de Napoleón de manera efectiva al modo como lo harían años después los españoles en 1808. Nada está cerrado y nada es evidente, nada es obvio, nada es lógico, ni matemático en estos conceptos y en estos sentimientos. Todo cambia y todo cambia incluso por intereses políticos y económicos que saben usar a su conveniencia la propaganda y los medios de productos culturales de entretenimiento.  Son construcciones con un poder sobre los sentimientos que en algunas ocasiones ha tocado los temas raciales, los temas religiosos o los temas más meramente folclóricos. Cómo los han manejado los líderes sobre las masas, sean estas organizadas socialmente de un modo u otro, es el tema clave. Habla además del nacionalismo como aglutinador y como disgregador, pero también como excluyente y como incluyente. Muy buen libro de Historia, historiografía y pensamiento, de los que abren la mente. La liberan.

Historia de España, siglo XIX (2000, coordina Javier Paredes a varios autores): Es un manual de Historia contemporánea que se viene reeditando con ampliaciones durante muchos años. Muy leído, consultado y comprado por los alumnos de la Universidad de Alcalá, porque el profesor Paredes hacía leerlo, y recuerdo que los alumnos que no lo leían no solían sacar buenas notas. Por supuesto leerlo era más bien comprarlo, porque apenas había ejemplares en la biblioteca, lo mismo pasaba con la segunda parte de este libro y con los otros dos de Historia Universal. Aún así comprarlo y leerlo no garantizaba nada. Y no tanto por aprender o no Historia. Tú podías leer otros manuales y muchos otros libros de esos temas de Historia que le concernían y demostrar saber mucho, pero lo cierto es que era sabido, porque lo mostraba en público incluso presentándose a las elecciones municipales, que Paredes era una persona con valores muy altamente conservadores. Su visión de la Historia era su visión de la Historia. En estos libros, como tenía colaboraciones, había un sesgo conservador, pero algo más mitigado y fácilmente contrastable con otros textos por el alumno. Yo me leí el libro entero incluso usando parte de mis vacaciones, una vez aprobada la asignatura. Fui crítico con él, pero a la vez aprendí mucho con él. No me disgusta este libro, si soy sincero, teniendo en cuenta su tendencia, hay que reconocer que está bien parcelado y lo uso como libro de consulta habitual, este y los otros tres. Y un cuarto, pues años después me compré el Diccionario de los Papas y Concilios (1998), también de Paredes, con prólogo de Rouco Varela, que uso con frecuencia y completé en parte. Funcionan bien como libros de consulta, la verdad. Y es de lo más avanzado que tengo de la Historia más reciente en casa. Son recomendables, pero a los más interesados les aconsejo contrastar con más fuentes bibliográficas, pues hay algunas partes sutilmente partidistas.

Historia Universal Contemporánea, siglo XIX (1999, coordina Javier Paredes a varios autores): Mismo comentario que el anterior. En estos libros colaboraban profesores universitarios de otras Universidades, pero también de Alcalá. No todos eran conservadores, por eso estos libros tenían un sesgo conservador, pero mitigado. Contiene este la Historia de todas las partes del mundo, lo que para mí le dota de mucho y gran valor. Aproxima a Historias no tan tratadas como la de África, Asia u Oceanía.

El lenguaje de la culpa (1998, Jorge de Arco): Otro de los libros ganadores de los Premios Ciudad de Alcalá, este de Poesía que me regaló Laura Vega y que guardo con cariño junto a los otros dos. Los tres siempre están juntos y visibles en mi biblioteca. Este me aproximaba a la poesía alcalaína. Su lenguaje era cultista e intrincado. No es el tipo de poesía que yo escribo y leo, pero le tengo cariño.

La novela secreta (1996, Emilio Sola): Emilio Sola era uno de los catedráticos del área de Historia Moderna más apreciados por los alumnos. Con pasado hippie e historias tremendas, buen sentido el humor, escritor, hombre dado a las colaboraciones y la experimentación, especialista en Cervantes... Como escritor tenía esta novela que se dividía en tres partes independientes entre sí, una con una historia real, otra con una historia que era ficción y otra que era Historia. Tenía ese toque de memorias, ficción e Historia mezclado que hacía del libro algo extraño. Las cosas que contaba eran atrayentes y divertidas. El modelo experimental de esta obra fue homenajeado en varias recopilaciones posteriores mías, sin publicar aún.

Breve Historia del tiempo, del Bing Bang a los agujeros negros (1988, Stephen Hawking): Creo que me lo prestó un amigo llamado Carlos Porcel. Ambos solíamos hablar de temas de la galaxia y el universo, cuestiones físicas y astrofísicas, como aficionados, aunque él era de Ciencias y yo de Letras. Lo leí en lo que se dice "diagonal", o sea, rápidamente sin demasiada parada, porque muchas de sus cuestiones se me escapaban en su explicación, pero me quedé con algunas ideas básicas.

Siddhartha (1922, Hermann Hesse): Fue el segundo libro que destaqué en la Noticia 204ª de los libros que leí en 2001. De entre las religiones de las que ya conocía en una buena base, el hinduismo ya llevaba tiempo en mi conocimiento a través de sus textos y de otras referencias, pero con esta novela de la vida de Buda Gautama cuando aún era sólo el príncipe Siddharta en La India fue un acercamiento más profundo y cercano que todo lo que había leído del budismo, la otra religión fuerte de Asia. Me pareció que llenaba aún más de paz que el hinduismo. Por ello me acerqué a leer otros textos, ahora sí, budistas, taoístas, confucionistas, zen y de otras religiones orientales, así como indagué en las diferentes corrientes del budismo actuales. Este libro me parecía una experiencia personal íntima muy reveladora. Por ello lo compré y regalé en diferentes momentos de mi vida a diversas amistades, normalmente amigas de las que creí que sería un libro que les iba a interesar. No andé desacertado. Es una lectura que se transforma en una experiencia de aprendizaje y vida.

De Roma a China por la ruta de la  Ruta de la Seda en tiempos de Roma antigua (1996, quizá algo anterior, Robert Jean-Nöel): Cursaba Indología con el profesor Lauro Olmo y nos pidió hacer un trabajo sobre cualquier tema de la Antigua India. Yo elegí las conexiones de Occidente y Oriente a través de la Ruta de la Seda, que no fue con Marco Polo, como se cree popularmente, sino que comenzaron cuando existía la Antigua Roma. Hay textos y testimonios diversos, también en la arqueología, sobre viajeros chinos de la época en Europa y europeos en China. La ruta creo un trasvase de exportación de productos de lujo, pero su aportación más duradera fueron diversas leyendas, aculturaciones, alteraciones en las creencias religiosas y artísticas, etcétera. Los emperadores romanos y chinos supieron de su existencia sin verse jamás entre ellos. Entre medias había una serie de reinos intermediarios que celaban por no perder el monopolio de las rutas. Esta ruta comercial aportó tantos peligros y aventuras como un hilo que cosía dos culturas muy diferentes y a través del cual se forjó un trasvase de ideas y creencias que si bien no cambiaron al completo a las culturas afectadas, salvo a las de Oriente Medio, con la India expuesta, sí alteraron su rumbo de manera significativa y, a la larga, irreversible. El efecto más notorio es la exportación del budismo de la India a China, Indochina y Japón, donde hoy día es donde más fuerte es. Un libro que me abrió muchas perspectivas que previamente yo no había pensado que se hubieran derivado de esta ruta y de estas épocas.

India y el Catay, textos de la antigüedad clásica y del medievo occidental (1995, Juan Gil): Si el anterior libro era un trabajo de investigación actual, este libro compilaba y analizaba textos antiguos, los cuales los completé con los que escribió Julio Verne sobre los grandes viajeros, cuyo libro ya comenté en los seriales anteriores. Lo interesante de este libro era poder leer lo que escribieron de su propia mano algunos de los protagonistas antiguos y medievales de estos viajes, ya fuesen del imperio Romano, chinos, indios, persas, musulmanes, etcétera. El tráfico de contrabando de la seda escondiendo los capullos de seda en moños altos de mujeres romanas era algo apasionante en la descripción original, pues no estaba exento de riesgos. En todo caso obtuve una nota baja por mi trabajo. Fui a reclamarla, porque no me parecía muy justa. Me la llegaron a aumentar, pero aún así no todo lo que creo que se hubiera merecido. Aunque me llevaba bien con Lauro Olmo el problema estaba en que no había consultado un libro que él escribió sobre el tema, o en el que él participó. Daba igual. Aprendí mucho con estos libros y este me aportó historias muy jugosas y una forma de narrarlas muy concretas.

XI Premio José Chacón de Poesía y Prosa, 2000 (2001, varios autores): De este libro hablé en la Noticia 1254ª, porque había un pequeño texto mío que usaron en la introducción, al igual que usaron textos de todos los participantes del concurso de ese año 2000. se publicaron los poemas y relatos ganadores. Yo no gané. Era un tanto conservador el estilo de estos ganadores, pero está bien que se publiquen esta clase de obras. Es de agradecer por todos los concursantes de premios literarios. Editó el ayuntamiento de Alcalá de Henares. Me dieron este ejemplar gratis en el acto de entrega de premios y lectura de obras, en la Capilla del Oidor.

Héroes (1994, Ray Loriga): Me lo prestó mi muy buena amiga Esther Claudio. Ella sabía que me gustaba la literatura contracultural y el rock. En aquellos años Ray Loriga tenía esa fama en España de entre los autores jóvenes afamados. A ella le había gustado mucho esta historia y quería que la leyera yo también. Lo leí. Después de haber leído a muchos autores contraculturales anglosajones me pareció algo flojo, pero bastante potente para lo que escribían los autores españoles. Además estaba el asunto del rock, de David Bowie. Una novela interesante.

Alfabetismo, escritura y sociedad (1999, Armando Petrucci): La Historia de la Cultura Escrita es muy necesaria también para entender la Historia desde un punto de vista social. En ese sentido leí un montón de artículos de numerosos autores por vía del profesor Antonio Castillo. Este libro lo recomendó él. Petrucci es un clásico de este tipo de análisis. La historia de la escritura y de la lectura a lo largo de los tiempos da muchas claves para entender el mundo. No es un tema sin importancia. Fue un libro que aprecié mucho de leer.