lunes, marzo 06, 2023

NOTICIA 2207ª DESDE EL BAR: NACHO Y TINDER

 En la semana del Día Internacional de la Mujer, lo que antes era llamado el Día de la Mujer Trabajadora porque nació en el seno de la Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas cuando en 1910 declararon tal día en 8 de marzo con jornadas de huelgas y manifestaciones conjuntas con hombres trabajadores en protesta por unos trágicos y funestos sucesos a unas trabajadoras de una fábrica y en reclamación de derechos laborales y un mundo más justo y social, pero el cual fue replanteado a partir de 1972 cuando la Organización de las Naciones Unidas acordó en una mayoría inmersa en la Guerra Fría que en 1975 se celebrara como Día Internacional de la Mujer y que desde 1977 cada país readaptase tal día como eso mismo, para cambiar una lucha por derechos laborales por otra de derechos de la mujer en general y por la paz mundial, lo que encerraba en sí una trampa propia de la Guerra Fría, pues el socialismo que inició todo (entendido ampliamente desde el anarquismo, la socialdemocracia y posteriormente el comunismo) en realidad hablaba de los derechos de la mujer ampliamente en todos los ámbitos y de la igualdad de géneros (al menos en principio desde el anarquismo), pues en esta misma semana de este 2023 en España asistimos a algo un tanto insólito. No me refiero tanto a la ya consabida disputa actual entre los socios de la coalición de gobierno y partidos del Congreso sobre los asuntos espinosos y las discrepancias por la llamada Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, conocida popularmente como Ley del Sólo Sí es Sí, así como tampoco por toda la polémica y lo que está rodeando (división incluida de una parte del feminismo más activista que no comparte las mismas ideas que otras partes) por la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva para las personas transgénero y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, conocida popularmente como Ley Trans. Me refiero al insólito caso de que sea esta semana la elegida por una plataforma de entretenimiento audiovisual para ir promocionando su más inmediato próximo estreno de serie de televisión digital que será una biografía del actor de pornografía Nacho Vidal, cuya fama creció mucho en la década de 1990, y continúa.

En realidad es sólo una elección provocativa que no creo que les esté dando la polémica promocional que hubieran esperado, porque las disputas políticas por las leyes citadas les han hecho toda sombra sobre polémicas. No deja de ser sintomático sin embargo que ya vaya habiendo mentes que cada vez más descaradamente no les importa usar determinados momentos solemnes para crear ruido que les pudiera beneficiar. No olvidemos que una parte importante del feminismo y de las campañas por la igualdad que se lanzan desde el Ministerio de Igualdad tratan al cine pornográfico como un producto de agresión sexual a la mujer que educa en lo que se ha venido a llamar "cultura de la violación" y deforma las mentes más jóvenes. El mismo sábado 4 de marzo la segunda edición del telediario de Televisión Española emitía un reportaje con educadoras sociales, psicólogas y jóvenes de ambos sexos donde se trataba a la pornografía como un problema a eliminar al ser confundida con educación sexual. Por otro lado, para ser justos, existe una parte del movimiento feminista que aboga por la existencia de cine pornográfico siempre y cuando sea tratado de una manera diferente, en lo que llaman pornografía con perspectiva de género, o sea pornografía con valores feministas y de igualdad, incluso sentimental. Y por otro lado también, aunque no es común ni fácil encontrar sus voces, también existen psicólogos que afirman que no está demostrado que pornografía y "cultura de la violación" esté asociado, aunque ciertamente la pornografía debe ser vista como ficción y no como realidad ni mucho menos como educación. Estos se apoyan en otras épocas donde se asociaba a los cómic, el cine o la música rock con la violencia, los asesinatos e incluso el satanismo y el mal gusto. No obstante, vuelvo a dar un giro, sí que es cierto que muchos psicólogos sí parecen asociar pornografía y creación de mentalidades agresivas con la mujer. Expuestas las posturas, sin profundizar en ellas y sin decir mi visión, continuemos.

En el anuncio de la serie Nacho, ya sea en reportajes, telediarios, anuncios televisivos o prensa escrita, no deja de ser gracioso que se refieran a la fama del actor por su don. Tal don es de todos conocidos que era el enorme tamaño de su pene, aunque los productores puede que jueguen a un doble sentido, pues por ejemplo en el reportaje del telediario nocturno de Antena 3 en domingo 5 de marzo, un día después del reportaje de Televisión Española, se habla de un don para interpretar y para hacerse famoso en el género no sólo en España, si no también internacionalmente, y es cierto, como es cierto la afirmación que se hizo de que es un actor muy conocido por toda la sociedad a pesar de ser un género tabú para muchas personas, lo disfruten en secreto o no. Más allá, una de las productoras (dejaron la promoción en manos prácticamente de mujeres hablando a favor) aseguraba que la serie no contiene pornografía, cosa que es tramposa, pues puede no contener pornografía tal como esta se graba, pero evidentemente contendrá sexo, pues la serie es la biografía de un actor famoso de la pornografía. Alguna prensa digital ya ha avanzado que Nacho Vidal hace un cameo, pero no con su cara, si no con su pene. 

Curioso que en plena semana del 8 de marzo se haya decidido promocionar la serie vendiendo la figura de Nacho Vidal como una persona de éxito (que lo es) y como pornografía inocua, cuando tengo serias dudas de que buena parte de sus películas sean del género pornografía feminista. La polémica como tal no les ha funcionado porque como se ha dicho los políticos han puesto ya el debate polémico ellos solos. Al feminismo en general tampoco le he leído o escuchado decir nada de la serie de momento, están evidentemente a otros asuntos más importantes respecto a los efectos de las leyes aprobadas, por otro lado hay canales de televisión que han considerado, con razón, que este año hay que poner el foco en la lucha feminista en lugares como Irán o Afganistán, donde las mujeres llevan un duro año de luchas ante restricciones e incluso violencias como el asesinato con connivencia del Estado por llevar mal un velo religioso o envenenamientos masivos de estudiantes femeninas por estudiar. Puede que según se estrene la serie surja alguna voz, no digo que no, pero puede también que la percepción sobre la pornografía no coincida con la de algunas campañas puestas en marcha, por lo que la serie pase a ser en los hogares comunes un simple: "¿vemos otro capítulo?". De hecho, la promoción de la serie pareciera querer normalizar el consumo de pornografía como algo de hombres y de mujeres, de mujeres y de hombres, no necesariamente como violencia ni como aberración, sino como algo natural en buena parte de la sociedad. El sexo como algo natural, aunque solo sea por disfrute, no necesariamente por sentimientos. En todo esto, aunque esto sea así, tenemos que recordar que no hay que confundir promoción de lo que sea con información. Dentro de esto, cada cual informado sea libre de tener su opinión y su gusto propio.

 Todo sea dicho de paso, yo no he visto nada del comienzo de la serie ni de la serie en sí, así pues todo sea que la trama venga a decirnos sutilmente mensajes a favor y en contra. No lo sé.

En realidad hoy no quería hablar tanto de Nacho Vidal, podría haber hablado de Tinder, la aplicación para encontrar pareja que en general la gente lo usa más para tener sexo ocasional. España es el segundo país del mundo que más lo usa después de Estados Unidos, o al menos esto era así la última vez que lo vi en prensa económica hace unos meses. No me extraña demasiado, por lo general también somos el segundo país que más cine estadounidense consume tras Estados Unidos, y también ocupamos primeros puestos en diversas tecnologías que no son de España, incluso las ilegales, como la piratería, o al menos esto también era así la última vez que lo volví a ver hace unos meses, no sé si habrán cambiado las estadísticas, pero no parece, no suelen cambiar, es parte de nuestra forma de ser. 

Tinder ha sido llamado en varios lugares por sociólogos y psicólogos "mercado de la carne". Ese término es el que se solía usar hace siglos para la compra venta de esclavos, pero también incluso en la actualidad para la trata de blancas, la prostitución organizada. Evidentemente Tinder es solo un negocio basado en la concertación de citas entre desconocidos a través de una aplicación de Internet, la empresa tendrá sus ganancias de publicidad, acceso a datos o cuentas de usuarios masculinos que pagan para tener ventajas en la aplicación respecto a otros usuarios (las mujeres no pagan). No es una única empresa dedicada a esto, existen otras como Adopta un hombre y similares. No hay pago económico por llegar a una persona, no pagas por esa persona, no es prostitución, son solo contactos de citas. En principio se anuncian para encontrar pareja, y es cierto que han salido parejas de novios e incluso matrimonios en algunos casos, pero por lo general la gente lo ha normalizado como una página para conocer gente con quien tener sexo ocasional fácil si en la cita concertada les va bien. Así que más que de citas sería de contactos, por muy mal que suene esto al recordarnos las famosas secciones de contactos en los periódicos.

Que le hayan dado el nombre de "mercado de la carne", actualizando el término en el siglo XXI, por cierto que yo mismo me referí así a Tinder antes de saber que había psicólogos y sociólogos que lo habían nombrado así, podría venir a que simplemente antes de contactar con alguien se te muestran fotografías de ese alguien, y tú puedes pasarlas o no. Puedes escoger como quien escoge en un escaparate. No se me ocurre mayor conversión de la persona en objeto. Uno es observado como quien observa la fotografía de un plato o de otro en un restaurante, como quien mira una camisa u otra que poder ponerse ese día. Es algo totalmente aceptado por mujeres y por hombres, sin pegas.

Ahora bien, si uno lo piensa, que en Tinder los hombres tengan opciones de pago si quieren saber, ver y contactar con las mujeres que les ha marcado un "like" ("me gusta"), pero ellos previamente no lo habían hecho (lo que se llama "match", "pareja"), sea porque no la vio o en ese momento no le interesó, o sea: que paguen para poder hacer "match" si les interesa, pero las mujeres lo tienen como algo gratuito, equivale tanto a esas discotecas que dejan pasar gratis a las mujeres, pero los hombres deben pagar; tal como dije yo hace tiempo a grupos de amigas años antes de que el discurso por la igualdad se hiciera eco generalizado: es transformar a la mujer en el producto, o sea, en el objeto. En este caso, siendo todos una especie de objeto de escaparate, ella sería más objeto que él, pues él paga por verla, ella no paga por verle. Ella parece más producto que él. Esta semana apareció en telediarios y prensa, como por ejemplo ayer en El País, que una encuesta ha dado por resultado que el 22% de las mujeres que usan aplicaciones de citas como esta ha sido, o ha sentido ser, agredida sexualmente al creerse él con derechos sexuales que no tiene. Esto evidentemente es lamentable y condenable, pero me temo que si queremos explicaciones una parte de ella es precisamente el pago de dinero, al pagar se crea una mentalidad en algunas personas con ideas equivocadas, pero basada en "pago para obtener". No todo el mundo piensa así, afortunadamente, pues la encuesta habla de un 22%, por lo que hay un porcentaje mayor que sabe que las relaciones humanas son otra cosa incluso usando estas aplicaciones, pero si se rasca me temo que algo se va sacar si se reflexiona de esto, como cuando de manera generalizada se reflexionó sobre que los hombres paguen en discotecas y las mujeres no. Posible solución: que nadie pague o que todos paguen.

Hay personas que aún no usan estas aplicaciones, a pesar de que no solo las estadísticas dicen que España es el segundo país en usarlas más, sino que también se está imponiendo este sistema cada vez más. Los que no lo usan pueden tener diversos motivos. Yo personalmente no las uso. No tengo nada contra quien las usa, pero yo no las uso. Me parece realmente que por mucho que a mí también me gustaría y me gusta disfrutar de ciertas cosas, no quiero transformar a nadie en objeto. 

Esta semana, para poder escribir sobre esto, he abierto un perfil en Tinder para ver cómo funciona. Lo cierto es que me resulta gracioso, parece que toda España escala o hace senderismo en la montaña, está permanentemente en la playa y todos, absolutamente todos, van al gimnasio. Los perfiles más sinceros parecieran los que precisamente se ríen de esto.

Una vez hablé con una chica que conocía sobre esta aplicación. De hecho fue ella quien me habló de Tinder invitándome a usarla ante mi escasez de capacidad de ligar. Me habló de cómo funcionaba por primera vez, pues yo no sabía muy bien de qué iba esto, hablamos de hace unos años ya, cuando era algo novedoso. Le comenté lo que acabo de escribir arriba, cosa que me reafirmo en ello, y que prefería conocer a gente en persona, y me parecía que si la gente quería tales encuentros por medio de un escaparate, no debería haber problemas ni hipocresías para hacerle asco a conocer personas en carne y hueso, con conversaciones, sensaciones e interrelación en el mundo real, sin necesidad de poner primero tu foto en el escaparate y luego conversaciones por escrito. Me contestó algo que luego en momentos sucesivos hasta la actualidad me he encontrado en alguna otra ocasión cuando raramente ha surgido el tema de conversación "uso de Tinder": conocer a alguien en persona le podía resultar violento a ella, lo consideran baboso y podía hacer sentir incomodidad si alguien desconocido se le acercaba en un bar. A pesar de que le razoné de que hay muchas personas desconocidas que al conocerse terminaron siendo amigas, novios o matrimonio, ella insistió de que eso mejor si se elegía en una aplicación de Internet previa foto, porque en carne y hueso no deseaba ser molestada. Pero lo cierto es que la gran mayoría somos desconocidos entre nosotros, para conocernos simplemente tenemos que darnos una oportunidad, da igual si como amigos u otra cosa, pero el factor humano me parece más óptimo que el factor escaparate. Sin embargo, dado los avances de Tinder en España, supongo que empiezo a estar en franca minoría, y dados mis resultados personales no lo dudo. 

Bien es cierto que no sé muy bien a menudo qué decir.

Fuera del mundo Tinder, que yo no lo trabajo, fuera del mundo ligoteo, he conocido este año muchas personas que me eran desconocidas en mi vecindario. Ahora me son vecinos y conocidos. Ahora a veces en mi soledad bajo me los encuentro y hablamos y bromeamos. Son vecinos con los que al hablar ahora nos conocemos, gente que incluso demuestra interés por cuándo encontraré trabajo, que incluso me han invitado ante la escasez de dinero. Eso no te lo da un escaparate, no digo que no te dé gente capaz de ello, digo que no te da la sensación humana de que esto ocurra sin haberlo elegido previa foto de la persona, cual boquerón a elegir entre los boquerones del pescadero.

 En fin, sólo son reflexiones donde explayarme en el regreso de la tilde en las ocasiones precisas de "sólo". Saludos y que la cerveza os acompañe.

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