lunes, octubre 28, 2013

NOTICIA 1262ª DESDE EL BAR: LOU REED



Lou Reed murió ayer con 71 años. Es una noticia que a estas horas, menos de veinticuatro horas del fallecimiento, todo el mundo conoce. No descubro nada nuevo ni pretendo hacerlo. Sus excesos con las drogas afectaron a su hígado, que pasó a mejor vida antes que él mismo. En abril de este año 2013 se lo habían cambiado por otro, pero el transplante no fue todo lo bien que pudo ser. La muerte vino a cobrarse en él a su pasajero, un auténtico Señor del Rock que no cambió en su forma de ser simplemente porque no tenía nada que demostrar que no fuera a sí mismo. Que la tierra le sea leve. Yo le descubrí a través de uno de los dos amigos más antiguos que tengo, Jimmy "Rizos", bajista actual de la banda de blues Delta Hot, y de muchos otros proyectos musicales. Nos conocemos desde la guardería infantil, pero en concreto él me lo descubrió el 4 de julio de 1997, con 18 años. ¿A qué se debe tanta precisión? En aquellas épocas Internet no estaba tan desarrollado como ahora y para acercarte a músicas que no conocías se repetía un hecho que ya habían realizado nuestros padres y nuestros abuelos antes que nosotros: o le invitabas a esa persona a ir a tu casa para ponerle un álbum musical, o le dejabas el álbum. Aún había abundantes discos de vinilo, aunque estos habían dejado de fabricarse en masa. Los discos compactos eran muy caros y raro era el joven que lo tenía. Se imponía aún el uso de algo barato: los cassettes, las cintas magnéticas. Jimmy tenía discos compactos (CD). Su padre, músico como él, tenía un equipo para leer CD's. Tenía además un buen equipo de altavoces distribuidos por toda la casa. Era un sueño ir allí a escuchar música. Sin embargo yo no tenía más que un equipo para escuchar discos de vinilo y cassettes. Pero en 1997, quizá en 1996, accedí a dos de mis primeros trabajos: uno, repartiendo propaganda de libros de oposiciones de la editorial MAD, para la Librería Diógenes de Alcalá de Henares; el otro, fabricando roscas de tornillos, roscas de varas de moto y pernios de ascensor en el taller de tornos que tenía mi padre, unas diez a once horas de trabajo diario en verano. Fue gracias a eso que me compré un discman (un lector de CD's portátil) y un par de discos (el Yellow Submarine, de The Beatles, y uno con fragmentos de sinfonías de Berlioz). Los CD eran extremedamente caros, aunque no tanto como ahora, y difícilmente me podía permitir comprar álbumes más que de tarde en tarde. Asíque recurríamos a intercambiarnos álbumes entre varios amigos cuando alguno tenía algo nuevo que podía interesarle a otro. Jimmy, por descontado, tenía mucha ventaja, pues mucha de su música era de sus padres. Fue así cómo un día me prestó dos discos, Rock 'n' Roll Animal, que grabó Lou Reed en 1977, y el homónimo de Dire Straits de 1978. Aquellos discos, sobre todo el primero, me dejaron impresionado. Era un sonido vital que iba desde la depresión hasta el estallido de vitalidad y violencia maestralmente logrado en temas como Heroin. Las historias y anécdotas en torno eran además un aliciente. Como cualquier otro del grupo de amigos, como cualquier adolescente de la época, me había hecho con unos cables especiales que adaptaban el discman a una radiocassette normal y corriente. Grabé los dos discos en una cinta de sesenta minutos de duración, perdiendo buena parte del disco de Dire Straits. Yo acostumbraba a hacerles portadas especiales, anotarme los títulos, los componentes de los grupos y la fecha en que lo grabé. De ahí que sepa que ocurrió el 4 de julio de 1997. La idea era comprarme el disco cuando pudiera. Jimmy llegó a dejarme otro más de Reed, Transformer, de 1972. Fue pasando el tiempo y, unas veces por dinero, otras por tener otras preferencias en la compra de un álbum, retrasé tanto la compra de aquel maravilloso Rock 'n' Roll Animal, que no lo compré ni cuando lo sacaron en edición especial, aunque sé que tarde o temprano lo compraré como he comprado innumerables otros discos cuyo primer acercamiento mío no es muy diferente a este.

Los amigos que he ido haciendo con posterioridad se extrañaban de que conociera más a Lou Reed en solitario que cuando estaba en su primer grupo, The Velvet Underground. La verdad es que he escuchado todo tipo de etapas de este hombre, pero el motivo es el que he citado. Reed, con su historia relacionada e intercalada con David Bowie, The Rolling Stones, Andy Warhol o Lulu, pertenece a ese mundo del rock de la tercera oleada, la de la psicodelia experimental de la segunda mitad de los 1960, que empalmó perfectamente con aquella cuarta oleada del rock duro de comienzos de los años 1970... ¡E íncluso se intuye sus acercamientos con humor al glam rock de aquella época). Era adicto a las drogas, pero a la vez era un intelectual, un intelectual de la cultura rock. Sirva mi homenaje la trasncripción de una canción de su álbum Berlin (1973), del cual se suele decir que es su mejor trabajo, e insisto en mi pesar: que la tierra le sea leve.

CAROLINA SAYS, I 
(Carolina dice, I)

Carolina dice
que no soy más que un juguete,
que ella quiere un hombre,
no a un  chaval.
Carolina dice...
Oh, Carolina dice...

Carolina dice
que no puede evitar ser mala,
ni cruel,
oh, eso es lo que parece,
Carolina dice...
Oh, Carolina dice...

Dice que no quiere a un hombre que se incline,
aún así es mi reina germánica,
sí, es mi reina;
qué cosas hace y qué cosas dice,
la gente no debería tratar así a los demás,
pero aún así creí que podría soportarlo,
como tomar veneno de un vial,
ella podía ser muy perversa,
pero claro, yo creí que podría soportarla.

Carolina dice
que no soy un hombre,
va a quedarse con un partido tan bueno como pueda.
Oh, Carolina dice...
Sí, Carolina dice...

Carolina dice
que los momentos
no pueden seguir siendo sólo míos
Oh, Carolina dice...
Sí, Carolina dice...

Ella me trata como a un tonto,
pero para mí sigue siendo una reina germánica,
Oh, ella es mi reina.
Mi reina.
Cariño, es mi reina...

(Reina)
(Reina)
(Reina)
(Reina)
(Reina)
(Reina)
(Reina)
(Reina)
(Reina)...

 (Lou Reed, 1973, del álbum Berlin.)

sábado, octubre 26, 2013

NOTICIA 1261ª DESDE EL BAR: LA CULTURA VA POR BARRIOS

La iglesia de la parroquia de San Francisco de Asís es una iglesia actual de ladrillos rojos y vidrieras entre cubistas y el collage, si es que así se puede llamar a un estilo de vidriera. En pleno barrio obrero, en la avenida de los Reyes Católicos, se levanta literalmente gracias a unas escaleras que nos llevan a un jardincito con una estatua de San Francisco de Asís rodeado de animales. Hay un porche con rejas que lo rodean, evitan que la gente se caiga despistada por las escaleara. La puerta de acceso al recinto sagrado no está en el centro de la fachada, de un sólo piso, muy horizontal, sino a la derecha. Un pequeño recibidor y enseguida, la nave, única, con pequeñas capillas modernas y una más amplia, pero pequeña que lleva a otras instancias que usa el párroco y la comunidad de franciscanos que atienden esa parroquia. No llevan vestidos religiosos. Visten normalmente, como cualquier otra persona del barrio. Como obreros. El barrio es obrero desde que se hizo a mediados de los años 1970, y la iglesia se formó con el barrio. Es parte del barrio. 

La nave sagrada no es rectancular, aunque se le aproxima a serlo, es un trapecio. La zona ancha es la entrada, todo va como un embudo hacia el altar, con Cristo crucificado detrás. Allí se junta gente por la noche de ayer. Algunos son habituales parroquianos, pero esa noche hay una diferencia, hay mucha gente que no ha pisado la iglesia en mucho tiempo, y no han ido por un acto religioso. Cuatro miembros de la Orquesta Ciudad de Alcalá entran vestidos de negro. Portan dos violines, una viola y un violoncelo. El párroco dice unas palabras y empieza un acto, en principio teóricamente laico, donde se da un concierto de una hora o una hora y media, donde suenan cinco partes con conciertos de cuerda que evolucionan paulatinamente de composiciones del siglo XVI al siglo XX.

Tanto autobombo del ayuntamiento con la Cultura y cuando hacen algo que realmente tiene que ver con ella apenas lo anuncian y apenas le dan cobertura. Supongo que para el ayuntamiento de Alcalá de Henares el mayor acto cultural que inunda el saber todo, que nos emociona y sugestiona de manera sublime, es el acto único de freír chorizos y morcillas entre edificios medievales y renacentistas; mientras los vecinos no pueden hacer uso de sus calles para ir por su ciudad sin problema de tráfico de gente, y mientras sus pequeños comerciantes ven como los mercados del chorizo tienen tenderetes cuyos dueños y ganancias son para gente de muchos cientos de kilómetros de distancia, mientras que sus propias tiendas alcalaínas son tapadas por esos tenderetes del chorizo frito.  

Se trataba de uno de los actos del evento anual "La Cultura va por Barrios". Es un programa de actos gratuitos que cada año recorren la ciudad. Algo que realmente sí acerca la Cultura a los ciudadanos, y que podría dar mayores frutos si mínimamente el ayuntamiento invirtiera en ellos tantos esfuerzos como en aquellas cosas que llaman falsamene Cultura. Este año comenzó en el Distrito I, el día 18 de octubre, con unos títeres y un pasacalles. Han habido otros actos el día 20, y ayer, día 25, dio el salto al Distrito II con teatro, ballet y un concierto de cuarteto de cuerda, repartidos entre el Centro Cívico María Zambrano, el auditorio Paco de Lucía y la iglesia de San Francisco de Asís. Mañana domingo habrá cuentos en el Centro Cívico María Zambrano, y un concierto de piano y grupo de cámara en el Auditorio Paco de Lucía. Todo, repito, gratuito. El evento se prolongará hasta diciembre, hasta el 21 de diciembre. Todos sus actos y su programa lo tenéis entrando por la puerta en letras violetas de antes. 

Es una lástima que el ayuntamiento sea tan miope que no sólo no le dé una auténtica cobertura informativa, sino que además, por los lugares donde está previsto que se hagan los actos y por muchos de los actos programados, no saben ver las posibilidades que contiene en sí mismo este evento, ni combinarlo con las posibilidades totales de las necesidades de gratuidad y entretenimiento para poder sonreir de la sociedad en estas épocas tan críticas por la crisis económica. Todo se ha ideado, parece, principalmente para ancianos, preferentemente cristianos practicantes, y para familias con niños pequeños. Abunda tanto la oferta pensada para ellos, y dispuesta en lugares cercanos a ellos, que es todo lo que hace pensar. No da más de sí, a pesar de que cualquiera pudiera ir a disfrutarlos. La miopía del ayuntamiento es astigmatismo, de los grandes... pero muy acorde con la visión familiar y cristiana propia de un partido democristiano como es esa coalición de partidos y tendencias de derechas que conformaron el Partido Popular en su día.

Yo fui ayer al concierto de cuarteto de cuerda de la parroquia de San Francisco de Asís. Me pareció curioso que un evento laico como este, que todos los años se celebra, este año tenga en su programa tantos actos programados dentro de iglesias. Aunque la Iglesia como institución es una de las intituciones que ha apostado mucho por patrocinar músicos y dar conciertos a lo largo de la Historia, no parece propio de nuestras épocas que el gobierno municipal de un Estado laico base una gran parte de sus actos en la celebración de los mismos dentro de recintos sagrados y con ayuda de los sacerdotes. La cultura de un Estado laico es para todos los ciudadanos, y no todos los ciudadanos son católicos, ni todos quieren o pueden pisar una iglesia o un recinto religioso. Aparte de que el Estado, representado en este caso por el municipio, no debe depender de la Iglesia. Si los actos laicos se celebran dentro de una iglesia, esta debería ser tratado como un espacio cívico, no religioso en absoluto, el tiempo que dure el acto, pero no es así, como es obvio y evidente, y como en la cabeza de mucha gente permanece. Es por ello que los conciertos de este evento, que es laico, no debieran haberse sostenido dentro de iglesias, siendo lo que digo algo que no coarte a la Iglesia para celebrar conciertos, es libre de hacerlos, pero estos debieran ser programados por ella como Iglesia, y no tomándolos prestados de los eventos que le pertenecen a todos los ciudadanos, sean o no sean católicos.

Ofició de maestro de ceremonias el que sobreentiendo por su forma de hablarnos era el párroco que daba la misa y la catequesis a los niños. Su lenguaje trataba de ser cercano y didáctico... hasta el extremo de infravalorar los conocimientos del público y de usar un lenguaje propio de un maestro con sus alumnos más jóvenes. Sorprendente también el mal sonido de la iglesia, llena de ecos y reverberaciones, cuando hablaba con el micrófono, y sin embargo la muy buena acústica cuando sonaba la música. Última crítica negativa del acto es que siendo un acto dentro del evento "La Cultura va por Barrios", y teniendo en cuenta que el propio maestro de ceremonia dijo que no era un concierto más, sino que quería darnos unos datos históricos para que comprendiéramos los contextos de cada composición, es que este maestro de ceremonias no tenía muy claro los propios hechos hsitóricos. Cometió una excesiva, clara y básica cantidad de errores de toda clase, e incluso en su lenguaje sencillo, era tan sencillo que en determinada ocasión parecía que trataba al Islam como una cultura religiosa inferior (al contar una anécdota sobre "Las mil y una noches" y la poligamia) y casi parecía menospreciar a las culturas del Este de Europa como si todas fueran lo mismo (llamó a Béla Bártok de todo tipo de nacionalidades de Este salvo la suya de verdad, la húngara, y como no se aclaraba dijo literalmente: "da igual, del Este... de esos, todos son muy alegres"). El concierto contenía cinco partes, una primera del siglo XVI, otras del XVII, otra del XVIII, otra del XIX y otra del XX. En cada parte él daba una introducción histórica, a cada cual más equivocada en datos, pero también con omisiones de datos y con valoraciones de opinión muy discutibles y parciales. Así por ejemplo, para él el siglo XVII es el siglo de las esculturas de madera de las procesiones, y el siglo XVIII es el siglo de la alegría y las "pelucas de la excesiva vanidad", palabras textuales, o por ejemplo el siglo XIX no es el siglo del nacionalismo, el relativismo, las revoluciones y el laicismo, sino sólo el siglo en el que Schubert compuso "Ave María". Innumerables fallos de datación cronológica básicos, nombres equivocados y tópicos de Historia acompañaban todo. Sinceramente, bien hubiera hecho el hombre en preparárselo un poco, con algo básico hubiera bastado. La buena voluntad en sí misma no basta, menos en un acto que se hace para extender la Cultura, presuntamente. Peor fue cuando confundió un tema musical clara y conocidamente italiano con... un tango argentino. Eso explicaba porqué al final de concierto una parroquiana se levantaba de su asiento para pedir otro tema "ahora de mi tierra, de Perú", decía. Insisto, buena voluntad no le faltaba al hombre, le faltaban datos buenos, aunque hubieran sido mínimos, en un acto convocado con un fin que, desde luego él no cumplía exactamente. Por otra parte, yo me hubiera limitado a explicar porque la música renacentista lo es, porqué lo es barroca la barroca, porqué clasíca la clásica, etcétera, ya que el planteamiento del concierto se prestaba a ello. Por encima, sin profundizar, ya que la música era lo más importante.

El concierto , no obstante, fue impecable. La voz de Conchi Díaz llega profunda y nos eleva. Es un placer poderla disfrutar con frecuencia por Alcalá de Henares de manera gratuita. El citado Schubert, Mozart, Bártok, Vivaldi, Scott Joplin, no tengo muy claro si también Cristóbal de Morales y otros compositores estuvieron presente en manos de estos músicos. El ambiente del edificio nos elevó a todos y nos entusiasmó. Un evento que nada tenía que envidiar a otros eventos de música clásica con precio en su entrada. Una pena su falta de difusión entre toda la ciudadanía. Mañana domingo más, y hasta diciembre más aún. Ya sabéis donde tenéis el acceso al programa. Si es como ayer, auque no esté la voz de Conchi Díaz, a la que ya oímos en marzo del año pasado en la catedral interpretando el "Réquiem" de Mozart, no os arrepentiréis para nada. Tenemos una buena orquesta sinfónica.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

miércoles, octubre 23, 2013

NOTICIA 1260ª DESDE EL BAR: EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA


 Hay un pasillo central entre las dos columnas de butacas en el gallinero, en penumbra. Los focos de luz se dirigen al escenario. El pianista toca entusiastamente con gran vibración en su propio cuerpo y en las cuerdas del cuerpo del piano de cola. Suena un tema de Manuel de Falla, "Fantasía Baetica". Al fondo las pesadas cortinas granates con su final dorado; a los lados los palcos de honor decorados con pan de oro y escudos del Estado. En el resto de palcos, los espectadores jóvenes de once euros la entrada. En el gallinero, los espectadores ancianos de treinta euros la entrada. Todo es decimonónico. Ese pasillo central en el gallinero tiene una alfombra roja que desemboca en una decorada puerta con un acomodador a su lado. Da al recibidor, de grandes columnas de mármol que asemejan un falso jónico. Mármoles de diferentes colores y dos pisos, con espejos y más servicio del viejo teatro. En el pasillo del gallinero, el de la alfombra roja, mientras en el escenario de suelo negro toca el piano con pasión el joven, abandonan la sala lentamente un octogenario matrimonio que se vistió para la ocasión acompañados de su andador de metal hospitalario. Alcanzarán la puerta, antes ella que él, cuando comiencen los aplausos del final. Los muchos aplausos. Se abrán ido cuando comience el bis. El joven pianista no habrá dicho ni una sola palabra en todo el recital de una hora y media, con un descanso de veinte minutos. Todo lo ha dicho el piano. Él, cuando acabe todo, irá al recibidor, a una mesa, donde le espera una larga cola de espectadores dispuestos a saludarle mientras les firma su nuevo disco, "...Les sons et les parfums", con versiones de Chopin y Debussy.  


Nada es falso, todo es real. Vivido ayer. Por mí y por MJ. Ella, MJ, me entrevistó hace tiempo en esta bitácora, cuando cumplí 31 años, fue una de mis compañeras de trabajo en archivos hace tres años. Es la misma que escribe una página dedicada al deporte del golf, trata de explicar el golf paso a paso. Estoy sin empleo y sin ingresos, hace una semana un anónimo amigo me mandó por correo el libro Q, de Luther Blissett, y ayer MJ decidió invitarme y llevarme al Teatro de la Zarzuela de Madrid. Piso primero, palco tres: una buena ubicación para ver actuar a Javier Perianes.








 Javier Perianes tiene un año más que yo. Nació en 1978. Ya tiene tres discos grabados. Es un pianista altamente reconocido. Ha tocado por escenarios de todo el mundo, no sólo españoles... Escenarios estadounidenses, británicos, franceses, holandeses, rusos, japoneses... Y ha tocado ya con las más grandes orquestas sinfónicas y filarmónicas del planeta.



















 Interpreta sin necesitar una partitura. Conoce lo que toca. Lo siente. Lo vive. La megafonía advierte de que se prohibe sacar alguna imagen de él interpretando. No puede salir en imágenes que no sean las autorizadas por sus representantes, o quizá por el Teatro de la Zarzuela. El Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música ha organizado el recital. Yamaha ha dejado bien claro que el piano lo fabricaron ellos, ha colocado su nombre en el lateral, donde la gente lo verá todo el concierto, y donde lo fotografiarán cuando él no esté. En otras épocas, Chopin, Debussy y Falla no hubieran atendido a estas cuestiones, pero ellos son de otras épocas, más románticas. Javier Perianes los interpreta.


 Perianes se entusiasma. Salta sobre su banco como si estuviera galopando en uno de esos caballos andaluces que nos dibuja con la música a través de la imaginación de Falla en "Cuatro Piezas Españolas", también taconea cuando usa los pedales del piano. Deja caer su mano en dejadez, tristeza profunda, inundado de la melancolía de Debussy en su "Claro de Luna". Y sobre todo Chopin. Chopin es la clara muestra del espíritu de nuestros días, llevado por sus dedos a las notas que se compusieron doscientos años atrás, y, hoy, son las mismas. Chopin predomina. Entre sus tristezas reflexivas y sus arrebatos apasionados, su drama enorme, su palpitación de vida entre la desesperación y la acción convulsa ante lo injusto, el autor cuyo tema "Revolución" era tatareado junto a la "Novena Sinfonía" de Beethoven, cuando el Parlamento alemán ardía en 1848 prendido por el pueblo trabajador harto de sus políticos y sus injusticias, vuelve a sonar en este siglo XXI a través de Perianes. Este siglo que como en aquel se hacen las leyes a medida de los ricos y poderosos iluminados de grandes lámparas de araña en enormes salones de alfombras rojas, olvidando y maltratando a los trabajadores cuyo trabajo les ha dado esas butacas donde se sientan. Con una diferencia, ahora todos podemos entrar en esa sala, sólo que cada vez menos. Los ancianos octogenarios abandonaban el lugar en el último tema, quizá no era para ellos tanto arrebato pasional lleno de rabia y pasión ante los momentos que nos hunden.


En la entrada y en la cafetería se exhiben manuscritos de Manuel de Falla. En el descanso y en la salida se acumulan los asistentes, y también en torno a las barandillas de los pisos de los palcos. Y las luces, y las demasiadas corbatas y trajes de noche, en una noche donde en Madrid sopla el viento fuerte y frío, acompañado de una lluvia que poco a poco todo lo empapa.













Una buena noche con una grata compañía. Siempre es agradable descubrir que alguien se acuerda de uno, más en estos tiempos bajos por la falta de trabajo y dinero. Dinero... cada fila del gallinero son treinta euros por butaca. Hasta más de la mitad del gallinero tenía repletas de gente sus butacas. Media fila son once asientos, una fila veintidós. Seiscientos sesenta euros con tan sólo una fila. Diez filas, seis mil seiscientos euros. Había más filas con gente, y había más palcos con gente, a once euros por asiento. ¿Quince mil, veinte mil euros, en una noche? Y las lámparas de araña. Enormes, sobre mi cabeza sin dinero y sobre la de tantas personas que no estaban en el edificio. Los ancianos, con trajes de noche vistosos y ostentosos, algunas mujeres con llamativos colgantes y pendientes, llenaban media sala del gallinero. Los jóvenes, casi ninguno, en los palcos, con ropa de calle, normal y corriente, tal como Chopin relataba en "Revolución".

Los ancianos abandonaban la sala antes que los jóvenes.



Saludos y que la cerveza os acompañe.

sábado, octubre 19, 2013

NOTICIA 1259ª DESDE EL BAR: HERMANO LOBO


Luis Piedrahita es un humorista cuyo humor es blanco. El humor blanco es aquel que usaban por ejemplo aquellos míticos Gila, o Tip y Coll, o los Hermanos Marx, o Woody Allen. Es un humor basado en no tocar temas polémicos, al menos de manera que a alguien le parezca ofensivo. No buscan en la ofensa o en la minusvaloración del otro la chispa que nos hace reir. Luis Piedrahita, humorista y mago saltado a la fama con los monólogos de Paramount Comedy, estuvo ayer de manera gratuita en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares, invitado por la Universidad de Alcalá de Henares. La Universidad tiene en sí una fundación llamada Quevedos y dedicada al humor cuyo presidente es el también humorista, en este caso gráfico, Forges. Tiene una gran actividad en la ciudad, sobre todo con exposiciones. Precisamente se ha proclamado una semana del humor esta semana y se ha inaugurado con ese motivo una exposición en la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Casi mejor que vayamos por partes, hay tres exposiciones. Una central dedicada a dibujos aguados en acuarela principalmente en blanco y negro sobre tauromaquia, publicadas en prensa en el pasado, otra dedicada al arte japonés de los bonsais, que pueden ser votados popularmente, y la que nos interesa. La que nos interesa está dedicada a la revista semanal  Hermano Lobo, activa hoy día por Internet desde 2007. Se trataba de una revista que abarcó los años 1970 españoles, pisando el tardofranquismo y la Transición política. Era de humor y en origen abarcó los mismos años que las portadas de la muestra: hay portadas originales en la exposición que abarcan desde 1972 a 1976. Precisamente trabajaron allí gente como el citado Gila, Tip y Coll, Chumy Chumez, Perich, Manuel Summers y otros. Hicieron humor blanco, pero también humor político muy crítico, más que la de aquella otra revista de humor de la época, La Codorniz. De tal calibre son las portadas que uno piensa que sus ediciones debieron ser secuestradas por la censura a menudo, no tengo el dato. Yo fui a verla ayer por la mañana y me reí bastante. Aún más, algunos de los chistes que dibujaron en la situación política y económica de esas lejanas fechas, hoy día están mucho más que de actualidad de nuevo.

El joven humorista Luis Piedrahita estuvo por la noche en el Teatro Salón Cervantes, como he dicho, y llegó a citar precisamente a muchos de los nombres de la revista Hermano Lobo como los humoristas que le marcaron la infancia, su humor y su forma de ser. Obviamente, durante su infancia estos ya tenían muchos más años y aquella revista había dejado de publicarse. Estuve allí y me gustó mucho cuando dijo que un humorista en tiempos de crisis era como en la guerra un médico en trinchera. Repartiendo sonrisas y risas. Haciendo desaparecer por un momento la tristeza. Hizo un humor blanco con el que todo el púbico (la sala se llenó) se rió bien a gusto. Sin embargo, al final, como una oscura sombra de borrasca, una concejala del Partido Popular, Mercedes Gómez, le preguntó qué haría él con el estatuto, no con uno o con él, sino con la palabra estatuto, porque le faltaba las sílabas "te" y "ti", dijo. A nadie se le escapó la insidia de la que según ella era una pregunta inocente. De hecho, a diferencia de otras preguntas de otros invitados a los que Piedrahita iba contestando, se hizo un silencio absoluto. Muchos estatutos están en el ojo del huracán ahora mismo, empezando por el de los trabajadores, en detrimento porque el gobierno central, del mismo partido que la concejala, ha dado demasiados beneficios a los grandes empresarios en su reforma laboral de 2012. Y también el estatuto más polémico estos días, el de la autonomía de Cataluña y por rebote el del resto de autonomías de España.

-¿Que qué haría con la palabra estatuto? -dijo Piedrahita- Un libro.

Y tras las risas de muchos y el aplauso de una persona del público, Piedrahita añadió:

-La "te" y la "ti"... Ya veo lo que te hace gracia a ti del estatuto. -y aplaudió todo el público.

Y aún siguió al saber que entre el público estaba la concejala de Cultura, Dolores Cabañas, y que esta era la que había colocado entre las seis personas seleccionadas para hacerle preguntas a esta concejala, que era la de asuntos sociales:

-Me alegra que haya venido porque la Cultura es importante. (...) Quiero citar un libro... ay, se me ha olvidado el título, pero lo tengo en la punta de la lengua.... ayúdeme Concejala de Cultura... creo que era... "Manual de las Buenas Personas"... algo así, ¿le suena? Era parecido.

Y la carcajada general y el aplauso fueron muy sonoros.

Y es que cuando uno quiere simplemente reirse y apartarse un poco de tanta miseria que nos acompaña estos días, más vale Piedrahita y el humor blanco para sentirnos juntos, que alguien con presuntas gracietas. Es el único humor crítico que le he oído nunca a Piedrahita en mi vida, y comprendo que le forzaron a ello, aunque les haya salido contra sí mismos, los que le quisieron emplazar a mojarse en asuntos políticos polémicos de manera partidaria. Y para poder reírse aún más, os invito a ir a esa exposición de Hermano Lobo en la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

miércoles, octubre 16, 2013

NOTICIA 1258ª DESDE EL BAR: MEDIOEVO Y RENACIMIENTO (y 4 de 4)

Se han beatificado desde hace años a tantos católicos de la guerra civil que no nos dimos cuenta de que la guerra debio ser la era de la bondad de Dios. Esta semana el Papa Francisco I ha beatificado a otra tanda de católicos de la guerra civil, tal como hizo por primera vez Juan Pablo II y posteriormente Benedicto XVI. Y como remarcó el telediario de Informativos Telecinco el domingo 13, cuando ocurrió, el Papado nunca ha beatificado a ninguno de los católicos republicanos que defendieron la democracia, véase los sacerdotes vascos fusilados por las tropas del golpista general Mola. En este sentido me parece totalmente válida la reflexión que un amigo y colega historiador realizó por vía de red social en un mensaje abierto a sus contactos. Citaré su cita, pero su nombre lo dejo en sus siglas por preservarle, E. V.

"Hablar de "genocidio católico" por las muertes de miles de "fieles" durante la Guerra Civil es un argumento que ralla el histerismo. Durante toda la Historia, la Iglesia ha estado del lado de los poderosos (de la minoría) y ha ido de la mano del poder político establecido y, cuando perdió esta vinculación (nada divina, toda terrenal) con el poder político (la II República), decidió tomar partido del posterior conflicto bélico alineándose con los golpistas. La Iglesia decidió estar en un bando y eso, como todos sabemos, tiene unas consecuencias. Se mataba a clérigos cristianos por pertenecer a un bando [bélico], no por el hecho de serlo [católico]. Pero claro, la Historia la escriben los vencedores..."

Precisamente en este sentido faltan aún muchos trabajos que se dediquen a tratar el tema de los católicos del periodo bélico partidarios de la República. Porque así por ejemplo, en Alcalá de Henares hubo asociaciones católicas como la Mutual Obrera Complutense o también órdenes religiosas, como el de varias monjas, que fueron respetadas. Claro está que al ser una guerra hubo represiones injustificadas en los primeros días del estallido del conflicto, pero la guerra duró cerca de tres años, no sólo los primeros días. Es más famoso el asunto de los sacerdotes y católicos republicanos del País Vasco, ejecutados por los franquistas por pertenecer a un bando (el repúblicano) no por católicos, igual que muchos de los católicos ejecutados por republicanos, y beatificados por el Papa, fueron ejecutados por pertenecer a un bando bélico (el alzado) y no por católicos, como decía E. V.. Claro está que hay que analizar cada caso. Son famosas también las fotografías de un entierro católico en Barcelona en plena guerra. Es recomendable leer a un monje español que es historiador con acceso a los Archivos Vaticanos, Hilari Raguer, y que vivió además aquella guerra. Tiene dos libros a propósito: La Pólvora y el Incienso y La Espada y la Cruz. Son muy reveladores en este sentido. Pensemos que por ejemplo el arzobispo de Tarragona, Francisco Vidal i Barraquer, fue fiel a la República y no reconoció jamás el gobierno de Franco, eso le valió que el dictador no sólo le condenara al exilio, sino que también presionara en el Vaticano para que le retiraran su cargo de arzobispo. Vidal i Barraquer no ha sido beatificado jamás, ¿pero acaso su exilio y las presiones contra él no son persecución de su persona por parte de Franco?


 Un día antes de las beatificaciones, el 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, se invitó al obispo francés de Lourdes para dar una homilía en la catedral de Zaragoza, cosa inédita. Sus palabras mencionaron un curioso recordatoria a los episodios de la Guerra de Independencia Española de 1808-1814: "La Virgen del Pilar no quiere ser francesa". Me llamó la atención, pero no porque fuera algo simpático, si no porque no hay que olvidar del porqué en 1808 se dijo esa frase por parte de los españoles asediados. ¿Por la invasión napoleónica? Sí y no. Los revolucionarios franceses hicieron la separación de la Iglesia y el Estado para favorecer la democracia. Los Papas de la época, Pío VI y Pío VII, declararon que los revolucionarios eran hijos de Satán y que el orden social nuevo estaba inspirado por el mismo, tal cual, y condenaron el nuevo orden democrático, por mucho que Pío VII firmó un concordato con Napoleón en 1801. Se puede leer por ejemplo en el Diccionario de los Papas y los Concilios, cuyo prólogo es del cardenal-arzobispo de Madrid, Rouco Varela, aunque como es de esperar ahí se carga las tintas contra los revolucionarios franceses, se puede leer entre líneas incluso entre lo que no se explica del todo en esas páginas, y recomiendo contrastar con otra fuente no afín al Vaticano para confirmar las condenas y palabras de las altas jerarquías eclesiásticas contra el nuevo orden social, paradójicamente no se producía entre el bajo clero. En todo caso, la frase de la homilía del Día del Pilar, retransmitida por Televisión desde Zaragoza, no podía ser más ambigua teniendo en cuenta el acto de beatificación citado que iba a tener lugar al día siguiente. Y sí, yo también aluciné que eso se hubiera dicho en una misa.

En otro sentido, pero también relacionado con la Iglesia y que me chocó, hace unos días quería mostrar el interior de la catedral de los Santos Niños de Alcalá de Henares a una amiga y me pararon en la galería que va a la girola para decirnos que si queríamos visitar la catedral teníamos que dar un donativo de 50 céntimos cada uno. Sobre ellos reflexioné lo siguiente:

1.- Me parece fatal que un recinto sagrado cobre dinero por entrar, sobre todo debieran tener en cuenta que el Nuevo Testamento indica que no se ha de hacer mercado del templo, y que no creo que esté acorde con lo que Francisco I ha dicho últimamente.

2.- Tras el razonamiento teológico, viene el pecunario: si es un donativo entonces debiera poder optar a entrar sin donar nada, ¿no? Pues no, entonces no es un donativo, es el precio de una entrada. Al ser la institución Iglesia una asociación privada (está registrada así en España), probablemente cometerían algo ilegal si cobrarán entrada sin el concerniente pago previo al Estado de los derechos e impuestos que conllevaría ese hecho. Así que insisto, si no lo quieren llamar entrada sino donativo, debería poder entrar si no quiero donar. Aún más, teniendo en cuenta el dinero que se lleva la Iglesia de los impuestos del Estado, no entiendo tampoco porqué pagar dos veces por entrar.

3.- Ahora el razonamiento del hecho: si es un donativo simbólico (50 céntimos) pudiera elegir cual es el símbolo de mi donación, por ejemplo podría considerar que quiero donarles un pan, símbolo altamente cristiano y útil para que el cura se lo dé a alguien sin comida, por ejemplo. Pero se insiste en que done dinero, poco, pero dinero, si no lo dono no paso. O sea, no es un donativo, es un precio.

4.- Teniendo en cuenta el punto uno principalmente, imaginemos que acepto pagar un precio para entrar. ¿Por qué? ¿Para mantenimiento? Como obra de Arte la Iglesia ya recibe del Estado un extra de dinero de parte del Ministerio de Cultura y de Patrimonio Nacional. ¿Para el culto? ¿Por qué? ¿Y si resultara, no es el caso, que yo ya doy dinero para el culto por otro lado, o que simplemente sin atacar a la Iglesia, no compartiera la idea de donar nada para cultos de cualquier idea o creencia? Pero aún más, y lo más doloso, siendo de Alcalá de Henares de toda la vida, y habiendo pisado la catedral de siempre, ¿por qué cobrarnos? Soy contrario a que se cobre por entrar en un centro religioso, pero si se paga que se haga como en Gerona, en cuya catedral la gente que vive allí saca su Documento Nacional de Identidad y no paga.

En fin, otro espacio creado para las reuniones y actividades sociales (religiosas o culturales) donde te piden un dinero por su uso y disfrute. No entramos ni mi amiga ni yo. Y ella es practicante, pero lo encontró tan fatal, como yo, a pesar de ser nimio ese precio.

 Como sea, os dejo con las conclusiones finales de aquel ensayo que os he ido mostrando por partes acerca de la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna.


(La primera parte está en la Noticia 1255ª, la segunda parte en la Noticia 1256ª y la tercera parte está en la Noticia 1257ª.)

MEDIOEVO Y RENACIMIENTO


Conclusión.

            A modo de conclusión se puede decir que la transición del Medioevo al Renacimiento se produce con el humanismo del siglo XV y el siglo XVI, pero acarreando estos detrás suya un largo proceso de reencuentro con la Antigüedad que ya se inició en época carolingia y se desarrolló aún más a partir del siglo XII. A lo largo de ese proceso se pasa lentamente de un predominio filosófico de ideas aristotélicas a otro de ideas platónicas. A la vez, la búsqueda de las fuentes antiguas llevó al reencuentro con otros autores no tan usados o que habían caído en el olvido. La atracción por las lenguas clásicas, atracción de carácter filológico, hacia buscar el tener unos textos más precisos y ajustados a lo que realmente decían los autores en los originales. Esos estudios filológicos ayudaron, a su vez, a enriquecer las lenguas vernáculas, a apreciar cada vez más la belleza de la literatura y el arte, a adquirir conocimientos retóricos y oratorios, así como a interesarse por un mundo clásico que había sido pagano y por tanto entraba en conflicto con el mundo de ortodoxia cristiana medieval. 

Dos maneras de entender la vida se oponían: la cristiana, defendida por la Iglesia, que veía peligrar su supremacía cultural (como medio de control incluso político), y otra que otorgaba más libertades al hombre en su relación con el mundo, que era la basada en la Antigüedad. Sin embargo el paganismo no era tal en esos tiempos de transición, sino que las ideas de este eran reutilizadas para reinterpretar una nueva sensibilidad religiosa no necesariamente anticristiana. Ahora se buscaba el conocimiento como medio también óptimo para la salvación, pero también la belleza y la transformación del mundo. Esa transformación no se daría sólo mediante el conocimiento de la Naturaleza mediante observación, sino que el conocimiento para transformarla también vendría de parte de algo tan medieval como la magia, la astrología o la alquimia, por mucho que estas presentaran ahora una faceta más científica o técnica que realmente mágica, en algunas de sus vertientes. 

La Antigüedad y su conocimiento estaban transformando el siglo XV en el final de la Edad Media. Los contemporáneos del siglo eran conscientes de tal cambio y en parte por ello se sentían inseguros al encontrarse en un mundo cambiante. Pero además eran conscientes de que ellos ya no pertenecían al mundo medieval, al que consideraban oscuro pese a que le debían el comienzo del reencuentro con la Antigüedad. Habían logrado periodizar la historia en etapas diferentes, cosa que no lograron los medievales. Eran, por tanto, más conscientes del papel del hombre en el mundo y a lo largo de la historia. No pretendían en absoluto repetir el pasado, sino usarlo para aprender, pues su presente era diferente al pasado pero podía beneficiarse de las experiencias de toda la humanidad a lo largo del tiempo (aunque rechazaran conscientemente el Medioevo... e inconscientemente a veces lo citaran o usaran). El mundo era algo cambiante, vivo, inmenso, y no algo estático y cerrado. El hombre comenzaba a hacerse consciente de ello, poco a poco, luchando con su herencia medieval e intentando alcanzar unas nuevas formas con las que entender y vivir el mundo y la vida.

Bibliografía:

·        Le Goff, Jacques, Los intelectuales en la Edad Media, ed. Gedisa, Barcelona, 1986.
·        Garin, Eugenio, Medioevo y Renacimiento, ed. Taurus, Madrid, 1981.
·        VVAA, Historia Universal Salvat. De la Baja Edad Media al Renacimiento. Tomo X, ed. Salvat, Barcelona, 1999.
·        VVAA, Historia Universal Salvat. Asia Medieval. La era de los descubrimientos. Tomo XI, ed. Salvat, Barcelona, 1999.

martes, octubre 15, 2013

NOTICIA 1257ª DESDE EL BAR: MEDIOEVO Y RENACIMIENTO (3 de 4)



En la tercera entrega se verá la evolución del pensamiento político a través de la retórica y del sentido cambiado de la virtud. También se podrá leer sobre la magia y la astrología en la transición de la Edad Media a la Moderna, algo que tuvo que hacerse paso entre las reticencias cristianas a las mismas. 

(La primera parte está en la Noticia 1255ª y la segunda parte en la Noticia 1256ª.)

MEDIOEVO Y RENACIMIENTO

Sobre la transición al pensamiento Renacentista.

            El siglo XV se preocupó más por la crítica y la creación de una república terrena, por lo que se volcó en temas moralistas y retóricos. Eso llevaba a revisar autores clásicos y relatos clásicos reproducidos y reinterpretados por autores de la época, como Bocaccio, Poggio Bracciolini, Poliziano, o Marsilio Ficino (quien como hemos visto en la introducción traía de vuelta un neoplatonismo y una reinterpretación teológica a través de él), etc. Todos se ocupan de temas moralizantes, los cuales son necesarios para crear los buenos gobiernos. Derivado de todas estas preocupaciones por el buen gobierno saldrían autores que lo enfocarían desde diferentes puntos de vista como Tomás Moro, Erasmo de Rotterdam o Nicolás Maquiavelo. Pero, den la orientación que den (república, monarquía, cristiandad universal...) todos, en sus escritos, se preocupan por el problema de modo directo, sin preocuparse en qué modo presentan este (carta, tratado, diálogo, etc.). Es Poliziano quien ve en esto la diferencia que hay entre epístola y diálogo, y que en ambos existe la oratoria para escribirlas.

            La epístola es una "conversación entre ausentes ya estén estos alejados en el espacio o en el tiempo"[1]. Habiendo epístolas amenas y otras serias y doctrinales. Pero ambos tipos de epístola deben ser breves, de términos sencillos, ágil de leer y llena de lemas, si fuese de un lenguaje más complejo se transformaría en un discurso. Sin embargo, no deja de ser un discurso meditado, pese a todo. Poliziano le da mucha importancia a esta forma de oratoria para expresar las ideas, pero no solamente él sino también casi todos los autores de la época. Buena parte de la producción literaria del momento corresponde a epístolas enviadas entre muchos autores entre sí.

            La otra forma importante de expresar ideas, el diálogo, es algo considerado fundamental en esta época. Es una forma usada en la "vida civil", por lo que tiene un gran efecto adoctrinador y educador. Por eso la retórica del diálogo es cuidada. El diálogo es con otra u otras personas de un modo inmediato en el espacio y el tiempo o bien, hablando ahora en términos un poco más filosóficos: cercanos en el espacio o en el tiempo y no necesariamente en ambos espacios a la vez. Los temas a tratar son dirigidos a una sociedad humanizada (entendiéndose como tal: afectada por el humanismo), y suelen tratar sobre filosofía, política, moral... todo encaminado a establecer una buena res publica (se busca una virtú en los hombres que se haga traducir en una virtú para todos los hombres y su gobierno en la vida, y cada autor la buscará de un modo y la encontrará de un modo). La vida moral se haya unida a la retórica para lograr que la alcancen todos. Los apuntes autobiográficos y los discursos políticos son quienes mejor recogen la oratoria y la retórica de los diálogos.

            A través de la cultura el hombre se exalta a sí mismo y se define, y es la retórica la que le ayuda a lograr esto. Pero la retórica en el siglo XV es entendida como algo humano, o sea: es algo espiritual, es razón, es conciencia, es discurso. En el humanismo todo se entiende como algo que es humano. La retórica sirve, al igual que la poesía (que también servía para expresar filosofía de vida, como se dijo), como diálogo entre épocas antiguas, ya que estas no han de olvidarse, pues sólo con la retórica haciendo historia es la inmortalidad del hombre en lo terrenal, pues la historia hace revivir a las sociedades humanas. Ese diálogo permite, además, ejemplos útiles a los hombres venideros en sus épocas.

            Surgiría, eso sí, el problema nada nuevo, aunque sí incrementado, de si todos esos discursos, diálogos, epístolas, etc., debían hacerse en latín (lengua culta pero observada por algunos autores sólo como lenguaje para enriquecer la lengua vernácula, dado que era la minoría culta la que leía esta lengua muerta, y además les recordaba al pasado escolástico), o bien en la lengua vernácula para alcanzar a más lectores que captaran las ideas que expresaban los autores modernos. Sin embargo, la imitación de los antiguos no era mal vista. Como se ha dicho servía para enriquecer las lenguas vernáculas y embellecerlas, pero también daba una posición histórica y crítica, sobre todo filológica, de los clásicos. Por ello, la imitación de los clásicos no era discutida ni suponía un problema. No se rechazaban las lenguas clásicas, sino que se planteaba si las obras modernas debían difundirse en ellas o en otras lenguas para alcanzar a un mayor público, no hay que olvidar que es un siglo que aprecia el conocimiento y la educación extensiva e intensiva (al menos entre los que tenían posibilidades intelectuales). Aún con todo, el latín era el lenguaje culto por excelencia, y era muy usado en los círculos intelectuales y científicos, pese a que diversos autores, no estrictamente filósofos, teólogos o científicos, usaran de las lenguas vernáculas (lengua que usaron mucho, por ejemplo, los poetas). La conexión clásica con lo moderno, en estos términos de retórica y uso de una lengua influyendo en la otra, daban formas de vida cada vez más elevadas.

            Pero la retórica ya no es usada, en cuestiones políticas, exclusivamente por soberanos, sino que también la usan oradores surgidos de repúblicas, como la de Florencia, aunque los oradores no son exclusivos de este tipo de gobierno. En una época donde los soberanos florentinos perdían el poder, surgieron numerosos oradores defendiendo el orden republicano. Estos retomaban la retórica de la antigua Roma, sobre todo de la Roma republicana. Los oradores crean discursos que defienden un orden y unas "causas verdaderas". Se habla de un hombre libre y no sometido a un orden riguroso. El discurso retórico, desde el siglo XIV, ya había introducido distintas disciplinas y argumentos dobles. Se busca convencer para lograr un fin. El discurso en sí busca un fin, que no tiene porqué ser el bueno, sino el que interese al orador (aunque éste normalmente esté convencido de que su fin es el bueno). Pero es cierto que la retórica es un discurso que induce y educa al que lo recibe, lo guía. Sirve para argumentar y ordenar los procesos investigadores del hombre. Se ha de ser elegante y puro en el estilo (en eso influyen los poetas) pero también se ha de tener penetración y sabiduría en los temas a tratar. La retórica se transforma por ello en algo importante que enseñar, se ha de educar en retórica a los intelectuales futuros, y son conscientes de que han de mejorar su retórica los que ya tienen conocimientos de ella, y para ello recurren a fuentes clásicas y se mandan cartas y traducciones entre ellos mismos.

            De ese modo la retórica y la dialéctica se relacionan, pero antes la metafísica y la lógica han tenido que ser separadas del razonamiento, para poder argumentar de un modo convincente. Lo que a veces les sigue uniendo a las formas discursivas de Aristóteles, formas de lógica no superadas aún.

            La cuestión es que para investigar y conocer la realidad se usaba la lógica y la metafísica, y a menudo esas investigaciones recurrían a la magia y la astrología. La magia podía transformar la Naturaleza. Además el mago había sido visto durante la Edad Media como algo próximo a Dios o al Diablo, y esa percepción había ido desapareciendo con el paso de los siglos, según avanzaban los conocimientos científicos. Y si bien la primera razón jugaba un papel a favor de la magia, y la segunda iba paulatinamente en detrimento de esta, aunque aún no del todo, hay una tercera razón que favorece la permanencia de la magia en la transición de las dos épocas, y es que favorecía la explicación de fenómenos aún inexplicados por la ciencia y la lógica. La astrología sería compañera de la magia por ser un libro del universo y por tanto donde leían los magos, en lugar de en los libros vulgares de papel.

           En esta época muchos intelectuales dedican sus pensamientos a la magia, gente como Marsilio Ficino, Giovanni Pico, Giordano Bruno, Roger Bacon (que también buscaba la transformación de la Naturaleza por fórmulas mágicas), etc., aunque una mente más moderna de la época, Da Vinci, les critica por ello, ya que es consciente de que la magia retrocede a cada avance de la ciencia, y por tanto el problema está en que la ciencia llegue a lo que se cree algo de solución mágica. Pese a que, como se dijo en la introducción, Da Vinci a veces también cae en alguna fórmula alquímica. Aparte de Da Vinci, también Paracelso, Agrippa o Della Porta, intentaron reducir la magia a ciencia, aunque ninguno de ellos reducía la magia a la nada, pues seguía siendo una parte de la realidad del hombre, y por tanto de ellos mismos como hombres.

            La magia había sido combatida por la teología medieval como algo diabólico, sin embargo todos los intelectuales citados, y todos los innumerables que quedan por citar de la época, la tuvieron como una relación más con el ser del hombre mismo. Por ello empezaron estos a tratar sobre la buena y la mala magia, la buena y la mala astrología, o la buena y la mala alquimia. Así se distanciaban de nuevo de los planteamientos medievales, pero sin renunciar a la idea medieval de que todo aquello era malo; ellos exactamente no decían que todo aquello fuera malo, sino que tenía dos vertientes, una para lo bueno y utilizable, y otra para lo malo e inutilizable. Los tratados sobre estos temas se dispararon en producción. El universo era algo vivo y lleno de espíritus, donde todo tenía algo oculto y misterioso, que oía, hablaba, observaba, influía en los hombres, etc.

            Esa visión de un lado positivo de la magia, la astrología y la alquimia, unida a la visión de un mundo vivo y dispuesto a cambio por las artes del hombre en estos campos, colocaba al hombre en el centro como un ser que puede romper el orden natural. Eso, según sus obras, lo podía acercar a lo divino, pero también a lo pecaminoso. Durante toda la Edad Media la magia había sido vista como algo demoniaco dado que la transformación del mundo suponía transformar algo que era perfecto por ser creado por Dios mismo. Recurrir a esas artes era atentar contra la obra de Dios, por tanto una acción de las fuerzas satánicas. Pero esa concepción está cambiando en el siglo XV, cuando se cree que se pueden hacer buenas obras o tener conocimientos a los que dar un buen uso mediante la astrología. Hasta gentes de la Iglesia, como Bacon o Campanella, creen en el horóscopo y la astrología, y en sus invocaciones para transformar al alma y ayudarla para su salud y para que se encamine hacia el Bien. No obstante leían en la Biblia la adoración del niño Cristo por Reyes Magos de Oriente que seguían una estrella que les guió al Dios, pues ellos mismos eran astrólogos. Incluso creían en las curaciones milagrosas mediante oraciones junto al enfermo, y una serie de actos de inspiración cristiana con él. Esto lo llegó a practicar el condenado por la Inquisición Savonarola, pero también el fraile no condenado Domenico da Pescia, como tantos otros de la época. Aunque los métodos de curación por medio de la magia ya se practicaba desde tiempos inmemoriales, y no necesariamente ligados al mundo cristiano. Probablemente se dio en el paganismo, pero dentro de la misma Edad Media ya lo practicaba Avicena, un musulmán cuya medicina se estudió en las Facultades de Medicina occidentales hasta el siglo XVII.

            Es Roger Bacon mismo, un franciscano, el mayor defensor de la magia y la astrología, como entidades que marcan y afectan a la vida de los hombres. El universo estaba en todas las cosas y afectaba a todas las cosas que en él había, pues esas mismas cosas componían al universo mismo, incluido el hombre. Por lo que todo influía en todo, aunque los astros, sin duda producían una influencia decisiva en todas las cosas. El universo era infinito y el hombre, con la magia y la astrología podía influir en los astros para favorecerse de ellos. El hombre del tránsito al Renacimiento sabe que el universo es algo infinito y que ya no es algo cerrado en unas formas estáticas. Sabe que vive en un mundo que crea, pero donde el hombre también puede crear, donde puede ejercer su voluntad. Es un mundo que se mueve y que crea innumerables posibilidades, y no sólo las posibilidades estáticas medievales dadas por la teología, donde todo era un orden establecido sin más y el hombre vivía de paso en un "valle de lágrimas" para acceder a la vida celestial. La aceptación de la magia, la astrología y la alquimia, como algo que no era malo por necesidad, era una forma más de expresar la libertad que adquiría el hombre moderno frente al hombre medieval.

            Los libros sobre magia y astrología se escribían desde antiguo. En la Edad Media hubo una gran producción, siendo la Baja Edad Media más dada a la hechicería, y el Renacimiento a una gran magia, con más ambiciones. Muchos fueron los autores de libros mágicos, algunos conocidos y otros anónimos. Algunos con ideas filosóficas y científicas importantes, y otros con ideas meramente introducidas en un mundo mágico sin más consideración. Los autores clásicos como Aristóteles, Platón o Ptolomeo, por ejemplo, también fueron consultados e interpretados en este sentido. Avicena destacó en una de esas interpretaciones buscando secretos y prodigios ocultos en su libro Teología de Aristóteles. Aunque el libro de magia más consultado de la época fue Picatrix, del cual hay una referencia de una traducción suya al castellano en 1256. Pero fueron en los siglos XV y XVI donde toda esta clase de libros alcanzó su mayor producción. Y no hay que olvidar que esos fueron siglos de transición de lo medieval a lo moderno, como estamos exponiendo a lo largo de todo el trabajo, y por tanto generaban muchas inseguridades al romper con muchos de los principios y creencias que habían sido los pilares de la cultura europea medieval hasta el momento.

            Lo que todos esos libros trataban de decir era que el hombre podía adquirir un saber que significaba poder, ya que podrían dominar y transformar la Naturaleza con la magia y la astrología. Pero no bastaba con esos conocimientos, sino que además había que saber cuando poder realizarlos para que fuesen efectivos. Además se habla de diferentes clases de magia y se diferencia entre ellas, por hablarse se habla hasta de una magia matemática. Lo que en realidad estaban haciendo esos autores era preanunciar tres cosas: el desarrollo científico en distintas ramas, una vuelta a conocimientos religiosos antiguos, y una vuelta a un gran número de supersticiones. Había sido Bacon quien habló de la magia como algo bueno para transformar la Naturaleza mediante máquinas y medicamentos, pero también, como franciscano, la condenaba como invocación a espíritus y fuerzas ocultas. Está hablando de dos cosas diferentes, de lo que hoy llamaríamos ciencia, y de lo que propiamente serían invocaciones mágicas. Pero, por desconocimiento o por un conocimiento poco desarrollado, a ambos temas los trata con el nombre genérico de magia. Mago es el que transforma las vías normales de la realidad. Es una clara mezcla de las dos épocas en transición.

            En cuanto a la magia y la religión esta es indisoluble para alguien como Ficino. Mantienen el orden del mundo unidas, pero sólo con el desdoblamiento entre magia buena y magia mala, entre una al servicio del Diablo y otra al servicio de lo celestial y divino.

            En el campo astrológico aparecería la observación de los movimientos de los astros y sus influencias, a la vez que una serie de supersticiones. La matemática es usada en esta magia, pero sólo como comprobación de hipótesis que comparaban a los astros con los hombres, y no tanto como cálculo acerca de ellos. Aún con todo es un primer paso para que posteriormente de ahí se deriven observaciones científicas que darán la astronomía moderna. Por tanto no se trata de una evolución clara a la ciencia moderna sobre los astros. Son unos conocimientos aún basados en lo mágico y lo esotérico, donde el hombre sigue siendo el centro, hay dos esferas del universo, se puede leer el futuro y todo tiene una naturaleza dinámica unida. Pero, sin embargo, los conocimientos que se van adquiriendo son una preparación para lo racional que estaba por venir.


[1] E. Garin, Medioevo y Renacimiento, p. 87.

lunes, octubre 14, 2013

NOTICIA 1256ª DESDE EL BAR: MEDIOEVO Y RENACIMIENTO (2 de 4)


En esta segunda parte, la transición ideológica que hubo en el siglo XV en la cual la persona empezó a ser el centro del vivir la vida y no tanto Dios.

(La primera parte está en la Noticia 1255ª.)

MEDIOEVO Y RENACIMIENTO


Sobre la Literatura y la Filosofía.

            El siglo XV supone la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. Por ello en ella se da un cambio de valores. Aunque ese cambio no se produce de modo súbito. Venía precedido por el conocimiento de autores de la Edad Antigua desde época carolingia, y más notablemente desde el siglo XII con el uso de traductores del mundo grecoárabe, que trabajaron obras clásicas sólo conservadas y tratadas en esos momentos por gente de ese mundo. Así pues, durante toda la Edad Media Aristóteles había sido una autoridad en teología e interpretación del mundo. Sobre todo desde Santo Tomás de Aquino. Parte de la obra de Aristóteles llegó a occidente por medio de pensadores musulmanes como Avicena, referente importante para otro pensador de la época como fue Roger Bacon.

El pensamiento base de la época estaba en la reflexión sobre el problema de la mediación divina en el hombre y el libre albedrío, así como en el alcance de la sabiduría. Esta se entendía como conocimiento de la divinidad a través del rechazo de lo material a favor de lo espiritual para alcanzar la salvación. Sin embargo, Bacon plantea la educación de la humanidad, reflejada en la técnica, como medio para alcanzar la salvación al conocer y poder elegir entre el bien y el mal, por lo que no se rechazaba lo material para alcanzar esa salvación. No se debía contemplar sólo la Naturaleza, sino que se debía transformar, lo que implicaba una colaboración que posibilitaría una salvación colectiva y no tanto una salvación individual, que era la que se alcanzaba con el rechazo de lo material (la espiritualidad era algo introspectivo por sí sola). Comprender la Naturaleza y poder cambiarla ayudaba a atender a las necesidades humanas. De ahí que se desarrollara la medicina mágica, la astrología, la alquimia... Era el hombre, buscando el dominio de la Naturaleza, y no sometiéndose a ella. Eran ideas rompedoras, renovadoras, de lo que hasta entonces se había entendido y aceptado en occidente. El alma podía ser estimulada para mejorar el cuerpo y sanar enfermedades (no sólo resignarse a padecerlas) por medio de la oración, por ejemplo, lo que implicaba ya algo de medicina mágica. Estas ideas de conocer y transformar la Naturaleza surgieron en Bacon tras la lectura atenta de la Biblia, y su estudio, donde en el Génesis se exponía que las cosas que se crearon en el mundo terrenal fueron dadas al hombre.

Se superaba así, en cierto grado, a la interpretación que se hacía de Aristóteles donde el hombre era un ser acabado en sí mismo y perfecto en su "inmovilidad personal". Para dar ese paso de superación interpretativa influyeron las visiones aristotélicas musulmanas. Gente como Averroes interpreta la perfección de los seres humanos sin necesidad de llegar a la muerte física, pues filosofar es una abstracción tal que era equivalente a la muerte en el camino a esa perfección. La humanidad va adquiriendo su perfección en el conocimiento y no importan los individuos protagonistas de este, siendo así que en cada momento que un individuo tiene la mayor sabiduría de su época (v.g. Aristóteles), al morir ese individuo esa sabiduría estará en otro individuo que la recoge y aumenta, en ese sentido sería la sabiduría de la humanidad y no la del individuo la realmente esencial. Estas ideas de mejora del conocimiento a través de la historia (y como deber de cada hombre) eran el comienzo del cambio de valores del fin de la Edad Media. Averroes interpreta la historia y el mundo desde la eternidad, por lo que el hombre no debía ya preocuparse tanto de lo teológico y sí más por el hombre y su obra. Esa idea fue la contribución de este pensador musulmán al pensamiento cristiano occidental.

En el siglo XIV Guillermo de Occam daba otro paso en el cambio de concepciones. Interpretó la metafísica y la lógica con relación a su época correspondiente a lo largo de la historia. De ese modo acababa con las visiones aristotélicas, averroístas y moralizantes del mundo que se manejaban en su tiempo. Mostraba un mundo discontinuo en los absolutos que se habían interpretado hasta entonces (como pudiera ser el del bien). Llegó a dividir  a la persona en tres o cuatro realidades absolutas.

Lo que en realidad estaban haciendo todos estos pensadores era crear universos vacíos de Dios, pero también del hombre mismo, donde todo era mecánico. Se estaban creando nuevos temas de estudio, por más que a veces se les estudiara como a los temas típicamente medievales. Aunque hasta la escolástica estaba retrocediendo ante el avance de nuevas formas más críticas, las cuales serían el humanismo, en él se buscaba traducciones más fieles a los originales del latín de los clásicos. Y es por este camino filológico por el que crece un interés y una preocupación renovados, y mayor que en el resto de la Edad Media, por la literatura y el arte. Pero a la vez, la literatura y el arte, en sus formas, tienen una influencia en la filosofía y la ciencia de entonces, al reflejar una nueva filosofía en términos no filosóficos. Las nuevas sensibilidades e inquietudes que surgían eran mejor expresadas en esos contextos que en el lenguaje de los grandes pensadores. El mundo ya no era algo inmóvil y las obras literarias y artísticas tendían a reflejar la libertad, la voluntad y la actividad de la época.

Por lo dicho, es destacable en esta época una nueva preocupación por las formas literarias, sobre todo por la poesía y la prosa (estando esta última muy cargada de poesía). Toda clase de poesía (religiosa, secular, doctrinaria, lírica...) estaba mezclada. A través de todas se alcanzaba la verdad tras comprenderlas despojándolas del mito, aunque no habría poesía sin mito en ella. Son la culminación de la experiencia humana. La poesía muestra ahora el ritmo viviente de las cosas y lo expresa haciéndose revelación y profecía. En esos momentos sólo la poesía logra expresar lo que la filosofía no puede comunicar con su lenguaje aún lleno de formas medievales. La poesía profana convive con la religiosa. Ambas vendrían a dar la visión del mundo respectiva, la primera sobre el mundo físico (lo sensible y lo bello), la segunda sobre el interior de ese mundo (lo transcendente y espiritual). Por este medio poético la filosofía ha girado, necesariamente, hacia el platonismo, abandonando así la larga tradición aristotélica del escolasticismo medieval. Sucede al captar la poesía las ideas que expresa de un modo intuitivo y no tanto en modo discursivo y reflexivo. Se considera que la poesía intuitiva es el modo en que Dios poseía al hombre para transmitirle sus ideas (lo que en cierto modo es una renovación de las inspiraciones de las Musas en el mundo antiguo). Desde el siglo XII se combinaba poesía y prosa (v.g. Bocacio), mezclando así la intuición y la explicación reflexionada, lo que no deja de ser ya todo un preanuncio de las nuevas épocas que venían para el pensamiento humano.

Así pues, Platón se abre paso en el cambio de valores a través de la poesía. Pero dentro de la poesía se consideraba que existiría una que reproducía la verdad, y otra que reproducía falsificaciones ilusorias. Ahí comenzaría una polémica entre poesía pagana y poesía religiosa. Aunque ambas, como se ha dicho sirven para expresar el cambio de valores de su tiempo. La poesía pagana podía dar buenas enseñanzas, la religiosa era considerada de carácter supremo. Ambas dan experiencias que más tarde recogerían los lógicos. Es por entonces cuando comienza otra polémica más entre estas poesías, siendo llamada la pagana "de gentiles", por ser estos los que más la leían o escribían. Era una lucha que se daba entre el Dios cristiano y la verdad cristiana defendida durante la Edad Media, y los dioses paganos de la Edad Antigua. Era una lucha teológica, en realidad, de cómo entender la vida.

El problema, sin embargo, no era que se volviera a los Dioses antiguos, pues estos nunca habían desaparecido del mundo cultural occidental, no habían "muerto" como se solía decir que habían hecho, sino que se volvía a recurrir a ellos como un espíritu nuevo  a la hora de responder a impulsos humanos universales, cosa que durante toda la Edad Media había sido monopolizada por las respuestas cristianas (por esta razón, y no por otra era por la que se decía que los Dioses antiguos -léase paganos- habían muerto). Se vuelve, así, a tratar sobre la mitología clásica y a levantar estatuas y edificios al modo antiguo, no como vuelta a ello, sino como una reinvención reciclada de ello, pues aún con todo el mundo cristiano seguía siendo muy importante en la mente de muchos de aquellos protagonistas del humanismo y el prehumanismo. Se estudia la arquitectura antigua como medio de perfección de las formas arquitectónicas, pero la ponen al servicio de su época (de la Iglesia o de los Reyes o Duques, y no a favor de una restauración pagana o de una vuelta a un Imperio Romano). La religión pagana es retomada como sabiduría oculta sobre el ser, y no como culto religioso. Se busca la belleza y las nuevas respuestas al ser humano ante actitudes universales, como ya se ha dicho. El humanismo no es un retorno simple a las formas clásicas, sino una búsqueda y una revalorización del ser humano y su significado en el mundo. Es un objeto de reflexión que incide en la esencia del hombre. Este ya no tiene porqué conformarse con vivir en un valle de lágrimas, donde lo terrenal es una mera transición hacia el Reino de los Cielos tras la muerte corpórea.

Pese a todo, esto no era visto así por muchos de los contemporáneos de la época. La poesía de gentiles era vista como algo ligado a Dioses paganos, por lo que en la cabeza de muchos no podía ser más que una teología de gentiles, basada en paganos, y teología sólo cabría una: la cristiana. Pero entre los defensores hubo autores que supieron encontrar argumentos para contestar al respecto, gente como Bocaccio o Salutati. La poesía no dejaba de ser algo hermoso y se buscaban sus formas perfectas. Arguyeron que se trataba de mitos y fantasías, por lo que debían ser tratada como tales, y no como teología. Esgrimían que se debía permitir, por esa vía, que hubiese una poesía de gentiles, del mismo modo que ya se había aceptado una cierta filosofía de gentiles (la de los autores clásicos que se iban estudiando cada vez más, sobre todo filológicamente). Sin embargo, Bocaccio se equivocaba, desde nuestro punto de vista, al afirmar que la poesía era algo apartado de la filosofía, sino algo que representaba a la Naturaleza y su belleza. No hace falta volver a explicar, como se hizo más arriba, que las artes en aquella época explicaban mejor el pensamiento y actitudes del momento mediante un lenguaje no filosófico y de una manera intuitiva. Pero Bocaccio incurría en una contradicción al afirmar que en la poesía antigua, en sus mitos y fábulas, había una sabiduría oculta sobre el ser humano, si esto fuera así (como sería al ser tratada como expresión filosófica desde el arte) su argumento de que la poesía era algo diferente a la filosofía sería ilógico, contradictorio. Por ello, Bocaccio, sin ser consciente de ello, venía a confirmar a la poesía de gentiles como expresión de los nuevos sentimientos y las nuevas percepciones de la época. Aunque en cierto modo eso también era reconocer el origen fantástico de las religiones, tema peligroso en la época y por ello huido por muchos.

Lo que pide Bocaccio acerca de independizar una poesía de gentiles de otra religiosa al igual que se hizo con la filosofía, tiene que ver con la búsqueda original del verdadero sentido de Aristóteles, ya mencionado antes, aunque esta filosofía, al final, volvió a la teología al intentar imponerse como tribuna de esta. No obstante, la poesía busca los orígenes humanos desde los mitos antiguos según evoluciona el humanismo, separándose entonces de la idea que se tenía acerca de que se trataba de una teología pagana, o de la utilización de los mitos antiguos al servicio del mundo cristiano. Las fábulas se transforman en una escuela para formar a los humanos, a la vez que ensalzan sus hazañas. En cierto modo los Dioses eran hombres divinizados. Pero en el siglo XV, con un humanismo más desarrollado, esos Dioses antiguos son, más que hombres divinizados, fuerzas de la Naturaleza, y como tales era bueno conocer esas fábulas pues enseñaban acerca de la Naturaleza, a la par de su belleza. En cierto modo, según avanzaba el humanismo se volvía realmente a un concepto de los mitos parecido a como lo pensaron los primeros "teólogos" antiguos (como fuerzas de la Naturaleza), pero no exactamente igual ya que contaban con la belleza estilística de los poetas humanistas que usaban de esos mitos para deleitar y dar salida a los anhelos no alcanzados de los hombres. Las fantasías divinas rellenaban lo que no podían rellenar el pensamiento lógico del hombre, pero como deleite y fábula, más que como creencia real en una teología pagana.

En realidad todo esto estaba agotando la visión de un mundo, el medieval. Cambiaba la preocupación por un tema (como pueda ser la salvación, Dios, el libre albedrío y el valle de lágrimas) a la preocupación por otro (como pueda ser el hombre como centro y no tanto la religión, la vida misma y su sentido, la Naturaleza y su estudio y transformación). La relación entre el hombre y lo que le rodeaba estaba cambiando, ya sea la relación con la Naturaleza, la vida, Dios, las instituciones que había creado, u otra cosa. En definitiva eran conscientes de que pasaban unas épocas de transición, de crisis de un mundo que se agotaba, el medieval, pero a la vez de nacimiento de otro mundo que nacía con fuerza, el moderno. Por ello, lo que se entiende generalmente como el último siglo de la edad media, el XV, y el primero de la moderna, el XVI, son siglos donde el hombre se siente inseguro en cuanto a valores a los que acogerse férreamente, al no ser tan válidos los principios medievales por su falta de auténtico sentido para la vida más allá de lo teológico, ni los principios modernos al no haber encontrado estos aún su mejor expresión ni su desarrollo ni su planteamiento exacto más allá de intuiciones.

El humanismo naciente intentaba criticar aspectos medievales como la astrología, o explicar rigurosamente la Biblia, esos temas le unían aún a lo medieval. Eran mundos mezclados a la fuerza, al ser una transición. No se trataba de una ruptura en la historia, era una continuidad. Esas preocupaciones, e incluso el amor a los clásicos, ya se habían vivido en algunos de los siglos de la Edad Media, sobre todo desde el siglo XII, o en el periodo carolingio. El humanismo del siglo XV, como transición al mundo moderno, era el resultado de un largo proceso de búsqueda de los clásicos y entre los clásicos. Quizá se hable de ruptura dado que los humanistas de la época hablaban de un renacimiento de épocas antiguas que gozaban de una civilización muy diferente a lo que ellos consideraban épocas oscuras (las de la edad media propiamente dicha, tratada así porque no gozaba de tanto prestigio cultural como su época precedente, a causa de lo rico que parecía el mundo latino en comparación con las aportaciones germanas). Por otra parte, esos humanistas veían como el mundo cambiaba con nuevos descubrimientos (los de Colón o Galileo, por ejemplo), lo que les hacía diferenciar su época como una época diferente a la medieval, pero a la vez diferente a la antigua, y esa distinción entre la Antigüedad y la Edad Moderna no la hacían los propios medievales entre ellos y la Edad Antigua. En este sentido, los renacentistas no buscaban volver a la antigüedad, aquel había sido un periodo quizá bello, idílico, pero no se podía volver a él, pues era el pasado y el mundo había cambiado. Como mucho podían fijarse en ese pasado como ejemplo para su presente. Aparte los medievales habían utilizado de los antiguos tanto como los del Renacimiento. Los poetas, historiadores y oradores antiguos no habían sido ignorados en el Medioevo, y parte de las obras que copiaron fueron usadas por pensadores humanistas, de los que a algunos les costaría reconocer que se beneficiaron de esa conservación medieval. Quizá es más criticable que los medievales con frecuencia tomaran la copia como penitencia por el pecado original y no los estudiasen, por lo que a veces era como no conocer la obra, cosa criticada desde el siglo XII y mucho más con la llegada del humanismo. Pero el estudio no se limitaba al contenido de lo que se decía, sino también de cómo se decía, de hecho, muchos humanistas se preocuparon quizá en demasía más sobre la gramática y la filología de algunas obras que sobre la obra en sí. Pero es a través de esto como cambia la filología, la poesía, el saber científico o la concepción de tiempo y periodización, dando el nacimiento de la nueva filosofía del mundo moderno.