sábado, octubre 16, 2021

NOTICIA 2083ª DESDE EL BAR: ¿POR QUÉ LOS BEATLES? (anexo 4)

Se ha hecho de rogar y de esperar, pero ayer al fin sacaron la más que anunciada edición del cincuenta aniversario del álbum Let it be de los Beatles, y la compré nada más salir de mi trabajo. De Vallecas directo a Callao y después a mi casa de Alcalá de Henares a escucharlo. Sale con más de un año de retraso. Evidentemente el álbum original es de 1970, pese a que las grabaciones se hicieron en 1969, el cincuenta aniversario debía haber sido en los meses finales de 2020, pero la pandemia de la Covid-19 hizo que McCartney, Ringo, Yoko Ono y Olivia Harrison decidieran retrasar la salida, a pesar de que el álbum estaba preparado, aunque no la película. En realidad, la mayor parte del peso de todas las decisiones son de McCartney esta vez. Alguna prensa británica anunció la posible salida para primavera de 2021, pero tampoco ocurrió, toda vez que el director de cine al que encargaron revisar y rehacer la película, Peter Jackson, seguía sin acabar el montaje e incluso entraba en conflicto con McCartney que, habiéndole dado libertad total, no estuvo muy a gusto con algunas de las escenas y perspectivas nuevas que vio en una previsualización privada de cómo iba el montaje. Aparte, pueda que los confinamientos y las medidas contra la pandemia, que hicieron retroceder ventas en muchos sectores, fueran una de las principales causas que les impulsaba en realidad a retrasar todas sus fechas. Pero al fin, en este otoño de 2021, ha salido el disco del cincuenta aniversario de Let it be.     

Esta edición corresponde a las mismas ediciones de cincuenta aniversario que hicieron con el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band en 2017, el Álbum Blanco en 2018 y el Abbey Road en 2019, de las cuales quizá la más valiosa, por contener un concierto privado en acústico de ellos grabado en sus estudios, es el Álbum Blanco del cincuenta aniversario. 

Esta vez han decidido no incluir ni en el nombre ni en el diseño de caja la mención de que se trata de la edición del cincuenta aniversario, quizá porque son conscientes de que no sale en 2020, sino en 2021, aunque es evidente que el motivo y el formato y trato que le han dado corresponde a esa serie de discos conmemorativos que decidieron editar en estos últimos años. En lugar de eso lo han llamado Let it be 2 CD Edition. Lo han sacado en una edición de digipack con dos discos, como los otros, a un precio extremadamente caro incluso en comparación con los anteriores, y, al igual que los anteriores, está disponible tanto como álbum doble como si lo quieres comprar dentro de una caja mayor con más contenidos todavía y más discos, cuyo precio es tan desorbitado que no es apto para los sueldos de un trabajador normal y corriente, y menos con precariedad en salarios y contratos. Una pena, olvidan quienes son la gran mayoría de sus seguidores en el mundo. Una pena por ese gusto por dar productos caros para la elite. No necesitan poner precios tan altos, no necesitan ya tanto dinero. Eso, también hay que decirlo, hago la comparativa, nunca lo ha hecho Bob Dylan, quien no solo saca discos baratos, sino que además pone los precios de las entradas de sus conciertos sorprendentemente muy bajos de precio.

Así pues, quien escribe esto, igual que con las anteriores ediciones, no ha tenido acceso a esa nueva caja especial ultra cara e ignora que maravillas pudiera contener como contenido musical extra. Me ciño al álbum doble que ha salido en tienda como el producto más generalizado.

Let it be es el álbum al que los Beatles más vueltas le han dado una y otra vez. Está en parte dentro de las sesiones de grabación del Abbey Road en 1969 y otra pequeña parte en alguna cosa de 1970. El álbum se iba a llamar entonces Get Back, e iba a ser la banda sonora de un documental cuyo apogeo era el concierto por sorpresa en el tejado de los estudios de Abbey Road. La idea era de McCartney ya por entonces. Al igual que hiciera Jimi Hendrix en su propio estudio, en estas sesiones se ponía a funcionar las grabadores a tiempo completo todo el sonido que se produjera desde que entraban hasta que se iban, literalmente, con la idea de recoger todo el proceso y toda improvisación que pudiera ser útil. Eso hace que de estas sesiones exista una gran cantidad de material inagotable, la gran mayoría aún por salir, aunque su calidad pueda ser variable. Ya es conocido que aquel proyecto acabó ahondando en las peleas entre los Beatles, en su ruptura, en su abandono y en la posterior jugarreta de Lennon a McCartney echando del proyecto al técnico de sonido George Martin para entregarle el material a Phil Spector con la idea de que incluyera todo tipo de arreglos que no quería ni eran del gusto de McCartney, como los coros femeninos y otros. Así ocurrió, así salió en 1970 con el nombre cambiado a Let it be, salió el documental también y ganaron un Oscar como banda sonora. Todo eso ya lo conté con más detalles en la 13ª parte de esta serie. Posteriormente alguien robó todo aquel material grabado en los estudios en aquellas sesiones y aunque salieron algunos discos piratas, era material perdido sobre el que hubo muchos rumores. Algo recuperaron, sobre todo a través de los piratas, y una parte de canciones y versiones inéditas de aquellas sesiones salieron a la luz en el Anthology 3 de 1996, lo conté en la parte 15ª. En 2002 reapareció el material robado y fue la ocasión que aprovechó McCartney para volver a montar el disco y sacarlo en 2003 de nuevo tal como él lo había ideado en 1970 y que Lennon impidió que saliera. Lo llamó Let it be... Naked, y no estaba nada mal, aunque era más serio. Lo conté también en la parte 13ª ya citada. Tras eso, los Beatles recuperaron otras cosas, como conciertos, de los que destaca la recuperación del Live at the Hollywood Bowl, que en 2016 ellos ligaron al documental Eight Days a Week, de los que ya hablé también en partes anteriores del serial. Ahora, con las ediciones especiales de cincuenta aniversario de sus álbumes más destacados de su segunda etapa sale en esas cajas y en esos discos dobles más material inédito.

Empecemos por la película antes de ir al álbum de aniversario. Peter Jackson recibió el encargo de retomarla y volverla a montar para el tercer aniversario de 2020 con material que en 1970 no se había usado ya fuera porque los Beatles no quisieron que se viera en profundidad todas sus diferencias, por desavenencias o por descartes. La película se iba a llamar Get back, pero se acabó llamando también Let it be, y ha pasado a ser un clásico del cine del rock y de la historia del grupo. Fue el testimonio del final de un grupo, de unas amistades y de una etapa del rock y de una época que se cerraba para abrirse a otra. La película además obtuvo Oscar por la banda sonora, el disco que montó Spector, que es el que todos conocemos desde aquel 1970. El encargo a Peter Jackson vino no solo por el cincuenta aniversario, sino porque la película sobre Mercury, de Queen, había cosechado muy buenas taquillas y McCartney quería aprovechar y a la vez recontar lo que ocurrió en aquella disolución. A diferencia del resto de los Queen, los Beatles que quedaron decidieron poner el dinero y el material a Jackson, pero no intervenir en lo que hiciera. Luego vino la Covid-19, el retraso del metraje y, con ello, más tiempo para que Jackson se replanteara y rehiciera partes. Cosa que no terminó de convencer a McCartney, que le tiró de las orejas para que cambiara algo, no sabemos el qué, aunque sí sabemos que McCartney es el único Beatle que sostiene que la idea de grabarlo todo en 1970 era buena idea... si hasta lo escribe en el libreto del nuevo disco. La cosa es que Jackson ha decidido no rehacer Let it be, dejar esa película como está y hacer que su nuevo montaje parta de ese, pero se llame Get back e incluya el material que ha creído oportuno para contar con nuevos puntos de vista e imágenes lo que ocurrió en aquellas grabaciones que terminaron por colmar la paciencia de todos los Beatles y sus amigos. No han hecho coincidir disco y película, como estaba pensado en 2020, pues si bien el disco ha salido ayer, en 15 de octubre, la película está anunciada para finales de noviembre, en una plataforma de televisión (lamentablemente yo no puedo pagar ninguna y no tengo ninguna) y en unas pocas salas de cine elegidas (Madrid está cerca, quizá la saquen allí, no sé si en Alcalá), y puede, pero también puede que no (lo que me dolería y molestaría mucho), que la saquen en DVD para quien quiera comprarla y tenerla en casa. Tal como se le ha puesto los ojos a McCartney con el color de las libras últimamente, no me extrañaría que sacaran disco de la banda sonora de la nueva película, aunque en principio debería ser el del disco que ha salido este octubre. Pero también me llega que en realidad va a ser una miniserie en una plataforma televisiva de pago. En fin, ya veremos. Vamos ahora a lo del disco.

Como he dicho, en nombre y en carpeta no se han hecho referencias a que sea la edición del cincuenta aniversario. Sigue el diseño que se le dio en 1970, si bien es una caja que contiene en su interior un libreto bastante amplio lleno de más datos sobre todo lo hecho entonces y ahora, con nuevas fotos y contiene la carpeta de álbum doble. Sí que anoto que se ha limpiado las fotografías de portada y tienen matices de luz muy brillantes y bonitos, muy al siglo XXI, y menos al mate de 1970, esa es la única diferencia, a la vez que al desplegar la carpeta doble, en la parte que toca al nuevo disco se ha puesto cuatro nuevas fotos de ellos en el mismo orden que la portada clásica, de la misma sesión de fotos, pero con unos ojitos todos ellos y unas poses que parece que se han fumado todas las reservas de marihuana que tenían ese año en Jamaica.

 La edición de sonido ha vuelto a recaer en Giles Martin, hijo de George Martin. Las fotografías son todas de Linda McCartney, si bien han sido editadas por otras personas, y el diseño de toda la carpeta ha corrido a cargo de la dirección de Darren Evans. Las fotografías clásicas que ya estaban en 1970 siguen siendo, evidentemente de Etahn Russell y el diseño de John Kosh.

En cuanto al álbum hay que decir que el libreto es todo un libro en sí preocupado en explicar toda la historia que envuelve al álbum, lo que es de agradecer tanto para quienes son seguidores como para historiadores del rock. Es todo un documento muy trabajado. Además explica el porqué y el cómo de las nuevas canciones que se oyen en el segundo disco.

En cuanto al primer disco, que corresponde al álbum clásico, se le ha hecho la clásica limpieza de sonido, se le ha remasterizado y digitalizado y Giles Martin ha creado otra vez una nueva mezcla de sonido partiendo de las grabaciones originales y siendo respetuoso con lo que hizo Spector, tal como hizo con las grabaciones que editó su padre George Martin en los otros discos. Ha destacado el sonido de los violines un poco más que en lo que se oía en el disco clásico, y también los coros, por considerar que en las grabaciones de 1970 ese sonido se oiría más claro que lo que nos ha ido quedando en copias sucesivas que se han venido haciendo con los años. Queda así un sonido nuevo que siendo respetuoso con el original de 1970, no suena exactamente igual. Hay pequeños detalles, pero básicamente es lo mismo que era. Apunto aquí que esos sonidos son además los que Lennon le dijo a Spector que metiera para molestar a McCartney, por lo que hemos de pensar que McCartney ha querido respetar las cosas como fueron y lo que quedo y es parte ya de la cultura y de la memoria de todos. En cierto modo ha reconocido con esto que Lennon tampoco lo hizo mal en este álbum con sus ideas. También se ha destacado un poco más las aportaciones de Harrison, y queda así que esta edición del cincuenta aniversario ha querido recordar especialmente a los dos Beatles fallecidos, Lennon y Harrison.

Ahora bien, si de todos los discos del cincuenta aniversario el más destacado y valioso es el del Álbum Blanco por el concierto en acústico que le incluyeron, este posiblemente sea el segundo más destacado y, de recomendar alguno de ellos un seguidor beatlemaniaco a alguien no tan beatlemaniaco, sería este del Let it be. Esta vez no han incluido sonidos ya oídos en los Anthology, y con todo el material que tienen de estas sesiones si lo hubieran hecho sería para tirarles de las orejas. En la enésima vuelta que le dan a lo que pudo haber sido este álbum, nos muestran algunas improvisaciones y algunas versiones nuevas de canciones ya conocidas que tienen variantes muy diferentes y a la vez interesantes y excitantes que nos hacen preguntarnos cuál hubiera sido el camino que hubieran seguido en la década de 1970 de haber seguido juntos, tal como su contrato inicial les ataba hasta 1975. Las versiones inéditas totalmente de Dig a pony y de Get back de estas sesiones nos hacen recordar que a los seguidores nos dejaron sin escuchar variantes como estas si hubieran continuado, y merecen mucho la pena, repito, le dan frescura a algo que tiene cincuenta y un años de existencia. Otra canción  que nunca terminaban de terminar, One after 909, vuelve a sonar con otro enfoque y cuando creías que ya la habías escuchado de treinta maneras diferentes vuelves a escucharla de otra forma diferente más y con una energía que te quedas pensando las posibilidades infinitas que le dieron a ese tema. Pero también destaca con luz propia un tema musical nuevo, algo que no habíamos oído nunca, uno que sumar a su lista de canciones: Wake up, little Susie, que me deja maravillado y que me ha hecho bailar a solas en mi casa, y seguir el ritmo y ponerme de nuevo el disco, más alto, los dos, y hacer los ritmos, como si estuviéramos tocando juntos en mi casa. Pero a la vez me hace preguntarme que si hay lugar para esta maravilla oculta, ¿que no podría haber de contenido nuevo en la caja para las personas con más dinero? Pero uno es pobre y, en Madrid en 1965, me hubiera tocado estar en la calle intentando escuchar algo mientras la policía cargara contra nosotros. Uno es pobre y hay que saber dónde está cada uno. Mis posibilidades son este disco y, total, tampoco sé qué habrá en esa caja. Tal vez nada mejor que lo que ahora tengo.

 Saludos y que la cerveza os acompañe.

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