Sigo con la segunda entrega de los libros que leí durante mi segunda treintena de edad.
2016: 37 años.
Leí 28 libros, de los cuales ocho eran novelas gráficas (al menos uno de los volúmenes de estas eran en realidad 3 libros diferentes, por lo que en realidad podríamos decir que leí 30 libros este año). Tan sólo cuatro de los libros estaban editados digitalmente y no en papel.
Lo cierto es que este año de todos los libros leídos hay que anotar necesariamente que cuatro de los libros leídos no los leí una vez, si no varias veces, ya que tuve que trabajar en ellos ya sea porque yo mismo colaboraba en su escritura o porque se me pidió por parte de sus autores colaboración o algún texto mío. De ese modo hay que anotar que podría sumar varias revisiones que hice de mi primer libro publicado Relatos de la Gran Guerra para poder publicarlo en mayo con la editorial Atlantis, o bien de otros libros que estoy preparando para su edición. Mi libro lo pudo ver publicado mi madre, fue el único que vio publicado. Estuvo muy orgullosa, sobre todo cuando una enfermera que la atendía en el hospital me reconoció en la foto de contraportada. Como sea, 2016 fue un año complejo. Por un lado es verdad que seguía la buena racha de recitales de muchos de los creadores de Alcalá iniciada con el impulso de El Laboratorio creado en 2015, pero sobre primavera cerraba el bar por motivos personales. Por otro lado yo seguía dando tumbos en el desempleo y con trabajos muy precarios en archivo o ayudas a amigos atendiendo una librería o repartiendo prensa, pero estuve mucho en el desempleo y mi economía terminó cayendo en números rojos, a poco que ganaba algo de dinero servía para devolverle a mi madre lo que me dejaba para tener una vida de gastos muy mínimos, aunque aún fuera a los recitales. Por otro lado la salud de mi madre fue empeorando y se trajo a su hermano a vivir con nosotros, con una salud también muy precaria. De repente me veía atendiendo a menudo muchas tareas de la casa, con el sólo conocimiento de mi madre y una vecina amiga suya, más las amistades que pasaron por casa y lo vieron, acompañando a mi madre a médicos y hospitales, también a mi tío, pasando a veces temporadas de días casi completos en el hospital con ellos, en urgencias o en habitación y teniendo que negar ir a entrevistas de trabajo porque a menudo o estaba en urgencias mi madre o lo estaba mi tío. Además debía cambiarle la sonda de orina al tío, o ayudarle en el servicio o con la ducha. Esta situación se hizo especialmente constante en la segunda mitad del año, cuando llegó el tío a casa, la primera mitad estuvo un poco más despejada, sólo con los asuntos de salud de mi madre, pero tenía otros problemas personales de corte emocional. Entre tanto mi ruina económica continuaba y eso no mejoraba mi vida más privada. Por otro lado murió mi último abuelo vivo, al cual yo iba a visitar sin avisar a su residencia de ancianos ni anunciarlo a nadie, porque no tengo porqué anunciar a bombo y platillo las cosas que hago. La residencia estaba en otro pueblo, que aunque cercano a Alcalá sólo tiene dos autobuses al día, o tenía, y encima cobraban proporcionalmente más caro que si fueras a Madrid, por lo que no pude ir todo lo que hubiera querido, porque además cuando llegaba a ese pueblo solía ser a la hora de comer de él y para regresar había que quedarse unas horas en ese pueblo. Sólo mi madre y mi tía Sagrario sabían de esas visitas, más una amiga mía, más que nada porque yo vivía con mi madre y porque a mi tía se lo contaba mi abuelo cuando la cabeza le venía. Como sea, el abuelo murió. Se recibió su herencia que se repartió entre bastantes y la parte que me tocó sirvió para pagar las tasas de herencia, saldar al completo lo que quedaba de deuda con mi madre y el otro poco me sirvió para vivir varios meses de 2017 y los papeleos de la muerte de mi madre, pero eso es ya al año siguiente. Luego no tuve nada, nada de aquello, se fue todo en pagar cosas de muertos y deudas. Al menos, lo dije por entonces, tuve la satisfacción de sentir que había pagado todas mis deudas. De no deber nada a nadie. A mi madre nunca me dio dinero, nunca me pagó nada, todo fue siempre préstamo y lo devolví, entre malos empleos escasos y esta herencia. Aunque también es cierto que más de una vez no tuve comida, a pesar de que hacía otras tareas, como los médicos, las coladas, duchar a mi tío y cambiarle las bolsas de orina o llevarle a caminar, o... paradoja, cocinar para la familia más de una vez que mi madre no estaba para cocinar. No daba a basto, seguía manteniendo contactos y salidas, pero se disminuyeron, aunque cuando salí fue sonado. Esta situación, repito, se agravó mucho en la segunda mitad del año. No daba a basto sobre todo hacia los últimos meses del año cuando o estaba ingresada mi madre o lo estaba mi tío y había que estar con ellos, y cuando no ir a consultas médicas. Como sea, año difícil donde a la vez seguía la fiesta de recitales, conciertos y demás... y mi propia crisis emocional en mi vida más privada. Por fuera de mi vida privada, esto no se veía. Sólo al poeta contracultural.
El maestro y Margarita (Mijaíl Bulgákov, escrito entre 1928-1941, publicado por primera vez en 1967): Este libro me lo regaló Sofia Winter. Comencé a leerlo hacia finales de octubre de 2015, pero paré de hacerlo bastante tiempo por mi estado de tristeza de mediado y final de otoño, porque en mi vida ocurrían también otras historias más. Prácticamente paralicé muchas cosas, entre ellas esta lectura, pero no como algo hecho a propósito, sino por apatía, por desidia, por dejadez de mí mismo. Retomé el libro en diciembre y lo acabé en los inicios de 2016. Me encanta. Es un libro estupendo. No es el realismo mágico latinoaméricano de los años 1960, pero se le parece mucho. Bulgákov lo escribió en la Unión Soviética de los años 1930 y lo fue corrigiendo hasta que lo acabó en los años 1940 una familiar suya, pues él murió poco antes. Stalin no permitió su publicación, de hecho no se publicó hasta muchos años después de la muerte de Stalin, precisamente en los años 1960. Parte de la base del diablo y su Corte paseando libremente por Moscú, cosa que saben sólo unos pocos mortales. El libro es como una sucesión de cuentos que se coordinan por el hilo conductor de una historia de amor y desamor y una serie de poetas más o menos de vidas frustradas. El diablo hace sus diabluras, algunas descritas de una manera realmente lúgubre. El tono es bastante humorístico, pero también oscuro, tétrico. Tiene mucho sarcasmo que sin duda eran críticas sociales y políticas de cosas que ocurrían en la dictadura soviética y nadie se atrevía a denunciar, ni podía hacerlo. Pero el libro es también un análisis del alma humana. Me cautiva. Su lectura me fascina. Me parece un libro que te introduce dentro de la historia que narra. Es perfecto. A pesar del parón en su lectura, hay que reconocer que fue una lectura que me introdujo en su mundo de forma fuerte. Me parece uno de los libros más recomendables. Pude haberlo destacado entre mis lecturas de 2016, pero al leerlo en medio de 2015 y 2016 no lo hice.
Villafeliz, el paraíso perdido (Francisco García Cuevas, 1910): Me lo prestó mi colega de carrera y profesión Julián Vadillo. Hablé de esta obra en Las notas de los cíclopes libreros. Es un libro escrito y publicado en 1910, nunca más reeditado, así que es un ejemplar antiguo que mi amigo ha sabido conservar mandándolo a poner unas cubiertas de cartón duro con revestimiento de lo que simula cuero con letras doradas. El autor era de Alcalá de Henares, se trataba de un hombre que era juez y que también escribía en la prensa local, siempre desde un punto de vista muy conservador y ultracatólico. Su libro critica los ideales socialistas para construir una nueva sociedad. Es por tanto un libro que criticaba las ideas utópicas por entonces. La distopía no nacerá plenamente hasta los años 1920, con el ruso Zamiatin, y algún precedente, este libro aún no es una distopía. ¿Una antiutopía? Algo tiene de ambas cosas, como un preludio, pero se aproxima también mucho a la literatura sarcástica y crítica del siglo XIX, de la que el exponente más acertado era el liberal Mariano José de Larra. Además, de fondo, se intuye lo que probablemente son puyas a personas reales de la vida pública complutense de 1910. Escribí un ensayo sobre él para Historiadores del Valle del Henares y di un comunicado hacia el otoño, aunque lo leí en el inicio de año. Es un libro bastante reaccionario, aunque use del humor, pero es uno de esos acercamientos en las literaturas ficticias españolas que exploran los mundos alternativos. Más tarde también me sirvió para conocer al autore de cara a seguir la investigación que hice sobre depuración de maestras y maestros en Alcalá después de la guerra civil.
La insoportable levedad del ser (Milan Kundera, 1984): Milan Kundera ya estaba proscrito por el gobierno checoslovaco, inscrito en el Pacto de Varsovia, así también como en la Unión Soviética, tras la Primavera de Praga de 1968, hecho histórico que aparece dentro de la ficción del relato de este libro. Quizá no es el libro que más me haya apasionado en un primer momento, pero ganó fuerza después; lo destaqué entre las lecturas de 2016 en la Noticia 1671ª. De este libro nos hablaron por primera vez a un puñado de alumnos de bachillerato un profesor de filosofía que tuvimos, relacionándonos lo que es el mundo de las ideas personales y filosofías de vida en relación a los acontecimientos históricos que nos toca vivir. Aunque supe que tenía película, no volví a oír de este libro hasta la Universidad, hasta la carrera de Historia, en la que algún profesor lo mencionó también como testimonio literario de la segunda mitad del siglo XX y lo transcendente de los años 1960, en concreto del espíritu de cambios en 1968 en las vidas personales, más allá de la Historia general de las sociedades. Alguna vez lo busqué y lo tuve en mis manos en alguna biblioteca, pero lo cierto es que nunca lo leí hasta 2016. Lo leí en digital porque me urgía su lectura, de otro modo lo hubiera vuelto a buscar en papel. Me urgía porque estuve escribiendo un libro a medias con la poetisa Sofia Winter y llegados a determinado capítulo era necesario que yo conociera los pormenores de esta novela llena de pasiones y evoluciones amorosas y políticas en sus protagonistas. Supongo que por la temática la novela tiene cierto peso entre aquellos que vivieron en la Europa del Este cuando existió la Unión Soviética. Las libertades coaccionadas por infinidad de variantes personales y no personales muestran un mundo más allá de lo que estrictamente nos construye el relato. Realmente cuenta la historia cotidiana de unas personas que están envueltos entre un mundo conservador del sistema soviético y otro que quiere despertar con una revolución personal y democrática con epicentro en 1968. Amores y engaños amorosos se suceden con un ideario de qué es la libertad que derriba todo concepto previo tanto religioso como político. No es el libro que más me haya apasionado, pero he de reconocer que es una lectura que interesa y que tiene un estilo muy particular que llama a la reflexión sobre la voluntad propia y los acontecimientos ajenos que hacen del hecho de ser un hecho leve, y no transcendente, tan leve que, al creernos transcendentes, se hace insoportable la idea de su levedad, la idea de no tener ningún tipo de control sobre nuestro hecho de ser, nada podemos hacer para ser como deseamos, aunque sí podemos aprender a aceptarnos tal como vamos siendo.
Un campo de batalla antes de la batalla (Juan Manuel Muñoz Aguirre, 2015): Fue el otro que destaqué de mis lecturas de 2016, en la
Noticia 1671ª. Una delicia leer este libro. Juan Manuel Muñoz Aguirre es un poeta y un bibliotecario de Alcalá de Henares que tiene poca obra publicada, pero la poca que tiene cosecha importantes premios literarios a nivel estatal. Este libro en concreto me ha sorprendido mucho. A principios de verano la librería Diógenes de Alcalá de Henares cerró su ciclo de actos 2015-2016 con un recital de dos poetas presentados por el también poeta Francisco José Martínez Morán. Uno era el conocido Matías Escalera, el otro de los recitantes era Juan Manuel Muñoz Aguirre, que leyó varios poemas de varios de sus libros, pero principalmente de
Un campo de batalla antes de la batalla, que es su libro más reciente. Me gustó mucho cómo recitaba, pero aún más sus textos. Un poeta que escribe bien y se lee bien a sí mismo. No pude menos que comprarme el libro, ya sin casi dinero en mi cuenta, y pedirle que me lo firmara. Su poesía usa de una metáfora y unos símiles que saliendo de lo cotidiano se transforman en algo profundo de los sentimientos y emociones del alma. He aquí que creo haber estado ante todo un maestro poeta. Le volví a escuchar en otras ocasiones, menos de las que quisiera. Tuve la suerte de tomar unas cervezas tras el recital con todos los poetas presentes esa tarde. El libro lo he saboreado. Muy recomendable. Delicado. Reflexionar sus versos nos da clave y pista para desentrañar mil caminos dentro de sí y de nosotros. De unas motas de polvo flotando en un haz de luz se crea todo un mensaje sobre el amor de alguna pareja. De lo mejor que leí en 2016. La cotidianidad transformada en mensajes altamente trascendentes del interior del alma profana. Hablé del libro en
Las notas de los cíclopes libreros.
Obligación (Francisco José Martínez Morán, 2013):
Me parece el mejor de los poemarios de Martínez Morán, uno de los
poetas alcalaínos actuales más conocidos a nivel nacional. Amigo mío,
por otra parte, con quien no he tenido el gusto de coincidir en recital,
aunque lo hemos rozado, pero sí he ido a varios de los que ha
participado él o bien ha organizado. Lo más cerca fue en El Laboratorio,
que recitamos los dos, pero muy distanciados en el tiempo, por lo que
no compartimos una parte del público siquiera, ni hubo más interrelación
que la de estar yo de público de él. Está muy relacionado con Juan
Manuel Muñoz Rodríguez, dos grandes. Entre 2015 y 2016 alguna cosa
hicieron juntos. Muy admirador de ambos. En este año estaban los dos en
un especial grado de genialidad. Si el libro de Muñoz Rodríguez me había
parecido una maravilla, en este encontré un muy excelente libro.
Contenía algo de la nueva sensibilidad, esa corriente literaria que
identificó y ayudó a crear Luis García Montero. Probablemente, aunque
Martínez Morán tiene una carga existencialista importante en su obra,
algún día, cuando se vayan escribiendo los ensayos sobre literatura del
siglo XXI en España, Martínez Morán quedaría encuadrado en la nueva
sensibilidad y este libro, para mí, sería el más destacable en ese
sentido. Al menos de momento. El autor es joven, queda obra por delante.
La cotidianeidad pasada a metáforas de emoción humana a través de
sucesos y objetos materiales es todo un trabajo de inteligencia y
sensibilidad muy agradable. Compré el libro en librería Diógenes. Lo tengo pendiente de comentar en Las notas de los cíclopes libreros.
La espada salvaje de Conan (Roy Thomas, Barry Windsor-Smith, Gil Kane, Neal Adams, Jim Starlin, Al Milgram, John Buscema, Pablo Marcos, Alfredo Alcalá, Tony de Zuñiga, La Tribu, Sonny Trinidad y Alex Niño, tres volúmenes recopilatorios del inicio de la obra entre 1973 y 1975): En 2015-2016 salió un coleccionable con la obra completa de los cómic de
La espada salvaje de Conan. Destaqué estas novelas gráficas de entre las que leí en 2016, en la
Noticia 1671ª. Me compré los tres primeros volúmenes cuando salieron publicados en la Papelería Reyes Católicos. Los tres primeros porque luego eran muy caros para mí, aunque tuvieran buen precio, y por espacio físico para guardarlos. Estos comic están basados en los relatos y novelas que Robert E. Howard escribió en la década de 1930. Aunque el personaje pasó al cómic en la década de 1960 de la mano de varias editoriales, no lo hizo desde una única serie. Se podía leer
Conan Rey,
Conan el bárbaro y
La espada salvaje de Conan, ahora hay incluso más series y novelas gráficas sueltas sobre el personaje.
La espada salvaje de Conan era la edición que se hacía pensando en el público más adulto. Se editaba en blanco y negro con altas y explícitas dosis de violencia y sexo. En 2015 reeditaron estos
comic-book en España en libros de buena encuadernación. Yo leía de niño cómics de Conan, pero en sus otras dos series, que editaba Forum en este país, siguiendo las ediciones de Marvel. Eran más para un público juvenil, edulcoradas y menos realistas y precisas en sus dibujos. Siempre quise leer estas otras publicaciones, pero eran caras, no siempre fáciles de encontrar y difíciles de explicar a tus padres que querías comprar ese tipo de revistas donde un bárbaro semidesnudo aparecía en portada matando a espada o hacha a enemigos con mujeres aún más desnudas a sus pies. Era una edición para adultos. Me acuerdo de un anuncio de una de estas revistas en una de las revistas juveniles de
Conan el bárbaro donde con gran realismo aparecía Conan en una habitación con paredes llenas de cabezas cortadas. Muy impactante. Apabullaba. La cosa es que pasó el tiempo y nunca compré ninguna de estas revistas, hasta que salió esa reedición y me compré los tres primeros volúmenes. Supongo que fue una carencia de infancia y juventud solventada de adulto. Hubiera merecido la pena comprar más volúmenes, pero el dinero y el espacio mandaban. Los dibujantes, guionistas, adaptadores y entintadores que participaron supieron hacer justicia en el Noveno Arte al personaje de las novelas. Hay viñetas que son auténticas obras de arte en cuanto a su perspectiva y trazos. Además, algo se deja traslucir de los estilos artísticos de la contracultura de los años 1970, o de respuesta a esta, según se mire. El realismo con el que es tratado el personaje es muy de agradecer, junto a sus guiones explícitos y tajantes. Pero es aún más de agradecer la minuciosidad y precisión que se tomaron los creadores para recrear hasta el más mínimo detalle de luces, sombras, huesos, armas, cuerpos, monstruos... Nada queda al azar, notándose un trabajo concienzudo probablemente de muchas horas de trabajo y esfuerzo. Muy digno. Leerlo me ha enganchado.
Conan Rey (Roy Thomas, John Buscema, Ernie Chan, Danny Bulanady y Doug Moench, dos volúmenes recopilatorios de la obra entre 1980 y 1981): Este 2016 también salió en coleccionable la serie de Conan Rey que sacó la editorial Marvel en la década de 1980, en España a través de Forum. Igualmente compré los dos primeros volúmenes en la Papelería Reyes Católicos, por ser los más baratos y por no tener tanto espacio para guardar toda la colección. Mis padres me compraron de niño algunas revistas de esta serie, que era más infantil y juvenil. Me gustaba más que Conan el bárbaro. Aunque en comparación con la de La espada salvaje de Conan era bastante inocente. Narra la historia de Conan ya adulto, con algún achaque por cierto, cuando al fin llegó a ser rey y tener una familia, cosa que no le dio paz, todo lo contrario. Como es sabido, Conan usurpó un trono y reinó haciendo frente tanto a las conspiraciones golpistas de su hijo menor, seguidor de la magia negra, como contra el empuje de otros reinos agresores o vecinos y contra fuerzas sobrenaturales, algunas sobrevenidas, otras venidas de su pasado. Entre tanto su hijo mayor, heredero del trono, está desaparecido durante una campaña bélica en el Oriente, que se sobreentiende en la historia que se narra de él que está en China o Japón o similar. Siempre se prometió una tercera película de Arnold Schwarzeneger sobre Conan basada en estas historias, pero hasta la fecha nunca se ha realizado ni por él ni por nadie. A mí me gustaría verla. Estos cómic me hacen recordar cosas de mi infancia, y también de mis padres respecto a la lectura y los cómic, que nos lo fomentaban de algún modo, no sólo la lectura de libros.
Garzón contra el franquismo. Los autos íntegros del juez sobre los crímenes de la dictadura (Baltasar Garzón, 2010): Lo compré en la edición de bolsillo del diario
Público unos años antes. Lo cierto es que ese periódico recuperó y reeditó muchos libros, especialmente de izquierdas, que estaban descatalogados o que directamente no se publicaron en España pero sí en el exilio. Un lujo poco apreciado. En este caso se trataba de la primera edición y publicación de estos autos que inició a investigar Garzón sobre los crímenes del franquismo. Unos crímenes que incurrían en crímenes contra la humanidad, como razonaba él, por lo que internacionalmente no prescriben. Lo cierto es que fue cesado como juez a costa de que fue acusado de prevaricación por estos autos, en el sentido de que una serie de jueces conservadores entendieron que en sus autos se sobreentendía una condena previa a celebrar el proceso, por lo que no había presunción de inocencia. Lo cierto es que es un secreto a voces que, a pesar de esta razón, sea realmente o no que era la única razón, vino bien cesarle durante años para que no continuara investigando los casos de corrupción que durante años apuntaban a autorías de culpabilidad por parte de personas del Partido Popular (PP) y del propio partido, como el caso Gurtel. Casos que culminaron con la condena a título lucrativo al PP y condenas personales a personas que fueron del PP. Como historiador realmente lo que investigó en estos autos Garzón no le hace prevaricar, simplemente puso por escrito en lo que era el inicio de un proceso judicial lo que en Historia ya estaba investigado en gran parte y se tenía conocimiento desde la deontología y las publicaciones de investigaciones de historiadores... e incluso de arqueólogos en colaboración con asociaciones que recuperaban cuerpos de desaparecidos por haber sido ejecutados y echados a fosas comunes en cunetas de carreteras. El libro funciona bien como fuente para la Historia y como investigación histórica actualizada en ese momento sobre el asunto de la represión en el franquismo. A mí me ayudó a completar y actualizar documentos. Supongo que los juristas le sacarán otras cosas más. También es un ensayo sobre los derechos humanos y los crímenes contra la Humanidad. Lo leí y usé el libro como fuente y asesoramiento para algunas investigaciones de Historia propia, pues sus datos no eran ni son falsos, son los registrados en los propios archivos del franquismo y lo aportado en otros archivos y en exhumaciones, que no son irreales, que sacaron muertos de verdad en las condiciones que los sacaron y con sus balas que les mató. Por ejemplo, tuvo su aporte tanto en
La depuración de maestras y maestros en Alcalá de Henares (1939-1941), como en
Superman, Batman y Franco. La censura en tiempos de Franco.
Remolinos de hojarasca (Chus López, 2015): Hablé de este libro en
Las notas de los cíclopes libreros. La poeta Chus López y yo nos conocimos en El Laboratorio, al principio a través de Sofia Winter, en 2015. Consolidamos una amistad y muchos recitales posteriores. En 2015 se creó una editorial llamada Pie Ediciones que quiso empezar con autores relacionados con El Laboratorio, comenzó con una novela de Jesús de Matías Batalla y con este poemario de Chus López. A mí me ofreció publicarme una novela que tenía escrita de piratería,
Balada triste de una dama, pero la retuvo durante el 2015 sin que nunca hiciera nada con ella ni tampoco contestara a mis correos. En este 2016 esa novela la quiso publicar Domiduca, pero también la retuvo un año y pico entero, siempre con razonamientos de excusa de "hoy no, mañana", pero siempre mostrando el interés de publicar. Cansado se la ofrecí a la editorial Verbum, que la publicó en 2017, después de la muerte de mi madre. Cosa que me apenó, porque me hubiera gustado que la viera publicada, cosa que Pie Ediciones y Domiduca impidieron con sus retenciones. Si no querían publicar, que lo hubieran dicho, que no hubieran entretenido. En todo caso no me fue nada mal con Verbum, es uno de mis libros más exitosos. En todo caso me pasó algo parecido con el de la depuración de las maestras y maestros y con el de de la censura en el cómic, ambos casos con Domiduca, aunque el de la censura terminaron publicándolo ellos. Como sea, le compré el libro
Remolinos de hojarasca a la propia Chus López el día de su presentación en un recital colaborativo celebrado en el Deltoya, un bar de rock y punk. Su comienzo publicando fue muy potente. Allí estaban muchos de los poemas que la había escuchado recitar en el Deltoya. Tenía un toque personal al ser editado en apaisado y con ilustraciones otoñales. Se respiraba en el libro un toque muy personal y visceral que hacía notar que aquellos versos habían salido de vivencias personales vividas muy profundamente. Pie Ediciones había tenido olfato eligiéndola para iniciar sus pasos. Luego vinieron otros libros, pero este está en la esencia de los recitales de ese momento 2015-2016. Muy pasional.
Espigas al viento (Luis Alberto Quesada, 1986): El autor era un poeta bastante conocido de Argentina, con ciertos lazos con Galicia, que vino a combatir a España por la República en la guerra civil y que de vuelta a Argentina se le tiene considerado como uno de los autores exiliados, en cierto modo, aunque su posibilidad de irse era que tenía origen argentino. En Argentina siguió su militancia de izquierdas y se dedicó a ayudar a otros escritores españoles ya fueran presos en la España de Franco o exiliados. Yo compré este libro encargándolo de segunda mano en Iberlibro, a una librería argentina a la que también le compré un libro de Marcos Ana. Evidentemente este libro era de 1986, ahora Quesada estaba exiliado de Argentina, donde se había vivido la dictadura de los generales entre 1976 y 1983, pero en 1986 aún había rescoldos ardiendo de todo aquello. Es un libro de poesía dedicado evidentemente a la libertad, pero también a una lucha silenciosa que clama por la libertad total imposible de arrebatar, la del individuo en sí. En medio de todo aquello que te coarta, queda tu propio ser.
Corto Maltés. Bajo el sol de medianoche (Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero, 2015): Como fan de Hugo Pratt y de Corto Maltés estuve espectante de esta novela gráfica, el primer regreso de Corto tras la muerte de Pratt. Hable de él en
Noticias de un espía en el bar. Los herederos y editores de Pratt habían elegido como continuadores a dos artistas españoles de alto nivel. Díaz Canales es Premio Nacional de Cómic gracias a
Blacksad. A Pellejero le conocería en persona en diciembre de 2022, hablando de Corto Maltés, precisamente. Era muy esperado este regreso. Estuvo a la altura, aunque había un exceso de guiños a cosas ya hechas por Pratt, en todo caso, en entregas posteriores fueron mejorando, van a más y mejor. Lo que más me gustó fue reencontrarme con Corto Maltés. Me dediqué a ubicar la historia en su cronología biográfica. Ahorré para comprarme el cómic. Lo encargué en color en Librería Diógenes antes de que saliera a venta.
Mortadelo y Filemón: La máquina del cambiazo (1971), Magín el mago (1971), Los mercenarios (1975), (Francisco Ibáñez):
De pequeño disfrutaba de un montón de revistas y de cómic integrales de
la editorial Bruguera, Ediciones B y Serie Z, donde había historietas
de humor de Francisco Ibáñez, Jan, Vázquez, Escobar y otros. Eran
personajes clásicos como Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Anacleto,
Pepe Gotera y Otilio, Rompetechos, Chicha, Tato y Clodoveo, Pafman,
Indirrana Jones, Porrambo, Botones Sacarino, 13 Rue del Percebe, Terre y
Moto, el Gran Vázquez, doña Urraca, la familia Cebolleta, las hermanas
Gilda, Sturmtruppen y otros. Mis padres compraban estos cómic cuando nos
llevaban de paseo por la Calle Mayor y la Plaza de Cervantes. Sin
embargo, aunque varios de estos cómic eran míos, ya no los tenía. Una
falta junto a los de Marvel y DC que fueron míos, que siempre eché de
menos y sigo. Así que encontré estos títulos en segunda mano en Domiduca
en ediciones de aquella misma época, no muy bien conservados y los
compré por muy poco precio. Los leí y volví a reírme, aunque le saqué
cosas con ojos de adulto. Cuando el año pasado murió Ibáñez compré uno
de los que publicó en los años más recientes y desde luego ya no era
humor para niños, de hecho aparece Mortadelo literalmente practicando
sexo con Sigrid, la novia de capitán Trueno. Tampoco tenía los chistes
tan bien construidos como en esta etapa de los 1970 que fue una etapa
dorada para el autor. En cierto modo recuperaba, sin recuperar, una
parte de mi infancia, o de una carencia.
Veinte poemas asoman... en un invierno... (varios autores, 2016): Hablé de este pequeño libritito en
Las notas de los cíclopes libreros. Era un proyecto que tenía en mente hacia tiempo y que nunca llegaba a crear. Mi idea original difería en antologados, título y forma del resultado final, pero Sofía Winter quiso participar de la creación de esta idea cuando se la comenté, así que terminó siendo una pequeña antología poética de autores actuales de Alcalá de Henares, idea original, salvo que no de los más experimentales y contraculturales, sino en general de lo que ella y yo seleccionamos, así que hubo negociación, cesiones y concesiones de ambas partes. El dinero lo pusimos exclusivamente nosotros. Es verdad que aparecen poemas de ambos aquí, pero también de personas que normalmente habían sido ninguneados en Alcalá por aquellos que tenían posibilidad de publicar en revistas o a través de asociaciones y el ayuntamiento. Aparecían gente como Chus López, pero también Zia Mei, Hazel Messiatz, Diana Ortiz y otros. Comenté la idea de una cosa así a una de las personas citadas, que trabajaba en el bar del Hostal Complutum lugar donde lo comentó ilusionada con la idea de que se publicara algo así. El hostal, que no tenía nada pensado ni por asomo, de la noche a la mañana editó una antología más completa y lujosa con colaboración de la Universidad de Alcalá en Día de la Palabra. Siempre quedará la duda de si fue coincidencia o no, pero yo tengo ahí la secuencia de hechos y mi propia opinión. Como sea, la idea de uno y de otro, aunque confluyen, son de cada cual, y nunca está de más diferentes visiones antologando y mostrando poetas en Alcalá.
Recitando a Siria (varios autores, 2016): Era un pequeño, muy pequeño, libritito, un cuadernito de pequeñas dimensiones que me regalaron tras uno de los actos en El Laboratorio. Me lo dio un hombre muy delgado que había visto por Alcalá desde el 15M de 2011 algunas, pocas, veces, siempre en el mismo entorno donde nosotros organizábamos algo. Creo que era de origen egipcio o libio. Sé que alguna vez habló de haber participado de la Primavera Árabe y por razones que nunca explicó bien y nunca me quedaron claras, ahora estaba de refugiado político en España, aunque en realidad no lo debía estar tanto, pues iba y venía a su país y a otros de África y de Oriente Próximo cuando quería, sin problema aparente. Un personaje de esos días que, por cierto, dejó de aparecer tras el cierre de El Laboratorio y la canalización de muchos de los del 15M en Alcalá dentro de Somos Alcalá, en esos momentos en el gobierno junto al PSOE. Como sea, me regaló esta obrita que recogía unos pocos poemas de gente común de origen árabe que escribían contra la guerra y en favor de la paz con motivo de la guerra en Siria, donde se mezclaba una guerra civil entre los que querían democracia y los seguidores del régimen, con una guerra de independencia y libertades de los kurdos y otra guerra a la vez de expansión del ISIS donde a la vez intervenían varias potencias occidentales como Estados Unidos, Rusia, Turquia, Reino Unido... La obra era poesía por la paz, una idea que se repetiría en 2022 con motivo de la guerra de Ucrania, como ya comenté.
Historias insignificantes (Sofia Winter y Daniel López-Serrano "Canichu" -yo-, 2016): Es una novela inédita. Lo leí, trabajé y escribí en digital. Lo imprimí en papel. A lo largo de varios meses la escribimos a medias, lo que me llevó a leer muchas lecturas que me ponía por encargo Sofia Winter. Principalmente es una historia ideada por ella y llevada por ella, donde yo aportaba determinados capítulos que ella me pedía tras leer su parte. Me indicaba lo que esperaba de cada capítulo y me dejaba hacer. En una primera versión fue algo tan cerrado que ella misma decidió deshacerlo todo y volvimos a reescribirla partiendo casi de cero. Casi de cero porque forcejeé mucho para conservar las mejores partes de ella y la base de su relato. Se eliminó casi la totalidad de mi contribución y se volvió a escribir de otro modo y planteamiento, si bien decidí dejar algunas partes, un par de relatos, como relatos que fueron a parar a mi libro
El frío que nos acoge mientras los robots caminan entre los humanos y otros relatos. Otros relatos están inéditos dentro de un libro de relatos que tengo a medias hace años,
Relatos desajustados. Como sea, el libro fue reescrito por Sofía y por mí y la convencí para presentarlo a un concurso. No ganamos y ella nunca quiso que publicáramos la obra. Así que está inédito y sólo tenemos copia ella y yo... y el ayuntamiento de Alcalá por lo del concurso, pero en teoría, al no ganar, debieron destruir la copia cumpliendo la normativa de sus propias bases concursales.
Lágrimas de naranjo (Sofia Winter, 2016): Otro libro inédito. Lo leí en digital. De este no guardo copia, que yo recuerde, lo leí porque me lo dio a leer para que le diera mi opinión, pero no ha sido publicado. Tiene un tinte autobiográfico, pero es una ficción. Es prosa. Dura. La historia está muy bien construida y me parece buena novela que está de actualidad y que con seguridad interesará. Pero la obra tiene un peso emocional que hace que Winter no desee publicarlo. Tiene algo de un libro de poesía. Es todo un testimonio que recoge su forma de entender los poemas en un primer libro, aunque está en prosa. Creo que tiene algo publicado en Rusia, pero no puedo asegurarlo. Un libro delicado y lleno de recuerdos y poesía que tiende a lo místico y lo visceral huyendo hacia delante de la realidad, siempre hundiendo sus raíces en la más profunda búsqueda del origen de las emociones, las cuales suelen enlazar de manera misteriosa con fuerzas de la naturaleza. Hay además algo de arraigo con el invierno y la nieve, que en el fondo también es desarraigo, expresión de vivencias metafóricas biográficas, pero que cobran carácter universal. Sin embargo no hay que olvidarlo: es una ficción, no un libro de memorias ni una autobiografía. Un libro a veces intenso, pero deseable de tener en la biblioteca personal. Es además testimonio de la poesía alcalaína de comienzos de este siglo XXI y el ambiente creativo que se ha vivido, más de la mano de una de las poetas que más atenciones ha levantado y que más activa ha estado. Poeta que también tomaban nota de ella otras poetas más jóvenes. En todo caso, está inédito.
La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (Ramón J. Sénder, 1947): Lo compré barato en una edición del diario
El País años atrás. Yo conocía la historia real de Lope de Aguirre desde niño a través de una enciclopedia de Historia de España que editó Salvat en torno a 1984 ó 1985 y que tenía mi padre. Una enciclopedia muy completa y que me gustaba mucho, que completé con algunos recortes de prensa. Nunca he visto una enciclopedia tan bien hecha como esa. Era una figura que me llamaba la atención por su rebelión y su carta al rey en medio del Amazonas. En parte es una de esas historias que me acercaron a la Historia. Aunque parezca raro, siendo muy joven vi la película
El Dorado (Carlos Saura, 1988), sobre el personaje. Aunque a mucha gente le aburre la película, particularmente creo que es bastante perfecta en cuanto a lo que fue aquella historia y cómo era la conquista y la exploración de América. La he revisado varias veces después y, cuando hice la carrera de Historia, según iba sabiendo más, me reafirmaba respecto al largometraje. Acabada la carrera me recomendaron ver
Aguirre, la cólera de Dios (Werner Herzog, 1972), que es un clásico del cine. Personalmente me pareció muy inferior a la de Saura, con todos mis respetos a Herzog... y llena de detalles altamente chocantes, como esos españoles que parecen alemanes arios. En 2016 me dio por leer la novela histórica de Sénder, autor al que respeto mucho y con el que encuentro algún nexo lejano en mi primer libro publicado,
Relatos de la Gran Guerra. Es una novela tremendista. A mí me gustó bastante, pero es cierto que no es para todos los estómagos. Es muy violento al tratar de la locura humana. Es una especie de viaje a lo más salvaje del ser humano según se adentra en el mundo desconocido de la selva, como ocurre en
El corazón de las tinieblas (Joseph Conrad, 1899). Es posible que el Aguirre original no tuviera tantos componentes de locura como Sénder y Herzog quisieron propagar, no tanto así Saura, aunque algo hay. Si uno lee la carta de Aguirre y conoce a los componentes de esa expedición, gente que se implicó en las guerras civiles de los Pizarro tras conquistar el Imperio Inca y crear el Perú, si conoce que hubo allí personas relacionadas con lo que fue los comuneros en el pasado, entiende que aparte de locura o de ambición por encontrar El Dorado, hay también un componente insurreccional que a algunos historiadores les ha hecho hablar de que pudiera tratarse de la primera revolución americana, fallida, y de la primera universal con un componente republicano tras aquella de los comuneros y las germanías. Sea como sea, la novela explora el lado más oscuro, paranoico y violento del ser humano, Toda una exploración digna de lectura. No es tanto un libro de aventuras, pese a que haya, sino un libro de caída al abismo de los rincones más oscuros del ser humano. Me enganchó, tiene un algo, alguna cosa escribí en un sentido no igual, pero sí completando algún relato.
El heraldo del caos (Eugenio Piñeiro, 2015): Conocí a Eugenio Piñeiro en la Feria del Libro de Madrid de este 2016. Firmamos nuestros libros dándonos el turno. Yo el de
Relatos de la Gran Guerra, él este. Él vino desde Galicia sólo para esa firma. Nos caímos bien y nos compramos nuestros libros el uno al otro. Mantenemos contacto por redes sociales aún hoy. Es un libro de ciencia ficción que tuvo continuaciones posteriormente. Es una obra muy extensa de batallas galácticas y mezclas de especies extraterrestres en un futuro donde hay alteraciones genéticas y unas normas éticas y morales respecto al cuerpo y el sexo desinhibidas. Tardé en leerlo. Piñeiro es una persona muy entregada a la ciencia ficción. Es algo vocacional y pasional en él. Se le nota una gran entrega y un concepto generoso de lo que es la literatura y los que menos voz tenemos. Muchos de los más conocidos no tienen ni la mitad de la entrega y la generosidad de él.
Los versos del destierro (Jesús de Matías Batalla, 2016): Hablé del libro en
Las notas de los cíclopes libreros. Aparezco entre los agradecimientos, así como otras personas escritoras de la ciudad en esos recitales, como Sofía Winter, o como Rosario Delgado. Nos conocimos en El Laboratorio, siendo él más joven. Matías Batalla es poeta, prosista y periodista crítico de Literatura. Este es su primer poemario, publicado por editorial Playa de Ákaba. En él aparecen muchos de los poemas con los que lo conocí recitando. Son también una compilación de sus primeros poemas, seleccionados por él. Hay mucho de amor y desamor en estos versos. Es bastante formal. Respira además sinsabores. Es otro testimonio de todo ese estallido intergenerational que hubo entre escritores y artistas de Alcalá en la breve existencia del Laboratorio. Tengo cariño al libro y su contexto. Hace tiempo que no recita. Sé que quiere sacar otra novela, la segunda, pero no sé cómo andará el proceso. Le compré este libro cuando lo presentó junto a su editor en El Laboratorio, en la primera mitad del año, pero lo leí en la segunda mitad.
La caracola y la campana (Carlos Miguel Suárez Radillo, 2013): Me lo regaló una amiga con la que a veces trabajé en archivos. Solía cambiarse de casa con frecuencia así que se iba deshaciendo de cosas a menudo. Este libro se lo regaló un chico un par de años atrás, pero a ella no le gustaba leer poesía. Me lo dio a mí este año. Era un poemario de un autor cubano. Me lo leí, pero no era mi tipo de poesía. Lo regalé a la vez a quien creí más oportuno y apto para ese estilo y temática. De todos modos, aquella amiga y compañera ocasional de trabajo es una persona complicada, tuve un problema laboral con ella y eso me animó también a no tener este libro. En todo caso, para mí sigue siendo mi amiga aún con todo.
Así dimos el cante. La memoria sonora de Alcalá (1965-1978) (Olga García y Pedro Atienza, 2002): Este es un libro que yo quise tener desde que lo publicaron en 2002, pero no lo pude comprar en su día. Se agotó muy rápido en las librerías alcalaínas y aparentemente no se reeditó. Yo supe de él por una serie de artículos semanales en la prensa diaria de Diario de Alcalá, que compraba mi padre y mi madre en papel, hay que tener en cuenta que en 2002 mi padre estaba vivo, le quedaba un año de vida, y yo aún estaba en la carrera universitaria. Era la recuperación de la memoria de todos y cada uno de los grupos musicales que hubo en Alcalá de Henares, un aspecto que había caído en el olvido, pero que tuvo su importancia. Por la cercanía a la base aérea militar de Torrejón de Ardoz los alcalaínos vieron en sus calles norteamericanos, personas de raza negra y también avances y conductas que no había en España, al menos de manera generalizada, como las guitarras eléctricas y el rock, que se las podían permitir muy pocos. En 1965 los Beatles visitaron España y el rock, que ya había llegado a España años antes, se multiplicó en su nueva forma más rock y menos rock and roll. De Alcalá de Henares salieron músicos que luego tocaron en la banda de Miguel Ríos o que tocaron con grupos muy afamados del rock español del momento, como Pekenikes, y otros que si bien fueron locales dejaron muy buen gusto y recuerdo. Además sirve para entender los gustos cuando menos de los alcalaínos, porque mientras en España se afinó el gusto por los cantautores según llegó el tardofranquismo (1970-1975), en los repertorios habituales de los grupos de Alcalá encontramos muy recurrentemente Credence Clearwater Revival o Stills, Nash & Young o Jimi Hendrix, evidencia clara de la influencia estadounidense en el panorama nada usual en el momento español de Alcalá. La evolución musical de Alcalá ha continuado hasta la actualidad y es más que evidente la buena salud de nuestros músicos, que siempre han ido a más. Por otro lado, años más tarde supe que Pedro Atienza era un reconocido poeta y flamencólogo español a nivel estatal, yo mismo lo pude ver en su último recital en Alcalá... antes de su muerte casi en la Navidad de aquel año. Encontré el libro en una librería ya desaparecida al lado de lo que es el bar La Oveja Negra. Íbamos muchos estudiantes allí. Yo creo que yo ya estaba en el tercer ciclo de Historia (lo de la tesina y los cursos presenciales, ya inexistente), mi padre ya estaba muerto y yo más bien estaba con el desempleo y búsqueda de trabajo. sería 2005, pero lo leí en 2016, aunque yo ya había leído en 2002 aquellos artículos citados. No sé si era un sobrante de alguna caja que no vendieron en su día, o si era segunda mano, o qué, pero lo compré mientras hablaba con Emilio Sola. Lo leí con gusto y pensé y pienso que merecería la pena continuarlo, pero es una tarea muy compleja localizar, entrevistar y lograr material de todos los músicos que han sido y son en Alcalá. Pero es también Historia... y yo quería hacer una tesis (que no pudo ser) de los cambios sociales impulsados a través de la música, el influjo del rock en las revoluciones sociales pacíficas de la segunda mitad del siglo XX... pero las circunstancias, los catedráticos... las circunstancias personales de necesidad de trabajos para ayudar en casa... Cuando trabajaba daba literalmente la mitad de lo que ganaba y aparte era frecuente que a menudo o casi siempre tuviera que comprar aparte mi propia comida, mientras a la vez yo ya había dado la mitad del dinero para, entre otras cosas, comprar comida. No, no se daba a basto. Al menos salía, me veía privado de casi todo, hasta lo más simple como ir a Madrid siendo de Alcalá, pero me permitía salir a ver a las amistades o ir a recitar... y la gente creía que estaba en fiesta permanente porque sólo hacían caso a lo que veían, no a lo que no veían. Ir a la residencia a ver a mi abuelo ya era un agujero de dinero en mi bolsillo. No era posible el ahorro, de ahí el crack de 2016 ya narrado, al margen de que a mí nunca me dieron dinero a modo de ayuda, mi madre me lo prestaba cuando estaba más excesivamente apretado y yo lo iba pagando, así que, aparte de dar la mitad, iba pagando deuda cuando tenía ingresos y compraba mi comida. En fin, al menos, dentro de lo malo del porqué ya narrado, saldé mi deuda al completo ese 2016 y eso me lo quité y tuve algo de desahogo económico en los últimos meses al menos. Aún me quedaba algo y lo usé en ofrecer a un amigo financiarle una segunda parte de un cómic que publicó, cosa que no ocurrió porque no terminó de crear esa segunda parte. Aparte, con un trabajo mínimo en la primera mitad de año, pude sacar adelante un número único de revista, El vaso lleno del vacío de la botella, y una antología, la citada Veinte poemas asoman... en un invierno..., pagada a medias con Sofia Winter.
Lo mejor de la ciencia ficción del siglo XIX (II) (varios autores seleccionados por Isaac Asimov, 1983): Compré este libro de segunda mano en Domiduca. Desde la lectura de Nilo María Fabra el año pasado sentía atracción por este tipo de literatura futurista del siglo XIX que yo no puedo menos que imaginar desde el siglo XXI con imágenes retrofuturistas en un giro de toque personal en mi mente. Ya antes me interesaba este género, desde chaval con Julio Verne, H.G.Wells y otros, pero lo de Nilo María Fabra me atrajo un poco más. Me faltaba el primer volumen en ese momento, pero al ser relatos independientes me valía. Fue un disfrute que me animó a escribir un par de cosas más que fueron útiles para
El frío que nos acoge mientras los robots caminan entre los humanos y otros relatos en 2019 e incluso para otro de ciencia ficción ahora mismo acabado, pero inédito en papel en mi casa.
En la maduración del caos (Samuel Santos, 2016, revisado y ampliado en 2018): Uno de los más jóvenes poetas en ese momento en Alcalá de Henares. Aunque estamos muy distanciados generacionalmente nos conocimos en un recital de él y unos amigos suyos en El Laboratorio. Nos hicimos amigos enseguida. Conectamos muy bien. Hable de este libro de 2017, que revisó y amplió en 2018, en
Las notas de los cíclopes libreros. Le compré las dos ediciones directamente a él. Además me ofreció escribirle una introducción, lo cual hice, aunque luego él recortó un poco por una cuestión del coste del libro a la hora de ir a imprenta. Yo los guardo con la introducción completa impresa en papel y metida en el volumen de la primera edición. Es un poemario altamente marcado por su generación y su época, que no es tanto haber vivido de pleno la Gran Recesión de 2008, ni siquiera haber protagonizado el 15M de 2011, por edad, pues eran casi niños ese año, pero sí de haber vivido lo posterior a ese 2011, sus reivindicaciones, la adopción de un nuevo lenguaje para cambiar el mundo, la falta de oportunidades y de trabajo, el derecho a la igualdad de sexos, la nueva sexualidad, la salud mental, etcétera. Samuel tiene un poemario más social, pero tiene muchos detalles intimistas que hacen que lo biográfico tenga una contundencia en los temas de valor universal, especialmente testigo del comienzo del siglo XXI. Una poesía nada usual a la que los grandes editores suelen ignorar, al menos que tengas muchos seguidores en Internet. Pero es buena poesía, la edite quien la edite, la lea quien la lea. Merece la pena. Además, con Samuel y otros de su generación pude aprender también de por dónde se movía la poesía más reciente y actual. Cuando alguien lo haga en el futuro le será ineludible la carga fortísima de autobiografía como ariete para hacer poesía social de los problemas que los jóvenes encuentran en el mundo de adultos al que llegan... problemas que no se resolvieron ni con todos los esfuerzos de los que acabábamos de precederles en el 15M y antes. Pero a la vez hay una carga de señalar las soluciones desde lo individual y el lenguaje renovado también de gran importancia.
Viñetas en caos (Jesús L. Pérez-Valiente, "Chechu", 2016): Fue un libro recopilatorio de cómics de Chechu, viejo amigo desde el bachillerato, pero también uno de los ilustradores de
La Botella Vacía, la revista que tuvimos, creamos y dirigimos un grupo de amigos. Hablé de él en
Las notas de los cíclopes libreros. Me refería a este cómic y a Chechu cuando, ya desahogado de problemas de dinero, le ofrecí financiarle la segunda parte, ofrecimiento que duró varios años, cuando pude, pero que no se dio porque nunca terminaba de hacerse esa segunda parte. Se lo compré durante su presentación en Alcalá Cómic. Fue un día lleno de gente, todo un triunfo para Chechu. El barroquismo y el surrealismo en él combinan con el humor negro. Fue uno de los mejores cómic que leí ese año. Pudo ser elegido como el que destacaría, pero, con perdón de Chechu, ese año leí, como dije, el peso pesado que era
La espada salvaje de Conan. Para mí Chechu me parece uno de los creadores de cómic relevantes, pero ignorado. Sé que su barroquismo no es fácil, no es algo que le haga deseable comercialmente para una gran firma, pero es muy underground, muy contracultural. Le hace auténtico y fiel a sí mismo, cosa que algunos de los reconocidos ya no podrían afirmar aunque vivan en la más lujosa de las casas. Además, leer a Chechu hace que también te des cuenta que le estás leyendo a un modo de ser, de entender la vida y el cómic, tiene una idea, una visión establecida. No copia, no imita, es él. Eso le hace grande.
Miguel de Cerbantes, natural de Alcalá de Henares (Vicente Sánchez Moltó, 2016): Era un librito pequeño que financió el ayuntamiento de Alcalá de Henares para regalarlo si comprabas un libro creo que en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de octubre, que hacen coincidir con el Mercado Cervantino. Yo le compré algo a Domiduca y me lo dieron. Conozco al cronista oficial, Sánchez Moltó, el autor, así que lo leí por ver qué se contaba y actualizarme un poco en la biografía de Cervantes. Era una biografía muy básica, quizá para darle a conocer a estudiantes y turistas. Había alguna cosa no actualizada en su conocimiento, alguna otra discutible, pero en general, como biografía básica, aceptable y útil si partes de cero sobre la vida de Cervantes. Además, un libro tan breve y fácilmente transportable fue algo que me vino bien en mis continuos ires y venires, estares y no estares, en ambulatorios médicos, urgencias, unidades de cuidados intensivos y habitaciones de hospital con mi madre o con mi tío. Como el día que le operaron de la próstata a él, en el que estuve con él literalmente todo el día y toda la noche y aún toda la semana siguiente. Los libros breves, o de relatos o de poemas, venían bien, porque atendiendo ya a ella o a él en los hospitales, especialmente en las unidades de cuidados intensivos, debías estar atento a sus necesidades, a médicos y enfermeras y también darles algo de conversación y atención más allá de la física, porque somos personas y porque lo necesitaban. Así que estos libritos eran muy oportunos, porque la atención que te requerían era más instantánea que largos libros de novela o Historia o Filosofía o lo que fuera, como ocurrió durante la convalecencia de mi padre en 2003, cuando a la vez debía sacar adelante la carrera universitaria.
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