martes, marzo 24, 2020

NOTICIA 1950ª DESDE EL BAR: GRACIAS, UDERZO, SIT TIBI TERRA LEVIS

Albert Uderzo ha muerto hoy a los 92 años de edad, a muy poco tiempo de llegar a los 93 años en abril. Nació el 25 de abril de 1927, en Fisnes (Marne, Francia) y ha muerto en la madrugada de este 24 de marzo de 2020 en Neuilly-sur-Seine (área de París, Francia). Sit tibi terra levis, que la tierra te sea leve. Junto a René Goscinny (1926-1977) crearon a uno de los personajes, y sus compañeros, icónicos del siglo XX, especialmente de Europa, pero en realidad mundiales, Astérix. Goscinny murió en 1977, por lo que Uderzo pasó desde entonces a hacer los guiones en solitario, aunque seguía firmando la obra como Goscinny y Uderzo, al margen de alguna polémica entre derechos y familia que brevemente se dio en algún momento, pero se avinieron bien. Desde el álbum Astérix y la traviata, de 2001, se publicaron dos álbumes recopilatorios de material inédito combinados alternativamente con dos de aventuras completas nuevas. Fue en 2013 cuando Uderzo, viéndose ya muy mayor, poniéndose de acuerdo con la familia de Goscinny, y con el deseo de que Astérix siguiera vivo más allá de él, permitió que por primera vez hicieran los dibujos y el guión otras personas. Los sucesores, con la supervisión y visto bueno de Uderzo, fueron: Jean-yves Ferri (1959), al guión, y Didier Conrad (1959), a la ilustración, siendo los coloristas y rotuladores otras personas. Estos hicieron cuatro álbumes hasta la fecha, Astérix y los pictos (2013), el cual comenté en la Noticia 1251ª junto a la trayectoria y otros álbumes, así como con ilustraciones extrañas de ellos, El papiro del César (2015), Astérix en Italia (2017), donde aparece un personaje llamado Coronavirus por pura casualidad (y tranquilos, que Uderzo no ha muerto de Covid-19, sino por su edad y afecciones normales de la misma) y La hija de Vercingétorix (2019). La adaptación y continuación es muy fiel a los originales e incluso parece que recuperaron el sentido del humor inicial, refrescando varios de los últimos álbumes de Uderzo, que empezaban a estar un poco menos ágiles. Este camino de continuidad fue un ejemplo a seguir en el cómic europeo y lo emprendieron otros personajes, como por ejemplo Corto Maltés, del fallecido Hugo Pratt, retomado por Díaz Canales y Rubén Pellejero en tres álbumes hasta la fecha (Noticia 1599ª).  

Uderzo y Goscinny comenzaron a crear Astérix en 1959, comenzando sus historias de manera seriada en octubre de aquel año, aunque no se publicó el primer álbum que compilaba la primera aventura  hasta 1961, Astérix el galo. A partir de ahí han habido treinta y nueve álbumes, de los que los veinticuatro primeros son de Uderzo y Goscinny, los siete siguientes son sólo de Uderzo, pero con firma de ambos, los tres siguientes son recopilatorios de rarezas firmado por ambos, y los cuatro siguientes son los creados por Ferri y Conrad, siempre reconociendo la autoría de los creadores originales. Hay que sumarles el álbum hecho a modo de fotonovela con imágenes de la película de dibujos animados, Las doce pruebas de Astérix (1976). A todo esto les ha acompañado varias películas de dibujos animados y también protagonizadas por actores.

 Han tenido traducciones a casi todos los idiomas del mundo e incluso al latín. De hecho ha sido una gran herramienta para los profesores de latín en varias décadas. Yo mismo tuve que traducir un Astérix de latín en mi primer curso del idioma en bachillerato. Nunca uno puede estar lo suficientemente agradecido por ello a Miguel Ángel, mi profesor de latín por entonces. 

Astérix ha aparecido en numerosas ocasiones en esta bitácora, no sólo la anteriormente citada. ya había aparecido en imagen en 2006, o en citas posteriores. Cabe citar tal vez, aparte del ya citado, la Noticia 907ª, de 2011, donde cumplían cincuenta años desde el primer álbum, o cuando ilustré con la portada Astérix y los Juegos Olímpicos (1968) el comentario sobre las Olimpiadas de 2008 (Noticia 427ª), aunque ya digo que fue nombrado y referenciado numerosas veces en posteriores entradas y años por diversos motivos. Recordemos cuando se celebró en Alcalá de Henares el Primer Congreso de Conferencias Internacional de Cómics y Novelas Gráficas 2011, al que le dediqué varias entradas a las que di comienzo con la entrevista a Esther Claudio (Noticia 1010ª).

La verdad es que, ya lo comenté en su día, los cómic de Astérix eran caros. No eran accesibles para familias modestas, como la mía. Llegaban las historias de Astérix o bien por las entregas que jamás se completaban de los suplementos infantiles y juveniles de los periódicos, como El Pequeño País, desaparecidos todos con la Gran Recesión de 2008, pero que daban un gran servicio, con las películas que normalmente las ponían en televisión el día de Reyes (no era tan frecuente repetirlas) o con esas láminas en latín en bachillerato, ya tardíamente. Astérix, como Tintín o Spirou y otros similares eran en los años 1980 y parte de los 1990 prácticamente como lecturas de lujo por su precio, poco más o menos pasaba con las películas de Walt Disney comercializadas en videos de sistema VHS. Pero el mundo evolucionó, intervinieron diversos factores de cambio de paradigma del consumo de masas y de acceso a productos culturales, a la vez uno crecía y disponía de más ingresos propios, y un buen día, ya con la universidad acabada, me redescubrí a mí mismo Astérix comprando una gran cantidad de álbumes en segunda mano. Acumulo bastantes, aunque mi última adquisición fue hace un año, poco más, que me regalaron Astérix en Hispania (1969), a raíz de mi curiosidad por este cómic y por la lectura transversal que estaba haciendo de varios cómics en cuanto al análisis de la censura en el cómic en España en los años de Franco. Fue un regalo de cumpleaños, si no recuerdo mal. A la misma persona, unos años antes le regalé en peluche a uno de sus personajes favoritos de cómic, Idéfix, el perro de Obélix. Esto es así incluso siendo adultos hoy día.

Recuerdo aquellos bollos de bizcocho y chocolate que traían pegatinas, los chicles y los helados que te daban figuritas de plástico, las cuales eran objeto de intercambio valioso con otros niños, como si fueran cromos coleccionables. 

No sabría decir cuál de los cómic de Astérix podría ser mi favorito. Está claro que los que hicieron conjuntamente Uderzo y Goscinny tienen mucha más potencia, pero la etapa de Uderzo no es que sea peor, es diferente, le falta algo, pero no es mala etapa, quizá es más sesuda. Fueron dos creadores muy capaces de tratar desde un cómic infantil temas de total actualidad y conflictividad política. Desde la crítica al capitalismo (Obélix y compañía, 1976), a la crítica a la Guerra Fría (La gran zanja, 1980), el neocolonialismo (Astérix y Cleopatra, 1965), la burocratización como freno social (La residencia de los dioses, 1971) o la crítica a los conflictos internacionales provocados por los servicios de inteligencia de las grandes potencias a favor de sus propios intereses (La cizaña, 1970), por poner unos pocos ejemplos, aunque se han tocado también críticas a diversas naciones a través de álbumes dedicados a viajes de Astérix, homenajes literarios y el último álbum, de los nuevos autores, ya citado anteriormente, dedicación a la igualdad de género. Pienso en el buen acabado que tiene por ejemplo Astérix en Britania (1966), pero el refinamiento del dibujo que se alcanza en La odisea de Astérix (1981) es bastante elegante, ahondando además en la crisis del petróleo de 1973 y sus coletillas posteriores. Pero probablemente me fijaría en la etapa de Uderzo y Goscinny juntos.

Las planchas de cómic de los franceses, de los franco-belgas, pues era un cómic franco-belga, tenían más calidad de impresión que las de otros países europeos. Eran más modernas, se aproximaban a las norteamericanas, y admitían mayor gama de colores, mejor definición de las líneas, no aplastaban los entintados... Además, los editores, como los de la revista Pilote donde ellos empezaron, a diferencia por ejemplo de los editores españoles como los hermanos Bruguera, solían darle más plazo de tiempo a sus creadores para entregar sus trabajos, con lo que tenían más tiempo para enriquecer los fondos y los matices de las viñetas. Las facturas creativas de Astérix puede que fueran más escalonadas en el tiempo que un Mortadelo y Filemón, pero compensaban en que aportaban una serie de datos visuales a la historia altamente estudiados y trabajados, mientras en los cómic españoles se tenía que recurrir a primeros planos de las caras, o a fondos vacíos rellenados de color, viñetas cuadradas y pequeñas en comparación con viñetas que se podían disponer más grandes y de mayores tamaños, lo que daba más agilidad al movimiento, y también permitía una mayor fidelidad a los rasgos del personaje de viñeta a viñeta, no como ocurría con las prisas de numerosos personajes tanto europeos como norteamericanos. Eran un producto de calidad alta en todos los sentidos.

No puedo menos que dar gracias a Uderzo y dar larga vida a Astérix, en el deseo de que la editorial y los herederos permitan continuar la obra a los actuales avales de esta pequeña-gran aldea gala.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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