martes, agosto 30, 2022

NOTICIA 2160ª DESDE EL BAR: FIN DE FIESTAS

 Las fiestas de Alcalá terminaron el pasado domingo 28 de agosto, con sus diez días tradicionales de duración, pero se siguen hablando de ellas incluso hoy día 30, y sospecho que en septiembre también. No es ningún secreto, el fin de fiestas ha salido en todos los medios de comunicación nacionales señalado como en la noche del sábado 27, no siendo eso real, pero como titular les viene tremendamente trágico y lleno de éxtasis dentro de un incidente por todos conocidos: los disturbios por parte de un grupo de jóvenes supuestamente de bandas juveniles de fines criminales que supuestamente vinieron de fuera de la ciudad para, precisamente, armar un disturbio o traer actos de pelea o crimen. A las 3:00 am en el recinto ferial, justo en el recinto de peñas, dentro de la peña Puerta de Alcalá, sin que esta tuviera que ver, comenzó una pelea de grandes dimensiones que llevó a la policía a desalojar a la gente del recinto y que terminó en un disturbio callejero en el barrio de El Val donde se hicieron barricadas, se quemó un contenedor se hirió a cuatro policías, hubo un herido y posteriormente hubo veinte identificaciones y un detenido que, por otra parte, ha conllevado a una utilización política de los hechos y una retahíla de comentarios de ciudadanos de carácter desinformado, en ocasiones racistas y en bastantes foros animando a la extrema derecha a actuar (mediante una victoria electoral futura que ponga fin a esto, según ellos, con una serie de leyes que podrían ser consideradas xenófobas). Y si bien Vox ha dado ya su visión de los sucesos, el Partido Popular (PP) de la Comunidad de Madrid habla de deficiencias en la seguridad de la ciudad, gobernada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE),m cuando en realidad estas eran las ferias que más agentes de policía han tenido presentes, según la Cadena SER, algo más de ciento setenta, algunos de fuera de la ciudad. La cosa promete seguir dando vueltas, tanto por las investigaciones y futuras detenciones, que es previsible que las haya, como porque el curso político comienza el jueves 1 de septiembre y el PP ya había elegido hace pocos días a Alcalá de Henares para iniciar su curso electoral 2022-2023 a nivel nacional, con presencia de Feijoo y Ayuso. Evidentemente es de esperar que harán referencia de esto como ariete contra el PSOE y contentar a sus seguidores más conservadores, aún a riesgo de que lo que puedan decir en realidad alimente a Vox. Eso son futuribles, ya se verá qué dirán en realidad.

Estos sucesos conocidos conllevaron también una serie de personas que en redes sociales hicieron correr falsas percepciones o tal vez directamente bulos sobre si hubo tiroteos y machetazos. Todo ello desmentido, a pesar de que El Diario escribe hoy que se está a la busca del machete fantasma. Como sea, esta historia de violencia deja tapada otro echo trágico a mitad de fiestas, el del atropello en la Vía Complutense de una chica que quedó estampada contra un semáforo, hoy día en coma, por parte de un grupo de amigos jóvenes que iban conduciendo borrachos a toda velocidad sin control. El conductor y alguien acompañante se dieron a la fuga, aunque llegaron a bajar dos chicas que viajaban con ellos y que cuando se les explicaba lo sucedido reían porque creían que era una broma o vete a saber. Este hecho también ha quedado difuminado por otro atropello similar en Cataluña.

No son novedad los sucesos violentos en las ferias de Alcalá de Henares, y lo dice alguien que va a todas las habidas desde niño, desde la década de 1980. Ahora bien, cuando las víctimas éramos en los años noventa los chavales que teníamos pelo largo y según salíamos de la peña Los Jardineros alguien con cazadora bomber nos arreaba un guantazo en la cara sin mediar palabra, nadie decía nada. No voy a repasar estos sucesos a lo largo de los años porque, aunque también es algo nunca abordado desde las autoridades locales con sinceridad y voluntad de apremiarlo ni de confesar que venía ocurriendo de lejos, no es realmente lo más representativo de estas fiestas, a pesar de que es una realidad durante décadas invisibilizado y este año muy evidentemente por sus dimensiones dado a la luz. Lo cierto es que lo que más hay en estas fiestas es buen ambiente, buenas amistades que se reencuentran y diversión, eso, insisto: es lo que más hay. Y no, señores mayores que escriben estos días en las redes sociales, ni los que vamos a las peñas rockeras como Los Presidiarios, Sepultureros, Jardineros o hasta El Juglar, somos los responsables de esos actos de violencia, ni tampoco la gran e inmensa mayoría de los jóvenes que hacen botellón cerca de las ferias, los culpables no hay que buscarlos en montañas lejanas, como dijo cierto presidente de gobierno que tengo la intuición que a más de un comentarista desinformado de red social le gustó con entusiasmo su presidencia. También es cierto que en esta ocasión la culpa ha recaído en bandas juveniles latinoamericanas, no sé si precipitadamente, con los peligros de la xenofobia que pudiera contraer precipitarse en señalar con el dedo antes de que acaben todas las investigaciones y salgan a la luz todos los responsables. Y puede que al final resulte que es cierto que es cosa de bandas, pero fue un disturbio y antes de precipitarse a mí me hubiera gustado que acabaran las investigaciones antes de haber hecho anuncio alguno, no vaya a ser que luego los periodistas digan que entre los implicados va haber sorpresa por no coincidir con exactitud con lo que en un primer momento se informó en menos de veinticuatro horas de los actos violentos.

Yo no estaba este año cerrando las fiestas en el recinto ferial, que suele ser común cada año, por otra parte, sino en la Peña de El Pito y en la de Los Jardineros con unos amigos, peñas que estaban fuera del recinto ferial. Estaba todo el mundo de fiesta, riendo y bailando o hablando, bebiendo sin problemas o haciendo cada cual lo suyo y, por otro lado, aparentemente sin que nadie de las peñas siquiera recibiera mensajes o llamadas de otros peñistas o amistades diciendo lo que estaba pasando en El Val... ni incluso una hora después de acabada la turba. De hecho yo me enteré a la mañana siguiente cuando muy temprano me despertó la llamada de una amiga preguntándome por cómo estaba y yo, recién levantado, contestando (extrañado) pues que con resaca... luego me informó de lo sucedido.

Y es que estas fiestas, a pesar de esta nota tan trágica y penosa, tal como escribió la concejala de Cultura María Aranguren, fueron mayoritariamente de diversión y tranquilas. Yo lo corroboro. Salí todos los días, unos más activo y otros más tranquilo, cumpliendo con ese salir en ferias desde niño en la década de 1980, y este año porque esta semana era mi semana de vacaciones. Fueron unas fiestas tan tranquilas que eran incluso aburridas y pachonas, con picos de diversión no vistos en varios años, eso es verdad, pero pachonas, más aún en mi caso porque mis amistades más antiguas o trabajaban o estaban de viaje o no podían salir a las fiestas. Así que el resumen es: ferias en general muy suaves y tranquilas, sin excesivas cosas que realmente llamasen la atención, con una feria de día más bien vacía, de precios excesivos, que sin embargo cuenta con momentos extremos tanto de diversión como de tragedia. Los de tragedia ya los conocemos, pero es que los de diversión como hace años no se veía fueron más: un pregón que no se daba desde 2019, por la pandemia, y que este año mojó de gaseosa a todo el mundo e hizo bailar al más pintado; unas charangas especialmente acertadas en su saber transmitir estados de diversión este año (yo bailé con mucho gusto la de Los Abejorros y la de El Pito y fui al vermú de Puerta de Alcalá); un concierto gratuito de Toreros en Chanclas multitudinario y lleno de buen humor que no se veía desde que a finales de la década de 1990 o principios de los 2000 vinieron Los Celtas Cortos y que llenó igualmente la Plaza de Cervantes; un festival de grupos musicales, Gigante, que si bien no me entusiasmaba a mí, entusiasmó a miles de personas que asistieron batiendo récord; y unos fuegos artificiales que SÍ cerraron las ferias el domingo 28 que, aún siendo mejores y más espectaculares los del año pasado, 2021, este año había una enorme cantidad de personas, quizá consecuencia de una ciudadanía que quería así refrendar que las fiestas de Alcalá son alegría y no violencia y que terminaban con algo bonito y no con disturbios. Puede que también se haya batido récord de asistencia a los fuegos artificiales. 

Yo empecé las fiestas con la despedida de soltero de un viejo amigo y la acabé con el cumpleaños de otro, y ese círculo de diez días lo que hubo fue: BUEN AMBIENTE y no violencia.

Saludos y que la cerveza os acompañe.


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