No fue el único problema, un año más a algunas personas el correo de confirmación de jurado o no le llegó o pasó a carpeta de spam, por lo que se repitió el problema ya existente desde que empezaron con este sistema. Pero fue peor que el sistema de códigos QR para votar las películas tuvo fallos importantes y no dejaba votar más que en algunos momentos, mientras que la pestaña para ir a votar en la web tardó en salir en la misma hasta el segundo bloque de europeos. Es algo anecdótico, pero son cosas importantes. Hay que recordar que otros años los fallos han venido precisamente por el mismo lugar. Quizá la organización debe revisar cómo se organiza. Es una nota que pongo para aportar en positivo que creo que ese ejercicio se ha de hacer.
En líneas generales los cortometrajes estuvieron mejor el año pasado que este actual mi gusto, pero no es el año más duro que yo haya visto y vivido en estos veintiséis años que vengo ejerciendo. Si que es cierto que empieza a ocurrir algo que este año se me hizo pesado por repetitivo. Todos los años se cuela algún extenso cortometraje, muy extenso cortometraje, que son sucesiones de imágenes o de fotografías en los cuales, aunque haya siempre alguna metáfora y algo de metafísica en alguna ocasión, lo que prima es las cuestiones técnicas, lo normal es que sea la textura, la luz, la composición estética... Pero esto es como si desde 1929 la película de Buñuel Un perro andaluz se presentaran películas iguales y una y otra vez la seleccionan como si fuésemos incapaces de salir de un bucle. Aunque Un perro andaluz sea una obra de arte, si desde 1929 a 2025 sólo ponemos en valor verla a ella o a obras iguales o similares, algo falla, y se puede caer en un revulsivo. Y como los miembros seleccionadores cambian cada cierto tiempo, pero en general hay unas mismas caras que sí repiten invariablemente a lo largo de los años, es de compartirles también la idea de que está bien valorar los cortometrajes basados más en lo técnico, pero que lo técnico sólo no es todo, debe aportar algo más que sí mismo.
Hay años en los que coincide que el festival tiene grandes aportaciones, como aquel en el que se dio a conocer Álex de la Iglesia, homenajeado de este año, pero también ha tenido años que podríamos llamar valle y otros, pues, bueno, más suaves, digamos. De lo que yo llevo visto y juzgado este fin de semana, de momento, podría decir que este es un año valle. No hay grandes historias que me enloquezcan, pero no hay una mayoría de obras que uno se plantee qué hace uno en la sala, aunque alguna cosa ha habido. También es cierto que la situación personal de cada uno influye en cómo recibe lo que cada año se exhibe. Este año estaba yo pensando en unas cosas que pasaron en esa misma semana y hubo varios cortometrajes que, por su ritmo y por su historia, no lograron sacar mi cabeza de mis asuntos, al punto que uno puede pensar que lo que se me ha mostrado no ha tenido para mí la potencia suficiente para dejarme llevar y reflexionar lo que se me cuenta. Hay, de hecho otro documental, uno de los vistos, que sólo logró captarme un momento muy breve en cuanto a la psicología de uno de los protagonistas en torno al deterioro de su madre, el resto de aquella obra me tuvo en otras cosas, menos en la pantalla. Aunque lo vi y lo seguí, por supuesto.
Pero hay algunas historias que me han parecido muy destacables, como aquel Free the chickens (Vizár, 2024), una comedia de dibujos animados que, no obstante, también tiene una fuerte carga crítica con lo que es la doble moralidad, lo relativo y lo que son cosas que se dan en las personas aunque sean contradictorias. En este caso desarrollado en medio de un grupo de ecologistas que optan por lo que se suele conocer como "terrorismo ecologista", el asalto de una granja para liberar gallinas. Muy destacable también A beer remembers (Feng y Palumbo, 2024), una especie de cuento y mitología inventada en Inglaterra, sobre un espíritu con forma de oso que regresa donde hubo un pueblo y un bosque, pero ahora hay un campo de molinos de viento. Sólo le recuerda una anciana, que va a verle. Tiene diversos caminos de interpretación, como es la modernidad, el paso del tiempo, el acercamiento del fin, lo ecológico, tal vez el alzheimer... queda bajo la reflexión del espectador. Tiene buena foto y el guion es entrañable. Y aún destacaría mucho Dieu est timide (Charles, 2025), otro en dibujo animado que está perfectamente construido, muy bien narrado, tiene su poética, tiene ritmo, tiene gancho... lo tiene todo. Para mí es ganador. Una historia de miedo y misticismo narrada a la vieja usanza. Muy bien hecho. Sin embargo, una historia muy correcta pero que no me capta, que no es que me parezca mala, es que me dejó indiferente, sería una historia algo burguesa sobre una familia rica, el sexo, las apariencias... Os caçadores (Pinheiro, 2024). Invito a ver todo el programa proyectado para que juzgue el lector.
El domingo una amiga, la más cercana a mí y quien mejor me conoce, me llamó para ir junto a algún bloque, pero no quería ir a europeos, por lo que este año rematé mi tarea de jurado en cortometrajes viendo el domingo los nacionales. Me gustó mucho Every light in between (Comín y Solá, 2025) y la voté muy alto. Otro dibujo animado muy poético, sobre un astronauta en Marte que se ha quedado solo. Una preciosa y sutil metáfora del suicidio y de su momento previo que lleva a la decisión del suicidio. Suicidio que no se ve, se sugiere con un precioso estilo psicodélico y pop y música electrónica que nos ubica casi en esas producciones del futuro hechas en la década de 1970. En ese mismo bloque otro cortometraje que hablaba sobre el abandono personal por no sentirse realizado nos muestra a una mujer que trabaja en una radio y ella quiere llevar su propia producción. Como yo he hecho radio muchos años, o al menos bastantes, a mí no me pareció algo real o no me conectó. Estaba bien hecho, quizá en exceso trascendente, lo que le daba un toque irreal a los personajes, pero bien.
Ahora llega de este lunes al jueves el momento de juzgar los largometrajes de los nuevos realizadores en Pantalla Abierta. A ello voy a eso mismo dejándoos estas letras. Saludos y que la cerveza os acompañe.

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