Llegamos al final de este serial sobre los libros que leí completos en mi adolescencia. Por supuesto podríamos considerar aún una adolescencia ya última en los primeros años de mi veintena, pero eso, si algún día hablase de esos libros, lo llamaremos juventud, en sus años de universidad. En la primera miitad de 1998 yo cursaba la segunda parte de la segunda vez que cursé COU. Luego pasé el final de la primavera y el comienzo de verano leyendo y releyendo montones de apuntes y libros de texto del bachillerato y de COU para preparar el examen de Selectividad. No saqué malas notas, ni como media de Bachillerato-COU, ni como nota media de Selectividad. En verano aún trabajé en alguna cosilla y me dediqué a dar clases de Historia y Filosofía a algunas amistades que lo necesitaban para aprobar asignaturas que suspendieron, como a Laura Vega o alguna otra persona. Seguí participando de El Recreo y ya teníamos en mente crear una nueva revista, que sería La Botella Vacía, pero que aún no estaba planteada de manera explícita, ni sabíamos que ese sería el nombre y el resultado. Yo comencé a cursar Pedagogía en la Universidad Complutense de Madrid en la segunda mitad del año. Varios motivos me dejaron caer en una desmotivación y en el abandono de los estudios en las Navidades de ese año, o más bien hacia enero de 1999. Así comenzó el mal llamado año sabático de Canichu en 1999, no sin enfados y tensiones familiares. Pero para la segunda mitad de 1999 al fin estaba totalmente decidido por la Historia. Quizá a mi padre no le gustó mucho mi decisión, o nada, pero la respetó, me hubiera gustado que hubiera visto su final en 2004 y cómo he podido trabajar con mis estudios, aunque hayan sido malos trabajos en tiempo y sueldo. Bueno, todo eso son otras historias. Sea como sea, en la segunda mitad de 1998 tambén tuve que leer libros y artículos de pedagogía y psicología. Reforzaron los que ya había leído, más los de filosofía, y desde entonces no he dejado de leer sobre todo ello, aunque no terminara haciendo la carrera de pedagogía. Sin más, estos son los libros que leí en 1998.
1998: 19 años de edad.
Leí 16 libros completos.
Carmilla (Sheridan Le Fanu, 1872): Lo leí por segunda vez. La primera vez fue el año anterior. A pesar de ello, lo destaqué de entre los libros que leí ese año en la Noticia 204ª. Hablé de él ya en la entrada anterior, Noticia 1683ª. Una historia de una vampiresa, otra de fantasmas y otra de zombis. Contenía además un cierto erotismo, en parte lésbico, como dije entre ambas referencias. Inspiraba recursos y sugestionaba imágenes en una mente adolescente.
Un mundo feliz (Aldous Huxley, 1932): Fue el segundo libro que destaqué de las lecturas de aquel año en la Noticia 204ª. Decía por entonces que era mi primera distopía que leía, de las cuáles ya hablé mucho a través de Zamiatin en dos de las primeras entradas de esta bitácora (Noticia 2ª y Noticia 3ª), y posteriormente. Pero por entonces me equivocaba. Quiero decir, repensando, realmente ya había leído dos, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K,. Dick, de la que hablé en la entrega de la Noticia 1682ª, leída en 1996, y El planeta de los simios, de Pierre Boulle, de la que hablé en Noticia 1683ª, leída en 1997. Sí me reafirmo en que esta novela, junto al libro de poemas de Bukowski que leí este mismo año y del que hablaré ahora, fueron un punto de cambio en mí. La producción de lo que escribiría tiene un antes y un después, igual que cuando llegaron los Beatles y las experimentaciones literarias a mi conocimiento unos pocos años antes, como ya comenté también en este serial. Se puede considerar que hay tres novelas claves en la creación del género de la distopía propiamente dicha, que serían: Nosotros de Zamiatin, Un mundo feliz de Aldous Huxley, y 1984 de George Orwell, todas en las primeras décadas del siglo XX y a raíz de los acontecimientos históricos que vivieron sus autores, por cierto que los dos últimos confesamente seguidores del primero. Hubo otras creaciones y autores del mismo género por entonces, pero esas tres yo creo que son las básicas, aunque se pueden citar otras, entre ellas varias de Orwell. Estas novelas, siempre referentes en mí, provocaron que con el tiempo yo también escribiera una novela y relatos de distopía, aún a la espera de editor. Esta novela anticipaba en 1932 la modificación genética y hasta la clonación. Muy interesante de conocer y muy necesaria lectura también para reflexionar de la pérdida de humanidad de los humanos en favor de la tecnificación y la entrega total a la ciencia preocupada sólo por lo realizable y nada por valores éticos, creando su propia ética a la que los humanos se han de adaptar... y crear. En tiempos como los actuales, es una buena lectura. Lo tengo en una edición barata de la feria del libro antiguo y de ocasión que, por otra parte, todos los años hasta el presente la siguen vendiendo y reeditando.
20 Poemas (Charles Bukowski, 1998): Al igual que mencioné que en los años 1990 se editaron pequeños libritos en una colección que se llamaba y costaba "A 100 pesetas" (0'60 céntimos de euro actuales), la editorial Mondadori dio otro paso y vendió otra colección diferente a esa, que era de otra editorial, con pequeños y breves libros de bolsillo a 350 pesetas, unos 2'30 euros de hoy, mal calculados. En esta ocasión se centraron en autores de poesía que por entonces no eran o ni muy obvios o ni muy vendidos y algunos ni muy conocidos en España. No es que no se hubieran vendido o leído, sí lo hicieron sobre todo en los años de La Movida, de los años 1980, pero en círculos intelectuales vanguardistas del momento. La colección se llamaba "Mitos". Hablamos de gente como Alejandra Pizarnik, Boris Vian o este Charles Bukowski, cuya literatura se generalizaba ahora en España, una literatura contracultural que hacía aparición general en el público lector de una manera algo tardía respecto al resto de países occidentales. Ahora Bukowski es un autor muy conocido y leído en España, pero es un fenómeno más bien reciente. De hecho había muchas obras descatalogadas o no publicadas en España y que comenzaron a publicarse o reeditarse en esos años. Comenzó la editorial Anagrama con sus libros de relatos y algunas novelas, sus poemas eran raros de encontrar todavía. Quizá por eso Mondadori editó esta recopilación de veinte poemas de un Bukowski que había muerto en 1994. Fue un éxito de ventas. Ya lo he comentado varias veces, me lo regaló mi profesor de Filosofía Enrique Mañero. La revista que creaba con unos amigos, El Recreo, era constatemente censurada en el instituto. A Mañero le gustaba lo que escribíamos y la actitud comprometida con un cambio en el modo de escribir esa revista que rompía y chocaba con muchos códigos no escritos de lo que debía ser una revista juvenil. Por ello me regaló este libro, me llamó a su despacho personalmente para dármelo. Me gustó mucho el gesto, el regalo y la lectura. Yo en ese momento estaba creando los dos primeros libros de poesía de mi trilogía Poemas de un hombre en cambio. Y sí, Bukowski cambió mi rumbo totalmente, abrió mis ojos hacia realidades y plasmaciones que antes tenía delante y no terminaba de ver o expresar. En esa trilogía (el tercer libro lo cerré en 1999, mientras el primero lo empecé en 1997, acabándolo en 1998, año en el que cree también el segundo) se nota precisamente ese cambio y esa búsqueda. Hay otros autores clave en esa trilogía, como Lorca, Blas de Otero y otros, pero Bukowski es la clave y la transformación. El profesor de Literatura Julio Huélamo leyó aquellos dos primeros libros, quedó muy contento y satisfecho. Me invitó a seguir buscando en mi camino. Fue un libro totalmente transcendente en mí, a pesar de ser una recopilación breve, barata y de papel no de muy buena calidad. No podía ser de otro modo.
Sueños del marinero (Rafael Alberti, 1998): De la misma colección que el anterior. Otro libro recopilatorio de carácter póstumo. Fue un regalo espontáneo de mi madre. Recogía varios de los poemas más conocidos del poeta. Supongo que me lo regaló porque era muy barato y porque le gustaba que leyera poesía. Me veía escribir poesía, así que creo que por ahí iría la intención del regalo. Era mi primer libro de Alberti. Con el tiempo, como archivero, he llegado a archivar y tratar hasta cartas manuscritas de Alberti. Surrealismo clásico de los años 1920 y 1930, más algunos poemas del exilio.
Los crímenes de la calle Morgue (Edgar Allan Poe, 1841): Un relato clásico del terror y del misterio en Poe y el siglo XIX norteamericano. Creo que este se lo regaló mi madre a mi hermano también porque simplemente le apeteció. El autor siempre es sorprendente en sus giros y en sus propuestas. Recomendable.
Chacal (Frederick Forsyth, 1971): Era una novela de espionaje, detectives de la policía judicial y terrorismo internacional que pertenecía a mi padre y la cual guardaba en mi dormitorio. Traté de leerlo en años anteriores varias veces, pero no estaba preparado y lo dejaba. Este año lo leí entero. Carlos "el Chacal" es un terrorista internacional que existe en la vida real. Aún no le habían atrapado, creo recordar, aunque estaban a punto de hacerlo. Había huído de todo tipo de persecuciones. En 1973 estuvo envuelto en los preparativos del atentado a Carrero Blanco, pero en 1971, cuando Forsyth escribió esta novela, sus hitos más conocidos eran sus actuaciones terroristas a modo de mercenario para diversas causas revolucionarias de izquierdas, estando entre esas causas varios intentos frustrados de asesinar a Charles DeGaulle, presidente de la República Francesa, así como de cometer diversos actos terroristas en Francia en ayuda de los argelinos que se querían independizar de Francia, o bien los realizados para la OLP, se sospecha. Chacal solía hacer efectivos sus atentados. Como sea, el personaje fue cubierto de un relativo romanticismo a través de esta novela, obra cumbre de Forsyth, a pesar de lo siniestro de su actividad en la vida real. La obra ha sido adaptada al cine y televisión varias veces. Es una de las mejores novelas de espionaje que he leído. Te ayuda a comprender además el mundo de acción, reacción y espias de la Guerra Fría, y un modo ya anticuado de perseguir en secreto a alguien en el apogeo de la mitad de la segunda mitad del siglo XX. Mi padre me recomendó tras este, una vez más, Shogun, de James Clavell, del que ya hablé en la Noticia 1680ª, y añadió Papillón, de Henri Charriere, ambos los tengo pendientes de lectura aún hoy día.
Reproducción prohibida (Jean Michel Truong, 1990): Editado por la editorial Planeta. Me lo prestó Laura Vega, una buena y querida amiga de la época. Yo la había dejado a ella el libro que necesitaba de San Manuel Bueno mártir, de Unamuno, comentado en la Noticia 1682ª, y ella me dejó este sin que yo supiera de él y sin que le pidiera que me dejara ningún libro. Quería que lo leyera. Era una de las chicas que escribía en El Recreo y con la que realicé un cortometraje ya citado. A través de los libros y objetos que te regalan, así como de los libros que sabes que leen o pertenecen a alguien, se pudiera saber algo de ese alguien, como mínimo se puede intuir como te ve ese alguien para que quiera compartir eso contigo. En este caso el libro trataba sobre la clonación. Era un libro de ciencia ficción que confundía ciencia con metafísica, pero estaba bastante bien. Yo le dije que este libro me recordaba Nuevos Dioses, de Alberto Vázquez-Figueroa, por la temática, y que había leído hacía poco el libro de Un mundo feliz, y se los recomendaba. Ella creía que lo de la clonación sería algo nuevo para mí, supongo que para ella lo era. En cierto modo este libro y el de Alberto Vázquez-Figueroa también pudieran ser una distopía. Como sea, no sé si me gustó más el libro o que me lo dejara.
La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela, 1942): El libro pertenecía a mi padre en una encuadernación muy bonita que simula una cubierta de cuero con letras doradas de la editorial Seix Barral. Se trata del primer libro que escribió Cela, que además es su primera novela. Muy cercano en fecha al final de la guerra civil española en 1939. No va de la guerra, ni de los asuntos políticosociales de la postguerra, pero está claro que deja reflejado un ambiente social de retraso y ostracismo, de endogamia, de analfabetismo y de violencia rural en la inmediata postguerra de la España rural más profunda, oscura y negra. Un libro brutal y seco, magistral en Cela. Uno de los mejores comienzos en la Literatura para alguien. No es apto para estómagos delicados, ni para aquellos que crean en la bondad del ser humano a toda costa de forma innata, ni siquiera por efecto de las creencias religiosas, las cuáles pueden ser en realidad desviaciones hacias la supersticiones y atavismos. Imprescindible lectura si se quiere conocer a Cela y su obra. En ese año del cambio en mí, este libro también hay que contarlo, y eso que Cela ni pertenecía a la contracultura, ni cuando escribió esto se escribían aún esta clase de historias tan retorcidamente oscuras y macabras.
Los hijos del capitán Grant en América del Sur (Julio Verne, 1865): Es el primero de una trilogía que se publicó por entregas en la prensa entre 1865 y 1867, las otras dos partes serían Los hijos del capitán Grant en Australia y Los hijos del capitán Grant en el Océano Pacífico. Los tres serían editados como un sólo ejemplar a partir de 1868, pero aún hoy, de vez en cuando, los publican por separado. Contienen bellas imágenes de grabado, como casi todos o todos los de Verne, producto de que se publicaban en periódicos en un primer momento. Creo que este lo teníamos de la editorial Orbis, como regalo de la vecina de mi abuela materna. Tardamos años en tener las tres partes. Yo tenía una, mi hermano dos, por ello me decidí un día a regalarle el tercero, para que lo tuviera completo. Creo que le gustó el gesto. No recuerdo, eso sí, cual de ellos fue el que me compré yo en una feria del libro viejo y de ocasión, en un mes de abril. Sí recuerdo que leí este libro porque era el primero de la trilogía, pero que no terminé de leer la trilogía. Desde muy niños habíamos visto en televisión y en vídeo VHS la película que hizo Robert Stevenson con actores para Walt Disney en 1962. El título original de la película no era el título español de los libros de Verne, si no que la traducción literal hubiera sido En la búsqueda de los Castaways. Era una historia de aventuras muy exóticas por todo el mundo. Yo recuerdo habérmelo pasado muy bien con esa película muchas veces. Supongo que la lectura del libro en sí me venía ya algo tarde, pero Verne siempre ha sido Verne.
The Beatles (Andrés López, 1997): Pertenecía a la editorial Cátedra, una curiosidad para tal editorial, en una colección que se llamaba Rock-Pop. Publicaban pequeñas biografías de grupos clásicos del rock y no tan clásicos, normalmente escritas por autores españoles. Esta en concreto imagino que salió a la venta porque se estaban reeditando todos los discos de los Beatles y porque ellos habían terminado de sacar los Anthology. No aportaba nada respecto a ese otro trabajo, ni siquiera respecto a la obra de Peter Brown y Gaines. Me lo compré en la Librería Diógenes porque contenía un anexo con todos los discos y conciertos que habían realizado hasta la fecha de la publicación. Muy útil para conocer su obra y como coleccionista.
The Beatles, guía de canciones (W. J. Dowling, 1995): Editado de manera lujosa por editorial Celeste. Fue un regalo de mi hermano, tal vez en el cumpleaños o en las Navidades de 1997. Es una guía con todas las canciones del grupo, los instrumentos que usaron, cómo los usaron, quién los usó, cómo se grabó, los técnicos que intervinieron, cuándo se publicó, quién compuso, anécdotas, comentarios de los implicados y autores, etcétera. No sólo te adentrabas ya en el mundo Beatles, sino también en la musicología de los Beatles.
The Beatles, guía de canciones (W. J. Dowling, 1995): Editado de manera lujosa por editorial Celeste. Fue un regalo de mi hermano, tal vez en el cumpleaños o en las Navidades de 1997. Es una guía con todas las canciones del grupo, los instrumentos que usaron, cómo los usaron, quién los usó, cómo se grabó, los técnicos que intervinieron, cuándo se publicó, quién compuso, anécdotas, comentarios de los implicados y autores, etcétera. No sólo te adentrabas ya en el mundo Beatles, sino también en la musicología de los Beatles.
Alicia en el País de las Maravillas (Lewis Carroll, 1865): Me compré una edición especial que recogía también la segunda parte, Alicia a través del espejo, en la Librería Diógenes. De momento sólo me leí la primera parte. Era una edición crítica, asíque también leí algunas notas biográficas y literarias de la obra. Me pareció altamente imaginativa y muy inteligentemente compuesta y coordinadas sus historias. Tomé nota de la libertad para asociar elementos imposibles entre sí sólo en lo aparente. Muy imaginativo. Puede que lo leyera tarde respecto a muchos de mis amigos y amigas, para mí era una novedad que seguía funcionando de manera muy fresca.
La luz que nunca yerra (Javier Jover, 1992): Jover fue uno de los ganadores del premio literario de poesía que organizaba la desaparecida Fundación Colegio del Rey. Esta colección de libros ha tenido su sucesión en los publicados por el ayuntamiento de Alcalá de Henares como ganadores del Premio Ciudad de Alcalá. Me lo regaló Laura Vega. Supongo que se lo dieron a ella por algún acto. Estos libros no solían tener mucha salida de venta. Aunque era un prestigio ganarlo, hay que reconocer que no sabían promocionarlos. Las instituciones municipales solían regalar algunos de ellos a personas que acudían a hacer algo en algún acto. Aún hoy día eso sigue siendo así. Suelen venderlos en la Fería del Libro Nuevo y en determinadas tiendas locales. El libro no fue el más relevante de los que leí, pero una vez más lo guardo con el cariño no tanto de su lectura si no de quien me lo regaló. Supongo que ella me veía ya como poeta.
Cien años de soledad (Gabriel García Márquez, 1967): El segundo libro que leía de García Márquez fue este, el más emblemático del realismo mágico. Me lo regaló mi madre, comprado de la papelería del barrio. El libro me costó un tiempo leerlo, pero lo disfruté mucho. La combinación de realidad, fantasía y fábula me pareció maravillosa. Creo que en cierto modo algo de eso se me coló en mi estilo en algunos relatos y poemas. Creo que esa aspiración de contar realidad y cuento a la vez es estupenda. Lo guardo con cariño por ser regalo de mi madre y por ser el libro que es. Altamente recomendable.
Cadáveres bien parecidos. La crónica negra del rock (Jordi Sierra i Fabra, 1998): Buscar este libro por Internet nos da por resultado que su publicación es de 1999, pero es algo imposible, ya que yo lo leí en 1998, recién comprado por Jaime de Jesús ("Jimi Rizos"), amigo mío desde la guardería y gran músico del bajo, participante de numerosas bandas y grupos de música de todos los estilos. Lo tengo bien anotado entre mis diarios personales de 1998... no de 1999. Como me lo dejó mi amigo, el libro no es mío y no puedo consultar su fecha de escritura y publicación de verdad, Internet dice 1999, pero no es real, como mínimo debía ser de 1998. Estaba publicado por Ediciones La Máscara, que publicaba numerosos estudios y relatos sobre música. Sierra i Fabra es un periodista musical de los que más saben en este país sobre el asunto, junto a Diego Manrique. Me empapé y llené de historias truculentas del mundo del rock. Mientras tanto, seguía leyendo y tratando de leer las carpetillas de los álbumes de música que compraba, la gran mayoría en inglés.
Textos y documentos: Historia Universal Contemporánea (Varios autores, 1998): Estos libros los editaban todos los años, eran libros que se creaban por profesores de toda España de Bachillerato y de la Universidad para estudiantes del Curso de Orientación Universitaria, con la idea de ser material de trabajo para ejercitar el análisis y los comentarios de texto de Historia. La finalidad era preparar el examen de Selectividad sobre Historia que daría la nota para acceder a una carrera universitaria. A nosotros nos lo hizo trabajar desde el principio hasta el final, y con dureza, don Manuel, uno de los mejores profesores de Historia que he tenido junto a don Antonio, en EGB, o a Rocamador, en Bachillerato. Los otros profesores de Historia, los de la universidad serían para comentarlos uno a uno. Contenía únicamente textos extensos, algunos totalmente íntegros, que eran documentos históricos relevantes desde la Guerra de Independencia Norteamericana de 1776 hasta el año en el que se editó el libro, en 1998, aunque creo recordar que el texto más reciente tenía que ver o con la caída del muro de Berlín en 1989, o con el fin de la Unión Soviética en 1991. Había textos de toda clase y episodios de la Historia Contemporánea y Actual. Lo cierto es que me gustaba mucho este libro. Me gustaba leer de primera mano los textos que habían hecho Historia y cambiado el rumbo de los acontecimientos. Se lo presté a Laura Vega cuando lo necestió ella para cursar COU una vez que yo ya no estaba en el instituto. Nunca me lo devolvió. Lo echo de menos, pero a estas alturas también es verdad que he visto muchos documentos históricos. Creo que era necesario realizar esa ayuda a esta compañera. Y me alegra saber que no la ha ido mal tras aquella adolescencia y aquellos préstamos de libros. Como sea, este libro quizá haya sido también otro de los decisivos en mi futuro, hoy presente.
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