lunes, febrero 24, 2020

NOTICIA 1942ª DESDE EL BAR: ROCK AROUND THE CLOCK (El Reloj no marca las horas)



El reciente sábado 22, en plena celebración de Carnaval, cerraba las puertas uno de los bares veteranos del rock en Alcalá de Henares, El Reloj de la calle Cerrajeros, al lado del ayuntamiento. Fue uno de los primeros bares que mencioné allá en octubre de 2006 (Noticia 165ª), por entonces con la regencia de un dueño argentino que más tarde lo pasó a los actuales hermanos Marrero, de origen venelozano, que eran aquellos que reformaron la entrada un poquito en enero de 2017 (Noticia 1672ª). Estos últimos propietarios del negocio tuvieron el bar en torno a los siete últimos años, si la memoria no me falla, esto es desde 2013, más o menos, año arriba o año abajo. Quizá me equivoque y sea algún año más. Como sea, El Reloj apareció por esta bitácora alguna vez, era uno de los bares que yo mismo frecuentaba de manera habitual. ¿Y quién no de entre los que nos gusta el rock en Alcalá?

Cierto que en los últimos años era un poco bar de primera parada, porque el volumen era suave y permitía hablar, o bien bar para los tiempos anteriores o posteriores a proyecciones de cine u realización de obras de teatro en el Corral de Comedias, o ese bar que, por su ubicación, era una opción obvia, para los que nos gusta el rock, en las celebraciones de ferias y fiestas, Navidades, y en general cualquier momento festivo con centro en el centro de la ciudad. De hecho recuerdo haber estado dentro del bar en más de una Semana Santa y tener que apagarse las luces y la música porque las autoridades así lo exigían ante el paso de la procesión del Silencio o bien la del Encuentro. Se colaba la música y el soniquete religioso interrumpiendo la opción alternativa de los que queríamos el rock, de haber sido lo contrario seguro que se le hubiera acusado al bar y a los de dentro de radicales irredentos y ateos que atentan contra el catolicismo, supongo que ahora que cierra se puede decir claramente, habría que acabar con esta moral hipócrita que vela por unos por encima de los otros, porque está bien que hay que respetarse los unos a los otros, pero que casualidad que siempre se le pide respeto a los mismos hacia los otros mismos. Algo no cuadra. Y no soy yo contrario a que se celebre la procesión de Semana Santa, que cada cual tiene sus creencias y tradiciones, pero tampoco soy contrario a que alguna vez se comprenda que los derechos son de todos en una democracia, tal como se entiende en otros países. Usted tiene derecho a procesionar y ustedes tienen derecho a oir rock dentro del bar y con las luces que crean necesarias. Pero en fin, esto sólo es anecdótico. La verdad es que era un ambiente peculiar, y hay que reconocer que ver pasar a Cristo y la Virgen a través de las vidrieras del bar era algo estéticamente llamativo. Le daba un punto de Semana Santa hasta para los que la celebramos de otros modos.

No nos enzarcemos sólo en eso, que no pasa de anecdótico. El Reloj ha tenido mucha vida más allá de eso. Uno de los recuerdos que tengo más antiguos, en la etapa de su dueño argentino, es salir de trabajar en uno de los trabajos que me tocaba por el centro de la ciudad, creo que en vísperas de alguna fiesta, me parece que navideña, o tal vez era verano y eran las fiestas, no sé, y encontrarme allí con las amigas de la novia del momento de uno de mis amigos. Fue una noche muy divertida, aunque apenas nos conocíamos. Y esa estela más o menos la ha seguido tanto con la etapa del regente argentino como con la etapa de los regentes venezolanos, porque siempre mantuvo ese bar un algo que terminaba haciéndolo punto de encuentro y reunión no sólo entre amigos, sino entre conocidos que, a fuerza de ser parroquianos del lugar, sabíamos que podíamos tener conversaciones entre nosotros, como si de la famosa serie de televisión norteamericana Cheers (1982-1993) se tratara. Como además no sólo estaba por allí gente del rock, si no también gente que venía por el cine o el teatro, o bien por ser amigos de los dueños, o por ser estudiantes europeos con beca Erasmus, o porque algo les atrajo al centro de la ciudad, el bar se enriquecía con numerosos puntos de vista diferentes de ver el mundo, máxime cuando además nos juntábamos diferentes generaciones y, además, puesto que el rock que ponían tendía al rock clásico, diferentes estilos de vida, desde los más refinados a los más bastos, por así decirlo. Y todos juntos en respeto.

A comienzos de mes el dueño del local se negó a renovarles el alquiler, sin dar explicaciones. Así pues se cierra El Reloj en contra de los deseos y voluntad de los dueños del bar. Dicen que van a buscar trabajos normales, de asalariados, pero si no encuentran nada volverán a intentarlo de nuevo en otro local.

Alcalá de Henares ya vivió hace años algo similar cuando se cerró otro mítico, El Rincón y se puso en su lugar el Pepe Pasión, hoy cambiado de nombre a Gastroteca, o algo similar. Los rumores de aquel momento fueron que el dueño de El Rincón recibió una oferta para que traspasara su bar y el se negó, por lo que se decía que se le ofreció al dueño del local una suma de dinero por el alquiler mayor de lo que se le pagaba, razón por lo que, según los rumores, El Rincón cesó tras muchos años funcionando. Pero todo eso no dejan de ser rumores sujetos a su duda y posible comprobación o desmentido. Aquello pasó hace ya bastantes años. Lo que sí nos hace pensar esta historia, cierta o falsa, es que si dentro de unos días, unas semanas o un par de meses, instalan una franquicia en el local de El Reloj o bien un bar que se les dé de "bar bien", de tapas de tal o cual "mire usted", ya tendremos una posible respuesta de porqué el cierre. Pero lo cierto es, y esta es la realidad, que el único hecho evidente es que no se les ha renovado el alquiler del local, y no sabemos ni tenemos medios para saber el porqué. Tal vez la causa sea otra que ni nos imaginamos.

Con este cierre no es que se cierre solo un bar de rock, otra vez, sino que se cierra, otra vez, un bar que sí representaba la cultura alcalaína y era típico de la gente de esta ciudad y de su forma de vida, y no como esos innumerables bares "precocinados-preconcebidos" de tapas y cara lavada para turistas que no tienen más alma que el alma de hacer caja. En estas cosas debería pensar el ayuntamiento también.

Sea como sea, gracias por la cerveza y larga vida al rock. Nos veremos por los bares, Marreros, el rock sigue estando girando en torno al reloj, ya lo cantó Bill Haley and his Comets en una de las primeras canciones de rock and roll en 1956... y sigue sonando.

Os dedico un tema de Mario Misas, "Loop 3", que aunque no es rock me suena a banda sonora para esta entrada.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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