viernes, septiembre 01, 2023

NOTICIA 2255ª DESDE EL BAR: LO INCÓMODO

 No me muevo un ápice en lo que escribí del caso Rubiales en la Noticia 2253ª, condeno su actuación equivocada en múltiples cosas desde aquella final de fútbol hasta su comparecencia días más tarde, y a la vez me mantengo en lo que aludía en la primera parte de ese escrito, algunos argumentos que se han usado y se usan en esta espiral de condenas a lo de Rubiales no los apoyo, porque atentan contra libertades tan básicas como la libertad de expresión y la libertad de pensamiento. No podemos avalar el discurso único ni el único punto de vista como válido, pues eso ni es libertad ni es democracia. Es más, que haya diferentes discursos y puntos de vista ni siquiera tiene porqué ser algo antagónico a la condena, sólo que puede tener otra visión. No podemos avalar la igualdad de género comiéndonos todas las demás libertades, porque entonces llegará el día que hasta la libertad que persigue la igualdad será atentada y devorada. 

Hoy el entrenador de la selección nacional de fútbol, Luis de la Fuente, ha dado sus propias explicaciones en lo que de sus aplausos atañe. Básicamente ha venido a decir que aplaudió llevado por el ambiente de la masa, como una especie de psicología de masa, como una especie de enajenación mental pasajera, y ha pedido perdón sin quitarle toda la culpa a su acto. Puede convencernos su argumento o no, puede parecernos falso o no, puede hacernos conjeturar o no, lo que sea, pero él ha cumplido con lo que se le ha pedido, hablar, tarde en el tiempo, pero hablar. Podemos desear otro tipo de medidas para él, claro que sí, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha declarado que desea su cese, por ejemplo.

La igualdad no llegará por la imposición. Una famosa feminista anarquista, Emma Goldman, lo dijo hace ya un siglo: "Si no se puede bailar, no es mi revolución"

No me muevo un ápice en nada de lo que dije en aquel artículo de la semana pasada.

Hoy añado que he de recordar que en más de una ocasión he hablado y he escrito que la democracia también se basa en los derechos de quienes más nos abominan. Muchas veces he hablado del libro De los delitos y las penas, de Beccaria, por ejemplo en la Noticia 2117ª, un libro del siglo XVIII que fue parte del nacimiento de las libertades y democracias tal como las entendemos hoy día. En él se hablaba, entre otras cosas, del derecho a la proporcionalidad del castigo a quien atenta contra la ley o contra la norma. No sería de recibo, por ejemplo, cortarle las manos a un conductor de coche por saltarse un semáforo. Ni sería justo una multa de un euro a quien asesine a alguien. La proporcionalidad de lo justo es lo que hace fuertes las democracias. En este sentido, cuando Rubiales besó a Jennifer Hermoso sin consentimiento y, en palabras posteriores de ella, con su desagrado (cosa que sigue siendo así a fecha de hoy, pues en eso se ha mantenido aunque aún no haya denunciado de forma legal), es un acto que nos puede repudiar y que nos produce rechazo, habrá quien le quite carga y tenga otro punto de vista. No obstante no supimos del desagrado de la futbolista hasta después de la celebración, un día más tarde, y habrá quien varios días más tarde. Así es. Ese acto rechazable implicaba una proporcionalidad en la reparación. Reconocer el error y pedir disculpas quizá hubiera sido suficiente, a pesar de que desde el segundo cero hubo ya gente que pedía su dimisión. Que el comportamiento de una persona nos produzca rechazo, ¿debe incurrir en su cese laboral? Si esto es así, cuidado, porque no todo el mundo gusta en su trabajo. Proporcionalidad... y derechos, incluso para quien nos disgusta, por supuesto quien obra bien o quien recibe un acto reprobable es también principal sujeto de derecho y de reparación. Eso que quede muy claro, porque la justicia es imposible si la víctima no recibe reparación y reconocimiento de agredida y/o perjudicada, reparación y reconocimiento dentro de lo justo y de lo proporcional también para ella. 

El asunto del beso y los tocamientos de genitales mientras representaba a España junto a la reina y a la infanta pudo quedar en reconocimiento del error y petición de perdón, en un caso extremo se pudo pedir alguna sanción, tipo multa o retención salarial, alguna cosa, incluso un cese temporal de su actividad. Sin embargo, Rubiales se regodeó en ello y en la famosa rueda de prensa cargó contra Hermoso, contra el feminismo, contra la izquierda política que avala el feminismo, y, en fin, como sabemos, dio un espectáculo lamentable tras el cual escribí mi artículo, en el cual, insisto, me mantengo. En ese momento el asunto Rubiales empezó a trascender al mundo internacional más allá de un lamentable suceso sexual en el mundo deportivo. No sólo la sociedad española había recibido un guantazo de Rubiales, la imagen de toda España quedaba en entredicho y en muchos medios de comunicación extranjeros se ha escrito en términos que parecen cuestionar la modernidad de España y parecen asegurar que todos los varones españoles somos como Rubiales... cosa de la que no hemos sido defendidos por nadie. No, no somos Rubiales. 

En ese momento, y con las futbolistas en huelga, directivos del fútbol dimitiendo, y con toda España puesta en cuestionamiento en su imagen internacional, lo que también puede afectar a cuestiones de alto valor económico como puede ser el próximo mundial u otros acontecimientos deportivos a celebrar en España, la proporcionalidad del castigo a Rubiales y a quienes aplaudieron en aquella rueda de prensa no puede ser una mera aceptación de disculpas o una sanción económica o deportiva, evidentemente, incluso habiendo perdido la confianza del gobierno a quien representa, y habiendo insultado a todas las españolas y españoles con sus actos, debe dimitir, porque ya no representa a nadie ni a nada. Pero vistos en la tesitura de que se niega a dimitir, él y otros, se debiera poder cesarles de algún modo. No pueden representar ya a España. Pueden dedicarse a otra cosa, no debemos negarles el derecho al trabajo, porque por algunas declaraciones que se oyen en televisión y radio parece que hay quien quisiera anularles al completo... Hay que tener proporcionalidad, o habremos perdido la razón también nosotros. 

La proporcionalidad ahora no sólo se ubica en el abuso sexual y de poder en el mundo laboral, se ubica también en un campo de política internacional donde España ha sido abusada con el abuso a Jennifer Hermoso y el crecimiento posterior de Rubiales en sus declaraciones y en los aplausos recibidos.

La conclusión de que debe dimitir debería llegar por él, por ellos mismos. Tal vez haya algo que no sepamos todo el mundo, quizá algo falta por saber, como asegura la madre de Rubiales cuando le pide a Hermoso que diga la verdad. La madre de Rubiales tiene derecho a creer que no se ha dicho la verdad, eso no es que culpemos a Hermoso, es reconocer un derecho a la madre de Rubiales, nos simpatice o no lo que ella crea. Pero haya o no haya una verdad alternativa a la verdad que todos conocemos, la del abuso sexual y de poder, hay una verdad innegable: el comportamiento de Rubiales en aquella rueda de prensa que venía a corroborar las cosas casi como si un delincuente dijera al juez: "sí, fui yo". Pero no podemos condenar sin juicio, y los juicios, para ser justos, deben atender a todas las partes sin tener una condena de antemano, pues sino sería prevaricación y podríamos estar condenando a alguien sin proporcionalidad... o incluso, en otros casos, como el crimen de Cuenca, a inocentes. No he dicho que Rubiales me parezca inocente. Particularmente no me lo parece en su actitud.

Ahora bien, ¿y de la proporcionalidad por llevar el fútbol a Arabia Saudí y el dinero aquel, los que murieron en trabajos a mismo nivel que los esclavos en aquellos estadios de fútbol, los futbolistas que no dijeron nada ante lo que pasaba con mujeres y homosexuales? Sería justo reclamar sobre ello a quien corresponda, por ejemplo a medios de comunicación que se lucraron en ese momento, que son los medios de comunicación que funcionan habitualmente para las noticias de todo este tiempo actual, año tras año, también ahora mismo. 

Pero no quiero enredarme en todo esto mucho más. Condeno con rotundidad todo lo ocurrido y sí, Rubiales y los aplaudidores debería cesar e irse llegados a este punto donde nos encontramos. De todo lo demás, os dejo pensar.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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