Cuando comencé mi actual trabajo temporal en Vallecas me encontré una calle por mí ya conocida, que es donde está el archivo donde ahora laboro, que estaba levantada porque le estaban poniendo alquitrán nuevo a la carretera. También estaban haciendo una gasolinera en un espacio vacío y tenían parte de la acera también levantada, para meter cables. El nuevo asfaltado lo acabaron en una semana. La gasolinera se levantó en dos. La acera la pusieron en un día. Hoy cuando he ido esta mañana pensaba que lo sorprendente de todo, aparte de la celeridad, es que nadie diría que todo eso era totalmente nuevo. Parecía como si siempre hubiera estado ahí, tal cual. Sobre todo impacta la gasolinera creada casi de la nada. Es como si siempre hubiera estado ahí. Claro que lo que más me atrae la atención es un gimnasio puesto en lo que debió ser un taller mecánico y que a las siete de la mañana ya está abierto. Paso por allí de camino a mi trabajo cada día y les veo levantando pesas cada día. No sé si me llama más la atención lo temprano de la apertura, que sea muy evidentemente lo que fue un taller, o que ya haya gente haciendo pesas a esas horas. Ese gimnasio está justo al lado del espacio donde se ha levantado una gasolinera de la nada. En medio de ese panorama nos cruzamos trabajadores de todo tipo yendo a las cafeterías antes de entrar cada uno a su puesto. Yo: archivero en un archivo de la Comunidad de Madrid, pero hay otras personas de oficinas, gente del edificio central de Correos con sus camiones entrando y saliendo a todas horas, alguien de transportes, trabajadores de las imprentas de la ONCE, montones de mecánicos, transportistas, basureros de Madrid, gente de la construcción, chatarreros, pasteleros industriales, camareros y cocineras de los bares y cafeterías, algún laboratorio, almacenistas de bazares chinos, y esa gente del gimnasio. Es cuando menos algo particular. Probablemente sea una de las calles de Madrid capital con más tráfico de automóviles y de gente a las horas punta de entrada y salida de los trabajos, pero es una calle poco conocida, de un polígono altamente activo. No es la Gran Vía, ni la Calle Alcalá, pero a veces pienso la cantidad de vida que tiene entre semana. Tal vez por eso el ayuntamiento de Madrid haya logrado hacer las reformas de la calle con una celeridad realmente sorprendente. Una calle normal de un polígono, una calle desconocida, que sin embargo parece vital.
Y cuando cruzas la calle pasas de un polígono a un barrio común, con sus viviendas y sus conexiones de transporte público con el resto de Madrid, incluso con la vía de tren que une a esa parte del barrio con el ramal del Este de la Comunidad Autónoma.
Puede que los periodistas suelan buscar historias de manera diaria en los lugares más céntricos de las ciudades, pero a menudo lo más importante de las ciudades ocurre en estos lugares, y son parte de las vidas comunes de la gente común. Saludos y que la cerveza os acompañe.
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