Nos acercamos a un 8 de marzo, día por excelencia para la reivindicación de la mujer y la igualdad de derechos, donde una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), del 15 de enero de este 2024, dice que el 44,1% de los hombres en España creen que la igualdad ha llegado tan lejos que ahora se les discrimina a ellos, a nosotros, pues yo también soy hombre (El País). Al menos así interpretó el periodismo en general, tanto escrito, como radiofónico, como televisivo, el resultado de esa encuesta. Si he de decir la verdad, yo no he consultado la encuesta en sus preguntas y respuestas exactas, pero cuando veo que se entrecomilla una parte y la otra no, me pregunto cuánto hay de interpretación periodística de los resultados obtenidos para poder ganar titulares que consulten los lectores y las audiencias, con su respectivos ingresos económicos por número de consultas o de audiencias. La cosa es que seguí el asunto por diferentes medios, el periódico citado, otros más de diversas tendencias políticas, un par de cadenas de radio y algunas cadenas de televisión. Por otra parte, fue una noticia que salió por todas partes e incluso tuvo sus comentarios desde personas del gobierno, como Ana Redondo, Ministra de Igualdad por el PSOE, la cual interpretó en un comentario que salió en varios telediarios que los que consideraban eso eran directamente negacionistas de la violencia de género, lo que supongo que en cierto modo quería implicar también una acusación de machismo, misoginia y demás.
Consultando algunas de las preguntas publicadas en prensa de la encuesta, recordemos que la prensa no publicó la totalidad de la encuesta de manera literal, veo que la pregunta que llevó a interpretar lo que los hombres creen era: "Se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se está discriminando a los hombres", a cuya frase se contestaba valoraciones (No sabe, no contesta / Poco o nada de acuerdo / Regular / Muy o bastante de acuerdo). En ningún momento el CIS usó si se "creía", no usa el verbo "creer". Así pues quienes hayan contestado la opción que salió mayoritaria puede creer, o puede considerar, o puede sentir, o puede valorar, que son todas cosas muy diferentes, y no todas ellas implican un rechazo a los avances de la mujer, puede haber una aceptación total a los avances de la mujer y a la vez sentirse que en algunas cuestiones el hombre ha podido sentirse perjudicado (estemos de acuerdo o no en ello, acoto para el lector o la lectora). Perjudicado no en el sentido de que se crea más que la mujer, si no que sintiendo que la mujer debe estar en igualdad con el hombre, puede que la discriminación positiva hacia la mujer haya actuado a la contra con el hombre precisamente porque es discriminación, positiva hacia la mujer, sí, pero contraria hacia el hombre. Pensemos que incluso hay pensamientos feministas desde el origen del feminismo que consideran que la discriminación positiva también es discriminación contra la mujer al darla prioridad frente al hombre por el hecho sexual de ser mujer. Ahora bien, hay pensamientos feministas que defienden que esa discriminación positiva es necesaria para corregir situaciones e injusticia hacia la mujer, una discriminación positiva que en principio siempre se plantearon como algo temporal hasta que ya no haga falta aplicarla y se valore por igual a mujeres y hombres. Si algún día esto se logra, puede que haya mujeres que al eliminarse la discriminación positiva se sientan perjudicadas, y lo estarán siendo, porque habrán perdido una ventaja, una ventaja que ya no sería necesaria si se alcanzase la real no discriminación y que de aplicarse sería siempre desventaja para alguien, pues no deja de ser discriminación. Sea como sea, la valoración de que "los hombres que" no la otorgaba la encuesta, sino que se la dio la prensa, orientando al final a toda la gente a creer que "los hombres creen que...".
La encuesta también decía que el 48,2% de los hombres mayores de 16 años creen que las desigualdades entre hombres y mujeres son muy grandes o bastantes grandes. Este otro dato no fue tan expuesto como el anterior, aunque es evidente que entra en contradicción con el anterior. Si se hubiera analizado la contradicción puede que las conclusiones que se dijeron no se puedan afirmar con la rotundidad que se afirmó. Sé que es un tema delicado y que le mero hecho de plantearlo puede provocar todo tipo de acusaciones contra quien esto escribe, a pesar de que soy, desde siempre, totalmente contrario a las desigualdades de género, de pensamiento y de actos. Toda mi vida.
La cosa es que como siempre he defendido en esto y en montones de otras cuestiones, nunca hay un único punto de vista válido como explicación total. Si se trata de explicar todo con un único argumento habremos perdido la capacidad de libertad de pensamiento, de opinión, de expresión, la riqueza de puntos de vista, la democracia que todo esto implica y, peor aún, la capacidad de poder entendernos para avanzar juntos, no para atacarnos con acusaciones los unos a los otros.
Es evidente que la contradicción entre los dos datos de la misma encuesta tiene tras de sí algo que no casa con esa lectura de la ministra considerando que ese 44,1% son negacionistas de la violencia de género, cuando la pregunta, además, no iba de la violencia de género, sino que era algo mucho más amplio de interpretar en muy diversos aspectos sociales y vitales de la mujer. Un 48'2% considera que las desigualdades son muy grandes, si yo usara de la misma interpretación que la prensa y los políticos hicieron del otro dato podría decir que un 48'2% de los hombres creen que hay que acabar con las desigualdades por género. Lo cierto es que no lo sabemos, no sabemos qué creen, qué sienten, qué interpretan, qué valoran... Sólo sabemos un dato de valoración ante una frase que les propuso el CIS, no sabemos qué verbo es más adecuado, porque las preguntas de la encuesta no eran de desarrollo, sino de valoración. En la importancia del verbo más representativo tendríamos la realidad más cercana al general de los hombres españoles.
No creo que el 44,1% de los hombres españoles sean negacionistas de la violencia machista, como afirmó la ministra al otorgarle ese carácter a un dato referido en origen a si hay discriminación ahora contra los hombres. Más aún, creo que si se ahonda en ese dato con más preguntas es posible que se llegue a que la gran mayoría de ese 44,1% creerá que esa discriminación presunta a los hombres es incipiente, pero no mayoritaria, o bien que se da en algunos ámbitos muy concretos, como algunas leyes contra la violencia de género que pareciera que otorgan la culpabilidad al hombre antes que la inocencia hasta que no se demuestre lo contrario. Sé lo grueso que suena lo que he escrito, pero es posible que ahí esté una parte del centro de la cuestión.
También sería bueno poder indagar cuántos hombres has sentido en conversaciones de su día a día o en medios de comunicación argumentos que les podría hacer pensar que todo lo positivo en el ser humano viene de la mujer y todo lo negativo del hombre. O bien que puedan creer que en determinadas cuestiones comprometidas en sociedad la mujer tenga más credibilidad de inocencia que el hombre, o que ellas se puedan permitir hacer todo tipo de chistes, canciones o comentarios hacia los hombres o de sexo que, en sentido contrario, hombres hacia mujeres, se interpretarían como machismo. Que conste, aunque quien me lee y me conoce lo sabe, que yo soy partidario de poder hacer chistes, canciones, literatura, etcétera, con total libertad, porque es la intencionalidad, no la creación, lo que le da el peso. Y si somos buenos entendedores, nadie nos tiene porqué decir que sí y qué no... no demos paso a la censura a toda costa en nombre de valores... porque lo cierto es que todo acto de censura se hace en nombre de valores. Es otro debate, aunque anejo.
Lo que vengo a decir en este 8 de marzo cercano es que para alcanzar la igualdad no vale sólo con escuchar un único argumento interpretativo y silenciar a todo aquel que no confluya contigo. En ese 41,1% de hombres que han valorado X en la pregunta de marras habrá muchos hombres a favor de la igualdad total, sin discriminación y que además se encuadren en ese 48,2% que consideraron que hay muy graves diferencias de discriminación contra la mujer. 48,2% es más que 44,1%, y son los mismos hombres los que contestaron la encuesta. En esa contradicción es donde podemos leer que no, que es posible que no es un panorama tan negro contra la igualdad. Hay que entender que en el camino a la igualdad hay que escucharse todas las partes, aunque pueda escocer a algunos y a algunas. Hay que conocer como van viviendo el camino unos y otros, hay que conocer para avanzar juntos y no los unos contra los otros. Esto no debería ser un arrojarse piedras en modo de acusaciones, si no de entendernos. Creo que si se hicieran más ejercicios de comprensión del otro, tanto de un lado como del otro (entiéndase por "lado" lo que cada uno crea más oportuno) podríamos avanzar mejor. Porque ni es bueno que el hombre se quiera imponer a la mujer, como tampoco sería deseable que los partidarios de la igualdad quisieran sólo que un único punto de vista sea el válido y nada más, y lo que piense, sienta o viva el otro, si es diferente a lo tuyo es contrario a ti. No es así. No tiene porqué.
Un ejemplo autobiográfico. Cuando murió mi madre en 2017, un tiempo relativamente corto después, en un grupo de amigos me presentaron a una serie de personas que habían venido a conocer Alcalá de Henares. De entre el grupo una chica quiso hablar conmigo porque tenía ella interés en algunas cosas de Alcalá y luego en que le dijeron que yo escribía. Ella quería saber cómo podía publicar ella. Yo estaba atento a la conversación, pero a la vez estaba un poco abstraído en recuerdos personales que no se iban en ningún minuto del día. Ella, muy enfadada, me acusó de machista por no mirarle a la cara al hablar y porque no le contestaba sin tomarla en serio. Y se fue de esa manera tan...en fin, en medio de un bar con más gente delante, lo que es lo de menos, pero que también es algo que te señala de manera pública. Un conflicto hombre-mujer donde ella se va acusándote de tal y de cual. Por supuesto yo la estaba escuchando, aunque tenía la cabeza de manera inevitable entre mi vivencia personal con la muerte de mi madre y lo que esta chica quería que le contara. Sí, le contesté a lo que ella quería saber, tal vez no me explayé tanto como ella hubiera querido, pero no, no era un acto de machismo no prestarle toda la atención que ella quería. Evidentemente ella no tenía porqué saber, ni sabía, mis circunstancias personales, pero es esto un ejemplo de lo que quiero decir hoy en favor de avanzar juntos en la igualdad. Un único punto de vista sobre algo no puede ser la única referencia y si se sale de ese punto de vista ya eres machista. No mirarla a la cara o no contestar con todo el entusiasmo de datos que ella quería no era infravalorarla, es que somos humanos, no sólo hombres o mujeres, y como humanos nos pasan cosas en nuestras vidas... en igualdad. Es más, aunque no tuviera la cabeza donde la tenía, tampoco hay que creer que el otro se tenga que entregar a ti en toda plenitud en todo momento que tú creas que deba hacerlo. Tenemos que comprendernos como personas.
Otro ejemplo es el de encontrar en algunos recitales mujeres que consideran que la palabra poetisa es discriminatoria. Como dijo una lingüista en Cadena SER esta semana, no lo es. Personalmente me parece una palabra bonita, y creo que se debe poner en valor que a las mujeres se les puede llamar poetas y poetisas. Si alguien ha considerado que poetisa es discriminatorio es la opinión de esa persona, pero no lo es, y si alguien lo usa de manera discriminatoria apostaría a que es un uso ya muy viejo, en desuso, pero no hay que generalizar una parte por el todo. El problema está cuando se quiere imponer un único punto de vista sobre lo que implica el uso de la palabra poetisa. Hay que tratar de comprendernos los unos a los otros y no, no hay una sola dirección en el mundo desde que el mundo es mundo.
Saludos y que la cerveza os acompañe. Igualdad, libertad, fraternidad.
NOTA DÍA 9 DE MARZO DESPUÉS DE LAS PALABRAS DE AYUSO, PRESIDENTA DE MADRID, EL 8 DE MARZO DÍA DE LA MUJER, SOBRE LOS PROBLEMAS DEL HOMBRE: Un apunte de lo que dijo Ayuso, y sé que a alguno os revolvera, pero os pido leer abandonando el partidismo, porque aunque suene altamente polémico lo que dijo cae dentro de un avanzar juntos. Los problemas que citó como mayoritariamente masculinos son reales. No eran invento. Por ello es grave que entre ayer y hoy oigo y leo que hablar de ello es de extrema derecha, señoros o Neanderthals. A ver, es cierto que los que más se suicidan en España son hombres de mediana edad y no hay programas al mismo nivel que otros programas para abordarlo. Ese problema no es extrema derecha. Es un problema de salud mental, del mismo modo que hay otros problemas de salud mayoritario en mujeres. El problema no es lo que dijo, es cuándo lo dijo, cómo lo dijo y porqué lo dijo. Pero los problemas masculinos también existen... y señalarlos no te hace de extrema derecha, machista, ni señoro. Es más, por la igualdad bien está defender campañas preventivas del cáncer de mama, como del de próstata... Porque morir nadie quiere morir, no tiene sexo querer vivir. Sí, falta mucho por avanzar en el mundo de la mujer... Pero en el del hombre también hay problemas. Ayer lo que tocaba era el mundo de la mujer, que tiene más y graves problemas. En el del hombre hay menos, pero los hay graves. Insisto, ayer tocaba la mujer y había que estar ahí. Ahí sin peros. No hay lugar a peros. El problema de Ayuso es el cuándo, cómo y porqué lo dijo, no el qué dijo.
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