martes, agosto 04, 2020

NOTICIA 1984ª DESDE EL BAR: CIUDADANO JUAN CARLOS


Cuando ayer, 3 de agosto, escribía las reflexiones veraniegas sobre el punto al que hemos llegado con el tema Covid-19 aún no se había producido la noticia del día, que transformaría al día en un día histórico. Juan Carlos I de Borbón, rey emérito de España, transmitía a su hijo, el rey Felipe VI, que se iba de España para no perjudicar a la institución monárquica, por ende: al rey actual y su reinado. Todo a costa de que las diversas informaciones que se han ido sabiendo por acción de las investigaciones suizas, en combinación por acciones detectivescas en España de un oscuro personaje, Villarejo, hoy por hoy enjuiciado por múltiples asuntos, han profundizado cada vez más en el origen presuntamente delictivo de una parte de los millones de euros que poseía Juan Carlos I y que este confió a una princesa que, según rumores, era amante suya hasta hace poco tiempo. Se trataría de los posibles delitos de blanqueamiento de bienes, al pasar a su posible amante dinero no declarado para ser guardado en Suiza, proveniente de regalos que pudieron funcionar a modo de comisiones por lograr tratos de favor en negocios con las monarquías árabes, y de un delito fiscal por no declarar absolutamente nada de ese dinero, por lo que habría escaqueado a la Hacienda española (y no sé si a la suiza) más de sesenta millones de euros (según una de las cifras que se baraja hoy en prensa). Sería el mismo dinero del que fue informado Felipe VI por la presunta amante de su padre, y por el cual el rey optó por renunciar a la herencia económica de su padre a comienzos el estado de alarma el pasado mes de marzo.

Pensemos también que otro delito económico, el alzamiento de bienes, se puede producir aparentemente de forma legal trasladando de una cuenta bancaria a otra o a un fondo de inversión o de otro tipo, o en cualquier otro modo (compra de bienes inmuebles, por ejemplo o tratando de ocultar de alguna manera), intentando desvincular las pertenencias de una persona física o jurídica esos bienes para aparentar que no son suyas, cuando muy evidentemente lo son o lo eran. Tal acción, aparentemente legal, es un delito de alzamiento de bienes.

Ya el pasado 14 de julio la emisora de radio Cadena SER, dio la noticia de un periódico digital, El Confidencial, en el que se desvelaba que el Rey Juan Carlos I metía su dinero en España a través de una persona que servía para él, en dinero en metálico, en cantidades mayores de 10.000 euros portándolas en persona y simplemente montando en un avión y pasando por el aeropuerto de Barajas sin que nadie lo notase en los últimos veinte años. Los comentaristas de la SER dedicaron buena parte de esta noticia a darla blanqueándola bajo los siguientes puntos de vista:
1.-Juan Carlos I nos libró de la dictadura y sacó a los presos políticos de las cárceles. Le debemos mucho.
2.-Esta noticia solo nos indica todo lo que un hombre puede perder la cabeza ante el amor a una mujer.
3.-Lo que una mujer puede hacer con un hombre mayor.
4.-Unidas Podemos querrán acabar con la monarquía y tratará de convencernos de los bueno de la República como si no supiéramos que lo ocurrido es una historia personal de Juan Carlos I.

¿Ese fue el nivel periodístico de la SER ese día? Pues creo que la crítica es evidente, pero, si se hiciera la crítica al medio, seguro que te acusarían de atacar a la prensa... España se está volviendo rara... o quizá simplemente muestra las maderas que sostienen todo este país. Como sea, el 17 de julio, la SER volvió sobre el asunto. Contrastaron fechas de cosas que ocurrieron desde que se descubrió que cazaba elefantes en África en plena crisis económica que llevaba a toda España a la austeridad (y para más regodeo se confesaba a los españoles el asunto de su posible amante) en 2012, la abdicación en el verano de 2014, y la actualidad. Contrastaron fechas de esos sucesos con lo que se dijo en prensa de noticias y prensa rosa con lo que ahora mismo está sabiéndose, pues contrastando fechas, coincidía yo con el locutor esa vez, todo cobraba una nueva explicación y se destapaban posibles mentiras que todos creímos, incluidas las muestras de depresión de Juan Carlos en esos días o las posibles broncas con su nuera. Tenemos, coincido con el locutor otra vez, una jugada política maestra al estilo del Gatopardo (todo cambia para que nada cambie), tenemos que Juan Carlos sabía ya que sus movimientos económicos se iban a descubrir porque Corinna (la presunta amante) estaba ya despechada tras lo de Botswana e iba a hablar, de hecho Corinna, parece ser, se las contó ya en privado a Felipe VI, por lo que el rey actual lo sabía en esas fechas, por ende: la reina Letizia con la que se supone discutían por cosas familiares en los años sucesivos, puede que no discutiese por cosas familiares. El nuevo sentido es la posibilidad de que el auténtico motivo de la abdicación de 2014 fuera ganar tiempo para alejar a Juan Carlos I de la cabeza de la monarquía para salvar precisamente la monarquía en el momento preciso en el que se decidiera comenzar a contar lo ocurrido, ahora, en 2020. Bueno, es solo una posibilidad, pero la verdad es que cuadrar, cuadra si tiramos de fechas contrastadas con lo que sabíamos entonces, lo que sabemos ahora, lo que se dijo entonces y lo que se dice ahora.

Hoy, 4 de agosto, en mi ida al trabajo el autobusero tenía puesto la emisora de radio COPE. Hablaba Herrera con voz lacónica y triste, le faltaba llorar al estilo Arias Navarro, para comentar la noticia de que Juan Carlos I abandona España. Ensalzó su figura y a continuación dio una breve soflama que podría incurrir o interpretarse en una especie de, en un relativo, llamamiento que se podría entender golpista al declarar por las ondas que no debíamos olvidar que el enemigo está en el gobierno (aludiendo a Unidas Podemos). Luego arremetió contra los que educan en los colegios (especificó: maestras) enseñando la República como si fuera algo bueno en las clases de Historia (dijo él), habló de Pedro Sánchez como si en lugar del PSOE fuera ya no de HB o de Bildu, sino directamente de ETA, continuó con que Josu Ternera tenía más poder en España ahora que Juan Carlos I (desvarío total), y acabó inculpando a Pablo Iglesias de todos los males de España y llamando poco menos que a levantarse contra él para que sea encarcelado. Y todo eso en defensa de Juan Carlos I que, acababa ya Herrera, era lo mejor que le pasó a España. Luego compré El País antes de entrar en el Metro y todos los reportajes parecían escritos pensados para su obituario, pero adaptados a su ida de España. blanqueaban su ida llamándola "exilio", cuando en este caso no se puede considerar tal, porque en realidad trata de huir de determinados tribunales ante un posible delito común de lo penal, y si te leías varios artículos del tirón parece que tratan de infundirte un sentimiento altamente monárquico y te lanzan la idea de que la opción republicana puede ser poco menos que culpable del agravamiento de la Covid-19 en estos momentos... y esto no es interpretación figurada, hay partes de El País donde hoy poco menos te lo dicen tal cual de manera gradual. Volvemos con eso a lo que trataba de deciros de los peligros de usar la excusa de la salud para cometer cualquier abuso de poder o de manipulación, contado en la anterior entrada (Noticia 1983ª).

A decir verdad, otros periódicos como El Diario, ABC o El Mundo, entre otros, y también extranjeros, también se han referido a la ida de España de Juan Carlos I como exilio. Es un blanqueo, pero también es una especie e insulto a todos aquellos que se tuvieron que ir al exilio de verdad, fuesen de la ideología que fuera. Es evidente el exilio republicano de la guerra civil y de la dictadura franquista, pero incluso en las antípodas de mis simpatías políticas, hubo exiliados carlistas en el siglo XIX, o contemos a los exiliados liberales y afrancesados (entre ellos Goya) con el reinado de Fernando VII, o, si lo queremos, el exilio de Alfonso XIII con la Segunda República en 1931 (Juan Carlos nació en Roma con su padre, Juan, exiliado en 1938), o el exilio de Isabel II, primero por el gobierno Prim, luego el de Amadeo I de Saboya y después con la Primera República. Evidentemente Isabel II y su nieto, Alfonso XIII, y con ellos sus más firmes seguidores, eran nobles y monárquicos. Así que no es que no se pueda decir que se va al exilio Juan Carlos I por ser rey emérito, pues ya vemos que hubo monarcas que marcharon al exilio, es que simplemente no va al exilio porque nadie le persigue por asuntos políticos, y si quisiéramos extender la idea de exilio a esa idea emanada de la crisis de 2008 que mezclaba emigrantes forzosos por asuntos económicos con la idea de exiliados económicos, porque no se iban de España por gusto, sino obligados a buscar una vida mejor (esta idea es muy discutible, aunque es cierto que la hemos usado muchos a veces para explicar la crisis de 2008, aunque está sujeta a revisión), pues si quisiéramos extenderle esa idea de exilio económico, tampoco podríamos considerarle exiliado, pues no se va de España por la necesidad que tiene de buscar un futuro económico ante lo inviable de poder vivir en España con un trabajo. Se va simplemente por lo que ha dicho él, tratar de alejar su figura de la actual monarquía y de la figura del rey, Felipe VI, y se va sobre todo alejándose de la justicia española, que todavía debate si se le puede o no juzgar, y tal vez de la justicia suiza, que tiene carácter internacional, pero también tiene su debate sobre este tema. Se va porque aunque aún no ha sido imputado de delito alguno, cada vez reúne más posibilidades de ser imputado y juzgado.

Pensemos que mientras fue rey en activo la Constitución y el gobierno le adjudicaron una figura inviolable e inmune ante la ley, por ser Jefe del Estado. Así se mantuvo en el Real Decreto de su abdicación de 2014. La cuestión es que lo que está investigando Suiza es a partir de sus movimientos económicos tras su abdicación, lo que para Suiza sí es internacionalmente juzgable, pues es posterior a su condición de rey en activo, o sea: de Jefe de Estado. Lo que debaten en Suiza es que buena parte del origen y manejo del dinero a juzgar en los bienes de Juan Carlos I se obtuvo por regalos saudíes durante los años como Rey de España, desde 2010, que ya aparece Corinna como receptora de ese dinero. Eso debaten, si se le podría juzgar por lo que saben a partir de junio de 2014, o si se le puede juzgar incluso por lo que se sabe de cuando era rey en activo. Mientras que en España lo que se debate es si su inviolabilidad afecta solo a cuando era rey en activo o bien también a cuando es emérito, así como si se debiera retirarle esa posible inviolabilidad. A la par, los políticos se dividen en si deben o no deben investigarle también en sede parlamentaria. Y la pregunta en el aire, la cual es una solución tanto para republicanos como posiblemente para los monárquicos, es si se le retirará el título de rey emérito, lo que le pondría en el mismo nivel que cualquier ciudadano y sería juzgable, pero eso solo lo puede hacer el rey, Felipe VI, y no lo ha hecho, o bien él mismo, Juan Carlos I, puede solicitarlo, y no lo ha hecho.

Juan Carlos I salió de España a Portugal, se rumorea, antes de que se anunciara públicamente a las 20:00 horas de ayer su decisión de irse, o de huir, lo que se quiera, pero no sigamos blanqueándolo con el nombre de exilio. ¿O es que cuando el Dioni robó millones y millones de pesetas de un banco y se fue a Brasil sin que le cogiera la policía, se fue porque era un exiliado? No, no era un exiliado, era una persona que había cometido un crimen y huyó del país que podía inculparle.

De Portugal se irá, se dice, a República Dominicana, donde parece que se asentará temporalmente, o eso han dicho algunos periodistas. Si lo pensamos en términos históricos no deja de ser paradójico y tiene su gracia y su humor sarcástico. 

¿En qué terminará todo esto? No lo sabemos, Juan Carlos I ni siquiera ha sido imputado aún de ningún crimen por parte de ninguna Justicia, ni hay orden de captura a la Interpol. De momento es una persona más, cuyo nombre aparece en unas investigaciones pero que no ha sido acusado de nada formalmente, pese a que tiene muchas posibilidades de terminar siendo acusado. De todo lo demás, de su figura histórica, de su papel en España, de su importancia en la Historia actual, es algo que pertenece a otro momento para ser hablado de ello. Pretender informar ahora de eso y disminuir con ello la importancia de los porqués de su ida, es querer contribuir a blanquear su figura y exculparle de las posibles culpas. Unas cosas no quitan las otras, lo que toca ahora es informar de su actualidad, ya habrá tiempo de hablar de su pasado. No hagamos de reportajes de obituario reportajes de actualidad para tapar todo aquello que, por otra parte, la prensa española nos podría haber ido informando hace años en lugar de ir enterándonos por la prensa extranjera, incluida la existencia de Corinna.

"Los menores de 40 me van a recordar tan solo por ser el de Corinna, el del elefante y el del maletín", escribe El País que le dijo Juan Carlos I a su abogado y amigo este año, a los 82 años. Ahí hay otro punto de análisis, lo que psicológicamente le ocurra ahora mismo al ciudadano Juan Carlos de Borbón y la conciencia que tiene de sí mismo y de que todos los actos al final llaman a tu puerta tarde o temprano.

Os dejo con la viñeta que hoy le he dibujado a este asunto. Saludos y que la cerveza os acompañe.

No hay comentarios: