miércoles, octubre 11, 2023

NOTICIA 2261ª DESDE EL BAR: SIETE PELÍCULAS

 Dicen los meteorólogos que después de este fin de semana que viene vendrá al fin el descenso de temperaturas y las lluvias que son más propios del otoño, que ya este largo verano acabaría. A ver si es verdad, porque estas temperaturas es algo totalmente anómalo y muy perjudicial. Hay que acabar con ayudar a potenciar el cambio climático. Como sea, en este largo verano yo me lo he pasado trabajando, hasta que a finales de septiembre se acabó el proyecto para el que me contrataron y por tanto mi contrato. Llevo octubre en paro, sin demasiada posibilidad de hacer cualquier cosa (todo es dinero), pero uno de mis antiguos jefes ha contado conmigo para tener un nuevo trabajo de dos meses que empezaré esa misma semana que viene, cuando al fin llegue el otoño, luego, justo en la puerta de Navidad, volveré al desempleo. Sea como sea, puesto que en verano prácticamente fue trabajar y andar por casa (a pesar de que cuando he salido ha sido muy sonado y hay quien cree que he estado saliendo todos los días, no es así, es el año que menos capacidad de movimiento -de vida- he tenido), a petición de un par de lectores por vía la red social Facebook, hoy: siete películas no obvias que vi en televisión en verano que creo que merecen la pena. Y la cosa es que no las había visto nunca antes, aunque tienen un tiempo ya. Me hubiese gustado ir al cine a un par de estrenos, pero por la precariedad económica y la inestabilidad laboral tan extrema, sumados a una grave avería que me llevó a cambiar todas las cañerías de mi casa dejando mi situación en una malísima cuerda floja en la que sigo, pues fue un quiero, pero mejor no arriesgarse a ir, no fui. Comento las siete películas por orden cronológico de sus estrenos, no tanto por el orden en que las vi.

El cerebro de un billón de dólares (Ken Russell, 1967): El canal de televisión Telemadrid cambió su clásica película del Oeste de las tardes por películas clásicas entre el cine de aventuras, el de acción y el de misterio antiguas. Toda una novedad que me permitió ver películas antiguas que para sorpresa para mí no sólo no había visto aún, sino que además tampoco conocía, pero me parecieron a tener en cuenta algunas de ellas. Una de ellas es este largometraje británico de Ken Russell en pleno año del apogeo de la psicodelia y los movimientos pacifistas, pero también de las películas de espías de James Bond. La película ha tenido en general malas críticas, según busqué luego, pero creo que con el paso del tiempo son injustificadas, porque es una película con un sutil sentido del humor en su argumento muy propio justo de esa extraña mezcla de cultura psicodélica, pacifismo, cultura pop y además, aunque parezca mentira, la acción de las películas de espías en plena guerra fría con malos imposibles que amenazan a todo el planeta. Esta película es digna de culto psicodélico aunque no sea psicodelia. Además, cuando se rodó en su día la productora debió ver muy claro que tenía algo porque tiene un poco de superproducción y cuenta con actores como Michael Kaine de joven o Karl Malden, no era un producto de Serie B. Se la tomaron muy en serio. Básicamente el espía británico Harry Palmer ha dejado su profesión para ser detective privado, pero el gobierno le vuelve a meter en el servicio para capturar a un multimillonario que cuenta con un potente ordenador y un ejército privado que viste cascos que recuerdan a los nazis y pretende atacar la URSS con una flota para provocar una guerra mundial que acabe con el comunismo, por lo que paradójicamente para 1967, año de la película, los comunistas también son "los buenos", igual que el espía. Una maravilla que insisto que no deja de tener un sutil sentido del humor, porque además hay por medio el robo de unos huevos Fabergé que, para colmo, terminan siendo un chiste dentro del chiste... y la cosa es que la película no es exactamente una comedia. Pero Russell sabía lo que tenía entre manos cuando mete en el metraje un encuentro entre el espía y el director del MI6 que no es que recuerde, es que exactamente igual que los que aparecen en las películas de 007 de aquella época. Planos coloridos que le dan además una estética pop muy golosa. 

Seis balas... una venganza... una oración (Gianfranco Parolini, 1976): Esta es una película italiana del Oeste, un espagueti western, Aunque ahora tiene el nombre de Seis balas... una venganza... una oración, su nombre italiano original fue Diamante Lobo... pero su nombre para el mercado internacional era God's gun (La pistola de Dios). Ya empieza la cosa fina, también. Esta película sí es de Serie B, posiblemente para los cines de barrio de mediados de la década de 1970, en un momento en el que el género de pistoleros estaba muy venido a menos, siendo que las nuevas generaciones les gustaba ahora las películas de mafiosos, las de la guerra de Vietnam y en breve las aventuras galácticas. Contaba de protagonista con Lee Van Cleef, que en estos momentos estaba venido a menos, aunque había tenido momentos de gloria precisamente con el cine del Oeste de Sergio Leone. Aún tendría el actor otros éxitos, pero en ese 1976 no eran sus mejores épocas y aceptaba trabajos como este para poder ganar dinero y a la vez no caer en el olvido. Interpretaba dos papeles, pues hacía de dos hermanos gemelos. La película también tenía a otro actor venido a menos, Jack Palance, célebre en el pasado también por películas del Oeste, y otro más, Richard Boone. No es un peliculón, pero es una curiosidad por la rareza de cómo Parolini mezcló géneros para crear este Western y eso es lo que me hace ponerla en valor: su rareza, su extravagancia. Básicamente unos bandidos asaltan un banco de un pueblo pequeño del Oeste, cuando el cura de allí se les enfrenta sin violencia. Ellos le matan. Nadie en el pueblo sabe que tiene un hermano gemelo, excepto una persona que manda a un niño a otro pueblo a avisar a ese hermano. El tal hermano vive como granjero, aunque en el pasado ha sido un peligroso pistolero a sueldo. Evidentemente decide ir a vengar a su hermano a aquel pueblo, donde se han instalado los bandidos sin que nadie del pueblo se atreva a hacerles algo, recordando esto a Infierno de cobardes, la película dirigida y protagonizada por Clint Eastwood en 1973, tres años antes. Hasta aquí podríamos pensar que es una película del Oeste más o menos normal, tirando a los tiempos de decadencia del género e intentando imitar la película de Eastwood, la cual sí tuvo mucho éxito. La cosa se vuelve especialmente una delicatessen cuando de repente Parolini le da un giro a todo y mezcla el género de Western con el de terror. Además con una historia de fantasmas narrada como se narraban en el siglo XIX, propia de Edgar Allan Poe. No da miedo, pero le da el ambiente de historia de terror decimonónica... y las historias de Western son precisamente de ese siglo. Cleef, aprovechando que nadie sabe que él es un hermano gemelo, decide aparecerse a unos y otros como si fuera el muerto y los va eliminando medio como un fantasma, medio como un pistolero. Esto fue otra maravilla de ver. La película no deja de ser de Serie B, pero esta idea no está mal planteada, sólo que ambos géneros estaban ya desfasados en su época y posteriormente ni esta historia de pistoleros son lo que se va a rodar a partir de la década de 1990, cuando resurge, ni se van a entender las historias de fantasmas clásicas propias de Poe como algo para adultos. De verdad que sabe bien Parolini crear ese ambiente romántico de las historias góticas del siglo XIX en pleno Western. 

Muerte en el Nilo (John Guillermin, 1978): Otra película británica. Con motivo del estreno en el cine de una nueva película del detective Hércules Poirot, hubo varios canales que recuperaron las películas que se rodaron en la década de 1970, que son las mismas que se están rehaciendo ahora. Aunque parezca mentira, esta aún no la había visto yo. Evidentemente esta película sí se rodó para ser una superproducción con una gran cantidad de actores conocidos, que si bien tuvieron mejores épocas, con esta película volvieron a estar en lo más alto, como Peter Ustinov, Bette Davis, Mia Farrow, David Niven y otros. Más aún, Guillermin apostó por poner música de Nino Rota, que era el compositor más solicitado desde que hacía poco había hecho la banda sonora de El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972). Basada en la novela de Agatha Christie, Poirot viaja por el Nilo en un barco de turistas y viajeros ocasionales de origen europeo, con tripulación egipcia, cuando se produce un asesinato de una joven millonaria. El capitán del barco le pide al Poirot que resuelva el crimen antes de llegar a destino, pues al ser un barco en un río, el asesino está entre ellos y no puede irse sin ser visto, por lo que su escapatoria sólo puede ser cuando desembarquen. Una correcta historia de detectives al estilo antiguo que van dando pistas para que el espectador pueda jugar también a ser detective. La metáfora del viaje mientras se investiga, a la vez que sirve de cronómetro como en un juego de mesa, no es la primera vez que aparece en las historias de Poirot. Logra mantener el interés del espectador y en comparación con la actual de 2022 me parece mejor montada, mejor pensada y creo que Poirot es un personaje bien entendido por el actor y por el director. A mí esta clásica de 1978 me parece más respetable.

El profesional (Georges Lautner, 1981): Esta fue una de las que puso Telemadrid. Todo un hallazgo para mí este largometraje francés. La protagoniza Jean-Paul Belmondo. Contesta al cine de espías que estaba haciendo Reino Unido con James Bond desde la década de 1960 y que seguía estando en muy buen momento a pesar de los años, por lo que había sido un cine imitado por Estados Unidos, y que mezclaba el espionaje con aventuras cada vez más curiosas y alejadas de la realidad geopolítica del tiempo en el que se rodaron. Lautner toma el espíritu del cine de espías tipo Bond, pero le quita todo ese bagaje de cine de aventuras que había ido cogiendo 007 con Roger Moore de protagonista. Devuelve al género a un cine de espías en plena Guerra Fría con un argumento serio de geoestrategia. Belmondo de repente es un espía muy creíble al que encomiendan el asesinato de un presidente de un país africano producto del proceso de descolonización francés que ha resultado ser un problema para Francia en sus intereses económicos y políticos con su antigua colonia. De pronto vemos al espía en su papel de asesino a sueldo, cosa que no se veía en James Bond, así como se verá los intereses de Estado y la guerra sucia, las operaciones encubiertas y una no alabanza a las acciones secretas del propio Estado. Eso se verá en las película de 007, pero no será hasta la década de 1990 y, mucho más, desde la de 2000. Así que Lautner se adelanta en 1981 a crear una devolución del género a un planteamiento adulto que no renuncia a la acción propia de estas películas. El nudo viene cuando en medio de la misión los intereses franceses cambian y el gobierno ordena no asesinar al presidente africano, que ahora era un intermediario necesario. Abandonan a su suerte al Belmondo, que es Joss Beaumont, y este es capturado y torturado por las autoridades africanas durante dos años. Logra escapar y decide vengarse de sus superiores a la vez que terminar la misión encomendada que había sido abortada. Evidentemente él se transforma en el objetivo a eliminar tanto por Francia como por el presidente africano, pero él quiere, además, destapar la guerra sucia encubierta de su país. Tiene un planteamiento y unas escenas mucho más atrevidas que varias de las películas de 007 de la época. Es una película a tener en cuenta y mucho.

Beltenebros (Pilar Miró, 1991): Yo conocía de esta película desde que la estrenaron, tenía 12 años. Recuerdo que me llamó la atención pero no la vi. No es que mis padres no me dejaran, eran muy liberales en eso, de hecho yo sí vi El crimen de Cuenca, de Pilar Miró también, de 1980, la cual era muy cruda. Pasaron los años y seguí sin verla, tampoco es que sea una película que la hayan repuesto en televisión de manera abundante. Cuando al fin he visto esta película en La 2, en el espacio que reservan al cine español un día a la semana por la noche, me pareció una película imprescindible como película de ficción para componer una filmografía que cuente el siglo XX español en adelante. Yo tengo varias en DVD con este fin y esta no me importaría incorporarla si la encontrara. Se basa en una novela de Antonio Muñoz Molina. Se ubica la historia en 1962. El Partido Comunista de España en el exilio decide eliminar físicamente a un dirigente del partido clandestino en la España de Franco, porque creen que es un topo infiltrado de los franquistas para delatar a sus militantes, ya que varios líderes menores han sido capturados y ejecutados o asesinados sin que hubiera habido posibilidad de haber sido descubiertos sin previa traición. Para ello contactan con uno de sus miembros exiliado en Reino Unido llamado Darman, el cual ahora mismo es inglés, pero que durante la guerra civil española fue un capitán de la República por el Partido Comunista. Darman se halla retirado de la actividad después de que años atrás hubiera participado de una misión parecida donde se sintió utilizado para matar en realidad a un inocente sólo por interés particular de los líderes en el exilio. Como sea, acepta el trabajo, se infiltra en España y contacta con una prostituta, Rebeca, que es a la vez la amante que esconde al dirigente que busca. A ella le oculta sus intenciones reales, pero ella duda, sospecha. Es otra película de conspiraciones casi de espías donde también se muestra la actividad de la policía político social del franquismo que va tras Darman sabiendo todo lo concerniente de su presencia en España. Es un relato narrado perfectamente con voz de cine negro, entre de espías y mafiosos, lo único que lo malogra para mi gusto es la forma de finalizar esa especie de duelo final, una forma muy a la española que es la que a partir de la década de 2000 varios directores huyen. Pero la película es una película que cuenta con muchas cuestiones técnicas y narrativas que nos puede llegar hacer pensar en una comparativa con un cine europeo que en esos momentos sólo un par de directores hacían en España, entre ellos Pilar Miró.

La voz de su amo (Emilio Martínez-Lázaro, 2001): Otra película que explica una parte de la Historia actual de España que creo que debe estar en mi colección de DVD si la encontrara. No la conocía hasta que me la encontré en La 2. Se ubica en Bilbao en 1980. Oliveira es un empresario portugués multimillonario que vive en el País Vasco y cuyos negocios en buena parte no son claros y levantan sospechas de todo tipo. Para más problema para él, la banda terrorista ETA le extorsiona para que pague el impuesto revolucionario, el cual se niega a pagar. Necesita un guardaespaldas que le evite ser víctima de un atentado. Cuenta por ello con un chófer, hombre de confianza y guardaespaldas llamado Charli. Charli vive dedicado por completo a la protección de Oliveira y de sus negocios. Un despido masivo en las empresas de Oliveira provocan una huelga indefinida en la que algunos obreros amenazan la vida del empresario. A la vez, otros empresarios que están a punto de ser absorbidos por Oliveira parecen amenazarle de muerte también ellos. En un ambiente así, Oliveira le encarga a Charli que cuide a su hija Marta, casi menor de edad, la cual está enamorada de Charli y desea tener sexo con él, aunque el padre no lo sabe y Charli lo quiere evitar a toda costa para no entrar en conflicto con su jefe. Todos los aspectos de esta historia se desbordan cada uno por su borde, hasta el punto que Oliveira es secuestrado por ETA. La trama es una trama de acción que de fondo nos narra en cine por primera vez la denuncia de algo poco hablado en el cine español: la connivencia de parte de los empresarios vascos con la banda terrorista ETA mediante el pago del llamado impuesto revolucionario. Una parte de la Historia de España reciente. Esto narrado como película de acción. Junto a otra película que narró en su día otro aspecto poco narrado en el cine español, El caso Almería (Pedro Costa, 1984), donde se cuenta el caso real del asesinato de unos jóvenes por parte de la guardia civil en 1981 al ser confundidos con miembros de ETA, ya alguna otra excepción del cine español sobre este tema y temas similares, creo que son buen material para explicar de manera lúdica, dentro de la seriedad del tema, cómo era esa parte de la Historia de la España más oscura y que menos se quiere tocar porque, a fin de cuentas, ETA era ETA.

Hitchcock (Sacha Gervasi, 2012): Es un biopic estadounidense que tuvo mucho reconocimiento en 2012 y que en ese momento no me llamó la atención lo suficiente. Narra el momento en el que el director de cine Alfred Hitchcock, que era uno de los más aclamados en el cine de suspense y terror, quiere dar un giro a este tipo de películas innovando en el modo de narrar la historia de un asesinato en la película que se llamará Psicosis (1960). Sus productores desconfían totalmente de una trama tan extraña, así como de las ocurrencias del director nunca antes realizadas a la hora de rodar. Le ceden un equipo de cámaras propias de televisión y no de cine. Para colmo, el director tiene problemas en su matrimonio, siendo que su esposa era una parte importante en la creación de sus películas, pues también trabajaba y colaboraba con él aportando equilibrio a varias de sus historias a la hora de montarlas. El problema viene porque Hitchcock es un mujeriego nada afortunado que se enamora y se desengaña de las actrices jóvenes y otras mujeres del cine que trabajan con él, pero que él a ellas no les gusta más allá de lo profesional y encuentran cierto pánico cuando su amistad con el director se vuelve en otra cosa cuando este se obsesiona con ellas y ellas quieren estar con otros hombres. El biopic de Hitchcock transforma al director en el psicópata obseso que él mismo rodaba en sus películas. Un enfoque muy interesante que hace de la película una especie de obra propia de él. Es más, el principio y el final hace un guiño a las intervenciones del director en lo que fue su serie televisiva de crímenes, haciendo así la broma de que cada metraje era como otro crimen. Pero Hitchcock es Hirtchcock y la reconciliación con el personaje viene con la reproducción de la anécdota real en la que en la reconciliación con su esposa este le dice que la quiere, ella contesta que ha esperado muchos años a oírle esa frase, y él responde que por algo le llaman el maestro del suspense. Hace esa escena de comentario de que todo lo mostrado en el biopic es sólo otra representación teatral dentro de una realidad más amable. 


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