Pues ya sólo queda en esta tercera entrega hablar del maestro que acabó fusilado en las depuraciones franquistas. En todo caso, os vuelvo a recordar sobre mis investigaciones en el XV encuentro de historiadores del Valle del Henares que os he compartido estos días:
Para la investigación sobre los corregidores alcalaínos en el siglo XVIII que reproduje en la Noticia 1712ª, su referencia bibliográfica es: Varios autores, Libro de Actas del XV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, 2016,
ed. Institución de Estudios Complutenses, Alcalá de
Henares-Guadalajara, 2016. Y en concreto mi investigación es: Daniel López-Serrano Páez, "Los corregidores de Alcalá de Henares en el siglo XVIII", pp. 153-160.
Igualmente, para la investigación sobre un preludio de distopía en Alcalá de Henares, que se puede leer en esta bitácora en la Noticia 1713ª, en Noticia 1714ª y en Noticia 1715ª, su referencia bibliográfica es también: Varios autores, Libro de Actas del XV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, 2016, ed. Institución de Estudios Complutenses, Alcalá de Henares-Guadalajara, 2016. Y en concreto mi investigación es: Daniel López-Serrano Páez, "Villafeliz o el paraíso perdido, un preludio de distopía en 1910", pp. 269-283.
Y para la investigación de estas tres entregas sobre la depuración de la enseñanz en Alcalá de Henares durante el franqismo, qu se puede leer en esta bitácora en Noticia 1717ª, en Noticia 1718ª y su desenlace en esta Noticia 1719ª, su refencia bibliográfica es, al margen de la ya citada en notas del otro libro de actas de los encuentros en Guadalajara de 2014: Varios autores, Libro de Actas del XV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, 2016, ed. Institución de Estudios Complutenses, Alcalá de Henares-Guadalajara, 2016. Y en concreto mi investigación es: Daniel López-Serrano Páez, "Depuración de maestros en Alcalá de Henares, 1939-1941", pp. 319-335.
Y sin más, os dejo el desenlace:
DEPURACIÓN DE MAESTROS EN ALCALÁ DE HENARES 1939-1941 (parte 3 de 3, final)
Ángel
García Gómez, Fernando Macarro (Marcos Ana, miembro de las Juventudes
Socialistas Unificadas) y Basilio Yebra “Varillas”, aparecen en
prácticamente todas las acusaciones de las autoridades de la dictadura y
simpatizantes franquistas en Alcalá de Henares, lo que les da un carácter
omnipresente imposible. Ángel García fue depurado por el comandante Blasco
Jiménez (presidente), los capitanes Chávez Rodríguez, Sánchez Rodríguez, Plaza
Hernández (vocales) y Suja Lera (ponente). En 1936 tenía 54 años. Estaba
casado. Pertenecía a la FETE desde 1930 y al PSOE desde 1935. Llegó a ser presidente del PSOE local desde el inicio de
la guerra y diputado provincial en Madrid de Octubre de 1937 a Noviembre de
1938. Así se anotó en su expediente, aunque era secretario del PSOE, por
entonces diferenciado del cargo de presidente. En 1937 fue inspector de zona de
educación secundaria en Alcalá, por el ayuntamiento. En 1939 fue acusado de ser
parte de la cheka de San Felipe Neri, de juzgar a 36 personas y de mandar
ejecutar a 23, de cuyas ejecuciones se dice participó como piquete de ejecución
en el fusilamiento de Antonio Moya, quien se salvaría prodigiosamente y se
ocultaría en la casa de un republicano amigo aunque se le dio por muerto; Moya
sirvió de testigo sobre este asunto. La Causa General, independiente de la
comisión depuradora de la enseñanza, rebajó la cifra de participación como
piquete de ejecución a cinco personas de derechas de Camarma de Esteruelas:
Máximo Galíndez Díaz (estudiante, 18 años), Antonio Moya (estudiante, 22 años,
al que el fusilamiento no le resultó letal), Enrique Moya Rodríguez (hermano de
Antonio, labrador y concejal de Acción Popular en Camarma, 34 años), Alberto
Cubillo Díaz (labrador y también concejal de Acción Popular, 50 años) y Jesús
Mendieta García, del que no se tienen más datos. Sus cuerpos fueron encontrados
en la tapia del cementerio. Supuestamente ejecutados el 9 de noviembre de 1936
y sin tener más testigos que el propio Antonio Moya, quien afirmó que fueron
previamente apaleados en una cheka en la iglesia de San Felipe Neri, de Alcalá
de Henares por los mismos acusados de fusilarles: Ángel García, Manuel Muñoz,
Basilio Yebra, Antonio Yebra y Emilio Ramírez. Según otros testimonios no está
claro realmente que Ángel García participara de una cheka o que existiera
literalmente una cheka, ya que estas no estarían bajo control particular, ni
mucho menos bajo control de la FETE o del PSOE. Como fuese, estas acusaciones
fueron tomadas como firmes. Tanto la Causa General como la comisión depuradora
de la enseñanza acusaron a Ángel García de haber quemado la iglesia Santa María
la Mayor hasta reducirla a una parte de sus muros exteriores, salvo la capilla
donde bautizaron a Miguel de Cervantes [29]. La
comisión depuradora añadía el 22 de febrero de 1940 los nombres de Felipe
Cuillamas y Joaquín Torres en ese acto. En esa fecha esa comisión seguía
sumando acusaciones como rebelión militar según el artículo 238 del Consejo
Jurídico Militar, ser “malvado”, inculcar a los niños el satanismo y la
idea de propiedad como robo, vivir con su amante y familia en una casa que
incautó a un funcionario de correos y de
peleas entre la amante y la esposa a navaja delante de sus alumnos en la puerta
del colegio donde enseñaban. Se pidió para él la “muerte física y accesoria
legal en caso de indulto” (acogido a decreto de indulto del 9 de febrero).
El 22 de marzo de 1940 a todo lo ya acusado, lo cual se remarcó y detalló más,
se sumaron las acusaciones de absentismo como profesor por dar mítines
socialistas y de enseñar sólo ideas socialistas, ateísmo, propaganda antirreligiosa,
mantener un retrato del líder del PSOE Largo Caballero en lugar del crucifijo
en la escuela, perseguir a dos compañeros de la escuela (el matrimonio
Calabuig), ser amigo de cabecillas “rojos”, aportaba el nombre de
la amante como compañera de trabajo, Enriqueta de la Hoz Rojas (no está claro
hoy día según los testimonios posteriores a la dictadura, no se puede afirmar
que fueran realmente amantes o simplemente amigos y miembros con cargos en unas
mismas organizaciones locales), ser del PSOE desde joven, ser secretario de la
Agrupación Socialista de Alcalá de Henares desde el 18 de Julio de 1936 y
delegado de la FETE, ser tras ese mes delegado de inspección de enseñanza,
presidente del consejo local, diputado provincial, organizador del batallón “La
Libertad”, combatiente en Guadarrama y se le acusó finalmente de arengar a los
militares de Alcalá a favor de la República. Se confirmó la sentencia a muerte
el 23 de Abril de 1940. El 1 de Mayo de 1940 estaba preso en Madrid como sujeto
peligroso. Se le acusó ahora de entorpecer votar a las derechas en Febrero de
1936 y de asaltar la casa del capitán de caballería Rubio. Se tenían las
delaciones de sus compañeros, casi todas sólo sobre que era de FETE y de PSOE.
Su depurador anotó ser un honor para él firmar su separación como profesor y su
pena de muerte. Como documento adjunto se añadió el Boletín Oficial de la
Provincia (de Madrid) de Junio de 1939, donde se le llamó a declarar por
sus actos. Tal documento es puesto como prueba de que se le llamó oficialmente
a declarar y no acudió. El Ministerio de Educación Nacional confirmó su
separación de cargos y derechos como profesor. Confirmó la pena de muerte,
abierto el plazo para un indulto general (al que nunca se pudo atener y el cual
nunca llegó). Fue fusilado. La cantidad de acusaciones acumuladas sobre él
llegan a ser irrealizables en varios casos (sobre todo en los casos de ser
piquete de ejecución de la cantidad nada clara y las personas que se dice), ya
que eso le otorgaría un don de la ubicuidad que ningún ser humano tiene. Por
otra parte, el incendio de la iglesia de Santa María la Mayor no está claro.
Las autoridades franquistas se lo achacan a él, a Joaquín Torres y a Antonio
Cas, en la Causa General, no es una versión definitiva, sólo lo fue para
fusilarlos. La Causa General afirmaba que en realidad se trataba de una turba
de gente de la que algunos vecinos creyeron distinguir a estos. El comunista
Fernando Nacarino en sus memorias recopiladas por Urbano Brihuega dijo que el
incendio de la iglesia en los primeros meses de guerra se debió a dos ladrones
locales que estaban reconocidos entre la vagancia de la ciudad, por más que se proclamaban
de izquierdas no les reconocían ninguna de las organizaciones locales. Buscaban
obras de arte y oro. Prendieron fuego a la iglesia al ser sorprendidos por
patrullas ciudadanas. La presencia de esas patrullas podría explicar que
algunos vecinos distinguieran a los citados en la Causa General. El incendio alcanzó
la bóveda, que se desplomó. Otra versión distinta o complementaria nos llega de
una carta del alcalde republicano, Pedro Blas, del PSOE. Al llegar a la ciudad
se encontró con las ruinas humeantes de la iglesia, afirmó que había otros
edificios así. Lo achacó a un reciente bombardeo de aviones franquistas. Los
libros de actas municipales contienen anotados varios destrozos de edificios
emblemáticos por parte de estos bombardeos. Los golpistas al entrar en la
ciudad asumieron que los destrozos en estos edificios se debieron a “la
turba roja”, sin considerar sus propios bombardeos de 1936 a 1939. Ángel
García fue fusilado entre julio y agosto de 1940 [30].
CONCLUSIONES
Las
depuraciones de funcionarios, en este caso de maestros, trataban de aclarar,
inculpar, exculpar, sancionar o permitir la continuación del ejercicio laboral
tanto a maestros vivos como muertos, maestros que no estaban en la ciudad
durante la guerra, maestros de adscripciones políticas ambiguas y los simpatizantes
de derechas e izquierdas. La documentación nos acerca a las vicisitudes y
sospechas que se cernieron sobre la educación española tras la guerra civil,
sobre todo entre 1939-1941. Nos explica cómo la educación que con la II
República comenzaba a mejorar se truncó y se deshizo de sus profesionales por
motivos políticos y religiosos, cambiando esa educación a un camino muy
diferente al iniciado por el gobierno democrático. La depuración de maestros
produjo la transformación de un profesorado con programas educativos
republicanos en otro acorde con los ideales del llamado Movimiento Nacional. El
bando franquista había puesto en marcha durante la guerra un aparato represor
con respaldos legales que pretendía eliminar o diferenciar a quien no
correspondía con los ideales de los seguidores de las diferentes familias
políticosociales de Franco. En ese aparato represor legal se crearon leyes de
responsabilidad y de depuración que apuntaron directamente a determinados
sectores de la sociedad como responsables de la guerra. Entre los principales
sectores a los que se responsabilizó estuvo el mundo de la cultura, y dentro de
él principalmente los profesores, para los cuales se hicieron leyes de
depuración desde el mismo primer año de la guerra en 1936. Según se iba
acabando la guerra en 1939 se comprendía que los vencedores serían los golpistas.
Necesitaban no sólo depurar al cuerpo de maestros, sino además ir cubriendo sus
puestos vacantes, igual que en otros sectores depurados del funcionariado o la
política. La simpatía internacional por el Eje y la confianza en su victoria en
Europa aceleraba que muchos procesos de depuración fueran extremadamente duros
entre 1939-1943, con un repunte de dureza extrema entre 1946-1948, sin dejar de
existir ejecuciones en el intermedio.
Alcalá
de Henares, ciudad fiel a la República, sufrió el mismo golpe depurador. En el
caso de los maestros se registraron diecinueve expedientes de profesores con
plaza en la ciudad. Tres de ellos fueron sobre maestros que habían muerto por
causa natural durante la guerra. Seis sobre maestros que no permanecieron en la
ciudad. Otros seis sobre maestros que sí permanecieron y que se les identificó
como partidarios del llamado Movimiento Nacional, esto es: al franquismo.
Varios de estos seis casos reunían condiciones ambiguas acerca de esa
proximidad al franquismo, aunque otros claramente pertenecieron a él y se
ocultaron en diferentes sindicatos como FETE o CNT durante la guerra. No queda
claro en algunos de esos casos ambiguos cuáles eran las auténticas simpatías de
aquellos depurados, ya que aunque reciben avales muy diversos, casi todos en
general por el sacerdote complutense Utrera, el sacerdote Cervantes o del juez
municipal Lucas del Campo (en otros casos otras autoridades o amistades), hay
contradicciones en sus testimonios y en los cruces de testimonios de otros
depurados que dan qué pensar. Cuatro profesores más fueron depurados
identificados de izquierdas. Los casos más duros son de Enriqueta de la Hoz y Ángel
García, también juzgado en la Causa General, fusilado, señalado por la mayoría
de sus compañeros de trabajo como miembro de la FETE y del PSOE, incluida
Enriqueta de la Hoz en esa delación, quien, fuese o no su amante, fue una gran
amiga de él. El miedo a las consecuencias de la represión que existió después
de la guerra fue total. Todos se declararon cercanos a las ideas del
Movimiento, salvo Ángel García. Se intentaba sobrevivir a costa de lo que
fuera. Las mentiras y las irregularidades en el proceso de Ángel García, pese a
que algunas acusaciones fueran reales, demostraban la necesidad de la dictadura
de cabezas de turco y castigos ejemplares, si no de venganza. La dictadura,
nacida de la extrema derecha, prolongó un trauma social mediante una represión
sobre los vencidos y una depuración de la sociedad que sobrepasaba todo límite.
Alcalá de Henares sufrió una fuerte represión con al menos más de un par de
centenas de fusilados, y varias decenas durante la guerra siendo la ciudad republicana. Hablaríamos de unos 300
ejecutados, más de dos terceras partes por la dictadura. Faltan cifras sobre
ejecuciones no registradas. En el caso de los maestros que tenían plaza en la
ciudad se saldó con un fusilado y tres sancionados, si bien otros maestros que
ejercieron fuera de Alcalá recibieron otras sanciones y llegó a existir un
cabeza de turco acusado del estallido del polvorín de Alcalá de Henares en 1947
que fue fusilado en 1948.
NOTAS
[30] Se usó: Pilar LLEDÓ COLLADO, Alcalá en
guerra, Alcalá de Henares-Madrid, ed. Brocal, 1999; Sandra SOUTO KUSTRIN, “Y
¿Madrid? ¿Qué hace Madrid?” Movimiento revolucionario y acción colectiva
(1933-1936), ed. Siglo XXI, Madrid, 2004; Julián VADILLO MUÑOZ, “Alcalá de
Henares 1939: depuración y represión al funcionariado municipal”, en Libro
de Actas del X Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, ed.
Institución de Estudios Complutenses, Guadalajara, 2003, pp. 359-378.
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