La Semana Santa y una de las frases que más juego me ha dado para bromear con mis amistades es aquella de un padre de familia que yendo por las calles de Alcalá de Henares con su familia y otra familia más, les dice: "pues yo nunca había estado en Alcalá, pero la sensación que me da es que esto es la provincia". Pues sí, esto es la provincia de Madrid, no es la capital, es la única ciudad con título oficial de tal en toda la Comunidad Autónoma. En fin, la cosa es que a los pocos metros otra familia con sus respectivos planos de la oficina de turismo en la mano comentaba: "pues nos teníamos que haber ido a Toledo". Y en esas estamos que yo he preferido quedarme por casa y ver por primera vez en mi vida (y con gran sorpresa y gusto) la película de Barbarella que rodó Roger Vadim en 1968. También he hecho otras cosas, como por ejemplo darme cuenta que el mismo Jueves Santo en el que el Papa Francisco I decía a los sacerdotes y jerarcas de la Iglesia católica que debían salir de las iglesias y volver a estar con y entre la gente, ser una parte más de la gente normal y corriente de a pie, en Alcalá de Henares, salvo la iglesia de Santa María de la calle Libreros, los sacerdotes se las habían apañado para que en sus puertas no hubiera ni uno sólo de los mendigos que suelen haber, pero es que tampoco los había en todas esas calles por donde iban a pasar los pasos procesionales. ¿Qué cómo lo sé? Pues porque en ese atardecer yo estuve con una amiga comiendo una ración de comida en un bar. Nos sobró comida y en lugar de abandonarla decidimos pedir que nos dieran un envase para poder regalarla a cualquera de los mendigos habituales de la ciudad que realmente se le viera necesitado de este tipo de ayudas. No encontramos ni uno, habían sido todos misteriosamente desaparecidos, salvo en el sitio dicho de la iglesia de Santa María de la calle Libreros, donde el mendigo que había, por cierto, aparentemente musulmán, por lo que su permanencia en la puerta de la iglesia era aún más significativa por parte de los sacerdotes que le dejaron estar, nos dio las gracias encarecidamente al ver que le dimos comida y no dinero; dijo una frase muy significativa "para los niños". Y en ese momento nos arrepentimos de no haber comido algo menos para poder haberle dado algo más. Y esa es la paradoja de esta Semana Santa. Quitar a los pobres para poder pasear procesiones de representaciones en madera de Dios, dudo mucho que Dios dijera: "apartad a los pobres para adorar mi imagen en madera". Y es que, como anotó por vía de red social un amigo bastante más acostumbrado y cercano que yo al mundo católico practicante, hay que recordar Éxodo 20.4-6, o bien Isaías 44.9 a 11, o el mucho más claro Isaías 46.1 a 9, todos pasajes de La Biblia que condenan la adoración de ídolos fabricados por manos del hombre. Bien es verdad que la Iglesia tiene doctores, y practicantes, y con total seguridad más de un teólogo podría razonarme cuestiones contrarias que permiten moralmente para un creyente esas procesiones. A fin de cuentas, el mundo procesional, que es una herencia religiosa y cultural de la antigua religión egipcia adaptada al mundo cristiano, en principio del copto y después del resto, fue reafirmado y promocionado en el siglo XVI durante el Concilio de Trento como respuesta a los cristianos protestantes, los cuales en su gran mayoría rechazan precisamente todo esto, lo consideran idolatría y no algo propio de los preceptos cristianos. No es casualidad que la mayor parte de las imágenes y cofradías procesionales españolas e italianas sean precisamente de los siglos XVI y XVII. En fin, tampoco termino de comprender qué extraña razón teológica une las banderas nacionales con los pasos religiosos.
Como sea, y ya que toda esta reflexión comenzaba con cierto despiste de algunos turistas sobre qué esperaban y que encontraron en Alcalá de Henares esta Semana Santa, quizá ayudaría más informarse un poco del lugar a donde se va antes de ir y encontrar algo que no era lo que se quería (aunque particularmente yo prefiero ir a la sorpresa en mi vida particular cuando viajo). Asíque, devolviendo la moneda a los madrileños, aquí dejo un enlace a una revista de fotografía de Madrid capital llamada LA GATERA DE LA VILLA. Publican sus ejemplares en pdf en la web que os acabo de enlazar en el nombre. Se trata de una revista creada por fotógrafos de Madrid capital con la intención de mostrar de esa ciudad sus personajes, Historia, Arte y patrimonio. Su director, Juan Antonio Jiménez, me la hizo conocer hace relativamente poco y la estuve ojeando. Aparte de fotografía tiene artículos y reportajes sobre la capital española y puede saciar la curiosidad de más de un lector, de más de un viajero y de más de un madrileño que no conozca Madrid a pesar de que viva en Madrid.
Aunque ya que me he puesto a hablar de fotógrafos, yo, que soy un admirador y aficionado a la fotografía de reportajes periodísticos, me veo en la necesidad de recuperar por aquí un nombre de referencia en esta bitácora y en la Alcalá de los años 2000, Juan Manuel Peña. Ya hablé de él en la Noticia 1035ª, cuando inició un proyecto con otros fotógrafos complutenses destacados que ya nombré en aquella noticia. Pretendían mostrar la vida de una sola calle a través de su grupo Éxodo Estudio Fotográfico. Y es que la cosa es que este hombre se fue a vivir a Londres el año pasado, 2012, y desde allí sigue su labor fotográfica. Así por ejemplo, cuando en España nos manifestamos el pasado 23 de febrero contra las reformas y recortes del gobierno, resulta que en Inglaterra un grupo de españoles también lo hicieron. No tuvo repercusión mediática, pero este fotógrafo lo recogió a través de Fotogracción, otra asociación de fotorreporteros que se han unido para dar las noticias que normalmente las grandes empresas informativas no desean informar. Y desde luego sin presiones económicas o gubernamentales que desvirtúen su trabajo y visión. Ahí está por ejemplo la aportación de Juan Manuel Peña a ese grupo a través de la noticia de la pequeña, testimonial diría yo, manifestación de españoles en Londres el pasado 23 de febrero de este 2013 mientras los españoles nos manifestabamos a miles, quizá millones, ese mismo día en España. Yo estuve haciéndolo en Madrid. Juan Manuel Peña ya había cubierto fotográficamente el Movimiento 15 de Mayo en Alcalá de Henares en 2011. Pero si se quiere saber más de su trabajo actual en el Reino Unido quizá entonces hay que visitar su página: Juan Manuel Photographer. Es interesante que consultéis por ejemplo sus series de fotos documentales, como la que le dedica a Mozambique.
Y hablando de Mozambique y de españoles que se han tenido que ir de España para trabajar, ahí tenemos a otro, este de Castellón pero vive en Alcalá de Henares, que se ha ido temporalmente precisamente a Mozambique, sus vivencias las va relatando y fotografiando en De Castellón a Montepuez.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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