jueves, enero 12, 2017

NOTICIA 1673ª DESDE EL BAR: UN EXCOMULGADO EN LAS MONEDAS DE EURO

Desde que las monedas aparecieron en algún momento remoto de la Edad Antigua, hace miles de años, una de sus funciones es enviar un mensaje propagandístico del poder y de los ideales de aquellos que las acuñan. El estudio de la numismática nos da numerosos datos de todo tipo a los historiadores. En el caso español, por ejemplo, tenemos el curioso aporte de que algunos nombres de reyes visigodos sólo nos han llegado a través de monedas acuñadas que conservan el testimonio de su existencia, breve en muchos casos y excesivamente regional y en revuelta armada, hemos de pensar en también otros tantos casos. La moneda de Al-Andalus nos periodiza muy bien algunos tramos históricos gracias a la acuñación del número de su año de acuñación. Alejandro Magno dejó constancia de hasta donde llegaban sus dominios, insólitos en aquella época. Los elefantes de los ejércitos cartagineses marcaban en metales preciosos de donde emanaba su autoridad. Los dioses griegos y los animales con relaciones sagradas expresaban por el Mediterráneo que dioses poderosos autorizaban a los griegos a expandirse por el mundo. Los emperadores romanos marcaban con su cara lo que era suyo: las riquezas y todo lo que se pudiera comprar, incluídas las personas, eran suyas, del emperador. Y así podríamos serguir. Pasan los milenios y los siglos y las monedas cumplen esa función, aparte de la económica, envían mensajes tanto a los subordinados de la autoridad que las acuña, como a aquellos extranjeros y otras naciones que los reciben. A las imágenes sumémosle sus lemas. 

En la Comunidad Económica Europea (CEE) se empezó a usar desde 1979 una moneda de cuenta llamada por las siglas ECU. Esas siglas hacían referencia al inicio de la palabra griega que denomina la palabra "escudo", que a la vez fue, entre otras cosas, una moneda que inventó un rey medieval de Francia en el siglo XII ó XIII, no recuerdo, y que se vino usando en Europa como moneda efectiva, y en sus últimos momentos como moneda de cuenta, hasta el siglo XVII. Una moneda de cuenta es una moneda que no se acuña, simplemente fija un valor por el cual se rige el resto de monedas, de precios, de tasas... y en la cual se realizan pagos de cifras muy elevadas a través de documentos de pago o de cobro que justifiquen los traspasos de la cantidad que indique la cifra indicada en esa moneda de cuenta. En Europa se usó el maravedí como moneda de cuenta durante muchísimos más años que el escudo. Pero el maravedí estaba culturalmente más unido al mundo mediterráneo, y esto es tanto como decir al mundo ligado al mundo musulmán y también al mundo italiano e hispano. El escudo, transformado en términos en ECU, en lugar de transformado en otro término que haga referencia al maravedí, de mayor duración en su empleo, manda el mensaje de una construcción de Europa con una identidad cultural que desde luego no es necesariamente mediterránea, aunque también se usaran escudos en las zonas cristianas de las costas de este mar Mediterráneo.

En 1995 al ECU le cambiaron el nombre a euro con unos cuantos reajustes por hacer en su valor, en 1999 era el euro ya una moneda de cuenta en pleno uso. Muchos creen que sus monedas menores se llaman céntimos o centavos, según el país, pero lo cierto es que no. Sus monedas menores se llaman simplementes cents, porque se pensó que esa era la raíz filolológica más común y mayoritaria entre todos los países miembros de la Unión Europea para esas unidades de moneda, mientras que euro se eligió porque era igualmente una raíz que hacía referencia a la palabra Europa. Así andaba la cosa que el dólar, también llamado petrodólar cuando hacía la función de que el petróleo sólo se vendía en dólares norteamericanos, empezó a ser vendido en euros. El dólar quedó afectado, muy afectado. Varios de los mayores productores de petróleo del momento preferían cobrar en euros y no en dólares, porque era una moneda que en esos momentos valía más. Venezuela e Irak estaban en la cabeza de este proceso, pero no eran los únicos en hacerlo. En medio de esto ocurrieron los sucesos de septiembre de 2001 en New York, que llegó a la guerra en Afganistán uno o dos meses después, donde en principio no tenía interés económico, pero sí era dónde se ocultaban varios de los responsables de aquellos crímenes. Sin embargo, comenzó una campaña propagandística para iniciar una guerra en Irak como algo justificado, cuando en realidad no habían tenido nada que ver con lo de New York, sí con otros crímenes contra la Humanidad por los que ya estaban siendo sancionados. Fueron pocos los que advirtieron por entonces que Venezuela comenzaba a ser también puesta en la picota de los medios de comunicación norteamericanos, y posteriormente aislados económicamente, y que otros países productores de petróleo comenzaron a sufrir fuertes presiones diplomáticas y no diplomáticas a este respecto. La segunda guerra en Irak comenzó en 2003. A partir de ahí no se ha vuelto a oír mucho de que exista un conflicto entre cobrar el petróleo en dólares o en euros. Puede que sí se haya dicho, pero yo ya no he vuelto a escuchar mucho de ese tema. Tampoco soy economista. No conozco el asunto.

¿Qué ocurrió entre 1999 y 2003, o si se prefiere entre 2001 y 2003, respecto al euro? La introducción del euro en el mercado internacional como moneda de cuenta en 1999 tenía que ver con que en el 1 de enero de 2002 comenzaría a existir físicamente y circulando por toda Europa y el resto del mundo la moneda del euro. Así ocurrió. La parte más dura de la guerra de Irak y de la de Afganistán en los primeros años 2000 dejaron al mundo con una serie de crisis económicas recurrentes pero leves en comparación con lo ocurrido en 2001. Todo apuntaba a una mejora, en general, pasada la mitad de la década, pero en 2007, a finales de verano, hubo un primer aviso de crisis económica grave, y finalmente en 2008, a finales de verano, estalló esa crisis con origen en el sector bancario e inmobiliaro estadounidense. La crisis ha resultado ser en cifras y alcance más grave que la de 1929. De crisis ya he hablado muchas veces en esta bitácora, me remito a aquella vez que analicé las crisis más graves del capitalismo actual, las cuáles están enraizadas entres sí desde 1873, puede que venga otra aún  más fuerte en breve, pues ha habido una serie de reformas en la Reserva Federal de Estados Unidos que pueden afectar a medio y largo plazo a la economía mundial, según algunos economistas de la prensa escrita.

En Europa el estallido de la crisis en 2008 afectó sólo a los más desprevenidos, no hablo exactamente de países, si no de entidades, privadas o públicas, poco más o menos que como el aviso de 2007. El primer embite fue superado. En 2009 se fue haciendo evidente por toda Europa que la crisis iba a afectarnos de manera dura. Algunos países, como España, lo quisieron negar, otros tenían crisis políticas propias, como Bélgica, y otros empezaban  a cuestionar a sus banqueros, como Islandia. En 2010 al final los problemas económicos en Grecia, España, Italia, Irlanda, y aunque nunca se hayan querido sancionar, también en Francia o Alemania, trajeron la parte más dura de la crisis a la Unión Europea. Las recetas de austeridad primero del eje Francia-Alemania, y desde hace unos años sólo de la voluntad de Alemania, han agravado y empeorado condiciones económicas y de vida de la gente común, derechos adquirtidos, parte de los servicios públicos, como la Sanidad o la Educación, etcétera. No entraré a analizar otra vez en esta bitácora qué pasó cada año, ni de las revueltas de 2011, ni de lo que ha venido ocurriendo posteriormente, aunque no deja de ser curioso que cuando estalló la crisis en 2008 gobernaba el Parlamento Europeo una mayoría conservadora y esta ha sido indiscutiblemente renovada por el conjunto de los europeos, dando el visto bueno a todo lo que hicieron que nos condujo a la crisis, como a las soluciones que aportan, a base de una austeridad cruel con las personas comunes de la sociedad. Todo es válido, al que nos hizo enfermar se le renovó como médico.

Alemania no ha parado de exigir austeridad a todos, especialmente a los países mediterráneos. No hablemos ahora ya del auge de la xenofobia y de la extrema derecha. La cuestión es, volviendo al tema de las monedas, que en 2002 los países miembros de la Unión Europea acuñaron sus monedas: una cara común (la cruz) y otra propia del país miembro (la cara; en una moneda la cruz siempre es donde se indica el número del valor de la moneda). Según se han sumado nuevos países a la Unión Europea, pero sobre todo a la zona euro con derecho a acuñar moneda euro, se han sumado nuevos modelos de moneda respecto a los iniciales de 2002. No deja de ser curioso, pero comprensible, eso sí, que se haya permitido acuñar euros a países que ni siquiera son de la Unión Europea, como Mónaco, Vaticano, Andorra y algún otro. A toda la colección de monedas básicas, entendiendo por básicas a los modelos iniciales, llamemoslas monedas troncales, la Unión Europea permitía cuando pasasen determinados años que cada país pudiera incluir algún modelo nuevo. De ese modo se han acuñado más modelos de los habituales, de los troncales, se han llamado conmemorativas, algunas realmente lo son, otras simplemente son una variante más (sin contar las que por razones obvias, al haber elegido en su cara la efigie de su rey o de su reina, han tenido que cambiarla por el de su sucesor o sucesora en estos años transcurridos). Hay tal cantidad de modelos de euro ahora mismo que es bastante complicado coleccionarlos, reconocerlos, estar seguro de ser una moneda en uso o de la unión, o estar al tanto y actualizado sobre el asunto, pues todos los años varios países de la Unión lanzan sus nuevos modelos conmemorativos.

Yo colecciono monedas, no me va la vida en ello. No soy un gran coleccionista, pero las colecciono. Con muchos años transcurridos tengo ya bastantes modelos de euro diferentes como si no me hubieran costado apenas nada, aunque en su conjunto sumarán lo que su cifra diga, claro. Suelo mirar además qué sale y qué no sale en acuñaciones. Algunas monedas me son totalmente imposibles de conseguir, soy consciente de ello. No me importa. Alemania y España somos los que más monedas diferentes a aquellas monedas básicas emitimos. Todos los años. Nos hemos especializado ambos países en mostrar en moneda nuestros edificios más emblemáticos. Mostramos nuestra arquitectura histórica como símbolo de identidad cultural, pero también de aviso a navegantes: "señores, señoras, nosotros construimos Europa, tomad aquí un testigo de aquellos siglos". Los alemanes tienden a mostrar iglesias y catedrales y órganos religiosos, unas flores de sus tierras y a Mozart, un músico. A los españoles sólo nos ha dado por mostrar a Cervantes, mostramos una catedral de peregrinaje europeo, Santiago de Compostela, y al jefe del Estado, y luego: edificios y monumentos de interés turístico que a la vez hablan de un pasado de larga Historia: los bisontes de Altamira, el acueducto romano de Segovia, el parque Güell y la casa Batlló, la catedral-mezquita de Córdoba, y así otros edificios o monumentos propios de una guía de viajes para turistas. Otros países como Francia no tienen reparo en hacer referencias a organismos, personajes, fechas y otras cuestiones que recuerdan el logro de derechos para las personas. Grecia se remite a recordar que de ellos parte el origen de la cultura europea más extendida. Italia hace lo mismo en cuanto al Renacimiento, es bonito ver como ellos no se detienen en la arquitectura, sino que acuñan a sus pintores, a sus literatos, a sus símbolos culturales humanistas que no son arquitectónicos ni visitables. Suecia hace referencia a la Naturaleza. Bien curioso es ver como los belgas han deseado honrar a un festival de música. Y así podríamos seguir con cada país, sus valores de ensalzamiento en moneda no tienen nada que ver con los alemanes y los españoles. Todo depende de qué mensaje quiera expresar cada uno. Por supuesto, hay monedas conmemorativas comunes a todos los países, como la dedicada a la Carta Europea de Derechos Humanos de Roma y algún otro asunto por el estilo.

Así hoy me sorprendió mucho cuando mi madre me hizo llegar una de estas nuevas monedas conmemorativas que no conocía. Era de Italia, fue acuñada en 2010, por el 200º aniversario del nacimiento de Camilo Benso, Conde de Cavour. Me quedé totalmente sorprendido. Yo ya había sabido que en 2015 Bélgica quisó acuñar una moneda de 2 euros conmemorando la batalla de Waterloo de 1815, cuando Napoleón fue derrotado definitivamente. Muchos países estuvieron de acuerdo con ello, pero Francia se lo tomó a mal y se negó a admitir la moneda. Por supuesto cada país tiene libertad de imprimir lo que desee, pero hay cosas que es mejor hablarlas siempre. Al final Bélgica la imprimió de manera limitada con un valor inédito de 2'5 €. Obviamente, aunque es una moneda útil, no circula, no se usa. El mensaje que se lanza con las monedas es importante. Por ello el veto francés a su derrota de Waterloo, por ello el interés de Bélgica y otros países de que exista una moneda que recordase a Waterloo. Pero por eso mismo me sorprendió mucho que los italianos hubieran colado en 2010 al Conde de Cavour, y además con una muy buena factura de acuñación. Está muy bien detallado. Ha tenido un excelente artista quien haya querido que sea el que lo hizo.

El Conde de Cavour fundó en 1847 un periódico llamado "Il Risorgimento", que le llevó a ser diputado los dos años siguientes, que coinciden con la revolución social y democrática de 1848, donde el socialismo y el republicanismo van a cobrar mayor nacimiento y gran fuerza posterior. Camilo Benso, por noble, no es partidario de estas ideas, pero resulta que en 1848 en una Italia dividida en varios Estados, se producía en el norte una guerra de independencia respecto al Imperio Austrohúngaro, que dominaba varios Estados italianos. Él es de la izquierda liberal del siglo XIX. En 1850 fue Ministro de Agricultura y Comercio, después pasó a serlo de Finanzas entre 1851 y 1858, en el Reino de Cerdeña. En 1855 comprendió que para mantener estrategias favorables a los piamonteses contra los austriacos debía encontrar aliados en Francia y Reino Unido, por lo que en 1855 participó con ellos en la guerra de Crimea contra Rusia. En 1959 el Reino de Piamonte se reafirmó independiente de Austria-Hungría y los austrohúngaros lo invadieron. El rey Víctor Manuel II le nombró entonces Presidente del Consejo de Ministros de Italia, en realidad del Piamonte. Cargo que mantuvo entre 1859 y 1861, año de su muerte. Expulsó a los austriacos de Piamonte, dimitió y volvió a ser elegido presidente. La unificación de Italia tendrá aún varias guerras más. Víctor Manuel II será rey de Italia al final, pero recurrirá a otro personaje unificador no monárquico, el socialista y republicano Garibaldi y sus camisas rojas. La cuestión es que el Conde de Cavour no titubeó en realizar reformas políticas de izquierda liberal muy polémicas por entonces para los conservadores. Por ejemplo, confiscó todos los bienes de la Iglesia, para nacionalizarlos, lo que le valió la excomunión. Más aún, en 1860 logró que Napoleón III le cediera Parma, Módena, Toscana y Romaña a cambio de Niza y Saboya. Así pues tenemos a una Italia que homenajea a uno de sus líderes unificadores en una moneda de euro, aunque no a Garibaldi. Homenajea al Conde de Cavour, que se caracterizó por rechazar las políticas germanas e imperialistas de los austriacos (que no se consideran a sí mismos alemanes pero son de origen germano y cuyo pasado es foco y origen de la primera Alemania imperial), y optó por medidas económicas para nada conservadoras como es la expropiación, nacionalización y fiscalización de bienes de la la Iglesia. Tenemos a un excomulgado entre los personajes que homenajea el euro. Una moneda acuñada en 2010 con motivo de un aniversario; 2010, el año en el que Alemania comenzó a apretar las tuercas a los países del Mediterráneo pertenecientes a la Unión Europea para que hicieran en economía lo que ellos deseaban envuelto en acuerdos en los organismos de la Unión. Italia también tuvo y tiene su "via crucis".

Las monedas mandan mensajes. Me ha sorprendido encontrar a Cavour.

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