La revista literaria digital Jazz Café Montaigne está creando esta semana una antología de poemas creados a raíz de la actual crisis sanitaria. Los poemas pueden abarcar desde la enfermedad misma del Covid-19, la pandemia, el estado de alarma, el confinamiento, las relaciones familiares o amistosas, la solidaridad, la tragedia, lo intimista, o cualquiera de los puntos de vista posibles, en todo estilo posible. Ha llamado a la antología, que finalizará el domingo que viene en su fase de recoger material y algún momento de los días siguientes en su fase de publicación, Poesía antiviral. Por subtítulo le han puesto "Una acción poética urgente con motivo de la excepcional situación ocasionada por la pandemia del Covid-19". Detrás de la iniciativa está el propio editor Michel Montaigne. Me avisó del proyecto una amiga bibliotecaria de las bibliotecas públicas de Madrid, Angie. Me puse en contacto con la revista y han antologado mi poema "Queda el viento", que publiqué el día de la poesía en esta misma bitácora de Noticias de un espía en el bar, en la Noticia 1949ª.
Yo ya había sido antalogado con otros poemas, en esas ocasión breves, en la antología hispanoamericana Tú 2 (2015), editada en papel y la cual llegó a muy poca gente. Lo conté en la Noticia 1486ª.
Yo ya había sido antalogado con otros poemas, en esas ocasión breves, en la antología hispanoamericana Tú 2 (2015), editada en papel y la cual llegó a muy poca gente. Lo conté en la Noticia 1486ª.
Al antologarme no han hecho caso a mi petición de firma, como Daniel L.-Serrano "Canichu", y han vuelto a escribir mi nombre y mis dos apellidos completos. Sigue habiendo mucho recorrido que hacer en las mentalidades para hacer que la gente acepte y respete las decisiones sobre la propia vida de cada uno. Normalmente es más común ver cuestiones así con temas mucho más complejos y polémicos, como puedan ser los de identidad sexual, o de violencia de género o de otro tipo, yo comprendo que es anómalo la solicitud de respeto a un nombre. Pero no es algo nuevo, ya en algunos metrajes de comienzos del siglo XX aparece esta polémica por la cual la gente se resiste a concederle a cada uno el nombre con el que desea ser llamado, por ejemplo en Carne de fieras (Armand Guerra, 1936). Es curioso cómo cuando alguien es famoso nadie tiene problemas para concedérselo. ¿Alguien, que no sea del círculo cercano a él que él deseara que lo hiciera, llamó por su nombre real a Kirk Douglas por su auténtico nombre, a Azorín, a Bob Dylan, a Marilyn Monroe o a Gustavo Adolfo Bécquer, el cual alteró el orden de sus apellidos reales para firmar sus escritos? Pero bueno, bien está que me hayan antologado y quedo agradecido. A fin de cuentas, en mis libros publicados también ha sido imposible lo del nombre y en cada uno está de un modo, por lo que en bibliotecas y demás es más general aparecer por mi nombre y apellidos.
Sea como sea, muy agradecido, y bien está como está. Ocupo el puesto a la puesá XLI (41ª) antologada, editada acorde al resto de los antologados. Incluí un pequeño cambio en uno de los versos finales de una palabra respecto a la versión original. La podeís ver en Jazz Café Montaigne...
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