Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Sólo los cambios que previamente cierran las puertas abiertas que se sabe que se tienen que cerrar, son auténticos cambios que ayudan a mejorar. Todo lo demás es acrecentar trajes de seda que ni siquiera ocultan ni disfrazan lo que se supone visten.
Entre el psicoanálisis contemporáneo y el orientalismo milenario se llega a una misma reflexión que resumieron los castellanos siglos atrás con aquella mona vestida de seda.
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