Un tiburón nada con otros tiburones en la barrera coralina de las Islas Bikini. Cerca está sumergido en el mar a poca distancia de él Bill Curtsinger. Le hace una fotografía. El Océano Pacífico les rodea frío, y les cala. Sobre ellos sus aguas se cortan para dar paso al aire que asciende hasta el cielo. Un barco está al pairo sobre ellos. Es el de Curtsinger. En pocas semanas su fotografía saldrá en la revista National Geographic. Todo está aparentemente límpido. Curtsinger sube al barco y un poema cruza por su cabeza.
GRACIAS, Robert Frost
por David Ray
¿Tiene esperanza en el futuro?
alguien le preguntó a Robert Frost, hacia el final.
Sí, e incluso para el pasado, respondió,
que va a resultar que ha sido bueno
por lo que fue, algo que podemos aceptar,
errores cometidos por los mismos que teníamos que estar;
no pudo ser, quizás, lo que deseábamos,
o lo que mirando hacia atrás la mitad del tiempo parece
podríamos fácilmente haber sido, o deberíamos...
El futuro, sí, e incluso el final,
que se convierta en algo que podamos soportar.
Y yo también, y mis hijos, por lo que espero,
recordarán que no es demasiado pesada la gamberrada
de los albatros que tristemente he puesto
sobre sus delicados cuellos. Esperanza para los últimos.
Sí, el viejo Frost, sus palabras ofrecen ese valor,
y trae la paz extraña que hace que pase
el pasado, más fácil de soportar, porque
tú lo dijiste, casualmente en su lugar: como la nieve,
fueron dejando de nevar en Vermont hace años.
© David Ray
GRACIAS, Robert Frost
por David Ray
¿Tiene esperanza en el futuro?
alguien le preguntó a Robert Frost, hacia el final.
Sí, e incluso para el pasado, respondió,
que va a resultar que ha sido bueno
por lo que fue, algo que podemos aceptar,
errores cometidos por los mismos que teníamos que estar;
no pudo ser, quizás, lo que deseábamos,
o lo que mirando hacia atrás la mitad del tiempo parece
podríamos fácilmente haber sido, o deberíamos...
El futuro, sí, e incluso el final,
que se convierta en algo que podamos soportar.
Y yo también, y mis hijos, por lo que espero,
recordarán que no es demasiado pesada la gamberrada
de los albatros que tristemente he puesto
sobre sus delicados cuellos. Esperanza para los últimos.
Sí, el viejo Frost, sus palabras ofrecen ese valor,
y trae la paz extraña que hace que pase
el pasado, más fácil de soportar, porque
tú lo dijiste, casualmente en su lugar: como la nieve,
fueron dejando de nevar en Vermont hace años.
© David Ray
[Traducción propia libre, lo siento si me he confundido en alguna parte. Admito correciones.]
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