viernes, noviembre 10, 2023

NOTICIA 2267ª DESDE EL BAR: LO DE ALCINE, PANTALLA ABIERTA

 Y ahora que hemos llegado a la etapa final de la competición en Alcine, os cuento mi punto de vista de lo visto en Pantalla Abierta a Nuevos Realizadores.

20000 especies de abejas (Estíbaliz Urresola, 2023): Es una de las películas preseleccionadas por España para enviarla junto a otras dos como candidata a los premios Oscar de Hollywood a mejor película extranjera. También es una película donde he visto en un público abarrotado en el Teatro Salón Cervantes un montón de consultas de la hora en las pantallas de los teléfonos móviles. Se iluminan. A la salida, de refilón, algún comentario sobre lo largo que se le había hecho el metraje. No es buena señal. ¿Puede ser que sea otra de esas películas que entusiasman a los críticos profesionales y a los cineastas, pero están totalmente divorciadas del público? Puede ser. Se puede dar el caso, aunque intuyo que habrá más de una persona seguidora de la película más por militancia en lo que cuenta la trama, que por el metraje en sí, aunque se niegue la mayor... que de todo habrá, igual que habrá por parte gubernamental un apoyo incondicional más por políticas sociales suyas que por valoraciones artísticas del cine. Puede ser. A mí personalmente me pareció un largometraje excesivamente largo, que se recrea en numerosas cosas alargando los minutos innecesariamente, que algunas de las cosas las deja sin resolver y no terminan de ayudar a ser un complemento para dibujar más la situación, que no aporta ideas nuevas a la idea que plantea, que tampoco es que sea ya algo no hablado ni tratado, que en fin, se podría haber resuelto en 90 minutos en lugar de en los 129 minutos que dura... más todavía cuando una vez terminada la trama aparecen las letras y de repente otra vez una escena extra que parece más un videoclip musical que algo que aporte algo a lo ya narrado. Técnicamente tampoco le ve nada destacable. Luces naturales, algunas escenas cámara en mano, no hay planos atrevidos, sí es verdad que se recrea en los planos medios cortos que nos muestran los rostros... Las interpretaciones tienen un poco de todo, desde un par de personajes que no son creíbles a otros que lo trabajan muy bien, como la niña actriz protagonista, como la tía del niño personaje, por ejemplo. Y digo niño protagonista porque hay que tener en cuenta que aunque lo interpreta una actriz, Sofía Otero, que lo hace muy bien, interpreta a un niño, Aitor-Coco-Lucía, el cual es un niño transexual que tiene un conflicto de identidad de género y evidentemente la película explora la psicología y el problema emocional que él tiene en un ambiente rural más conservador que no lo termina de aceptar, excepto otra niña y la tía del niño transexual, la cual es evidentemente lesbiana aunque no se mencione la palabra, como tampoco se menciona la de transexualidad. La cosa es que el guion se recrea también en los problemas matrimoniales, laborales y de seguridad de la madre, roza levemente un problema generacional con la abuela-madre de la madre, así como un problema matrimonial, roza el problema de la aceptación del propio cuerpo de la hermana adolescente, toca el tema del choque entre la mentalidad conservadora y la más abierta a nuevas libertades y derechos, roza un montón de cosas, no profundiza en nada, eso hace que se alargue la película sin necesidad, pues quiere ahondar en la intimidad mental del niño-niña, y esto hace que se pueda decir aquello de que quien mucho abarca, poco coge. Ese es su problema y es quizá nos hace preguntarnos si el éxito del largometraje está o no está en cuestiones de militancia por los derechos de igualdad en al identidad sexual y de política en políticas sociales, o en otras palabras, ¿está su éxito en cuestiones cinematográficas? Si lo está, yo no he sabido verlo. Me parece una película muy correcta, muy plana, muy larga... con algún acierto, y con algún desacierto del tipo el guion que sabe ver a una madre muy atenta a sus hijos, pero totalmente ignorante de la sexualidad evidente de Aitor-Coco-Lucía. Pero teniendo en cuenta que nadie menciona el lesbianismo de la tía, todo pueda ser que se insinúe que hay un tabú familiar y en el pueblo... Bueno... hace que parte del trabajo lo hagas tú, no tanto los que hacen la película. Lo mejor de la película es la conversación a puerta cerrada entre sobrina y tía cuando la tía le comenta que su hijo se siente ser niña. Si uno se fija, recuerda una de aquellas escenas de conversaciones de la serie Verano azul, donde unas personas jóvenes con hijos hablan con la gente mayor del pueblo más marcada por su peculiaridad, pero que a la vez es la más positivamente abierta a un mundo nuevo y democrático que quiere y logra hacer ver a quien se resiste, todo dentro de un espacio rural veraniego que es ajeno a la vida urbana común de esa persona joven. ¿Podría ser un capítulo largo de Verano azul? Sí, pero muy excesivamente largo y sin tanto gancho como los guiones de aquella serie, salvo alguna cosa, como esa conversación o la búsqueda a gritos del niño-niña por el bosque, que por cierto, recuerda a otro capítulo conocido de Verano azul

La imatge permanent (Laura Ferrés, 2023): Siempre me parecerá curioso que haya algunos espectadores de Alcine que están encantados con películas en su idioma original, sea inglés, francés, alemán, japonés, húngaro o lo que caiga, subtitulado al español, pero que pongan una película en catalán (que por otra parte se entiende meridianamente bien, aunque también tiene subtítulos al español) y se quejen porque les parezca insufrible. Afortunadamente son los menos cada vez más, pero este año también escuché algún comentario de esas quejas a la salida del largometraje. Aunque esas personas nieguen la mayor, ahí hay un prejuicio. Y la cosa es que esta película estaba en español castellano y en catalán. No pudo venir su directora. Creo que Luis Buñuel estaría muy satisfecho con la idea y el guion de esta historia. Es un largometraje altamente surrealista, al menos en el diálogo de su guion. Fue rodada con bajo presupuesto. En cuestión de escenas, imágenes y montaje es surrealista en su primera parte, ubicada a mediados del siglo XX en una Cataluña rural para contarnos la niñez de Antonia, embarazada a los 12 años de edad. La segunda parte, en nuestros días de primer cuarto del siglo XXI, el diálogo sigue siendo surrealista, pero el montaje y las escenas ceden ese espacio a uno más estético, preocupado por la fotografía, para que sea algo muy equilibrado en composición, geometrías y colores. Sin embargo, la iluminación natural falla a veces en varias partes. El equilibrio es algo que se busca constantemente, también en la interpretación, sin estridencias… pero quizá pecó o bien de actrices y actores noveles, o bien de la forma como fueron dirigidos. Los diálogos no suenan naturales, se nota en exceso un algo acartonado y artificial de memorización forzada. Lo mejor de la película es la idea planteada desde un surrealismo mordaz que con inteligencia suelta frases que cuestionan lo convencional y el orden ético, moral y religioso. “La salud está en manos de Dios”, dice un sacerdote mientras fuma, el mismo que afirma que se puede creer en Dios y en el mercado. Pero un guion propio del Buñuel de la década de 1970, en su etapa francesa, queda seriamente tocado por lo artificial que resulta el conjunto final de la realización. En sentido de tragedia griega, una niña de la Cataluña rural más pobre de las épocas del nacionalcatolicismo queda embarazada, cuando ella sólo quería experimentar la libertad, la sexual en este caso. No le gusta la vida materna… y tampoco la vida llena de corsés, ella misma se siente sexualmente atraída por mujeres. Abandona a su hija y el pueblo sin decir nada a nadie, en una escena donde se decide tras consultar sin respuesta a una imagen de la Virgen fosforescente patrocinada por aspirinas Bayern. Décadas más tarde la encuentra en la calle Carmen, que es una publicista contratada para buscar caras comunes para una campaña electoral. Antonia tiene una vida dura, pero libre; Carmen se ve obligada a rescatarla de la calle para conseguir una grabación de ella, dentro de lo que es el choque de una vida convencional con otra de la calle. La directora nos lanzará varias evidencias de que son la madre y la hija, sin que ellas lo sepan, a la vez que se deja caer que tienen una atracción sexual mutua, o al menos por parte de una, de ahí la tragedia griega, con cierto sentido del humor y altas dosis de surrealismo. Los primeros planos y los planos medios cortos de frente de personas que nos miran directamente con miradas planas nos apelan a nosotros mismos. Lo mejor, los diálogos, pero lo peor, todo el conjunto fallido, que terminan malogrando todo. Pero estéticamente la directora tiene algo que se nota que puede prometer si continúa en el cine y contase con más medios. Pero su estilo inicial con esta película no es un estilo fácil para el público general.  

Antier noche (Alberto Martín Menacho, 2023): Fue presentada en los programas como documental, pero no era un documental. Aparte de su director, vinieron a ver su estreno en Alcine varios de sus responsables, entre ellos, una actriz nonagenaria. Podría tener un ritmo de documental, o de falso documental, de hecho en una escena un diálogo telefónico delata la naturalidad sin guion al oírse preguntar al otro lado del teléfono si quien le habla ha hecho ya “lo de la película”. Pero aunque se pueda alimentar del naturalismo de los vecinos de un pueblo de Murcia, se trata de una historia ficcionada sobre una realidad rural, de ahí que coja recursos del documental. Es una película coral donde nos muestran varias vidas de un pequeño pueblo de Murcia donde a veces la dicción no es muy buena, o mejor dicho: es de un murciano muy profundo, y, aún hablando en castellano, no se les entiende. Podemos atender a un joven que cría vacas y cerdos y se hace con un burro perdido que sabe que no es suyo, pero desea quedárselo lo mismo que desea ser un empresario del corcho, a pesar de que completa sus ingresos como mero peón temporero corchero (brillante la escena donde se asocia la tenencia ilegal del burro con lo desproporcionado de las ganancias de un empresario corchero respecto a las de un peón corchero); también podemos atender a un adolescente de pelo largo que caza liebres siempre con el recuerdo de sus abuelos, pero a la vez con dudas sobre su sexualidad cuando se ve a su hermana melliza o gemela que le pinta en secreto de mujer, pero más tarde parece tener deseos hacia otra joven amiga suya; otra historia es la de una dependienta de ultramarinos que a la vez lee el tarot; a esta le sigue la historia de una joven dependienta con ella que a la vez quiere ser cantante y compositora de música trap, que confiesa haber querido ser veterinaria para salvar animales, pero trabaja por necesidad en un matadero y a la vez tiene relaciones secretas con el chico que quiere ser corchero; o la chica que libera a un perro galgo atado a un árbol y se lo queda; y así seguimos en una serie de historias que nos muestran diversas historias de la España profunda y más humilde de los pueblos, unas más desarrolladas que otras (sólo se menciona por ejemplo la del chico aparentemente homosexual que se fue a tener estudios universitarios pero está ligado al pueblo y lo idealiza ante una amiga que, meando, lo que está deseando es salir del pueblo). Brillantes algunas ideas fugaces que nos muestran el mundo rural que nos recuerda un pasado, a la vez que el mundo moderno llegando a él o como lugar a alcanzar; destacable: la escena en la que se están bañando los jóvenes en un río, con bosque de rivera, y de repente aparece un dron volando pilotado por uno de ellos, combinando visualmente dos mundos presuntamente antagónicos, pero también el perro ahorcado que nos recuerda el barbarismo aún presente en medio de un mundo rural ideal o idealizado… Idealizado, pues se habla de la lucha entre los que viven el pueblo y los que saben que el pueblo en sí retiene lo que desean obtener de la vida, sin que puedan salir de ello. Hay una denuncia clasista o de desigualdad social. No está mal, pero en determinado momento se hace larga la película. Le falta algo... algo que nos enganche más aún. Quizá, explorar más en los momentos adecuados esos contrastes visuales que ponen en evidencia las contradicciones de la hipotética igualdad de oportunidades o de cómo es el mundo socialmente.  

Matria
(Álvaro Gago Díaz, 2023): Parece ser que al festival este año le dio por sumarse al fomento de las lenguas oficiales del Estado no castellanas. Eso está bien, aunque no deja de llamar la atención que en los años más recientes suelen ser seleccionadas películas que tienen algún aspecto o argumento relacionado con alguna cuestión de la política social del momento. En todo caso, tampoco está mal escuchar cine español más allá del castellano, tampoco es que sea el primer año que ocurre, de hecho más allá de Alcine varias de las películas más exitosas de España no están en castellano. Véase por ejemplo Alcarràs (Carla Simón, 2022), As bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2022) o Irati (Paul Urkijo, 2023). La película se desarrolla en el mundo rural costero de Galicia, por lo que se habla únicamente en gallego. Bien es cierto que en Galicia no sólo se habla gallego, salvo algunos lugares de la Galicia interior, pero se entiende la idea. Se cuenta la historia de una mujer muy independiente, puro nervio, por otra parte, y de temperamento difícil, no exenta de prejuicios o resentimientos hacia los hombres, todo sea que por una parte se insinúa un pasado tormentoso como víctima de ellos y por otra parte se muestra explícitamente una relación con uno en concreto que en principio es su pareja, pero con quien no tiene una convivencia cariñosa ni positivamente afectiva y él es alcohólico, abusador, con un punto de acosador sexual, practicante de la violencia psicológica, avaro y que además tiene una amante que no trata de ocultar aún a sabiendas que le hace daño a su pareja. Así que también se toca el tema de la violencia de género desde la violencia psicológica y las relaciones tóxicas consentidas, pero en un momento en el que ella quiere cortar con todo ello y no termina de hacerlo. Bien es cierto que esta película no sigue del todo la estela donde los hombres son todos un cúmulo de la negatividad humana y de todo lo malo, y las mujeres seres de luz, perfectas y cúmulo de todo lo positivo, que es el camino que muchas obras cinematográficas, bibliográficas y musicales han seguido en los últimos años, cosa que a lo mejor hay que repensar. No sigue esa estela, pero casi está totalmente impregnada de ella. Casi todos los hombres que aparecen, aparecen como el mal para la mujer, incluso los que parecen buenos, y las mujeres aparecen como las auténticas luchadoras centradas en lo correcto. Pero lo innovador en este tipo de historias que aporta Álvaro Gago es que muestra que esto no es del todo así, por un par de resquicios nos muestra una protagonista compleja, con contradicciones, donde se llega a decir muy brevemente que previamente ella ya había estado con otros hombres, frase que es fugaz en el metraje aunque se recree en la expresión facial de ella cuando se pronuncia, o donde se muestra que efectivamente ella tiene serios prejuicios contra los hombres por el mero hecho de ser hombres, como por ejemplo el novio de su hija, que no le ha hecho nada a nadie pero ella le compara con su propia pareja, o bien cuando una amiga suya se pelea con ella tras una noche de juerga juntas y esta le hace ver que es ella la conflictiva por no saber superar sus frustraciones, cosa que le vuelve a recordar su hija en otra pelea cuando le dice que ella misma no le había dado un hogar estable por ser incapaz de establecer una relación estable con un hombre o sin ningún hombre. Sea como sea es un personaje bien construido muy contradictorio, muy temperamental y especialmente lo dicho: muy difícil de tratar, hay que fijarse en el detalle por ejemplo de sus permanentes estados de enfado, especialmente contra los hombres en general pero no sólo contra ellos, en otra escena en la que busca trabajo la podremos ver llamando de manera desagradable al telefonillo de la casa de una mujer que podría tener uno y no lo tiene. Las escenas en el bar, muy matriarcal, y las escenas de ella como jefa de equipo en un trabajo de limpieza de una fábrica de pescado muestra esa personalidad abusiva y de persona machacada por la vida, incluidas las necesidades económicas y de trabajos precarios. No se escamotea los problemas de los trabajos precarios actuales. Hay mentalidad de clase obrera entre los más necesitados. Prácticamente su empresa de limpieza es absorbida por otra que decide rebajar sueldos y aumentar horas, por lo que ella se niega y se va. Así que se ve forzada a buscar otro trabajo de lo que sea, sin que termine de ser ni amable ni persona que acepte cómo funcionan las cosas hoy día, por ejemplo en la oficina de empleo, ni respeta el trabajo de los demás, como el de su amiga, el de la dueña del bar o el de una chica que atiende una tienda de telefonía. Hay lucha social como fina capa que sostiene toda la trama. Todo esto está afectado por sus problemas con su pareja en su vida privada, que transmite a su hija, y el caos de contradicciones y mal humor que acumula, cuando llega a ser empleada de hogar a media jornada en la casa de un jubilado viudo. Como sea, mi vida laboral y ambiente social en mi barrio es similar a mucho de lo que aquí se cuenta y lo que para mucha gente sea un personaje peculiar, para mí es un personaje común y diario. Hay lugares donde ser así es supervivir. Y ese bar refleja bien. Guion, ambientación social e interpretaciones lo mejor de la película, pero sí es cierto que hay un punto de exageración de los extremos. No está mal, porque mueve al espectador a posición y eso ya es hacer parte de un trabajo artístico bien.  

Sobre todo de noche (Víctor Iriarte, 2023): La ya más que habitual actriz en Alcine Lola Dueñas actúa en esta película, pero también Ana Torrent y María Vázquez, a esto hay que sumarle que al día siguiente de la proyección era fiesta en Madrid capital, así que la sala estaba llena casi al completo. La película es muy sobria y seca, casi ausente de banda sonora musical para aumentar lo áspero de lo que cuenta. Casi ausente porque en su segunda mitad los personajes tocan música clásica al piano, ya que una de las protagonistas es profesora de piano. Se divide formalmente en cuatro partes, pero en realidad se divide en dos partes. La primera se narra con voz en off de modo epistolar de una madre a un hijo y de un hijo a una madre, a modo monólogo que se intercala muy lentamente con imágenes que funcionan a modo metafórico, pero en algunos momentos también con un surrealismo poético. La segunda parte contiene ya pequeños diálogos entre los personajes principales. Básicamente a una madre le robaron a su hijo nada más nacer en el hospital para dárselo a otra madre. Ella le busca toda su vida y le encuentra justo cuando tiene una enfermedad degenerativa y terminal. Inician un viaje de España a Portugal, donde se supone que viven los responsables de este rapto. Ella entabla una relación afectiva con el hijo y con la madre postiza, pero a la vez les plantea una venganza robando el dinero oculto que ganaron con todo aquello aquellas personas, el cual se haya debajo de un museo de Oporto. A la vez es una misión suicida. En el fondo ni se ahonda en el asunto de los niños robados en España, ni en la trama conspirativa, ni en el plan de venganza… Tratan de ahondar en el dolor interno de la madre que no pudo ejercer y posteriormente en los sentimientos que les provocan a todos el reencuentro, pero se hace de una manera tan fría y estática que tampoco llama la atención. La película se hace muy larga. Parece un cortometraje que hubiera funcionado bien como tal, de hecho lo más destacable es su estética cuidada en sentido de metáforas visuales, pero como largometraje es algo excesivo y cansa. Es dura de ver. No creo que al director le interesa tanto la trama, que es algo secundario, sino la forma visual de narrar, la técnica de crear cuadros con imágenes en movimiento… y en su segunda mitad con apoyo seco de un piano. En lo surrealista ya hubo una película ya comentada que la supera en este festival. No podría decir mucho más. Depende de si vas al cine sólo en busca del esteticismo visual.  

Matar cangrejos (Omar A. Razzak, 2023): Una película canaria que nos acerca a la realidad de la sociedad canaria de la isla de Tenerife en 1992 en un pueblo costero que vive entre la precarización y los empleos que genera el turismo en el zoológico de aves Loro Parque. Raico y Paula son dos hijos de una de las empleadas precarias de Loro Parque, la cual trabaja vestida con el traje tradicional posando con loros para fotografías de turistas. Ella se queda embarazada de alguien que no se sabe quién es, aunque se intuye que puede ser un turista o un extranjero, a la vez que les ha prometido a sus hijos que ella y ellos recibirán en nombre oficial de Loro Parque a Michael Jackson, quien va a ir a la isla a dar un concierto. Ingenuamente trata de enseñarles pasos de baile tradicional canario para convencer a sus jefes. Sin embargo, es una familia desestructurada, sin padre, donde se insinúa que cada hijo puede ser de un padre, con una abuela que vive resignada con su hija y nietos, pero que vive en una casa de la que carecen de papeles de propiedad, y donde la madre está más tiempo fuera de casa por trabajo o fiestas, que cuidando de la familia. Por ello es Paula quien cuida de Raico en un ambiente en el que los planes turísticos sobre la isla apuntan a la destrucción de un proyecto de hotel malogrado, la posible expropiación de la casa de la abuela (cerca de la playa), un pueblo de pescadores que usan la carne de los cangrejos pero se pasan el día borrachos en vidas destruidas, y un grupo de jóvenes entre el alcohol y las drogas que absorben el tiempo de Paula a la par que sienten xenofobia contra los españoles peninsulares (peyorativamente “godos”) y los extranjeros que vienen como turistas. Es significativa la escena en la que en una sala de espera una amiga de la abuela le dice a la abuela la importancia de conocer más mundo que el simple de Tenerife, a la vez que lanza una serie de ideas nacionalistas aparentemente inocentes, pero que cuando se reflejan en las acciones de los jóvenes cobran presencia de un resentimiento profundo por sentirse por un lado fuera de las oportunidades sociales (el inicio de las Olimpiadas en la televisión no les llama la atención como algo propio) y por otro sentir una identificación canaria que ven amenazada al estar cambiando su propio pueblo por los intereses generados por quienes se lucran con el turismo, pero no ponen las culpas en quienes generan esa industria, sino en los propios turistas. Estamos, por tanto, ante otra película de marcado acento propio con carácter de cine social y de conflicto. No es la única película que trata el tema de la falta de oportunidades y los trabajos y las vidas precarias. Puede ser un reflejo de la actualidad. Personalmente yo visité es isla en 1995 como adolescente y en mi recuerdo creo que queda bien retratada. La dirección artística ha reflejado bien aquellos años en aquel lugar, así como un ambiente social determinado a punto no tanto de desaparecer como de ser desplazado de lugar. Buena intuición, escenas que llegan a intrigar, como el pescador alcohólico y el niño, composiciones del argumento que prometen, pero… pero algo no termina de cuajar. El metraje no termina de rematar nada en concreto, deja botando una pelota del aborto en Londres, cuando en España se podía abortar, así como deja botando muchos otros asuntos, lo que hace que se haga al final como película larga y que tras sus tres cuartas partes el espectador empiece a ver que no se va a ningún sitio no tratado ya. Nos hace preguntarnos si no será otra buena idea como cortometraje, pero mal tratada como largometraje. Tiene cosas que prometen, pero… pero tiene un algo que nos hace quedar a la espera de algo que no termina de llegar. Es un retrato social de esa Canarias previa a la Canarias saturada de turismo… y que aún no conocía en masa a la gente de raza negra, lo que es otra denuncia social, mientras esperan a Michael Jackson, famoso y multimillonario, casi como si ellos fueran otro animal de exhibición del Loro Parque, se extrañan y se apartan ante la llegada de tres negros pobres, que se insinúa que son de los primeros emigrantes africanos. Cuando yo conocí la isla en 1995, bien es cierto que aún no llegaban a las costas canarias las cantidades de emigración africana que llega ahora y casi no había población negra. En general España entera era muy diferente a la España de ahora, se refleja el cambio del mundo.

Heavies tendres (Carlos Pérez-Reche y Joan Tomas Monfort, 2023): Lo mejor de Pantalla Abierta vino justo al final con esta película. Grabada en catalán, sin metafísicas ni trascendencias, presentando un drama sin dramatizar a lo tremendo, con sentido del humor y en unos dibujos animados divertidos y sencillos, de trazo claro, casi näif, sin meterse en complejidades que busquen apelar a una concienciación social que se pueda entender militante, pero sin eludir aquello de lo que te hablan, lo mejor. Buen ritmo, ágil, inteligente, y bien ambientada. Se ubica en 1991, en Barcelona. Justo en ese momento en el que chocan varias culturas musicales en lo que fue el nacimiento del grunge, que revitalizó el punk, el heavy en varias vertientes, que impulso el rock, el hard rock, que hizo reaccionar a todas las tendencias musicales y eso movilizó a todos los que éramos jóvenes en ese momento. Esa década es mi década de juventud. La vi muy bien reflejada, muy bien reflejada en cómo se vivió siendo jóvenes y cómo era el panorama, aunque hay algún detalle que es un tópico actual más que una realidad de entonces. Hablé con otros amigos de la época cuando salimos de la sala y todos coincidimos que era perfecta y divertida, que también se identificaban y que era un acierto reflejar aquel ambiente social y musical sin drama ni trascendencias pesadas. Un chico de familia sin problemas se ve atraído por el heavy, pero no es buen estudiante. De ese modo conoce a otro chico de familia desestructurada con otros gustos musicales pero que se hará amigo suyo cuando este le descubra el heavy. Una chica atraída por el grunge y enamorada de un punk meterá una variante en su grupo de amigos que les hará ir explorando el mundillo de garitos y música de la época y les hará entrar en sus propias contradicciones y descubrir su camino más sólido en su camino de ir siendo adultos. La amistad como valor inviolable, atado por la música, los diferentes ambientes sociales de cada uno, el alcohol, los diferentes gustos, las tolerancias y mentes abiertas… todo, todo es lo que era. Y contado con humor. Es perfecta. Para mí es la ganadora… y es la que hace que el festival merezca la pena este año, pues en todo lo visto hasta este momento, este año para mí lo más alto era una aprobado raspado, abundando los rotundos suspensos por cansinismo condescendiente y trascendente, pero esta, con total justicia, fue la máxima puntuación de. Matrícula de honor. Supo entender una generación que fuimos y somos.

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