"Muy pronto será demasiado tarde", esa es la frase que han suscrito hasta catorce mil científicos de diversas áreas el pasado 8 de noviembre en un artículo común que han publicado en la revista Science. Todos ellos han comprobado durante años como han empeorado los indicadores de los efectos del cambio climático por culpa de la acción del ser humano. Ya hubo un primer toque de atención por parte de miles de científicos hace unos diez años atrás. Por entonces se tomaron una serie de medidas internacionales en París que estaban llamadas al fracaso por falta de aplicación y de auténtica voluntad por parte de gobiernos y empresarios. El Acuerdo de París se realizó en 2015, pero USA y China se desvincularon. El pasado 14 de junio, en la Noticia 1711ª, ya hablé de todo esto y de cómo contaminaba España, así de qué podíamos hacer para ayudar a frenar este problema como ciudadanos simples. Aún con todo, el 17 de julio, en la Noticia 1723ª, os escribía que España había alcanzado un récord histórico de altas temperaturas al tocar los 47'5º en Montoro (Córdoba), y os hacía un repaso jurídico histórico contra los que provocaban incendios forestales. Lamentablemente en este mes de noviembre toca escribir lo que es evidente a todos: el otoño, ya cerca del invierno, tiene temperaturas similares a la primavera, No hay lluvias, siendo uno de los años más secos en décadas, y se han disparado los índices de contaminación y enfermedades derivadas en toda España, especialmente en las grandes urbes.
Lo insólito del "Muy pronto será demasiado tarde" de los catorce mil científicos es que es la primera vez que hay tantos científicos de todas las partes del mundo y de todas las áreas de acuerdo en lanzar ese mensaje. En su artículo coinciden en que las medidas que propusieron hace diez años no se han puesto en marcha, no se han tomado en serio o se han hecho cosas insignificantes. Este 2017 es el segundo año consecutivo que se han rebasado las tasas de emisiones topes recomendables de CO2 a la atmósfera para todo un año, por lo que estamos emitiendo dióxido de carbono por encima de su plausible asimilación y eliminación por el planeta. Señalan en especial a la industria china en la mayor parte de las toneladas emitidas a todo el planeta, pero también a las grandes naciones de la cultura occidental. Recomiendan remodelar cuanto antes las fuentes de energía por fuentes de energía renovables y ecológicas, remodelar la industria, cambiar los hábitos de consumo. Es la primera vez que son tan drásticos: "Muy pronto será demasiado tarde". Estamos alcanzando a pasos agigantados, dicen ellos literalmente, el punto de no retorno. Se podría adelantar varias décadas en llegar a él como nada cambie. Debe dejar de primar los intereses económicos.
Queda en la memoria el desprendimiento este mismo año de un enorme fragmento de la Antártida, tan o más grande que algunas naciones del mundo.
En España vivimos estos días esas extrañas temperaturas y esa falta de agua. Los ríos, pantanos y embalses se vacían. El de Beleña, que alimenta de agua a la ciudad de Alcalá de Henares y buena parte de los municipios de Guadalajara, está a punto de llegar a su final de reservas. Según publica Puerta de Madrid esta semana, el agua que queda allí está cerca de llegar al nivel de lodos inapropiados para su uso y para la pervivencia del pantano mismo. Sin embargo, no se han visto bandos ni campañas municipales instando al ahorro del agua. Esta situación es generalizada por toda España, y de fondo aquel proyecto en uno de los municipios de la zona, Alovera, para crear la mayor playa artificial de Europa, con todos los miles de litros de agua que necesitaría a mayor gloria del dinero de los empresarios y la sonrisa de los políticos.
Madrid y Guadalajara han sido incluidas esta semana en las ciudades en alertas por acumulación de su polución, alertas por los problemas en la salud que provocan. Las hospitalizaciones por motivos relacionados se han disparado. En consecuencia están en estas todo el Corredor del Henares. La boina amarilla de la contaminación ya se extiende de la capital a Alcalá de Henares sin problemas. Yo mismo lo veo todos los días al ir y venir en tren al trabajo. Esa boina la componen millones de partículas en suspensión en el aire que son origen de problemas cancerígenos, pulmonares, oculares, de garganta, alérgicos, etcétera. Se trata de partículas de dióxido y monóxido de carbono, de plomo, de sulfatos, de azufre, amoniacos y de otras sustancias en tamaño de micra que se cuelan por la nariz, boca y otros orificios, dentro de nuestros cuerpos. Algunas se quedan acumuladas ahí dentro hasta el día que provoquen el mal que tengan que provocar.
El pasado 16 de noviembre compartí en mi Twitter una imagen de la mañana y otra de la tarde de la estación de tren de Vallecas. Escribí el hashtag #muyprontoseramuytarde, confundiendo la frase exacta en una de sus palabras, razón por la cual sólo aparece mi Twitt en ese hashtag, al menos de momento, pero el mensaje es el mismo. No se altera. Se puede ver en la foto de la tarde, que os comparto aquí también, ese color amarillo que no es del atardecer, pues el sol sale por la mañana por ese lado y por la tarde se oculta por el otro contrario, es el amarillo de la contaminación.
Francia está planteándose cambiar todo su parque automovilístico a automóviles eléctricos para el año 2030, pero más allá de que eso sea o no algo realizable, se deben tomar medidas cuanto antes, como dicen los científicos. Disminuir el consumo de todo en general, abrazar las energías renovables, facilitarlas y no entorpecerlas con impuestos como en España, renovar la industria y plantearse otro modelo, favorecer el transporte público o el uso de la bicicleta o el caminar, y en fin una gran cantidad de gestos incluso individuales que pueden ser muy favorecedores en común, como os decía en la Noticia 1711ª. Quepa decir también la necesidad de tener más zonas verdes, ir eliminando el uso del asfalto o el adoquinado donde no es estrictamente necesario, plantar más y más árboles, perseguir a quienes fomenten incendios, aumentar las zonas verdes protegidas y respetar las zonas vírgenes, y, ¿por qué no? usar menos aparatos eléctricos y menos la electricidad. ¿Qué sentido tiene que tiendas de barrios cerradas mantengan su luz encendida, o carteles luminosos o pantallas con anuncios? Las tarifas más baratas para los empresarios deberían empezar a sancionar económicamente a los que derrochan energía innecesariamente, regresar tal vez a otros modelos de tiendas anteriores que no necesitaban de tanto uso eléctrico para funcionar, y quien dice tiendas dice carteles en general, anuncios y otras cuestiones. Además, España ha sido señalada por la Unión Europea como el único país de la Unión que sanciona económicamente al ciudadano que menos electricidad consume. Las facturas de la electricidad de los que menos consume tienen un coste proporcional de un 12% más que la factura de aquellos que más electricidad usan. Debiera ser al revés. Se debe premiar al que más ahorra y sancionar al que menos en algo que, como se ve, sus efectos ecológicos nos alcanzan a todos.
"Muy pronto será demasiado tarde", recordadlo y sed consecuentes si queréis ayudar a evitarlo. Saludos y que la cerveza os acompañe.
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