Llegamos a la tercera y última entrega sobre el preludio de distopía que escribió Francisco García Cuevas en Alcalá de Henares, en 1910, antes de que el género quedar definitivamente inventado y fijado por Zamiatin en 1920. García Cuevas tiene mucho del regenaracionismo de su época, reminiscencias de los artículos de costumbres de Mariano José de Larra, de insulto político y de extremismo católico mezclado con extremismo de ideologías de derechas monárquicas. En todo caso, como se ha dicho y se dirá, al escribir un mundo caótico por haber triunfado en un pueblo las ideas republicanas, socialistas y feministas de la época, contiene en su sátira e insulto un cierto aire de distopía que no llega a serlo, pues no parte de un mundo ideal degenerado, si no de una crítica feroz contra las ideas del adversario político. En todo caso, antes de poneros el deselance, os anoto las referencias bibliográficas donde podréis encontrarlo o citarlo:
Para la investigación sobre los corregidores alcalaínos en el siglo XVIII que reproduje en la Noticia 1712ª, su referencia bibliográfica es: Varios autores, Libro de Actas del XV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, 2016,
ed. Institución de Estudios Complutenses, Alcalá de
Henares-Guadalajara, 2016. Y en concreto mi investigación es: Daniel López-Serrano Páez, "Los corregidores de Alcalá de Henares en el siglo XVIII", pp. 153-160.
Igualmente, para la investigación que nos ocupa sobre un preludio de distopía en Alcalá de Henares, que se puede leer en esta bitácora en la Noticia 1713ª, en Noticia 1714ª y en el desenlace en esta Noticia 1715ª, su referencia bibliográfica es también: Varios autores, Libro de Actas del XV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, 2016,
ed. Institución de Estudios Complutenses, Alcalá de
Henares-Guadalajara, 2016. Y en concreto mi investigación es: Daniel López-Serrano Páez, "Villafeliz o el paraíso perdido, un preludio de distopía en 1910", pp. 269-283.
Sin más, os dejo con el final de esta investigación.
VILLAFELIZ O EL
PARAÍSO PERDIDO, UN PRELUDIO DE DISTOPÍA EN 1910 (parte 3 de 3, final)
Daniel López-Serrano
Páez
Licenciado en Historia
17 de febrero de 2016
Licenciado en Historia
17 de febrero de 2016
FRANCISCO
GARCÍA CUEVAS, “EL AMIGO DEL PUEBLO”.
La
imprenta de El Amigo del Pueblo donde se imprimió Villafeliz o el
paraíso perdido, mencionada en el comienzo de este ensayo, era la imprenta
del periódico complutense de mismo nombre. El lugar donde se ubicaba era el
mismo número 37 de la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares donde se indicaba
que se vendía la novela, esto es el comercio La Bola de Oro. Su inicio
fue en junio de 1905, publicó semanalmente un ejemplar hasta editar doscientos
cincuenta y finalizar su existencia en 1909 [22], justo
el año en el que García Cuevas inicia la escritura de su libro, al menos en una
primera etapa, pues el periódico perduró hasta casi la guerra civil [23]. Este
periódico seguía la vía abierta por el canónigo doctoral de la Iglesia
Magistral Victor Marín, nombrado en 1902, quien junto al felipense Francisco
María Arabio Urrutia, habían hablado de la necesidad de contrarrestar el avance
de las ideas republicanas y socialistas entre los alcalaínos. El director del
periódico fue el propio Francisco García Cuevas, y al morir él en 1913 le
sucedió Félix Yuste. El periódico se creó explícitamente para la defensa de la
moral y el ideal católico, enseñar a los patronos y obreros con el catecismo
sus deberes y derechos recíprocos siguiendo sólo los preceptos cristianos y
dando preferencia a las noticias locales de Alcalá [24]. El
periódico pertenecía a la Asociación de la Buena Prensa, surgida en Sevilla en
1899 precisamente con las mismas finalidades católicas para contrarrestar a las
ideas que el liberalismo y el socialismo abrían en las mentes de los
trabajadores. Con este objeto la suscripción trimestral era de una peseta,
aunque para los trabajadores asalariados era de veinte céntimos al mes, lo que
facilitaba la adquisición por parte de las personas más humildes de la
sociedad.
El
periódico a la vez fue usado como respuesta contra otros periódicos como El
Liberal, republicano y anticlerical, o El Motín, anticlerical, ambos
mencionados en la novela como periódicos que leían los habitantes de
Villafeliz.
En
1906 había informado profusamente sobre el atentado de la Calle Mayor de
Madrid, aquel en el que el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba contra el
rey Alfonso XIII y su esposa, errando su objetivo pero matando igualmente a
varias personas. El Amigo del Pueblo hizo una campaña extensa sobre el
anarquismo como secta criminal y dando veracidad a algunas informaciones
policiales que no eran exactamente ciertas. Aunque periódicos como El Motín,
cercano a los librepensadores y libertarios, condenaron el atentado, El
Amigo del Pueblo midió a todos por la misma medida de asesinos. Más aún, se
apuntó a la teoría conservadora que incriminaba la enseñanza laica de Ferrer
Guardia, anarquista también, pese a que este era inocente. Fue fusilado a pesar
de que internacionalmente se denunció su utilización política en el caso. Es
precisamente este tipo de acciones los que García Cuevas generaliza en su
novela como forma normal de actuar de aquellos que tienen ideas socialistas, no
faltando un episodio donde se produce un atentado con bomba contra el
ayuntamiento de Villafeliz durante una huelga a la que la prensa que el autor
critica, escribe él con sorna, la llaman pacífica.
También
la manifestación pública y la resistencia a leyes injustas le producen rechazo
al periódico, se escribió en 1909 muy profusamente contra los sucesos de la
Semana Trágica de Barcelona, sin dar nunca ninguna razón explicativa de porqué
la sociedad catalana estaba en la calles, o sea: por negarse a participar de la
Guerra del Rif, principalmente. Igualmente denunció todo acto violento o
anticlerical de los barceloneses, a pesar de que algunos de esos actos eran de
resistencia y defensa, pero aplaudió y calló la dura represión del ejército
contra ciudadanos muy inferiormente armados o directamente desarmados. Del
mismo modo que no criticó las duras represalias posteriores a los sucesos. Como
sea, estos episodios sin duda debieron servirle de referente también para su
novela de Villafeliz y los disturbios que describe en ella, ya que además la
escribió en el mismo año de aquellos hechos.
En
este sentido, incluso los mítines liberales y republicanos le resulta
denunciable, de hecho en 1907 llega a escribir contra un mitin que considera
anticlerical y donde habían participado varias personalidades del
republicanismo. También los mítines especialmente anticlericales serán
duramente criticados con sarcasmo en la novela. Dibuja a los personajes como
personas sin ideas claras del significado de la Iglesia y la religión, sin
querer reflexionar autocráticamente nunca con el papel de la Iglesia como poder
terrenal en la vida de las personas, especialmente en la de los trabajadores,
ni tampoco sin tratar de comprender ni de refutar las ideas de aquellos que no
tenían creencias religiosas.
Si
bien la educación ya se ha mencionado que fue duramente criticada con motivo
del atentado de la Calle Mayor en 1906, en 1908, con un artículo titulado “Una
escuela sin Dios”, comenzó una campaña contra la escuela El Porvenir de
la Infancia, situada en la calle Escritorios. Se trataba de una escuela
privada de carácter laico que ofrecía la posibilidad optativa de estudiar la
asignatura de religión a petición de los padres, e incluso de estudiar
religiones diferentes a la católica, si bien no exactamente del todo desde el
catecismo, sino la religión en sí. Todo ello estaba cercano a las ideas de la
Institución Libre de Enseñanza. Cumplía con las leyes educativas aprobadas por
Alfonso XIII. El dueño de la escuela, Francisco Pardinas, llegó a contestar por
carta al periódico, la cual fue publicada, pero eso no evitó que le acusarán
permanentemente de sectario peligroso que manipulaba a los niños, ateo,
seguidor de ideas filosóficas peligrosas y demás calificativos [25]. Estas
acusaciones persiguieron a dicho director de la escuela muchas décadas, incluso
después de muerto García Cuevas en 1913, pues Francisco Pardinas fue perseguido
y represaliado, impidiéndole desempeñar su oficio de maestro y prácticamente
muerto en la pobreza extrema tras la guerra civil y la entrada de las tropas de
Franco en Alcalá en 1939. Evitó cosas peores contra su persona al contar con un
hijo de Falange [26].
No es de extrañar que uno de los personajes de Villafeliz señalado como el más
pernicioso de todos los que leían la prensa liberal y socialista fuese el
maestro del pueblo. No obstante, en el imaginario general de la sociedad
conservadora de la primera mitad del siglo XX español esto debió ser un tópico
creído a pies juntillas, pues en las leyes de depuración de la enseñanza que el
franquismo comenzó a elaborar en la guerra civil se señalaba a los maestros
como principales culpables de la guerra por enseñar ideas ateas, disolventes,
extranjeras, socialistas, etcétera, un etcétera tan laxo que hasta enseñar la
teoría científica de la evolución de las especies vivas se consideraba un
atropello contra la idea religiosa de la creación de Dios.
Como
se ve, en la novela todo personaje que aparece y todo suceso que se narra no
son gratuitos. Francisco García Cuevas estaba en contacto con todas las
noticias al respecto que se daban en España y en Alcalá de Henares, donde
además había un nutrido haber de asociaciones republicanas y obreras, ateneos
obreros y tendría hasta una Casa del Pueblo que sería inaugurada por el PSOE
local en 1911, con un discurso inaugural de un joven Manuel Azaña que por
entonces hacía sus inicios como periodista liberal y republicano de la
localidad. No es de extrañar que cuando llevó las cuartillas a la imprenta y
los impresores las leyeran levantara rumores contra él incluso antes de
publicar, como indicaba el epílogo que le dio en 1909 García Cuevas.
CONCLUSIONES
El
género distópico fue asentado como tal como un género literario donde los
mundos ideales utópicos se transformaban en contrarios a lo ideal si se trataban
de llevar a cabo por métodos y medios que coartaban y limitaban las libertades
de los individuos. Ese asentamiento se produce en 1920-1921 por un escritor
ruso llamado Yevgueni Zamiatin. La ciencia ficción europea y las utopías
europeas llevaban presentando ocasionalmente algunos rasgos que lo preludiaban
desde las últimas décadas del siglo XIX, como puede ser en varias de las
historias del británico H. G. Wells desde justo el final de aquel siglo. A
pesar de que en España la ciencia ficción no era un género apreciado por las
altas elites intelectuales, aquí hubo algunos acercamientos desde la década de
1880 en unos pocos relatos de Nilo María Fabra.
Esos relatos guardan algunas relaciones con la obra Villafeliz o el
paraíso perdido, novela de corta difusión escrita en Alcalá de Henares por
Francisco García Cuevas entre 1909 y 1910. Sólo tuvo una edición. Esa novela,
sin llegar a ser exactamente una distopía, es uno de los preludios de la que
será la primera distopía propiamente dicha, Nosotros.
Villafeliz
o el paraíso perdido presenta como caos un pueblecito ficticio que aplica
las políticas y formas sociales que defendían los partidarios del liberalismo,
el republicanismo y el socialismo, así como del feminismo. Está inserta en la
corriente sarcástica de crítica política y social que ya se lee en Mariano José
de Larra en las primeras décadas del siglo XIX, pero sobre todo está inserta en
el regeneracionismo político que despertó en España a raíz de los desastres
bélicos de 1898. El autor le infunda sus ideas de catolicismo social,
conservadurismo y monarquismo.
En
la novela se puede rastrear una serie de críticas que podrían ocultar
personajes y sucesos de la vida alcalaína y nacional. Francisco García Cuevas
era un periodista que dirigía un semanario local llamado El Amigo del Pueblo.
Desde sus páginas atacaba a toda la prensa e ideologías anticlericales,
liberales, republicanas y socialistas, especialmente contrario al anarquismo. A
través de sus artículos se pueden rastrear varios asuntos que son objeto de
crítica en la novela a través de los sucesos ficticios de sus personajes. Estos
asuntos son tales como el uso de la violencia en atentados como el de la Calle
Mayor de Madrid en 1906, por Mateo Morral, la crítica feroz contra la enseñanza
de las escuelas no acogidas al catecismo, ya fuese contra Ferrer Guardia en
Barcelona o contra Francisco Pardinas en Alcalá de Henares, las huelgas de
trabajadores, o los movimientos revolucionarios como los sucesos de la Semana
Trágica en Barcelona en 1909.
El panorama
político y social de Alcalá de Henares pudieron influenciar también en la
inspiración del autor. El ascenso de los socialistas en la ciudad con un mayor
número de asociaciones, publicaciones propias, centros de reunión, huelgas y
hasta con un concejal en el ayuntamiento, hicieron que los católicos
reaccionaran con la fundación del periódico mencionado, donde persiguen desde
sus letras a todos los que les son contrarios, y con la fundación del Centro de
Acción Social, posterior Mutual Obrera Complutense, posterior Mutual
Complutense. En esas acciones del catolicismo social alcalaíno estaba activo
Francisco García Cuevas, quien moriría en 1913.
Su
obra, como preludio de novela distópica es muy cercana a la distopía. Sin duda,
aunque la calidad literaria no alcance grandes dotes debido al obstinado
lenguaje sarcástico e insultante hasta el punto de parecer un libro de apología
del conservadurismo más que una novela, se podría considerar la primera
aproximación seria a este género en España que contaría en el futuro del siglo
XX no sólo a escritores como Yevgueni Zamiatin, sino también a nombres como
Aldous Huxley, Karel Çapek, George Orwell, Ayn Rand, Ray Bradbury, William
Golding, Phillip K. Dick o William Gibson, entre otros muchos.
[24] Ídem.
[26] Daniel LÓPEZ-SERRANO PÁEZ, “La documentación
y la Historia reciente: la depuración de maestros de Alcalá de Henares entre
1939 y 1941, un ejemplo práctico de la importancia del Archivo General de la
Administración (AGA) para la memoria”, en La educación en España, educación
y archivos. XI jornadas de Castilla-La Mancha sobre la investigación en
archivos, Actas 2013, ed. Asociación de Amigos del Archivo
Histórico-Provincial de Guadalajara, Guadalajara, 2015, pp. 495-520. Electrónicamente
en: http://www.s354988462.mialojamiento.es/archivo-guadalajara/actas-XI-jornadas/?utm_source=hootsuite#495/z
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