jueves, mayo 10, 2012

NOTICIA 1084ª DESDE EL BAR: EL RELATO DE LAS DOCE POSTALES (12 de 12)


¿Qué es el río? ¿Qué es el mar? El río es un  mar inmenso. A veces confundo los azules del cielo y su reflejo en el agua. A lo largo hay una fina línea verde trazada guiando al río hacia el océano. Se confunde el agua dulce con la salada aún un kilómetro dentro del mar. Una vez vi una barca pasar cerca de la mía. nunca supe si era el aviador. No quise encontrarle. La dejé ir y me recosté, metiendo mi mano en el agua. 
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El rio comienza a hacerse concurrido al llegar a Manaos, fotografía de Alberto Vázquez-Figueroa, para el reportaje "La ruta de Orellana", publicado en el periódico Arriba. La fotografía original se encuentra en el  Archivo General de la Administración (AGA), con la signatura o signaga: Archivo Prensa del Movimiento,AGA,F,01108,sobre11.

Bueno, ya hablé de Alberto Vázquez-Figueroa, cuando puse el capítulo 10, quizá aquí quepa apuntar que "La Ruta de Orellana" dio pie a un libro suyo con el mismo título.

La última parte del Relato de las Doce Postales fue enviado a una de mis más antiguas amigas (y apreciadamente queridas, como todas las viejas amistades), Patricia Santamaría. Ella tiene el privilegio de ser la protagonista absoluta de todo el relato largo de Balada Triste de una Dama, que empezó en la Noticia 734ª (el 30 de enero de 2010) y acabó en la Noticia 754ª (el 24 de febrero de 2010), al completo bajo licencia creative commons y con el uso de la ley de propiedad intelectual. Patricia también sale en varios poemas míos desde el año 1998 a la actualidad. de hecho hay un poema para ella que lleva su nombre, "Patricia", y otro donde es otro personaje (de un poema largo llamado "El Blues de Todos los Días") que aparecen en Poemas de un Hombre Consigo Mismo (1998). Pero ha salido o medio inspirado otros a lo largo del tiempo hasta el momento actual. Lo cierto es que fuese porque ella era la amiga de la novia de un amigo mío, fuese porque teníamos un espíritu y forma de ser similar que aún compartimos, o fuese porque las pelirrojas tienen toda mi atención y debilidad, encontré en ella una gran amiga inestimable, siempre fiel, incluso ahora que vive en otro municipio, atenta, de una inteligencia doble como la de María Gento, que siempre está para lo bueno y para lo malo cuando se la necesita o simplemente cuando apetece estar por estar. Fue ella quien me dejó los primeros discos de The Who, yo los oía en la radio, y no eran muy oídos ni fáciles de encontrar en la segunda mitad de los años 1990', aunque suene raro ahora que todo el mundo los conoce sobre todo gracias a diversas series de televisión, o (los más puestos) a través de las versiones de Pearl Jam (grupo que también compartimos). Pero también hemos compartido multitud de comidas en mi casa, ella ha visto y comido desde los inicios míos de "cocinilla" hasta la actualidad (bueno, le falta probar las cosas más complejas que he aprendido a hacer y que he aprendido a improvisar comidas con sabores interesantes, al menos a mí me gustan, tenemos pendiente una comida). Hemos compartido fiestas en su pueblo. Es por ello también que los originales de uno de mis primeros libros dejé que se lo quedara ella, que espero lo conserve. Y, me viene a la mente, la cantidad de jarras de cerveza compartidas en La Ruina y bailes de rock and roll clásico en el Flamingo Rock Bar, eso es lo que me gusta bailar a mí (y el sirtaki), ¿qué le vamos a hacer? Yo me divierto, aunque ay casi nadie pone rock clásico, ni rock soul de los 1960', son poquitos los que lo ponen en locales con suficiente espacio para bailar un poco.

Debo anotar que el final puesto en esta bitácora difiere en una frase del final que le envié a ella, y si lo lee me gustaría saber su opinión de cuál de los dos finales es mejor, ya que cambia sustancialmente. Pero también os dejo opinar al resto de lectores, ya que a continuación os escribo el relato entero para leerlo del tirón quién lo desee. Yo recomiendo mirar los post anteriores, por aquello de ver las fotografías que acompañaron los textos, y ampliarlas pulsando sobre ellas, porque son muy bonitas y con cierto valor ya no sólo de fotorreporteros e histórico, sino también artístico, aparte de por saber el origen de este relato y su ser de poema en prosa compuesto de poemas en prosa, o prosa en poemas, no sé muy bien cómo llamarlo. Sin más, os pongo el relato entero con el final original que le mandé a Patricia, y ya me diréis, si lo deseáis, si preferís que conserve el final escrito arriba para el blog, o el final original de las postales enviadas a los buzones. Un saludo y que la cerveza os acompañe.

EL RELATO DE LAS DOCE POSTALES

Abajo había un manto de vida verde. La selva esmeralda, la selva Amazonas. Millones de vidas bullían debajo nuestra. Volábamos (parecía increíble) por el cielo. con un avión frágil ante el viento. Debajo nuestra aún habría gente que sólo conocía el arco y las flechas. Nosotros volábamos. Si hubiéramos caído, hubiéramos desaparecido en horas comidos por la vida.

En el río amanece y anochece mientras las riberas están selladas por la selva, tan verde como oscura. En mi canoa puedo remolonear y perderme por los recovecos del agua entre la vida, que me rodea, y aúlla y silba, que gruñe, que ruje, que me acecha, que se me esconde, o que viene a sacarme mi sangre, pero el río, que se ensancha, sólo tiene un camino fijo.

¿Qué es el río? ¿Qué es el mar? La espesa abundancia del verde de la vida es ahora apenas una linea lejana, en el horizonte. Ya no viajo en canoa, voy en barca de vela doble, arrastrado por el viento a lo largo del río. Si saltara por la borda me hundiría, moriría en las aguas del río... Y sin embargo, guardan tanta vida ellas... Tanta vida guardada debajo de mis pies, en el río.

El río es un mar inmenso. Vuelvo a la canoa, me siento canoa flotando en él. Los verdes de la vida, los marrones del barro, ¿dónde están? Hay azules, un azul del cielo en el agua, un azul para la vida de debajo del agua, un azul para la vida que vuela sobre mí... Una vez volé por aquel azul, ahora navego en su reflejo.  

Hemos perdido al aviador. Por eso volamos, por eso hemos subido al cielo, para encontrarle. Rastreamos los caminos que forman los ríos. Son encrucijadas difíciles. Volamos perdiendo la vista en desentrañar qué río de la red de ríos tendrá algún vestigio. No vemos restos de nada, pero están, el aviador debe estar. La selva es un verde gigante. El aviador un solo individuo.

¿Por qué el aviador se fue a la selva? Los muros eran muy altos para él. Anchos y sin resquicios, le resguardaban de los peligros, y peligrosamente le encerraban. Le enmarcaban el cielo, le encauzaban el río, que pasaba cerca del muro y no se adentraba. Él quería volar, ver la selva, conocer la maraña de ríos, los verdes, los azules, los sonidos, la canoa en la deriva, perderse en una infancia.

Buscamos por tierra. Quizá en el lugar equivocado, en la montaña, lejos de la selva, pero cerca del cielo, donde sí sabemos que estuvo el aviador. Voló, estuvo en el cielo. No hemos visto nada en la selva. El aviador era uno, la selva inmensa. Ha pasado tanto tiempo desde aquello... Pudo venir a la montaña, volver a acercarse al cielo... Pero nadie recuerda siquiera su avión.

Garimpeiros, excavan la selva. Buscan piedras preciosas y oro. Oradan el suelo fértil de la vida. Apenas encuentran nada de los minerales inertes que buscan sepultados en la tierra. Nosotros buscamos al aviador de igual forma. Desapareció en la selva, quizá se lo tragó la tierra.

Símbolos extraños, aquí en la piedra, en mitad de la selva, en la piedra inerte en medio de todo este verde de vida, de aullidos, de silbidos. Símbolos inertes de siglos. Viejos. Grabados por personas que ya no existen. Que estuvieron en la selva pero ya no están. Símbolos extraños que vieron volando en el cielo, más allá del cielo, pero en el cielo... ¿Dónde está el aviador?

Los ríos de la selva son grandes y llenos de vida. Cuando pasan cerca de las poblaciones, los pescadores desembarcan los peces muertos de su pesca. Son grandes y están asfixiados fuera del agua, algunos desangrados cuando los pescadores les sacan las tripas. Los pájaros bajan del cielo y buscan los restos en las orillas del río. Ellos también viven en la selva.

Barcas, canoas, balsas y un hidroavión en el río. Uno viejo, antiguo. ¿Por qué el aviador no usó un hidroavión? He sabido que hace años se embarcó en el río. El río es grande, lo flanqua la selva, que es más grande, y al final está el mar, que es un océano. La gente de aquí no es inocente ni culpable, pero no recuerdan al aviador. Ya no puedo volver.

¿Qué es el río? ¿Qué es el mar? El río es un  mar inmenso. A veces confundo los azules del cielo y su reflejo en el agua. A lo largo hay una fina línea verde trazada guiando al río hacia el océano. Se confunde el agua dulce con la salada aún un kilómetro dentro del mar. Una vez vi una barca pasar cerca de la mía. nunca supe si era el aviador. No quise encontrarle. La dejé ir y me recosté, metiendo mi mano en el agua.  Cuando desapareció, proseguí la búsqueda.  

(Este relato tiene registro de autor bajo licencia creative commons, al igual que el resto del blog según se lee en la columna de links de la derecha de la página. De este relato no está permitido su reproducción total o parcial sin citar el nombre del autor, y aún así no estará bajo ningún concepto ni forma permitida la reproducción si es con ánimo de lucro).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No es con afán de polemizar, pero, ¿no vas a tener problemas por publicar fotos conservadas en el Archivo General de la Administración? Pensaba que por publicar cualquier cosa de archivos hay que pagar un canon o algo por el estilo...

Canichu, el espía del bar dijo...

Pagas un canón si vas a tener ánimo de lucro, sino es así, como es el caso, debes usar correctamente la ley de propiedad intelectual, esto es: citando la procedencia, que es lo que he hecho. Además, las leyes sobre archivos y las normativas sobre los mismos avalan la publicación y publicidad de los archivos y documentos de los mismos, y esto es eso mismos. Eso es así. Aparte de que estas fotografías, lo dije en el primer apartado, no las he sacado yo, las publicaron ellos mismos en una serie de postales precisamente para la difusión documental española y la publicidad del AGA, y en la misma caja donde se entregaban no hay ningún tipo de indicativo que restrinja su uso, por lo que es de entender que son para su difusión siempre usando el derecho (y obligación) de cita de la fuente. Aparte de que la Cultura está hecha para darla a conocer, para compartir, no para meterla en muros intocables. Siempre que se use el no ánimo de lucro y la cita de quién es el autor, o bien a quien pertenecen, cosa que se ha hecho, está todo correcto.

Un saludo. Gracias por leer.

iralow dijo...

...vamos, que al final el río lo encontró a él...tal vez también fue así para el aviador... gracias :)

Canichu, el espía del bar dijo...

Bueno, es la lectura que haces, no está mal, espero que te gustase... malo sería qeu te decepcionase... puedes decirlo si ha sido así. Yo le imagino otro enfoque, pero me lo reservo. ¿qué final te gusta más adecuado?

iralow dijo...

Me gusta el que tiene, tal cual, de hecho me gusta poder hacer esa lectura...aunque imagino que tiene muchas más, últimamente tengo que tender al optimismo...es cuestión de supervivencia!

Canichu, el espía del bar dijo...

Gracias.