sábado, febrero 26, 2022

NOTICIA 2119ª DESDE EL BAR: PIDO LA PAZ Y LA PALABRA

Ayer por la noche veía uno de los enésimos informativos que se dedican estos días a la invasión de la Federación Rusa a Ucrania. Entre los participantes he de decir que los comentarios más acertados y los análisis que me parecen más correctos fueron los de un antiguo Jefe del Estado Mayor de Defensa (JEMAD) y de Margallo, ex Ministro de Asuntos Exteriores español en la época del PP con Rajoy, todo lo demás era más visceral, paja mental y deseos desaforados. Tal vez ahora mismo España, de manera excepcional, debería nombrar a Margallo de nuevo Ministro de Exteriores, como alguien que aporte soluciones dentro de Europa, y no que simplemente siga lo que otros digan en Europa, que parece que es la postura actual del ministro que tenemos ahora mismo. Estoy en las totales antípodas ideológicas de Margallo, es algo bien sabido, ni por asomo soy del PP, ni por asomo conservador o de derechas, pero su visión de las cosas en estos momentos creo que se aproxima mucho a una visión pragmática que yo ya comentaba en mis círculos privados. Sería excepcional e histórico contar con un ministro de la oposición en el gobierno, pero no sería imposible. Pensemos además que en las Repúblicas ese hecho a veces ocurre cuando conviene. Ahora, creo, convendría. 

La visión de Margallo parte de una idea básica que vengo defendiendo en todas las situaciones desde siempre: hay que entender a todas las partes para poder afrontar las soluciones. Nos guste o no nos guste, compartamos o no compartamos con la otra parte. Dentro de eso hay que entender que buena parte de la Historia de Rusia se ha visto salpicada de invasiones desde Europa hacia ellos. Desde tiempos remotos donde los el Imperio Turco podía ser un peligro y asumieron ser herederos del Imperio Bizantino, hasta la Historia más actual. Napoleón, los franceses, con ayudas de Centroeuropa, decidió invadirles para no tener un enemigo poderoso en su Este, un enemigo con relaciones familiares entre los monarcas de Europa. El tiempo pasó y cuando Bismarck decidió unificar los Estados alemanes en la segunda mitad del siglo XIX y los austrohúngaros comprendieron que debían reforzar su unidad frente a la unificación alemana y la italiana, los rusos se sintieron amenazados, porque apuntaba como territorios suyos territorios que estaban dentro del Imperio Ruso. Hasta Japón les declaró la guerra en 1905 por un territorio. De esa manera llegó la Primera Guerra Mundial y los rusos se sintieron responsables de la defensa de los eslavos de Bosnia y como fichas de dominó comenzó la Primera Guerra Mundial en 1914 con invasión no muy afortunada de los austrohúngaros a Rusia, rodillo ruso incluido y revolución rusa en 1917. La reconstrucción de Europa implicó una reconstrucción de Polonia con territorios que cogía lugares de Alemania, de Rusia y de la antigua Austria-Hungría, pero es que la cosa es que tras el triunfo de la revolución rusa y al acabar la Primera Guerra Mundial en 1918, había una guerra civil entre los bolcheviques y los zaristas donde Europa occidental intervino en favor de los zaristas, aunque no con tropas. La política que se desarrolló posteriormente, aunque al final terminó en una alianza entre rusos y Occidente contra el fascismo, fue una política contra el comunismo focalizado en Rusia. Eso no quita todos los desmanes que como dictadura internacionalista hacían. Con la Segunda Guerra Mundial, y teniendo un pacto de no agresión con Alemania, Alemania les invadió en 1941. Lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial es muy conocido. Tras la guerra fue Churchill, primer ministro británico, quien señaló con el dedo a los rusos como enemigos y no olvidemos que fue occidente el primero en crear roces con los soviéticos, otra cosa es el relato posterior que se hizo. Eso no quiere decir que en la URSS fueran santos. La creación de la OTAN fue una alianza pensada contra el avance del comunismo internacional liderado por la URSS, el Pacto de Varsovia nació después como equivalente para defenderse de la OTAN. Tras 1991, con la caída de la URSS y el fin de la Guerra Fría, los rusos vieron suceder varias cosas que les dijeron que no sucederían, Alemania se unificó de nuevo, eso entraba dentro de lo aceptable para Rusia, pero con los años vio como la OTAN intervenía con bombardeos en la guerra de Bosnia-Herzegovina, como la Unión Europea se expandía por los países del antiguo Pacto de Varsovia y como George W. Bush pretendía poner un escudo antimisiles y tropas en Polonia, cosa que se paralizó por el 11 de septiembre de 2001, pero que no evitó el avance de la OTAN por países de Europa oriental, o que Donald Trump, ya en su gobierno de 2016-2020 dio vía libre para instalar aquel escudo antimisiles e incluso empezar a hablar de ampliar la OTAN ya no solo a los países del antiguo Pacto de Varsovia, sino a las Repúblicas que en el pasado fueron de la URSS y más allá, del Imperio Ruso. Aunque son Repúblicas independientes están muy enraizadas con la existencia y el pasado de Rusia y por lo habitual eran la garantía a los rusos de que los occidentales no volverían a invadirles, o al menos no de manera fácil. Biden, actual presidente de USA, es heredero de esa política de ampliación de la OTAN... mientras a la vez a la Unión Europea no se nos ha caído los anillos valorando la posibilidad de integrar a países de la antigua Yugoslavia como aquellos otros más cercanos a Rusia.

Los rusos tampoco se quedaron cortos, evidentemente, pero eso lo conocemos más desde este lado de Europa. Tras la Primera Guerra Mundial, y pese a su guerra civil inicial, la URSS no se quedó corta en querer hacerse con un trozo de Polonia. Si Hitler invadía el occidente polaco en 1939, Stalin lo hacía por oriente. Eso por no hablar de que en los años 1930 se había llegado a la conclusión de que la expansión de la revolución en Europa podía garantizar no tener potenciales enemigos en Europa, política de expansión a través de los partidos comunistas de cada nación que se paralizó cuando se entendió en plena guerra civil española que ante un posible ataque de los nazis alemanes necesitaría la alianza con las democracias occidentales, y para eso necesitaba garantizar que tuvieran la tranquilidad de que no se expandiría la revolución a esas democracias, en ese sentido, en 1938 la URSS retiró a las brigadas internacionales de España y la ayuda militar. Según avanzó la Segunda Guerra Mundial, según fueron liberando Europa oriental en su avance entre 1944 y 1945, fueron estableciendo gobiernos locales donde se celebraban elecciones, elecciones que siguieron en 1946, y dado lo sufrido con los nazis y que los libertadores eran los comunistas, socialmente los mejor posicionados para elegir la nueva forma de gobierno eran los comunistas locales, salvo en Polonia, que aunque se estableció un gobierno comunista, este no tenía los índices de apoyo tan altos como pudo haberlos en Hungría, Bulgaria, Rumanía, Checoslovaquia, etcétera. Se resistió Yugoslavia, cuyo comunismo estaba desvinculado de la URSS, Italia y Francia dudaron si acercarse al comunismo ruso, pero se distanciaron porque su liberación fue por parte occidental. El mayor problema surgió en Grecia, donde se inició de inmediato una guerra civil donde los partidarios de los gobiernos no comunistas recibieron apoyo militar de Estados Unidos y otros países occidentales, y donde la URSS intervino indirectamente. Entre medias se produjo asuntos como el puente aéreo de Berlín o la división de Alemania. Al final Occidente creó la OTAN, en Europa se creó una serie de alianzas que en el futuro sería la Unión Europea, Grecia y Turquía acabaron dentro de la OTAN, surgieron más problemas como el rearme nuclear, la guerra en Corea, el muro de Berlín, las diversas guerras en Israel, la crisis de los mísiles de Cuba como respuesta a que USA los estaba instalando en Turquía y en España, la carrera espacial, Vietnam, el terrorismo internacional, Afganistán, la guerra Irak-Irán, el asalto a Libia, el avión que sobrevoló espacio aéreo sin permiso y activó todos los protocolos de posible lanzamiento de cohetes, la caída del muro de Berlín en 1989, la Primera Guerra de Irak por Kuwait en 1990-1991, y ahí ya el final de la URSS. Y tras la URSS los rusos dieron independencia a sus repúblicas asociadas, por fuerza de los acontecimientos, mientras occidente garantizaba no expandirse por ellas. Mientras tanto estallaba las diversas guerras de la división de Yugoslavia y aunque Rusia dijo que intervendría si la OTAN bombardeaba, llegó 1995 y la OTAN bombardeó y no se hizo nada, no ocurrió nada porque aparte de que Rusia estaba débil, se sabía que había aún una lógica de fuerzas de la Guerra Fría. Y poco más o menos pasó en 1999 cuando los bombardeos en Kosovo o cuando Albania tuvo problemas.

Así que hay desconfianzas por parte de ambas partes. Puede que los aliados occidentales hayamos empezado a hablar con quien se supone no podíamos hablar, pero hay que recordar que los rusos han envenenado oponentes allá donde los encontraron, por ejemplo dentro de Reino Unido, sobrevolado con aviones militares el espacio aéreo de la Unión Europea sin permiso, atacado Chechenia (donde por cierto está uno de los orígenes del actual terrorismo islámico internacional), Azerbaján, envenenado al presidente de Georgia, desde 2014 interviniendo militarmente en Ucrania, a la que ha invadido del todo hace unos pocos días... y no olvidemos que ayer incluso se permitieron el lujo de amenazar a la OTAN y a la propia Unión Europea si Suecia y Finlandia entran en la OTAN, a la vez que sin tapujos dijo que su pretensión es que la OTAN se retiré de algunos países donde ya está. ¿Cuáles? Los del antiguo Pacto de Varsovia, que a la vez son parte de la Unión Europea, hablamos de Eslovaquia, República Checa, Polonia, Austria, Rumanía, Bulgaria, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania, etcétera. Puede ser la típica narrativa de amenazas de la Guerra Fría para mantener un equilibrio mediante la tensión, pero dada la invasión a Ucrania, puede que realmente no sea eso, que esté amenazando a Europa como hizo Hitler antes de invadir Polonia cuando años antes invadió el Sarre, Checoslovaquia, intervención en España, etcétera. 

La visión de Margallo es reconfigurar el mapa de seguridad europeo sentándose todas las partes europeas para garantizar Estados neutrales entre uno y otro lugar, entre Occidente y Rusia, o en otras palabras: Estados tapón al modo de los llamados No Alineado de la Guerra Fría, como fueron Cuba tras la crisis de los mísiles, India, Finlandia y otros. Parece una idea sensata, pero con una guerra por invasión en Ucrania parece difícil esa solución, Rusia se podría sentir con tanta fuerza como Hitler cuando invadía Europa y Chamberlain, primer ministro británico fue a hablar con él de paz y Hitler le dijo que sí mientras a la vez planeaba ya la invasión de Polonia y el triunfo de Franco en España. La solución de los Estados neutrales, que es la que se planteó en los años 1990, parece una solución de paz posible... siempre que Putin quiera eso también. La cuestión es, ¿Putin quiere eso o quiere más? Cuando alguien quiere un conflicto, por mucho que tú lo trates de evitar, el conflicto existe. 

Además Rusia se siente en posición de poder hacerlo. La contención que tuvieron en los años 1990 no se debió solo a la debilidad por la disolución de la URSS, ni tampoco solo porque Yeltsin, con toda su alcoholemia, era un líder ruso que quería para Rusia una democracia a la occidental pero conservando algunos tintes propiamente rusos. Quizá el error en aquellos años fue no disolver la OTAN en ese momento como sí se disolvió el Pacto de Varsovia. Cuando Putin llegó al poder, se encontró con que la OTAN seguía existiendo y apuntando con el dedo a Rusia. Putin, ultranacionalista, tenía en mente la unidad de los antiguos miembros de la URSS aunque fuera creando alianzas al estilo UE y más allá. El problema es que no terminaba de cuajar y de ahí sus intervenciones de todo tipo en sus antiguas Repúblicas. Quizá, antes de que llegara Putin al poder, se podría haber hablado de integrar a Rusia en unas mismas condiciones ventajosas en Europa, como el resto de países, a fin de cuentas, Rusia es parte de Europa. Pero a estas alturas Putin habla de Eurasia, y no solo de Europa, sus ambiciones son amplias. 

La política de George W. Bush de un escudo antimisiles en el Este de Europa era una provocación y casi un atentado contra la paz en Europa. Sin embargo, los atentados de 2001 provocaron el siguiente paso que nos lleva a la situación actual. La OTAN, muy desnortada sobre su sentido de seguir existiendo, recobró sentido de ser ahora como organización para garantizar la seguridad y la paz frente a los gobiernos más problemáticos y al terrorismo. Si esa era la reorientación de la OTAN, ¿por qué no empezar a atraer a Rusia para que sea parte? Quizá porque la OTAN es un juguete de USA y no quiere compartir su posesión. También es verdad que sería complicado, pues la OTAN es visto por los rusos como algo ofensivo para ellos, sería difícil crear un cambio de percepción. No se hizo y en su lugar Trump volvió a lo del escudo antimisiles.

Sea como sea la OTAN actuó bélicamente contra Afganistán en 2001 para acabar con los talibanes y el terrorismo islámico, enemigos tanto de los occidentales como de Rusia y hasta de China. Aquello no fue estorbo para Rusia. Ahora bien, la guerra contraria a la legislación internacional que inició Estados Unidos, Reino Unido y España en 2003 en Irak, creó el precedente de las guerras unilaterales al margen de la ONU. Israel fue el primero en tomar nota de hacer lo propio en ese sentido, pero no fueron los únicos. Rusia también pensó que si USA lo podía hacer y la ONU no hacía nada, ellos lo podían hacer en varios territorios, y lo hicieron, y hasta Marruecos en Sahara. Cuando en 2014 surge en Ucrania la guerra civil independentista y de tintes ultraderechistas, ahí estaba Rusia en apoyo de los prorrusos y con idea de hacerse con Crimea como salida al Mar Negro y a través de él al Mediterráneo.

El siguiente paso nos lleva a la Primavera Árabe de 2011 y en consecuencia a la guerra civil que se abrió en Siria y que dio como combatientes a los monárquicos casi dictatoriales frente a los que querían democracia, frente a los kurdos (los más proclives a un Estado democrático con garantías, eternos aliados de occidente), los turcos y el surgimiento de lo que se llamó el Califato del ISIS. La guerra fue larga. Continúa, pero cuando el ISIS estaba siendo diezmada, fue Trump quien decidió irse, abandonar a su suerte a los kurdos, también a los que querían democracia, y fueron rusos y turcos quienes fueron en ayuda de los monárquicos. Aquello fue un primer síntoma para los rusos de que los estadounidenses tenían abierto un frente de desgaste bélico, de debilidad. Cosa que no ocurrió ni con Vietnam. En Vietnam la ida fue por derrota, también en Camboya, pero en Siria se iban porque sí. Cuando llegó Biden al gobierno en 2020 ocurrió exactamente lo mismo en 2021 en Afganistán, con la cosa de que allí los talibanes se hicieron de nuevo con el gobierno. China ya dijo en aquel momento a Taiwan lo peligroso que era confiar en Estados Unidos si se les tomaba por aliados, a modo de amenaza ante una posible intervención. Rusia debió pensar lo mismo.

Hay un problema planteado, en dos guerras muy importantes e internacionales se ha enviado la señal de que Occidente ya no está en condiciones de defenderse y que incluso sus intereses terminan defraudados. Y de 2021 a 2022: Ucrania, el asunto pospuesto desde 2014.

La amenaza está ahí. ¿Se quedará todo en conflicto localizado en Ucrania, como pasó en Corea, Vietnam, Israel-Palestina o Afganistán? ¿Tendrá la lógica de la Guerra Fría basada en demostraciones de fuerza? Si esto fuera así, hay dos guerras donde Occidente ha terminado demostrando no tener fuerza. ¿En qué se quedará la advertencia de Putin sobre su aspiración a que no haya nadie de la OTAN en todo el antiguo territorio del Pacto de Varsovia y los No Alineados? 

Tenemos un problema inusitado, pero sin duda es la configuración del siglo XXI, que cada vez más va cobrando su propia esencia de ser. En unos tiempos donde nuestro mayor esfuerzo conjunto de todos los países debería ser contra el cambio climático y la mejora medioambiental, volvemos a lógicas del siglo XX con un tamiz del siglo XXI. 

Yo soy partidario de la paz y de lo pragmático. Es difícil ser Chamberlain, ni Chamberlain pudo ser Chamberlain. A veces, como dijo un político español sobre la guerra civil, no fue posible la paz, pero como dijo un poeta español: pido la paz y la palabra.

 Saludos y que la cerveza os acompañe.

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