domingo, octubre 03, 2021

NOTICIA 2080ª DESDE EL BAR: XXXV FERIA DEL LIBRO ANTIGUO Y DE OCASIÓN ALCALÁ DE HENARES

 La feria del libro antiguo y de ocasión ha regresado a Alcalá de Henares ayer 2 de octubre y se quedará hasta el próximo fin de semana, incluido él mismo. Entre tanto el Mercado Cervantino también ha regresado. Ambos eventos lo han hecho con novedades de ubicación después de que el año pasado no se celebraran por la pandemia de la Covid-19. El Mercado Cervantino se ha retirado del centro de la ciudad y se ha ido al recinto ferial, al otro lado del río Henares. No he ido, no me interesa. No sé si es menor o cómo es. Para mi gusto los dos o tres primeros años de ese mercado me parecieron geniales, luego se ha ido transformando en otra cosa, en una especie de monstruo turístico que a la vez a arrastrado a varios negocios y esencias de Alcalá a desaparecer para que en su lugar vengan negocios totalmente ajenos a la realidad de lo que era Alcalá, para ser un poco más invenciones para el turista. Que el Mercado Cervantino esté en el recinto ferial supongo que será provisional por estar en la fase final de la pandemia, o eso parece, por lo que tal vez el año que viene vuelva al centro de la ciudad y por medio de sus cuerdas y anclajes vuelvan a destrozar los monumentos del centro con total ceguera de las autoridades, tal como pasó con los monolitos de la estatua de la Plaza de los Santos Niños que recuerdan a historiadores españoles que historiaron sobre América en los siglos XVI y XVII y tuvieron que ver con esta ciudad. Su deterioro tiene que ver con esas cuerdas que usaron en más de una ocasión en ediciones anteriores.

Tiene más arraigo y más tradición las ferias del libro en esta ciudad. La del libro nuevo se paró de celebrar en su XXXVIII edición, en abril de 2019, la del libro antiguo y de ocasión se paró en su XXXIV edición, en octubre de ese mismo 2019. Los libreros alcalaínos interesados en participar y aquellos otros que se acercan a la ciudad por estos eventos dejaron de celebrar estos eventos un año y medio. Han sido malos momentos para sus ventas, aunque una librería que no suele participar de estos eventos, pero sí de la de Madrid capital, Diógenes, no le ha ido tan mal en esta pandemia. Aunque ha tenido una pequeña bajada de ventas dado que la gente compró por Internet o dejó de comprar, tuvieron un pequeño tirón de ventas en un momento determinado de esta pandemia. No todo ha sido así, si bien la  librería de Javier (o Cervantes) cerró por jubilación, Notting Hill cerró como librería, aunque sigue como espacio cultural y aún vende libros, pero no como librería, entre tanto Domiduca vivió una gran bajada de ventas, y así podríamos seguir con otras. Lo cierto es que con el confinamiento domiciliario de 2020 no se pudieron celebrar las ferias del libro de primavera, pero luego, el resto, las del libro antiguo y de ocasión, con la pandemia pero sin confinamiento, dependieron de cada localidad. Y en este 2021 todas las ferias del libro siguieron dependiendo de cada localidad. Así por ejemplo, Guadalajara no renunció a ninguna y Madrid decidió celebrarlas todas aunque fuera con retraso. 

La cosa es más compleja, una vez que el Estado y las diferentes Comunidades Autónomas iban dando posibilidades de celebración, eran los ayuntamientos los que decidían, pero estos no decidían meramente desde los políticos electos, sino que se reunían con el sector de los libreros y les consultaban. En el caso de Alcalá de Henares fueron los propios libreros los que en 2020 y en la primera mitad de 2021 prefirieron esperar a que la vacuna avanzara a pesar de que las ventas les iban muy mal. Ahora, con una vacuna ya en buena parte de la población, con una parte importante de las medidas contra la Covid-19 siendo retiradas (mañana lunes 4 de octubre se podrá usar de nuevo las barras de bar mientras que los horarios volvieron a la normalidad la semana pasada, o bien los espectáculos al aire libre recuperaban su aforo) y tras más de un año y medio de ventas muy bajas, han decidido poder retomar las ferias del libro.

Lo cierto es que se han animado pocos a poner puesto, desconfían de que la gente vaya a acercarse. Les han dado una nueva ubicación, este año están en la calle Libreros, en parte por recuperar la lógica histórica de esa calle, en parte para dinamizarla tras hacerla peatonal y en parte porque querían liberar un poco la Plaza de los Santos Niños y la de Cervantes, por la pandemia, aunque no hubo problemas para poner casetas de bar durante las ferias de agosto. A ver si les va bien, porque en los últimos años el organizador del Mercado Cervantino, con permiso del ayuntamiento al no poner reparos, creo que no tuvo problema alguno de tener el mal gusto de tratar de tapar con sus puestos la visión de la existencia de los puestos de la feria del libro en los Santos Niños, con la idea de ir asfixiando poco a poco a los libreros y lograr algún año aumentar él su propio negocio cervantino haciéndose con ese espacio, por el cual cobraría el alquiler a los que quisieran poner puestos cervantinos "allí". O al menos esto me ha llegado por varias vías de gente relacionada con estas cosas en años anteriores. A veces a uno le gustaría que la prensa local indagara más sobre las cosas que pasan en la ciudad y contaran las noticias más allá que como meros propagandistas de los eventos. 

Como sea, a mí que me gusta octubre y el otoño y su lluvia, aproveché esta mañana de lluvia de domingo, segunda de la feria del libro, para ir hasta la calle Libreros y ver lo que hay. Hay muy pero que muy pocos puestos y la cosa es que los que había estaban cerrados en su mayoría. Deberían haber abierto a las 11:00 a.m., pero sobre las 11:30 a.m. o las 11:50 a.m., cuando yo llegué, había muy pocos abiertos de los pocos que había, abrieron media hora después. Supongo que sería por la lluvia, que ni los propios libreros creyeron en sí mismos para lograr vender en esas condiciones. Tampoco había luz eléctrica en las casetas, un fallo eléctrico las tuvo sin luz y como estuve hasta que abrieron todos vi que la luz no regresó, pero se veía bien con la luz de la lluvia de otoño. La verdad es que me pareció una falta de respeto por parte de los libreros, porque yo, que he atravesado media ciudad solo por ellos, e imagino que cualquier otro ciudadano, también he vivido la lluvia y llegar allí para encontrar puestos cerrados, pues no es algo que atraiga. Al menos hice tiempo tomando algo en Las Cuevas de Antolín, un bar clásico de esa calle, donde además sirven tapas calientes de puchero si las pides.

Hay cosas interesantes en un par de casetas, como por ejemplo la del ayuntamiento, y hay libros de ocasión nuevos dignos de tener en biblioteca. En las antigüedades destaco la presencia de libros de filosofía variados, cómic de Astérix, una colección de ciencia ficción serie azul que contiene títulos que solo editaron en España en esa edición. En fin, que hay mucha cosa repetida, pero alguna cosa hay. Lo cierto es que si Alcalá quiere hacerse conocer en la cultura de Madrid como ciudad de las Letras, al ayuntamiento le queda mucho recorrido que trabajar con libreros y con escritores, incluso con empresas editoras, pero creo que el ayuntamiento está más interesado en los bares y chorizos asados del Mercado Cervantino. Como sea, la importancia del evento, aunque sea humilde y deje alguna cosa que desear, no solo es su nueva ubicación, es sobre todo que han regresado las actividades normales, poquito a poco, sí, pero es un síntoma más de que vamos dejando atrás la enfermedad como pandemia, aunque como enfermedad vaya a quedarse. Vamos superando la pandemia.

1 comentario:

argonauta dijo...

Alcalá ha perdido desde hace quince o veinte años mucho en cómo eran sus ferias de libro antiguo. Deben replantearse muchas cosas y volver a recuperar lectores compradores que les interese de nuevo la feria de Alcalá y no solo se interesen ya por irse a Madrid.