Se están cumpliendo 75 años del comienzo de la Guerra Civil Española, como han ido (y van) recordando medios de comunicación como el diario Público y El País, curiosamente ambos sin mencionar para nada la contribución anarquista a la defensa de la democracia, ni a la revolución anarquista, ni que quien intentó frenar las ejecuciones descontroladas en la zona republicana fue un ministro anarquista, García Oliver, o que tras la guerra entre los diputados exiliados que los alemanes entregaron al general Franco para que los matase figuraba otro ministro anarquista, Joan Peiró. He de suponer que estos diarios con cosas así aún siguen haciendo "sus guerras" encubiertas de "buen rollismo" republicano que tapa en realidad partidismo político puro, duro y simple. Sea como sea, los días previos al 12 de julio de 1936, un teniente de la guardia de asalto, José del Castillo, mató a un familiar de un destacado miembro de Falange Española por accidente en la dispersión de una manifestación violenta, justo en unos días que incluso el jefe del Estado, Manuel Azaña, había sufrido atentados fallidos contra su vida por parte de la extrema derecha española. Eso hizo que Del Castillo sufriera otra serie de intentos de asesinato por parte de Falange Española hasta que lograron matarlo desarmado cerca de su casa el 12 de julio. A las pocas horas, siendo 13 de julio, sus compañeros de oficio fueron a detener al diputado de extrema derecha Calvo Sotelo, que había dado un discurso en el Parlamento muy incendiario que invitaba a los militares a levantarse en armas para acabar con las gentes de izquierdas de España. En el trayecto del coche que le llevaba a comisaria le dispararon a la nuca. Esta muerte sumió al país en varios enfrentamientos violentos, hasta que el 17 de julio en Ceuta, una serie de militares se reunieron para precipitar un golpe de Estado que el general Mola, desde la península, llevaba meses planeando. Les salió mal pero no se rindieron y surgió una gran cantidad de violencias que al día siguiente, 18 de julio, provocaron que Mola proclamara un alzamiento militar que provocó numerosos disturbios, no obstante, los entierros de Calvo Sotelo y Del Castillo se habían encontrado en el cementerio de La Almudena de Madrid, dando por resultado un enfrentamiento entre los asistentes hasta con armas. Pero fue justamente el 19 de julio de 1936 cuando ya era totalmente evidente que aquello había terminado en el comienzo de una guerra civil, la más sangrienta vivida en el mundo hasta esa fecha... luego vendrían otras en otros lugares.
Muchas cosas se derivaron de todo aquello, por ejemplo la derrota de la democracia y el triunfo de una extrema derecha liderada por el general Franco que no dudó en apoyar en lo que pudo a los NAZIS alemanes y a los fascistas italianos, tal como ellos mismos le habían ayudado a él para ganar aquella guerra. De ahí surgieron una serie de exiliados políticos de los que, algunos, generaron un volumen de documentación posterior, que es la que ahora me permite trabajar como archivero historiador al haber sido admitido en una beca de colaboración precisamente para hacerme cargo de ella y ponerla en orden y al servicio futuro de la ciudadanía.
Es por ello que quizá el mejor homenaje que puedo hacer a los que lucharon por la democracia es recordar la memoria de uno de aquellos exiliados anónimos en representación de los demás. Su necrológica y biografía consiguiente fue publicada en la revista "Hispania", que editaba la FEDIP (Federación Española de Deportados e Internados Políticos Víctimas del Fascismo), fundada en Francia en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial. Fue en 1982, tal revista se puede consultar en el Archivo Obrero, donde se ubica la Fundación Pablo Iglesias. Se trata de Rafael Calvo Collado, un hombre que fue recordado como persona de buen humor pese a la circunstancia de su vida que fuera. Comenzó a trabajar desde niño, decía su necrológica, y desde joven se afilió al Sindicato del Vidrio, siendo este alguna sección de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), pues era anarcosindicalista. Fue un militante activo pese a las dificultades durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923 - 1930), y aún más durante la Segunda República y la Guerra Civil (1931 - 1939). Al ser derrotado en la guerra se exilio junto a miles de españoles a Francia, donde fue recibido siendo internado en un campo de refugiados, los cuales no tenían nada que envidiar a los campos de concentración. Cientos de españoles, vigilados por centinelas senegaleses desde torretas militares, rodeados de alambradas, mar y frío, murieron de hambre, cansancio y penalidades. Al estallar la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945) pocos meses después fue enviado a una Compañía de Trabajo para que construyera trincheras y defensas contra los alemanes, bajo amenaza de devolverlo a España si no lo hacía, lo que hubiera supuesto una posible ejecución. Con la derrota fulminante de los franceses en 1940, fue preso de los NAZIS alemanes, que le internaron y le metieron en cárceles hasta dar con sus huesos en los campos de concentración, de exterminio, tales como Mautahusen. Fue liberado al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Desde el primer momento participó activamente en la creación, asambleas y comicios de la FEDIP, como persona que había padecido tales males. En concreto representaba a la FEDIP Departamental de Burdeaux, donde en ningún momento de su vida dejó de asistir a las reuniones y permanencias, y donde, parece ser, siempre hablaba. Murió en febrero de 1982, y fue enterrado el 2 de marzo siguiente de forma civil.
Historias como esta son las que van conformando la Historia, y la vida. Si hay que recordar algo hoy, que sean ejemplos de la defensa de la libertad, la democracia y la igualdad, muy dignamente, sin olvidar porqué hay que recordarlo.
Que la cerveza os acompañe.
Muchas cosas se derivaron de todo aquello, por ejemplo la derrota de la democracia y el triunfo de una extrema derecha liderada por el general Franco que no dudó en apoyar en lo que pudo a los NAZIS alemanes y a los fascistas italianos, tal como ellos mismos le habían ayudado a él para ganar aquella guerra. De ahí surgieron una serie de exiliados políticos de los que, algunos, generaron un volumen de documentación posterior, que es la que ahora me permite trabajar como archivero historiador al haber sido admitido en una beca de colaboración precisamente para hacerme cargo de ella y ponerla en orden y al servicio futuro de la ciudadanía.
Es por ello que quizá el mejor homenaje que puedo hacer a los que lucharon por la democracia es recordar la memoria de uno de aquellos exiliados anónimos en representación de los demás. Su necrológica y biografía consiguiente fue publicada en la revista "Hispania", que editaba la FEDIP (Federación Española de Deportados e Internados Políticos Víctimas del Fascismo), fundada en Francia en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial. Fue en 1982, tal revista se puede consultar en el Archivo Obrero, donde se ubica la Fundación Pablo Iglesias. Se trata de Rafael Calvo Collado, un hombre que fue recordado como persona de buen humor pese a la circunstancia de su vida que fuera. Comenzó a trabajar desde niño, decía su necrológica, y desde joven se afilió al Sindicato del Vidrio, siendo este alguna sección de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), pues era anarcosindicalista. Fue un militante activo pese a las dificultades durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923 - 1930), y aún más durante la Segunda República y la Guerra Civil (1931 - 1939). Al ser derrotado en la guerra se exilio junto a miles de españoles a Francia, donde fue recibido siendo internado en un campo de refugiados, los cuales no tenían nada que envidiar a los campos de concentración. Cientos de españoles, vigilados por centinelas senegaleses desde torretas militares, rodeados de alambradas, mar y frío, murieron de hambre, cansancio y penalidades. Al estallar la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945) pocos meses después fue enviado a una Compañía de Trabajo para que construyera trincheras y defensas contra los alemanes, bajo amenaza de devolverlo a España si no lo hacía, lo que hubiera supuesto una posible ejecución. Con la derrota fulminante de los franceses en 1940, fue preso de los NAZIS alemanes, que le internaron y le metieron en cárceles hasta dar con sus huesos en los campos de concentración, de exterminio, tales como Mautahusen. Fue liberado al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Desde el primer momento participó activamente en la creación, asambleas y comicios de la FEDIP, como persona que había padecido tales males. En concreto representaba a la FEDIP Departamental de Burdeaux, donde en ningún momento de su vida dejó de asistir a las reuniones y permanencias, y donde, parece ser, siempre hablaba. Murió en febrero de 1982, y fue enterrado el 2 de marzo siguiente de forma civil.
Historias como esta son las que van conformando la Historia, y la vida. Si hay que recordar algo hoy, que sean ejemplos de la defensa de la libertad, la democracia y la igualdad, muy dignamente, sin olvidar porqué hay que recordarlo.
Que la cerveza os acompañe.
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