Es curioso que este año los medios de transporte públicos están saturados en agosto como si fuera cualquier otro mes que tradicionalmente no es mayoritariamente vacacional. Incluso los trenes de cercanías y los Metros de Madrid siguen teniendo una gran cantidad de retrasos y averías como en el resto del año. Sí, amigos y amigas de Barcelona y Cataluña, en Madrid Comunidad también llevamos muchos años sufriendo todo tipo de problemas en el transporte público. Normalmente en agosto al menos había menos usuarios, porque muchos se iban de vacaciones, y curiosamente disminuían un poco todos estos problemas, al menos el de los retrasos, que no es que desaparecieran, pero se aminoraban. Pues este año no. Eso junto al recalentamiento de las temperaturas van calentando al personal que, además, trabaja en verano.
Claro que también están todos esos viajeros que deciden viajar justo en horas punta, sin hacer caso a esos anuncios que invitan a los viajeros por ocio o motivos no laborales que eviten las horas punta, por aquello de no crear problemas a los que no les queda otra que usar esa hora para ir o venir del trabajo. Llevo todo julio y agosto cruzándome con numerosas personas con maletas y hasta con niños muy pequeños a horas de la madrugada impensadas, o que a las horas más calientes de la tarde, a la salida de los trabajos, ocupan varios asientos con sus maletas mientras numerosas personas con caras más que evidentemente cansadas les miran con resignación, o quizá con un pensamiento el sopapo que les darían si se pudiera.
Pero la cosa es que este año es anormal que el transporte público va como si fuera marzo, abril u octubre. Me hace formularme muchas preguntas sobre los porqués. Preguntas que no se hacen en el periodismo ni entre los políticos, reconcentrados en sus propias vacaciones y en con quien sí y con quién no formarán gobierno. Pero intuyo que en algo tan cotidiano como un tren saturado en agosto hay más respuestas de los problemas sociales reales, a pesar de los números estadísticos del mundo laboral, que en aquellos que se escriben en las agendas de periodistas y políticos.
En fin, saludos y que la cerveza os acompañe.
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