Muerte Romana (5 de 7)
[D(iis)] M(anibus) / [---] PROCULO / [---] GALER(I)A BRA[---] /
[benefi]CIARIO PROC(uratoris) / [AUG(usti)] M(arcus) TERENTIUS / [---]S
H(eres).
[Los Dioses Manes [---] Próculo [---], de la tribu Galeria, procurador de los beneficiarios del augusto Marcos Terencio [su] heredero]
Marco Terencio es el
heredero de su homenajeado, Próculo, de la tribu Galeria. Próculo había sido
beneficiario del Procurador Augustal (un recaudador). Marco Terencio es el
heredero de este y siente un honor tener su fortuna de este modo. El dedicarle
la lápida es a la vez un acto de propaganda de sí mismo, ya que eso le hace, a
ojos de la mentalidad romana, una persona más digna. En las leyes romanas
testamentarias, y probablemente en las conciencias de los romanos, el heredero
no sólo obtenía las pertenencias materiales del difunto que se lo legaba, sino
que además las cualidades y el honor del difunto pasaban al heredero elegido.
Tanto para lo bueno como para lo malo. Por lo que en caso de fuertes deudas o
de una muerte por deshonor se solía recurrir a veces a dejar por heredero a un
esclavo, para evitar así la deshonra de toda la descendencia.
Otras lápidas marcan
el cursus honorum del difunto, en otras palabras repasan lo que hizo en vida a
través de los cargos que desempeñó. No había en la antigüedad mayor honra que
servir a los suyos. Esto no sólo se aprecia en los sacerdotes y cargos, sino
también en el segundo grupo por importancia funeraria: los militares. Quizá
estos era lo que mejor podían decir de sí, sus servicios al Estado como
militares, pues estos eran servicios a los suyos. La mayor parte de estos
soldados pertenecen, por lógica a la Legión X. Suelen ser romanos (aunque los
hay de origen peninsular) y morir jóvenes, aunque hay lápidas de soldados que llegaron
a los ochenta años. Parece ser que quienes les crean sus monumentos son sus
propios libertos, y, con frecuencia por testamento. Quizá el soldado, muerto
lejos de su familia, o sin familia, tenía a sus esclavos por parte de ésta y
les concedería la libertad en su testamento a cambio, probablemente, de que
honrasen a su manes. Claro que también podía tener un heredero, aunque
coincidiese con su liberto, al que le diese sus pertenencias, por lo que el
heredero, por consideración social o agradecimiento le crease el monumento, si
bien no se lo pedía en el mismo testamento. Pongamos dos ejemplos comparados:
"C(aius) COELIUS / C(aii) (filius) PAP(iria) VALENS / NAR(niense)
MIL(es) L(egionis) X G(eminae) / (...) (centuria) CASTELLANI / ANN(orum) XXXV,
AER(um) / XIII H(ic) S(itus) E(st), H(eres) E(x) T(estamento)".
[El legionario Cayo
Coelio, hijo de Cayo, de la tribu Papiria, Valente, Narniense, ha servido durante trece años
en la legión X de la centuria de Castellano, muriendo a los treinta y cinco años.
Su heredero por testamento le levantó este monumento].
Es destacable que dice
que su heredero se lo levanta, es el agradecimiento del que es su heredero
legal, lo que también podría ser una norma de educación social o de
reconocimiento social de que se cumple con los difuntos (gran honor y que da
respetabilidad). También es destacable que en abreviatura se dice: hic situs
est, "está en este sitio" o bien "está aquí enterrado".
Tras observar varias epigrafías funerarias, aunque aún debería observar más, podría
aventurarme a decir que estas palabras sólo se aplican a las tumbas de los que
son enterrados lejos de su lugar de origen. Veamos el siguiente caso, del que
sólo nos interesa comparar que el monumento es erigido en función de una orden
testamentaria:
"L(ucius) Octavius / L(ucii) (filius) Pup(inia) BATR(ensis) / MAGIUS, /
AN(norum) XXXVI, / AER(um) XIX, TUB(i)C(en) / MIl(es) LEG(ionis) X GE(minae) /
C(enturiae) T(iti) NUMISI / HERES EXS TES(tamento) / FECIT, S(it) T(ibi)
T(erra) / LEVIS".
Lucio Octavio, que había servido diecinueve años en la legión X Gemina, en la centuria de Tito Numisio, y que
había sido trompeta y soldado, murió a los treinta y seis años, recibiendo este
monumento funerario de un heredero que no escribe su nombre y dice: heres exs testamento
fecit, "el heredero lo hizo por testamento", aunque finaliza
deseándole que la tierra le sea leve. Pudo ser un liberto por testamento, o
alguien que no tenía mucho trato con el muerto, o quizá el muerto murió con
deshonor. Sea como sea, el encargado de la lápida no quiere dejar constar su
nombre, en un mundo que era un honor decir quien la erige, y remarca que creó
el monumento por petición del testamento. El final en sit tibi terra levis, podría ser un deseo
real, un formulismo o algo malintencionado. Sea como sea, la responsabilidad de
darle un entierro a un muerto era tan grande que, por honor y por moral, quizá
por religión, hasta en estos posibles casos parece ser que se cumplía con la
responsabilidad encargada. En el caso de que no fuese el encargo a un
desconocido o a alguien que no conociera bien, no parece ser que el
cumplimiento a desgana del encargo pudiera dejar muy satisfecho al manes. Pero
lo que ocurriera entre aquel lemur y aquel vivo es algo que quedará para la
literatura y la imaginación.
Hay otros casos donde
el dedicante son la esposa del militar, los padres, algún otro familiar...
Aunque, repetimos, en estos casos abundan las dedicatorias de libertos y
herederos. Y, también, repetimos, aunque la mayor parte de los soldados son de
origen romano, también los hay nacidos en otros lugares de la península, e
incluso en otros lugares del Imperio, como Tracia.
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