¿Alguien se ha parado a pensar que en España se está tratando una gran crisis política sin desarrollar un discurso político, sino con recurso a la movilización de masas y a la acción y reacción de los cuerpos de seguridad del Estado y manifestantes, ya sea de modo violento o de modo vítores? ¿Alguien se ha parado a pensar que esto es lo que normalmente ocurre en países sin costumbre parlamentaria? ¿Nadie ha pensado en lo anómalo y peligroso de todo esto?
Ni los políticos, ni el periodismo español en general, ni otros sectores importantes como generadores de opinión y sentimientos han realizado, ni realizan, una reflexión profunda ni explicaciones tampoco. En todo caso, ahondan en el sensacionalismo de repetir durante todas las horas del día en los medios de comunicación las frases y los actos más incendiarios. Así ocurre que hay sectores de gente que se están polarizando tanto que adoptan posturas de extrema derecha y de extremo nacionalismo, en algunos casos de modo consciente y en una gran mayoría de casos teniendo todos los síntomas pero sin ser conscientes muchas personas de estar pensando y comportándose en esos términos. Si que es cierto que cabe la esperanza de que la lentitud de todos los hechos desde el pasado 1 de octubre puede estar amortiguando algo que de haber sido inmediato hubiera sido más virulento, en cierto modo los historiadores estamos de acuerdo del efecto amortiguador cuando se deja pasar el tiempo en lugar de actuar de inmediato en múltiples casos históricos, el más famoso en la Historia reciente el de la muerte de Franco y las reformas políticas habidas después, que se prolongaron (entre achaques de salud graves y la proclamación de la Constitución) de 1973 a 1978. Y no olvidemos que el proceso independentista catalán más activo y decidido en su objetivo se hace ver de manera muy clara desde el periodo 2012-2014, si bien como dije en la
Noticia 1741ª ya estaba en marcha de antes, y eso sumado a que no se haya declarado la independencia el 2 de octubre ayuda a amortiguar, aunque se hayan encendido los ánimos en algunos conjuntos sociales y existan peleas en familias y amigos y existan eliminaciones de redes sociales entre personas que no toleran o ideas, o insultos, o violencias verbales en sus contactos, como hoy recoge con gran retraso algunos periódicos. Y es que es hoy cuando esta tarde puede haber un comunicado de independencia en Cataluña, o de apertura de proceso constituyente catalán. El segundo caso, que proclame un proceso constituyente catalán, es más ambiguo y daría más tiempo y aire a todos los actores implicados, y más capacidad de amortiguar las peores reacciones de la sociedad española, ya que esa segunda opción puede retrasar esta agonía y circo unos seis o doce meses más.
No es bueno ni saludable que gente como Rafael Hernando, portavoz del Partido Popular (PP), ayer recordara a los que se fusiló en 1936 y tras 1939, o que Pablo Casado, también del PP, recuerde a los políticos encarcelados de la Generalitat de 1934, recuerdo que hizo previamente Albert Rivera, líder de Ciudadanos, ambos tergiversando y ocultando la realidad de la huelga revolucionaria de octubre de 1934, con mucho peso en Asturias, y centrándola de manera anacrónica y errónea a una realidad española de 2017. Además se mencionó el final de Companys de manera ambigua, creándose una confusión de si se referían a su cárcel en 1934 o a su fusilamiento en 1940. Estos tres políticos lo que han hecho con esto no es lanzar un discurso político ni un recuerdo político, si no que se asemeja a una amenaza política, y así difícilmente se puede llegar a una solución dialogada con sosiego. No son los mejores interlocutores, pero partimos de la base de la postura encastillada del gobierno y políticos catalanes y de que el gobierno central... ¡no ha dicho ni hecho nada concreto!... todas las acciones han partido del poder judicial, pero no del poder ejecutivo. La táctica de gobierno de Mariano Rajoy de: ante todo inmovilismo, que ya se moverán por sí solas las cosas, también se está aplicando estos días en un momento donde esta es la postura más extraña de todas las que se podían aplicar. Dicen que se habla ahora mismo bajo secreto con los sectores moderados del independentismo, pero si eso es real, nada se informa.
La intervención televisiva del rey Felipe VI el día 3 de octubre ha sido otro ejemplo de intervención no muy afortunada. Hubo mucha gente que la aplaudió y otra tanta mucha gente que opina que lo único que hizo fue alimentar el alejamiento de una solución dialogada, dejando abierta la puerta de su visto bueno a usar todo tipo de medios de los que dispone el Estado si se declara la independencia de Cataluña, incluido el uso del ejército si se aplica el artículo 155 de la Constitución que permite intervenir el gobierno de una autonomía o región si esta se declara en rebelión o sedición. Lo que nos puede llevar a un descalabro de males mayores, no exento del peligro de la guerra civil, tan comentada en bromas y en conversaciones serias desde que todo comenzó a cobrar la seriedad que ha cobrado. Ante esta división de percepción ante las palabras del rey, que se puede rastrear por todo internet, prensa y conversaciones comunes, es evidente que su discurso no provocó un sentiemiento de unidad ni un mínimo tranquilizador para todos. Me remito de nuevo a la
Noticia 1741ª para indicar mi razonamiento de porqué creo que el referéndum no era legítimo, primero por su falta de garantías jurídicas, lo que es una falta de democracia, y segundo por su afán nacionalista, creyendo yo más firmemente en una lucha por los derechos laborales y sociales desde la izquierda, como por ejemplo la manifestación de 40.000 personas en Linares (pueblo de Jaén con 60.000 habitantes) pidiendo trabajo (ver
Huffington Post) o las 50.000 personas que se manifestaron en Murcia en contra de la construcción del tren AVE dividiendo la ciudad, que por cierto, también fue reprimida con violencia policial (ver
La Verdad). Pero a la vez es evidente que hay millones de catalanes que creen que la independencia es su mejor camino para solucionar sus problemas sociales, económicos y políticos, como dije en esa misma entrada citada, aunque creo que se equivocan, y dije porqué lo creo, decía entonces que no se les puede ni ignorar ni imponer un "sí", ni imponer un "no". El problema viene de varios años atrás, como expliqué, y su nacimiento parte de las reticencias de los gobiernos conservadores a las políticas educativas catalanas del comienzo de la década de 2000 y del frenazo que logró hacer efectivo en 2010 el PP en la oposición a través de un tribunal de justicia de la aplicación de autonomía que el gobierno del PSOE negoció con Cataluña en 2006 como solución para frenar el nacionalismo independentistas que las decisiones del anterior gobierno Aznar habían provocado en Cataluña desde 2002-2003. En aquella autonomía ampliada no había ideas independentistas, pero su frenazo en 2010 provocó mucho malestar. La desatención del PSOE y del PP de las reclamaciones del Movimiento 15M, que en Cataluña recibía el apoyo de la CUP, aunque la CUP no era el 15M, y la represión y negación a todo durante la mayoría absoluta del PP de Rajoy entre 2011 y 2015, crean en Cataluña que ante la falta de soluciones a sus reivindicaciones sociales y económicas (que también existían en el resto de España, de esto se olvidan algunos sectores nacionalistas) hubo una parte de la sociedad catalana que cada vez vio más claro el camino de la independencia, que no veían mal tampoco algunos políticos catalanes, ya sea por oportunismo para presionar al gobierno central (y se les fue de las manos) o por evitar problemas legales a costa de la corrupción. El recorte de las políticas sociales en toda España, que en Cataluña se manifestaba en este sentido político, tienen buena culpa en lo mucho robado por los corruptos de España. Son ellos principales culpables de toda esta situación, pues si no hubieran provocado un malestar social al faltar dinero para las políticas públicas, no hubiera habido tanta gente ubicada ahora donde se ubica. Por supuesto todo se ha complicado y vuelto más complejo y multicausal para poder ser explicado. La cosa es que fue Rajoy el que estuvo al frente de la ofensiva en los tribunales contra la autonomía ampliada de 2006, y es quien aplicó su cese desde 2011. Si el gobierno catalán se ha vuelto en un mal interlocutor, pues no avanza más que en una dirección, el gobierno central tiene un mal interlocutor: un presidente y unos ministros que son "no a todo" desde 2006. No se puede negociar nada, ni dialogar nada porque las dos partes han decidido desde años atrás que no hay nada que hablar más que se les dé la razón a ciegas. Por ello el discurso del Rey no fue un buen discurso, no fue un discurso de unidad. Cargó las culpas en exclusiva en los políticos independentistas, y, aunque tienen buena parte de culpas, no son menos las del gobierno central. La falta de autocrítica impidió que el Rey tampoco criticara o censurara lo que la ONU ya había dicho horas antes que sospechaba, el posible incumplimiento de derechos humanos el día 1 de octubre en España. Hizo un discurso de "ganaremos y seréis vencidos" con todos los medios del Estado, que no es lo más recomendable para iniciar un diálogo que nos lleve a una solución sobre todo pacífica. No fue un discurso tranquilizador, y no ha ayudado a ello los medios de comunicación que en días posteriores alimentan unos argumentos y lenguaje que dividen a la sociedad más que tiende lazos. Mientras sacan historias imparablemente de supuestas víctimas del nacionalismo, muchas de familias de policías, no sacan ni una sola historia de supuestas víctimas de los hechos del 1 de octubre. Y sin embargo en redes sociales por verse se ha visto hasta una agresión violenta de un grupo de ultraderecha a unas personas que ayer, 9 de octubre, se manifestaban en Valencia en su día festivo reivindicando el lenguaje valenciano (que para mí es derivado del catalán, pero que ellos defienden como lenguaje aparte, debate de filólogos, tal como lo veo, no asunto para dar de patadas a alguien en la cabeza).
Ahí hay otro problema, Si uno se fija en los medios de comunicación, los periodistas de las cadenas más dóciles a los partidos políticos parecen no haberse dado cuenta de haber caído en algo que antes negaban: cuando han dicho la postura de la izquierda ante el asunto, diciendo la palabra "izquierda", siempre se referían a Unidos Podemos, mientras que al PSOE, que tanto habían cuidado en los noticiarios que se les llamara izquierda, sólo les llamaban PSOE, como si no fuera izquierda. Esto nos da un problema más o menos serio. Por un lado tenemos al PP en el gobierno queriendo un pacto de Estado o una colaboración en sus medidas respecto a Cataluña de mano del PSOE y de Ciudadanos, pero no llaman ni invitan a ello a Unidos Podemos. Y Unidos Podemos en consecuencia no cuenta con el PP en sus comunicados, pero sí cuenta con él, como gobierno, para buscar un intermediario internacional o no que ayude a solucionar todo esto de modo dialogado. Unidos Podemos por tanto no se excluye a sí en la búsqueda de soluciones, pero el PP pareciera que le excluye de hacer bloque en las soluciones. Los telediarios y prensa se suman y siguen llamando constitucionalistas a PSOE, Ciudadanos y PP, pero no a Unidos Podemos. ¿Por qué? Porque Unidos Podemos quiere una reforma de la Constitución donde se reconozcan las nacionalidades de España y se abra a una República federal. Unidos Podemos defiende la unidad de España con una constitución reformada y sin rey. ¿Quiere esto decir que el resto de partidos no quieren esto? No. El PSOE ya ha dicho muchas veces que ellos también quieren que España sea una federación, y dudan si republicana o monárquica, pero la misma unidad federal de España que quiere Unidos Podemos la quiere PSOE, difieren en sus posturas políticas sociales y económicas. Además, Ciudadanos es la cuarta fuerza política de España, es Unidos Podemos la tercera fuerza política. Aunque PP y Unidos Podemos tengan ideas diferentes de cómo constituir España, coinciden en algo básico en esta crisis: quieren la unidad de España. Excluirlos y hacer ver que son excluidos ayuda a crear una imagen de esa izquierda como algo antiespañol, cuando es irreal que lo sean. El PP además no quiere realizar un referéndum en Cataluña, Unidos Podemos defiende que visto lo visto es inevitable realizar y facilitar un referéndum. Mi postura ante esto también la dije en la
Noticia 1741ª. Llegados al punto que estamos, si de siete millones de habitantes de Cataluña hay tres o cuatro millones que han ido a votar en el referéndum ilegal del 1 de octubre, tras todo lo ocurrido, violencia incluida, es imposible imaginar que podamos avanzar juntos de nuevo si no se reconoce el derecho a votar en ese referéndum y participar fomentando las dos posturas y explicándolas, y garantizando que todo tenga garantías democráticas. Si es aterrador las imágenes represivas por querer votar, es más aterrador aún la gran cantidad de catalanes que a sabiendas de la falta de seguridades democráticas defienden un proceso realizado sin una sola garantía ni forma democrática, peor ver que además quieren imponer un resultado que tiene todos los visos de estar dado incluso antes de ser votado. Como sea, todo esto lo que ha provocado es que por el camino haya una extrema derecha, una derecha y una parte de la sociedad más allá de estas denominaciones que culpabilizan a la izquierda como antiespañola, siendo por contra que Unidos Podemos es uno de los partidos que precisamente defienden la unidad de España. Se reproducen así falsos argumentos propios de 1936, peligrosos. Tenemos como ejemplo la agresión con una botella a una de los miembros del gobierno de Aragón, la cual era de Unidos Podemos, los insultos a Pablo Iglesias en un aeropuerto catalán, los actos de violencia a ciudadanos que querían manifestarse pidiendo diálogo, los insultos a la alcaldesa barcelonesa Ada Colau en Zaragoza, insultos a Carmena, alcaldesa de Madrid, o incluso insultos a Josep Borrell, histórico del PSOE, por hablar en catalán a pesar de que su discurso era todo lo contrario al independentismo en un acto junto al ultraderechista partido Vox y junto al PP, y otros actos que se pueden completar con personas paseando con banderas franquistas, cánticos fascistas y brazos saludando al estilo fascista en la Plaza del Sol de Madrid y otros lugares, y otros hechos que escandalizan a la prensa internacional porque no reciben de parte del gobierno central una reprobación ni un alejamiento, habiéndose visto incluso entre esta gente a una antigua ministra del PP. No quiere decir que todos los que se han manifestado por la unidad de España tengan esta tendencia, en absoluto, creo que eso lo he dejado claro implícitamente varias veces en este texto, pero sí que ha aumentado en ciertos grupos y personas un sentimiento nacionalista de España muy próximo a una ultraderecha donde si no se concibe España como ellos la conciben, entonces eres antiespañol o bien estas contra ellos, diferenciando en sus argumentos un "nosotros" y un "ellos". Algunas personas reproducen argumentos y actos clásicos de la ultraderecha española sin ser conscientes de hacerlo. Si estallara un conflicto armado serio respecto a Cataluña, parece claro que el conflicto se generalizaría a toda España, porque los más exaltados del bando españolista culpan también a la izquierda del problema, y el gobierno no ha hecho nada por atajar esa visión y neutralizarla, dejarla en nada o en mínimos, por pasividad la ha alimentado.
No se puede solucionar con la repetición de elecciones generales y autonómicas. Probablemente no participarían varios millones de catalanes independentistas. Si lo que se quiere es la unidad, hay que lograr que se sientan en libertad y confianza de poder votar sus opciones políticas. Tal como escribía Ortega y Gasset en La rebelión de las masas, un Estado duradero no se forma ni mantiene mediante la imposición de leyes y normas, sólo se logra y perdura mediante un sentimiento de unidad cultural. Es un camino más largo y arduo, y teniendo varias nacionalidades por medio es más complejo, pero no es imposible. Es la mano abierta y no la cerrada, los puentes, la comprensión, el diálogo, el asumir la diferencia y lo enriquecedor de lo mismo. El cantante Albert Plá se declaraba en una carta abierta partidario de sentirse ciudadano del mundo, pero como el mundo tiene fronteras se siente catalán y español y desea que España siga hermanada, pero se decía a sí mismo con cierto humor que era más fácil ver a un catalán yendo a una fiesta típicamente catalana y a continuación a otra con mucho carácter español, pero que le resulta más difícil encontrar a un español no catalán ir a una fiesta muy española y después disfrutar, por ejemplo, de una obra de teatro en catalán o de una fiesta muy catalana. Seamos sinceros, algo de verdad hay en esa afirmación. Y es en el reconocimiento de lo propio y de lo ajeno donde pudiera haber un comienzo de diálogo con afán de solución.
Afortunadamente me da mucha esperanza la gente y las iniciativas como las del sábado 7, cuando la gente salió a las plazas de las ciudades con banderas blancas pidiendo diálogo. Fue la iniciativa particular de dos amigos de Facebook, pero los periodistas más sibilinos han querido desinformar y decir que era una iniciativa de Podemos dándole unos matices conspiratorios propios de la mente más paranoica vista y por ver, siendo totalmente falso que Podemos estuviera detrás de aquella convocatoria que, por otra parte, pedía una solución dialogada entre las partes, sin violencia. En general se pedía eso y en concreto mucha gente que ha dejado su punto de vista en la convocatoria declara no ser contraria a que la solución pase por la celebración de un referéndum con garantías jurídicas como único medio para poder volver a comenzar todos juntos de nuevo sin rencillas ni resquemores futuros que no se sabe dónde podrían llevarnos.
Está claro, no obstante, que el gobierno de uno y otro lugar (central y catalán) han jugado a forzar las cosas para el 1 de octubre vía cuerpos de seguridad del Estado. No es casualidad, como escribía un amigo comisario de policía nacional que tengo en mis contactos de red social, que el 1 de octubre unos aparecieran equipados de un modo y otros de otro, lo que se buscaba que ocurriera era lo que se vio, y se vio. Esas son decisiones políticas y querer lavarse las manos después es muy tramposo, pero efectivo en los informativos que más quieren calentar las cabezas. Es cierto que si se hubiera optado por una vía netamente violenta, han ocurrido tantas cosas que todas nuestras calles estarían ya más que bañadas en sangre, todo se hubiera ido de las manos hace once, doce o quince días... y sólo han pasado diez desde el referéndum del día 1 de octubre. Pero es totalmente cierto que han ocurrido actos de violencia desproporcionada y medidas como la intervención de correos, imprentas y arrestos políticos que pudieran haber caído en cuestiones anticonstitucionales o incluso contrarias a los derechos humanos. La propia Organización de Naciones Unidas y la Comisión de Derechos Humanos de la Unión Europea ya han expresado sus dudas sobre el respeto a los mismos estos días, y han declarado que lo van a investigar. ¿Qué ocurrirá si la comunidad internacional termina concluyendo que las autoridades españolas se saltaron los derechos humanos estos días, en concreto el 1 de octubre? Pensemos que los derechos humanos tienen un carácter jurídico y de ley por encima de las leyes de los Estados y de sus constituciones, de ahí que los delitos contra ellos se pueden investigar y perseguir de forma internacional. Si hubiera quien lo haya hecho el 1 de octubre, habría cometido un crimen contra la humanidad. Por lo que es un delincuente, un criminal. Es cierto que el código penal español es muy claro contra los delitos de sedición y rebelión, pero también es muy claro contra los que cometen abusos de autoridad y contra todo funcionario público, especialmente fuerzas del orden, que siendo testigos de un crimen no hacen nada por impedirlo. No culpabilizo a la policía ni a la guardia civil en términos totales como cuerpos, pero sí creo que hay sospecha en los actos de algunos agentes a los que se les ha visto por ejemplo dando patadas voladoras, tirando del pelo y apaleando a ancianas, arrojando gente escaleras abajo, y otras cuestiones, mientras sus compañeros, obligados por las leyes españolas y las internacionales a que no se cometa tampoco ese tipo de crimen, no hicieron nada por impedirlo. No generalizo estos actos a los cuerpos, pero sí concretizo que habría motivos de sospecha sobre determinados individuos del cuerpo. Sería interesante leer a Beccaria estos días, explicarle, un ilustrado del siglo XVIII que escribió
De los delitos y las penas, uno de los libros de filosofía y leyes que asientan las reglas democráticas al establecer que la autoridad también está sujeta a leyes y que los culpables de delitos o sospechosos, tienen algunos derechos que garantizan precisamente el imperio de la ley y el orden de manera democrática y más fiable de no cometer abusos y equivocaciones. No es de cajón que una carta pública de un policía nacional que se hizo viral en las redes sociales defendiera que estaban recibiendo mucha "violencia verbal" y como consecuencia, de lo que se entiende son insultos y gritos, se actúe con la "proporcionalidad" de golpear con pelotas de goma y porras incluso a ancianas septuagenarias. Eso teniendo en cuenta además que el uso de pelotas de goma por parte de los antidisturbios está prohibido en Cataluña. No es proporcional que a lo verbal se le responda con lo físico. Si hasta la ONU y la UE tienen dudas y desean investigar los hechos como delitos contra los derechos humanos, es de cajón que el propio gobierno hubiera cuestionado esos hechos puntuales, que no la acción propia del cumplimiento de las leyes y sentencias judiciales de esos días en torno al proceso independentista. A fin de cuentas de estos días ha sido la sentencia del Tribunal de Estrasburgo para los Derechos Humanos contra la actuación de España por las devoluciones en caliente de inmigrantes en Ceuta y Melilla, son ilegales y van contra los derechos humanos (se puede leer por ejemplo en
El Diario), así que ya se ve, no es tan imposible que un tribunal internacional dictamine que España estos días ha atentado contra los derechos humanos.
Los actos en los que una violencia independentista fue respondida proporcionalmente con violencia de los cuerpos de seguridad del Estado son caso aparte sin sospecha sobre sí, aunque quepa investigar en qué circunstancias se produjeron todos los hechos. No cabe tampoco cuestionar la presencia de ancianos en las manifestaciones, la Constitución otorga y garantiza el derecho a manifestarse, sin diferenciar en edades de quién puede, todos podemos, todos tenemos derecho. Y entender esto también es entender la democracia.
Requiere reflexión el presunto "delito de odio" contra la policía y la guardia civil. Hay que comprender el contexto de los hechos del día 2 de octubre, tras las violencias del 1 de octubre, la ley estricta no es la más efectiva para el orden social, hay que saber aplicarla mediante interpretación de los hechos. En todo caso, si existiera tal delito me pregunto porqué no se aplica la misma acusación a lo que sufrieron los mossos de esquadra en los días sucesivos de parte de la sociedad no independentista, tras su inmovilismo el día 1 de octubre. Las acusaciones de sedición al jefe de los mossos es otro tema a reflexionar. Es fácil acusar, pero es difícil demostrar. Los mossos salieron ese día a los colegios y cumplieron órdenes de manera tan estricta que se podría considerar una huelga a la japonesa: o sea, sujeta a la norma literalmente. Y esa norma impide actuar a cualquier agente si la situación puede degenerar a costa de su actuación de manera incontrolable, y eso con cualquier cuestión social que surja en cualquier lugar de España. Así que es un objeto también de reflexión. ¿Que es tramposo? Sí, pero no menos tramposo que las posturas de todos los políticos y actores principales de los sucesos de estos días. Tal vez la acusación más firme contra él pudiera ser la de negligencia en el correcto cumplimiento de su cargo. Pero no entro en ello, los tribunales deberán hablar.
Hay alguna amistad conocedora de las leyes por trabajar con ellas que expresaba su extrañeza acerca de que el gobierno no haya aplicado el artículo 10 de la Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de partidos políticos, acerca de la disolución o suspensión judicial de un partido. Yo creo que lo que prima es la razón de Estado, que hace en esto que el gobierno Rajoy esté siendo muy prudente y dejando toda iniciativa a los jueces, tratando de no ser el ejecutivo el que se manche las manos, con la idea de no dar argumentos de sometimiento a los políticos catalanes. No se quiere mártires, pero parece que vamos en línea recta a que tarde o temprano los haya.
Mientras, las grandes empresas multinacionales de origen catalán están optando por llevarse sus sedes sociales de Cataluña, en concreto de Barcelona. Lo triste es que el gobierno se apresurara a crear medios para facilitar estas huidas. Los medios de comunicación ya se encargan de anunciar todas estas noticias como noticias, pero en realidad como avisos a navegantes, o sea: amenazas del caos, del "nosotros o el caos". Que el gobierno central ayude a que se vayan las empresas de un lugar de su propio territorio es ya sospechoso de que el gobierno no está siendo leal a todos sus ciudadanos, de los que, por otra parte y según la Constitución, emana la soberanía mediante la cual todas las instituciones tienen poderes para gobernar. Si momentáneamente se van estas empresas a otros lugares, como Baleares o Madrid, es francamente ilusorio creer que una de las regiones más prósperas de Europa con uno de los puertos comerciales más activos del Mediterráneo Occidental se va a quedar sin empresarios, si estos se van no pasará mucho tiempo (si no vuelven pronto) para que su puesto y sus negocios sean ocupados por empresas extranjeras por ejemplo chinas, rusas, norteamericanas o incluso británicas. ¿Es muy de defender España como jefe de gobierno que esto ocurra facilitando que estas empresas se vayan? Si estas empresas se quieren ir, no se les puede impedir legalmente hoy por hoy, salvo si atentan gravemente contra los intereses generales (esto también lo recoge la Constitución), pero no se les debe facilitar nada, deben hacerlo acorde a las normas que hay en toda España para hacerlo. Por otro lado, sólo se van las sedes sociales, o sea: permanecen fábricas, tiendas, centros logísticos y demás que puedan tener, eso hace que no afecte de momento a los trabajadores del lugar de forma directa, pero la tributación de los impuestos no irán a Cataluña, sino donde se asienten. O sea, Cataluña perderá dinero recaudado para sus políticas públicas, lo que agravará aún más el problema que inició todo esto: la falta de recursos para afrontar determinadas cuestiones como las educativas, las sanitarias, las pensiones, las ayudas, las culturales, las inversiones en obras públicas, etcétera. ¿Se perjudica al gobierno catalán? No, se perjudica a los catalanes y a Cataluña. La amenaza de que también terminen llevándose todos sus centros de trabajo o muchos de ellos estaría siempre amenazante. Si como trabajador soy contrario a la deslocalización empresarial, ¿cómo apoyar esta por cuestiones de políticas nacionales? No la apoyo. Lo valiente es quedarse allí y argumentar y hacer todo lo posible por tender puentes.
Estamos a una hora y media de la posible declaración de independencia de Puigdemont. Una declaración que quizá se diluya para ganar tiempo en un intento de proclamar un proceso constituyente o cualquier otra fórmula que le permita tener ese tiempo para lograr quizá mediadores internacionales. El actual PDCat es consciente que este viaje lo comenzó como CiU, y que CiU se rompió precisamente por insistir en la vía independentista a toda costa. es consciente que sus votantes tradicionales son democristianos burgueses y que es la burguesía más pudiente de Cataluña la que está sacando sus sedes sociales de Cataluña. Pierde votantes y posiblemente ingresos. Puede que del PDCat no quede nada en un próximo encuentro electoral. Puede que lo rentabilice ERC o tal vez la CUP, pero puede que estos también estén muy tocados por el nivel de confrontación entre ciudadanos que se ha alcanzado en las calles catalanas. Puigdemont sabe, como sus socios, a pesar de que la CUP no quiera darse por aludida, que los resultados del referéndum del 1 de octubre son fraudulentos y antidemocráticos, que hubo una gran cantidad de irregularidades. El mero hecho de que hubieran acudido a las urnas millones de personas era la única carta a favor que tenía el gobierno catalán para tratar de negociar con el gobierno central un referéndum pactado y con garantías, ya que no se puede excluir a millones de personas de su opción política, y podía haberse basado en que Tarradellas y la Generalitat fueron reconocidos por Adolfo Suárez en 1977, un año antes de la existencia de la Constitución de 1978, lo que les une a la legalidad de la Segunda República cronológicamente antes que a la de 1978. Hubiera tenido, en otras palabras, algunos argumentos, si bien uno de ellos, los millones que fueron a votar, fue el recurso a la masa y no a la razón dialogada. Pero los actos de violencia del día 1 y posteriores, ya sea por parte de fuerzas de seguridad o de independentistas, hicieron imposible que jugara esa carta. Puigdemont se haya dentro de la jaula que él construyó creyendo que la puerta nunca se colocaría en su lugar y ahora se ve en la tesitura de que el aire que provoquen los movimientos rápidos haga que se cierre esa puerta. Por ello, sólo le queda ganar tiempo para lograr un mediador internacional que trate lograr que no se hunda todo el barco. Tal vez ERC se ve en una posición similar. La CUP parece ser el único grupo político consciente y consecuente de todos los pasos, graves, que se dan y se han de dar en sus propósitos. Todo ello, por supuesto, con las posibles respuestas que las leyes dan al gobierno central para reaccionar y actuar. Lo malo de todo esto es que no hay argumentos, hay acciones, y las acciones mueven pasiones, actos sin reflexión, y de ahí, nada se sabe qué ocurrirá. Tengo la impresión de que esto va a llevar a una gran cantidad de detenciones y para 2018 una necesaria amnistía, como la de 1935, si se quiere garantizar que la democracia tenga forma de ser tal y no una farsa bien empapelada en palabras. El problema de 1935, tras la huelga revolucionaria y la represión de octubre de 1934, es que Lerroux, jefe de gobierno por el Partido Radical, comprendió demasiado tarde que las recomendaciones de aplicación de la autoridad sin concesiones que le pedía Gil Robles, líder de la CEDA, su socio de gobierno, eran una trampa mortal para la democracia. Cuando aplicó la amnistía para alivio del jefe de Estado, Alcalá-Zamora, el ambiente estaba tan enrarecido que era tarde. Los derechistas que habían apoyado los encarcelamientos masivos de la gente de izquierdas y de los nacionalistas en toda España no comprendieron ni aceptaron la amnistía que creó su socio, mucho menos una coalición política de izquierdas que ganaría en las elecciones de febrero de 1936. Tengamos cuidado con nuestros caminos. Nuestros aliados hoy, pueden ser realmente nuestros verdugos. Por ello es necesario más argumentos y reflexiones que incitación a las masas y las banderas en estos asuntos nacionalistas. ¿Alguien tiene realmente la respuesta correcta de qué es ser español, o catalán o cualquier otra cosa? ¿Es tu argumento más apto que otro? Pero sobre todo, ¿soluciona tu argumento nacional tus problemas personales y los del resto de la gente de la sociedad o sólo ayuda a gobernantes, banqueros y empresarios a mantener sus posiciones desde las que deciden cuestiones que marcan tus condiciones de vida?
No hay argumentaciones políticas, no hay reflexiones. Hay titulares periodísticos y relatos sensacionalistas que ayudan únicamente a soliviantar a la sociedad. Hay banderas ondeadas por unos y otros como si ellas solas dijeran todo, cuando en realidad sólo dejan abiertas muchas preguntas sobre qué quieren decir. No es lo mismo una bandera en manos de tal que en manos de cual, aunque sea el mismo diseño de bandera. Vuelvo a la reflexión inicial, ¿alguien se ha parado a pensar que en España se está tratando una gran
crisis política sin desarrollar un discurso político, sino con recurso a
la movilización de masas y a la acción y reacción de los cuerpos de
seguridad del Estado y manifestantes, ya sea de modo violento o de modo
vítores? ¿Alguien se ha parado a pensar que esto es lo que normalmente
ocurre en países sin costumbre parlamentaria? ¿Nadie ha pensado en lo
anómalo y peligroso de todo esto?
LÍQUIDO
Si hay que morir, se muere,
porque, al fin y al cabo, ¿qué es la vida
si no un sin vivir, un frenesí,
un río que va a dar a la mar,
un quítate de ahí,
un ir de aquí para allá?
Y a esta nariz
a la que mi corazón se haya pegado,
¿qué más le da
que el verde que se quiere verde
sea un ángel fieramente humano
si al final una mitad le ha de helar?
Tan alta gloria espero
en la botella de cerveza
que es mi tintero,
que a cada golondrina que anida
en cien nidos por banda, aquí en mi pecho
todos desiertos,
a cada una les doy,
como decíamos ayer,
un aquí estoy,
mañana está por ver,
un adiós pazos, adiós montes,
y un, ¿qué más da
ser o no ser,
si la vida es sueño,
y matando todos al corregidor,
no hay quien se acuerde de este lugar de La Mancha,
seas tú o este sea yo?
(Por Canichu, 6 octubre 2017)