PAPELERA AJARDINADA
La solicitud de trabajo
era una hermosa flor;
arrugado su papel fútil,
de entre las flores del jardín
de la papelera de papelajos.
Qué vacía estaba la penumbra,
qué vacío el trabajo inútil,
qué papel el de las manos,
que, arrugadas como el papel,
estaban en el bolsillo como en tumba.
Ay del televisor encendido,
del periódico cerrado,
de la siesta a traición
por el cansancio del parado.
Qué papel más traspapelado
durmiendo en el salón,
en las horas donde se abren los trabajos.
Qué jardín de papeles en flor,
ajados,
cortadas antes de madurar,
dormidos como muertos,
olvidados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario